lunes, 25 de junio de 2018

Una Historia de Dos Madres: Las Mujeres de Patrick Melrose (II)



Aunque “Patrick Melrose” es la crónica de un niño abusado por su padre, la complicidad de la madre es determinante en la evolución del personaje. Serie y novelas describen como Eleanor es odiada y amada por un hijo que pasa a ser víctima del egoísmo y masoquismo maternos. Sin embargo, Patrick busca la felicidad uniéndose a una mujer que es lo opuesto a la madre, pero precisamente porque Mary no va a cometer los errores de su suegra, es  que esa relación peligra.

Es imposible en Este Año del  Señor del 2018, reseñar cualquier serie de televisión sin buscar en ella rasgos feministas o ausencia de tales, o ver si trama y personajes no se adhieren a las estridentes reglas mituteras. Yo creo que “Patrick Melrose” pasa los tests más exigentes de ese tipo. Sus personajes femeninos son potentes y están en primera fila. Incluso se les ha otorgado mayor realce sin pasar a llevar la línea argumental de Edward St. Aubyn.

Yendo aun mas lejos, la serie carece de escenas graficas de sexo donde se objetice a la mujer. En una entrevista,  Jessica Raine, que interpreta a Julie, la amante de Patrick,  ha dicho que para una escena en particular tuvo que quitarse el brasierre. Luego el director la llamó y le pidió que revisaran juntos el resultado final para asegurarse que ella estaba contenta y que la filmación no mostraba mas de lo que la actriz deseaba enseñar (nada). 

Eso para mi es indicación de una producción respetuosa tanto de sus actores como de su público. Después de todo,  la productora ejecutiva es una mujer,  Rachael Horowitz, y su equipo de producción que incluye a su marido y a Benedict Cumberbatch, también incluye una cuarta socia, Helen Flint.

Aun así, no creo que el MeToo considere a “Patrick Melrose” como una obra feminista, no con el personaje de Eleanor cumpliendo tan bien su rol de madre negligente y  de cómplice de los excesos  pedófilos de su esposo (y no solo en contra de Patrick). Aun después de muerto David,  Eleanor seguirá siendo un verdugo para su hijo. La agenda Mitutera reprueba cualquier intento de mostrar a las mujeres como capaces de cometer actos negativos. Probablemente verán en la actuación de Jennifer Jason Leigh un ejemplo del culpar a la víctima, puesto que Eleanor se ve como tal. Esa es su tarjeta de presentación ante todos los que intenten hurgar bajo esa imagen de bienhechora que se ha esmerado en construir.

Ya en  el primer capítulo de la serie vemos la obsesión filantrópica de Eleanor. Cuando llama a Patrick para comentar la muerte de David, ella está en Sudan cuidando de huérfanos. En el tercer episodio, Patrick le cuenta a Nicholas que su madre va rumbo a Polonia con una caravana de medicinas. Y en la cuarta entrega, descubrimos que en su vejez, y tras un infarto, Eleanor se ha involucrado con charlatanes de la Nueva Era a los que les hereda St. Nazaire que debería  pertenecerles a  Patrick y a sus hijos.


Para el espectador es un enigma que una mujer tan generosa con el prójimo  sea tan apática con su hijo. Es cierto que la serie nos muestra que durante su matrimonio, y para cuando David comienza a abusar de su hijo, Eleanor es narcodependiente y alcohólica. Es obvio que el estar casada con un monstruo la ha llevado  a ese extremo  Durante su excursión a un parque de diversiones, Eleanor se confiesa con Anne y le dice que David no fue siempre una mala persona y que ambos soñaron con hacer grandes cosas. Luego Eleanor le dirá a Bridget que cuando compró Sainte Nazaire, David y ella soñaron con fundar un hogar para alcohólicos, para luego murmurar irónica “y creo que lo hicimos”.


En Chile tenemos un dicho, “candil en la calle, oscuridad en la casa”,  para referirnos a quien es mezquino con su familia y altruista con extraños. Como Eleanor , muchos pretenden comprar el cariño y admiración ajena con actos de beneficencia. Estos se vuelven  una manera de ocultar sus flaquezas y falta de empatía con los suyos. Uno de los momentos mas crueles de la serie se da cuando Patrick, recién asaltado por el padre, busca el apoyo de su madre y la encuentra haciendo cheques para obras de caridad. Eleanor le dice a su hijo que siempre debe recordar ser caritativo con los no tan privilegiados como ellos. No creo que Patrick se sienta muy privilegiado en ese momento.

Cuando a Patrick le toca casarse elige una mujer totalmente diferente a Eleanor. Si uno escarba un poco en Patrick Melrose se encuentra con un drama victoriano a lo David Copperfield. David Melrose es un villano mas demoniaco que Mr. Murdstone, pero que domina totalmente a  Eleanor, quien como Clara Copperfield, es frágil y torpe. Eventualmente, David Copperfield se casa con una mujer tan débil e inoperante como su madre y solo al enviudar logra su estabilidad junto a la sensata y noble Agnes.

