Siguiendo con el
tema de la posguerra alemana, acabo de ver la adaptación de Our Miracle
Years (o Our Wonderful Years) que data del primer año del COVID. ¿Será coincidencia que se hayan adaptado casi
simultáneamente dos bestsellers que reflejan la amargura y desilusión con los
esfuerzos por crear una nueva Alemania? El Desertor de Siegrfried Lenz y esta novela de Peter Prange tienen
ese mismo tema, aunque la última lo enfoque desde la óptica femenina de tres
hermanas que, como Las Shollack de Ku’Damm, intentan
crear su propia identidad y superar el estigma que les ha dejado el Tercer
Reich.
Peter Prange se
ha convertido en uno de los máximos exponentes de la ficción histórica germana.
En Nuestros Maravillosos Años: Un cuento de hadas alemán, se aleja del
renacimiento y del medioevo para tocar un tema más cercano que tiene lugar en
su pueblo natal de Altena, en la región
montañosa conocida como Sauerland. Esta novela cubre los años de la Ocupación
Aliada y la reconstrucción de Alemania.
Las Hermanas
Wolf
Publicada en el
2016, se convirtió velozmente en un superventas. En el 2020 se la adaptó para
la pantalla pequeña en un formato de seis episodios. Como Der Uberlaufer,
ironiza el milagro económico de la Alemania de la posguerra mostrando heridas
que nunca cicatrizaron y el fantasma del nazismo que se cierne sobre la
sociedad germana. Como en Ku’damm, se ha tomado un ángulo feminista enfocándose
en la historia de tres hermanas: Las
Wolf, hijas de un industrial, dueño de una fábrica de alambre.
Como Las March,
estas bellas jóvenes llevan una vida marcada por la guerra acabada hace tres años.
Magda (Anna Maria Muhe de Bauhaus) , es como Meg , la matrona, casada y madre de un
hijo. Gundel y Ulla son las solteras. Gundel envidia a su hermana como Amy
envidiaba a Jo, y Ulla es la rebelde, la osada, la Jo March que quiere vivir
sus sueños.
Estamos en 1948.
Tres años desde el suicidio del Fuhrer, Alemania no acaba de despegar. Todavía hay soldados
que no han regresado del frente, todavía corre un proceso de desnazificación
que impide a muchos poder rehacer sus vidas, todavía el país sufre de carencias
básicas como alimentos, y su dinero vale
hongo. Los Aliados han planeado cambiar el marco para revaluarlo. Cuando eso
ocurra cada ciudadano recibirá una suma de 40 marcos por cabeza para
invertirlos como lo desean, pero Nuestros Maravillosos Años, no es una fábula
económica, sino romántica.
Abre el cuento en
un escenario idílico, un rio con playa. En sus riberas, dos grupos de jóvenes toman el sol. El trasfondo
musical lo pone la bella adaptación de Benny de Weill de La vie en rose
en alemán.
En un costado
descansan, Tommy y Benno, ex camarada de la Wehrmacht. Acaban de regresar del cautiverio ruso, son jóvenes
y sanos, tras los horrores vividos sienten que todo es posible. Sin embargo,
han comenzado de la nada. Benno es de Königsberg, en la Prusia Oriental. Lo ha perdido todo,
familia, posesiones, hasta su país. Ahora cuando los alemanes se enojan con él le
gritan ‘”¡Polaco!”. Aun así, Benno es alegre, le gusta bailar, y sueña con poner su propio negocio.
A su retorno, Tommy
se encuentra con que su madre prefiere atender soldados ingleses antes que
fregar pisos. Tommy no se amilana. Regresa a Altena y establece su pied de
terre en un vagón abandonado (hasta con bar), se compra una motocicleta y
busca empleo en la Fábrica Wolf. En sus ratos libres lee a Marx y juega a ser
agitador social.
Al otro lado del
rio toman sol Las Wolf, hijas y herederas del patrón de Tommy. Magda ha traído
a su hijito Winne a tomar el sol. Magda vive con la esperanza del regreso de su
esposo desde el Frente Oriental. Su padre cruelmente le recuerda que a los
oficiales de batallones elite de la SS—lo que era Fritz— los rusos los
ajustician sin juicio. Aferrada a sus ilusiones, Magda compra pasaportes (Incluso
uno para Fritz) para emigrar a Argentina, el paraíso de los nazis no arrepentidos.
Al lado de Magda,
en esa tarde de asueto, están sus
hermanas menores. Gundel, la del medio, ha quedado traumatizada tras sobrevivir un
bombardeo. Su trauma se manifiesta en pesadillas nocturnas y ataques de pánico
diurnos. Tiene una excelente cabeza para los números y funge como contadora de
la Fábrica Wolf. Sueña con suceder a su padre algún día, pero Eduard Wolf la ve
como un ratoncito tímido y asustadizo y prefiere a Ulla, su benjamina.
Ulla es la audaz,
la que desafió al padre para ir en su adolescencia a atender heridos en
hospitales de campaña; la que sabe encantar a inversores y clientes, la
ocurrente que cuando ve que les han enviado un inútil cargamento de cascos
militares los convierte en coladores para ensalada. Pero Ulla no quiere saber
nada con los negocios, ella sueña con estudiar medicina y es una chica
determinada.
