jueves, 20 de septiembre de 2018

De Poldark a Patrick Melrose: Cornualles en la imaginación popular (I)



Decir “Cornualles” evoca la imagen de un Capitán Poldark,  al galope desenfrenado,  con un ánimo tan encrespado como el mar a sus pies. O nos recuerda a la pobre segunda Señora de Winter perseguida por el fantasma de “Rebecca”, o alguna ingenua a merced de villanos en las mansiones góticas de Victoria Holt. Pero desde que leí a Edward St. Aubyn que Cornualles me hace pensar en la pobre Eleanor Melrose,  y su  bebé Patrick,  sometidos a un marido cruel en los páramos córnicos. ¿Qué tiene Cornualles que tanto inspira a autores de novelas históricas y suspenso romántico?

Tierra de duendes y hadas
Cornualles es ya en si tierra exótica, bastante diferente al resto de Inglaterra.  Es una de las muchas Finisterre del mundo céltico, y aunque el idioma córnico sea considerado una lengua muerta, la cultura y el empaque genético de su gente es totalmente celta. Los romanos tuvieron poco que hacer ahí en una reino de seres sobrenaturales.
Tintagel: ruinas del Castillo y entrada a la Caverna de Merlín

En el lado norte de la región quedan las ruinas de Tintagel, el castillo donde nació  el Rey Arturo;  en algún lugar de Cornualles está la laguna de la Dama del Lago; y en Bossiney Mound se cree que está enterrada la fabulosa Mesa Redonda. Desde las costas de Cornualles se pueden divisar islas mágicas como la mítica Avalon, o las muy reales Scylly con su clima mediterráneo,  o Lyonesse de donde vino Tristán, el amado de Isolda. Lyonesse , como otra ciudad de fábula bretona  Is,  fue tragada por un tsunami prehistórico.
Lyonesse

Cornualles es la tierra de los knockers, duendecitos de las minas;  de los pixies que conocimos en Harry Potter;  de hadas y sirenas. También es tierra de santos mágicos como Santa Senara que  es representada con cola de pez, o San Carantoc que vencía dragones, o San Mellor al que su tío cortó una mano y luego reemplazó con una de plata que creció junto con su dueño (ya la quisiera Jaime Lannister).

Santa Senara representada como sirena

Pero ni santos ni pixies pudieron evitar que la historia aplastase a Cornualles. Incomodos con los constantes impuestos de Enrique VII, los habitantes de la región se levantaron en dos ocasiones en 1497. Enrique castigó duramente a la comarca por su imprudencia. Su hijo haría otro tanto, medio siglo más tarde,  abusando de los cornicos que se negaron a rezar con los textos que la nueva religión les imponía.

El único sitio donde la Armada Española pudo poner el pie en Inglaterra fue en Cornualles. Winston Graham escribió una novela histórica sobre ese episodio A Grove of Eagles. El siglo XVI vio el suelo córnico convertido en campo de batalla de la Guerra Civil, y en 1714 hubo un alzamiento  jacobista que rápidamente fue aplastado.

La decadencia de Cornualles
Para fines del siglo XVIII, y tal como nos lo ha contado la saga de Poldark, Cornualles está convertida en tierra de hambruna y pobreza. Las costas están siempre abiertas para invasiones o para un nuevo tipo de piratería, el contrabando en el cual hasta el Capitán Poldark meterá la pata y que será el tema principal de La Posada de Jamaica de Daphne Du Maurier.


Para el siglo XIX, Cornualles está casi deshabitada y sus habitantes sumidos en la miseria. La minería ha colapsado y la gente joven ha preferido emigrar a las Antípodas, a Estados Unidos,  y hasta a México donde en la zona minera de Hidalgo dejarán su marca implantando el futbol y sus famosas Cornish Pasties (las pastes de Pachuca).

El siglo XX verá un resurgimiento de Cornualles como spot turístico, un sitio donde pintores y escritores podrán encontrar inspiración, pero también habrá un renacimiento del espíritu celta que culminará en la creación de un  movimiento separatista y nacionalista que, a propósito, Daphne Du Maurier apoyó calurosamente. Es una ironía que escritores cornicos de nacimiento como John Le Carré y William Golding, autor de El Señor de las Moscas, no hayan convertido a su  tierra natal en parte de su obra. En cambio escritores de fuera de Cornualles hayan hecho de su patria adoptiva el centro de la suya.

