Este verano, Netflix nos presenta un más que respetable
vistazo a la cultura gay en la Alemania de Weimar. ElDorado: Everything the
Nazis Hate no debe ser visto como un tratado de sensacionalismo
sino como un recordatorio que las libertades tienen un límite y que ciertos derechos
que parecen inalienables pueden ser borrados de un plumazo. Algo que puede
afectar a más personas que a miembros del LGTB.
¿Qué Nos
Enseña Este Docudrama?
En el
pasado, se me ha calificado de homófoba,
sea
por protestar por la inclusión forzada de personajes gays en la ficción; por
considerar a los no-binarios una tribu urbana más; o por respaldar la campaña
de J.K. Rowling y otros en contra de lo que no debería ser más que una moda
frívola, me refiero a la importancia de la teoría de género. Eso no quiere
decir que quiera que se discrimine en contra de gente solo por su orientación sexual,
o que se la estigmatice, o promueva lenguaje y crímenes de odio en
contra del conglomerado LGTB o cualquier otra minoría.
Ese sería el
primer motivo para hablar sobre (y recomendar) este documental. El segundo es
la falta de información sobre la persecución nazi de los homosexuales . Una
falta de información que en nuestra época se traduce en desinformación y mitos.
Como una vez me dijo un chico gay con tendencias de neonazi: “el Fuhrer nunca persiguió a los homosexuales.
Son inventos de Los Aliados”. Para él sería idóneo este docudrama que, aunque
en tiempo reducido, explora la
fructífera y liberal cultura gay de Weimar y como desapareció con la llegada de
Adolf Hitler al poder.
Un tercer motivo
para ver El Dorado es descubrir como lo que hoy llamaríamos colectivo
LGTB perdió primero las prerrogativas alcanzadas para luego sus integrantes perder
libertad y vida. Algo que me lleva a pensar en cómo los gobiernos totalitarios
destruyen a las personas y su cultura llegando al nivel de lo que Roma hizo con
Cartago, pero también me hace recapacitar sobre la complacencia de sentirnos
habitantes de una sociedad permisiva que nunca podría retroceder en su progresía.
La Alemania de
Weimar no llegó al nivel de libertades y derechos que hoy gozan— en
Usa y Occidente—los gays. Sin embargo, es un ejemplo para toda
minoría y un recordatorio que no se deben olvidar los adelantos, el progreso de
nuestra historia, y que el seguir
exigiendo (de mala manera) más
privilegios es una manera de amenazar a otros, que se vuelven nuestros
enemigos. Que yo he conocido homosexuales antisemitas, negros homófobos y
judíos y cristianos racistas.
Antes de comenzar,
quiero exponer dos falencias de ElDorado.
Una es no tener claro a que público va dirigido. Con lo que ya he dicho se
entiende que debería ser para todo público adulto, que es una fuente de datos, no de escenas eróticas. ¿Entonces por qué
caray comienzan con un improbable tableau vivant que ha hecho a muchos
espectadores apagar la televisión?
Este acto que
aparece en los primeros minutos del docudrama, al igual que en el tráiler, pretende ser parte del espectáculo de El
Dorado. No lo era, ningún club de ese entonces—por gay que fuese—
pondría en escena algo tan chabacano y borderline porn que acabaría
escandalizando a la audiencia tanto del bar como la que ve el documental.
Les paso un
excelente y bien documentado artículo sobre el tema del Advocate, pero en tres palabras. el espectáculo que
presentaban El Dorado, y otros bares gays de Berlín, era muy decoroso en comparación con los drag
shows modernos. Consistía mayormente en canciones revolucionarias como “¡Fuera
con los hombres!’ cantada por Claire Waldoff y que ya habíamos escuchado en el
primer episodio de la Tercera Temporada de Babylon Berlin, más rutinas de comediantes compuestas por chistes verdes y comentarios
atrevidos. Los cuadros plásticos obscenos quedaban reservados para burdeles,
fiestas privadas y quizás antros de marineros de Hamburgo, no para un cabaret elegante frecuentado por la
alta sociedad y por muchos heterosexuales.
