La India no fue
la única colonia británica en inspirar nostalgias del imperio en Los 80. Cine y
televisión pintaron a Kenia como un espacio donde blancos, de todas partes del
mundo, hallaban una nueva oportunidad cuando la civilización los rechazaba.
Desde aristócratas empobrecidos hasta refugiados de Hitler han sido descritos en
el cine, llegando a opacar a los nativos
y dando la impresión de que el colonialismo era un antídoto para los prejuicios
y convencionalismos del mundo civilizado. Sin embargo, los leones , autóctonos
de Kenia, también han tenido espacio en la cultura popular.
A pesar de ser
ambas colonias del Reino Unido, Kenia y la India tienen historias diferentes.
La colonización del país africano comenzó en 1880 y aunque estuvo a cargo de una
compañía , similar a la East India Company,
esta duró hasta 1895. Lo amistoso de las tribus locales (Masái y
Kikuyus), la belleza y fertilidad del
terreno, la hicieron una joya codiciada, por lo que a fines del Siglo XIX se la
convirtió en protectorado del imperio británico (oficialmente en 1920).
Eso atraería a colonos
ingleses. Anteriormente los únicos europeos en la zona eran administradores, misioneros,
exploradores y cazadores, como el ficticio Allan Quatermain cuyas aventuras
creadas por H. R. Haggard, encantarían a niños de todo el mundo, incluyendo a Servidora.
Quatermain era un “cazador blanco”, término acuñado por Lord Delamere, uno de los primeros refugiados en Kenia.
El Sueño de
Lord Delamere
Hugh Cholmondley
era un producto de la aristocracia inglesa, pero el tipo de noble que no encuentra
su espacio en su sociedad. Abandonó Eton para ingresar a Sandhurst, pero
tampoco se hallaba en el ejército. Habiendo heredado fortuna, titulo y tierras,
tras la muerte de su padre, el flamante
nuevo Lord Delamere comenzó a pasar temporadas en África, en la Somalia Británica,
cazando leones. Uno de ellos casi le comió una pierna dejándole una cojera de
por vida. A pesar de su herida, en 1896, Hugh Delamere, acompañado de algunos
valientes, emprendió un trayecto a pie hasta lo que hoy conocemos como Kenia.
Alla encontraría
un paraje exquisito, un valle rodeado de montes coronados con nieve que le
recordó a Inglaterra. Ahí nacería lo que parecía una idea peregrina: crear un
paraíso, similar a la campiña inglesa, pero lo suficientemente lejano como para
ser exótico. El Protectorado estaba rentando grandes hectáreas de terreno para
desarrollar granjas y ranchos. A pesar de su título, a Delamere le fue negado
el permiso de arriendo en dos ocasiones. Finalmente, en 1904, consiguió rentar por un siglo (99 años) una
propiedad de hectáreas en la que intentaría criar ganado vacuno y lanar y cultivar
trigo.
Entretanto, su esposa Florence Anne, hija del Conde de
Ellinkinen, atendía la casa, el servicio, algunos animales domésticos como cerdos
y pollos , y plantaba hermosas rosas en su jardín. Entretanto su esposo adquiría
prestigio y voz de mando en el Protectorado lo que le permitió ser rey sin
corona de esa sociedad de británicos en exilio. Otros nobles lo seguirían, como
sus cuñados, Los Hermanos Cole. Otro fue el empobrecido Denys Finch Hatton,
hijo segundón del Conde de Winchilsea.
Denys Finch Hatton
Delamere se
llevaba estupendamente con los masáis, incluso aprendió a hablar swahili, pero
su mente de supremacista no concebía que Kenia fuese dominada por gente que no
fuese blanca. A comienzos del Siglo XX y a raíz de los terribles pogromos en
Rusia, se le ocurrió al gobierno británico construir, en Kenia, un refugio para
los judíos. Delamere se opuso tenazmente. Kenia seria solo un refugio para los
blancos.
Tres
Escritoras
Así muchas
familias de Gran Bretaña emigrarían a esa tierra salvaje a probar fortuna. Los Grant eran una de esas familias. Robin, Nellie y la pequeña Elspeth dejarían su nativa
Escocia para manejar una granja en Thika, algo que harían hasta la Gran Guerra.
