Vi “Self-Made
Inspired by the Life of Madam C.J. Walker” en las primeras semanas de la
cuarentena, pero no me molesté en reseñarla porque muchos críticos
afroamericanos ya la habían atacado con vehemencia. A pesar de concordar con
ellos, decidí que no necesitaban de la opinión de una Gata Mixta Privilegiada
de Pelaje Claro como yo. Eso duró hasta que recientemente encontré que la serie
estaba en un listado de filmes que ver en vez de “The Help”. El Gato Rafa dice que la memoria humana es
corta, pero esto ya es exagerado. ¿Solo cuatro meses los ha hecho olvidar como
la serie ofende a Sarah Walker y, de paso, a la gente de color? Hora de maullar indignada.
La Primera
Millonaria de los Estados Unidos
Hace un par de años,
en Pinterest, descubrí la historia de Sarah Breedlove que se hizo célebre como Madam
C. J. Walker. Estamos hablando de la primera empresaria millonaria de Estados
Unidos. Mas allá de superación afroamericana, esta es la historia de una mujer
que derriba barreras impuestas por los hombres (incluso los de su raza) y
traspasa el techo de vidrio. Aún más interesante, lo hace en una área
totalmente femenina: la cosmética y la peluquería.
Vi el primer
episodio y me encantó. Octavia Spencer, como siempre, comiéndose la pantalla en
el rol de una humilde lavandera y esposa abusada que, a comienzos del Siglo XX,
en St. Louis, enfrenta otra tragedia. Se está quedando calva. Como a mis 50 años
descubrí que se me caía el cabello a mechones, y consciente de que como dice Madam
el cabello es belleza, no me parece chistosa esa situación y me alivia que Sarah
encontrase ayuda.
La ayuda aparece
en su puerta en corsé y sombrero. Es Addie Munroe (Carmen Ejogo, simplemente
exquisita) que parece un hada de cuentos de niños…blancos. Addie tiene el
cabello hasta la cintura, rizado y de color castaño claro. Su piel es del tono de un cappuccino lechoso,
se viste como muñeca, y sabe hacer pociones mágicas que restauran la cabellera
de Sarah. En los próximos años, Sarah lavará la ropa de Addie a cambio de
productos capilares, pero también descubrirá el lado oscuro de su benefactora.
Addie vende sus
cosméticos de puerta en puerta. Como le va bien, contrata ayudantes, todas
bonitas y mulatas, así como la patrona. Addie le dice a Sarah “todas las
mujeres quieren verse como yo, aunque sepan que no pueden hacerlo”. Por eso,
Addie le niega el permiso a Sarah—de piel oscura y tosca— para
ser una de sus vendedoras. Cuando a sus espaldas, Sarah demuestra que puede
vender tal como las chicas de piel clara, Addie bufa como dragón. Le dice a
Sarah que sus cosméticos no son “para gentuza como tú” y la manda lavar su
ropa.
Sarah abandona el
trabajo con Addie y comienza a preparar sus propios shampoos y tratamientos
para la caspa. Abandona al mal marido y se consigue uno más guapo, cariñoso y
educado, el publicista Charles James (C.J.) Walker. Convertida en Madam C.J. Walker,
(Madam era como se llamaba a las peluqueras y cosmetólogas francesas) Sarah comienza
a hacerse de una clientela. Finalmente decide mudar su negocio a Indianápolis
donde viven sus parientes políticos.
La mayor ambición
de Sarah es la de dar una educación universitaria a A’Leila (Tiffany Haddish),
su única hija. Leila, sin embargo, esta más interesada en el romance y se lleva
a Indianápolis a su nuevo marido John (J. Alphonse Nicholson), un holgazán que
se dice guitarrista. Al comienzo, John parece ser un relleno cómico, pero a
medida que avanza la historia se vuelve traicionero y peligroso, sobre todo
para la suegra.
El mundo que Madam
ha construido se tambalea. Todos sus problemas son culpa de hombres negros y un
poquito de Addie que ha aparecido en Indianápolis. Borracha y con ojo en tinta, Addie se
las arregla para escupir en la felicidad de su rival.
