Iba a escribir
algo sobre la Princesa Ana, pero tras ver los episodios “Dangling Man” e “Imbroglio”,
la que quedó con la cabeza embrollada fui yo. Así que me puse las pilas para
hablar de los amores del Príncipe Carlos, porque solo conociéndolos lo conoces
a él. Y si quieres comenzar por el
principio hay que sacar a la palestra una dama a la que Peter Morgan dejó
engavetada. Me refiero a mi ilustre compatriota, la Señora Lucía Santa Cruz
Sutil.
He oído a tanta
gente que compone baladas sobre los amores de Carlos y Camila. ¡Amigos, gran
amor el de Felipe e Isabel que llevan más de 70 años aguantándose y apoyándose mutuamente!
Lo de Carlos y Camila se volvió importante en los 80. Al principio, ni la
prensa se interesaba en ellos. Por eso es que hay pocas fotografías de ese
entonces con ellos juntos.
Aunque muchas de
las cosas que escribiré aquí las he sabido desde el momento en que fueron noticia,
la mayor parte de lo que digo puede ser cotejada en Prince Charles: The
Passions and Paradoxes of an Improbable LIfe de Sally Bedell Smith. Hay
algunas cosas en que discrepo de ella, pero en general sabe de lo que habla.
Por muchos siglos,
las monarquías se mantuvieron firmes gracias a alianzas matrimoniales con otras
dinastías. Para la época en que Carlos llegó a la mayoría de edad, quedaban
pocos reinos de donde sacar consortes, pero los shiperos dinásticos igual se
esmeraban en encontrar chicas casaderas para ponerlas de reinas del Reino
Unido.
Tanto Elizabeth
como su madre deseaban que Carlos se casase con una inglesa, Felipe prefería a
la hija de algún pariente o amigo con sangre real. De acuerdo con las leyes
matrimoniales, Carlitos podría casarse con quien quisiera, inclusive con una
plebeya, siempre y cuando no fuese ni católica, ni divorciada, ni tuviese un
pasado escandaloso.
En 1969, Carlos
es coronado Príncipe de Gales, la revista chilena Paula le dedica dos páginas
con fotografías. Lo mismo harán revistas de corazón alrededor del mundo. Se ha
vuelto un soltero cotizado. En el verano de 1970, Paula hará una lista
de posibles novias reales.
Lo curioso
(aparte que la foto de Carolina de Mónaco ni se parece, en ese entonces
Carolina era una niñita de 11 años) es que incluyan a la princesa monegasca que,
al igual que Nora de Liechtenstein, es católica. Se establece en las leyes
matrimoniales. (y ni David Cameron pudo
cambiar eso) que el Rey del Reino Unido no puede casarse con católica puesto que
la Iglesia de Roma permite el matrimonio con gente de otras denominaciones
previa exigencia de que los hijos han de criarse dentro de la fe. Como cabeza
de la Iglesia Anglicana, el soberano (y sus hijos) deben profesar esa religión.
La segunda foto
corresponde a Margarita, Princesa Heredera de Rumania. Tanto ella como sus
cuatro hermanas pudieron ser una oferta “real”. Margarita, que era prima de
Carlos fue su amiga desde la infancia. Vivió en Gran Bretaña e incluso se
graduó de la Universidad de Edimburgo, pero él nunca la vio como mujer.
Así que solo la última
de las cuatro fotografías que acompañan la nota, la Cenicienta, mi compatriota
tuvo una oportunidad de ceñirse la corona. Que me perdone Doña Lucía, pero yo
creo que si hubiese habido una oportunidad (y amor de ambas partes) hubiese
hecho como Meghan Markle y se hubiera convertido. Así tendríamos Princesa de
Gales santiaguina y Camila nunca hubiese entrado en el cuadro. ¡Ayyy me apetece
escribir un relato de historia alternativa!