De regreso en Inglaterra, Elspeth, bajo su nombre de casada Huxley, publicaría sus
memorias The Flame Trees of Thika. En ese libro relataría una historia que sería
eco de los recuerdos de muchas niñitas inglesas que aprenderían a amar la
llanura de Kenia y sus habitantes, tanto los estrambóticos emigrados blancos
como los nativos, puesto que para los niños no hay prejuicios de color. Menos
con gente que conoce más de su medio ambiente que estos blancos desorientados.
Otra niñita que
tendría experiencias parecidas seria Beryl Clutterbuck quien emigraría a Kenia
con padres y un hermano menor en 1906. Rose Clutterbuck no poseía el vigor
escoses de Nellie Grant y no resistiría la vida primitiva en el Protectorado. Escudándose
con la enfermedad pulmonar de su hijo, regresaría a Inglaterra dejando atrás
marido e hija. Beryl se criaría entre los masáis con un interludio en el que
tuvo una institutriz inglesa que eventualmente se convirtió en la compañera del
padre de su discípula.
Emma no fue la
única influencia femenina en la vida de Beryl. Lady Florence Delamere pasó a
ser una figura materna influyente en la vida de la niña, asegurándose que no se
volviese una salvaje, o lo que los ingleses llamarían “going native”. Años
más tarde, y ya en su segundo matrimonio, Beryl se convertiría en una celebre
aviadora y escritora, alabada aun por Hemingway. En sus memorias West with
the Night, Beryl recuerda que otra influencia en su educación―y
quien le dio una apreciación de Shakespeare ―fue Denys Finch Hatton
al que conoció de adolescente.
Finch Hatton ha
quedado vinculado, en la imaginación popular, a la tercera y más importante de
las cronistas de esa primera etapa de la Kenia británica. Lord Delamere tendría
reparos en traer judíos a su paraíso inglés, pero no a otros extranjeros y
menos a quienes traían dinero. En 1914, el noble danés Bror Blixen compró (con
la dote de su esposa) suficientes hectáreas al pie de las Colinas Ngong para
iniciar una plantación de café. Seria ahí donde su esposa Karen llegaría unos
meses más tarde. A diferencia de Clara Clutterbuck, la Baronesa se enamoraría
de ese paisaje y de ese país, pero como ella y como Nellie Grant, venia
buscando una nueva oportunidad que Europa no le había concedido.
Hoy Karen Blixen
goza de una merecida fama como cuentista. Bajo el seudónimo de Isak Dinesen publicó
varias colecciones de cuentos, más unas memorias sobre su estadía en Kenia. Sus
biógrafos han agregado detalles sobre las razones que llevaron a una joven
escandinava a trasladarse a un espacio primitivo y salvaje. Karen Dinesen había
nacido en una familia de terratenientes de Jutlandia. Había recibido una esmerada
educación, aunque como todas las jóvenes de la burguesía danesa, su destino
esperado era el matrimonio.
Karen se enamoró
del Barón Hans Blixen-Finecken, un noble sueco que además era su primo. Hans la
rechazó y Karen, casi por despecho, se casó con el mellizo de Hans, el Barón
Bror Blixen y se preparó para iniciar una nueva vida en el Protectorado de Kenia.
Por años, Karen luchó por sacar adelante una plantación de café y de conocer el
territorio y su gente, blancos y negros. Entretanto, su marido gastaba a manos llenas el dinero y
se la pasaba en Nairobi emborrachándose y frecuentando prostitutas de las
cuales contrajo sífilis que le contagió a su mujer.
Tras un
tratamiento con mercurio que casi la envenena, la Baronesa Blixen regresó a
Europa donde fue tratada con nuevas drogas que medio la curaron, pero para su regreso
a África en 1921, su matrimonio había acabado. Keren viviría otra década en Kenia,
pero junto al amor de su vida, Denys Finch Hatton. Fue entonces que comenzó a
escribir más en serio, tanto cuentos como sus memorias que publicaría en inglés
como Out of África. Mas allá de su visión personal, otras escritoras
hablarían de la Baronesa en sus memorias.
