Algo que noté en
USA—y descubrí tras mi retorno que también existía en Chile— es
que abril es un mes en que la televisión despliega filmes sobre temas
religiosos. La oferta televisiva incluye las grandes épicas bíblicas hollywoodenses,
clásicos sobe temas evangélicos , y relatos de las primeras eras del
cristianismo, inclusive peplos que poco tienen que ver con el universo judeocristiano
como Gladiador y Espartaco. Este año me puse a ver algunos
antiguos tal como la mejor versión de Los últimos días de Pompeya (1984).
Me hizo recordar que en la Era Dorada de las Miniseries (1977-1989) se hicieron
muchas historias adecuadas para este mes en que los cristianos celebran su Semana
Santa y los judíos la semana de Pesaj. Cómo eran esas series y cómo se
diferencian de las que siguen haciendo es el tema de esta entrada.
El Holocausto
en Passover
Mis primeros años
de televidente en USA fueron determinados por dos factores: el no saber bien
inglés y los gustos de mi padres. Había solo un televisor en casa y para mi
madre era más cómodo ver programas en español. Conclusión, no tenía yo mucho
conocimiento de lo que era la televisión en inglés, pero ya para 1977, podía
seguir programas en ese idioma y me daba cuenta de que los canales hispanos y
angloparlantes ofrecían una programación especial en la primavera, especialmente en abril, que combinaba programas relacionados con la
Pascua cristiana y la judía.
Por ejemplo, los
dos canales en español (cadena SIN y Telemundo) ofrecían filmes de tema
religioso como Marcelino Pan y Vino, uno dedicado a la aparición de La
Virgen de Guadalupe, y algunos peplos
traducidos y ultra editados de Los 50 como Quo Vadis, El Manto y
La Biblia de John Huston.
Las grandes
cadenas estadounidenses, ABC, CBS y NBC,
ofrecían especiales de música en vivo a
cargo de artistas de la Era del Swing como Perry Como y Lawrence Welk. También
caricaturas infantiles centradas en el Conejito de Pascua (Easter Bunny)
casi siempre interpretado por Bugs Bunny. Por supuesto había aluvión de peplos
en los espacios de sobremesa y madrugada dedicados al cine clásico.
La diferencia con
los canales hispanos era que la televisión angloparlante traía algo para recordarnos que la comunidad
judía también estaba de fiesta. Junto con las reposiciones de épicas de Cecil
B. de Mille como Los 10 mandamientos, y otros grandes filmes de tema
bíblico como Ester y el Rey y Salomón y la Reina de Saba, se presentó un nuevo tipo de entretenimiento
, la miniserie. Desde su inicio, este producto llegó encadenado al tema del Holocausto.
Dicen que la
primera miniserie estadounidense de la historia fue QBVII basada en el bestseller de León Uris. No es coincidencia
que trate el tema del Holocausto y que su debut fuese en abril de 1974. Todavía
nosotros no llegábamos a estas tierras por lo que no la vimos. En cambio,
tuvimos reposición en abril de 1976 y pudimos seguirla en la ABC.
Dos años más
tarde, QBVII tendría una rival en la extraordinaria Holocausto (NBC)que abriría las puertas a un tema hasta
entonces semi tabú en Hollywood: la
descripción de Auschwitz y otros campos de exterminio. Miniseries limitadas
sobre el tema seguirían decorando la programación primaveral, aunque fuese con
relatos de rescatistas como Wallenberg e Irena Sendler, a los que se les uniría
Varían Fry ya en este siglo. De hecho, Netflix ha hecho su versión de la saga
de Fry, llamada Trasatlántico, que se ha estrenado, como corresponde, este abril.
Aunque concuerdo
en que el Holocausto ha sido un parteaguas en la historia judía sorprende que
estos filmes no fuesen ofrecidos en febrero que es cuando recordamos a los
masacrados en la Shoah. Además, ponían una
nota triste en la primavera, una etapa
de festividades alegres (poco común entre nosotros) del calendario judío,
Se esperaría que hubiera
más programas que celebrasen el espíritu de liberación y redención de fiestas
como Purim y Pesaj. El único intento fue una combinación del Holocausto y del seder
de Pesaj. Basada en la novela de Jane Yolen, La aritmética del diablo
(Showtime, 2003) narra la historia de una rebelde nena judía (Kirnst Dunst) que
asiste a regañadientes a un seder familiar durante el cual sufre una
caída que la hace viajar en el tiempo a la Polonia invadida por los nazis.
Hay pocas series
y filmes que traten a fondo el judaísmo sino es para criticar o burlarse de mi
religión. Como me temo que esos ejemplos han sido hechos por judíos, no puedo hablar de antisemitismo. ¿Encontramos
eso en filmes sobre el cristianismo? ¿Sobre
todo, en este siglo donde ya sabemos que el ateísmo y la guerra contra las
religiones monoteístas son parte de la agenda woke?