Una de las especialidades
de Eldorado eran los espectáculos travestis y la idea era que hubiese confusión
sobre si el artista era hombre o mujer. Un ejemplo de lo que ofrecía El Dorado
pueden encontrarlo en el magnífico retrato de la escena queer berlinesa que Bob
Fosse hace en Cabaret. Así que háganle un fast-forward a esta escenita
de mal gusto y sigan viendo el docudrama.
Otra pequeña
falla que encontró mi vista de águila es cuando el documental nos ilustra de como
los nazis usaron la homosexualidad de dos figuras públicas a las que deseaban
destruir. En ese mismo espíritu, hacían hincapié que cualquier desviación de la
heterosexualidad era impropia del carácter alemán, que eran impurezas de los
extranjeros, léase judíos, y que estos
últimos propagaban esas costumbres en un esfuerzo por destruir a la nación
aria.
La serie ha
escogido contarnos la historia de los tres gays más famosos de la Alemania de
1933 cuyo vinculo en común era ser asiduos clientes del cabaret El Dorado. Uno
era judío, otro tuvo amores con un chico judío. A la par de estas historias hay
una exploración de otros famosos clientes del cabaret como dos varones que
fueron de los primeros en someterse a una cirugía de cambio de sexo, uno de
ellos era judío. Luego se alejan de Berlín para contarnos sobre el primer
romance de un chico vienes, gay y judío con un chico húngaro, gay y judío. ¿insinúa el documental de que hay
más judíos gays y trans que los hay arios?
Hay insinuaciones
que aumentan los prejuicios del espectador. Yo diría que para el antisemita de
salón y para el que todavía no tiene una postura clara o carece de información
sobre nuestra religión y cultura (el 75% de lo no judíos y el 45% de los judíos
seglares), el documental podría hacerles
creer que la homosexualidad es algo inherente a la raza judía.
Mas allá de si el
judaísmo ortodoxo reprueba la homosexualidad, o de que en Israel no exista el
matrimonio gay (aunque se reconozcan las uniones civiles efectuadas en el
extranjero), el índice de gays judíos no es ni menor ni mayor que el de otras
minorías. Dicho esto, pasamos al judío gay más importante de la Alemania de
Weimar, que, como veremos, no cabía en muchos clichés establecidos.
Magnus
Hirschfeld y su Instituto
Magnus Hirschfeld
nació en la Alemania Imperial en 1861, en el seno de una familia judía acaudalada,
su padre era médico militar. Magnus creció en un ambiente seglar e ilustrado.
Era un hombre muy instruido que, antes
de estudiar medicina, sacó un título en
lingüística y fue periodista.
Sus razones para comenzar
una militancia proderecho gay no se debieron a motivos personales, aun siendo él
homosexual. Fue la compasión que le inspiraron casos de jóvenes incapaces de
aceptar su orientación sexual y que acababan suicidándose. También lo movió el
sonado juicio y convicción de Oscar Wilde. El ver que un escritor admirado y
respetado era encerrado como vulgar criminal y condenado a trabajos forzados, despertó en el Profesor Hirschfeld la urgencia
de inculcar en la población heterosexual tolerancia y comprensión por gente
catalogada como “degenerados”.
Para eso fundó en
1919, el Instituto para el Estudio de la Sexualidad. Aunque la institución iba
encaminada al estudio de toda actividad sexual fuesen relaciones matrimoniales,
aborto, anticonceptivos, o “desviaciones”
de las normas heterosexuales, el énfasis principal era en homosexuales y
transgéneros. El Instituto poseía una
biblioteca de cuantiosos volúmenes sobre sexología y un museo al cual muchas
escuelas llevaban a sus alumnos como paseo de estudios. A Hirschfeld se le
llegó a apodar el “Einstein del Sexo”.
Para Hirschfeld, la homosexualidad no era ni enfermedad ni
vicio. En su exploración de las raíces de determinadas orientaciones sexuales
llegó a la conclusión de que se trataba de una deficiencia hormonal. Este
peligroso y errado diagnostico fue aceptado por la medicina nazi provocando
experimentos monstruosos en que los pacientes gays recibían exageradas, y a menudo letales, inyecciones de testosterona.