Según los que la
rodean, Madam tiene sueños demasiado grandes y hay muchos que intentan
impedirle llegar a alcanzarlos. Desde un intento de violación por parte de un
futuro auspiciador hasta las humillantes palabras de Booker T. Washington,
icono de la cultura afroamericana, sin olvidarnos de las traiciones del yerno y
del esposo de la empresaria, los vaivenes que casi derriban a Sarah nos
demuestran que, para la mujer de color, el triunfo es doblemente difícil de
alcanzar.
Finalmente, Madam
se sobrepone a tanta opresión y llega a ser una millonaria en una nación donde
ni las blancas tienen tanto éxito. Aun así, los logros de Sarah son opacados
por la infidelidad de su marido que se ha ido con otra high yella
(termino descriptivo de las negras para las mulatas) y el lesbianismo de su
hija que eventualmente, Madam debe aceptar.
¿Frustrada o
Triunfadora?
Aun sin haber leído
las múltiples críticas que le cayeron a esta serie en marzo, a pocos días de su
estreno, yo sentía que había algo superficial, vacío y falso en el cuento. ¿Como
nos van a mostrar a una triunfadora que vive y actúa como una fracasada? En su
vida matrimonial y romántica, Sarah Walker es una frustrada, una mujer insegura
que se deja cegar por su ambición y el miedo a su propia apariencia física.
A mí me encanta
ver filmes de Octavia Spencer, sobre todo de época, porque se viste muy bien y sienta
pautas para las gorditas que queremos lucir elegantes. “Self-Made” no es una
excepción, pero por guapa que luzca, borra todo efecto positivo de imagen con la
falta de confianza de su personaje en su aspecto físico. La serie presta mayor
atención a la competencia entre Addie y Sarah (simbolizada por constantes
imágenes de ambas en un ring de boxeo) que a los cosméticos que Madam fabrica.
Para mí la escena
más desagradable de la serie es cuando Sarah descubre que el banquete que ha
preparado para Booker T. Washington es una farsa ya que el invitado ni se ha
enterado que lo esperan. Tras una desagradable discusión con su esposo que lo
empuja los brazos de otra mujer, Sarah se sienta a la mesa a engullir las
vituallas preparadas.
Esa escena que refuerza
el estereotipo de la gorda cuya única salida a sus problemas es la glotonería,
me resultó repugnante. Pero como casi todo en la serie, es falso. Como es falsa
esa imagen de Madam como una mujer tan insatisfecha con su piel oscura y “Bad Hair”
que cree que solo puede borrarlos con dinero.
La verdadera
Sarah Walker creó una serie de productos para empoderar a las (como ella) hijas
y nietas de esclavos. Ella buscó darles una imagen que las enorgulleciese de
sus belleza africana. Que se hizo millonaria es cierto, pero también son reales
su filantropía y su activismo en contra de linchamientos y otros abusos en
contra de la población de color (temas que solo merecen una nota al final de la
serie). Una mujer capaz de tantos logros no iba a ser vencida por una rival de
piel más clara o a caer en depresiones de las que solo puede salir asaltando una mesa de banquete como si fuera un vikingo hambriento.
Como ha dicho
Nadra Nittle en NBC la serie “enfatiza sus (Walker) inseguridades
antes que su orgullo”. El artículo de Little
(muy bueno) fue el primero que leí que criticaba desde un punto de vista
afroamericano a la serie. Además de artículos
similares, también he encontrado varios videos, pero este es mi favorito. El título
“12 mentiras que Netflix conto en"Self-Made" es bastante lapidario. Si una serie histórica
de solo cuatro capítulos ya contiene una docena de falsedades entonces no es de
confiar. Vamos a seguir el listado de Neigh Knight y revisar el peso de esas
mentiras.
Addie Munroe
Nunca Existió
Un detalle
significativo es que un cuarto de las mentiras tiene que ver con el personaje
de Addie Monroe. Esa fabricación es el eje de la serie. Ni, Addie, ni su bello
cabello, ni sus tramposerías, existieron. El personaje está inspirado en Annie
Malone a quien deshonra. La Señora Malone fue quien contrató y adiestro a Sarah
Walker en St. Louis en 1904. Fue tan famosa como su discípula, una pionera de
productos capilares para las mujeres de su raza y posiblemente si sea la
primera multimillonaria estadounidense (de cualquier color).