Eso lo nota Tommy
que se la devora con los ojos al verla en su bikini carmesí. Benno, que le ha
echado el ojo a Gundel, le señala a su camarada que Ulla no está sola. A su
lado, esta Jürgen (Ludwig Trepte, que
por una vez no hace de judío, pero sí de cornudo) , el hijo del farmacéutico,
novio oficial de la Niña Wolf. A Tommy eso no le importa. Se lanza al agua y
compite con Ulla en una competencia de natación. Aunque Ulla se marche con Jürgen,
Tommy ya ha atraído su atención.
Será Tommy quien en su máquina de escribir llene los papeles para la entrada de Ulla a la Facultad de Medicina. Sera Tommy quien finja la firma de Wolf otorgando el permiso para que Ulla estudie. Será Tommy quien la lleve en su motocicleta a tomar el examen. Será Tommy quien la desflore a la vera del camino, pero Ulla sabe que su padre nunca aceptará esa relación y prefiere mantenerla en secreto.
El Marco MIlagroso
Cambia la moneda
y todos reciben sus 40 marcos. Cada uno los usa para algo especial: Ulla compra
textos de medicina; Benno le regala un vestido a Gundel , a quien ha enseñado a
bailar; y Frau Wolf compra un gran pastel para celebrar un regreso.
La fe de Magda es
recompensada. Fritz regresa . Esto indigna a Eduard casi tanto como que su
yerno venga “disfrazado” con un informe de la Wehrmacht. “¿ A que camarada muerto
le robaste ese uniforme? “le grita y arroja el pastel al suelo. El viejo Wolf
se ufana de haber sobrevivido la guerra sin tener tratos con el nazismo. No
como Walter Bocker, el industrial que quiere ser su socio. Bocker era el jefe
del partido nazi local y se sabe que usó obreros esclavos . Lo ha perdido todo,
menos una maleta llena de billetes con las que vanamente intenta comprar los
favores de los ingleses y de Wolf.
Magda no soporta
vivir bajo las humillaciones de su padre y se lleva a su familia a vivir en un cuartucho.
Ya tiene los pasaportes, quiere convencer a Fritz de huir a Bariloche “donde la
gente piensa como nosotros “. Pero Fritz sufre de tuberculosis y quiere morir
en su país con sus ideales nazis intactos. Magda suplica a su padre para que le
de dinero para un tratamiento, pero Wolf es implacable. Su casa siempre estará
abierta para su hija y su nieto, no para el nazi. Sin embargo, el orgullo de Wolf
está siendo castigado. El banco pretende expropiarlo a menos que declare en
vida un sucesor. Ulla se niega a aceptar ese puesto. Wolf desprecia la oferta
de Gundel y prefiere asociarse con Bocker.
Un Día de
Feria
Llega el día de
la feria del pueblo. Jürgen tiene un plan, ganar la competencia de tiro y con eso
conseguir el derecho a elegir la reina de la fiesta. Elegirá a Ulla y le pedirá
matrimonio públicamente. Benno se entera, se da cuenta que Ulla no podrá
negarse a la petición. Como es un buen amigo de Tommy, le pide que participe y
gane la competencia. Benno sabe que Tommy—que ha jurado no volver a tocar un arma—es un
tirador magnifico, el mejor de su batallón.
Fortalecido por
el alcohol, y enojado de que el farmacéutico
ya crea que su hijo es el ganador, Tommy vence a Jürgen en el torneo. Luego,
como Ivanhoe, escoge a su reina, pero
Ulla no tiene el temple de Lady Rowena. Se levanta indignada, acusa a Tommy de ponerla en evidencia y se
marcha. Tommy queda ahí humillado delante del pueblo.
Gundel, que ha estado
bebiendo para ahogar su humillación al ver que su padre prefiere aliarse con un
criminal antes que ponerla cargo del negocio familiar, salva la situación. Se
acerca a Tommy y le susurra que la corone reina. Él lo hace y se siguen varias
escenas grotescas de ambos reyes borrachos bailando torpemente ante los vítores
del pueblo y la alarmada mirada de Benno.
Después del baile,
Tommy lleva a Gundel a su vagón-casa rodante, y ella lo seduce. Es una escena
tan repulsiva que me trajo memorias de Berlín Alexanderplatz. Realmente,
los germanos han hecho un arte del sexo sórdido. Gundel solo quiere competir
con su hermana. No le interesa Tommy, a este ella le interesa menos y se lo
dice a Ulla que se indigna. Lo más conmovedor es Benno que lo ha perdido todo:
amor, trabajo, dinero y aun así no reacciona con violencia ante la traición de
su amigo.
Hay una éxodo
general. Ulla se va a la universidad, Benno a Dusseldorf a ser el pariente
pobre en la zapatería de su tío, Tommy se refugia en el otro Berlín, y al orgulloso Eduard Wolf se lo llevan a
prisión los ingleses. Al final no tenía las manos limpias. Su inofensivos
alambritos tenían púas y servían para cercar a los prisioneros de Bergen Belsen.