Beryl, a pesar de
la diferencia en edades, estuvo muy unida a Karen. En la dramatización de Out
of Africa, es interpretada por Suzanna Hamilton y por alguna razón se la
llama “Felicity”. En cambio, Elspeth Huxley tenía un mal recuerdo de Isak Dinesen
a quien consideraba una histérica que una noche tuvo en pie a toda la comunidad
de Nairobi (de todos los colores) buscando su perrito.
Hoy Isak Dinesen
es considerada una gran escritora que en vida mereció (pero nunca recibió) el Nobel. Sin embargo, la imaginación popular
se centra más en su romance con Finch Hatton. En la vida real, Los Blixen conocerían al famoso cazador en una
fiesta del infamoso Club Muthaiga en 1918. En el filme Out of Africa,
Finch Hatton (Robert Redford) salva a la Baronesa (Meryl Streep) de una leona
en el Bush. Mas romántico, cierto, pero también asociado a que tanto el amante
y el marido de Karen Blixen fueron epitomes del cazador blanco. Convirtieron
ese hobby en profesión y el resto de sus vidas (la de Finch-Hatton fue más
breve) se dedicaron a organizar safaris
para turista ricos.
Leones y Cazadores
Blancos
En esos safaris
se cazaban cebras, antílopes, búfalos, pero la mayor presa eran leones. Los
leones de Kenia han tenido más presencia en la imaginación popular que sus
habitantes autóctonos. En mi infancia decir “Kenia” era oír rugidos felinos. El cine y la televisión
traían imágenes de una Kenia independiente gobernada por su gente, pero donde
los blancos todavía iban a cazar, proteger o incluso a buscar leones para sus
zoológicos.
Inolvidable la
leona Elsa de Born Free, o Zamba el león y espíritu tutelar de Amanda
(Pamela Franklin) en El León. Basada en la novela del francés Joseph
Kessel (Belle de Jour), The Lion describía el despertar de una
niña criada en la sabana de Kenia por su padre, un cazador blanco. Amanda no
solo se siente parte del país y sigue costumbres nativas, además percibe un vínculo
sobrenatural con su león que es más que una mascota. Esa existencia idílica es
destruida por la llegada de su padre biológico (William Holden)que quiere
llevarla a la civilización. Una ironía es que Bill Holden encontraría refugio
para su depresión alcohólica en Kenia, pero hablaré de eso más adelante.
En filmes posindependencia,
los leones eran una metáfora para las víctimas de la colonización, criaturas que
debían ser protegidas por científicos blancos como una manera de pagar la deuda
con Kenia y sus nativos. Born Free está basada en las experiencias de
George Adamson , otro hijo del Raj británico que llegó en 1924 a trabajar en la
granja de café del padre, se volvió cazador blanco y en 1938 ingresó al Servicio
de Guardabosques del Protectorado de Kenia. Ahí tenemos un ejemplo de los tres
puestos del emigrante inglés: granjero, cazador y empleado del servicio
colonial.
Sin embargo, la posguerra
en Kenia vio evolucionar a Adamson, ahora casado con Joy Stressner. A fines de Los
50, la pareja rescató una cachorra de león
a la que llamaron Elsa. La criaron e intentaron devolverla a su hábitat. La
vida de Elsa cambió, la de los Adamson también puesto que nació en ellos un
respeto por la fauna local y una militancia en el área de derechos de los
animales.
Ya en Inglaterra,
Joy escribiría Born Free la crónica de sus experiencias con Elsa. Cinco años más tarde, cuando Kenia ya era una
nación independiente, el libro, se
convertiría en filme y series de televisión. Se crearía otra imagen del país
africano además de acabar con la demonización del león. Joseph Kessel se unió a
esa nueva imagen en su novela The Lion que sería llevada al cine en
1966.
