martes, 22 de noviembre de 2022

La Fórmula de las Reinas: Calumnias, victimización y un velado ataque a la monarquía

 


Este otoño fue un reinado de reinas, valga la redundancia, cual de todas más mediocres y desacreditadas. Ha llegado el punto que temo ver la nueva versión de la tragedia de Maria Antonieta. Temo ver fake news históricas, temo ver invenciones preposteras (¿Toinette, Du Barry y Luis XV en un triángulo erótico?) y temo que las mismas calumnias que llevaron a la reina francesa al cadalso sean eternizadas en servicio de una agenda woke.



Republicanismo vs Monarquismo

En tres palabras, la fórmula de las reinas consiste en tomar una soberana o princesa y ponerla como una eterna víctima de una monarquía absolutista y patriarcal. La vemos rebelarse contra un protocolo que aleja al soberano de sus súbditos y la vemos acercarse a su pueblo. En el proceso muchas veces la reina-mártir es sacrificada por un sistema monárquico que al impedir la libertad de sus gobernantes,  también impide la de la gente sobre la cual reinan. En suma, la formula, que hemos viso en una docena de series y filmes en los últimos cinco años corresponde a una cláusula de la no-escrita agenda woke.

Esta cláusula nace del republicanismo estadounidense que,  desde los días de Thomas Jefferson y Tom Paine,  ve a la monarquía como una aberración arbitraria. Hoy que hay un fuerte movimiento que busca abolir la monarquía en el Reino Unido y en España,  la agenda woke,  cuya bienintencionada norma es libertad y progreso (muy mal entendidos),  la ha hecho suya.

Como todo en lo woke,  al republicanismo se le han agregado otras ramas libertarias como el feminismo que ve en monarquías un ejemplo del patriarcado blanco ( no veo a nadie hablando de derrocar al Sultán de Brunéi, el Rey de Lesoto o el Emperador de Japón) que oprime a los miembros femeninos o LGTB de su entorno. Eso que,  si perduran las monarquías,  tendremos antes del medio siglo reinas por derecho propio en España, Suecia, Bélgica y Holanda.

                              Las futuras reinas europeas

Otra corriente afiliada al wokismo y que también ve con malos ojos que todavía existan reinos hereditarios son los que apoyan a la gente de color puesto que consideran que las monarquías son las causantes de colonialismo opresor. Aunque no andan errados, me hace gracia que no piensen ni se quejen de colonialismos nacidos en democracia o en dictaduras. Nadie habla del colonialismo soviético, por ejemplo.

No es mi intención hacer un panegírico de la monarquía. Con el zeitgeist imperante es imposible, pero no veo esa forma de gobierno más deficiente que mal llamadas democracias donde se elige al peor candidato o donde los “presidentes ”sufren deparafraseando a Pancho Villa un mal que los hace “pegar” el trasero al sillón presidencial.

Tampoco es que la Fórmula de las Reinas sea aplicable a cualquier obra que denuncie un mal rey o a uno incapaz de reinar. La Locura del Rey Jorge ilustra un episodio histórico, pero no es un ataque en contra de un mal gobernante. Alexandre Dumas criticó los excesos de Los Valois y de los Borbones, pero en El Caballero de la Casa Roja mostró los esfuerzos del protagonista (un persone real) por rescatar a Maria Antonieta.



Sin embargo, es Dumas quien crea este retrato de la reina mártir en su obra dedicada a Margarita de Valois,  La Reina Margot, en la cual la casquivana princesa es víctima de su madre, de sus hermanos y hasta de sus amantes.

 

Del Cine Silente a La Anglofilia de Los 80

Desde el advenimiento del cine , incluso en el silente, han existido cintas dedicadas a la tragedia de ser reinas. Cleopatra, Isabel I, Maria Estuardo, Maria Antonieta, y la Reina Victoria han sido temas de innumerables guiones de todas partes del mundo. Se han creado inclusive filmes sobre rivalidades de reinas como todo lo dedicado a Isabel I y a su díscola prima escocesa. Ana Bolena y Catalina de Aragón han provocado debates entre lo Tudormaniacos que dividen sus lealtades entre las esposas de Enrique VIII. Y si creemos que estas nuevas series sobre la competencia entre Diane de Poitiers y Catalina de Médicis son cosa de hoy,  deben ver el filme de Los Cincuenta,  Diane donde Marisa Pavan es la Reina de Francia y Lana Turner es la incómoda Poitiers.



Como todo en el cine, inclusive fuera de Hollywood, las reinas han tenido su encasillamiento: Cleopatra es la femme fatale; Isabel I y Victoria son grande estadistas, Toinette, Catita de Aragón y Maria Estuardo son reinas mártires. En Los 50, en Austria nació el mito de Sisi en pantalla y con ella esta idea de una joven rebelde que se niega a seguir al protocolo impuesto por la pesada de su suegra. Tato éxito tuvo el personaje que su actriz Romy Schneider fue llamada hacer algo parecido con la Reina Vicky en Victoria in Dover. Entretanto,  en Inglaterra,  Jean Simmons encarnaba a Isabel I en su etapa rebelde en Young Bess donde su casto romance con su padrastro no ameritó acusaciones de pedofilia o abuso sexual como ocurriera recientemente con Becoming Elizabeth.