Segunda patria de  escritores
Daphne Du Maurier vino a Ferrypoint , cuando recién había cumplido su mayoría de edad, en busca de un sitio tranquilo para escribir. NI se imaginaba que Cornualles seria el escenario de gran parte de su obra, que en este Finisterre encontraría la mansión de sus sueños, que en su vejez , ayudada por las fotografías de su hijo Christian Browning, publicaría un bestseller Vanishing Cornwall (Cornualles desapareciendo), que no era ficción sino su homenaje a espacio que la hizo  feliz.

Winston Graham nacido en Manchester,  llegó a Perronporth (Hendrawna en sus novelas) cuando tenía solo diecisiete años y se instalaría allí por los próximos 34 años. Aunque llevaba casi una docena de novelas publicadas, la fama le llegaría con Poldark publicada en 1945. Es en ella donde despliega el conocimiento de su tierra adoptiva, de la historia y folclore del pueblo córnico.

 En total la saga de Poldark cubre desde 1774 hasta 1820 y son 12 volúmenes, publicados entre 1945 y el 2002.  En 1983, tal como Daphne Du Maurier, Graham publicó un libro-homenaje al país que le había ayudado a conseguir fama y fortuna:  Poldak’s Cornwall (La Cornualles de Poldark).

Otra escritora atraída por el hechizo de Cornualles fue Eleanor Burford. ¿No les suena el nombre? A ver si les parece mas reconocible como Philippa Carr, Victoria Holt o Jean Plaidy, algunos de los muchos seudónimos que usó en su longeva carrea literaria. Burford nació en Londres, pero durante la guerra rentó una cabaña en la playa córnica de Plaidy.
Playa de Plaidy

Más adelante usaría el nombre de la playa como un nuevo alias para escribir series de novelas históricas que solo superan las de Walter Scott. Yo creo que Jean Plaidy , quien escribiría series sobre los Reyes Católicos, Catalina de Medici y su prole, Los Borgia y la Reina Victoria, sin olvidarnos de sus magníficas novelas sobre Los Tudors, es la mejor exponente de la literatura histórica que haya existido en el siglo XX.

Para los propósitos de esta entrada, debemos postergar a Jean Plaidy y concéntranos en Victoria Holt, quien en 1960 haría a  un lado la ficción histórica y se concentraría en el romance gótico con su primer bestseller:  The Mistress of Mellyn. Sus próximas cuatro novelas, todas éxitos de venta, tendrían como escenario la comarca córnica. Aunque después trasladaría sus historias a lugares exóticos como China, Australia y Egipto, retornaría a su espacio favorito en 1975 con El Señor de la Isla Lejana.

Antes de esa novela, Burford escogió otro seudónimo,  Philippa Carr,  para escribir una interminable saga (25 novelas) titulada Hijas de Inglaterra que cubre la historia de varias generaciones de la misma familia desde la reforma de Enrique VIII hasta mediados del Siglo XX. Ahí Carr fusionaba su talento para la ficción histórica con su maestría en el suspenso romántico. Al menos las primeras cinco novelas de esta serie estaban situadas en su amada Cornualles.

He escogido a estos tres autores por considerarlos como exponentes de una literatura regionalista. A pesar de tratarse de ficción histórica,  sus narrativas abarcan el paisaje, el pasado y las costumbres cornicas aunadas a un buen conocimiento de la población de Cornualles. 

Damiselas en peligro
Un punto en común en los tres escritores es su visión de mujeres luchadoras que constantemente se ven atrapadas por hombres,  o por su misma condición femenina , que intentan  dominarlas y quebrar sus espíritus. Eso es aplicable a la narrativa de Du Maurier y Holt-Carr, pero también lo encontramos en la saga de Poldark. Lo vemos en Demelza quien siempre tendrá que batallar con problemas económicos, domésticos, la muerte de un hijo,  y los líos en que se mete y la mete su marido. Mas claro ejemplo son los casos de Elizabeth y su prima Morwenna.

