Francia es
sacudida por olas de xenofobia y antisemitismo; el gobierno es débil, y los extremistas antinmigrantes pelean con
una izquierda anarquista. No nos referimos al momento actual, sino al Paris de
1899. La víspera del nuevo siglo es un momento ajetreado para la policía
parisina, el presidente ha encontrado una muerte bochornosa en medio de una
sesión de sexo con una cortesana; se habla de liberar al Capitán Dreyfuss lo
que ha provocado un resurgimiento de la violencia antisemita que dividió al
país hace unos años; y en medio de tanto
revuelo, se encuentra flotando en el Sena un cadáver de mujer descuartizado. ¿Como
se conecta este femicidio con el caos social a su alrededor? Eso es lo que descubrimos en esta magnífica serie
francesa.
El Punto
Débil: La Estética
Aunque su filmación comenzó en el 2019 , Paris
Police 1900 tuvo que esperar casi dos años para acabar de filmarse y
debutar en la televisión francesa en marzo de 2021. Casi inmediatamente la compró
la BBC y le puso sus subtítulos en inglés. Aquí al otro lado del Atlántico
hemos tenido que esperar hasta septiembre para verla por MHz Choice. Lo
interesante es que ha llegado simultáneamente y con subtítulos en español a
España donde pueden verla en el Canal Cosmo.
Es una serie tan
buena que prefiero comenzar mi reseña en su punto débil que es el look estético
muy poco atractivo. No podemos culpar a influencias anglosajonas puesto que es
un detalle propio del cine galo de este siglo. Yo noté este feo color e
iluminación difusa en filmes de época de comienzos de siglo como la versión
francesa de Arsene Lupin y Un largo domingo de noviazgo de Audrey
Tautou. Esa concentración de amarillos chillones que reemplazan al sepia, y de negros
azulados, esa oscuridad, esas figuras sometidas a una tridimensionalidad
deshumanizante, esa estética de video juego reaparece aquí.
El Punto
Fuerte: La Veracidad Histórica
Este defecto es
opacado, por suerte, por otro factor
impresionante: la veracidad histórica y la buena atmosfera que nos lleva a una
Belle Epoque, tal vez no en tonos pastel
como la de El Bazar de la Caridad, pero mucho más digestible. Efectivamente, existió
un presidente llamado Félix Fauré que murió en circunstancias bochornosas. Efectivamente,
a la hora de su muerte le practicaba una felación una famosa cortesana llamada
Marguerite “Meg” Steinheil (Evelyn Borchu de Orphan Black y Camp X).
Efectivamente, en 1889, el rumor del regreso del Capitán
Dreyfuss de La isla del Diablo suscitó un alboroto social aunado a una ola
antisemita parte de lo que los historiadores franceses llaman L’affaire
Dreyfuss. Efectivamente, un eje importante de este antisemitismo sistémico
era la Familia Guerin. Efectivamente
Jules Guerin fue el líder de La Fuerza Antisemita Francesa y editor del semanario
L
‘Antijuif (El Antijudío). No sé si realmente degollaba cerditos en el
escenario, pero si se atrincheró en su casa de la Rue Chabrol por más de un
mes, hasta que aburrimiento y hambre lo hicieron entregarse (lo de la ayuda de
los anarquistas es invento de la serie).'
Efectivamente, ante una crisis política tan peligrosa, se
solicitó el regreso del Comisario Daniel Lepine de Argelia donde había manejado
admirablemente unos pogromos de la población árabe en contra de los judíos. La
serie nos lo encuentra cazando en las propiedades de su esposa. Un invento de
la serie es hacer a Madame Lepine drogadicta. un problema que afectará la
carrera de su esposo.
Efectivamente
Jeanne Chauvine (Eugenie Derouland de World on Fire)fue la segunda francesa en graduarse en Derecho
Penal y la primera en tener permiso para ejercer su carrera en tribunales.
Efectivamente, Meg Steinheil era hija de familia adinerada que encontró mayor
fortuna como cortesana que como esposa. Incluso con el dinero de sus amantes le
costeaba la carrera a su pintor-marido y sus buenos contactos se convertían en
compradores de los cuadros de Monsieur Steinheil.
Efectivamente, el
Duque Jean de Sabrán-Ponteves, miembro de una linajuda familia de la
aristocracia provenzal, colaboró con la Liga Antisemita. En la serie lo convierten
en “Henri”, lo rebajan a “conde” y le ponen un hijo, el bello y melancólico coronel
Gabriel, que, sin embargo, es tan poco confiable como el padre.