Ninguno de estos filmes atacaba la institución monárquica. Algo que solo ha venido a imponer esta extraña guerra cultural que vivimos hoy. Se hablaba de malos soberanos y reyes tiranos como Enrique VIII o Juan sin Tierra, pero el pueblo estadounidense siempre ha pasado por épocas anglófilas inspiradas por cine y televisión. Nada más conducente a esa admiración que el Masterpiece Theater que desde sus inicios nos llevó a conocer a los reyes y reinas que convirtieron al Reino Unido en la monarquía más característica de nuestro universo.

La primera temporada del Masterpiece fue ocupada por The First Churchills que presentaba un retrato cálido, respetuoso y verídico de la Reina Ana que nada tenía que ver con la calumniadora e indecente obra de Deborah Davis,  La Favorita. Dame Glenda Jackson,  en su insuperable tour de forcé Elizabeth R, inició la pasión obsesiva con Los Tudor que yo califico como Tudormania.  Y a mi llegada a USA,  en 1974, me vi en medio de una fascinación con la Era Edwardiana con programas clásicos como Lilie, Jennie, y Upstairs Downstairs, todas incluyendo entre sus personajes al incorregible Eduardo VII. Hasta le hicieron su propia miniserie en la BBC.



Que este rey travieso, parrandero y mujeriego gozase de tanta aceptación como el que su época resultase tan fascinante para los republicanos yanquis, indicaba una tolerancia por una forma de gobierno que al final era parlamentaria y semi demócrata. Para 1982, la anglofilia estadounidense estaba en su cúspide con programas de televisión como la soberbia Retorno a Brideshead, la segunda invasión del rock inglés y,  gracias a una tal Diana Spencer, la anglofilia se tornó casi en una adoración por la monarquía.

Entre Diana-Víctima y Maria Antonieta-Parasito

Si las bodas reales de Los 80 nos fascinaron con el glamur de la monarquía,  una década más tarde el divorcio y las declaraciones públicas de la ex Princesa de Gales hicieron que,  aun los poco interesados en política,  cuestionasen la existencia de una institución que podía destruir a una joven inocente que entraba en ella. Por algo, el año de la muerte de Diana, se puso en pantalla Mrs. Brown, donde Dame Judi Dench nos muestra a una Victoria enlutada a la que su rol de gobernante y las reglas del protocolo impiden ser feliz. Pero también este filme nos muestra como acercarse demasiado a estos entes de sangre azul puede destruir al simple plebeyo, en este caso John Brown, y como Vicky egoístamente deja que su dolor personal la aleje de sus deberes de reina.



Aunque Mrs. Brown y La Locura del Rey George pueden verse como ejemplos negativos de la monarquía, el fin de siglo nos trajo una apoteosis del reinado de Isabel I,  Ia que abrió la puerta a una nueva era de Tudormania. Elizabeth y The Golden Age ponían en alto la labor de un monarca en construir un imperio. No recuerdo haber oído ningún furor antimonárquico en ese entonces, a pesar de que en filmes como The Affair of the Necklace (2001) se mostrase a Maria Antonieta como una mujer egoísta e injusta que al despreciar la solicitud de la Condesa de La Motte labró su propio infortunio.

                        Joely Ricardson como María Antonieta en La intriga del collar

Por el contrario, se alababa la importancia de los deberes de una reina/princesa aun en la literatura juvenil llevada a la pantalla. Mia Thermopolis en Los Diarios de la Princesa podría encontrar ridículas algunas reglas del protocolo, pero a último minuto cuando se dispone a huir de su herencia real, decide regresar y aceptar ser la heredera de un mítico reino con todas las obligaciones que esto conlleva.



Si tuviese que escoger un año para definir el comienzo de la guerra en contra de la monarquía ese fue el 2006,  el año de Marie Antoinette y The Queen. Acabo de ver por enésima vez la producción de Sophia Coppola. Me encanta, bien actuada, lujosísima, un regalo para la vista,  personajes adorables, ect. ect.. ¿Qué más se puede pedir?  Sin embargo, por primera vez percibo el descredito del personaje de la archiduquesa austriaca.

En vez de ofrecernos lo mejor de María Antonieta nos la muestran como una frívola consumista, glotona, despilfarradora, jugadora, borracha e inconsciente. No se mencionan sus logros:  su mecenazgo de artistas como Madame Vigee Lebrun, y Gluck;  de cómo ayudó a transformar la escena musical francesa; de cómo inició dos industrias galas, la moda y la peluquería. No mencionan su buen corazón, su gran lealtad, y el amor que prodigó a sus hijos (pocos saben que adoptó tres niños, uno de ellos de color).



