Para Los 30, el
perfil de la población blanca de Kenia iba a cambiar. Llegarían Hemingway,
refugiados de Hitler y hasta prisioneros de guerra. Todos escribirían sobre sus
experiencias al pie (y en la cima) del Kilimanjaro. Happy Valley cerraría sus
puertas con un misterioso asesinato y Kenia dejaría de ser inglesa. Pero
Hollywood, en los 80, volvió sus ojos a su ex colonia y convirtió al
Protectorado en un espacio mítico poblado de excéntricos personajes que
capturarían la imaginación popular.
Los Años de la
Langosta
En muchos
sentidos, 1931 fue un año clave para la comunidad inglesa del Protectorado. En junio fallecía en Nairobi su fundador, Hugh
Delamere, dejando atrás un sueño semi inconcluso, una familia que hasta hoy
reside en África, y Gwladys Markham, su
segunda esposa. Lady Delamere seria elegida alcaldesa de Nairobi en dos
ocasiones en los años siguientes. Gwladys, nieta del Marques de Anglesey, reafirmando los lazos casi “incestuosos” de la
comunidad, había sido concuñada de Beryl
Markham.
Para Beryl, 1931 sería
un año doloroso. No solo perdería a su figura paterna. En abril, Denys Finch Hatton
perdería la vida cuando su avión se estrelló en la jungla. A pesar de que Finch
Hatton dejaría atrás toda una leyenda, más dos “viudas”, no dejaría descendencia.
Durante su relación, Karen Blixen sufriría dos abortos espontáneos posiblemente
debido al tratamiento de mercurio al que fue sometida para curar su sífilis. Al
menos uno de sus biógrafos cree que al morir Denys, Beryl Markham estaba
embarazada.
No se sabe qué pasó
con ese embarazo, si sabemos que, a diferencia de La Baronesa Blixen, Beryl se consoló
rápido. Había cerrado su granja equina y obtenido una licencia de piloto
comercial. En su vida sentimental también hubo cambios, al iniciar un affaire
con su instructor y mentor Tom Campbell Black. Esta relación duró un par de años.
Eventualmente Campbell Black se casó con la actriz Florence Desmond . Para su
temprana muerte en un accidente de aviación en 1936, Beryl estaba con otro
amante, Hubert Ouder, hijo de Lord Manton. Le gustaban los aristócratas a la
chica.
El amor no le quitaba
tiempo a Beryl para hacer otras cosas. En 1936 realizó un hito en la historia
de la aviación, al cruzar en vuelo solitario el Atlántico desde Southampton
hasta Nueva Escocia. Beryl estaba en su
mejor época. Fue poco después de ese famoso vuelo que Beryl se divorció. Mansfield
Markham estaba harto de que le pusieran los cuernos y solicitó el divorcio por
infidelidad aportando el nombre de Hubert Ouder como causal de la ruptura matrimonial.
No que fuese Ouder―tambien aviador―importante en la vida de
Beryl. Es que era el último en una larga lista de amores en la que las malas lenguas
incluyen a Bror Blixen y hasta el mismísimo Príncipe de Gales.
Quien no fue
amante de Beryl, pero si su gran admirador fue Ernest Hemingway. Papa vino a
Kenia a cazar leones en 1933 y regresó al año siguiente. Obvio que la cacería
mayor estaba en la lista de cosas que un Mr. Macho debía hacer antes de morir.
Hem llegó arrastrando a Pauline su pobre segunda esposa, y alternó con muchas de las personalidades que
conocimos en mi anterior recorrido por la excéntrica colonia de Kenia.
Stacey Keach como Papa y Marisa Berenson como Pauline en Hemingway
De ese viaje,
Hemingway sacaría material para Green Hills of Africa, y una serie de
cuentos como “ The Short and Happy Life of Francis Macomber” y “The Snows of
the Kilimanjaro”. Aunque “Las nieves…” es la que contiene más detalles
autobiográficos se dice que el personaje de Robert Wilson, el guía de Macomber,
está basado en el Barón Bror Blixen que participó en el safari del escritor. En ese mismo safari, Hemingway conocería a
Beryl. Años más tarde después de la publicación de West with the Night, Papa
describiría a la aviadora como alguien tan diestra que “nos avergüenza a otros
escritores”.