Lo admirable de
la serie es como combina realidad y fantasía de una manera tan equilibrada que
uno ya no sabe que es lo más interesante. Meg efectivamente parece que poseía
un manuscrito de Fauré conteniendo secretos de estado, pero nunca lo hizo público.
No fue ni soplona (“mouchard”) ni espía de la policía, aunque eventualmente se
la acusó de matar a su madre y a su marido. Françoise Nury (el autor de la
maravillosa La muerte de Stalin),le ha fabricado un cuento no de hadas pero
que si funciona. Así Meg se convierte en la protagonista femenina de una saga
de machos.
La verdadera Marguerite Steinhal
Meg y Lepine son
los personajes más interesantes de lo que debería ser un relato de comisaria
como Endeavour o Los Intocables. En cambio, Paris Police 1900
logra lo de Babylon Berlin, retratar una época, ver problemas que
repercuten en la Francia de hoy, y
examinar el rol de la mujer en una sociedad considerada en su entonces como la
cúspide de la civilización y del progresismo.
¿Quién es la
Descuartizada?
No es que no nos
detengamos en los quehaceres policiacos, que componen más de la mitad de la trama. Gastamos
mucho tiempo en la comisaria donde se la pasan en chismes, haciendo chistes
machistas sobre mujeres abogados, la esposa de Lepine, o cantando cancioncillas sobre piojos en el
pubis. Contrasta esta misoginia con momentos de humanidad sobre todo con esposas
desvalidas.
Los policías convencen
a un esposo de no presentar cargos contra una esposa infiel lo que acabaría con
ella en la cárcel. El temible Fiersi, tras torturar a un hombre para que
confiese un crimen que no cometió, paga medio año de renta a la familia de este
y le ofrece empleo a la esposa.
Fiersi, padre y
esposo devoto, es el perro fiel del siniestro Puybaraud, un comisario que está empeñado
en destruir tanto a facciones antisemitas como a los anarquistas. Aunque sus
objetivos sean justos, sus métodos son deleznables y es Fiersi quien cumple con
sus perversos encargos desde amenazar físicamente a Meg, hasta utilizar a Marie Lepine para destruir al
marido cuyo puesto Puybaraud codicia.
Su contraparte es
el lacónico e impulsivo Antoine Jouin. Solitario, sin familia, pero sensible, Jouin
es buen amigo y deseoso de hacer una justicia que no solo beneficie a los
poderosos. Lo vemos por primera vez cuando con un piquete de polizontes intenta
derribar la puerta detrás de la cual se oculta una poderosa criminal: una pobre
adúltera. El marido injuriado viene a la cabeza del batallón de policías.
La pobre Madame Chagnolle,
aunque víctima de un mal esposo que le ha gastado su dote y que, por soledad e ignorancia ha caído en brazos de
un seductor, va a parar a presidio. Jouin se apiada y convence al marido—un
importante empleado de un ministerio—que un escándalo no le conviene. El marido
se lleva a su mujer.
Unos días más
tarde, Jouin visita a Helene Chagnolle . La encuentra golpeada. Ella le cuenta
que su madre la recibirá de regreso ahora que planea abandonar a su esposo abusador.
Jouin parece enamorado de ella. Eso explica su alteración cuando la madre de Helene
pone una denuncia: su hija ha desaparecido. Esta desaparición coincide con un
macabro hallazgo: un torso femenino sin
piernas ni cabeza aparece dentro de un baúl que flota en el Sena. Todo indica
que se trata de Helene.
Jouin, acompañado de más policías, parte a interrogar
a Chagnolle. Este los recibe a balazos. Mata al Inspector Morpinet mejor/único amigo
de Jouin. El policía, enfurecido por
partida doble, entra y mata a Chagnolle.
El problema es grave. El muerto era un funcionario público, a juzgar por la
literatura que se encuentra en su casa era miembro de la Liga Antisemita, y el
cadáver no era el de su esposa. Lepine consigue ocultar la evidencia de un
asesinato. Pero exige a Antoine que encuentre al descuartizador.