Otra peculiaridad
de las ideas de Hirschfeld es que creía que todo homosexual era afeminado. Esto
chocaría con las ideas de grandes organizaciones pro derechos gays de la
Alemania de Weimar como la Liga de Derechos Humanos y La Sociedad de Amistad
Germana que promovían una imagen “masculina “ del homosexual y exigían que sus
miembros no solo evitasen el travestismo, sino también cualquier actitud que
pareciese afeminada.
Para Hirschfeld,
la homosexualidad era una minusvalía , algo que el individuo no podía controlar
ni evitar. A esa orientación él llamaba ya “tercer sexo”. Obvio que hoy muchas
de sus ideas son risibles o repudiables, pero sus estudios sentaron las
primeras bases para otros más elaborados.
Después de haber
servido como médico militar en La Gran Guerra, Hirschfeld volvió a Berlín y
siguió su campaña para sacar el Párrafo 175 del código penal alemán. En este
párrafo se establecía que era un crimen penado por la ley tener relaciones
sexuales entre varones. Por relaciones sexuales se entendía sexo anal y oral,
la masturbación mutua no era un delito. Durante la República de Weimar hubo
pocos arrestos y menos convicciones de homosexuales que en periodos anteriores.
Eso se debió a que Los 20 fueron en Alemania, un paraíso de apertura y poca
censura en lo que se refiere a cultura y costumbres.
Aun así, había muchos
grupos derechistas y conservadores—no solo los nazis— que se oponían a este
estado de cosas. En 1920, tras una charla, el Profesor Hirschfeld, recibió una paliza por parte de uno de esos
grupos. Fue rescatado por Karl Giese, un joven ario que se convertiría en su
amante, y que junto con Recha Tobias, hermana del profesor, ayudaría a Hirschfeld a
manejar el instituto.
Es interesante
que el docudrama no habla de la vida privada del sexólogo, tal vez por falta de
espacio y tiempo o porque noto que en Alemania el tema, cuando va asociado con
grandes personalidades, todavía es casi tabú. ¿Será por eso por lo que yo no
sabía que Hirschfeld era gay?
Algo que descubrí
con el docudrama es que entre las muchas empresas del Instituto de Magnus Hirschfeld
fue su incursión en lo que hoy conocemos el universo trans. Fascinado por el
crossdressing, Hirschfeld inventaría el
término ‘travesti”. Conmovido ante el drama de mujeres atrapadas en cuerpos
masculinos, ofreció una oportunidad de
corregir ese error de la naturaleza practicando las primeras cirugías de cambio
de género, tres de ellas fueron exitosas. Sus pacientes serían Dorothea Richter,
Toni Ebel y Charlotte Scharlaque.
Toni Ebel, Charlotte Charlaque y Dorothea Richter
De Como Hugo
se Convirtió en Toni
El docudrama nos
cuenta la historia de dos de estas singulares pacientes. Hugo Ebel nace varón,
pero desde joven descubre su homosexualidad. En la represiva atmosfera de la
Alemania Imperial, intenta vivir de acuerdo con el sexo que la naturaleza le ha
asignado: se casa, tiene un hijo y sirve como soldado en La Gran Guerra.
Después de la
muerte de su esposa, Hugo se libera, adopta el vestuario femenino y frecuenta
El Dorado bajo la personalidad de “Toni Ebel”. Es ahí donde conoce a Charlotte Charlaque. La que antes se llamaba Kurt
Scharlach , americana y judía, ha venido a Berlín a vivir como mujer. Toni y
Charlotte inician una amistad romántica que continua aun después que el Profesor
Hirschfeld en el quirófano las convierta en hembras.
He aquí mi sorpresa.
Siempre pensé que un transgénero es un hombre que se siente mujer porque le
gustan los hombres, y aquí tenemos dos señores que arriesgan sus vidas para ser
señoras y terminan siendo lesbianas. Seria bufo si no fuese que nada es
chistoso en la Alemania de Hitler.