La trama nos lleva
a ver la evolución de una familia y su negocio hasta 1954. Durante ese tiempo,
las hermanas se casarán, lucharán por su negocio siempre bajo el peligro del
ambicioso Bocker. Tommy tendrá su nevo romance en Berlín, pero ese idilio, junto al que sostiene con el comunismo, acabarán violentamente y volverá a Altena a cambiarle
la vida a Ulla.
Nuestros Años
Maravillosos es
interesante, pero curiosamente, se siente menos honesta que la serie de Ku’Damm.
Con toda su frivolidad, la historia de las Hermanas Shollack se atreve a mirar
a la cara a su pasado y presente. No hay idealización del nazismo. En la novela
de Prange, los nazis más impenitentes como Fritz, Bocker e incluso el hipócrita
Wolf, son vistos como víctimas o
inspiran simpatía. La más nazi de las Wolf, Magda, es también la más honesta,
la más valiente, la más sacrificada.
La Perfecta
Pareja Aria
Mi problema con
la serie es que me han superado los protagonistas. No los encuentro ni sexis,
ni románticos ni simpáticos. Ulla es indecisa, y caprichosa cuando se atreve a tomar
decisiones. Tommy es un tipo de héroe que yo creí ya estaba pasado de moda. Por
un lado, el autor goza haciéndolo super macho, el seductor que arrebata a las
chicas. Por otro, es un usador de mujeres
que luego lloriquea acusándolas de usarlo.
No me gustan los
actores, parecen el epitome de La Perfecta Pareja Arya. Prefiero a la pareja
Gundel-Benno. Franz Hartwig es un bombón, aunque todavía me falta verlo en vestuario
moderno. Una lástima de la obra es que Prage cree que Tommy corresponde al tipo
de héroe que atrae a las mujeres y por eso lo contrasta positivamente con los
maridos de las Wolf. Para mí es un tremendo Loser. Benno y Jürgen valen más
puesto que luchan por convertir a Alemania en un país mejor, sin usar a nadie,
solo a punta de trabajo honesto.
Jürgen es el que
me da más compasión porque abandona su mundo privilegiado cuando descubre que
la farmacia de su padre le fue robada a un judío. Se dedica a construir casas
para gente sin recursos y está lleno de planes. Su matrimonio con Ulla tiene
lugar porque ella lo busca y le pide que se casen. Aun así, ella no olvida a Tommy,
descuida su matrimonio y a su marido. La solución del autor es hacer pasar a Jürgen
del rol de victima al de monstruo. Una movida muy burda.
Contenido de
Violencia y Gore. Casi
nada, a pesar de que hay un homicidio, un suicidio y una violación marital.
Contenido
Sexual: Como serie
alemana tiene bastante contenido erótico, un par de desnudos, nada sumamente gráfico.
Contenido Feminista: El cuento de tres hermanas que luchan
por sacar adelante el negocio familiar debería ser feminista y no lo es. Aun
Magda, la más decidida y ocurrente, cae
en la vieja trampa de casarse con un ricachón para arreglar su vida. Ulla y
Gundel viven pendientes de la aprobación del padre. Ulla antepone su romance
con Tommy ante todo lo demás sea el negocio, su carrera, su matrimonio. Lo opuesto
a Gundel que pierde un hijo y casi un marido por su obsesión con la fábrica familiar.
Factor
Diversidad: Ninguno
Name Beno reminds me of their actor Beno Furmann who used to be in every other German period set or fantasy project about ten or fifteen years ago, a rather hot chap, do not know what happened to him, he did not score international success like Til Schweigger.
ResponderEliminarI also had a crush on Benno after seeing him in Joyeux Noel. He has aged attractively and has been doing a lot of tv. He played a delightful villain in the three seasons of Babylon Berlin.
EliminarAfter over a year of continental drama watching, I just say, German actors are the best. I’m not talking about looks, but (at least in period pieces) they come across as sexy and yummy. But then, I’m an old cat, what do I know? It’s hard for German actor to break into the Anglo market. In my day (a hundred years ago) we had two: Hardy Kruger (deceased) and Helmuth Berger. Since then, I cannot think of anybody else. August Diehl made plenty of tv and films in Hollywood, but I don’t like him that much. I thought about Ken Duken, but he is not a good actor. We can only hope for Jannis. Your Til will always be known for the Basterds, can’t think of anything more memorable he’s done in English.
Back in the old days, they had Horst Buchholz and Klaus Kinski, I was, for some reason, afraid of both LOL as a child. I did love Klaus Steinbacher he was so hooot in Oktobefest: Beer and Blood last year.
EliminarI had forgotten about Horst B. he was cute. Klaus Kinski scared himself (every time he glanced his mirror) but I’m talking heartthrobs. We forgot about Thomas Kretschmann, he is old, but he was the German missing link, the bridge between German stars from the 20c to the Third Millennium. Remembering Horst B. .something about period pieces in German Tv today, most protagonists are short or/and dark haired. Gone are the Aryan beasts. Oktoberfest was so nefarious; I couldn’t get over the first episode.
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