La segunda
prioridad de Lepine es encontrar la manera de neutralizar a La Liga Antisemita
y a sus despreciables lideres, Los Guerin. Con la prensa a su servicio, Los
Guerin inventan desde que el Presidente Fauré fue asesinado por su médico judío
hasta que Chagnolle fue ultimado por la policía porque conocía secretos de una
conspiración judía. (Una ironía es que cuando Meg Steinheil fue enjuiciada por
doble asesinato, la prensa antisemita la acusó de haber asesinado a Fauré).
Se descubre que Chagnolle
efectivamente mató a su mujer y escondió el cadáver en una gran cesta que envió
a Bélgica. Los antisemitas son de temer, no solo queman quioscos , apalean
niños judíos y descuartizan cerditos. Matan a quien los traicionan sea una
esposa infiel o un carnicero delator al que ultiman asfixiándolo con su propia
estufa (tal como los antisemitas acabaron con Emile Zola y su esposa).
¿Será posible que
la descuartizada sea Josephine Berger quien chantajeaba a alguien cercano a Los
Guerin? Algo que debe tener en mente Meg que ha sido presionada por la policía
a infiltrar La Liga y a acercarse a Jules Guerin para precipitar su caída. Es
interesante como la serie nos muestra el tipo de personas que son Los Guerin:
no temen derramar sangre, su antisemitismo no excluye ni a los niños, pero son
totalmente dominados por su madre y creen en horóscopos y en mensajes del Mas
Alla.
La serie nos da
un espectáculo de la época, desde los
problemas que enfrentan las mujeres para ingresar en el mundo profesional hasta
la modernización del equipo policial. Como somos una generación de adictos a NCSI,
nos gustará un personaje importante, El Profesor Gabriel Bertillon, pionero de
la medicina forense gala.
También vemos el
cambio sorprendente que Lepine efectúa en el cuerpo policial al instalar una
central telefónica. Ahora el público puede comunicarse directa y anónimamente
con los detectives y a estos se les puede encontrar en cualquier sitio (donde
haya teléfono). También crea escuadrones de policias en bicicleta. Esto no hace mucha gracia a los policías y Lepine se hace de un
par de enemigos. Algo que lo hermana con el enojón Antoine Jouin.
Paris Police es una serie espectacular, a pesar de su
oscuridad y mal uso del color. A pesar de sus actuaciones desiguales es un
espectáculo que te tiene al borde del asiento y que hace pensar en el pasado y
verlo reflejado en el presente con estadísticas de que solo en 1899, 247 mujeres desaparecieron en Paris. ¿Cuántas
desaparecen hoy? O el descubrir que aún con
tanto malandrín suelto la policía parisina no tenía derecho a portar armas.
Contenido
Violento y Gory: No es
para estómagos delicados. Vemos golpizas, incluso a niños, mujeres abusadas, asesinadas y torturadas,
conejos baleados y despellejados, y
cerditos degollados. Muchos primeros planos forenses para denotar la sapiencia
de Bertillon.
Desnudos y Situaciones
Sexuales. A pesar de que
la primera escena contiene la escena erótico-fatal de la muerte de Fauré, tanto
el presidente como Meg están vestidos. En el segundo episodio, Meg posa para su marido vestida con una túnica
transparente. Solo la vemos desnuda en el quinto episodio en brazos del Coronel
Sabrán. Por supuesto, los cadáveres—sobre todo el de la descuartizada— son
expuestos totalmente desnudos a pesar de ser un rompecabezas de miembros
amputados.
La situación
sexual más fuerte e incómoda involucra a Marie Lepine. Puybaraud decide
deshacerse de su rival usando el punto más débil del Comisario Lepine: su
mujer. Sabedor de que Marie es morfinómana, le tiende una cruel trampa. Hace
que Meg se amigue de ella y la introduzca al uso de la heroína.
Matrie Lepine, La Drogádicta
Madame Lepine
termina narcotizada y expuesta a todo tipo de abusos. Aunque Meg cree que la
trampa consiste en tomar fotografías de la drogada en paños menores, se
horroriza al saber que el plan consiste en fotografiar a un gigolo violando a
Marie “de todas las maneras posibles”. Indignada, la cortesana amenaza con armar un escándalo y
libra a Marie de un ultraje, pero no de la vergüenza. La policía la encuentra tirada
en el pavimento drogada y medio desnuda y la cree una prostituta. Solo cuando
Bertillon la reconoce, Madame Lepine logra evitar encarcelamiento.