Gregory Peck como Wilson en The Macomber Affair
Una lástima que
Hemingway no hubiese alcanzado a conocer a las otras trovadoras de Kenia
quienes ya estaban vendiendo libros. En 1935, Elspeth Huxley había publicado en
Londres una biografía de Lord Delamere A Dreamer of Empires. Lo seguirían
varios relatos policiales, a lo M.M. Kayes, todos situados en Kenia y en 1939 publicaría
una novela , Red Strangers, que hoy se consideraría políticamente
incorrecta sobre cuatro generaciones de una familia de Kikuyos. A sus obras más
conocidas, sus memorias del Protectorado, todavía les faltaban un par de
décadas antes de salir a la luz.
Desde la muerte
de Denys Finch-Hatton que Karen Blixen había estado batallando varios demonios,
como su soledad y plagas de langostas que arruinaron las cosechas de café. La
Baronesa mantenía a flote la plantación a punta de dinero de su familia, pero
el golpe mortífero lo recibirían todos los agricultores del Protectorado cuando
en 1931, a causa de la Depresión, el precio del café se fue al suelo. Hora era
de partir. La Baronesa Blixen abandonó Kenia con una despedida gigante que los
miembros más importantes de la región le hicieron en la estación de tren de
Mombasa. Ninguno sabía que isak Dinesen estaba a punto de nacer.
De soltera y en
su natal Dinamarca, Karen había publicado relatos bajo el seudónimo de “Osceola”.
Su talento natural de narradora de cuentos la llevaría en 1934 a publicar. Seven
Gothic Tales (Siete Relatos Góticos) que seguiría en 1937 con su
obra más famosa : Out of Africa (Memorias de África), todas bajo
el nombre de pluma de Isak Dinesen y escritas en inglés. El entrar a través del
mercado anglo dio más difusión al trabajo de Karen Blixen. Pronto seria
conocida en todo el mundo hasta el punto que en la posguerra, y tras mas libros
publicados, se barajó su nombre para un Premio Nobel.
La Guerra Llega
a Kenia
En 1937, otra niñita
llegaría al Protectorado. Aunque sus orígenes e historia eran muy diferentes a
los de Beryl Markham y Elspeth Huxley,
como ellas, Stefanie Zweig se enamoraría de esa tierra y habitantes. Hija
de un joven abogado judío de Silesia cuya carrera había sido interrumpida por
Hitler, Stefanie y su madre viajaron al Protectorado en pos del padre que había
conseguido empleo en una granja cuidando ganado. Para Los Zweig, ese alejamiento
de la vida acomodada de Europa, fue más que un shock cultural. En cambio, la pequeña Stefanie se adaptó gracias a su
amistad con los niños masái de quienes aprendió el swahili.
Lord Delamere se
había negado a convertir su terruño en refugio de judíos. El ascenso de Hitler
y la Segunda Guerra Mundial vería un influjo de refugiados de origen hebreo
que, como los Zweig, dejarían el mundo civilizado para trabajar en granjas
haciendo tareas que en Europa cumplían sus sirvientes. En 1939, Los Zweig
fueron internados como enemigos por haber nacido en Alemania.
Para probar su
lealtad, muchos, entre ellos el padre de Regina, se unieron al Ejército Británico
lo que permitió a sus familias salir en libertad. Acabada la guerra, muchos de
estos inmigrantes decidieron quedarse en Kenia. Los Zweig retornaron a Alemania
donde Stefanie se haría conocida por escribir libros para niños. En 1990, publicaría sus recuerdos del Protectorado bajo
el título de En algun lugar de Africa (Nowhere in Africa).