Si la respuesta
es afirmativa, mayor mérito tienen entonces estas miniseries de hace medio
siglo que no se ruborizaban al describir la inmensa fe de los primeros seguidores
de Cristo, pero a su vez creaban guiones sofisticados y fascinantes que podían
atraer a espectadores no religiosos a seguir esas historias.
El Evangelio
Según Zefirelli
Esta racha de
exitosos relatos de fe comenzó con una joya por la cual ningún crítico, por
ateo que sea, escatima elogios. Dirigida por el gran Franco Zefirelli, Jesús
de Nazareth fue un esfuerzo ítalo-estadounidense que sigue siendo tan
relevante y vistosa como siempre.
Su génesis es
impresionante y merece una nota aparte. En resumen, Sir Lew Grade, un productor
británico ya conocido por su excelente miniserie Moses: The Lawgiver con
Burt Lancaster, quería seguir coproduciendo, con elementos y dinero italianos, épicas bíblicas. Grave deseaba hacer algo
sobre los Evangelios, pero como judío se sentía limitado para tal empresa. En
su búsqueda por subvención llegó hasta el Santo Padre. El Papa Pablo VI era
amigo de Franco Zefirelli desde sus días de Arzobispo de Milán, y él le pidió
al legendario director que se acoplase a este proyecto.
La mancuerna Grade-Zefirelli
se embarcó en crear una visión, no solo fastuosa
y emotiva del Nuevo Testamento, sino también
de situarla en un marco histórico. Para eso se buscó asesoría en el Vaticano, y
se trajo del Seminario Leo Baeck de Londres al Rabino Albert Friedlander para servir
de consejero en temas judaicos. En eso difiere de las grandes épicas que en el Hollywood
del pasado habían querido cubrir la historia de Jesús. Me refiero a Rey
de Reyes (1928, 1961) y The Greatest Story Ever Told.
La teleserie ofrece un retrato completo de la vida de Jesús, desde la Anunciación hasta la Resurrección. A diferencia de The Greatest Story Ever Told, el peso de la primera hora recae en el personaje de María, ofreciendo posiblemente la mejor actuación de Olivia Hussey. En TGSET, aunque interpretada por la famosa actriz Dorothy McGuire, María es un personaje incidental puesto que la historia comienza con la adoración de pastores y magos y con una Virgen en pie (aunque recién parida) mostrando a Jesús en el pesebre.
En cambio, la
producción de Zefirelli inicia con algo cotidiano, que es parte del esfuerzo de
la producción de presentar un retazo de la vida en la Galilea de entonces: el
arreglo de un compromiso entre María y José, el carpintero. Luego tenemos la Anunciación
que empuja a la jovencita a viajar (me encanta esa canasta sobre el burro donde
meten a la Virgen) a visitar a su prima Isabel. Tras la Visitacion tenemos las
dudas de José, su encuentro con el ángel, la boda y el viaje a Belén, el
refugio en el establo , el nacimiento de Jesús, la Adoración de Los Magos y La Huida
a Egipto.
Creo que es la
primera vez (sino la única) en mostrarnos a la Madonna con dolores de parto.
Hay un intento de humanizar a Maria y a la vez de elevarla por sobre sus
congéneres. Aun antes de la Anunciación, se habla de que es diferente a las demás
jóvenes de su comunidad. Los amigos de José le aconsejan paciencia, porque su
novia es un poco extraña, pero eminente.
Filmada en Túnez
y en Marruecos, el paisaje logra acercarnos a lo que eran Judea y Galilea en el
Siglo I. La boda de José y Maria fue filmada en la isla de Djerba en la costa
tunecina y los miembros de la hoy extinta comunidad judía del lugar sirvieron
de extras. Esa boda, tal como la circuncisión
de Jesús y su Bar MItzvah, fueron parte
de un esfuerzo de la serie de mostrarnos a Cristo como miembro de un grupo
étnico y practicante del judaísmo. Una anécdota es que el Rabino Friedland le
hizo ver a Zefirelli que la ceremonia de Bar Mitzvah había sido creada en el
siglo XVI, pero el director insistió en incluirla.
Otras épicas habían
tenido desfiles de rostros reconocidos en el elenco, y esta coproducción
combinó actores ingleses, estadounidenses e italianos incluyendo a símbolo
sexual Claudia Cardinale que dio vida a la mujer acusada de adulterio. Sin embargo,
para mí lo más impresionante (la vi en abril del 79 cuando yo ya tenía mi
propio televisor) fue la cantidad de galanes que daban vida a santos y
pecadores. Tuvimos a Christopher Plummer como Herodes Antipas, Sir Michael York como San Juan Bautista, James
Farentino como un gruñón y desarrapado San Pedro, y a un Ian McShane paralizantemente bello como
Judas Iscariote.