La idea fue mostrarla como una alocada niña rica no muy alejada de los príncipes actuales que se la pasan gastando el dinero del pueblo en excesos y francachelas. En suma, Kirnst Dunst nos dio la imagen más atractiva de un parásito de la realeza. En cambio, en The Queen del mismo año,  Peter Morgan puso la primera piedra al mausoleo de la monarquía con su descarnado retrato de la fría crueldad de Isabel II ante la muerte de una nuera que era una realidad incómoda para la familia real o lo que ellos llaman “La Firma”.



La pregunta que eleva el magnífico personaje de Dame Helen Mirren es si Isabel ha creado un ambiente tan toxico que empujó a Diana a huir y a cometer locuras. O es la monarquía y sus reglas insufribles las culpables de la indiferencia de la Reina y de la histérica desesperación que ha llevado a su nuera a una muerte prematura.

Conscientes del daño hecho, los cineastas intentaron borrar esa imagen nefasta con filmes que exaltaban a buenos gobernantes como Young Victoria; Bertie y Elizabeth y por supuesto, la magnífica El Discurso del Rey. En general , incluso en The Crown hay una visión amable de Jorge VI, no así de su esposa, pero déjenme seguir en orden cronológico.



Amor y Muerte en Dinamarca

Fue en el 2011 que nos llegó un sutil ataque a la monarquía y a su celo misógino que destruye a las mujeres que no se someten a sus reglas. Vino de Dinamarca y convirtió a sus protagonistas, Alicia Vikander y Mads Mikkelsen,  en estrellas. Se trata de la triste historia de amor entre la princesa inglesa Carolina Matilde y el medico Johann Friederich Streussen consejero de su esposo, el príncipe luego rey Cristián VI.

A mitad del siglo XVIII. Carolina recién llegada a la corte danesa, descubre que su marido es un enfermo mental que solo busca degradarla. Atraída por las ideas progresistas del Dr. Streussen, Carolina inicia amistad con el hombre de confianza del príncipe. Acaban en la cama, tienen una hija, se descubre todo, escándalo mayúsculo. Streussen pierde la cabeza, Carolina es separada de su hijos y enviada al exilio. Una historia para llorar océanos y que sin embargo es totalmente cierta, solo que el modo de relatarla crea una nueva guía para los  anti monarquías. La lección de A Royal Affaire es que no solo la monarquía destruye a las mujeres inteligentes e independiente, también permite que asciendan al trono monarcas retrógrados y dementes.





El que Dinamarca sea hoy una monarquía parlamentaria, bien lejos del absolutismo oscurantista dieciochesco , no le importa a una generación de espectadores semi educados que todavía no entienden que los reyes europeos modernos  (y el Emperador del Japón) no gobiernan. Los que si saben eso esgrimen el argumento que el pueblo no necesita mantener a parásitos de sangre azul.

Así llegamos al 2016 el año en que Peter Morgan por fin pudo dar de hachazos a una institución que detesta y a una reina que despreciaba (¡y el desvergonzado dijo, a raíz del fallecimiento de Su Majestad,  que su serie de mentiras era “una carta de amor” a la reina. ¡Carta de amor enviada en bomba Molotov!

En sus primeras dos temporadas,  y en las excelentes manos de Claire Foy, Isabel II fue descrita como una mártir, una mujer que debe sacrificar su derecho a ser esposa y madre para poder gobernar, aunque también Morgan nos deja claro que Isabel no estaba preparada, que era ignorante e ingenua. Como ese tratamiento sería el que recibiría Victoria ese mismo año, nadie se percató de lo ofensiva que era The Crown.



Las primeras quejas surgieron en la tercera temporada cuando Olivia Colman fue horriblemente miscast en un rol que le quedaba grande. Esta Isabel era torpe, ineficaz, perezosa, e insensible, incapaz de ofrecer consuelo a la desdichada Diana. ¡Incapaz de derramar una lagrima por niños muertos! ¿Hasta dónde llegaba la imaginación diabólica de Peter Morgan?

No solo la reina era blanco del vituperio. Su madre, hasta entonces un icono sagrado de la cultura británica, era descrita como una vieja ordinaria, borracha y malévola que interfería en los asuntos familiares como si fuese un padrino de la mafia. El pobre Carlos quedaba como un manipulador pelele y su padre como el posible autor intelectual de la muerte de Diana. Esas falsedades eran cobardes puesto que La Familia Real no podía defenderse de tanta calumnia.



El 2018, a la par de este ataque frontal contra la monarquía, vino un desdichado retrato de Maria Estuardo en un filme que de lo único que puede apreciarse es de ser inclusivo. Al menos no  pusieron a Saoirse Ronan como una tarada arrogante como la interpretase Samantha Morton en Elizabeth, o como tan puta que hasta le quita lo gay a David Rizzio en la malhadada Reinas. Al final que Reign,  con todo su fantasioso script, es el retrato que más honra a la Reina de los Escoceses.

