Estamos en 1908, dos años después de la Segunda Temporada. Los
personajes han cambiado a la par que su sociedad. Viena está en su apogeo de belleza, La Belle Epoque está dando paso a un mundo más
audaz, la psiquiatría se ha vuelto una profesión respetable, y las mujeres han entrado en el mundo laboral.
En un solo capitulo vemos secretarias, bibliotecarias y una asistente de
forense; Leah Liebermann se ha hecho
cargo del negocio de su padre; y Clara Weiss se ha convertido en periodista,
pero la gran protagonista de este primer misterio es Christina Vogel.
Comunión
Mortal
Artista y diseñadora
de moda, Frau Vogel quiere revolucionar la industria del vestido, liberar a la
mujer del corsé y envolverla en caftanes flotantes en diseños abigarrados como bosquejados
por Gustav Klimt. La coutourier tiene un taller de modistas. Adele Ziegel, una de ellas, aparece muerta una mañana. No se sabe que es más
escandalizador: el que haya muerto acabada de tener relaciones íntimas o el que
esté vestida con una de las creaciones de su patrona.
Perplejo ante
este caso , el Inspector Ozkar Rheinhard rastrea a su amigo Max Liebermann para
una consulta. El Dr. Liebermann ha publicado su primer libro, volado del nido paterno, rentado un gigantesco
piso donde ha instalado su consulta y hasta tiene secretaria-criada, la guapa, pero severa Elena.
Tras examinar el
cadáver, Max descubre la causa de la muerte: el amante clavó un alfiler de
sombrero en la nuca de su pareja atravesándole el cerebro. Tan confundido como Ozkar , Liebermann acompaña
al comisario a visitar a Frau Vogel. Allí se encuentran con Clara que acaba de entrevistar
a la diseñadora.
Ozkar presencia
un tenso, y casi descortés, intercambio entre los ex novios. Mas tarde, el
psiquiatra le explica que después del beso del final de la anterior temporada,
reinició su romance con Clara. La recta Fraulein Weiss rompió su segundo
compromiso solo para descubrir que Max—como siempre— se mostraba indeciso en
los asuntos románticos. Fue ahí donde decidieron no verse nunca más.
La visita a
Christina Vogel es un fracaso. Nadie sabe nada de Adele, modista solitaria sin
familia ni novio. Aunque los habitantes de la casa estaban ahí en el momento
del crimen, nadie oyó nada. Los
habitantes de los altos de la casa de moda incluyen a Christina , su burgués y distante
médico-esposo, su criada Salma, un fotógrafo libidinoso, y Valentín, el secretario
de la diseñadora, un joven frágil y sensible.
Tras mucha
meditación, Max deduce que Adele murió sin saber que su amante era un asesino y
justo en el momento de La Petite Mort (orgasmo). El asesino está
obsesionado con la relación entre muerte y erotismo y quiere capturar el orgasmo
tal como un coleccionista captura mariposas. La teoría Liebermann resulta cierta cuando le
llega una carta del propio asesino que necesita de una audiencia. Lo invita a
acompañarlo en sus andanzas y le dice “Tal vez ya me conozca”. Al examinar la
carta lo que más impresiona es que precede por una semana al asesinato. Eso
quiere decir que existe otra víctima.
Rastreando casos
parecidos y cercanos, descubren que una florista fue asesinada. Como Adele, era soltera, sin familia y vivía en un
horrible conventillo. Sin embargo, en su prolijo cuartucho encuentran
ramilletes de rosas y una gota de sangre en la almohada. Un examen del cadáver
arroja como resultado esa misma herida fatal. Von Bulow , que sigue manejando
la policía vienesa, coloca a Ozkar a
cargo de ambos casos y da una entrevista que acompaña una disertación de Max a
los detectives sobre la patología del asesino serial. Realmente la psiquiatría
es lo In en el Imperio Austrohúngaro.
Ocurre una
novedad. Christina Vogel recuerda haber visto a un hombre huir de la escena del
crimen . El problema es que la diseñadora es adicta al láudano y su descripción
de un hombre sin rostro con las facciones cubiertas de una máscara negra suena a
alucinación
El asesino ataca
de nuevo. La victima es Selma, pero Max encuentra que esta muerte no sigue el patrón
establecido por el asesino y cuando este se indigna que un amateur lo imite, Max
y Ozkar deben encontrar a otro culpable.
