martes, 8 de noviembre de 2022

Un héroe justiciero en el México Setentero: Belascoarán en Netflix

 


Había dos razones para vencer mi repugnancia al mundo Netflix y ver Belascoarán. La primera era mi interés en ver cómo iban a caracterizar a uno de los detectives ficticios ms icónicos del Noir latinoamericano. La otra era observar si sabían recrear el México Setentero con el cuidado, nostalgia y amor que Poncho Cuarón lograse en Roma.

Entrémosle a Los 70

La Primera Temporada está compuesta por tres episodios, cada uno de hora y media de duración, que corresponden sucesivamente a las tres primeras novelas de la serie de Belascoarán : Días de combate, Cosa fácil y No habrá final feliz .  Estas novelas fueron publicadas sucesivamente en 1976, 1977 y 1980. ¿Entonces por qué situar la historia en 1978? ¿Por qué hacerla en marco de época cuando las adaptaciones fílmicas de la saga de Belascoarán siempre fueron en marcos contemporáneos?

Lo extraño es que en términos de ropa y ambientación se siente en 1976. La banda sonora contiene hits de Camilo Sesto como “Fresa Salvaje”(1974) y baladas sesenteras como la adaptaciones de Los Rogers de “We Belong Together” de Ritchie Valens que se usa de música de fondo para el primer encuentro sexual del detective y de La Muchacha de la Cola de Caballo.





Las únicas pistas que tenemos del año en que transcurre la historia nos la dan el diario del asesino con fechas del 78 y la mención del Grupo Niche (que Belascoarán descubre suena como Nietzsche) que se formó en Bogotá en 1978. Lo definitivo son las eliminatorias al Mundial de Futbol del 78. El partido clave México-Alemania nos coloca en mayo de 1978.

Estamos en la segunda parte del década de Los Setenta y eso lo consigue transmitir la serie, lo que ya es un mérito. No he leído las novelas, pero todo me suena coherente. Héctor Belascoarán Shayne es un ingeniero que trabaja para una firma estadounidense y lleva un matrimonio muy burgués y aburrido. Un día se harta de todo, abandona trabajo y esposa y se convierte en detective. Bueno, no tan fácil.

Toma un curso de correspondencia que le otorga una licencia semi legitima y se consigue un “despacho” en un cuartito ya ocupado por Silverio,  un plomero. Ahí usando el teléfono de su “vecino” rechaza ofertas. Es que, en esta primera entrada, Belascoarán PI,  le ha entrado a la profesión con un único propósito:  capturar a un misterioso estrangulador de mujeres que asola la ciudad de México.



Las Mujeres de Belascoarán

En su búsqueda, el detective conoce y encuentra ayuda en una serie de pintorescos personajes; el plomero Silverio, Doña Isolda,  la maternal confeccionadora y vendedora de tacos;  y la enigmática “Muchacha de la Cola de Caballo”, a la que el detective primero confunde con el asesino.

Irene, rica heredera y corredora de autos sports, vive traumatizada por el asesinato de su madre que presenció cuando niña. Desde entonces , Irene está obsesionada con vengar la muerte de su madre y ayudar a capturar a este misógino estrangulador. Eso la lleva a unirse a Belascoarán.



Sin embargo, la gran ayudante y confidente del detective es Elisa (Irene Azuela), su hermana, una maestra de la UNAM, asesora de obreros abusados y sindicalistas descontentos. Elisa ha heredado la bandera de la lucha de clases de sus padres, un nacionalista vasco y una brigadista irlandesa que se conocieron en La Guerra Civil y buscaron refugio en el México cardenista. Es Elisa quien le proporciona a su hermano un arma, el revolver que portó su madre durante su servicio en las Brigadas Internacionales.



Para atrapar al asesino,  Belascoarán desarrolla una estrategia. Se comunica con el criminal tras presentarse en un programa de concurso televisivo (este concurso existió en realidad) respondiendo preguntas relacionadas con famosos estranguladores de la historia. El truco surte efecto, y el estrangulador (que firma como “Cerevro”) entabla contacto con el detective vía citas de Nietzsche en el teléfono y un recibo de tintorería que lleva a Belascoarán y a Irene a un diario escrito por el asesino. Me detengo aquí para contarles el origen de estos relatos.



Héctor Belascoarán Shayne nace de la imaginación del mexicano (nacido en Asturias) Francisco Ignacio Taibo conocido como “Paco” o simplemente PIT. Taibo es celebre por tres razones: ser el maestro de la novela negra mexicana; promover el Noir latino con la creación La Semana Negra en su natal Gijón y ser un sindicalista de izquierda,  muy activo en el Partido Morena,  y que desde el 2019 funge como secretario del Fondo de Cultura del gobierno de AMLO.

