martes, 2 de septiembre de 2025

Nuestra Nena en La Habana: Cuba Libre.

 



Me sorprendió que me gustó. Esperaba de esta serie portuguesa una apología del castrismo insertada en un relato basado en hechos reales. En cambio me ofreció una fábula moral sobre esas niñas bien que quieren meterse en revoluciones.

La Hija Rebelde

Ana María Da Silva Pais mejor conocida como “Annie” ha pasado a la historia como la traductora de Fidel Castro, como una burguesita portuguesa que lo abandonó todo para unirse a la Revolución Cubana donde tuvo tratos con altos funcionarios del régimen, y amores incluyendo el propio Che Guevara. Lo extraordinario es que Annie provenía de una importante familia lisboeta, muy cercana al Estado Novo.

Su padre, el mayor  Da Silva Pais había sido nombrado por Oliveira Salazar director de la PVDE para reprimir a los disidentes portugueses. La ironía es que su hija no solo colaboró con el gobierno cubano sino también con el gobierno de izquierdas que, tras la Revolución de los Claveles, reemplazó a Oliveira Salazar. Tanta sorpresa provocaba el comportamiento de Annie que dos autores (Jose Pedro Castanheira y Valdemar Cruz) investigaron su vida y publicaron sus hallazgos en La Filha Rebelde, que es la base para esta miniserie.



La serie está contada en varios tiempos, y en dos países: Portugal y Cuba. Son tres perspectivas diferente, el narrador omnipresente acompaña principalmente a Annie en todas sus aventuras. Aunque la conocemos en 1957, ganando el concurso de Miss Piscina, tenemos saltos de tiempo a su infancia. La segunda perspectiva es la de Nita, madre de la protagonista que en 1991 recibe una llamada de su hija desde La Habana suplicándole que vaya a verla. La anciana Nita se encarama en un avión y ahí revisa un viejo álbum familiar, lo que la hace recordar la vida de su hija.

La tercera perspectiva, incluso con voz narradora, es la más trágica. Corresponde a Raymond Quendoz, el diplomático francés que se casó con Ana María (él le puso “Annie”)  en 1960. La serie inicia en 1965 en el puerto de La Habana, cuando Quendoz, encargado de la Legación Suiza de decodificar mensajes, espera a su esposa que viene de México.

Quendoz lleva en la mano un bouquet de rosas para celebrar su quinto aniversario de bodas. Se le acerca un individuo vestido con el uniforme del ejercito castrista. Es el comandante Vallejo, médico personal de Fidel Castro. Cuando se entera de la razón por la cual el diplomático está en el aeropuerto dice, un poco deslenguadamente, que la mitad de los habaneros quisieran estar en el lugar de Quendoz. Ni tanto. Al final de ese primer episodio vemos que Annie ha dejado plantado a su marido, no está en el avión y nadie sabe dónde se encuentra.



De ahí saltamos al presente y al pasado.  Para los efectos de esta reseña, voy a ordenar las escenas de manera cronológica, iniciando con la coronación de Annie como Miss Piscina en 1957 cuando tenía 22 años. Ya en su discurso, la reina de belleza demuestra rebeldía. Con mucho retintín ,recalca que solo quiere casarse, tener hijos y cocinarle al marido. Vemos enojo en la cara de su madre ya que sabe que Annie quiere exactamente lo contrario.



En el auto, Annie dice despreciar esos concursos y haber entrado obligada por su madre que se empeña en convertirla en una damita tradicional. Esa es Annie, una chica de familia que se rebela ante los convencionalismos de su clase y de su religión.

Hay también flashbacks (la serie es una elipsis total) a Annie niña y uno en particular pretende explicar su rebeldía. Antes de una apendectomía, Annie suplica a su madre que la acompañe al quirófano y sostenga su manito. Por razones inexplicables, Nita se niega. También vemos que el mayor Silva Pais adora a su hija y es muy cariñoso con ella, algo sorprendente en un militar recio que en algún momento, estará a cargo de la PVDE, el aparato represor del Estado Novo.



¿Sufría Annie del Complejo de Electra?

Lo cierto es que la rebelde Annie es mimadisima por el padre. La serie también parece insinuar que Nita siente celos de su hija. Sin embargo, cuando la moribunda Annie   llama a su madre, suplicándole que venga La Habana a verla, la anciana no duda en partir a un país comunista.



Sin haber leído el libro, pero por lo que la serie muestra, he llegado a deducir que Annie sufría de Complejo de Electra. De ahí su pasión por hombres maduros; su necesidad de ser diferente a su madre y de rebelarse ante lo que Nita representa. Increíblemente esa rebeldía y resentimiento la empujaron hacia un país y una ideología que nunca llegó a entender.

Ayuda a hacer de Annie un personaje incomprensible el que no sea querible. Es egoísta, irresponsable y superficial. Es también un personaje muy contradictorio. Será rebelde, pero también es consumista y todo lo adquiere con dinero del padre y más tarde del marido. Grita a los cuatro vientos que es libre y nadie puede controlarla, pero no intenta vivir sola ni estudiar ni tiene metas.



Su rebeldía consiste en trabajar en una librería que publica libros franceses. Eso permite a Annie intercambiar ideas con un grupo de jóvenes intelectuales sobre política y filosofía existencialista. De ahí saca ideas utópicas sobre la libertad y los derechos de la mujer. Sin embargo no es Simone de Beauvoir el ídolo de la ex reina de belleza sino Brigitte Bardot.

Es una amiga del grupo de intelectuales la que presenta a Annie con Raymond Quendoz, recién agregado a la embajada suiza en Lisboa. Tres meses más tarde, Annie y su diplomático se casan. La familia de Annie está contenta, cree que la chica sentará cabeza ya que Raymond es un hombre respetable, de buen pasar económico y mayor que su esposa.



Raymond espera lo mismo, pero pronto descubre que se ha casado con una mujer a la que no puede controlar,  que se escapa a París sola y que vuelve cargada de compras incluyendo un bikini. Annie también se desilusiona de su marido que es un burgués que le niega su libertad.



En Cuba le dirá a una amiga de la pareja que Raymond no la ve como persona y la amiga, por leal que sea, le tiene que decir que el esposo de Annie la adora, todos lo ven y notan. Tal vez fuese el modo de Annie de  excusar el daño emocional que le hizo a Quendoz y como arruinó su carrera.