Contenido
Feminista: Este es casi
un artículo aparte. A pesar de que son los policías machistas, las autoridades
patriarcales, y en general, todo pareciera una batalla entre diferentes
grupos de testosterona, Paris Police
destaca por sus personajes femeninos—víctimas y empoderados— que
ofrecen una visión feminista sin caer en boberías mituteras. Eso lo consigue la
serie equilibrando relatos de mujeres de diferentes clases sociales.
Helene Chagnolle
es la eterna víctima. Inculta, pero poseedora de una dote (algo común en la
clase de campesinos acomodados), consigue un marido de clase más alta. Su calvario
es estar casada con un bruto que abusa de ella. Un halito de libertad es un affaire,
pero ahí Helena descubre que ante los ojos de la ley gala es una criminal. Solo
la caridad de los policías evita que sea enviada a prisión, pero no evita que
el marido la golpee y la asesine.
La modistilla
Josephine Berger se enrola en el equipo de informantes-espías (mouchards)
de la policía. Embarazada ya no sirve a sus jefes quienes la envían a St.
Lazare. Salida de la cárcel no ve otro
camino que el chantaje lo que la lleva a una muerte horrible.
Contrasta con
ellos Meg Steinhil, cortesana ‘”respetable”, reconocida figura pública, amiga
de gente importante. A ella no se la lleva presa por adúltera. Por el contrario,
mantiene al marido cornudo con su trabajo que en otras esferas seria denominado
‘prostitución’. ¿Qué la hace diferente? Que viene de familia acomodada, que es
instruida y fina, pero comparémosla con otros personajes femeninos de clase
alta y veremos diferencias.
Madame Guerin es
un pilar de la sociedad: viuda respetable, católica ferviente, representa los
valores de la Vieja Francia, incluso espera el regreso de un rey . Sin embargo,
su poder está circunscrito al dominio que ejerce sobre sus hijos. Ella los envía a cometer los peores crímenes
en nombre de D-s y la patria. Cuando Los Guerin (que son un poco bobos)
traspasan el límite de la ley y caen en desgracia, Madame Guerin pierde todo poder inclusive
sobre ellos.
Otro caso tristísimo
es el de Marie Dulac, esposa de Lepine. Mujer adinerada de la alta sociedad se
ha vuelto drogadicta . Le contará a Meg que lo hace debido al desamor de su
marido quien la “engaña” con su amante…Francia. Es extraña esta soledad amargada que se ha
impuesto, solo porque su marido es un devoto servidor público. Incluso la
maternidad y la infidelidad que son el refugio de esposas abandonadas no la
llenan. Tiene a sus hijos en un internado y sus amantes no la han hecho
sentirse menos sola. Sus amistades la meten en la droga y su médico no tiene
reparos en recetarle morfina para crearse su propio “paraíso”.
No me inspira
lástima. ¿Como comprarla con Meg que vive para su pequeña, que todo lo que hace
es para que Marthe nunca caiga en el mundo de locuras que ha tenido que vivir
su madre? Vemos como Meg se toma un tiempo de su ajetreada agenda para leerle
cuentos a su hija. Nunca vemos a Marie Lepine haciendo algo hogareño, algo que
la haga construir un paraíso en la realidad. Incluso después que su marido le
pide perdón y le confiesa su amor, Marie sigue tratándolo con sarcasmo como si él
fuese su enemigo.
Madame Guerin es
un personaje que inventaron para la serie, tal como la drogadicción de Madame Lepine. Son
buenos recursos dramáticos, para mostrar
de donde nacen las ideas facciosas de Guerin y para crear esa subtrama en la
que Lepine es puesto en una situación vulnerable. Sin embargo, hay otra
dimensión que se alcanza en función de esos personajes.
Aparte de mostrar
la corrupción de las clases pudientes francesa, y de señalar que los
antisemitas son unos tontos crédulos, que dependen de mensajes de médiums o de
una jeringa (las amiguitas drogadictas de Marie son bona fide Anti-Dreyfuss), estas mujeres ociosas resaltan el poder de una
Meg Steinheil y de una Jeanne Chauvine.
Si Madame Steinheil
representa el grado de autoridad que alcanzaron las demi-mondaine en el Siglo
XIX, la abogado Chauvine representa una
mujer que tomó otra vía de empoderamiento. A pesar de ser la mejor alumna de la
Facultad de Derecho y de obtener su título no se le permite ejercer en los
tribunales, solo “asesorar”. Como ningún abogado serio la admitiría, Jeanne se
ve obligada a trabajar en el bufete de Albert Weidman, en el barrio judío (La
Vilette) de Paris.