Annie Malone
nunca apantalló a Walker con su belleza eurocéntrica ni la persiguió por todo
el Medio Oeste empeñada en derrocarla en el negocio. Annie Malone era tan negra
como Madam así que todos esos discursos sobre la superioridad de la belleza de
la mujer mixta nunca salieron de su boca. Nunca usó chicas de piel clara como
modelo y para la época en que se separaron, Sarah Walker trabajaba como
representante de ventas de la Señora Malone en Denver.
Es posible que Madam
hay utilizado la fórmula de su jefa. Se sabe que ambas tuvieron una fuerte
discusión tras la cual Sarah trasladó su trabajo a Pittsburgh y luego a
Indianápolis. Annie Malone siguió en su negocio y le fue tan bien que no tuvo
que interferir en el de su ex empleada ni trató de hacerle zancadillas.
La única
superioridad que Annie Malone tuvo sobre Sarah Walker fue intelectual. Madam
nunca hizo estudios superiores y fue autodidacta. En cambio, Malone tuvo una
infancia de clase media, a pesar de ser huérfana como Sarah. Acabó su
secundaria con notas sobresalientes y premios por su destreza en química.
Cuando Sarah la conoció, Annie tenía instalado un laboratorio donde hacia sus
preparados.
En “Self-Made” yo
aprendí un nuevo término “colorismo”. A eso se refiere Neith Keith al decir que
“no todas las mujeres negras están descontentas con su color”. El colorismo —que ha
existido siempre— afecta no solo a comunidades afroamericanas sino también
a las asiáticas y a la latina por supuesto. Es la idea que la piel clara te
hace superior y te proporciona mayores ventajas.
La obsesión de la
serie con esa rivalidad de color de piel provoca la mentira número 6 de la
lista de Keith. Dora, la empleada de Madam
que fue la segunda esposa de C.J Walker, no era mulata. Es otro modo de hacernos
creer que la lucha de Sarah Walker siempre fue en contra de su propia inferioridad.
Léase, no ser esbelta, tener piel de ébano, y no poseer una cabellera que se
adhiriese a los cánones occidentales de perfección capilar.
C.J. y el
Patriarcado de Color
Hablando de C.J.,
después del de Addie Munroe, es el personaje más falseado y menospreciado de la
serie. Se lo ha convertido en un estereotipo misógino de las feministas: el
esposo celoso de los triunfos de su mujer. Es cierto que le fue infiel a Sarah,
que al final sus ideas no ayudaban a las empresas de Madam, pero no fue así al comienzo
de su relación.
C.J (muy bien interpretado
por Blair Underwood que sigue siendo guapetón) fue instrumental en la carrera
de su esposa. El tercer marido de Sarah era un gran publicista. Él fue el artífice
de la creación de imagen de la empresaria, le aconsejó usar su apellido y el título
de “Madam”. También se encargó de publicitar los productos de su esposa y de
ser su consejero en aspectos de mercadeo.
Lo que pasa es
que tal como la serie evita relatarnos las miserias y abusos que Sarah viviese
en su juventud, también es muy parca y rápida en su repaso del tiempo en que el
personaje de Octavia Spencer residió en Saint Louis. Fue en ese tiempo en que Madam
comenzó a triunfar en los negocios. Para cuando llegó a Indianápolis, ya era
una prospera empresaria y su primer paso fue deshacerse de un marido que se había
vuelto un lastre.
En la serie nos
muestran que es en Indianápolis que Sarah comienza a perder el amor de C.J., a
tratarlo mal y de ahí vienen todos esos años en que ella lucha por no dejarlo
libre y más encima recibe la estocada de que sea C.J. quien la delate como
ladrona de la fórmula de su rival. El divorcio de los Walker fue muy rápido, no
hubo reconciliación entre sabanas, y Annie Malone siempre se quejó que su
empleada le había sustraído un par de secretos de belleza. Lo que pasa es que
la serie quiere continuar en la onda de la mujer negra víctima de los hombres
de su raza y de su propia sumisión.
Uno de los muchos
cambios negativos que trajo el Me Too Movement fue meterles en la cabeza de las
mujeres de color que eran victimas por partida doble, victimas del patriarcado
blanco y del machismo de sus propios hombres. Aunque hay mucha verdad en esa
aseveración, el triste resultado fue un cisma en la lucha de los derechos de
los afroamericanos.