Con ese trasfondo es imposible desligar la historia de las ideas políticas de su autor, pero aun para una anti-izquierda como yo, no afecta mi apreciación de la obra. El siniestro Comandante Paniagua, némesis del protagonista, parece escapado de telenovela larrosiana, pero es una realidad. La policía mexicana es corrupta. El énfasis en el clasismo y racimo de las clases pudientes es reflejo de la tremenda desigualdad social que existe en el país azteca.


                                         Paniagua

La serie ha efectuado algunos cambios que equilibran la trama. No sé si existe en el libro la guardia Valentina, hembra gordita coquetona que ayuda a Belascoarán en la segunda novela,  y que representa el lado amable de la autoridad. También se le ha bajado el perfil al hecho de que, en la obra de Taibo, Belascoarán es hijo del privilegio, viene de clase alta, deja atrás un mundo de lujos y dinero. Como se ha eliminado al tercer miembro de la familia Belascoarán, no creo que tengamos el episodio en que los hermanos reciben una herencia que los tres rechazan, por su desprecio por el vil metal.

Una característica curiosa es que el detective no acepta pago por sus servicios. ¿De que vive entonces?  Ni siquiera lo acepta de una cliente rica como la diva Marisa Ferrer a la que toma de cliente con mucha desconfianza. Es cierto que Marisa entra en la oficina semi denuda encarnando a la feme fatale del Noir (y eso que Nailea Norvind ya está en la etapa de vieille femme fatale).  El transcurso de la historia,  sin embargo,  nos la revelará como otra víctima del mundo de la clase dominante mexicana.



Noir a la Mexicana

Lo que, si considera la serie,  y me hace disfrutarla,  es la fascinación de autor y personaje por el DF, que los críticos literarios ven como muestra del amor-odio que el protagonista siente por la capital de México. Belascoarán a cada rato alaba el espíritu de solidaridad chilango que se refleja en gente casi anónima que lo socorre desde un conductor de un programa radial hasta las prostitutas.

Belascoarán no cobra precisamente para ser parte de esa red de apoyo. Eso lo pone a un nivel de héroe justiciero de comic, que a ratos funciona y en otros infantiliza o simplifica el relato porque contradice la oscuridad del Noir.

Otra grandeza de la obra de Taibo es recopilar los clichés del género e insertarlos en un cuento netamente mexicano. El autor renueva estos lugares comunes como en el caso de La Muchacha de la Cola de Caballo que supera los estereotipos femeninos de la novela negra: la mujer fatal o la idealizada victima que el detective debe rescatar.



Irene no es un arquetipo, es una mujer de carne y hueso que se involucra en los casos de su amante.  (”No soy su novia. Soy más que eso” dice al definir su relación).  Ella es el apoyo del detective, pero también su compañera de lucha, una que toma decisiones propias. Su dinámica recuerda a la de la Lisbeth Salander con Michael Blomkvist en la trilogía de Lars Stiegsson.

Me ha gustado mucho ver a en ese rol a Paulina Gaitán. Como nunca vi Narcos mi recuerdo de Paulina es de Andreita, la nena rebelde que por castigar a su madre acaba sirviendo sentencia en Capadocia. Ha madurado mucho como actriz. Yo A Luis Gerardo Méndez lo he visto, pero no lo recuerdo de Lola, Érase una Vez y Capadocia.

Debe ser difícil llenar los zapatos de don Pedro Armendáriz Jr., y de mi amado Sergio Goyri quienes dieron vida Héctor Belascoarán Shayne en el cine. Aun así, LGM le ha dado su dimensión más compasiva y cómica que también el humor es importantísimo en este cuento. Belascoarán y sus compañeros son muy agudos. Aun en situaciones críticas sacan un gracejo que ayuda a alivianar la tensión sin disminuir el drama.



                                     Sergio Goyri como Belascoarán

Me gusta que hayan conservado la voz narradorauna característica del Noír del protagonista. Nos permite estar siempre en la cabeza de Belascoarán,  conocer sus planes,  saber lo que opina. Aunque profundo, , este detective no es un Sherlock Holmes,  algo que críticos y lectores han notado. No está dotado de una mente analítica, su instinto le falla, puede incluso ser torpe como cuando en la segunda novela se le ocurre tratar de solucionar dos casos (tres en el libro) a la vez y acaba provocando más caos que imponiendo el orden.