Olivia Colman, Asesina de Reinas

El 2018 no solo fue el año en que Olivia Coleman se las arregló para hacer picadillo a Su Soberana, también fue cuando la Academia la honró por una obra en la que queda claro cuan despótica, vil y privilegiada puede ser una reina.

La última de los Estuardo hoy es más recordada por muebles que se hicieron en su época. A pesar de que filmes como Soldier in Love donde fue magníficamente interpretada por Dame Claire Bloom o The First Churchills donde Margaret Tyzak la encarnó como una mujer devota de su religión y esposo,  The Favorite destruye esa imagen reemplazándola for embustes salidas de la mente caprichosa de la David.



Ingenua tal vez demasiado para reinar, ha sido el veredicto de la historia sobre Ana I. The First Churchills cubría casi toda la vida de esta desdichada reina con énfasis en  la relación entre Ana y su amiga de la infancia,  Sarah Churchill y de cómo esta relación empañó el reinado de la primera. El  argumento se basaba en  documentos oficiales, memorias y correspondencia.

Los Churchill tuvieron una tremenda influencia sobre la Reina Ana y sus decisiones políticas. Eventualmente Ana se sacudió a estos amigos y tomó como confidente a Abigail Masham , prima de Sarah. Como la serie está narrada por la anciana Duquesa de Marlborough, la tenemos en su vejez preguntándose qué la hizo perder el favor de Su Majestad.



En la vida real, Los Churchill (principalmente Sarah) no fueron mansos corderos. En su empeño en dominar la voluntad real y privilegiar a familia y amigos, Sarah se volvió imprudente e insolente. La muerte de su único hijo varón la alejó de la corte. En su luto ni siquiera respondía las cartas de Ana quien también sufriría la muerte de su único hijo (y único sobreviviente de 17 embarazos). La Duquesa añadió insulto a la injuria, negándose a llevar luto por el principito. Es normal que Ana haya buscado otra confidente. La enfurecida Sarah comenzó a hacer circular unos poemas satíricos que insinuaban una relación lésbica entre Abigail y su reina.

Hasta hoy, ningún historiador ha encontrado evidencia de lesbianismo entre Ana y sus favoritas. Ni siquiera las cartas juveniles con las que la Duquesa quería chantajear a su soberana, donde Ana expresaba su amistad y cariño con mucha pasión son vistas como evidencia de una relación erótica. Por un lado, ese lenguaje era común entre las amistades del siglo XVII. Por otro es imposible que una señora que se la pasaba en la cama haciendo hijos con su marido, y que era también muy religiosa, tuviese tiempo para escarceos de lo que entonces era considerado Contra Natura.

Solo en la cabeza de una periodista mediocre como Débora Davis podía nacer la idea de convertir una intriga palaciega en un triángulo gay. Le tomaría casi dos décadas a Davis “colocar” su aberrante libreto en manos de algún productor. El rechazo nacía de que nadie quería meterse con falsedades históricas que además estaban muy mal escritas. De hecho, durante los veinte años antes que La Favorita fuese llevada a la pantalla, Davis tomó cursos de redacción de libretos por correspondencia y sacó un posgrado en el tema. Aun así, se dice que el australiano Tony McNamara fue quien rescribió todo el pastiche.



En el nuevo liberto y subsecuente filme,  Ana, una mujer enferma e infeliz, es degradada hasta convertirla en una demente,  sucia, despótica, aquejada por enfermedades repugnantes que abusa,  incluso sexualmente,  de sus damas. El que los ingleses vieran en la pantalla a Olivia Colman haciendo de Ana y luego en la pantalla pequeña encarnando a la actual Reina de Inglaterra, reforzaba una imagen negativa de la monarquía.

Poco a poco desaparecía la imagen de las reinas que por casi una década había sido dictada por Juego de Tronos donde las malas reinas eran tipo Cersei y las buenas eran como Daenerys, justicieras, generosas, pero sacando energía para dejar el espacio de víctimas y convertirse en poderosas monarcas. Así se las retrató en la británica Victoria, la rusa Ekaterina y la austriaca Maria Teresa, pero esas imágenes fueron disipadas por víctimas de la monarquía que se rebelan contra ella como la actual iconografía de Lady Diana y su sucesora Meghan Markle,  y estos nuevos retratos de Sissi.

Reinas empoderadas VS Príncesas víctimas


Por otro lado,  tenemos sátiras de la institución con reinas que aunque dotadas de buenas intenciones pronto adquieren gusto por el poder y son capaces de todo tipo de actos criminales para conseguirlo. Es lo que hemos visto en sátiras antihistóricas como The Great que hace reír y The Serpent Queen que no saca ni una carcajada y que es tan alejada de la historia que obligan a  criticarla  porque ya traspasa los límites de la suspensión de la credibilidad o de licencias dramáticas.