Annie se Enamora de La Revolución

Ingenuamente, la pareja cree que el traslado a Cuba será un nuevo comienzo, un dejar atrás sus desavenencias.  Al menos allá Raymond tiene mucho trabajo puesto que la embajada suiza ahora representa a los americanos y sus intereses en la isla. En cuanto a la alocada Annie, todo le parece maravilloso en La Habana y cree que es resultado de la Revolución Castrista.



Se vale explicar un poco como eran las cosas en los primeros años del gobierno de Fidel Castro. El gobierno de Fulgencio Batista era tan corrupto y represor que mucha gente que no era de izquierda (incluso el clero) apoyó la revolución. Una vez que Fidel tomase el poder, se quedaron esperando que llamase a elecciones y que Cuba fuese por fin una democracia. Fidel anduvo tonteando varios años postergando el regreso a esa democracia con un eslogan que rezaba “revolución antes que elección”.

Hubo una fuga inmediata de capitales, sobre todo por parte de todo los que veían que el plan de nacionalizar empresas era prioridad en el gobierno. Sin embargo, el pueblo llano veía las reformas que lo beneficiaban y no las primeras arbitrariedades que llevarían a la disidencia a antiguos colaboradores de Fidel como el comandante Huber Matus.



Tampoco les importaba que mil partidarios de Batista hubiesen sido ejecutados, algunos tras juicios fraudulentos, o que se estuviesen creando campos de trabajo forzados donde se educaba a enemigos del pueblo en el mejor estilo de la China maoísta. Al fin y al cabo, El Che Guevara era un discípulo de Mao y de ahí vino su desavenencia con Fidel cuando este, ya para 1965, se alineó con el marxismo soviético.

La llegada de Los Quendoz a Cuba coincide con la Crisis de los Misiles de Octubre. Annie, superficial como siempre, no comprende lo grave de la situación, se incomoda ante las ordenes de permanecer en la embajada y arrastra al marido al Malecón para que vea como el pueblo cubano baila su crisis. Le grita a Raymond que él no puede dominarla, que ella es libre como los bailarines que celebran con alegría sus momentos difíciles.



Raymond intenta explicarle que el espíritu alegre de los cubanos (esto se puede aplicar a todo el Caribe) es una manera de evadirse a la realidad presente. Annie hace pucheros quizás porque en el fondo ella también busca evadirse de su realidad abrazando esta “Revolución con pachanga” como se la describirá El Che Guevara. Superada la crisis de los misiles, Madame Quendoz busca ocupación en el día traduciendo poetas cubanos al francés y las noches en fiestas diplomáticas de donde se hace de un grupo de amigas.



Annie se Enamora del Che

La vida de Annie es divertirse, jugar a ser profunda, y consumir todo lo que puede comprar. Sus amigas la contactan con Nelly López, la mejor modista de La Habana, quien le hace el “infame” vestido rojo que Madame Quendoz lleva puesto la noche en que conoce a Ernesto “Che” Guevara.



Es una escena penosa la de ese encuentro con el de la boina. Annie, cercana a los treinta años, actúa como Fan Girl adolescente con risitas y rubores. De ahí sigue un periodo de ensoñación y encandilamiento que demuestra la inmadurez emocional de nuestra protagonista. Es un hecho documentado que se le pasaba abrazada al vestido rojo y que incluso lo ponía al pie del lecho matrimonial.



Raymond no aguanta más y enfrenta  a su mujer. Define la pasión por el Che como la obsesión que ha tenido Annie toda su vida por uniformados (nuevamente se implica el Complejo de Electra de Annie que ve la figura de su padre, el mayor Silva Pais en los hombres que admira y desea).

Raymond grita que tal vez su mujer lo trataría mejor si él se pusiese un uniforme a la hora de hacer el amor. Annie lo abofetea, él le devuelve el golpe, ya ese matrimonio va resquebrajado. Sin embargo, hay algo de cierto en las palabras de Raymond. Mas allá del padre, a Annie le fascinan los uniformes militares. En un flashback, la vemos de niña, preguntándole al padre si algún día ella podrá tener un uniforme propio.

Ligada a la Revolución, Annie será feliz de cambiar su guardarropa parisino por el traje de campaña de las cubanas que trabajan para el gobierno castrista. En cuanto a hombres de uniforme. Serie y libro se esmeran por separar mitos de verdad, pero hay rumores que sin poder ser corroborados tampoco pueden ser descartados. ¿Fue Ana María amante del Che Guevara?



Cruz y Vasconcelos fueron a Cuba a investigar y encontraron recuentos contradictorios. Hubo quien dijo que solo fue un romance platónico. El Che era casado y tenía otras mujeres, pero hubo compañeras de Annie que juraban que el guerrillero y la portuguesa habían vivido juntos, algo totalmente falso, pero que es parte del mito.

En la serie la relación es ambigua. Hay una escena incomprensible. Una noche en que Annie, su marido y algunos amigos han ido al cine, El Che aborda de improviso a la portuguesa en la calle, y sin importarle la presencia de Raymond, le susurra algo al oído. Aun así, para cuando Annie abandona a su esposo, El Che se ha ido de Cuba, molesto con el alineamiento de Fidel con los soviéticos.



Cuando llega la noticia de su muerte en Bolivia en 1967, Annie desolada llama a su madre, confiesa haber amado al guerrillero, aunque nunca pasó nada entre ellos. Yo creo en el diario de Nita donde hace una crónica de los amantes de su hija, el comandante Vallejos, el ministro Jose Luis Abrantes, pero no menciona al Che en esa categoría.



 En el libro se habla de que en sus últimos años, Annie tuvo un amante francés con el que tampoco pudo formalizar. Annie era coqueta y pasional, tal vez le gustaba el sexo, pero su inmadurez emocional le impidió tener una relación duradera. El único romance al que fue fiel fue el que tuvo con la Revolución Castrista y ahí está mi problema con la serie.

Muchos han criticado a Cuba Libre por su blanquimiento del mayor Silva Pais y la dictadura de Oliveira Salazar. Ciertamente no se parece al retrato crudo y realista de ese gobierno que nos presentara Vidago Palace y Gloria. Apenas se toca el tema del secuestro y asesinato del general Humberto Delgado, el mayor oponente a la dictadura. Es casi una anécdota que interrumpe las aventuras de Annie y convierte al asesinato en un accidente en el cual el padre de la protagonista no tuvo culpa alguna.