Ha sido uno de
los episodios menos interesantes y uno en el que el Dr. Liebermann francamente
me cae pesado. No me gusta como trata a Ozkar, a su familia y sobre todo no me
gusta su juego de tira y afloja con Clara que parece continuar en la segunda
historia. ¿Qué pasó con Amelia?
El Dios de Las
Sombras
El segundo e[episodio
es exótico. Fraulein Linder, la bibliotecaria, visita al Dr. Lieberman, quiere encargarle un paciente. Se trata del capitán
Georg Steiner, un militar que durante La Revolución de Los Bóxers salvó al
padre de Fraulein Linder. Steiner ha perdido la razón y ha sido recluido en un
manicomio que regenta el Dr. Wiessinger para enfermos mentales.
Liebermann viaja
hasta el sanatorio que está en las afueras de la ciudad y encuentra a Steiner
destripando a un pollo. El psiquiatra es testigo de que el único tratamiento
que recibe el paciente es a base de sedantes que lo mantienen dormido. Max desubre
que Steiner cree ser víctima de una maldición y que un espíritu maligno lo
acosa. El psiquiatra expresa su desagrado por los métodos del hospital y
solicita que le remitan el paciente.
El Dr. Wiessinger
se niega indignado. Sabe quién es Lieberman: “Eres judío. Escribiste un libro. Eres
discípulo de Freud”. Así lista los pecados del psiquiatra. Sin embargo, le
quitan los somníferos a Steiner que procede a suicidarse de una manera
horrible. Wiessinger inmediatamente escribe al jefe de Lieberman acusando al
psiquiatra de haber aconsejado un mal tratamiento, con eso de quitarle los sedantes al suicida.
Aunque es una
acusación absurda—Steiner no era paciente de Max—Liebermann
sabe cubrirse las espaldas y se presenta en el manicomio en compañía de Ozcar
que mete a todos en cintura. Exige una autopsia que revela señales de tortura
en el cuerpo del difunto. Interrogar al servicio de la institución solo sirve
para exponer una conspiración de silencio. Con la excusa de la lluvia, los
investigadores pasan la noche en el hospital y descubren en un cuarto secreto
pistas de que alguien aterrorizaba y torturaba a Steiner haciéndolo creer que
se trataba de un demonio.
Lo interesante
será ver como este caso va vinculado a otro un poco insignificante que von Bulow
le ha encargado a Ozkar. Alguien entró a la casa de un ex Ministro de Finanzas
y robó algo sin valor. Dé paso descerrajó la puerta de un gabinete chino. En su
investigación, el inspector encuentra un crimen parecido. Entrada a una casa,
robo de artículos insignificantes y daños a un gabinete laqueado. Ohhh! Se
parece a uno que le compré a mi made en Chinatown para guardar joyas.
La Muerte y la
Doncella
El último caso,
es el menos interesante e involucra a una famosa actriz húngara y sus supuestos
asesinos entre los que se cuentan un stalker, una rival, y un senador estadounidense. La trama es
confusa y abarca muchos temas que no tienen que ver con la investigación y que
no son tan interesantes.
Me parece que es el
episodio que menos tiene que ver con la obra de Frank Tallis y que los
adaptadores o son inexpertos principiantes o se las han encargado a algún
aparato de inteligencia artificial que cada día notamos es más mediocre e
inútil, por no decir peligrosa. En toda la temporada hay un alejamiento de la
verdadera Viena pre-Gran Guerra Parece como si fuese otro país europeo.
En donde más se
nota es en el segundo episodio que fue escrito especialmente para esta
temporada. Sucede que Tallis únicamente escribió ocho tomos de su serie The
Max Lieberman Mysteries y como cada
temporada contiene tres casos, hubo que sacarse uno de la manga y no les quedó
muy bueno. Con ese resultado no me sorprendería que esta hubiese sido la última
temporada.