Mientras europeos
trasplantados vivían experiencias que cristalizarán en futuros libros, las
escritoras que asociamos con Kenia pasarían la guerra fuera de África. Elspeth
Huxley pondría en receso su carrera literaria, convirtiéndose en locutora de la
BBC. Karen Blixen quedó atrapada en una Dinamarca ocupada por los nazis y Beryl
Markham se marchó a América, a ver si en Hollywood se interesaban en filmar su vuelo
épico. En 1942, publicaría su elogiada West by the Night. Para entonces
ya habría encontrado un tercer marido, Roul Shumacher, un libretista alcohólico
que muchos creen fue el verdadero autor del libro que combina proezas de
aviación con recuerdos de Kenia.
Mientras Beryl
pasaba por nuevas experiencias en Estados Unidos, Happy Valley pasaba por una
menos agradable: un asesinato. En la década anterior a la guerra, el Conde de
Errol se había divorciado de su condesa Idina y retornado a Inglaterra. Alla se
había unido a la Unión de Fascistas Ingleses de Sir Oswald Mosley. A pesar de
sus simpatías nazis, Errol ingresó al ejército al comienzo de las
hostilidades y consiguió un puesto en la retaguardia, precisamente en Nairobi
donde lo esperaban sus amigos, especialmente una mujer que nunca había dejado
de amarlo. A pesar de que el Protectorado había expulsado a la Condesa, la
guerra había permitido el retorno de Alice de Janze.
En Nairobi, Errol
conoció a Lady Diana Boughton, esposa de Sir Jock Boughton quien había
regresado a Kenia a tratar de cubrir sus deudas con los productos de sus
granjas. Diana era hermosa, mucho más joven que su marido, y “ carne fresca” para el león Errol. Pronto
eran amantes. Nada sorpresivo sobre eso, pero hubo una variación en la fórmula
a la que Happy Valley estaba acostumbrada. Errol y Diana anunciaron que se
amaban y querían casarse.
Boughton, aparentemente,
tuvo la cortesía de aceptar un divorcio, pero antes de llevarse a cabo, el
Conde fue asesinado una noche cuando conducía de regreso a Nairobi. Se sospechó de Alice quien acalló las dudas
suicidándose, incapaz de vivir en un
mundo sin Errol.
Todas las pruebas
señalaban a Sir Jock. El protectorado fue sacudido por el oprobio de ver que
uno de los miembros de su aristocracia era puesto en el banquillo de los
acusados. Los periódicos de Kenia y del Reino Unido gozaron exponiendo el
background de orgias y excesos de Happy Valley. Sir Jock fue exonerado, pero su
reputación había quedado manchada para siempre. Retornó a Inglaterra donde se suicidó.
Refugiados a
la Fuerza
Entretanto, el
Protectorado se había convertido en destino forzado de prisioneros de guerra―alemanes
e italianos― que eran encerrados en campos de detenciones en Nanyuki. Uno de esos
prisioneros era un burócrata de la administración civil de Abisinia llamado
Felice Benuzzi. En la vida real, este abogado triestino había sido alpinista y
representado a Italia en competencias de natación. Para combatir el tedio y la
humillación de su condición de derrotado, Felice comenzó a maquinar un plan:
organizar una fuga que lo llevaría a escalar el Monte Kenia y retornar al
campo.
La idea no era huir sino demostrar que el
espíritu nacional no estaba aplastado y que los italianos eran capaces de hacer
cosas positivas. Felice convenció a Giovanni Balletto, un médico militar, y al
marino Enzo Barzotti de seguirlo en su descabellada idea. En su libro Fuga
al Kenia, publicado en 1946, narra los preparativos de la expedición , la creatividad
para hacerse de un equipo de alpinismo y la huida. La parte más peligrosa para
estos hombres desarmados fue cruzar la sabana donde los esperaban animales
salvajes.