Sé que hay chilenos
que desprecian a Doña Lucia debido a su rol de “Musa de la Derecha” (mote que no le gusta), pero yo la
admiro desde chica precisamente por cosas admirables que en la cultura “anti-matea
chilensis” no se admiran. Así que voy a
hacer una breve semblanza.
El árbol familiar
de Lucía Santa Cruz está plagado de apellidos importantes (Prieto, Vicuña
Mackenna, Urmeneta, Aldunate y Alcalde descendiendo ella de un noble colonial
el Conde de Quinta Alegre.). Su padre, Víctor Santa Cruz, diplomático de
carrera, fue nombrado Embajador en la Corte de St. James por el entonces presidente
de la Republica, Don Jorge Alessandri. Así Don Víctor trasladó a su familia,
incluyendo su hija quinceañera, a Londres. Desempeñó tan buena labor, que el
siguiente presidente, Don Eduardo Frei, lo dejó en su puesto.
Al momento de trasladarse
a Europa, Lucía era una super buena estudiante de las Monjas Francesas con
reputación de “matea” (estudiosa, aplicada) lo que entonces era visto con
sospecha por compañeros y alumnos. Para suerte de esa mente privilegiada, la
jovencita acabó sus estudios en a Gran Bretaña aun cuando llegó allá sin saber
inglés.
No solo acabó la secundaria,
además sacó un Masters de Filosofía en Oxford y otro en Historia. ¿Ahora
entienden por qué la admiro? En una época en que las “niñas high” chilenas solo
aspiraban, además de casarse bien, a ser Reinas de la Primavera, ella era el
equivalente a un Rhodes Scholar, lo que yo, desde que supe de su existencia,
quise ser.
A los periodistas
(que ya sabemos se leen un artículo de un colega y copian todos los datos. Ese
es su nivel de researchers) les gusta decir que Lucía y Carlitos se
conocieron cuando ambos estudiaban en Cambridge. El Príncipe era estudiante, la
Niña Santa Cruz ya tenía su título y trabajaba como asistente del catedrático Lord
Richard “Rab” Butler ayudándolo a componer sus memorias.
Fue Butler quien
los presentó en una cena familiar. Su
intención era que Lucia ayudase al príncipe con sus estudios. Y es que algo que
no nos cuenta Peter Morgan es que Carlos era mal alumno. Tanto en Gordonstoun
como en Cambridge le “regalaban” las buenas notas y lo pasaban de curso
aduciendo que él no tenía tiempo de estudiar debido a “sus deberes oficiales”.
Rab Butler le
contó al biógrafo Anthony Holden que Lucía había iniciado a Carlos en el sexo,
que el príncipe le había solicitado la llave de su chalet para estar más en
privado con su tutora. Al saber lo dicho, Carlos se indignó y le dijo a su biógrafo
Jonathan Dimbleby que Butler nunca había sido su “mentor” y que sus insinuaciones
eran “preposteras”. Tras la muerte de Butler, su viuda Lady Molly volvió a
tocar el tema diciendo vulgarmente que Carlos “se había afilado los dientes”
con la chilena.
A pesar de las
protestas del príncipe, Jonathan Dimbleby incluiría estas insinuaciones en su Prince
Charles: A Biography. Al rato, los abogados de Doña Lucia le presentaban un
ultimátum, o desmentía sus aseveraciones o lo azotaban con una demanda por
difamación. Dimbleby tuvo que pedir una
disculpa pública en el Sunday Times.
Nadie dice que el
romance Gales-Santa Cruz no haya sido físico. Los dos eran más que mayores de
edad y vivían en una era de liberación sexual y post-pildora anticonceptiva. Lady
Elizabeth Anson, prima de Carlos y amiga de Lucia, ha dicho que la chilena fue
el primer amor de su primo y que la relación era tan intensa que alcanzó a la
alcoba. Lo que desagrada es que conviertan a mi compatriota en una especie de
cortesana.