La Revolución de los Claveles que siguió a la dictadura de Salazar, a pesar de su poético nombre, estuvo acompañada de represión en la cual justicia y venganza se entremezclaron. En la serie vemos a Nica y a su marido huyendo de una turba que asaltó su casa. Los vemos encarcelados y vemos  los intentos de Annie de liberar al padre. Sin embargo, Annie ha viajado a Portugal como representante de Cuba  para apoyar un gobierno de izquierda, no para respaldar a su adorado padre.



¿Revolución con Pachanga?

Tal como no sabemos por qué el aparato represor de Silva Pais era nefasto, tampoco sabemos cuan malo es lo que lo siguió. Y la que menos sabe es Annie porque la serie insiste en hacernos creer que sirvió regímenes brutales solo por rebeldía, por enamoramiento con hombres de ese régimen y por…boba. No hay otra explicación.

Aunque parezca increíble, por otras fuentes he llegado a esa conclusión. Tal como ha errado en mostrar la verdad tras el Estado Novo, la serie es muy discreta en lo que respecta a la Cuba de entonces y en la que vivió Annie. Hasta el último minuto vemos a Annie moverse en círculos privilegiados, con buena ropa y amigos poderosos.



 Nita se horroriza al ver el pequeño departamento (y eso que no mostraron el piso de tierra) que el gobierno le brinda a su hija. La gente que los autores entrevistaron en Cuba recordaba a una Annie que, aunque vivía frugalmente, siempre se preocupó de verse elegante y guapa. Para eso tenía acceso a cremas y productos de belleza que su madre le enviaba desde Europa y que no existían en Cuba.



Cuba Libre es una serie interesante aunque nunca llegamos a conocer a Annie. Su interprete Beatriz Godinho es guapa pero no se parece mucho a la real. Mas parece una Kate del Castillo jovencita. El pobre Pierre Kiwitt sigue en esos roles (que alterna con nazis perversos) de hombre sufrido y traicionado por el amor. Es como una evolución de su rol en Dime quien soy.



Una sorpresa ha sido descubrir, debajo de esas barbotas y un desperado intento de sonar cubano, a Vittorio D’ Alessandro que actúa un poco mejor que en El secreto bien guardado. Quien está estupenda es Margarida Marinho muy diferente a la alocada y parlanchina brasilera de Vidago Palace.




La serie fue filmada en La Habana y en la vieja Lisboa. Captura y contrapone imágenes de ambas ciudades como reflejo de sus sociedades. Obvio que la atmosfera cubana es vibrante y llena de sonidos como el vestido rojo de Annie. Lamentablemente tampoco llega a mostrarnos lo que esconde debajo.

La ropa es bonita y evoluciona con el paso del tiempo, aunque de nuevo tenemos una protagonista con minifaldas antes que se inventaran. La música también juega un rol en la serie, comenzando por el tema principal “Como fue” de Eduardo Duarte Brito.



Contenido Violento y Gory: Nada. La idea es que tanto en el Estado Novo como en el castrismo, la violencia era clandestina. No vemos ni el secuestro ni la muerte de Humberto Delgado. ¿Lo más violento? Un intercambio de cachetadas entre Raymond y su mujer.

Contenido Sexual y Desnudos: La serie (y la vida real no la desmiente) describe a Annie como una mujer carnal con muchos amantes, pero no hay escenas indecorosas. En un momento vemos a Annie desnuda con su marido, peo la cámara le puso filtros para opacar la imagen.



Factor Feminista: A pesar de su cacareo de “soy una mujer libre”, Ana María Da Silva Pais nunca llega a ser un icono del feminismo como otras revolucionarias. Su libertad consistió en follar diferentes hombres poderosos que la protegían y servir a regímenes dictatoriales.

Factor Diversidad: En Cuba, Annie alterna con gente de todos los colores, blancos, negros y mixtos. El tema homosexualidad y castrismo es conocido, pero mal cubierto en la serie. Cuando Gigi , el peluquero gay de Annie, intenta explicar todo lo que el Che ha hecho en contra de la comunidad LGTB, ella se niega a escucharlo. Años más tarde, Gigi decide salir de la isla en el Mariel. Lo único que se le ocurre a Annie es casarse con él y formar un “matrimonio lavanda” que el peluquero rechaza.



martes, 26 de agosto de 2025

María Antonieta: Primera y Segunda Temporada

 


La primera temporada me dio urticaria y le hice la cruz, pero necesitando algo que llenase mi espacio de series de los martes, me puse a ver la segunda etapa. Aunque no carente de falsedades históricas, es menos sexualizada y menos estrambótica que los primeros episodios. Incluso me hizo retroceder y descubrir que a partir del quinto episodio, la serie se vuelve coherente y digestible. Marie Antoinette puede verse en EStados Unidos via PBS Amazon y en América Latina por Disney+

De Delfina a Reina

Los primeros episodios daban grima con una creación de escenarios imposibles. ¿Cómo Luis XV (¡qué repugnante estuvo James Purefoy en ese papel!), por mucho que le gustasen las muchachitas,  iba a poner en peligro su alianza con Austria abusando de la esposa de su nieto? ¿Como en Austria iban a mandar a Francia una princesa impúber? ¿Como María Antonieta no iba a saber lo que era menstruar e iba a manchar las escaleras de Versalles con la sangre de su primera regla? ¿Acaso no usaba calzones? ¿Y cómo la famosa enemistad entre la Delfina y Madame Du Barry aquí la convierten en una relación con ribetes lésbicos?

                          Luis XV y Du Barry, par de cochinos

Con esa presentación,  yo me alejé de la serie anglo-francesa (combinación de la BBC y de Banijay), pero por falta de material de esparcimiento, se me ocurrió entrar en el episodio 6, justamente el que describe la provechosa visita del Emperador Jose, hermano de la reina. A mí siempre me ha caído bien este emperador liberal y sesudo y siento mucha lastima por la trágica vida personal que le tocó.



Jonas Bloquet lo interpreta magistralmente, opacando a Danny Huston en la versión de Sofia Coppola. El modo en que enfrenta los problemas conyugales de los monarcas y las intrigas cortesanas es sabio y divertido a la vez. Al final del episodio, los reyes están camino de escribirle a la cigüeña. Al final de la temporada ya tienen dos hijos, uno de ellos el anhelado Delfín.