Al comienzo de la
escalada, Enzo presentó problemas cardiacos y debió ser abandonado. Felice y su
compañero no alcanzaron la cima del Kenia, pero si la de un pico cercano donde
plantaron la bandera italiana. Su regreso al campo fue recibido con asombro por
sus carcelarios. El castigo que les esperaba era un mes en solitaria, pero el
espíritu deportista británico prevaleció y se les redujo a una semana de
confinamiento. Después de la guerra, Felice ingresó al cuerpo diplomático
italiano. Su libro fue traducido al inglés bajo el título de No Picnic at
Mt. Kenya en 1952.
Hoy considerado
un clásico sobre el alpinismo y la literatura de aventuras, el libro representa
la actitud de Occidente hacia Kenia como un espacio exótico, bueno para safaris
y otros deportes. El cine de Hollywood continuó esa imagen escapista, incluso
situando o filmando en Kenia títulos como Beyond Mombasa, West of Zanzíbar,
Las Minas del Rey Salomón y la famosa Mogambo
Una ironía es que
en Los 50 estallaría en el Protectorado una terrible revuelta entre nativos. Lo
que se conoce como La Revuelta de los Mau Mau adquirió carices tan brutales que
fue aplastada con métodos igualmente sanguinarios por las autoridades inglesas.
Que yo sepa solo se ha hecho un filme sobre esa rebelión, Simba con Dame
Virginia Mackenna y Sir Dirk Bogarde.
En 1959, Elspeth Huxley escribiría la primera parte de
sus memorias Los Flamboyanes de Thika, a la que la seguiría una secuela,
The Mottled Lizard, en 1962. Para entonces la “leomania” se había
apoderado de la imaginación popular de Occidente y todos preferíamos pensar en Kenia
como el hogar de simpáticos felinos como el bizco Clarence y la dulce Elsa.
Kenia era un santuario de animales, donde los humanos debían velar por ellos.
El cazador blanco había sido reemplazado como héroe por los guardabosques, veterinarios
y protectores de la vida salvaje.
Uno de ellos sería
el actor William Holden. Envejecido, alcohólico y un poco deprimido, encontró
como otros un refugio en el Protectorado y una causa en el medioambiente y
protección de la fauna africana. Para cuando, en 1964, Kenia pasó a ser un país
independiente, Bill Holden ya había establecido santuarios, un club de safari
donde se hacía turismo sin cacerías, y una propiedad donde como león viejo
podía ir a lamerse las heridas que le dejaba Hollywood. Ahí se le uniría su última pareja, la actriz Stefanie
Powers, pero de ellos he de hablar cuando comente el renacimiento de Kenia en
la imaginación popular
La Keniamania
de Los 80.
No sé exactamente
cuándo comenzó. Tal vez fuese, como ocurriese con la india, una nostalgia del Imperio.
A diferencia de la Indomanía, la fascinación con Kenia no era una denuncia sino
un espectáculo único de un mundo magnifico que ya no existía.
Fue en 1980 que Elspeth
Huxley publicaría la correspondencia de su madre. Letters From Africa no
solo tuvo buenas ventas. Lo próximo es que Elspeth firmaba un contrato con la ITV
para que filmasen The Flame Trees of Thika que debutaría en Inglaterra y
en la PBS en 1981 (está en Acorn). Inmediatamente comenzó a aparecer la palabra “Kenia” en
todas las formas de entretenimiento. En 1982, después de tres años de investigación,
James Fox publicaba White Mischief, una historia completísima de Happy
Valley y de las circunstancias que llevaron al asesinato de Lord Errol en 1941.
Mientras veíamos
la infancia de Elspeth Huxley en la pantalla, y leíamos sobre las escapadas del
Club Muthaiga, en Los Ángeles un dueño de restauran llamado George Gutekunst descubría
un puñado de cartas de Ernest Hemingway concernientes a sus viajes por África.
La publicación de esas cartas traería a la luz el nombre de Beryl Markham. Gutekunst
financió el viaje de Barry Schlachter a Nairobi a entrevistar a la octogenaria.