Puede que a los conocedores del género detectivesco les moleste este modalidad, pero Taibo y la serie quieren mostrar un detective de carne y hueso, con fallas humanas, aunque dotado de conciencia social. Lo importante es que el autor creó un personaje que era producto de su ambiente,  y que actuaba y enfrentaba situaciones que derivaban de problemas contemporáneos o nacidos de realidades históricas como la muy presente Masacre de Tlatelolco. La grandeza de la serie ha sido reproducir ese ambiente sociohistórico en casi todo lo relacionado con la adaptación.

Digo casi todo porque me enoja que insistan en ponerles minifaldas a los personajes femeninos en una época en que esa prenda desapareció de nuestro guardarropas. Ni las “señoritas de la calzada” como llama Silverio a las trabajadoras sexuales andarían con faldas cortas. Han sido tan cuidadosos en el vestuario masculino que no se entiende que cuando no ande de pantalones Irene luzca microminis que parece edecán de las Olimpiadas del ‘68. ¡Con lo bonita que era la moda el 78-79!



Saltándonos este detalle, la serie está buenísima y se las recomiendo. Es una recreación de un mundo perdido donde los cursos a domicilio vienen en casetes, donde se necesitan monedas para hacer llamadas telefónicas,  y donde un detective puede convertirse en héroe como el Santo y El Pantera para poder luchar contra las fuerzas del mal.



Contenido Violento y Gory: Es un Noir, está lleno de asesinatos, atentados, balaceras, pero es menos Gory, aunque hay cadáveres mal cosidos en la morgue, es y menos gráfica que otras historias policiales.

Contenido Sexual y Desnudos. Sexo obligado entre Belascoarán e Irene en cada episodio. Sexo en un tren, sexo en la ducha, striptease en la terraza. Desnudos de espalda de varones, pero la Gaitán muestra orgullosa sus chichis.

Contenido Feminista: Aunque es una serie mexicana y que ocurre en los 70, existen personajes femeninos fuertes sin necesidad de mensajes MeToo. Irene es un intento de destruir a la femme fatale y reemplazarla por una mujer que, aunque sea independiente,  también puede proteger a su hombre. Irene es el Anima jungiana, pero el puesto de hada madrina del detective lo ocupa Elisa (Irene Azuela, la hermana mayor.

                                            Las mujeres de Belascoarán

Elisa es la consejera, confidente y ayudante del detective, pero también es una mujer muy completa. Conjuga su empleo de catedrática de la UNAM con su asesoría de sindicalistas. Entremedio,  se da tiempo para tener romances fugaces, uno de los cuales (chileno tenía que ser) trae consecuencias. Una subtrama del tercer episodio es el dilema de Elisa entre tener o no a la que ya llama “mi chamaca”.

Un toque humorístico, pero tierno que suaviza a las protagonistas, sin sentimentalizarlas es la aparición del conejo Rataplán, el rocinante del Quijote Belascoarán. El que sea Irene que se lo regale a Belascoarán y Elisa quien más lo apapache, denota lo que hoy es mala palabra:  sentimiento maternal.

                                           Rataplán

No todas las mujeres de la trilogía son fuertes. Tenemos victimas como la diva Marisa Ferrer a quien el patriarcado elevó para luego degradar,  y la bailarina exótica Casandra quien,  por mentiras y enredos de sus hombres casi pierde la vida.


                                            Marisa y Casandra, víctimas de los hombres

Contrastan con estas frágiles victimas unas mujeres fuertes que van desde profesionales como la forense Amada (¡Qué viejita está Paloma Woolrich!)  a mujeres del pueblo como Doña Isolda,  la taquera. Hay que mencionar a Cristal, la prostituta que encabeza un equipo de colegas para administrarle una buena madriza a unos juniors que se las quieren dar de secuestradores. U ejemplo de cómo el poder femenino de clase humilde puede aplastar al patriarcado blanco y clasista.

Factor Diversidad: Este es un detalle soberbio con el que se desliga a la adaptación de las novelas de TIP con lo que estamos acostumbrados a ver en la televisión mexicana: un universo de blanquitos, ojiverdes y teñidos de güero. Aparte de los Belascoarán ,Amada (y Paloma Woolrich es judía),   Marisa y su hija, el resto del elenco,  sean ingenieros, policías o vendedores ambulantes,  tienen rasgos nativos, se ven como la gente que uno observa en la calle del DF. Incluso Irene que es “niña bien” y que ha sido interpretada anteriormente por  una “mexicana blanca” como Rebeca Jones ahora en manos de Paulina Gaitán ,  estila un look exótico a lo Salma Hayek y se ve más étnica que sus predecesores en el mismo rol.