Un efecto del
auge de Black Lives Matter, ha sido la reparación de ese cisma y la unidad de
todos los géneros dentro del movimiento. Sin embargo, aun antes de estos sucesos,
había mujeres que se oponían a esta actitud divisoria. Así lo demuestra Neith
Keith en este video y en otros. Algo que muchos de sus espectadores han
agradecido en sus comentarios..
Es esa discordia
feminista la que crea la imagen de Madam como una mártir de su propio entorno.
En vez de mostrárnosla como una mujer que prevaleció por sobre su pasado de
esclava y su presente sureño, nos la muestran siendo amonestada por Booker T.
Washington, uno de los líderes de la comunidad afroamericana de aquellos tiempos,
por “salirse de su sitio”.
En vez de
mostrarnos como Sarah se liberó de los abusos en su cuñado y de su segundo marido,
nos la muestran siendo ya una empresaria teniendo que ocultar que un posible
auspiciador ha intentado violarla, porque como le recuerda el suegro, revelar
el ultraje obligaría a CJ a salir a reparar su honor ofendido y todo acabaría
en tragedia. Madam debe sacrificarse para proteger a su hombre. Otro ejemplo de
la sumisión y autosacrificio de la mujer negra a la que Malcolm X llamaría con
razón “el ser más relegado de America”.
No sé si el
intento de violación esté basado en hechos reales, pero ciertamente lo de
Booker T. fue una invención. Si al inicio de su relación con Madam. J. Walker,
el gran pensador se mostró recio a apoyarla no fue por considerarla una negra díscola
y ciertamente no por apoyar a Addie Munroe por considerarla más refinada.
En la vida real, Washington
temía que Sarah Walker y Annie Malone estuviesen creando productos para
conseguir un look más blanco para mujeres de color. Es cierto que ambas damas
promocionaban alisadores de cabellos, pero también empoderaban a sus clientes
invitándolas a construir su propia imagen de belleza.
No estoy de
acuerdo con la aseveración de Neith Keith de que el titulo sea falso. Madam C.
J. Walker era “self-made” por el hecho de que no nació en cuna de oro, no tuvo
los privilegios de mujeres blancas, no tuvo acceso a educación, etc., pero Keith
tiene razón en un punto. Sarah tuvo una magnifica red de apoyo, comenzando por
Annie Malone quien siempre la respetó como clienta y promotora.
Luego Sarah
Walker tuvo el apoyo de su marido, de sus abogados, auspiciadores y asesores.
Aunque ayudó a muchas mujeres dándoles empleo, ellas le pagaron siendo sus
principales colaboradores, pero la principal colaboradora fue su única hija
(sobreviviente) A’Lelia Walker. Hora es de hablar de ella porque se la ha irrespetado
casi tanto como al pobre C.J.
A’Lelia no era
Boba ni Lesbiana
Cuando hablo de
irrespetarla no me refiero a inventarle que era lesbiana—algo totalmente falso—sino
de ponerla como boba, inútil y una fuente de problemas para su madre. Nada de
eso es cierto. Cuando Sarah Walker se instaló
en St. Louis con sus hermanos, su primer sueño fue darle una educación superior
a su hija. A’Lelia se graduó de Knoxville College, una universidad de Tennessee.
Para cuando su madre y su padrastro se trasladaron a Pittsburgh buscando expandir
su negocio (1906), A’Lelia de 20 años quedó a cargo de la empresa de su madre
en Denver.
Es posible que
para entonces ya estuviera casada con John Wilson un camarero con ínfulas de
músico de quien se separaría en 1911. Para entonces, A’Lelia estaba ocupada del
negocio de su madre (y posiblemente manejaba Lelia College, el instituto de peluquería
de Madam) en Pennsylvania. A’Lelia también convenció a Madam de abrir oficinas
en Harlem en Nueva York, donde había una pujante comunidad de empresarios y
artistas de color.