Schlachter la encontró vieja y pobre, pero todavía criando caballos de raza y
enojándose ante la calumnia de que su tercer (y ya descartado) esposo había
escrito su libro.
Esta visita
obtendría varios resultados como el que West with the Night fuese
republicada; y que Beryl volviese a tener dinero para llevar una vida digna en
los tres años que le quedaban en este mundo. Durante ese tiempo, la anciana
estaría en la luz pública. El material de Schlachter comenzó a ser expandido
para trocarse en un documental World Without Walls y la escritora Mary.
S. Lovell viajó a Nairobi a entrevistar a la aviadora para una biografía.
Entretanto,
Hollywood viendo la fascinación que la industria del entretenimiento había
cogido con las trovadoras del protectorado se enfocó en la tercera del trio. Sídney
Pollack se embarcó en un proyecto para llevar las memorias de Karen Blixen a la
pantalla. Así nacía Out of Africa (ahora gratis en Tubi) que, en 1985, recibiría nominaciones y galardones, acoplados
a los elogios por el nuevo acento que añadiría Meryl Street a su colección,
gracias a su impecable interpretación de Karen Blixen. Tal vez Robert Redford
no era el mejor actor para dar vida Denys Finch Hutton, pero se vio guapísimo.
El filme sigue mucho de las memorias de la Baronesa, su interés en los Kikuyu, su amor por Kenia, el fracaso de su matrimonio y la sífilis. Es en su descripción del romance con Finch Hatton que se peca de color rosa. No hay mención de Beryl Markham (ni de otros habitantes de la comunidad británica), ni de los abortos espontáneos que sufrió Isak Dinesen durante su relación con el cazador ni del poco interés que Finch Hatton tenia en ser padre. Lo importante fue que la escritora resucitó en la imaginación popular hasta el punto que se llevó al cine, en 1987, una adaptación de su cuento “El festín de Babette” que obtendría el Oscar por Mejor Película Extranjera.
Beryl y
Stefanie: Dos enamoradas de Kenia
En 1986, Beryl
Markham murió en la tierra que sentiría como suya. Un año más tarde saldría la
venta Straight till Morning, la biografía de Lovell. En ella, la autora
desmiente la teoría de que Schumacher fue el verdadero autor de West with
the Night. En cambio, esboza otra teoría, que quien asesoró a Beryl en la
edición de su obra fue otro de sus amantes, el escritor-aviador Antoine de St.
Exupery. ¡Esta mujer no dejaba títere con cabeza!
Otro que no dejó títere
con cabeza, hasta que perdió la suya de un tiro en la noche, era Jocelyn Errol.
En 1987, llegaba a los cines la versión novelada de White Mischief. Un
filme visualmente precioso, comenzando con un elenco exquisito encabezado por Greta
Scacchi y Charles Dance como Diana y Errol. Con desnudos integrales (y una de las escenas más sensuales que yo haya
visto en el cine), una estupenda banda sonora de John Fenton, vestuario
esplendoroso casi tanto como el paisaje de Kenia, era un agasajo para los sentidos.
Donde falló fue
en verosimilitud. Greta retrata a Diana como una esposa aburrida que encuentra
el verdadero amor, tal como el Errol del filme es un Casanova que se redime al
encontrar la mujer de su vida. Ni una mención de las ambiciones que llevaron a Diana
a contraer varios matrimonios, ni del oscuro pasado del Conde de Errol. En
cuanto a Happy Valley, no pasa de ser descrita como una coterie de
ociosos swingers que gustan del chisme y de fiestas cross-dressing.
1988 fue el año en
que el documental “World Without Walls” sobre Beryl Markham salió al aire. Poco
después, la NBC presentaba la miniserie Shadow on the Sun: The Beryl Markham
Story. Fue un éxito gracias a su popular estrella Stefanie Powers que, con
una melena platinada y un extraño acento (de ninguna manera británico), logró
transmitir la esencia de la aviadora-escritora.