Ahí vemos a la esposa e hija (Capucine y Pamela Franklin) de un empresario yanqui (William Holden) caer bajo el embrujo de Kenia como había ocurrido con Karen Blixen y otras mujeres “civilizadas” gracias a un cazador blanco (Sir Trevor Howard) ,ahora convertido en guardabosques de una reservación del Protectorado. Aunque la aparición del empresario que viene a reclamar su familia enfrenta a ambos hombres en la dicotomía Civilization vs Naturaleza, también muestra que los blancos no solo servían para explotar a sus colonias. Aunque la civilización gana la batalla, el filme demuestra que personas de cierto calibre podían ayudar a proteger tanto a la fauna como el modo de vida nativo.
Mejor trabajo hizo
Clarence: The Two-Eyed Lion que traía la novedad de ser narrada desde la
perspectiva de un león bizco. La cámara utilizaba doble imagen para mostrar
como percibía el mundo un animal que sufría de estrabismo. Clarence era el león
mascota de Paula, la hija de un
veterinario que trabajaba en El Centro de Estudios Animales de Wameru, cerca de
Nairobi. Tanto éxito tuvo este filme de Ivan Tors que el empresario lo
convertiría en una exitosa serie de televisión que alcanzó tres temporadas.
La diferencia es que,
aunque todavía se conservaba la presencia bizca de Clarence y de su amiga, la
chimpancé Judy, las tramas se volvían más adultas enfocándose en los quehaceres
del “Daktari” (“doctor” en swahili), un veterinario americano interpretado por
Marshal Thompson. No solo debía Lee Tracy (su verdadero nombre) conservar la
fauna local sino también defenderla de peligros, muchas veces provocados por
humanos como cazadores furtivos y traficantes de diamantes.
Los niños de todo
el mundo aprendimos, gracias a Clarence y a Elsa, que los leones eran dignos de admiración y protección
y no debíamos temerles. Muy diferente de la imagen que otros niños en otra
época tenían de esos felinos, principalmente los de Kenia.
En 1923 ,Spencer Dutton (Brendon Sklenar)
es reconocido por un grupo de arrobadas y aristocráticas flappers en Nairobi
que saben que se trata de un héroe de guerra y de un cazador blanco
especializado en acabar con leones asesinos. Una de ellas cita todos los animales
(apodados man-eaters o devora-hombres) que han caído bajo las balas de
Dutton, e incluye a los “Man-eaters de Tsavo”. El aburrido americano de Montana
masculla que los Leones de Tsavo fueron destruidos cuando él tenía cinco años.
Sin embargo, a
veinte años de acabada con esa amenaza, la cultura popular seguía recordándolos
como monstruos. Para hablar de estos leones tenemos que hablar del Ferrocarril
de Uganda. El máximo proyecto de la administración británica, aun antes de declararse
el Protectorado, era tender rieles desde la isla-puerto de Mombasa hasta el
interior del continente africano. Había dinero, pero no había obreros. Las
tribus africanas no tenían ningún interés en dejar su jungla para ir a trabajar
en un proyecto de los blancos. Traer obreros europeos seria costoso y tomaría
tiempo.
La solución fue traer
a los pobres de la Joya de la Corona. Así las castas menores e indeseables de
la India se convirtieron en los segundos inmigrantes de Kenia y ahí están hasta
hoy día, a pesar de que han sido sometidos a racismo y discriminación. En la
primera entrega de Heat of the Sun (1997) que tiene lugar a mediados de Los 20, vemos como el barrio hindú es quemado , tal
vez por los mismos africanos.
Antes de eso, los
primeros coolies de la India estaban contentos de tener trabajo, espacio y
creían haber dejado la miseria atrás, pero al llegar la construcción de los
rieles a la altura del Rio Tsavo, las cosas cambiaron. Los leones asesinos
hicieron su aparición. El Mayor John Henry Patterson, que estaba a cargo de la construcción, traía experiencia de cazador de tigres de la
India, pero estos leones (sin melena) parecían estar dotados de inteligencia y
astucia sobrenaturales. Evadían todas
las trampas, atacaban de noche con mucho sigilo, secuestrando a sus víctimas de
sus tiendas de campaña y dejando restos humanos sin devorar como señal de su
presencia.