Antes de esto, hemos tenido varios altibajos emocionales de nuestra heroína. Finalmente le cayó el veinte que primo Chartres no era su aliado incondicional, sino un hombre obsesionado con hacerla su amante. El Duque de Chartres, envidioso y libidinoso,  inspira un poco de lastima, pero el libreto escogió una manera simplista de explicar la traición del futuro Philippe-Egalitė.



En la vida real, el Duque siempre sintió envidia de su primo. Luis XVI y su consorte le tenían tirria por intrigante y sinvergüenza. Lo que pasa es que por alguna razón la producción decidió prescindir del Conde de Artois, hermano del rey concentrándose solo en el man-child de Provenza. Artois (futuro Carlos X) si se llevó bien con Toinette, desde la llegada de la austriaca a Francia. Tanto que se les imputaron los amores que en la serie achacan a Chartres y a la reina.

Hablando del Conde de Provence, me divierte este niñato con ínfulas de rey que no sabe ni como preñar a su mujer. Me ha gustado más su retrato en Careme donde, quien se ha autonombrado Luis XVIII (que lo seria después del exilio de Napoleón) aparece como un hombre taciturno, desilusionado con la vida, pero dotado de la suficiente sabiduría para saber lo importante que es la buena mesa y el talento de Careme para llenarla.

               Provence con exceso de rouge en las mejillas

Quien me inspira lastima, aunque es amargada e intrigante, es su mujer María Josefina de Saboya. Debe haber sido casi imposible vivir con un marido que le expresaba el desprecio hasta con la mirada. Por suerte, la italiana se consiguió una amiga y compañera de cama en su lectora Madame de Grebillon que aparece en el episodio final de la primera temporada.



Lamballe vs Polignac

Otra razón por la cual me alejé de esta serie fue la caricaturización de María Teresa de Saboya-Carignano, Princesa de Lamballe, personaje histórico que siempre ha capturado mi imaginación. Después que Anita Louise y Mary Nighy me la habían presentado de manera atractiva y grata, la pobre Jasmine Blackborow ha sido convertida en un ser insignificante con su ridícula virtud y con el estigma de hacernos creer que estaba enamorada de su real patrona. Eso me resultó una ofensa a una mujer que es considerada casi mártir.



Pues la serie a partir del episodio siete nos muestra que la villana de este cuento es Yolanda de Polastron, personaje muy diferente al interpretado por Rose Byrne en la versión Coppola. No he podido encontrar antecedentes familiares que la hagan parienta del Conde de Maurepas ni históricos que la describan como espía del ministro. Lo que si es cierto es que era ambiciosa y oportunista. Se aprovechaba del cariño de la reina para conseguir puestos para su familia, honores para ellacomo el recibir el título de Duquesa de Polignac—y amasar una fortuna propia.

                      Toinette cambia de amiga

Obvio que esta preferencia de María Antonieta por la alegre y audaz Duquesa postergó a la seria y piadosa Lamballe, lo que puede haber hecho mella en un espíritu sensible y frágil como el de la Princesa. Por eso aplaudimos cuando Lamballe ya no aguanta más y se marcha de la Corte, pero regresa cuando recibe noticia de la muerte de la Emperatriz María Teresa para consolar a su amiga. Es un momento enternecedor cuando María Antonieta la abraza. Ahí se siente la devoción de Lamballe, una devoción que la llevará a la muerte.



La serie además es importante porque nos trae temas históricos como el perpetuo dilema de si la ruina económica de Francia (mayor factor para la Revolución) fue provocada por la ayuda de la nación gala a la independencia de los Estados Unidos. También conocemos personajes que la historia ha olvidado.

Me dio un poco de lata que pasaran tan rápido por encima de Rose Bertin, la primera gran modista de la historia y ni una mención de Madame Vigee-Lebrun. De hecho el retrato que Toinette envía a su moribunda madre no corresponde al suyo pero si es un cuadro de Yolanda de Polastron que Vigee-Lebrun pintó.



Es interesante que pongan que Anton Mesmer mesmerizó a Lamballe y que la Princesa aconsejó a su reina que se pusiese en manos del genial germano. En realidad, Lamballe utilizó los servicios de un discípulo de Mesmer llamado Charles D’Eslon que había sido médico de cabecera del Conde de Artois.

No hay constancia de que Toinette haya sido mesmerizada, pero como toda la Francia importante, ella tenía conciencia del magnetismo animal y su influencia. La Reina le ofreció a Mesmer un sueldo y pensión, pero el científico se negó a aceptarlos ya que, a cambio, debía dejarse vigilar por colegas.

Así llegamos a 1783 en la Segunda Parte. La serie le baja el tono al sexo y a las escapadas de la reina. María Antonieta se ha vuelto una mujer seria, dedicada a ayudar a su pueblo en un invierno crudísimo, uno de los peores de la historia, pero su ayuda no es suficiente.

            Los soldados protegen a su reina y a Lamballe de una turba de mendigos

Luis, Toinette y Fersen: Un Triángulo Trágico

Esta segunda temporada nos permite conocer un Luis XVI que es la persona más decente de la Corte. Ya no lo asaltan las dudas de antaño, pero su tarea ,a la que le dedica casi todo el día, es titánica e imposible. El tesoro de la nación ya les llegó a las manos malgastado por los excesos del abuelo; los cofres han quedado vacíos por el esfuerzo de mantener una guerra con Inglaterra y de apoyar la independencia de los Estados Unidos.

Los americanos no están muy apurados en pagar la deuda y Luis necesita desesperadamente de un mago de las finanzas que saque al reino del atolladero. En cambio, la siempre entrometida Yolanda le encaja a su amiguito Calonne.

Históricamente se sabe que Calonne era cercano a la Duquesa de Polignac, pero no fue más inepto que otros ministros de finanza. La nación estaba empobrecida, el mal clima había acabado con las cosechas. Había hambre en la ciudad y en el campo, encima de eso se vino el escándalo por el famoso collar.

Vemos a Luis en su faceta de padre y esposo, labores que desempeña bien. Lo vemos atender al viejo e invalido Conde de Maurepas y hasta sofocar sus hormonas cuando está cerca de Polignac. Nos es difícil comprender porque María Antonieta no lo ama cuando es tan bueno. La reina sigue enamorada del Conde Fersen, al que no ha visto en años y al que le escribe cartas con tinta invisible que nunca envía.