Quitándole el Halo a Reinas Santas

Por otro lado, está la destrucción de reinas consideradas mártires como Catalina de Aragón que Lionsgate y Emma Frost arrastraron por los suelos en The Spanish Princess. No solo la convirtieron en ambiciosa y perjura, sino que le inventaron todo tipo de ideas que nunca tuvo la pobre señora. En la Primera Parte la encuentran abierta al Islam y a las costumbres moras,  y en la Segunda la ponen quemando libros de herejes y rechazando a la hija que Doña Catita tanto amó.



Otra víctima ha sido la icónica Queen Mum, hasta hace poco un personaje intocable. Hoy no solo Peter Morgan se encarga de faenar a la vaca sagrada de La Casa Windsor. En la noruega Atlantic Crossing, se burlan de la Reina Madre en su momento más glorioso , la Segunda Guerra Mundial y de paso hacen befa de la tartamudez de su esposo. Todo para lapidar a la valerosa monarquía noruega en un cuento Me Too de como el Rey Haakon y su heredero Olaf (que calumnian describiéndolo como un borracho y padre ausente) intentaron opacar a la única que valía en esa familia:  la Princesa Heredera Martha.


Otra manera de denigrar a los reyes, convertirlos en borrachos


A pesar de que hay conciencia de que fue la autocracia del Zar Nicolas la que destruyó su imperio, la Zarina Alejandra siempre ha sido vista como esposa y madre mártir. Eso hasta que el docudrama The Last Czars la puso como drogadicta, calentona con Rasputín,  y tan metiche en la política que destruyó al imperio.



Una ironía es que los rusos que hicieron una revolución para deshacerse del Zar y de su familia son los primeros en blanquear a monstruos históricos como Iván el Terrible o zares usurpadores como Boris Godunov. En sendas miniseries sobre estos señores le echan la culpa a los boyardos y a ambiciosas mujeres de la nobleza de todas las maquinaciones y masacres perpetradas en estos reinados de Iván y de su cuñado Godunov.

En cuanto al personaje de Catalina la Grande, la ponen un poco como Daenerys, un peón en el tablero político sometida a su suegra, a una corte intrigante y a su condición femenina, pero que luego se las arregla para encontrar vías de empoderamiento. Aunque nos la muestran como una gran gobernante no esconden sus flaquezas e implacabilidad para lidiar con los que veía como sus enemigos. Sin embargo, estos relatos no culpan a la monarquía de las fallas de sus emperadores.



E solo en Occidente  donde se aferran a una formula agotadora y falsa. Eso es lo que esperamos de la María Antonieta producción franco-inglesa que ya por ser creación de Deborah Davis trae tufo.

Otra ironía es que España, donde existe un fuerte movimiento antimonárquico, no hacen este tipo de series. Durante el último gobierno de derechas (2011-2018) se hicieron verdaderas loas a reyes del pasado como Isabel la Católica y su nieto Carlos . Incluso  en Tiempos de Guerra, retrataron admirablemente a la reina Victoria Eugenia como una mujer enérgica y decidida que crea un equipo de enfermeras para que vayan a curar heridos en Marruecos.



En cambio, no se ha hecho nada sobre reinas casquivanas y escandalosas como la reina consorte Maria Luisa de Parma, o la reina regente Maria Cristina de las Dos Sicilias o de su extraordinaria hija Isabel II que tuvo doce hijos,  ninguno de su marido que era gay. ¿Será porque la televisión española,  por woke que sea,  no necesita recurrir a escándalos históricos o  imitar una fórmula que ya huele a añeja?  Basta ver los abucheos que ha recibido Peter Morgan por sus ridículas mentiras en la última temporada de The Crown.

10 comentarios:

  1. They are all done formulaic these days to fit the woke agenda, who cares about history they are only focused on modern messages and ideas.
    Olivia Coleman is as far from the queen as I am LOL
    And they do love to falsify history ever so much, what shocks me is that they are ready to admit it and defend it with some usually flimsy reasons.

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    1. Perhaps monarchy has no place in our century, but it was the only viable form of government in the past. If it had been so awful, no society would have embraced it.
      The Queenly Formula plays the evils of monarchy (anti-monarchy agenda) combining it with woman as perennial victim (MeToo agenda). it has become o repetitive that only pleases those short memory bingers who don’t remember the name of what they have just watched but … oh! the message remains. Monarchy is bad, Kings are bad (except in Game of Throne).
      I’m just bored with these embarrassing series, not looking forward to Marie Antoinette, or Sisi’s second season. But I have a bit of morbid curiosity about the Bridgeton’s spinoff, The Black-Queen-that-Never-was.
      I have to disagree with the “all done formulaic these days” statement. German series have turned around the war genre. With La Garconne and Paris Police 1900, the French show us new aspects of police drama. Even in Spain, Garcia is revolutionizing the superhero cliché and turning wokeism into nostalgia. Not to mention what The English has done with revisionist westerns. So, formulas die hard, but they do die.

