martes, 19 de agosto de 2014

Glamur televisivo I: Mad Men y otros Ejemplos


En una era en la que el entretenimiento audiovisual sigue pautas de realismo extremo, es difícil reconocer el glamur televisivo. Algo tan sutil y arduo de definir, también resulta complicado de identificar. Aun asi, ese misterioso glamur persiste en muchas series del momento.

 “Glamur”, o “Glamorg” es una palabra celta que explica la técnica mágica a través  de la cual las hadas se esconden, o esconden sus atributos de los humanos. En bujería, un hechizo de “glamur” es una manera de cambiar la apariencia de la hechicera para verse como otra persona. Así lo usaban Las Haliwell en “Charmed”. Por otro lado, “Glamur” es también la capacidad de “persuadir” a alguien de   no ver las cosas tal cual son sino como otro desea que las vean. En “True Blood” los vampiros utilizan el glamur para borrar las memorias de los humanos o para obligarlos a hacer su voluntad.


A comienzos del Siglo XX, los fotógrafos descubrieron que podían hacer que sus modelos se viesen más bonitos gracias a ciertos trucos (que hoy se consiguen con Photoshop), pero también gracias a prendas de vestir y otra parafernalia con la que llenaban el trasfondo para resaltar  las cualidades de quien posaba para el retrato. Desde entonces, se venden vestidos, objetos y productos con la promesa de que aumentarán el glamur de quien los usa. La palabra se ha convertido en sinónimo de estilo distinguido, de sensualidad elegante y de una estética sofisticada.

Una serie glamorosa es una que intenta realzar, no solo el sex appeal de sus actores, sino también el de su historia con detalles glamorosos que convenzan a su público  que están viendo algo mágico, pero a la vez distinguido. ¿Cómo se consigue eso? Con una combinación de lujo, encanto,  y romance que se aplique tanto al desarrollo de los personajes como al modo en que se expresan y al ambiente en que viven.

El glamur no tiene realmente equivalente y se puede confundir con “clase”  o con linaje aristocrático. Si bien es cierto que el glamur televisivo se asocia a personajes de clase alta o  escenarios del jet set, no siempre nacer en cuna de oro conlleva  un estilo glamoroso. Es por eso que Don Draper (Jon Hamm) de “Mad Men” es más “glamoroso” que todos los reyes de “Juego de Tronos” y explica el que Lady Mary (Michelle Dockery) sea más sofisticada que su hermana Edith (Laura Carmichael), en “Downton Abbey”, a pesar de ser ambas hijas de un conde.

Ser tan envidiosa le restaba glamur a Lady Edith


Hay ambientes que son glamorosos en extremo y aun asi los que se mueven en su interior pueden ser ramplones. Los Marechal de “Revenge” son bastante ordinarios y el pobre Peter Campbell (Vincent Kartheiser),de “Mad Men” todavía (a pesar de ser de buena familia) parece el pariente pobre de sus socios de Stirling, Cooper & Partners.

Con esa ropita Pete Campbell nunca se verá glamoroso

Tenemos claro que series policiales, bélicas y  médicas no pueden ser glamorosas puesto que su empeño es mostrar imágenes violentas, sangrientas y realistas lo impide. Como tampoco lo pueden ser los sitcoms puesto que el humor moderno se apoya en lo procaz y prosaico. Una serie puede tener lugar en el ámbito de los millonarios y ser  chabacana, basta pensar en los ricos de telenovela que tienden a ser vulgares con mayúscula. No necesariamente un period piece ha de ser glamoroso ( “The Knick” es un ejemplo) y aunque James Bond sea el epítome del glamur, no todo el género de espionaje representa esa condición.

Volviendo al tema televisivo, hay series que sin ser glamorosas abarcan elementos de glamur sea en el ambiente, en el decorado, o en el idioma. Eso ha ocurrido con “Penny Dreadful” que a pesar de su gore, obligatorio en una serie de horror,  sube su nivel gracias a unos diálogos impecables, a un lenguaje exquisito, y repleto de alusiones poéticas y literarias, que resultan más glamorosas que toda la música clásica y la pinacoteca de Dorian Gray.

La palabra “glamur” frecuentemente va vinculada al vestuario.  No hay duda que ropa y moda son componentes obligados de un estilo glamoroso. Por algo, cuando reseño “Downton Abbey” o “Miss Fisher Murder Mysteries”, acostumbro elegir un vestido que  encierre la sofisticación del capítulo. No es casualidad puesto que ambas series son reconocidas por su  guardarropa.

El vestuario y el Hispano Suiza son parte del glamur de Miss Fisher


Mucha gente ve “Masters of Sex” por ver a Virginia Johnson (Lizzy Caplan) desnuda, pero yo la veo por ver a Libby Masters (Caitlin Fitzgerald) vestida. Cada atuendo que saca es  soberbio. Hasta embarazada lució espectacular. No solo es el vestuario sino también el garbo de quien lo usa lo que crea un personaje glamoroso.
Libby y el glamur de Los 50

Aun embarazada se veía despampanante.