Cuando las cartas desaparecen, Toinette sospecha de Yolanda y es que la reina está cobrando conciencia de que su mejor amiga es también su enemiga. Esto ocurre a raíz del mal parto de Toinette cuando Polignac no está su lado. Nosotros (y Lamballe) sabemos que Polignac la abandonó consciente que su soberana estaba mal, más preocupada de meterle a Calonne por los ojos al rey. Aun ignorando esto María Antonieta sabe que sus enemigos están muy cerca, en la corte.

Una Corte de Enemigos

Es cierto. El Cardenal de Rohan, mujeriego y libidinoso, será motivo de la destrucción de María Antonieta. En el palacio se ha introducido una alimaña que se unirá al repulsivo prelado. Jeanne de La Motta Valois era efectivamente una condesa, pero también ratera y estafadora. Una criminal ambiciosa muy alejada de la  interpretada por Hilary Swank en La intriga del collar. Cuando Jeanne se une a Rohan están claveteando juntos el ataúd de sus soberanos y de la monarquía francesa.



Otro enemigo es Chartres, que nunca le ha perdonado a la esposa de su primo su rechazo, Ahora vive semi exiliado bajo prohibición de acercarse a Versalles. Su palacio es lugar de reunión para intelectuales con ideas revolucionarias como Beaumarchais que como nos mostrase Franklin era un maestro del espionaje, pero también de la propaganda política. Su pieza de teatro Las Bodas de Fígaro seria instrumental para sembrar la idea de que los poderosos pueden ser derrotados por sus propios sirvientes.

Una aclaración. Vemos a Chartres, que, siempre fue mujeriego, cohabitando con la Condesa de Genlis. Efectivamente, Felicite era una escritora de ideas progresistas. Tuvo un affaire con su empleador, cuando fue gobernanta de los hijos del Duque de Chartres, Incluso tuvieron una hija, Pamela, pero para 1783, época en que inicia la Segunda Temporada, estaban ya separados.



1783, como vemos, fue una época difícil para María Antonieta quien estaba a mediados de su cuarto embarazo. Aparte de sus hijos mayores que vimos nacer en la Primera Temporada, Toinette había perdido un bebe en 1781. La serie no miente al describir el mal fin de este cuarto embarazo, aunque no fue culpa de Polignac.



Ese es el argumento, aparte de eso la serie no tiene mucho que ofrecer. Carece de vestuario esplendoroso, de hermosos paisajes y de buena cinematografía. En todo es inferior a la visión de Sofia Coppola de María Antonieta. A lo mejor la Toinette de Kirnst Dunst era menos mezquina, frívola, tonta que la de la vida real, pero caía mejor.

Contenido Violento o Gory: Increíble que un país que iba a presenciar el primer régimen sangriento de la historia moderna, parezca tan tranquilo. Hay muchos gritos, pero no vemos peleas. se oyen rumores de guerras lejanas, y una turba de mendigos acosa a María Antonieta cuando va a socorrerlos. ¿Lo más violento? El cierre de Las Bodas de Fígaro por la policía y un derechazo que el rey le propina a su hermano por andar calumniando a su mujer.


                      Los Reyes se disponen a ver Las Bodas de Figaro

Contenido Sexual y Desnudos: La primera temporada fue una orgia constante. A pesar de escenas grotescas como Toinette ensuciando las escaleras con sangre menstrual o bañándose con Dubarry o Luis XV (pobre Purefoy que papel tan degradante) manoseando a la mujer del nieto, casi no recuerdo desnudos. La segunda temporada le baja el tono a lo sexual, a pesar del adulterio de la reina y del romance lésbico (un detalle histórico) de la Condesa de Provenza con Marguerite de Grebillon.

Quien me ha incomodado es Fersen. No soy puritana ni pertenezco al gremio de los historiadores revisionistas que insisten en creer que la reina y el conde sueco solo sostuvieron una amistad platónica. Es que el actor no me entra. Prefiero pensar en Axel Fersen con el rostro de Tyrone Power o Jamie Dornan.

                                   Elijan a su Fersen preferido


Factor Feminista: Como buena obra woke nos cuentan constantemente como la pobrecita Toinette es víctima de reglas patriarcales que la sofocan. Me resulta difícil tenerle lástima a una shopaholica que ejerce su poder consumista a diestra y siniestra. Como en  la mayoría de estas series, las mujeres son víctimas de su propia inutilidad y quienes realmente fueron poderosas como la Emperatriz Maria Teresa, son vistas como las villanas del cuento por obligar a su hija a casarse con el rey de Francia, un destino que todas las nobles envidiaban.

Para evidenciar la debilidad de estas mujeres veamos como acabaron en la vida real. Toinette sufrió escarnio público, prisión, y finalmente perdió la cabeza literalmente. Lamballe fue despedazada por una turba luego que se negó a repudiar a sus soberanos. 

      Los muchos rostros de María Teresa de Lamballe




Polignac es vista como la gran perra manipuladora, pero trabaja para otros hombres, sus parientes y sus amantes. Consiguió huir de la guillotina, pero sucumbió a un cáncer uterino.


                              Polignac por Vigee-Lebrun

Parecería que Jeanne de La Motte es muy poderosa, pero terminó en el cadalso, azotada y marcada con un hierro candente. Escapó a Inglaterra donde recibió una muerte macabra al ser arrojada desde una ventana de hotel.

                      Muy condesa, pero una zorra delincuente

Las grandes sobrevivientes fueron las tías del rey. Victoire y Elizabeth lograron escapar del Terror y morir de viejas en el extranjero donde encontraron refugio con parientes que tuvieron que soportarlas. Llevaron vidas vacías y sus muertes no fueron recordadas.

María Giuseppina también sobrevivió al Terror. Acabó sus días viviendo en Alemania en compañía de su amante y del alcohol. La vimos en Careme, pero no vimos la subida al trono de Provenza quien volvió a Paris a reinar, pero no se molestó en llevarse a su odiada mujer consigo. Quien fungió como primera dama del reino, fue su sobrina, la pequeña “Mousseline” convertida en Duquesa de Angulema.