John y A’Lelia se
divorciaron tres años después de su separación. El nunca incendió la fábrica de
la suegra (tal incendio es otra invención de los afiebrados libretistas) ni fue
espía de la mítica Addie Munroe. En 1912, A’Lelia adoptó y le dio su apellido a
una huérfana de catorce años llamada Fairy Mae Bailey. Mae Walker (su nuevo
nombre) sería la heredera de toda las empresas de Madam.
Un año más tarde,
A’Lelia y su hija se trasladaron a Harlem, Madam las seguiría en 1916
estableciendo en el Valle del Hudson una villa construida para ella. A la
muerte de su madre, A’lelia se hizo cargo del emporio familiar y lo expandió
fuera de las fronteras estadounidense, al Caribe y a Centroamérica. Como su madre,
combinó trabajo con un patronaje de las artes y fue una gran dama de la
sociedad neoyorquina.
En la serie nos
cuentan la lucha de A’Lelia por salir del closet en vida de su madre. En On
Her Own Ground la biografía de Sarah escrita por su tataranieta A’Lelia
Bundles, ella, explica que la tensión entre madre e hija tuvo que ver
con dos hombres. En 1919, Lelia estaba involucrada con dos médicos guapísimos.
Su madre apoyaba al Dr. Wiley Wilson al que consideraba más serio. Como suele
ocurrir, Lelia prefería al “chico malo” el Dr. James Kennedy, pero aceptó al
candidato de su madre. En 1926, siete años después de la muerte de Madam, Lelia
se divorció y se casó con su preferido, el Dr. Kennedy. ¿Por qué no incluir esta historia real en vez
de inventar a Esther y conflictos que nunca existieron?
Como nos cuenta
Knight, otro embuste de este cuento—que parece escrito por Pinocho—es el
encuentro con Rockefeller. Efectivamente, eran vecinos, pero nunca se
conocieron. En la serie nos lo ponen como el único personaje blanco del elenco
y aparece nada más que para dar un mal consejo a su vecina. Sarah reacciona
habiendo exactamente lo contrario, apoyando a las huelguistas que no quieren
que los productos de Madam se vendan en droguerías.
La Farmacéutica
Saunders nunca existió, pero los productos Walker se vendieron en muchas
cadenas de droguerías del país. Las empleadas protestaron esta medida que veían
como un atentado en contra de sus empleos. En la vida real, Sarah les hizo
saber que estaba dispuesta a despedirlas si no entendían su mensaje.
Otros errores de la
serie ha sido no mostrar la campaña de Madame en contra de los linchamientos
que incluyeron un telegrama enviado al presidente Woodrow Wilson. En cambio,
tienen esa extraña muerte de Sweetness (Bill Bellamy), un personaje que nunca existió,
y cuyo linchamiento no recibe más respuesta de la millonaria que una rápida
visita al funeral.
Tanto Time como Slate han descrito “Self-Made” como una
desilusión. ¿A qué se debe? Neith Keith
arruina su excelente recuento/repaso diciendo que todo se debe “a la supremacía
blanca”. Se equivoca. “Self-Made” es el trabajo de un grupo de mujeres de
color. La serie tiene una docena de
productores, la mitad son mujeres, incluyendo a la propia Ms. Spencer. Inspirándose
en On Her Own Grounds, Nicole Asher ha escrito un libreto de una serie
que cuenta como directora a la famosa Kasi Lemmons (“Eve’s Bayou”” The Caveman’s
Valentine” y “Harriet”).
¿Entonces cómo
explicamos esta historia que según Asher ha sido “modificada” para que “resuene con una
audiencia contemporánea”? Antes de
vendérsela a Netflix, los productores se la ofrecieron a HBO que la rechazó
oliendo que esta telenovela donde la primera millonaria de Estados Unidos
quedaba reducida a una “Ama de Casa Desesperada” presagiaba críticas negativas.
Es que, aparte de la cinematografía, vestuario y excelentes actuaciones,
“Self-Made”es un lastimoso espectáculo de tergiversación histórica, un retrato
sexista de quien fuese un icono de poder femenino y una ofensa tanto a Madam
como a sus descendientes y a la comunidad afroamericana.
Sabido es que
Netflix ha sido una de las pocas entidades que se ha beneficiado con el coronavirus.