“Once Upon a Time” es una serie “mágica”, pero ni sus personajes ni sus diseñadores de ropa tienen idea de lo que es el glamur. En la última temporada hemos visto a Emma (Jennifer Morrison) ponerse faldas, pero el vestidito con el que asistió a su primer baile era lo que usaría la Jezabel bíblica si visitara El Bosque Encantado.
Todos quedamos viendo rojo con ese atuendo


No fue el peor asalto visual  de la temporada. ¿Qué tal los trajecitos con los  que Ariel (Joanna Garcia) y Blanca Nieves (Ginnifer Goodwin) se presentaron al baile del Príncipe Eric? Ya parecían miembros de tribus urbanas. Ni hablar del vestido de novia de Belle (Emilie de Ravin), una mutación del estilo del Gran Gatsby combinado con deshechos del closet Sesentero de Twiggy.

La Sirenita y La Princesa van al prom


Blanca y horripilante va la novia


Pero si uno busca y rebusca encuentra el glamur de esa serie encapsulado en un personaje: Regina Mills. Y hablo de La Señora Alcaldesa, no de La Reina Mala que esa también usa mamarrachadas dignas de dominatrix victoriana. En cambio, la mandamás de Storybrook siempre, (aun cuando la vapulea La Bruja Mala del Oeste) se ve tan comme il faut en su sencilla elegancia. Más allá de cómo viste. Regina ha destilado clase, dignidad y glamur aun en sus días de nervios de mamá primeriza.
Ser La Madrastra Mala implica ser un fashion disaster


Lana Parrilla no me convencía como actriz, pero esta última temporada me ha ganado por completo con su tóxico humor, sus misterios, incluso con su tristeza ante la idea de perder a su hijo. Nunca la brujería se vio tan sofisticadamente representada que en esa batalla con su hermana mala que en todo era inferior a Regina, incluso en su tosquedad que contrastaba con la glamorosa flema de La Madrasta de Blanca Nieves.

El glamur de la alcaldesa

La importancia de la envoltura en la creación de un aura glamorosa es unisex. Que lo digan los productores de “Mad Men” que por siete temporadas han impuesto a su protagonista, Don Draper, como un icono de elegancia masculina.


Situada en el universo de Madison Avenue, “Mad Men” es un ejercicio en glamur, en el verdadero sentido de la palabra. Es toda una lección de como un imperio de la publicidad inventa slogans para glamurizar al publico y llevarlo a comprar sus productos. Para esos efectos, la serie de Matthew Weiner ha capturado la sofisticación de la New York  de los 60 tanto en sus oficinas  de la emblemática Avenida Madison como en otros espacios de La Gran Manzana.




Extendiéndose más allá de Manhattan, “Mad Men” nos lleva conocer el chic suburbano de Long Island, de sus clubes, centros hípicos  y  por supuesto la casa modelo de Los Draper. Es un mundo de spot publicitario de la época, donde todos son blancos y rubios, no hay niños obesos, los afro-americanos son los encargados de la limpieza y todos rezuman felicidad, ya que lo desagradable, lo malo y lo ilegal se hace discretamente. Esa es la esencia total del glamur. Recordemos su significado primitivo: exagerar lo bonito, ocultar lo feo.

Betty y Don redecoran su living

Los Draper ¿La Familia Feliz?


“Mad Men” contiene todos los ingredientes de una serie glamorosa: Un arrebatador elenco en ropa elegantísima,personajes glamorosos  involucrado en un trabajo prodigioso y llamativo y   todo tipo de símbolos de status desde las plumas fuente hasta los autos ultimo modelo, desde los muebles de oficina hasta los licores. Aunque lo de "personajes glamorosos" debería llevar un signo de interrogación. Efectivamente la serie nos expone a un espacio esplendoroso y pasea a los personajes por ese milieu elegante que eran  los Estados Unidos en la Era de Camelot, pero sus personajes, por interesantes que sean, son demasiado humanos para ser realmente glamorosos.


A pesar de sus  vestidos, conocemos a las mujeres de carne y hueso que se esconden tras peinados escarmenados,  faldas bouffant y sombreritos de Jackie Kennedy. Sabemos cuales son los lados flacos, las virtudes y defectos de Joan (Christina Hendricks) Peggy (Elisabeth Moss) y Megan (Jessica Paré), y eso les resta glamur, Son reales,   cercanas, y queribles, ese es su atractivo.




Muy diferente es el caso de Don Draper. Su glamur va más allá de sus prendas de marca o del sex-apeal de Jon Hamm. Don Draper es el símbolo del glamur porque todo  en él es artificial. Ni su nombre es el suyo, se ha inventado a si mismo mas que El Gran Gatsby, y hasta se ha llegado a creer el cuento. Aun revelando su verdad, Don se ve perfecto. Sus momentos vulnerables, o cuando muestra su lado oscuro, parecen planeados y ensayados. Ese es el atractivo de su personaje.