                        Los Delfines y Los Provenza en familia

En una velada del Duque de Chartres, Cagliostro predice que o su anfitrión o el Conde de Provenza reinarán después de Luis XVI. Sabemos que fue Provenza. En cuanto a Felipe Igualdad, ser un traidor a su estirpe y jugar a ser revolucionario le valió de poco. Fue guillotinado. Su esposa (que no aparece en la serie) logró huir. Felicite también huyó perdiendo toda su fortuna. Rebotó de corte en corte, a través de Europa, para regresar a Francia donde obtuvo pequeñas pensiones por parte de Napoleón y de su antiguo pupilo, Luis-Felipe, una vez que él reinó Francia.

Sin embargo, Madame de Genlis nos llega envuelta en brumas del tiempo por otro motivo. Era escritora fecunda y en vida publicó varios libros infantiles, dirigidos principalmente para niñas. Llenos de moralismos pero también de ideas liberales, hoy nos parecerán anticuados, pero en su día fueron traducidos a varios idiomas ya que su obra es mencionada por Balzac y Tolstoi y como escritora influyó en autoras inglesas de su época como Jane Austen. Lástima que la serie haga más hincapié en su faceta de amante que de literata. En resumen, Marie Antoinette no es una serie feminista.



Factor Diversidad: Es un gusto que incluyan en la trama a Chevalier de Saint- George, que fue importante en la corte de Luis XVI, amistó con la reina y era negro e hijo de esclavos, pero aparte de su interprete (Yoli Fuller) l no hay actores de color en la serie. Todos son europeos y caucásicos.



jueves, 21 de agosto de 2025

Las Mujeres de Dept Q: ¿Un error de Scott Frank?

 


Encontré, en línea,  una copia de The Keeper of Lost Causes, la primera novela de la serie Departamento Q . Leyéndola me di cuenta de que aunque el libreto de Scott Frank es muchísimo más complejo y atrapante, el mayor error ha sido la reconstrucción de personajes femeninos, muchos de los cuales no existen en la novela o son totalmente diferentes.

Para que me comprendan les daré una breve descripción de cómo es cada personaje femenino de la novela (que aparezca en al menos los primeros tres episodios de la serie de Netflix). No quiero “spoilear”  mucho aunque este tipo de análisis es solo para quienes han visto la serie entera o al menos más de la mitad. Comienzo desde los secundarios

Marianne, secretaria de Merritt Lingard: En el libro Merete Lynnggard tuvo dos secretarias: Marianne y Sos Norben que no aparece en la serie. Marianne fue despedida  cuando se inmiscuyó demasiado en la vida privada de su jefa. En la serie, Marianne aparece una sola vez,  cuando va a la oficina de Carl. Altanera e impertinente, no se parece a la del libro donde nada indica que sea negra. Bueno, es Netflix y el colour blindness es necesario.

Vigga/Victoria: ex esposa de Carl Morck (en el libro siguen casados). Vigga es desaprensiva, vive de amante en amante, siempre ideando proyectos imposibles para los que necesita el respaldo económico de su marido.

Dra. Fiona Wallace, psiquiatra de William: No existe en el libro. Jussi Adler-Olsen tiene a Ulle (William) en un sanatorio caro, pero el director es un viejito que nunca intenta hacerle frente a Carl.

Helle/Clare, criada de Los Lynnggard: En el libro tiene como 35 años, casada con hijos. nunca fue muy importante en la vida de los Lynnggard ni ellos para ella. Carl la conoce accidentalmente cuando visita la antigua casa de los Lynnggard y el nuevo dueño le dice que ahora Helle trabaja para él.

Rose, miembro del Departamento Q: No sale sino hasta la segunda novela de la serie.

Moira Jacobson, jefa de Carl: En el libro es Marcus Jacobsen y ya eso lo dice todo.

Merete Lynnggard/Merritt Lingard: Miembro del Parlamento danés, hija de familia adinerada amada por los paparazzi por su belleza, elegancia y misterio. Nadie sabe si tiene un amante o si es lesbiana. Debe moverse en un mundo de hombres, pero no es agresiva como la fiscal de Departamento Q. Cuando la secuestran, pide misericordia (en muchos países ese es el título. Incluso el primer título en inglés fue Mercy).

Mona Ibsen/Rachel Irving, psiquiatra de Carl.: Mona es la femme fatale del típico Noir. Solo la conocemos desde la perspectiva de Morck que, desde que la ve en un pasillo, se obsesiona con ella. Ibsen es la psicóloga de la comisaria. Su oficina está en el edificio, para las sesiones o baja a ver al paciente en su sótano o el detective sube a verla. No tenemos descripción de su espacio ni de su vestuario ni de su personalidad ya que todo lo que ve Carl Morck de ella son sus curvas y eso que es cincuentona (mayor que el).

Es Morck quien solicita que sea su terapeuta a pesar de que ella también está a cargo de analizar a Hardy. De ahí nace su necesidad de hacer que Carl reconozca su sentimiento de culpa. Hasta lo hace llorar, pero lo que nos queda claro es que la Dra. Ibsen es muy controlada y profesional. Sabe parar a Morck cuando este comienza con sus avances diciéndole que se busque otra víctima y mostrándole su alianza matrimonial.

Lobas Ambiciosas

Como verán, las mujeres del libro están muy alejadas de las de la adaptación televisiva. Extraño porque recordamos como Scott Frank humanizó a las mujeres en Gambito de Dama y como confeccionó un pueblo de maravillosas guerreras en Godless. Pero algo le falló aquí.

 Si los personajes masculinos , con excepción de Akram, son o patéticos o antipáticos, las mujeres dan asco, sobre todo las que están en posiciones de poder. Parecen carecer de  virtudes femeninas como sagacidad, sexto sentido, diplomacia, y serenidad que ayudan a una mujer a sobresalir en el mundo masculino.

                         Merrit enjaulada, donde debe estar

Me refiero a cualidades femeninas, ya que el descaro, la agresividad, falta de escrúpulos y brusquedad que permite a los hombres vencerse entre ellos, les quedan mal a estas féminas y no saben utilizarlas. Quieren ser lobas solitarias, olvidándose que las hembras siempre son parte de la manada y aun como alfas, su prioridad es cuidar de sus compañeros.