Charlotte y Toni se aman tanto que la última se convierte al judaísmo.
Me conmueve que Charlotte-trans (la operación de cambio de sexo es permitida ,
en ciertos casos, por la ley judía) sea tan devota que su pareja quiera
compartir su religión.
El docudrama nos
muestra El Dorado como un punto de referencia, pero en los 20, la
cultura gay y la lésbica tenían muchas vías de expresión. Había clubes, organizaciones
y revistas (pornográficas y otras no tanto) dirigidas a diferentes grupos de lo
que hoy denominamos “gente queer”. Se
hicieron filmes sobre ellos, siendo el primero uno llamado Diferente a los
demás, protagonizado por el actor de moda, Conrad Veidt, y en el que Magnus
Hirschfeld debutó como actor.
Ernst Rohm, el
Amigo de Hitler
Esta aceptación
de otros estilos de vida, aunada a un desenfreno sexual y amplio uso de drogas
entre los jóvenes, aterrorizaba a los
miembros de clases conservadoras que veían una destrucción de los valores
familiares y religiosos en los que ellos creían. Eso los haría más proclives a
apoyar a los nazis. La ironía es que había homosexuales entre los miembros de
ese partido. El principal era el segundo hombre fuerte del nazismo, el jefe de
las S.A, el único alemán con derecho a tutear a Adolf Hitler. El Capitán Ernst
Rohm
En Rohm encontramos
un individuo que rompe con todos los estereotipos asociados, incluso por
científicos, con el homosexual. Militar
de carrera, condecorado héroe de guerra era un consumado espadachín, tirador,
boxeador, osado, y aventurero. Nacido para liderar, camisa vieja del Partido
Nazi, muy admirado por Hitler, Rohm había creado el grupo paramilitar más
grande y eficaz del nazismo, las S.A. Rohm era un hombre de extrema derecha, fanático antisemita y anticomunista, para
quien alguien como Magnus Hirschfeld, judío y social demócrata, era anatema.
Sin embargo, los
socialdemócratas tampoco apoyaban las peticiones de Hirschfeld. Mucha libertad
sexual, pero en la Alemania de Weimar, que duró casi quince años, nunca se derogó el Párrafo 175 y eso que Hirschfeld
hizo una solicitud pública firmada por las grandes mentes germanas: Einstein, Rilke,
Los Hermanos Mann y el filósofo Martin Buber entre otros.
Entretanto, Rohm tenía
problemas con los nazis. Él era un hombre de acción y veía que “Addie”, como llamaba al Fuhrer, se estaba inclinando por un partido de
abogados y no de soldados combatientes. Abandonó el liderazgo de las S.A. y se
fue a La Paz a adiestrar al ejército boliviano. Las S.A., ahora bajo el cargo
de Walter Stennes, se volvieron un grupo
de matones desordenados. Hitler mandó a llamar a Rohm.
Cuando Stennes se
quejó que Rohm era gay y que las S.A eran un nido de homosexuales, Hitler le
dijo que no fuera chismoso, después de todo las S.A. “no son un internado de señoritas’.
La actitud del Fuhrer era hacer la vista gordo con su admirador Rohm, de quien
diría “mientras sea discreto, no me meto en su vida privada”.
El problema es
que Rohm había vuelto muy arrogante de Sudamérica y ya no ocultaba sus
inclinaciones. Durante su estadía en Bolivia había mantenido correspondencia
con el Dr. Heimoth un médico homosexual. En esas cartas no solo hablaba cándidamente
de su afición por los hombres y de su aversión por las mujeres, además,
compartía con su corresponsal un deseo de normalizar las relaciones gay a nivel
legal. Como Magnus Hirschfeld y muchos
otros alemanes, Rohm pretendía abolir el Párrafo 175.
Esas cartas
cayeron en manos de fuerzas de izquierda (léase los social demócratas y los
comunistas) que las usaron para vilificar al jefe de las S.A. Parece irónico , ¿no?