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    2. Well nobody really embraced it, it was mostly imposed on the poor by the powerful ones who enjoy it as it is good for them and not for the poor. My country was mostly better of without it and even in Western Europe monarchies were and are a symbol of colonisation, no fun for the colonised ones. We like to get rid of our kings here LOL kill our queens etc.. it is fun business when the crown goes down LOL But I know you are shaking your head now.... #sorrynotsorry LOL

      I haven't watched English yet, I started Staircase last night and it was very dark and graphic, too much for my taste, don't know if I will watch it till the end. I must start something new on Friday as well as I finished Life After Life last week.

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    3. Gattocito, you are developing clairvoyant powers. Yes, I’m shaking my head, but let’s not get in the ring over this issue. we’ll end up exhausted. Just three things. Let’s stay away from the Marxist class warfare scheme and notice that the poorest, the most primitive, tribal societies choose kings. When I see dictatorships ill-disguised as democracies, I rather live under a parliamentary monarchy. There are no nation or people that had not been colonized throughout their history. Colonialism is not necessarily a monarchy evil. The Philippines, Hawaii and Puerto Rico were colonized by democratic USA. Republican France imposed colonialism in Indochina, and I won’t even start on Soviet colonialism.
      I refused to watch dark things, so I didn’t touch Staircase or Dahmer or any of those glorifications of criminals. The English is dark and yet its message is full of hope even for hopeless cases (the terminally ill). Are you going to give 1899 a try?

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  2. Desde FB de George Eduardo Llerena Torrico
    Lo de Peter Morgan no es novedad. Antes de The Queen demostró su completa ignorancia y desprecio por la monarquía en ese desastre antihistórico que fue la horrorosa Enrique VIII 2003 (donde el Tudor le pega a Jane Seymour y tortura a Buckingham) y su adaptación del fanfiction que es la otra Bolena (en ambas la pobre Ana la pasa fatal entre 2 series de violaciones que nunca existieron). Ya con eso habría bastado para no ponerlo a cargo de ningún proyecto relacionado con la realeza. Isabel, los Tudor, Juego de tronos, Elizabeth con Cate Blanchett y demás acertaron en el gusto popular porque nos mostraban ambas caras de sus protagonistas: los veíamos ordenar actos que podían parecernos crueles, pero también veíamos reinas mártires, reinas buenas, con motivaciones, entendíamos por qué hacían lo que hacían. En el podcast, antes del estreno de la reina serpiente, Adri y yo comentábamos que esperábamos un mejor retrato de Catalina de Médicis, pero luego del fiasco sin gracia que nos dieron me dice "no, hasta la Catalina de Reign era más fiel y mejor que esta" y no le falta razón. Hasta ahora no me creo que la hayan renovado pero hayan quemado Becoming Elizabeth, que sí tenía potencial y sí era un drama histórico en toda regla. Con las ganas que teníamos de ver esa ansiada segunda temporada...mal jugado, Starz.
    Es natural que nos fascine la monarquía. Más allá del boato, la política y la intriga palaciega, como americanos no conocemos otra forma de gobierno que no sea esta democracia fallida donde acabamos eligiendo al más inepto o al más corrupto (y a veces ambos al mismo tiempo como en el incompetente gobierno de izquierda que tenemos). No sabía que María Antonieta era obra de la escritora de la favorita...ojalá no tenga las mismas invenciones. Me va contando cómo estuvo ya que por aquí dudo que llegue pronto, si es que la traen. ¿Alguna noticia en producción de época? ¿Algo interesante para el otro año?
    Kisses y abríguese que viene la nieve

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    1. Para George Eduardo Llerena Torrico Mi Querido Sir George,
      Gracias por su siempre bienvenida opinión. La razón por la cual Netflix contrató a Morgan fue precisamente porque sabia que iba a arremeter contra la monarquía sin piedad y por los cuatro costados.
      ¿Como olvidar a Charles Dance recibiendo baldazos de aceite hirviendo? Cuando estaba específicamente prohibido torturar gente de sangre real.
      Lady Adri tiene razón, Megan-Catherine estuvo perfecta y semi histórica en una fantasía histórica. Creo que supo representar el espíritu de Catalina de Médicis, su férrea disposición de defender a sus hijos y los derechos de estos. Su respeto por la casa real donde entró como una advenediza. Tal vez no sería tan bruja, y Miss Fellowes tan guapa, se entiende que le [pusieran un amante bonito como Narcisse, y a lo mejor no se llevaba tan bien con María Estuardo. Aunque hay cartas de la Reina de los Escoceses que le escribe desde Escocia y desde el cautiverio pidiéndole consejo y ayuda, así que no se odiaban tanto.
      Debemos culpar ahora a la par de Starz, a Lionsgate que produce estos bodrios, y a Disney que las subvenciona.
      Hay mucho en el futuro, Sir George, y no necesariamente esta Maria Antonieta lasciva o La Reina Negra que Nunca Existió que prepara Netflix. Aunque falta un mes para yo dar mis recomendaciones invernales, e voy a dar un par de series de época continentales, angloamericana y hasta una brasileña paraque si se topa con ellas les eche una revisada. De Francia, La Garconne y Paris Police 1900, dos dramas policiales de época con toques históricos muy verídicos. De España, ¡García!, la puede encontrar en HBO Max, y en Amazon el mega excelente western revisionista “The English”. AHH y de Rede Globo (con platita de la SONY) una producción hecha totalmente en inglés, Passport to Freedom, que nos da una nueva visión de Guimarães Rosa y de su segunda esposa, cuando desde el consulado de Brasil en Hamburgo salvaban judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
      Exactamente, mientras pensaba en los males de una monarquía no podía dejar de compararla con su presidente que se cree sucesor de Los Incas, y del mío que se siente campeón de la diversidad, solo porque tiene TOC diagnosticado. ¿Son peores que Carlos III o Felipe VI?
      No me hable de nieve, que no nieve hasta después de Año Nuevo. Un gran abrazo.