Al menos “The God of Shadows” tiene la excusa de
que hubo que inventarse un cuento, pero con Death and The Maiden se hizo
una carnicería del texto original. La novela de Tallis tenía lugar en el mundo
de la ópera, importantísimo en ese comienzo de siglo. Sobre todo en un relato
donde aparecen personajes importantes con el gran Gustav Mahler, entonces director
de la Opera de Viena, y Karl Lueger, el antisemita acalde de esa ciudad.
En cambio, y sin
razón aparente, la trama se centra ahora en una artista de cine, no una diva
del Bel Canto. Algo absurdo y que cambia la historia totalmente. En 1908 lo
único que producía la incipiente industria fílmica austriaca eran noticiarios. Si
van a seguir así, entonces mejor que ni intenten una Cuarta Temporada.
Contenido
Violento o Gory: Para ser
una serie de crímenes es consistentemente discreta con detalles escabrosos. Mas
fuertes las escenas del bajo mundo vienes con sus conventillos miserable
poblados de roedores. También las escenas del sanatorio mental para militares, y el horroroso suicidio del Capitán Steiner
Contenido
sexual y Desnudos: Mucho
de lo primero, cero de lo segundo.
Contenido
Feminista: Muchas mujeres
trabajando, pero la diseñadora es drogadicta, la actriz sufre de ceguera
histérica, una enfermera es convencida por un amante de ser cómplice de un
crimen. Debajo del barniz de liberación, siguen siendo frágiles. Leah
Liebermann cae bajo el hechizo de un asesino, Clara no puede desligarse de la
dependencia emocional de Max, y la pareja de Ozkar resulta que tenía un marido
escondido. Mejor, el inspector merece alguien más…como Frau Linder
Factor
Diversidad: Y comenzamos
con Frau Linder que descubrimos realmente viene del Celeste Imperio. ¿Entonces
porque la llaman “Fraulein”, si es obvio que “Linder” es el apellido de su ex o
difunto marido? ¿Y por qué Fraulein si antes era “Frau”? ¿Y porque a Leah, viuda y madre de un adolescente, le dicen
“Fraulein”?
Tenemos una
visión de las atrocidades cometidas en la China para las que contrataron
actores del Lejano Oriente. Pero lo más interesante ha tenido que ver con el
senador estadounidense del tercer episodio. No sabía yo que Pennsylvania fuese
el tercer estado con mayor población de ascendencia austriaca de los Estados
Unidos. No sabía que tantos austriacos habían emigrado a estas tierras.
Otro aspecto de
la inmensa diversidad (que aunque moleste a los afro-descendientes a veces no
tiene que ver con gente de color) del Imperio Austro húngaro que se me escapaba
aparece en este episodio. Yo siempre visualice la Revolución de 1848 como
provocada por ansias de libertad e independencia de los muchos grupos étnicos —principalmente
los magiares— del
Imperio. No sabía que entre ellos había nacionalistas que deseaban hacer un
país propio solo de gente de origen germano. La serie nos habla de estas
organizaciones a la par que nos muestran manifestaciones callejeras que ya en
1908 exigían un Anchluss.
It's a miracle, if you ask me, that it lasted this long, I barely handled the first season LOL
ResponderEliminarWhat can I say in its dicharge? It was fun at first, harmless in the second year, now it's insufferable and boring.
EliminarPS watched the third episode of Valhalla last night, I still think the second season is a bit boring, no action so it has no fast dynamics of the first season, but I did hugely enjoy Leiffs nekkid peachy bum in this episode, he is so gorgeous, that astronomer woman is stupid if she does not get a taste of him, I know I would if it was the life of me LOL Freydis storyline is still dreary as her idiotic expressions. Also, Emma and Goodwin deserve a better story arc than this one around that daft little court lady.
EliminarI know what you mean, but ready yourself to a major battle in jOrmgord between Frejdis and Olaf, and some epic confrontation with the Pechenago. Did you get to see when Leif and Harald became gods of the arena? SPOILER, Maryum does get naked with the Greenlander, and I was furious. She suffers from TBC which is sexually transmitted, and in those days it was fatal, but this being fiction… I could kill them for what they are doing to Godwin’s character.
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