Como saben quiénes
han visto el filme Ghost and the Darkness (Los demonios de la noche en español), los leones sembraron terror por casi un año, llegando a comerse a
35 personas y a atacar aun de día, hiriendo a un centenar más. Finalmente, en
diciembre de 1898, Patterson consiguió matarlos.
En la imaginación
popular, estos peligrosos animales debían ser erradicados y por eso la
profesión de cazador se volvió tan popular y lucrativa en el Protectorado. Antes
de ser guardabosques, George Adamson fue cazador. Denys Finch Hatton y Bror
Blixen organizaban cacerías para los ricos y famosos. Kenia había cambado su
perfil después de la Primera Guerra Mundial. Ahora sus nuevos inmigrantes eran
parias aristocráticos y turistas que venían por la caza mayor. También porque
Kenia, especialmente un espacio conocido como Happy Valley, era celebre ya que sus habitantes llevaban
vidas disipadas irrespetando los convencionalismos de la burguesía inglesa.
“¿Eres casado
o vives en Kenia?”
Esa era una
pregunta chistosa que circulaba en Londres en los años que precedieron a la Segunda
Guerra Mundial. Kenia era sinónimo de relaciones ilícitas y de vidas desinhibidas
en sitios cuyos nombres sobrevivirían en la infamia cultural como El Club
Muthaiga y Happy Valley. A diferencia de la India donde gobernaban valores
imperialistas y la moral puritana de las memsahibs, en Kenia se vivía como en
el imperio romano con un olvido completo de códigos éticos ahí asociados solo con
clases medias y mediocres.
Esto había
ocurrido desde el comienzo del protectorado. El padre de Beryl Clutterbach
había convertido a Emma, la institutriz de su hija, en su concubina y la comunidad lo aceptaba aun
sabiendo que la esposa legitima seguía viva en Inglaterra. En sus memorias,
Elspeth Huxley narra de una pareja que son vecinos y amigos de sus padres hasta
que un día el verdadero marido de la mujer se aparece en Thika exigiendo valer
sus derechos. Para el fin de la Gran Guerra, era sabido que en Kenia se vivía o
amoral o inmoralmente y que las relaciones indebidas eran lo común.
En el periodo de
entreguerras, el Protectorado ofrecía un refugio a todos los parias de clase alta
británico. Si los primeros colonos eran ingleses que buscaban fortuna en la
crianza de ganado y el cultivo del café, ahora las grandes familias británicas
enviaban a sus hijos más problemáticos a vivir su desorden lejos de ellos.
“¿Por
qué no se va a Kenia?” pregunta Lady Julia en Brideshead Revisited. Se
refiere a los bochornos que provoca su hermano, Lord Sebastian con su alcoholismo. “¿Por
qué habría de ser diferente en Kenia?” es la respuesta de Charles Ryder,
protagonista de la novela de Waugh, pero es cierto en Kenia, los nuevos inmigrantes
eran libres y no se debían a sus nombres ni a códigos de conducta reconocidos.
Hugh Delamere
seguía con su sueño de reconstruir un modo de vida inglés en África, a pesar de que
había voces de color amenazando ese sueño . Los nativos que habían servido en
el ejército británico ya no sentían miedo/respeto por sus colonizadores, tampoco los hindúes cuya esfera de influencia
había aumentado hasta el punto en que se prohibió su inmigración en 1923.
Sin embargo, la
comunidad inglesa aumentaba, aunque no lo mejor del imperio llegaba a las
costas de Mombasa. Los granjeros estaban
construyendo casonas estilo ingles en Nairobi y sus alrededores con docenas de
nativos en uniformes a su servicio. El estilo de vida de las clases altas se
calcaba en Kenia con cacerías, carreras de caballos y juegos de polo.
El Valle Feliz
Por esos años, los
aristócratas exiliados crearon su propia imitación de la High Life londinense,
un poco más liberada, en el valle de Wanhoji que sería apodado “Happy Valley”.
Ahí llegarían personajes pintorescos como Alice de Janze. Esta princesa del dólar de Chicago había abandonado a su esposo―un
conde francés― y a sus hijas para trasladarse a Kenia con su
amante, Raymond de Trafford a quien en una ocasión balease en una estación de
metro parisina.