Mary Melrose es equilibrada, buena y maternal como Agnes.  La ironía es que son esas virtudes las que  destruirán  su matrimonio. Mary se vuelca en sus hijos, principalmente el pequeño Thomas. Tal como su padre, Patrick cae en celos infantiles y se refiere a Thomas como “el amante” de su esposa. Resiente que duerma en su cama y acaba acusando a su mujer de abandonarlo por los niños. Precisamente lo que su madre no hizo.

El mayor propósito de Mary, quien ha sufrido por la negligencia de Kettle, su egoísta madre, es darles a sus hijos un entorno familiar y una vida normales. Cree que eso también beneficiará a Patrick, pero comete el error de intentar acercarlo a Eleanor, incluso atendiéndola y tratando que sus hijos la vean como una abuela cariñosa. 
Mary y la egoísta Kettle

Cuando Mary ve que el conflicto entre su marido y su suegra (aunado al alcoholismo e infidelidad de Patrick) está afectando su matrimonio, le da un ultimátum, o cambia o se va. Mary no es Eleanor, ella no va a aceptar sumisamente que Patrick la destruya  y en su campaña de autodestrucción,  arrastre a sus hijos.

Volviendo al caso Eleanor, en sus novelas Edward St. Aubyn nos ofrece amplia información sobre ella, sus padres y hasta sus abuelos, pero toma tiempo comprender que esta mujer que hará de su vida un espectáculo de altruismo es incapaz de afectos personales. La negligencia de sus padres, el control de su dominante madre, incluso la mezquindad de su padrastro,  la han llevado a verse como una víctima que puede rescatar a otros, pero que no desea ser rescatada.

Finalmente Patrick, y Mary que se ha convertido en la confidente de su suegra,  comienzan a entender la dinámica de la relación de Eleanor con su marido. David,  con la sagacidad de un criminal,  ve  en Eleanor la presa perfecta. El necesita del dinero de la mujer y por eso estimula sus sueños de crear centros de ayuda en los que él colaborará. Aprovechándose de las inseguridades y credulidad de Eleanor la enamora y la consigue como esposa usando el truco más viejo del mundo, embarazándola.

Después de una boda clandestina, Eleanor es encerrada por su marido en la última posesión de los Melrose en Cornualles. Y ahí se desarrolla una novela gótica en el mejor estilo de Daphne Du Maurier. Eleanor es aislada del mundo. David no le permite ni la asistencia de un médico, alardeando que como doctor,  él puede atenderla. Por supuesto su atención es brutal y provoca la muerte de Georgina, su primera hija.

David se lleva el cadáver de su hija en su yate y lo arroja al mar ni siquiera darle a Eleanor el consuelo de una tumba donde llorar a Georgina.  Eleanor relata que es entonces que comienza a planear su separación. Sin embargo, dilata su huida hasta que una noche su borracho marido la persigue por las escaleras, la derriba, golpea, le mete la cabeza entre los barrotes y la viola, embarazándola de Patrick.

Ahí tenemos la imagen más patética de Eleanor,  victima de un marido golpeador y violador, y de un hijo no deseado. Sin embargo, quienes la conocen y escuchan este cuento comienzan a sospechar que Eleanor es una masoquista, que parte de su calvario también tiene connotaciones de sumisión sexual. Así lo describe Nicholas cuando le cuenta a Bridget como fue testigo de una escena en la cual, y siguiendo las ordenes de David, Eleanor, en cuatro patas y con la boca,  recogió todos los higos desperdigados por la terraza. Bridget inmediatamente nota las connotaciones sexuales de la escena que remeda para beneficio de Nicholas y de David.

En el ultimo capitulo, Mary recuerda que un día estando en la villa de Lacoste, su suegra le  mostró una carta de la hija de unos antiguos amigos que solían pasar sus vacaciones con ellos. La niña (ahora mujer) acusa a David de haber abusado sexualmente de ella (y probablemente de otros también). Eleanor está indignada ante lo que considera viles calumnias.

Confusa, Mary le pide a su marido que le confiese a Eleanor lo ocurrido. Ella espera que eso obligue a su suegra a enfrentar la verdad. Pero el momento en que David revela “mi padre me violó” solo obtiene de su madre la fría respuesta (sin siquiera mirarlo a los ojos)”a mí también”. De esa manera Eleanor se aferra a su rol de victima para evadir responsabilidades que la convertirían en cómplice de su marido. Es ahí que Mary pierde empatía con su suegra y se da cuenta de lo diferentes que son.