Esa es precisamente la falla de Moira (Kate “Lisa Arryn” Dickey). Scott Frank ha dotado a Jacobsen, el superior de Carl Morck (Matthew Goode), de ovarios. El cambio ha hecho al personaje más antipático. Las quejas, exigencias e injusticias de la comisaria se vuelven doblemente negativas por venir de unas faldas, siendo además Moira muy consciente de que es la primera mujer en ese cargo. Eso la lleva a ser servil con sus superiores, y poco compresiva con Carl, Akram e incluso con Rose.

                 
                                            Moira en el libro es "Marcus"

Moira tiene poca visión y mucho miedo de dar un paso equivocado, sin embargo es la campeona de la corrección política. Aun así es lo suficientemente astuta para incautar los recursos destinados para Q y calladita enviarlos a su propio departamento. En eso tiene algo en común con otra dizque hembra fuerte.

En pos de pistas que indiquen el paradero de Merritt, Carl y Akram llegan a un elegante sanatorio para enfermos mentales donde está recluido William, el hermano de la fiscal. Los atiende la atildada Dra. Fiona Wallace, una cuarentona que los trata con gran condescendencia y, para demostrar su desprecio, comienza a maquillarse delante de ellos. Esa es una antigua treta de las mujeres para seducir y a la vez establecer su superioridad sobre los hombres. Acto seguido, se marcha,  dejándolos con las palabras en la boca.

                        La codiciosa Fiona Wallace no existe en el libro

Poco después, el Departamento Q descubre que William ha heredado la fortuna de su madre y que la psiquiatraahora su guardiana legalhace uso de ella para pagarse sus lujos. Q en masa se presenta, la desenmascara y se llevan a William. La psiquiatra pierde toda su autoridad y queda convertida en una delincuente cualquiera. Como Moira, ha pecado de codiciosa y abusado de su poder.

No podemos quejarnos mucho del desprecio que la serie tiene por las profesionales ambiciosas cuando la misma víctima es una insoportable mujer de carrera. En el libro, Merritt es una política arrogante y dura, pero en la serie la han convertido en una fiscal arrogante, imprudente y odiosa.

                             Merrit es mas odiosa que en el libro

Chloe Pirrie (To Walk Invisible, The Crown) está maravillosa, en ese rol. Hay momentos em que se la percibe más como villana que como mártir y alegra verla enjaulada ya que en el mundo real solo hacia daño en sus roles de hermana, patrona y hasta amante.

Me incomoda el poco sutil esfuerzo de la trama de hacernos sentir que Merritt y Carl son iguales. Si bien es cierto que son ambos prepotentes antisociales, hay más humanidad en el policía que en la fiscal quien se ha pasado la vida atropellándolo todo y a todos en su empeño de cumplir con sus objetivos.

                   Merrit y Carl no son iguales

Rachel Necesita de un Psiquiatra

He dejado para el final el peor ejemplo de fémina empoderada que nos presenta la serie y cuya existencia es aparentemente culpa de Scott Frank solito ya que no se asemeja en nada a la Mona Ibsen de los libros. Como suele ocurrir en la policía cuando uno de los suyos ha enfrentado una situación traumática, se le ha ordenado a Carl someterse a una terapia psiquiátrica. Así lo vemos llegar a regañadientes a la consulta de la Dra. Sonnerberg.

La psiquiatra se hace esperar y sucede lo normal cuando uno está donde no quiere estar, Morck pierde la paciencia y se marcha. Acaba de sonar la campanilla de elevador, cuando surge de la consulta una Kelly McDonald con cara contrita. La Dra. Sonnerberg se ha lastimado una cadera, la Dra. Irving es solo una suplente y no parece estar deseosa en atender a Carl.

Tuve que ver el episodio dos veces para entender que su atraso es a propósito.  Deduzco esto porque no ofrece disculpas ni motivo de su tardanza. Carl, quien ha estado sujetando la puerta del elevador con el pie (gesto ultra sexy de macho alfa), la sigue desganado, un poco irritado.  Irving no parece tampoco muy buena terapeuta, no sabe enfocarse, le hace preguntas que más lo frustran y reacciona ante esa frustración con la propia, poniéndose a comer ya que el paciente no coopera. Ni que fuera lacaniana. Carl da por terminada la consulta y ambos parecen dispuestos a descontinuar la terapia.



Solo que Carl retorna, ante la sorpresa de ella, quien ahora se ha puesto una alianza matrimonial. La terapia de Irving está enfocada en un solo propósito: obligar al paciente a aceptar que necesita ayuda. Para eso lo bombardea con preguntas sobre que lo hizo regresar.

Carl ofrece un par de respuestas que obviamente no son ciertas y acaba con un “te vi bonita y quise verte de nuevo”. En el contexto del interrogatorio es obvio, incluso para el lego, que esas palabras son tan inocuas como las dichas anteriormente por el paciente, pero Irving empeñada en demostrarnos que es pésima psicóloga, decide tomarlas en serio y retuerce la boca viéndose no muy “bonita”.

En eso, Morck nota la alianza matrimonial y la menciona, provocando más agitación de parte de Irving quien realmente actúa como si Morck la estuviese acosando sexualmente. Curiosamente, algunas mujeres reseñadoras y algún que otro bobo que se bebió un galón del Kool Aid woke si lo ven así demostrando el daño que estas falsas alertas han hecho a las relaciones heterosexuales.



Es Morck quien intenta arreglar las cosas, pero solo las empeora. Irving hace pucheros y esta segunda sesión acaba en desastre. Carl no se presenta de nuevo en la consulta. Tras ver el ataque de pánico por televisión, Rachel busca a su paciente. Va a la comisaria e intenta retomar su rol de psiquiatra.

                                 Rachel intenta un acercamiento con su paciente

Para establecer un clima de confianza, le cuenta que es soltera, que plantó a un hombre en el altar al descubrir que ya estaba casado. ¿Entonces por qué se puso el anillo? Como no lo explica cabe especular que tenía miedo. No de Carl que en la primera entrevista ni la miró, sino de ella misma. En plática con Rose, Rachel admite haber tenido una relación con un abogado que la presentó con Merritt. No puede aportar nada solo que Merritt era altiva como lo son los abogados, como lo era el acompañante de Irving. Va dejando la impresión que lleva varias relaciones fracasadas y de ahí su miedo a hombres inestables aunque sean sus pacientes.

En la tercera sesión, paciente y psiquiatra están más relajados y Carl habla de su relación con Jasper. Para Rachel es una sorpresa saber que el detective tiene un hijastro. Todo va bien, pero la Dra. Irving de nuevo hace lo imprevisto, cuando Carl llega a la cuarta sesión se encuentra con …”La Dra. Sonnenberg”. Carl expresa vocalmente su frustración y dice sentirse “abandonado”.