Otra adúltera
fue Lady Idina Erksine quien llegaría con su próximo esposo, el Conde de Errol,
más joven, más pobre y más corrupto que ella. Menos pintoresco era John
Carberry, un individuo alcohólico, pendenciero y maltratador de mujeres, que, para
no pelear en la Gran Guerra, se había hecho ciudadano americano. Este grupo de desechados
del imperio vivían en eterna francachela sino en el club Muthaiga en sus bungalós
donde, en temporadas de lluvia, celebraban orgias que incluían consumo de
drogas y promiscuidad sexual.
No todos los
ingleses aprobaban o frecuentaban a este círculo de parias. El Club Nairobi era
donde se reunían administradores y burócratas. Aunque Karen Blixen era amiga de
Alice de Janze y Lord Errol ―que ya habían iniciado sus amores―su
granja era espacio de reunión para gente más burguesa e intelectual. Sin
embargo, la Baronesa iba a aprovechar la permisiva atmosfera de la región para
su propio pecadillo.
El infame Club Muthaiga
había sido el lugar donde ella conocería al cazador (a ratos aviador) Denys Finch
Hatton en 1918. En 1924, la futura escritora inició una abierta relación romántica
con Finch-Hatton, y Kenia siendo Kenia, le dio un sello de aprobación.
Karen y Denys en Africa Mia
La Kenia que
Karen había conocido había cambiado. Incluso los nativos peleaban entre ellos.
La Baronesa se puso de parte de los Kikuyo cuya cultura es descrita en sus libros.
Hoy su interés y la protección que brindó a la etnia son vistos como “ paternalistas”,
pero en el mundo lleno de prejuicios del Protectorado, su actitud fue
considerada como revolucionaria. Lord Delamere seguía ejerciendo autoridad en
Kenia. Su esposa Florence había fallecido. Su cuñado Cole moriría antes de que
terminase la década y hasta Beryl Clutterbuck había cambiado de estilo de vida.
En 1919, Beryl contrajo matrimonio con Jock Purvis, un hombre mayor, parte de la comunidad británica. Beryl tenía 19 años y se casó para poder quedarse en el Protectorado y no seguir a su padre que se marchó a buscar fortuna en el Perú. Purvis era posesivo e intentó controlar a Beryl que era un manojo de pasión. Pronto lo abandonaba. Con financiamiento de Hugh Delamere, Beryl inició su propia granja equina.
En 1924 se casó
con Mansfield Markham, otro hombre mayor, de buena familia y adinerado. El nuevo marido
le cumplía todos los caprichos, pero pronto se aburrió de la restringida
sociedad del Protectorado y decidió regresar a Londres, sobre todo cuando supo
que Beryl estaba embarazada. Antes de ese viaje ocurrió uno de los sucesos trascendentales
de la vida de la futura aviadora.
El Príncipe de
Gales llegó en visita oficial al Protectorado en compañía de su hermano, Henry,
Duque de Gloucester. Este es el famoso viaje en que el futuro Duque de Windsor
se la pasó más con los chicos de Happy Valley (donde hasta probó drogas), y persiguiendo
mujeres, que en actos oficiales. Su secretario, mi adorado Tommy Lascelles, renunció después de ese viaje, harto de la mala vida del Príncipe al que hubo
de llevar a la rastra a Londres donde su padre había enfermado.
El segundo
episodio de Heat of the Sun muestra como Nairobi está preparando un gran safari para entretener
a su Alteza Real, pero no llega a ocurrir ya que Eduardito debe volver a
Inglaterra. En Shadow on The Sun en cambio hay un safari-organizado por Finch
Hatton y Bror Blixen, que es donde la embarazada Beryl conoce al Duque de
Gloucester que se enamora de ella y le pide que lo busque si llega a ir a Londres.