A primera vista, la saga de Patrick Melrose pareciera ser un intento de parodia (que como todo lo lúdico en la obra de St. Aubyn deviene en lo trágico)  de la damisela en peligro. Al situar a Eleanor Melrose en esa mansión en ruinas en Cornualles donde su marido la mantiene prisionera y la tortura física y mentalmente hasta el punto de hacerla insensible al sufrimiento de su hijo, el autor está reviviendo el lugar común de la heroína martirizada del gótico romántico. Eleanor se convierte en una hermana de Mary Yellan atrapada en La Posada de Jamaica; o  de Morwenna Chenowyth, esclava de su sádico marido,  en Poldark; o Linnet del suyo en  La bruja del mar de Philippa Carr.
Eleanor y Patrick Melrose

A diferencia de los autores ya mencionados, no solo St. Aubyn nació en Cornualles, además desciende de una noble familia córnica de origen normando asentada en la región desde el siglo XIV. Patrick Melrose comparte este pedigrí con su creador, aunque es obvio que ni para él ni para St.Aubyn Cornualles tiene connotaciones positivas. ¿Pero las tuvo para los otros escritores que usaron ese Finisterre como espacio geográfico para desplegar su imaginación?

Jamaica Inn
Daphne Du Maurier amó Cornualles, eso es innegable. Aun antes de su encuentro romántico con la mansión de Menabilly, ya estaba asentada en tierras cornicas. Su padre,  Sir Gerald Du Maurier,  solía llevar a su familia de vacaciones a Cornualles, pero fue en 1926 que sus hijas descubrieron Ferryside en Fowey que iba ser el hogar de la familia por varios años. Daphne se retiró a Ferryside a escribir sus primeras novelas (ambas ambientadas en ese contorno), ahí conocería al Mayor Browning que se convertiría en su marido.
Ferryside

Interior de Ferryside

Sin embargo, las cuatro “Cornish Novels ”por las que la autora es reconocida mundialmente, describen el paraje como lóbrego y desolado, incluso hostil, inseguro, y misterioso para las heroínas. Fue en 1936, justo antes de su traslado a Egipto, que Dame Daphne publica La Posada de Jamaica. A diferencia de sus otras novelas donde flirteaba con la ficción histórica, DDM se adentra en el gótico en la historia de Mary Yellan que en 1821, al quedar huérfana debe abandonar su tierra y viajar a Bodmin Moor en Cornualles, donde vive su Tía Patience,  su única pariente.


Patience y su marido Joss, un borracho bravucón, regentan la Posada de Jamaica, un sitio muy extraño porque casi nunca hay clientes.  Mary sospecha que hay gato encerrado, pero nadie quiere contarle la verdad, ni Jem, el hermano menor de Joss, un ladrón de caballos de quien la chica se enamora.

Un día Jem lleva a Mary al pueblo, pero aunque la pasan muy bien y hay indicios de romance, el ladrón la abandona (el tema común de DDM de la traición de la pareja) y Mary se ve obligada a emprender el viaje de regreso en medio de una tormenta. Es en los paramos donde es rescatada por el Reverendo Davie, el pastor local,  quien la regresa la posada.

Esa noche, Mary se entera que Joss capitanea una banda de contrabandistas y wreckers que se dedican no solo a desvalijar navíos,  sino también a provocar naufragios para beneficiarse de ellos. La horrorizada Mary se ve obligada a ayudarlos a pesar de que su propio padre fuera asesinado por contrabandistas. El que Joss mate un hombre no lo hace muy simpático a la sobrina.
Maureen O'hara en La Posad de Jamaica (1939)

 Joss encierra a Mary en la posada, pero es rescatada por Jem. Mary logra avisar a las autoridades pero tanto Joss como la tía Patience son misteriosamente asesinados… me detengo aquí para no contar spoilers. Se trata de una novela fantástica llena de imprevistos y donde nada es lo que parece. Lo único claro es que tanto el terruño como sus habitantes,  son adversarios de la heroína.