                      Para luego abandonarlo sin despedidas ni explicaciones

Sonnenberg está de acuerdo. La sorprende que Irving no se haya despedido. Hay protocolos para transferir a un paciente a otro psiquiatra. Es necesario para no romper el lazo de confianza que se establece entre terapeuta y paciente. Como sea, Irving sigue pareciendo pésima profesional y dotada de personalidad errática.

Carl no encuentra más remedio que ir a casa de Irving y la audiencia femenina chilla “¡Stalker!”. Sorprendentemente, Rachel no se asusta, más parece incomoda, tal vez porque está hecha unas fachas, toda desaliñada. Él dice que ha venido por la sesión prometida. Ella le sirve un té y procede a narrarle su horrible juventud, sus trastornos alimenticios…¡Guau! Que gran psiquiatra. Es la peor que he visto desde Uzu Aduba en In Trearment.

En resumen, Scott Frank se esmera en mostrarnos que como profesionales, las mujeres del mundo de Mark son unas buenas plastas. Wallace es una estafadora, Irving es errática y poco profesional, Merritt Lingard era una fiscal más interesada en su surgimiento que en la gente que atropellaba o ponía en peligro.

Moira es la peor de todas, es incluso injusta con otras mujeres. Cuando Carl le dice que Rose “no es tan tonta como parece”, Moira pone el grito en el cielo ya que no es políticamente correcto referirse al cociente intelectual de una mujer, pero es ella quien cree (y actúa según ese criterio) que Rose es inepta y, como siempre, se equivoca.



¿Qué pasó con Vigga?

Si Scott Frank destruye a la mujer profesional, intenta salvar un personaje que, en los libros, es negativo. Me refiero a Victoria, la ex esposa de Carl Morck. En los libros Vigga (ese es el nombre que le dio Adler-Olsen) abandonó marido e hijo para irse con diferentes parejas y ahora aparece de improviso para pedirle dinero al detective.

En la serie la tienen convertida en otra fémina sermoneadora a pesar de que, para seguir su carrera de sobrecargo, abandonó al marido encajándole al hijastro. La serie aumenta los problemas domésticos de Carl y, en el tercer episodio, cae en un truco telenovelero del malentendido. Tras descubrir que Jasper no va a la escuela, pero se queda en casa follando con la novia, Carl le deja un mensaje de voz a su ex diciéndole que tal vez Jasper no debería vivir con él.

Después de este intercambio, Carl y Jasper hacen un trato y firman una tregua, pero Victoria llama a su hijo y le dice que Carl no quiere nada con él. Para mayor confirmación le envía el mensaje de voz.  Ignorando que se trata de un mensaje antiguo, Jasper se altera y se va a vivir a casa de su abuela. Victoria aparece en casa de su ex para avisarle y para endilgarle un sermón de que es un mal padre ya que no comparte con Jasper los detalles de su trabajo policiaco o algo parecido, como si ella tuviese derecho a opinar.

                           Victoria, otra mujer inventada

Las que se Salvaron

Yo tildaría la serie de totalmente misógina si no fuese por dos personajes. Claire,  interpretada por la infaltable Shirley Henderson, era el ama de llaves de Merritt, pero su trabajo principal consistía en cuidar a William. Luego de perder un hijo y ver fracasar su matrimonio, Claire dedicó una década a cuidar, conocer y establecer una relación con el muchacho a pesar de la hostilidad de una celosa Merritt.



En su investigación, Morck descubre que Claire es la única persona que ha seguido visitando al hermano de Merritt en la clínica psiquiátrica. Cuando William huye de ese sitio busca refugio en el invernadero de Claire.

Muchos espectadores y críticos quieren crear un paralelo entre Merritt y Carl. Puede que ambos sean erizos amargados y sarcásticos, pero Merritt no es una buena persona, es incapaz de querer a nadie. Aun su preocupación por William deriva de un sentimiento de culpa.

                          Clare es la unica que se preocupa de William

Morck, en cambio, está lleno de afectos (por Hardy, por Jasper) que no puede expresar y reconoce ese dilema en Claire. Cuando rescata a William de la ambiciosa Wallace, se lo lleva a Claire. La escena en que William y su nana se abrazan es refrescante en una serie de gente hostil e incapaz de relacionarse con los demás.

Me he quedado con el mejor personaje femenino de la serie y uno que si existe en los libros aunque creo que la Rose de Scott Frank es más humana y sensible que la que haya creado Adler-Olsen. Rose es una misfit total, tal vez más que Carl y Akram. Sufre de déficit atencional, de TOC, en resumen está en el Espectro. Una vez fue parte del equipo de Morck, hasta que accidentalmente atropelló a un peatón. La culpa la empujó al suicido y a “episodios” que combate con medicamentos recetados.

Desde entonces la han convertido en una especie de recepcionista glorificada. Será Carl quien la saque de ese puesto y ponga a trabajar todo el talento de investigadora de Rose quien a pesar de ser un poco atolondrada y de sacar la tarjeta de sexo a relucir a cada rato (”¿acaso es porque soy mujer?”) evidencia que el sexto sentido  femenino existe y es fundamental para una buena investigación.



Agreguémosle que Rose posee una gran compasión . Su caridad permite que Akram llegue al Departamento Q . Incluso Rose intenta explicarle a la psiquiatra porque Carl es tan rudo y antisocial con un “se siente responsable” y cuando la inepta Rachel pregunta “¿de qué?”, Rose responde suavemente “de todo”.

Es mi impresión de que el Noir nórdico, y no solo el de Adler-Olsen, no es proclive al romance o al retrato de mujeres centradas o con rasgos positivos, lo que es legítimo y no necesariamente implica misoginia. Sin embargo, al tratar de modificar esa característica en aras de la paridad  Scott Frank ha acabado con un retablo siniestro de  personajes femeninos.

Espero que en la segunda temporada, mejore ese detalle y ciertamente espero que la Dra. Irving deje de ser un personaje tan patético. Me aterra pensar que pueda ser la pareja de Carl. ¡Pobrecito! Aparte de que es inapropiado tener amores con un psiquiatra, ella necesita tanta o más terapia que nuestro protagonista.