Powers tenía un vínculo
interesante con Kenia. Había hecho carrera en la televisión gracias a dos
exitosas series: La Chica de CIPOL (Girl From UNCLE) en Los 60, y
Hart to Hart en Los 80. Antes de ser celebridad, cuando era una adolescente,
Stephanie (como cientos de adolescentes
americanas) estaba enamorada platónicamente
del actor William Holden . Lo vino a conocer cuando ya ella tenía fama en 1979.
A pesar de las diferencias en edades y la ingesta de alcohol diaria de Bill, se
convirtieron en pareja.
Holden la llevó a
su reino de Kenia y Stefanie abrazó el proyecto de su amante de proteger la
fauna local. Tras el fallecimiento de William Holden, Stefanie Powers y otros
amigos del actor crearon La Fundación William Holden Para la Protección de la Vida
Salvaje de la cual fue directora, además de seguir a cargo de las reservas que
dejase el actor. Con eso, la actriz certificaba
sus vínculos con Kenia.
Shadow on the
Sun comenzaba con Barry
Schlachter (John Rubinstein) llegando a Nairobi a entrevistar a la anciana Beryl
Markham. Astutamente, la escritora se da
cuenta que lo que quiere saber el periodista es si ella es la verdadera autora
de West by Night. De esa premisa surge un relato narrado a punta de flashbacks
que se concentra más en la vida amorosa de la protagonista que en su literatura
y hazañas aéreas. Brian Cox (cien años antes de Succession) encarna a Jock
Purves, primer marido de Beryl; James Fox es Mansfield Markham; Trevor Eve (de Discovery of Wilches) es Denys Finch Hatton, Jack Thompson es
Tom Campbell Black, Rupert Frazier interpreta al Duque de Gloucester y Frederic
Forrest da vida a Raoul Schumacher. Puede verse esa serie completa en Tubi.
El éxito de la
“kenyomania” convenció a Stefanie Zweig quien se había convertido en autora de
libros para niños de publicar sus recuerdos de refugiada en el Protectorado
durante la Segunda Guerra Mundial. Bajo el título de Ingwendo mit Afrika
se convirtió en un superventas que pronto seria traducido a varios idiomas,
pero el libro de 1990 sería el final de la fascinación que Kenia ejercía en la
cultura popular.
Tal como ocurrió
con la Indomanía, su fenecimiento se debió a que, para fines del siglo XX, las
visiones del imperio habían cambiado, y ver a ingleses decadentes matando
leones o celebrando orgias a costa de una población nativa ignorada y sometida,
ya no eran atractivas. Esto afectaría las obras sobre Kenia de esa última década,
aunque tendrían un breve resurgimiento a comienzos del Tercer Milenio.
BIBLIOGRAFIA
CONSULTADA
Adamson, Joy. Born
Free (traducida como Nacida libre)
Barnes, Juliet.
Ghosts of Happy Valley (traducida como Los fantasmas de Happy
Valley)
Benuzzi, Felice. No Picnic at Mount Kenya. (traducida como Evasión en el Monte
Kenia)
Best, Nicholas. Happy Valley: The Life
of the British in Kenya
Blixen, Karen Out
of Africa (traducida como Memorias de Africa)
Dinsen, Isak. Letters
from Africa 1914-1931 (traducida como Cartas de África)
Fox, James. White Mischief.
Hemingway, Ernest. The Snows of Kilimanjaro and other
Stories (traducida como Las nieves del Kilimanjaro)
Huxley, Elspeth. The Flame Tress of Thika
(traducida como Los flamboyanes de Thika)
Kessel, Joseph. The Lion
Lovell, Mary S. Straight on till Morning: The
Briography of Beryl Markham
Markham, Beryl. West
with the Night (traducida como Al oeste con la noche).
Patterson, John
Henry. The Man-Eaters of Tsavo (traducida como Los
devoradores de hombres de Tsavo)
Spicer, Paul The Temptress: The Scandalous Life of
Alice, Countess of Janze.
Zweig, Stephanie.
Nowhere in Africa (Traducida como En algún lugar de África)
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