La novela tuvo tanto éxito que inmediatamente hubo ofertas para adaptarla la pantalla grande. Daphne, inexperta en esas cosas, vendió los derechos sin exigir tener algún poder sobre el guion. En 1939 bajo la dirección de Alfred Hitchcock y marcando el debut de una joven irlandesa llamada Maureen O’Hara, llegaba a los cines “Jamaica Inn”. Un desastre, todo el filme se centró en Sir Charles Laughton quien interpretaba a Sir Humphrey, ¡un personaje que ni siquiera existía en la novela!

Dame Daphne odiaba esa adaptación. Me pregunto qué pensaría si hubiese visto la miniserie del 2014. Jessica Findlay Brown, recién egresada de “Downton Abbey” , se veía irreconocible (muy lejos de Lady Sybil)  en una adaptación que provocó mucha queja y mucha befa porque por un problema técnico, los primeros episodios fueron casi inaudibles. Yo he visto una versión de sonido más limpio e igual los personajes parecen el Murmullos de Dick Tracy.
Jessica Findlay Brown como Mary Yellan


Jessica anda con una bemba hinchada, tal vez de tanto susurrar;  con cara de malas pulgas, tal vez por el esfuerzo de entender a sus compañeros;  y bamboleándose como si estuviera drogada. Como Jem pusieron a Matthew McNultey. Ese muchachito me revienta desde “ Lark Rise to Candleford”. Recién me ha caído bien ahora en “The Terror”.  Con esa pareja protagónicani tengo que decir que cero química entre ellos no hay buen actor que valga.

El pobre  Sean Harris (mi querido Micheletto de “Los Borgia”) que interpreta al Tío Josh y Joanne Whalley, incapaz de perderse un period piece, como la tía Patience están a la deriva. Ben Daniels del momento en que entra en escena  ya se sabe que es el villano.  El libreto no tiene misterio no tiene chispa, no tiene romance y más encima  la serie se filmó en Yorkshire. ¿Ayyy qué se puede  esperar de una adaptación de Emma Frost?

Si quieren una buena adaptación de La Posada de Jamaica, tienen que irse a YouTube y bajar la versión de 1983 (me temo que sin subtítulos en castellano). A pesar de las quejas, que si era muy vieja, que si estaba muy maquillada, que si su cabello era muy largo, Jane Seymour ES Mary Yellan. 
Jane Seymour como Mary Yellan

Filmada rigurosamente en Cornualles, el paisaje es un eco del miedo e incertidumbre de la chica. Trevor Eves, que me pareció insignificante como Jonathan Harker (solo tenía yo ojos para Langella) en el Dracula de 1979, es un más que respetable Jem Merlyn, y Patrick McGoohan es definitivamente el malvado Tío Joss.

Rebecca
La próxima novela córnica de Daphne Du Maurier es la que la llevó a la fama. Nos es difícil asociar a Rebecca con Cornualles puesto que la mayor parte de su acción tiene lugar en el interior de Manderley, un disfraz para Menabilly, la casa soñada de DDM. Algo que nunca he entendido es que mientras Daphne escribe Rebecca ya tiene planes de rentar Menabilly puesto que la propiedad no está en venta. Sin embargo, en su obra,  esta casa soñada se convierte en la enemiga de la protagonista.

Manderley para la segunda Señora de Winter es lo que la Posada de Jamaica para Mary Yellan, una prisión. Aun así, está claro para el lector conocedor de la región que el entorno de la casona de los De Winter está situado en Cornualles. Una cosa que es apreciable en la narrativa de Du Maurier es su conocimiento del paisaje que describe.

A pesar de que la autora quedó muy  contenta con la versión fímica de 1940, la “Rebecca” de Hitchcock tuvo que usar locaciones en el Big Sur californiano, un espacio geográfico bastante alejado de Cornualles. De las otras versiones de Rebecca la que mejor uso hizo del paisaje cornico es el “Mystery” de 1978 con Sir Jeremy Brett  y Joanna Davies en la cual se habilitó el castillo córnico de Caerhyls para que fungiera como Manderley.
Rebecca (1978) y el Castillo de Caerhyls

Frenchman’s Creek
En 1941, en plena guerra, Daphne du Maurier comienza a trabajar una nueva novela. Una farsa picaresca que tiene lugar en la Inglaterra de la Restauración. Lady Dona Saint Colombe abandona la corte de Carlos II para retornar a sus propiedades en Cornualles en Frenchman’s Creek  Allá se encuentra con la sorpresa de que sus criados han dado albergue a un pirata francés.  Dona no solo se hace amante del francés sino también lo acompaña en sus aventuras.