Curiosamente, aunque su ex esposa Betty Draper (January Jones) también se ha creado una imagen que desea proyectar, no alcanza el extremo de glamur de Don. Ni su compostura, ni su conducta reprimida ni  sus esfuerzos (que culminan en un colapso nervioso) por parecer una esposa-trofeo ejemplar  evitan que la veamos como una ama de casa desesperada. Las falencias de Betty como esposa, madre y persona son demasiado evidentes para ser camufladas por su refinada educación o un estilo adquirido en sus años de maniquí en Europa.


En su intento de desenmascarar a Betty, la serie la ha obligado a pasar por muchas pruebas en las últimas temporadas. La hemos visto encarar las primeras arrugas,  la posibilidad de un cáncer y el terror más grande que puede enfrentar una mujer en nuestra sociedad, la subida de peso.

Betty ya no cabe en su vestido


Cada vez que “Mad Men” busca deglamurizar a un personaje femenino la engorda. Fuera  y dentro de la serie, las curvas  de Christina Kendrick han ocasionado debate sobre si hay que verlas como voluptuosas y sexis, o como señales de obesidad. El sobrepeso de Peggy también fue tema cuando ella vivió su etapa de “No sabia que estaba embarazada”. Finalmente, le tocó a Betty quien en medio de su segundo matrimonio, se descuidó y tuvo que enfrentarse a la batalla con la báscula que casi todas las mujeres modernas conocemos.
Joan ¿Sexy o gorda?


Un personaje realmente glamoroso no se preocupa por dietas. Siempre luce perfecta, no bebe en exceso, no es histérica, nunca se pone en evidencia ni hace el ridículo. En “Juego de Tronos”, Cersei Lannister (Lena Heady) será toda una reina regente, pero su falta de tino, sus exabruptos desubicados y su amistad con el vino del Dorne,  (en los libros, George R.R. Martin menciona que la melliza-amante de Jame Lannister está engordando de tanto empinar el codo) la han expulsado del desfile de los glamorosos.
Mas vino, mas libras de mas para La Leona Lannister


Muy diferente es el caso de Daenerys Targaryen (Emilia Clarkson). En el libro, Martin la describe como una diosa encarnada en mujer, pero también la vuelve trágica y humana. La vemos violada, y embarazada, sucia, con el pelo chamuscado y hasta con diarrea. Pero desde el momento en que los productores de “Juego de Tronos” decidieron hacerla sobrevivir una pira funeraria con sus plateados rizos intactos, supimos que la Khaleesi era la figura glamorosa de la épica serie de HBO.

Emilia Clarke ha convertido a Daenerys en una nena berrinchuda y frívola, muy parecida a las diosas del glamur del Viejo Hollywood. De Madre de Dragones a Madre de esclavos libertos, Daenerys de la Tormenta es una princesa que hechiza a todo el que la conozca con su belleza glamorosa, que provoca que se levanten los esclavos contra sus amos, que un mercenario  decapite a sus socios, y que Ser Jora (Iain Glenn)olvide que su deber es traicionarla.
Daenerys está muy alta para sus súbditos


Aunque puede a veces usar el mismo vestido, y en su etapa Dothraki andaba casi harapienta, Daenerys ha aprendido a usar símbolos de glamur para aumentar su majestuosidad tales como joyas; vestidos; un sequito disfrazado con ropajes llamativos; ese salón del trono donde ella recibe a sus súbditos sentada al tope de una escalinata como una estatua de diosa egipcia;  y por supuesto, sus peligrosos, pero glamorosos dragones.
El glamur de la Madre de los Dragones


En cuanto a la personalidad de Daenerys, ella es la gran controladora, sus órdenes no se discuten, es cruel con sus enemigos, generosa con sus amigos y si mete las patas, jamás pide una disculpa. El temperamento de Daenerys es igual al de una prima donna de opera y sus pataletas son dignas de una “Gossip Girl” cualquiera, bueno no cualquiera porque las adolescentes de esa serie eran divas en pañales, ósea totalmente glamorosas.

En este momento, Daenerys es el personaje femenino mas glamoroso de la televisión, solo eclipsada por Lady Mary Crawley de “Downton Abbey” y Amanda Clarke, alias Emily Thorne (Emily van Camp) de “Revenge”. Del glamur de “Revenge” y de “Downton Abbey” hablaremos más adelante ¿pero pueden pensar en otros personajes glamorosos de la televisión actual? ¿Qué prefieren en sus series? ¿Un toque glamoroso o crudo ruralismo?


2 comentarios:

  1. Vaya, Malena, de verdad, esta chica es muy glamorosa. He visto poco de "Juego de Tronos", pero, la presencia de Daenerys sobresale por encima de los demás. :) Gracias por comentar el especial de la chica de Septiembre 2014.

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    1. Gracias a ti por pasar. Hay todo un esfuerzo por parte de los productores de realzar el glamur del personaje y de la actriz que se ha convertido en estrella y Daenerys es ya un fenómeno en la cultura popular.

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