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  3. Desde FB de Maggie Sendra
    María Elena Venant Pero yo no creo que la fidelidad de Isabel o Carlos fuesen relativamente fiel fuese por gobernar el PP en España. El fallo que tiene ese partido es que nunca coge la T.V para usarla ideologicamente, que es lo ideal, pero desde ZP, Tv1 nunca ha sido neutral. Por eso el PSOE tiene ventaja aunque la TV está en franca decaída. Quiero creer que esas series son un oasis en el desierto.
    No se si hay una agenda woke antimonarquica o simplemente que son torticeros haciendo películas y series. O las dos cosas. Pero estoy viendo un hartazgo general con las series como esta. Hace 5-10 años tenían más aceptación. Lo de Sissi, ambas series, son lamentables, pero creo que se debe más al fenómeno Bridgerton que a la agenda. Bueno, al parecer en Disney ya están rodando cabezas en su ejecutiva. El caso de Disney con la monarquía es hipócrita cuanto menos, ellos dicen no querer princesas pero su merchandashing son las princesas clásicas.🤑🤑🤑🤑 . En cuanto a mi querida Catalina de Aragon y la degradación de los Tudor, empezó la querida Phillipa Gregory, escribiendo esas mierdas de novelas. La princesa fiel es todo lo contrario a lo que era Catherine. Y bueno, ya no me quiero imaginar la serie. Como no va a querer Cathe a su hija si fue por ella por lo que aguanto todo el proceso y tortura psicológica contra ella? Ella decía que su hija tenía derecho a gobernar. Ridículo todo. No estoy de acuerdo en parte con lo M.Antonienta y Alejandra. M.Antonieta si fue caprichosa y, en algunos aspectos, frívola. También es cierto que hay que mirar a su entorno, y los nobles que la rodeaban no eran mejores que ella. Lo del collar y todo lo que se uso para conducirla al cadalso fue repulsivo. Sin más. Alejandra tampoco es de mi simpatía. Era muy autoritaria y neurótica. Y creo que no supo donde se metía exactamente. Repito. Nicolas heredó un problema que venía desde la muerte de Alejandro II. Rusia no tenía salvación. Y decir que me parece el asesinato de la familia real es sencillamente asqueroso. Además de muchachos indefensos, mataron al medico y a dos criadas ( tan de clase trabajadora como sus verdugos o mas) y uno de los perros solo porque el zarevich jugaba con el. Podría continuar pero me cansa las series de mujeres indefensas que el patriarcado las oprime, lo que vienen a decir todas estas series. Y aquí una pequeña reflexion: De verdad, la gente no se está empezando a preguntar si no es preferible tener una institución neutral, aunque de origen hereditario, cuyo representante sabiendo la situación del país, se forma para su puesto con los mejores recursos, mientras que cualquier ignorante puede coger el poder por " voluntad" del pueblo. No me refiero a Hitler, que ese fue el caso más extremo, solo hay que mirar los casos de España, Sudamérica y EEUU. De verdad preferimos esa clase corrupta de gobernantes aunque gobierne 4 años. Pueden hacer mucho daño. Y créeme, la gente, cada vez más moderada y cansada de todo esto, se lo está preguntando.
    Y en cuanto a The Crown. Lo digo por una amiga mía, y por más gente, que la siguen y me contaban que las dos primeras temporadas les encantaba, pero que esta temporada les ha parecido muy mala, el comentario más suave, y una porquería los más contundentes. Hace 5 años, hubieran dicho otra cosa.