El Jesús de
Mirada Penetrante
Aunque a Jesús lo han encarnado guapérrimos desde Jeffrey Hunter hasta Jim Caviezel,
Robert Powell hizo historia como el Jesús de los ojos más impresionantes. Yo ya
lo había visto en Malher, pero nunca lo he visto tan bello. Se cuenta
que fue la esposa de Sir Lew Grade quien le aconsejó al marido contratarlo. Tras
verlo en Judas el Oscuro, Lady Grade quedó impresionada con esa mirada
penetrante y magnética. Ya habrá quien gritará que ningún evangelio habla de
que Jesús tuviese ojos azules, pero toda esta miniserie se caracterizó por actores
de ojos claros, comenzando por James
Earl Jones que dio vida al Rey Mago Baltazar.
Volviendo al
pobre Robert Powell, otro motivo de critica fue su vida privada. Desde el cine
silente que el público cristiano ha demostrado preocupación por quien va a
interpretar a Jesús. A pesar de que en el Hollywood Sesentero el Maestro fue interpretado
por un divorciado ( Jeffrey Hunter) y por Max von Sydow, actor fetiche de los
filmes de Ingmar Bergman—considerados en esa época como escandalosos— hubo
quejas de que Robert Powell “vivía en pecado” con Babs Lord.
Robert Powell y Babs Lord cuando vivían ën pecado"
Casi medio siglo más tarde, todavía felizmente casados
Se solucionó el
asunto con Powell y Lords casándose un poco antes del abril, fecha estreno de
la serie. No he vuelto a oír críticas sobre los actores elegidos para
interpretar al Mesías cristiano, pero… ¿Será esa la razón por la cual el
argentino Juan Pablo Di Pace eligió salir del closet después de haber encarnado
a Jesús en la penosa “A.D. La historia continua”(2013)?
Lo importante es
que Robert Powell hizo historia con un Jesús bastante humano que, entre
exorcismos, resurrecciones y sermones, come granadas y sirve shish kebabs. Es incluso
capaz de sutil ironía como —una de mis escenas favoritas— cuando
lo vemos cenando en casa de Pedro (a quien le conocemos esposa e hijos).
Aparece Mateo (todavía no Evangelista),el recaudador de impuestos , a cobrarle
al pescador. Se arma una gresca entre deudor y recolector que zanja el Maestro
(en la versión en inglés siempre lo llaman “rabino”) ¡“invitándose” a comer a casa de Mateo!
Zefirelli dijo en una entrevista para Modern Screen que su objetivo era
mostrar un Jesús “gentil, frágil y simple”
.Jesús de
Nazareth fue un exitazo en su debut. Se la repuso en 1979, 1980, 1984, 1987
y 1990. Recibió nominaciones a Baftas y a Emmy. Mas importante dejó la puerta
abierta para más de estas épicas primaverales.
Judas, El
Zelote
Aunque como he
dicho , las épicas cristianas alternaban (desde 1978) con crónicas del Holocausto,
hubo un cambio en abril 1981. En ese mes debutó Masada en la ABC. Por
cuatro noches, el público pudo conocer
los detalles del asedio y caída de Masada, la ciudad-fortaleza (hoy monumento
nacional en Israel) donde se efectuó la más famosa batalla de la Guerra Judeo-Romana
(66-73 DC) . La miniserie que dio a Peter O’Toole (como el comandante romano
Lucius Silva,) su primer rol televisivo, ingresaba a los zelotes a la cultura popular.
Sin embargo, uno de ellos ya había aparecido en Jesús de Nazareth.
Este movimiento político
del primer siglo de la Era Cristiana tenía fascinados a los historiadores de Los
Setenta quienes andaban hurgando en el Nuevo Testamento para encontrar una
vinculación entre zelotes y cristianos, incluso con la misma figura de Jesús Cristo.
Por largo tiempo existiría la teoría de que Judas Iscariote era un guerrillero
anti-romano. Su apellido Iscariote se creía indicaba que era un sicario o sicarii
que es como los romanos definían al brazo armado de los zelotes.
Fiel a esta
teoría, uno de los grandes cambios o licencias históricas de Jesús de
Nazaret fue convertir a Judas en un zelote y mostrarlo como dominado por
estos fanáticos. Judas se acerca a Jesús esperando que se convierta en un líder
de una gran revuelta, pero el mensaje de paz del Maestro lo exaspera hasta el
punto de traicionarlo. Aunque los zelotes han sido vistos—incluso por el Talmud— como
un grupo desaforado e inútil, las series
épicas describirán a simpatizantes o miembros de ese grupo nacionalista como
gente empujada a la violencia debido a la brutal ocupación romana.