 

6 comentarios:

  1. Desde FB de Joan Manuel Castro Sánchez.
    Me encantó está versión de Belascoarán. Como ven fan de series de detectives, inclusive la criticada Enola Holmes, que por cierto, en mi opinión la segunda pelicula, mejoró con respecto a la primera. Acerca de Paulina Gaitán la vi el año pasado en una serie que puede buscar en Hulu que se llama No fue mi culpa. Esta serie se trata distintos casos de mujeres maltratadas y asesinadas en México. Además en una pelicula que hizo hace par de años que se llama Souvenir (Amazon). Además, me llamó la atención de la participación especial de Andrés Parra en el primer capitulo. Por cierto, tanto Paulina como Andrés participaron en la serie El Presidente que narra la historia del presidente de la Federación Chilena de Futbol. Tambien se encuentra en Amazon. A Luis Gerardo Mendez aunque mejoró con respecto a otros personajes, lo sigo viendo como Chava Iglesias en Club de Cuervos. Aunque el tono de la serie, se prestó la parte cómica de Belascoarán. Y por último, estoy muy de acuerdo con tu comentario de la gran importancia de roles femeninos en esta serie.

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    1. Para Joan Manuel Castro Sánchez Uff Joan Manuel qué bueno saber que te gusta el género policial. Yo me quejaba con mi Beta Lore de que ninguno de mis amigos/seguidores le entra al género de misterio, y yo adoro las series de detectives de época. Estoy viendo una francesa genial que te voy a etiquetar porque ahora sé que en cada país hay diversas maneras de acceder a series que no están en el streaming formal.
      A mi me gustó Enola Holmes, con la excepción del vestuario, no tuve quejas. Pero no quiero ver la segunda. A) me cansan las pelis, quiero series y b) ya le tomé miedo a Netflix. Lo que pasa con Belascoarán es que es tan mexicana. Me recuerda al producto Televisa pre-2010 y a algo del cine de los 70. Me siento cómoda con ella, con sus personajes, con su habla. Cuando comparé a Belascoarán con El Chapulín no fue por burlarme (yo siento veneración por la obra de Gómez Bolaños) sino porque es un poquito payaso y porque el humor de la serie trae consigo profundidad y humanidad tal como los personajes de Chespirito . Los personajes femeninos están muy bien construidos y muy bien contextuados en su momento histórico y su entorno.

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  2. Desde FB de Rocío Ramírez
    Me llamó la atención, yo hace años leí uno de los libros, no preguntes cuál, pero Belascuarán me divierte, tal vez le daré otra oportunidad, luego de leerte, Abrazos amia

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    1. Para Rocio Ramirez Amiguis, gracias por comentar. Precisamente te etiqueté (no a JM que sé que anda muy ocupado con sus clases) para conocer la opinión de una profesional mexicana. Saber cómo se percibe este tipo de novela y precisamente la de Taibo, que ha escrito de todo antes de meterse en política. Vela, se ha cuidado mucho la visión del México de fines de los 70. Su único error es la moda femenina que te ves cualquier telenovela de entonces (yo me las vi casi todas) y sabes cómo se vestían en el 78-79. Besos

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  3. Desde FB de Rafael Ochoteco
    Primera vez que conozco de este autor y su obra, pero lo que nos presentó Netflix lo disfruté, bastante. Todo estuvo bien hecho y entretenida la serie. Como casi siempre, el 2do capítulo (el del medio) fue el que menos me gustó, ya que empezó de una manera y terminó en otro tema. Los dos personajes principales NO los conozco mucho. A Méndez lo lhabía visto en películas mas no en series, y a la Gaytán nunca, pero ha sido todo un placer. 😉 En el primer cap. no me gustó el trabajo de Méndez pero ya para el final me caía mucho mejor el personaje (su interpretación). Sin lugar a dudas la protagonista de la serie es la Ciudad de México de los 70. Sin lugar a dudas, de haber una 2da temporada, la vería. ¡Besotes!

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    1. Para Rafael Ochoteco ojala haya una segunda parte. Como te conté, Cosa Facil fue una novela ambiciosa porque Taibo pone a Belascoaran trabajndo en tres casos diferentes (uno relacionado con Emiliano Zapata) En la serie los redujeron a dos y aun asi se sintió torpe, como que el detective no podia manejar dos cosas a la vez.

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