Lo inexplicable entonces no es que Eleanor permanezca junto a un hombre al que le teme tanto que camina en puntillas para que no la oiga. Lo inexplicable es lo fácilmente que puede huir . En la serie, Patrick tiene un flashback de como Eleanor lo despierta una mañana para despedirse de él. Le dice que debe quedarse con el padre hasta que sus abogados puedan otorgarle la patria potestad del niño. Es cierto que  es injusta y enredada en estos casos, pero el pobre Patrick tiene razón para sentirse abandonado.

No sé porque inventaron esa escena cuando la del libro es mas apetitosa. Eleanor ha recibido otra herencia estando en Lacoste. Su errático marido en vez de ponerse contento, amenaza con matarla. David comienza a estrangular su esposa que de pronto recuerda que tiene rodillas y le planta una en la entrepierna. 

Eleanor huye en su auto y regresa más tarde en compañía de dos gendarmes que vigilan que David no interfiera mientras su mujer hace su equipaje. Por supuesto, Patrick debe quedarse en St. Nazaire. Las leyes de entonces (y las de hoy en muchos países) impedían a una mujer sacar a los hijos del hogar familiar sin permiso del marido.

Aunque St. Aubyn no nos cuenta,  nos imaginamos lo fácil que será para Eleanor con todo su dinero conseguir la patria potestad. Sin embargo, Eleanor nunca acusa a David de pedofilia o de ningún tipo de abuso por lo que el pobre Patrick tiene que seguir pasando temporadas con el padre, pero David sin el dinero de su mujer se ve disminuido. Incluso sus amigos se alejan. Es ahí donde Patrick tiene el valor de negarse a tener sexo con el padre. Antes su sorpresa, David acepta. 

Ha habido una confusión en la forma en la que la serie ha planteado esa escena y muchos espectadores creyeron que era una fantasía del protagonista. Esa escena tiene lugar no solo en la novela sino también en el mundo real. El autor ha confesado que así fue como acabaron los ataques de su padre.

Entretanto,  Eleanor ha montado su espectáculo de Buena Samaritana, y a su vez se ha alejado de su hijo cuando éste más la necesita. Al mismo tiempo,  busca más hombres que la estafen. En un momento, Patrick intenta vender la colección de arte de su madre y descubre que la mayoría de los cuadros son falsos. Eleanor sigue siendo una victima de embaucadores que quieren su dinero.

El último de ellos será Seamus, un enfermero al que conoce en Irlanda después de que Eleanor sufre un infarto. Aprovechándose de la fragilidad y credulidad de la anciana, Seamus la hace legarle a él y a su secta de místicos de la Nueva Era, la villa de Lacoste. Para Patrick esto es un golpe mortal. St. Nazaire, a pesar de los malos recuerdos que encierra, se ha convertido en un refugio y un hogar tanto para l como para sus hijos.  El ser desheredado es  otra traición de su madre, lo que  significará para Patrick una caída en adulterio y el alcoholismo que casi destruirán a su familia.
Patrick discutiendo con Seamus

Antes de morir, Eleanor tiene una última tortura reservada para su único hijo. Le exige que la ayude a acabar con su vida. Patrick se ve obligado a buscar un lugar en el mundo donde la eutanasia sea legal. No es por venganza. Realmente cree que si cumple su último deseo, su madre al fin le demostrará amor.

 Aunque no esté de acuerdo, Mary lo secunda.  Después de mil tramites , exámenes y gastos, la Familia Melrose se prepara para llevar a Eleanor a Suiza, es ahí cuando la matriarca se niega. Es su última burla, el último escupitajo que recibe Patrick de su madre. Aun así, hay quien se sorprende cuando Patrick es incapaz de hacer un panegírico sobre el ataúd de su madre y huye de la capilla.

Mary lo sigue y Patrick grita que aunque ha sido mal esposo y padre mataría a quien quisiera dañar a sus hijos. ¿Cómo es posible que Eleanor que debería amarlo no lo haya protegido? El problema es que Eleanor no quería a nadie, ni siquiera a sí misma.

St. Aubyn acaba su quinteto en una nota esperanzadora. Varias cosas ocurren en la recepción post-funeral que ayudan a Patrick, quien recientemente ha salido de una clínica de rehabilitación para alcohólicos, a comenzar una nueva vida.

 La muerte de Nicholas quien sufre de un ataque de apoplejía en la recepción libera a Patrick de la presencia del ultimo cómplice de su padre. Mary enfrentándose a Kettle y acusándola de haber sido una madre desalmada, es un reproche público al abuso de los padres. Finalmente, Patrick en el cuartucho donde vive, se enfrenta a tres opciones encerradas en  tres mujeres, su  ex amante Julia, Mary, y una guapa camarera que ha conocido en la recepción. 

Patrick coge el teléfono, llama a Mary y acepta su invitación para cenar con ella y sus hijos. Podemos entonces pensar que finalmente ha comprendido que el amor se encierra en una madre, aunque no sea la suya.

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