A la Sombra
del Volcán
En 1984,
coincidiendo con la reposición de Jesús de Nazaret en la NBC ABC, nos trajo una adaptación de la novela de Lord Edward
Bulwer Lytton sobre como la erupción de un volcán afecta la vida de romanos
acaudalados . Junto con Fabiola y Quo Vadis, Los últimos días
de Pompeya habían conformado un triángulo de novelas piadosas que habían
sido mis favoritas de mi infancia.
Los últimos
días de Pompeya fue un
bestseller de la era victoriana, adaptada al teatro y. como Quo Vadis, filmada varias veces por el cine silente italiano.
Tal como la obra de Sienkiewicz, Pompeya no había tenido una adaptación
fidedigna al original. De hecho, la primera versión hablada hecha en Hollywood
en 1934 no tenía nada que ver con la novela, tal como versiones recientes, la rancia miniserie italiana y un filme (2014)
que ya solo por tener a Juan Nieve de protagonista es poco recomendable.
Tal como el Jesús
de Zefirelli, Pompeya era una coproducción con la RAI tachonada de estrellas
comenzando por Sir Laurence Olivier y abarcando a un trio de actrices que
disputaban a Jane Seymour el
puesto de reina de telenovelas, la americana Linda Purl, la argentina
Olivia Hussey y la británica Lesley-Ane Down. Su otra virtud era que desde las
versiones silentes no se veía un dramatizado tan apegado a la novela de Lord
Edward.
Por si no la han
leído, les doy un resumen. En la Pompeya, circa 79 DC, vive el millonario hedonista Glauco.
De origen griego, Glauco es parrandero y mujeriego, pero anuncia a sus amigos
que ha encontrado a la mujer de su vida. La elegida es la huérfana—
también millonaria— Ione. El problema es que Ione y su hermano (en la
serie le pusieron Antonious porque en el libro tiene un nombre impronunciable)
han quedado bajo la tutela de Arbaces, el sumo sacerdote de Isis.
Este corrupto
egipcio quiere que Antonious se haga sacerdote y done parte de su fortuna al
templo. Para Ione tiene planes más nefastos, impedir que se case, quedarse on
su fortuna y también con el cuerpecito de la griega. Muchos griegos en este
cuento: Glauco es griego, Ione es griega también Nydia , una esclava ciega
viene de Tesalia.
A Arbaces le sale
cómplice, la patricia Julia que ya se creía novia de lauco. Ambos convencen a Nydia
de darle a Glauco (del que la cieguita está enamorada) una poción de amor.
Entretanto, Antonius tiene una crisis de
fe azuzada por sus charlas con el cristiano Olinto, y reniega de Isis y de
Arbaces. Viéndolo huir de él, Arbaces lo hace matar. Por efecto del filtro, Glauco
anda vagando por los bosques enloquecido como una bacante. Lo encuentran al
lado del cadáver de Antonius.
Glauco, que no
recuerda nada, es llevado a prisión. Olinto también por andar predicando
blasfemias. El destino de ambos es acabar en la arena en las fauces de los
leones, pero la tierra tiene la última palabra. El Vesubio entra en erupción.
Pompeya queda bajo lava y cenizas. Solo se salvan Glauco, Ione y Olinto, Nydia
se suicida (no en la miniserie). Tiempo más tarde nos enteramos por una carta
que Glauco e Ione, ya casados, se han vuelto cristianos.
Aprovechando el
fad de las películas de desastres y el auge de las miniseries, se creó esta
versión bastante fiel al libro, pero aprovechando la moda de las épicas
cristianas se expandió el rol de la nueva fe en la trama. Brian Blessed, que se había hecho famoso por el rol del
Emperador Augusto en Yo Claudio, daba vida a Olinto. De hecho, la serie no
comienza con Glauco que es el protagonista sino con Olinto organizando un tur clandestino
para los cristianos de Pompeya que se congregan en las afueras de la ciudad a
oír a un recién llegado de Judea que conoció a Jesús.
Petro, un esclavo
cristiano, convence a la prostituta Chloe de que lo acompañe a la reunión. Allá
los sorprende una patrulla de soldados que mata a algunos y encarcela a otros.
A Petro lo arrestan ya en la ciudad, pero es rescatado por Glauco que ha
intercedido gracias a las suplicas de Nydia (Linda Purl) y Chloe. Este rol de
la cortesana fue inventado para la serie y le quedó tan bien a Lesley-Anne Down
que casi eclipsó a Olivia Hussey quien daba vida a Ione.