Cuando Guerin apalea a un pequeño vendedor de periódicos,
el padre va la comisaria a denunciar el crimen y es acompañado de Jeanne
Chauvin. La policía no desea tomar parte en el asunto. El bondadoso inspector Morpinet
le aconseja al judío irse por la paz, lo que haga en contra de Guerin puede
provocar líos peores. Indignada, la abogado apostrofa al inspector. Cuando Morpinet
y la policía descubren que Jeanne es abogado se parten de la risa.
Días después siguen
riéndose. Jouin que desde la muerte de Morpinet está en una crisis de ira
descontrolada, busca a Jeanne en su bufete , la acusa de haber ofendido a su
amigo, de fingir ser abogado y termina amenazándola con la cárcel. Weidman explica
la situación de su empleada, pero Jeanne lo interrumpe. Es obvio, dice con voz
serena, que ella le gusta a Jouin y que
el policía se ha inventado una faramalla para poder venir a verla. Una
respuesta tan aguda y femenina desarma a Antoine y de ahí ya predecimos
romance.
En la Francia de
ese tiempo ya existían ligas feministas que exigían el voto para la mujer.
Supuestamente, Marie Lepine pertenece a una de ellas, pero jamás la vemos u
oímos hacer o decir algo a favor de las mujeres. Es Meg—a quien Marie ha mirado
con desprecio— quien arriesga su vida para rescatar a la esposa
del comisario. Jeanne ayuda a todo el mundo, tanto a una abuela alemana que quiere
recuperar a su nieto, como a un padre judío. Atiende las heridas de Weidman
torturado por Los Guerin y recoge al apaleado Antoine y lo lleva a su casa. Ahí
el policía se indigna al ver la cocina llena de anarquistas. Los cree amantes
de la abogado, sin percatarse que el trabajo de Jeanne le impone clientes muy
variados.
Sin fanfarria,
Meg y Jeanne son verdaderas feministas y mujeres valerosas y poderosas. Algo
que debería unirlas a Marie, termina
haciendo hincapié en su diferencias. Las tres acaban matando a un hombre. Si
bien Meg y Jeanne lo hacen en defensa propia y se horrorizan de lo hecho, Madame
Lepine planea fríamente una venganza que cumple paso por paso de una manera tan
exacta y serena que sorprende en la mujer que quiere parecer víctima del
marido, de la adicción y de su soledad. Sinceramente, me parece repelente. Aún más
que su amiga, la Condesa de Vaudois otra mouchard drogadicta que vive
miserablemente y a la que Marie se da el gusto de golpear brutalmente.
Factor Diversidad: Antes
del Caso Dreyfuss, la xenofobia gala estaba enfocada en los inmigrantes
italianos, aquí solo tenemos uno, el gigolo Ángelo, pero entiendo que, aunque
se culpaba a los italianos de robar empleos y promover el anarquismo , esta
serie tiene lugar en un momento cronológico tan preciso que el antisemitismo y
la población judía pasan a ser los temas principales. Los judíos son el
elemento foráneo, incluso en la Francia de Ultramar (Argelia). Es interesante
ver que el odio ciego se apoya en generalizaciones y prejuicios que vienen aun
de personajes positivos.
Madame Guerin
confiesa admirar a los judíos por ser ellos un pueblo “leal, discreto y
codicioso”, pero que el antisemitismo es bueno para sus negocios. Cuando Jeanne
le cuenta a su amante que Weidman le está enseñando a negociar en la corte, Antoine
pregunta si acaso el abogado es bueno para negociar porque es judío.
Interesante es
ver con la homofobia va ligada al antisemitismo ya que Los Guerin se encargan
de empujar a un diputado homosexual al suicidio. La Condesa de Vaudois se burla
de esta muerte acusando a Berry de haber sido
“un degenerado” en vida.
I have not watched it, but I remember being the first one to write about it in English and it was quite a visited post, but French people always like me :)
ResponderEliminarI could probably strangle that bitch from the last photo with my bare hands LOL
Yes, you did and I've been looking for it since then. Didn't expect it to be such a great show. Very glad to learn, it will have a second season. The bitch, La Comtesse de Vaudois, doesn't get strangled, but she is slapped silly by another woman
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