Según Lady Anson,
poco después de conocer a Lucía, Carlos, que sufría de timidez crónica, se la
encontró en el baile del Conde de Northumberland. Fue un alivio para él ver un
rostro conocido y bailaron toda la noche. Desde ese momento fueron inseparables
y salían públicamente. Yo estaba segura de que se casarían. Se ha dicho que fue
la religión las que la separó, pero creo que la verdadera razón es que Lucía tenía
sus metas muy definidas y ser reina consorte no era una de ellas.
1970, una de las ultimas salidas juntos |
Víctor Santa Cruz
dejó de ser embajador en el Reino Unido a la subida de Allende, volviendo a
Chile el 71. Lucía permaneció en Londres en un departamento en Chelsea. Su vecina
era una “tal Camilla Shand”de quien se hizo amiga. Fue la Niña Santa Cruz quien
presentó a Camilla con el Príncipe de Gales advirtiéndoles con “¡cuidadito!” y recordándoles
que los abuelos de ambos habían sido amantes.
Doña Lucía
regresó a Chile en 1974 durante el Gobierno Militar. Su impresionante currículo
le consiguió un puesto en la Pontificia Universidad Católica. Para entonces ya
estaba casada con el abogado Juan Luis Ossa. A fines de la década, la Profesora
Santa Cruz había colaborado en el libro Tres ensayos sobre la mujer chilena (1978),
un estudio de la participación femenina en nuestra historia.
Tras la muerte de
su primogénita, Doña Lucía tuvo tres hijos varones a los que crio sin nunca
dejar de trabajar. Aunque se retiró de la Universidad Católica en 1982, ejerció
muchos otros cargos como directora y consejera, además de ser editorialista de El
Mercurio hasta 1994, y entrevistadora del programa “Cara Cara” entre 1987 y
1989.
Durante su
presidencia, y aun sabiéndola de Renovación Nacional, Ricardo Lagos la nombró
directora del TVN, la televisión nacional chilena. Aparte de ser miembro de
muchas juntas, Doña Lucia ha publicado dos libros muy dispares entre sí. En el
2018 publicaba su tratado de filosofía histórica La Igualdad Liberal.
Veinte años antes había publicado La Buena Mano, un libro de recetas de
cocina, demostrando así que ser doctora universitaria (en el 2010, el King’s
College de la Universidad de Londres la titulo Doctora Honoris Causa) no
impide ser buena cocinera.
Doña Lucía ha
continuado siendo amiga de los Duques de Cornualles. Fue a Londres para la
boda. La pobre Camilla amaneció el día del matrimonio con un fuerte catarro y
ahí estaba su amiga chilena preparándole un caldito de ave. Cuando los Duques
de Cornualles visitaron Chile, por supuesto que fueron a tomar té con quien los
había presentado.
Viejas amigas: Doña Lucía yl a Duquesa Camilla |
La historiadora,
aunque no niega su amistad con la realeza (tiene una foto autografiada de los duques
en su living), jamás ha dado una entrevista sobre su relación con el Príncipe
de Gales. Cuando repasamos el listado de sinvergüenzas que han vendido al mejor
postor secretos e intimidades de los Windsor, es de admirar la discreción de
quien, a mi juicio, debió ser reina de Inglaterra.
Wow! Increíble historia. Tenía cachada de nombre a Lucía, primero porque sabía que una chilena fue amante de Carlos y la tenía ubicada de ser autora de libros que aún se ven en librerías chilenas.
ResponderEliminarMe quedé re mal que no la mencionasen ni de pasada en The Crown porque siento que mucho de la juventud de Carlos se presta para una comedia romántica, y ese ambiente que quiere dar Morgan de autocompasión ya como que aburre. Más encima esa frase de Lucía que dio siendo Celestina sin querer de Camilla y Carlos siempre me provoca unas carcajadas (humor muy inglés sin serlo). Morgan ha mandado por el caño oportunidades de que la serie sea más fresca, pero creo que ya sabemos que de sentido del humor no entiende ni jota.
Yo tuve una copia de La Buena Mano que o se la robaron o acabó en la basura como casi toda mi biblioteca.