La serie con esta
inclusión y la del tema del cristianismo toma otro cariz. Tras ser expuesto a
una orgia en la que participan los sacerdotes de Isis, Antonious reniega de esa secta y está más que
abierto a las enseñanzas de Olinto. Muchos recordarán la serie por los efectos
especiales de la erupción volcánica, pero para otros es un reflejo de la
propagación del cristianismo más allá de Roma. Esto convierte a Los últimos
días de Pompeya en un peplo cristiano y lo separa de otras sword and
sandal movies como las llaman en inglés como Espartaco y la serie
Roma.
El Ocaso de la
Obra de Sir Lew Grade
Al año siguiente,
Sir Lew Grade cerró su trilogía bíblica con un peplo épico. Anno Domini.
Comúnmente conocida como “A.D.” (no confundir con la bazofia del 2015), prometía
ser igual o más impresionante que sus predecesoras Moises y Jesús de
Nazareth. Como ellas se trataba de una coproducción con la RAI, con un elenco
de lujo (Ava Gardner como Agripina, Susan Sarandon como Livilla) que incluía
actores de Jesús de Nazareth. James Mason, quien había sido Jesús de Arimatea en esa
miniserie, ahora era un agotado y
decadente Tiberio (no tan decadente como Peter O’Toole en Calígula) e
Ian McShane era un repulsivo Sejano. Su actuación y encanto físico estaban muy alejados
de su Judas de Jesús de Nazareth y era notablemente inferior a Sir Patrick
Stewart en Yo Claudio.
El problema de
A.D. es que quería ser Yo Claudio y fracasó. Mas suerte tuvo en su
intento de convertir las Actas de los Apóstoles en soap-opera. Ahí triunfaron,
pero el desequilibrio entre ambas narrativas disminuyo la calidad de la
historia. Mas encima en ese carnaval de excesos se embutieron unos personajes
ficticios cuyas historias no interesaban a nadie.
Como testigos de
la historia sagrada y profana ( inspirada por las crónicas de Suetonio y Tácito)
tenemos a Caleb, un zelote, su hermana Sarah y los romanos que los enamoran: Valerio, un soldado de la Guardia Pretoriana, y Corinna, una patricia metida a gladiadora.
Para contar su historia, Anthony Burgess
y Vincenzo Labella echaron mano de cuanta novela hubiese sido escrita sobre ese
periodo: Ben Hur de Lew Wallace, Yo Claudio de Robert Graves, Quo
Vadis de Henryk Sienkiewicz y hasta Espartaco de Howard Fast.
La historia
comienza con Jesús apareciéndose en el camino a Emaús. Escena muy poderosa y
muy buen retrato del Nazareno por parte de Michael Wilding Jr., hijo de Dame
Liz Taylor. Luego nos van presentando a Los Apóstoles y al Rabino Saulo que
anda con su amigo Esteban tratando de librar de la cárcel romana a otro amigo, el afiebrado Caleb. Pronto Saulo lapidará a Esteban
y tendrá su visión en el camino a Damasco que lo convertirá en Pablo de Tarso.
El problema es la
inserción de las dos parejas principales, pesadas y tediosas, y el ponerles de
trasfondo a una ristra de Cesares , cual peor de todos. Esta serie tiene el mismo problema de Roma
y de Espartaco, no hay romano bueno, solo Valerio que se convierte al
cristianismo rápidamente y Corinna, mujer victima que busca empoderamiento en
un trabajo de hombres, en la arena. Y esa es una rareza de una serie de 1985, intenta
abarcar una diversidad que para la época sorprende y no gratamente.
Al comienzo se habla
de samaritanos , zelotes, fariseos (siempre los malos del cuento) y Caleb se
refugia un tiempo con los esenios. Aunque se agradece su visión de lo diversa y
dividida que era la sociedad judía de la Primera Era, la serie es menos
ecuménica cuando llega a Roma. Sus habitantes, desde Calígula hasta el pueblo que goza viendo
como las fieras se comen a niñitos cristianos en el Coliseo, son despreciables. Cuando llegamos a los emperadores
estos no son descritos con la objetividad y compasión que les aportó Robert Graves.
Para colmo hay casos de miscasting.
¿Nerón Flaco y
Actea Negra?
Después de Brideshead
Revisited, Anthony Andrews iba camino de ser el nuevo rey de las miniseries
con roles celebres como Ivanhoe y Pimpinela Escarlata. Aquí hacía del que apodaban “Aenobarbus”(barbas de bronce). Aun
quienes no habían visto a Nerón interpretado por Sir Charles Laughton, Sir
Peter Ustinov o Dom de Louise, tenían en
su imaginación una imagen de un emperador obeso. Si se creyó que se había
puesto a Tony Andrews como un Nerón esbelto para hacerlo atractivo, pronto
demostraron su error.