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    1. Para Maggie Sendra Yo no soy amiga del PP, pero recuerdo que cuando Rajoy estaba alla arriba le quit'o subvenciones a RTVE y por eso se pusieron las pilas. También hubo un resurgir de Antena 3 y gracias a eso hicieron Tiempo entre Costuras, la mejor serie española de este siglo. El momento que llega Pedrín y la calidad se va por lo suelos con un alza en el contenido woke. No he visto nada decente español desde el 2015, solo Garcia y porque es HBO.
      La primera temporada de The Crown fue buena, la segunda entre buena y regular. Lo que siguió es vergonzoso. Por empezar las series de época no tienen tanta acogida, pero los Tudor Los Borgia y hasta Juego de Tronos pusieron la alfombra para series históricas, algunas excelentes, otras no tanto. Aunque llevamos 30 años reclamando más diversidad e inclusividad en el entretenimiento, la agenda woke tomó fuerza hace seis años. La elección de El Trompo, la marcha Mitutera de Madrid del 18, Gretita y sus denuncias histéricas, los estallidos sociales el 19 culminando en ese verano horroroso del 20 con derrumbes de estatuas y auge del BLM, todos fueron peldaños del altar woke.. DE ahí que la televisión y el cine se han desbocado. Las Sissi de ahora no son la Sisi italiana del 2009, la Catalina de Samantha Morton no es la Catalina de Médicis de Reign. Bridgerton tiene una reina negra, algo que no es histórico y ahora Netflix le traerá un spinoff. La pobre Queen Charlotte debe estar brincando en su tumba.
      Disney es el reino de la hipocresía. Son unos oportunistas que solo buscan lucrar y quedar bien con D-s y el Diablo.
      Vale decir que con la excepción de The White Queen, las adaptaciones de Lionsgate de las novelas de Doña Pippa no se le parecen en nada. En la primera parte de The Spanish Princess , vemos a Catalina hablando de como ella y sus padres han adoptado costumbres moras, se trae consigo una doncella gitana (viva la diversidad), se baña con la entonces desconocida vainilla y si es perjura. En la segunda parte no quiere a Maria porque es hembra. Imagínate. Luego cambia y contrata a Vives como tutor de la nena, pero le bajan los cinco minutos y se pone a quemar libros herejes. Ella nunca hizo eso. Ah y viene Juana la Loca a Inglaterra reprocharle que fue mala hermana y de paso se acuesta con Harry.
      No es la frivolidad de Maria Antonieta lo que no quiero que muestren. Por un lado, nunca muestran lo bueno que hizo, por otro el país se fue a pique económicamente debido al dinero que se invirtió en la independencia de las 13 Colonias. Lo que me molesta es que hagan caso de las mismas calumnias que la llevaron al cadalso. Ha dicho la Davis que tendremos escenas lebicas con madame Du Barry. Tal vez comprenda que en Farewell to the Queen pongan un romance lésbico entre Toinette y Polignac, ¿pero Du Barry? Si se odiaban y hubo que obligar a la Delfina a hablar con la amante del rey.
      La Zarina Alejandra era una bestia, pero no era drogadicta y nunca se metió con Rasputín.
      Ayyy, de tu boca al Cielo.

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  4. Desde FB de Maggie Sendra
    María Elena Venant En los últimos zares, son muy exagerados. Primero que pintan a Alejandra y a Nicolás como adictos al sexo, aunque tengo la sensación que eran unos mojigatos. Aunque se dice que eran la única pareja real que compartían lecho. Y se supo que al final si era morfinomana. Pero no en el mal sentido. En esa época la aspirina estaba en pañales y ella tenía unos dolores terribles de huesos. Prácticamente no se podía tener en pie. Un uso recomendado de la morfina, por supuesto, bajo supervision médica. Otro dato curioso, es que los médicos daban al Zarevich aspirina y cuando Rasputin obligó a quitársela, el zarevich mejoró. Ahora sabemos que la aspirina está contraindicada para hemofilicos, pero ni los médicos ni Rasputin podrían saberlo. Y yo nunca he creído la historia de Alejandra con Rasputin, ella adoraba a su Nicky y a sus hijos, de hecho, aguanto las payasadas de Rasputin porque creía de verdad que Alexis mejoraba. Y ya he hablado del asesinato. Injustificable. Y sobre M.Antonieta. Al igual que te he dicho que es frívola, también tenía virtudes como ser leal y una maravillosa madre. Adoraba a sus hijos. Cuando se le acuso de todas esas barbaridades durante en la revolución, ella estaba indefensa. Su hijo mayor acababa de morir y estaba devastada. Y murió con una dignidad que ya les hubiera gustado a muchos jacobinos haberlo hecho.

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    1. Para Maggie Sendra Le daban morfina como a mi me inyectaban Demerol cuando tenía colicos renales, pero eso no la hace una adicta. Fue un matrimonio por amor, cosa poco común en la realeza y los cercanos inuyendo su dama Anna Virubova dicen que Nicky y su Sunny se amaban como adolescentes, pero el documental andaba en pos de escandalos y eso solo lo deletrean con tres letras (o cuatro en espanol). Era también muy buena madre. Maria Antonieta adoptó a vartios niños, uno negro qe la Revolución mató indirectamente. Cuando en el tribunal salen con esa infamia que le sacaron a golpes al Delfín (y emborrachandolo. A un niño pequeño, que valientes los revolucioarios) indignada, la reina apeló a las "madres en la sala"y las revolucionarias, por muy hienas que fueran, la apoyaron.

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