EliminarMorgan no se que fuma o jala, porque la temporada le quedó …latosa. Y en su rubro puedes ser todo, menos fome. Todo lo interesante lo escondió dándole prioridad a lo cebollento. Su galería de personajes que merecen provocar lástima incluye no solo a Carlitos sino a la Margarita y hasta el Duque de Windsor. No supo tratar a la Princesa Alicia, a la reina la tiene convertida en una momia tiesa, en fin
Hablando de Carlos, Josh lo interpreta como si fuera Ricardo II, ya solo falta que renguee: camina chueco, como jorobado, habla con voz cavernosa. Carlos no era así, hay muchas grabaciones de la época que lo muestran muy normal. Además, aun dientón y con orejas de Dumbo, era un playboy. El príncipe mas cotizado de la realeza junto con el de Suecia (y Carlos Gustavo se casó el 75) en los 70. Por eso para la próxima semana, D-s mediante, vamos a hablar de todas las mujeres del príncipe. Antes tengo que acabar con el mito de Carlos y Camilla. Como diría mi madre Carlos se “empotó”c on Camilla, pero ella estaba ya “empotada” con el Parker Bowles. Ante eso ya no se podía hacer nada.
Uff no se me había ocurrido, el problema de “The Crown” era ser tan grave. Un poco de humor ayudaría humanizar los personajes sin minimizarlos.
Un abrazo
Desde FB
ResponderEliminarRay Badilla Muy guapa e intelectual, creo que demasiada para el principe de Gales. Estoy casi casi 100% seguro que la primera foto no es de Carolina, para ser exacto creo que es de la princesa Xenia, candidata favorita del Lord Mountbatten, proveniente de un pedigrí impresionante, estaba emparentada con la familia real alemana, los Romanov y los Habsburgo. Pienso que si hubiese dejado a Carlos ser feliz con Camila jamás hubiesen dañado a Diana. Si Felipe lo hubiesen dejado ser feliz con la noruega Sannum y Letizia no se estaría cargando a la monarquia en un tiempo récord. En fin un desastre.
María Elena Venant Ray Badilla Tambien creo lo mismo. como decimos en Chile "demasiada carne para tan poco gato"JiJi. Muchas gracias, porque yo no habia podido identificar la foto. Que Princesa Xenia es esta? Siempre crei que Dickie queria a Carlitos con una de sus nietas. No creo que Carlos hubiese sido feliz con Camilla entonces. Ahora si. Ella dependia sexual y emocionalmente de Andrew PB, pero de eso hablaremos, D-s mediante el jueves. Mm, yo creo que el gran amor de este REy Felipe era Isabel Sartorius.
ResponderEliminarRay Badilla María Elena Venant Era hija del principe Luis de Prusia, heredero del trono alemán, nieta de Victoria Melita y Cirilo, Grandes Duques de Rusia, y nieta-sobrina del último emperador de Austria. Murió joven en 1992. La Reina Sofía estaba encantada con Isabel Sartorius y entraba y salía en el Palacio de Zarzuela como una de la más de la familia y de repente dejó aparecer misteriosamente, se fue a vivir a Londres y se enteraron que estaba embarazada.
EliminarDesde FB
ResponderEliminarAlfonso Velasco Sendra Pues no lo sabía. Yo pensaba que Carlos siempre había estado enamorado de Camila 😁. Eso le excluiría de la Corona, según las leyes orangistas que prohibirian el matrimonio de miembros de la realeza con católicos. Es la situación del Duque de Kent.
María Elena Venant Alfonso Velasco Sendra Por eso te decia el otro dia que lo de Astrid de Luxenburgo fue invento de la prensa. A lo mejor Doña Lucia se ofende porque sigue siendo católica practicante en un pais que ya no lo es, pero yo le hubiera agradecido que hiciera un Henri IV en reversa. Se hubiesen evitado tantos males si la pobre Camilla no hubiera aparecido en el cuento.
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