Aparte de verse
feísimo con una barbota que parecía falsa, Nerón era el monstruo que la cultura
popular siempre nos ha transmitido: celebrando el incendio de Roma, masacrando cristianos
y asesinando a su embarazada emperatriz Popea propinándole puntapiés en el
vientre. Para colmo, Tony dejó atrás cualquier
talento histriónico que hubiese desplegado en el pasado y dio una
interpretación que parecía parodia de Sebastián Flyte borracho. Pero falta la
guinda del pastel.
Tanto Tácito como
Suetonio nos cuentan que en su juventud, Nerón mantuvo un intenso romance con una
esclava liberta de origen sirio llamada Claudia Actea. Para los devotos de Quo
Vadis, Actea es una mujer madura, abandonada como amante, pero todavía tratada
con aprecio y respeto por el César. En la novela de Sienkiewicz, Actea se
convierte en protectora de Ligia y denota simpatía por el cristianismo.
Pues en A.D. no
solo la tenemos jovencísima al igual que Nerón, compartiendo con su amante una vida licenciosa
que incluye aplaudir el incendio de Roma, además la interpreta…¡una actriz negra!
La misma Actea que Sienkiwicz describe como griega y que los historiadores
llaman de Asia Menor, posiblemente Anatolia.
Este primer y temprano ejemplo de colour blindness acabó por hacerme despreciar
la serie.
Desde entonces, y
coincidiendo con el triunfo del ateísmo en nuestra sociedad, ha disminuido este
tipo de programas. Sin embargo, no ha desaparecido del todo, el problema es que
las nuevas series han perdido calidad y caído, como todo, víctimas de la wok-diversidad. Lo vemos en la
penosa miniserie Ben Hur del 2011 que pasó sin pena ni gloria; en las bochornosas producciones de la irlandesa
Roma Downey con su culto a la diversidad (¿María Magdalena negra?) ; y esas risibles pero populares, producciones brasileñas con sus decorados que
parecen hechos de cartón y ropajes hechos con toallas y sabanas viejas.
Barrabas, la
Ultima Épica Cristiana
Solo encuentro
una rescatable en todo ese lote. Me refiero a la versión de Barrabas del
2012. Producida por la RAI, tiene un
elenco totalmente italiano, con la excepción del protagonista Billy Zane que se
luce en esta segunda adaptación del bestseller de Par Lagerkvist. A mí no me
gustó la épica de Hollywood, tal vez porque Anthony Quinn me pareció un poco
viejo para interpretar al bandido indultado en cuya cruz es crucificado Jesús y
que acaba de gladiador en Roma.
Billy, más joven
y atractivo que Tony Quinn, ofrece una actuación intensa y dinámica que
contrasta con su problema existencial: ¿porque él ha sido perdonado en lugar de
un hombre bueno como El Nazareno? Lo
vemos buscar respuesta en San Pedro, Lázaro, el resucitado y hasta con la
Virgen Maria. Al no encontrarla, Barrabas comienza una relación de admiración y
rechazo con el cristianismo que le ha quitado a su mujer.
Aquí esa mujer es
llamada Esther, y no Raquel como el origina.
Interpretada por Cristiana Capotondi entonces la reina de los period drama
italianos, al hacerse seguidora de Cristo, Esther pierde
a su hijo, pierde a su pareja ya que desea dedicarse al cuidado de los pobres,
y finalmente pierde la vida cuando es lapidada por los fariseos.
Esta miniserie de
seis capítulos aporta algunas sorpresas como la idea , compartida por algunos
historiadores, de que Barrabas era un
sicario zelote. Otra novedad es la inclusión de Claudia Prócula, esposa de Pilatos.
Este personaje
apenas mencionado (y sin nombre) por San Mateo, se ha vuelto parte de la
leyenda cristiana. Aparece en evangelios apócrifos y hasta ha sido canonizada
por las iglesias Ortodoxa, Copta y Etíope.
Grandes actrices como Viveca Lindfords y Dame Angela Lansbury la han
interpretado en el cine, pero no aparece ni en Jesús de Nazareth ni en
A.D. (aunque si en la A.D. de Roma Downey donde la interpretó Joanne
Whalley).
En Barrabas
es encarnada por la ex Miss Italia Anna Valle. Para este personaje de Claudia Prócula, Hollywood ha agregado mucho
de su pecunio haciéndola , en ocasiones, hija de Tiberio y hasta medio judía.
El factor constante son sus intentos por salvar a Jesús y su acercamiento al
colectivo cristiano. Algo que reaparece en Barrabas donde la muestran
perdiendo la razón por los remordimientos de no haber podido evitar la Crucifixión.