Su audiencia y número de subscriptores ha aumentado hasta sacar a las finanzas
netflixianas de los números rojos. Tras el inicio del estallido social provocado
por el asesinato de George Floyd, los espectadores casi colapsaron el sistema buscando
material sobre la experiencia de color en Estados Unidos. El resultado fue que
la película más vista de Netflix en las primeras semanas de junio fue “The
Help”.
¿Es “Self-Made” mejor que “ The Help”?
Este filme basado
en el superventas homónimo de Kathryn Stockett, había recibido críticas por
parte de la intelectualidad afroamericana desde sus comienzos. Eso no detuvo a lectores de la novela, que,
superando las censuras, la hicieron suya dentro y afuera de las fronteras estadounidenses.
A pesar de que las criticas persiguieron también el filme, este fue un exitazo
y se granjeó cuatro nominaciones a los premios de la Academia con el resultado
de que Octavia Spencer recibiría un Oscar como Mejor Actriz Secundaria por su
interpretación de la osada, pero generosa, criada Minny.
La ironía es que
por Minny, Spencer ganaría un Oscar, un Bafta, un Globo de Oro y varios premios
que solo se les otorgan a actores afroamericanos. Ironía porque era del conglomerado
de color desde donde el filme recibía los peores ataques. Se le acusaba de no
representar la historia real del servicio doméstico en el Sur durante la Campaña
de los Derechos Civiles y de que toda la historia era vista desde el punto de
vista blanco. Sin embargo, la mayor crítica es que es un filme que sigue
promoviendo a la mujer negra como la noble Mammy, devota de sus amos blancos.
Fue el auge de
teleaudiencia de este verano que consiguió por fin que las criticas fuesen
oídas, e hiciesen mella en el valor del filme (y libro). Viola Davis, quien
interpretase a Abileen—para muchos la verdadera protagonista de “The Help”—
declaró públicamente que se arrepentía de haber colaborado en un proyecto que
ofrecía una falsa imagen de la mujer negra. Bryce Dallas Howard, quien en el
filme daba vida a la villana Hilly, ha declarado estar dispuesta a narrar un prólogo
(parecido al que ahora precede a GWTW) que acompañe a “The Help”, explicando
sus falencias.
Por otro lado,
Netflix ha pateado a “The Help” a su armario de las escobas y ha anunciado poseer
la biblioteca más completa de cine “negro” (no confundir con Noir).
Probablemente sea cierto. Tienen un centenar de filmes, series de televisión y
documentales que cubren la experiencia de los descendientes de esclavos desde
una perspectiva afroamericana.
A mi parecer, se
trata de una colección incompleta sin las grandes cintas y miniseries que, en
el pasado, nos enseñaron a los dinosaurios no solo a estremecernos antes los
horrores y discriminación sufridos por los afroamericanos, pero también a
apreciar las contribuciones y encantos de la cultura negra. Además, ese listado
también está un poco cojo ya que no incluye a los grandes directores de color.
Aparte de “Malcolm X”, no aparecen ninguna de las mejores películas de Spike
Lee y la única contribución de Kasi Lemmons es … ¡” Self-Made”!
La Curiosa
Lista de The Harvard Crimson
El prurito
pedagógico que embarga a nuestros nuevos Padres Puritanos ha trascendido las
esferas de Netflix. El Harvard Crimson, la más antigua publicación de la
prestigiosa universidad, publicó un artículo con el tendencioso título “¿Se te antoja ver “The Help”? aquí te damos 36 cosas que puedes hacer en
vez de eso”. Acto seguido, presentan una brevísima lista
de material audiovisual para comprender mejor, y desde una perspectiva étnica,
la experiencia negra en America.
¿Mi primera
pregunta es por qué 36? ¿Alguna razón esotérica? Porque si van a cubrir cine,
televisión, música y libros deberían ser más. Aparte de su brevedad, la lista
me ha parecido rarísima. Se concentra en material de este siglo y deja afuera
una cantidad de obras fundamentales. No hay ningún filme de Spike Lee, Steve
McQueen o Kasi Lemmons. La mayoría de las obras tratan de la experiencia negra queer.
O sea, los heteros de color que se vayan al diablo. Y en la sección de
literatura, de milagro aparece Maya Angelou. ¿Por qué no entran en el listado
ni James Baldwin, ni Langston Hughes, ni Ralph Ellison, ni Alice Walker, ni
Toni Morrison?