Daphne está pasando por un momento peculiar al escribir esta novela. Mientras su marido sirve en ultramar, ella ha instalado a su familia en las tierras de unos amigos, Los Puxley, em Hereford. Cuando su anfitriona la encuentra besándose con el marido, pone a Daphne y sus hijos en la calle. La incorregible escritora se lleva a su familia a Cornualles,  renta una propiedad, Readymoney Cottage, y continua su affaire con Puxley.
Readymoney Cottage

Es por eso por lo que escribe de manera tan impenitente y desinhibida sobre un adulterio que ella vive en la vida real. Mas adelante, DDM se referiría a La Cala del Frances como su única” novela romántica”. Irónicamente, Frenchman’s Creek  fue donde Daphne y su marido, el General Browning, habían pasado su luna de miel.
La verdadera Cala del Francés

Daphne rápidamente vende los derechos al cine . En 1943 Hollywood la lleva a la pantalla con Joan Fontaine como Dona y el galán mexicano (en una de sus escasas incursiones e Hollywood) Arturo de Córdova. A pesar de la suntuosa producción en colores, el haberla filmado en Mendocino, California,  le quita un poco de atmosfera.

En 1998, la BBC la adapta filmándola totalmente en Cornualles. Es una versión sombría, carente del humor de la original, pero a mi me ha encantado y está en YouTube con subtítulos en español.

En esta versión, Dona (Tara “Selyse”Fitzgerald) viene huyendo de la Revolución Gloriosa que derrocó a los Estuardo del trono inglés. Su condición de católica la hace sospechosa al bando del rey Guillermo, y su hija, una pequeña fanática religiosa, crea más problemas insospechados por Dame Daphne. Sin embargo, el paisaje sirve para ilustrar la dualidad de Dona dividida entre su pasión por el mar, la libertad y el pirata,  y sus deberes de madre y esposa.

My Cousin Rachel
 “Mi Prima Raquel” merece un post separado debido a que la última  adaptación fílmica ha hecho un enredo total de lo que el libro cuenta y lo que la autora piensa, imponiéndole ideas feministas que Daphne Du Maurier jamás sostuvo. Pero ahora  hablemos de Cornualles y como aparece en esta obra.


Es 1951 y Daphne ya es semi dueña de Menabilly. Uno de sus sueños se ha cumplido. Su matrimonio es solo de apariencias, se ha atrevido a consumar su relación lésbica con la actriz Gertrude Lawrence, pero no está tranquila. Se ha enamorado apasionadamente de su amiga Ellen Doubleday. El que  Ellen se rehuse a llevar su amistad al terreno físico , irrita a la escritora.

Para castigarla, la convierte en una mujer fatal, Rachel,  Contessa Sangalletti, Viuda de Ashley. Pero Rachel que deslumbra y se mueve con seguridad en los escenarios continentales comete el error de ir a Cornualles, la patria de su segundo esposo. Cornualles es territorio de Philip Ashley, su primo y el alter ego de Daphne. Es un turf desconocido para Rachel  que comienza a perder pie, a dejar huellas, pistas que la comprometen.
Rachel y Philip en una playa córnica

Aunque Philip no está seguro de que Rachel sea una asesina en serie, él la condena por no corresponder a su amor (tal como Daphne condena a Ellen). Rachel entiende que para Philip ella es una criminal,  eso la hace perder piso literalmente,  provocándole una caída fatal. A diferencia del filme donde se insinúa que Philip ha provocado la muerte de su prima, Rachel, en el libro,  es asesinada por un paisaje que la castiga por ser un elemento foráneo y perturbador.
Puente de donde se despeña Rachel

En mi próximo blog espero hablar de otros autores y ver que papel jugó la Finisterre de Cornualles en su obra.


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