¿Cuáles de estas
miniseries has visto? ¿En tu país también el tema religioso domina la
televisión en Semana Santa? ¿Crees que este tipo de historia debe seguirse
haciendo?
I remember Barrabas being biblically bad LOL I also do remember that our broadcasters used to air Christian epics for Easter holidays even though our Easter here comes after the Catholic one (it is this Sunday). There were also so many painfully bad ones from more recent times, let us say the late 90s and early 2000s.
ResponderEliminarI know, these new productions are ugly and dumb. Lack the glamour of old days
EliminarAna Estelwen desde FB
ResponderEliminarMis películas favoritas de Semana Santa son casi todas más modernas: La Pasión de Cristo, y (sobre todo) Risen (Resucitado), que me parece una auténtica obra maestra. La única excepción antigua es Ben Hur, que también me encanta.
Centradas en la Virgen, mi favorita es Natividad, pero esa es más navideña.
Para Ana Estelwen Yo amo la Ben Hur que me provocó una pasión loca por Charlton Heston. Es la más cercana al libro. Ninguna de las de este siglo le llega a la talla.
EliminarNorah Frías-Muñoz desde FB
ResponderEliminarAmo BenHur
Para Norah Frías-Muñoz Y con CH y Stephen Boyd para babear por ellos. El libro es un poco pesado, después de todo El General Wallace era un caballero del Siglo XIX cuando se ecribían mamotretos. Para mi Judah Ben Hur es el gran protagonista judío, junto con Eric Bana en Munich y Ari Ben Canaan en Exodo (el libro no la peli).
EliminarDe Alfonso Velasco Sendra de FB
ResponderEliminarA.D. es la versión seria del Reino de los reprobos de Anthony Burgess. Ten en cuenta que Burgess fue el guionista de Jesús de Nazareh, y Anno Domini. Yo leí la novela que sirvió de adaptación escrita por Kirk Mitchell me gustó más que "El Reino de los Réprobos" Zelah el miembro del Sanedrín que es la pesadilla de Jesús aparecía en las dos en Jesús de Nazareth, y en Anno Domini (compartó la crítica de Anno Domini por si la quieres https://www.goodreads.com/review/show/2758171680 La del Reino de los réprobos no llegué a escribirla). Hubiera estado muy bien haber hecho uno del "Egipcio" de Mika Waltari así hubieran podido meter del exilio que no pudo meter Curtiz. De "Bárrabas" la que me gusta es la película de Fleischer aunque no se parezca nada a la novela de Pars Lagerkvist (de hecho a mí me gustó más "El enano"). Cecil B. de mille tenía otra producción de los 10 mandamientos, pero es más famoso el remake con Charlton Heston haciendo de Moises . Vi la miniserie de Moisés interpretada por Burt Lancaster lo curioso es que cambiaron de Faraón el antagonista de Moisés no era ya Ramses II (como ocurría en los diez mandamientos, o el Príncipe de Egipto), sino Menephta su hijo. Aunque De Prada habla muy bien de Rey de Reyes la de Cecil B. de Mille. A mí me encanta la de Nicholas Ray. Me encantaba la malvada Bezelin haciendo de Salomé, y me gustó mucho el centurión que no era Abdenabar, sino Lucius Catanus. (creo que se llamaba), Rip Torn hacía de Judás Iscariote.(en esa película era la mano derecha de Bárrabas, y pudo incorporarse a Jesús de Nazareth esa idea). Curiosamente a pesar de las nominaciones que tuvo la historia más grande más grande jamás contada (¿Qué es eso de que Judás se arroje al fuego, y no se ahorqué? y lo de Sydney Poitier haciendo de l Cirineo es un brindis al sol. Había que colarlo como fuera). Jesús de Nazareth es la miniserie perfecta. Por cierto Mel Gibson trabajó con Zefirelli en Hamlet el honor de la venganza por lo que quizás tomase ideas de Jesús de Nazareth). Curiosamente el Jesús que más gustó a De Prada fue el de Rey de reyes, pero el de la versión muda de Cecil de Mille. En Rey de Reyes en un principio lo iba a interpretar Richard Burton, pero pesó que ya era mayor para el papel, y escogieron a Jeffrey Hunter. No se ha dicho en el artículo, pero Max von Sydow se consideró toda su vida agnóstico, quién se convirtió al cristianismo fue el actor que hacía de escudero en el séptimo sello Gunnar Bjornstrand. Por cierto, que creo que compré Masada la novela en libros de segunda mano, ya te diré como es. Los Sicarios tenían un importante papel en la novela de Thomas Costain en la injustamente vilipendiada "El Cáliz de plata" . De los últimos de Pompeya había una versión de los 30, una de los 50 con Steve Reeves (ninguna se parecía a la novela de Edward Bulwer Lytton que a mí me encanta) . No sé si la Pompeya de 2014 está basada en la novela de Robert Harris tendría que investigarlo (escribió una trilogía muy buena sobre Cicerón). En la novela "Los últimos días de Pompeya" la ciega Nidia era más interesante que Ione. Respecto a Actea a parte de la maravillosa Quo Vadis sale también muy bien en "El mensajero del Rey" de Louis de Wohl, y no tiene nada que ver con la Actea de Alejandro Dumas, parece ser que no influyó la novela de Alejandro Dumas en la novela de Henryk Sienkiewicz. No sé si lo dije en mi crítica, pero no me gustó nada que pusieran a Actea como una chica guapa sin cerebro, y Petronio en la obra de Mitchell, y Anthony Burgess dejaba mucho que desear. El modelo de Petronio que usó Sienkiewicz era el que Tácito describió en "Anales". Por cierto que escribiré en breve una crítica de "Memorias de Agripina" de Pierre Grimal (viéndolo todo desde el punto de vista de Agripina).