Lo cierto es que Beryl
pasó el resto de su embarazo en Inglaterra. Nacido su hijo Gervase, ya estaba
harta de su existencia restringida y burguesa, en la casona de los Markham,
vigilada por la suegra. Buscó al Príncipe Henry y se hicieron amantes, pero el
Harry de ese entonces sufría del mal de Los Windsor. Se enamoró y quiso casarse
con la desinhibida Beryl. Obvio que nadie estaba contento con este plan. La
misma Beryl no estaba segura de querer un tercer matrimonio. Su esposo
amenazaba hacer un escándalo. La solución la encontraron los fixers de la Corona.
Beryl recibió una
pensión de por vida. A cambio prometió no ver más a Su Alteza y volverse a Kenia,
dejando atrás a su marido y a su hijo. Allá se reinventaría con otra aventura.
Bajo la guía de Denys Finch Hatton y Tom Campbell Black, se convertiría en una
estupenda aviadora y eventual escritora.
Tanto Campbell
Black como Finch Hatton pasaron por la cama de la aviadora . Por ahí algún biógrafo
ha puesto en duda que Beryl tuviese amores con Finch Hatton, debido a su estrecha amistad con Karen Blixen.
Se olvidan de cómo era Kenia. A la Baronesa no le incomodó compartir a su
amante con su joven protegida.
La llegada de los
Años 30 cambiaria el estilo de vida hedonista de Happy Valley y de sus
alrededores. La Depresión y plagas de langosta arruinarían a muchos granjeros.
Varios de nuestros dramatis personae volverían al Viejo Mundo, pero para
la Segunda Guerra Mundial, habría otro tipo de refugiados que, a veces a la fuerza, se establecía en
este exótico y mágico reino.
BIBLIOGRAFIA
CONSULTADA
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Free (traducida como Nacida libre)
Barnes, Juliet.
Ghosts of Happy Valley (traducida como Los fantasmas de Happy
Valley)
Benuzzi, Felice. No Picnic at Mount Kenya. (traducida como Evasión en el Monte
Kenia)
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of the British in Kenya
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of Africa (traducida como Memorias de Africa)
Dinsen, Isak. Letters
from Africa 1914-1931 (traducida como Cartas de África)
Fox, James. White Mischief.
Hemingway, Ernest. The Snows of Kilimanjaro and other
Stories (traducida como Las nieves del Kilimanjaro)
Huxley, Elspeth. The Flame Tress of Thika
(traducida como Los flamboyanes de Thika)
Kessel, Joseph. The Lion
Lovell, Mary S. Straight on till Morning: The
Briography of Beryl Markham
Markham, Beryl. West
with the Night (traducida como Al oeste con la noche).
Patterson, John
Henry. The Man-Eaters of Tsavo (traducida como Los
devoradores de hombres de Tsavo)
Spicer, Paul The Temptress: The Scandalous Life of
Alice, Countess of Janze.
Zweig, Stephanie.
Nowhere in Africa (Traducida como En algún lugar de África)
I used to love Daktari as a kid, it aired for Sunday Lunch at noon here as a family series. I also remember Chamberlaine as Quatermain. If I was rich enough I would probably rather have a plantation in Raj not in Africa, Africa scares me for some reason and never attracted me. We also loved Shaka Zulu series.
ResponderEliminarLove anything from Stefan Zweig, I am probably one of his leading reviewers in the country. He is one of the rare classic writers that is still relevant and readable.
I should probably watch Mogambo or the Snows of Kilimanjaro, but cannot stand Ava Gardner for some reason.
I just realized it! Stefanie Zweig must be a pseudonym. In the film she is called Regina Redlich. No relation to the great Zweig (aside from both being Jewish). He killed himself in Rio in 1943, and she survived the war.
EliminarPrior to me getting a TV (1968) Daktari was my favorite show. I used to go to an aunt’s house to watch it on Sundays.
No, no, no, no plantations for me in jungles over 200 degrees and with crawling animals all over the place. I’m a city cat.
Ava was gorgeous and had a lovely voice, but she was a pig in real life, and Heddy Lamarr was much more beautiful. I was going to put Dick Chamberlain’s picture of Allen Quatermain, but the one I speak is the 50s version with Stewart Granger. I advice The Snows…Ava gets killed and Susan Hayward gets the guy (G. Peck)