Realmente parece que
la lista estuviera en contra de la cultura afroamericana pre 2015. Pero no,
porque en la lista de libros se han intercalado las biografías de Malcolm X y
de Angela Davis (autobiografía), pero nada sobre Martin Luther King. Lo que
confirma mi temor de que en este estallido social no hay cabida para protestas pacíficas
(si hasta tumbaron la estatua del Mahatma Gandhi). Una ironía es que si
incluyen Souls of Black Folk de W.E.B. Du Bois, un gran pensador, pero más
elitista que Alexander Hamilton. DuBois creía que solo los afroamericanos más
talentosos deberían votar, ocupar altos puestos, acceder a estudios superiores
y mezclarse con la elite blanca.
Pero la mayor
ironía es que, entre las cinco series de televisión, las encargadas de esta
lista (tres mujeres y una sola es de piel oscura) han embutido “Self-Made”. ¿No
se han enterado de la reacción de críticos y espectadores? ¿No la han viso y
notado los errores? Esa inclusión me hace menospreciar el resto de la lista
(aparte de algunas cosas que haya visto y leído anteriormente) y menospreciar ese
loable esfuerzo por “educarnos” sobre el racismo que parece embargar a la
progresía últimamente, al menos en este país.
Desde FB
ResponderEliminarAna Estelwen Ostras, ahora la han tomado con "Criadas y Señoras". Me pregunto cuál será la siguiente víctima de esta locura.
Desde FB
Alfonso Velasco Sendra Ana Estelwen Eso me lo dijo mi hermana hace tiempo que iban contra Criadas y Señoras.
María Elena Venant Ana Estelwen y Alfonso Velasco Sendra En teoria, van en contra de cualquier pelicula o libro que narre la experiencia afroamericana desde un punto de vista 'blanco" Pero le tomaron un fastidio particular a The Help, creo que es por el Mmmy syndrome, pero me ha dolido tanto oir a Viola Davis cuyo rol es bellisimo y para muchos, as importante que el de la protagonista hablar tan feo de ese papel.
Desde FB
ResponderEliminarAlfonso Velasco Sendra María Elena Venant Ese es el problema que los actores son rehenes de su ideología progresista. Estoy seguro de que sino hubiera habido una polémica con Criadas y Señoras habría estado orgullosa del rol que tenía en Criadas y Señoras. El problema de todo esto es lo que moderno siempre es insuficiente para la gente progresista y luego rechazan sus logros anteriores. No me extrañaría que otros títulos sufran una censura similar.
María Elena Venant Alfonso Velasco Sendra "rehenes de su ideologia progresista" me gusta eso. Creo que fue que The Help se habia convertido en el filme mas visto de Netflix en las primeras semanas de junio lo que agit'o los animos.
EliminarDesde FB
ResponderEliminarRafael Ochoteco No he visto esta serie, y aunque me llama la atención con tanto embuste y ficción barata (por lo visto) prefiero NO verla... preferiría mejor buscar un documental al respecto y verlo. A todo esto, estas series basadas en hechos reales, NO son documentales, no son fuentes y/o textos históricos, son ficción (entretención) aunque hay que cogerlo suave con las "versiones libres" que estos "guionistas" crean de estas figuras históricas. Lo único positivo, digo yo, es que al final si veo la serie, me interesará buscar información sobre Madame C.J.Walker, y ahí vería el chorro de embustes que nos han metido... ;-)
María Elena Venant Rafael Ochoteco Primero gracias por editarme, voy a corregir ahora. El problema e que eso que dices hace rato que dej'o de ser asi. Fijate en mi entrada. Si cargan en contra de "the Help" o GWTW que son ficcion total con personajes inventados por las autoras y las acusan de falsear la historia, entonces que queda? Ademas si ves el video de N. Knigt, el problema que tienen los defensores de los derechos de los afroamericanos con Madame CJ Walker no es si su hija fue lesbiana o si conoci'o a rockefeller es la perpetuacion de mitos que afectan a la gente de color como el "colorismo" las dificultades de la mujer negra con representantes del patriarcado negro, ect.Es como si ahora se hiciera una pelicula sobre gays con todos los estereotipos que se han intentado borrar.
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