Para Alfonso Velasco Sendra AD tiene un par de problemas. Los personajes ficticios no atrapan y los reales, hablo de los romanos, son caricaturas de lo creado por Robert Graves en Yo Claudio. En cambio, los hechos de los Apóstoles les quedaron perfectos. El problema con AD es que me aburrió y eso que Amanda Pays, mi actriz favorita de entonces hacía de Sarah
EliminarPuse un clip de Zelah (Sir Ian Holm) con Judas en la entrada.
A mí no me gustó el Barrabas de Hollywood, nunca lo entendí. Anthony Quinn parecía bobito, metía las patas a cada rato. Esta versión me resultó más coherente.
Si, Cecil B. De Mille venía haciendo épicas desde el cine silente. Es ahí donde comenzaron los peplos. Hay varias versiones de Quo Vadis, y un muy buen Ben Hur con el primer galán hispanoparlante de Hollywood, Ramón Novarro.
No, La Pasión de Mel es la antítesis del Jesús de Zefirelli.
Ese Jesús que le gustó a De Prada fue todo un caso, porque se le mantuvo oculto del público, se esmeraron en contar que nunca había dado escándalos, que su imagen cinematográfica era “limpia”. Imagínate si hoy iban a poder hacer algo parecido.
NOOOO, El puerco de Sir Richard como Jesús? Nuncaaa.
Uff yo adoraba a Nydia, Ione era una pava mustia. Lloré cuando Nydia se arrojó al mar.
Es que a los historiadores romanos les caía mal Actea como si ella fuese culpable de los excesos de Nerón. Sienkiewicz went out on a limb para crear una Actea propia, fantástica. Es como lo que hizo con Petronio, uno de mis grandes amores literarios. De hecho, escribí fanfiction a los 11 años (cuando me puse a escribir medio en serio) en la cual Ligia se quedaba con Petronio y no había suicidio.
De Ray Badilla desde FB
ResponderEliminarVer estas películas y miniseries en Semana Santa se ha vuelto tradición para muchos costarricenses. Mis favoritos y que nunca me canso de ver una y otra vez: Espartaco, El manto sagrado, Los diez mandamientos, Marcelino pan y vino, Quo Vadis?(miniserie 1985), Escarlata y negro, Las sandalias del pescador, El evangelio según San Mateo.
Para Ray Badilla Escarlata y Negro es la de Gregory Peck? No me gustó la versión de Las Sandalias del Pescador, prefiero la novela de Morris West. Ayyy Quo Vadis, una de mis diez novelas favoritas no ha tenido una buena adaptación ni la tendrá. La versión Taylor-Kerr ni se parece al libro y ponen unos vejestorios como la pareja principal. Esta miniserie italiana tuvo al hijo de Anthony Quinn (muy feo) como Vinicio que se supone que es guapísimo. La trama también se desliga del libro. Me dicen que la miniserie polaca también hace lo mismo. Lo que pasa es que todo ese arco de la violencia sexual que amenaza a LIgia, sería inaceptable en nuestros tiempos.
EliminarDe Joan Manuel Castro Sánchez desde FB
ResponderEliminarEn Puerto Rico, por varios años emitieron cada Viernes Santo (finales de los 90 y comienzos de los 2000's), la pelicula Schindler's List.
paraJoan Manuel Castro Sánchez me da un poco de risa. Que tiene que ver con Viernes Santo? y amandola como la amo, no es algo para poner en semana de Pesaj (tampoco como que haya tantos judíos en La Isla) Ademas no todos los años, Semana Santa coincide con Passover.
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