Que las mismas corrientes que deberían proteger los derechos de los gay usasen
la homosexualidad de Rohm como un rasgo perverso y degenerado. A mí no me sorprende.
A diario, veo a wokistas que, en su afán de cancelar a alguien, atropellan sus propias máximas. Aun así, no
les resultó el plan.
El público temía
tanto a los comunistas que apoyaba los nazis aun cuando estos no practicaban lo
que predicaban. Sin embargo, dentro del mismo partido se alzaría un enemigo
peor para Rohm, pero de eso hablaré luego de que me falta todavía comentar
sobre un personaje importantísimo en este retrato de la cultura gay de Weimar.
Sexo y Tenis
En 1931, el Barón
Gottfried von Cramm era ya un famoso tenista y uno de los hombres más guapos y
distinguidos del país. De noble cuna, provenía de una antigua familia que
poseía el raro don de ser de ideas avanzadas y de mente abierta. Una de las mentiras sensacionalistas del
docudrama es decir que el castillo de Los von Cramm, era una “Babilonia” de
desenfreno.
He buscado
información en fuentes en inglés y en alemán y no he encontrado nada que
coincida con esa descripción. A diferencia de la mayoría de la nobleza alemana,
Los von Cramm eran progresistas, abiertos a nuevas ideas políticas y
culturales. Criaron a sus hijos en un marco liberal permitiéndoles todo tipo de
lecturas y compartiendo con ellos debates y discusiones que les ayudasen a
formar opiniones propias. No creo que eso merezca un calificativo de
“Babilonia”.
Gottfried no fue
enviado a una escuela militar ni a un internado. Fue educado en casa y alternó
su crecimiento intelectual con la práctica de deportes. A los diez años ya sabía
que sería tenista profesional. En 1928, acabados sus estudios, von Cramm partió
a Berlín a estudiar Leyes, pero también para entrar en el tenis profesional. Un
año más tarde estaba considerado entre los diez mejores de Alemania.
En 1930 retornó a
su castillo, pero para casarse. Desde su infancia, Gottfried había sido muy unido a su vecinita
la Baronesa Lisa von Dobenek. Como de costumbre, sus padres aprobaron las acciones de su hijo,
a pesar de contar él solo veinte años—un año más que su esposa—y ser
ella nieta de un banquero judío.
La serie quiere
hacernos creer que Gottfried y Lisa se dedicaron a repasar la vida nocturna de Berlín
lo que conllevaba una exploración de su propia sexualidad. Por el contrario,
von Cramm invertía todo su tiempo en entrenamientos deportivos y prácticas. Sus
amigos decían que no era de hábitos nocturnos. El documental habla también de
un matrimonio abierto, Sabemos que Lisa tuvo relaciones adulteras en su luna de
miel, y en el documental hablan de que, tras un par de noches en El Dorado, la Baronesa
comenzó a explorar su lado lésbico.
Mi percepción es
que Lisa siempre conoció los gustos sexuales de su marido, que creyó que el
amor platónico que los unía sería suficiente, pero tras experimentar un fracaso
en sus relaciones íntimas, optó por darle su espacio y buscar consuelo en otros
brazos. Es posible que Los von Cramm hayan gravitado hacia El Dorado en busca
de placer, pero también puede que hayan ido porque era un sitio muy famoso en Berlín
y aun los heterosexuales iban a presenciar el show.
Es en El Dorado
donde conocen a Manasse (a veces llamado Manfred) Herbst. A diferencia de muchos de sus biógrafos,
siempre he creído en la homosexualidad o bisexualidad del Barón. Lo que no me cuadra
es el relato efectista del documental (ahí se nota la influencia Netflix).El
docudrama nos dice que Mannase era lo opuesto a von Cramm. Lo describe como una
especie de gigolo, un judío pobretón y extranjero.
Eren Guvercin como Manasse Herbst
Si bien es cierto
que Mannase había nacido en lo que entonces era el Imperio Austrohúngaro, su
familia llevaba años asentada en Alemania, a sus diecisiete años era ya un
reconocido actor de tetro y cine, y tenía algún dinero que más tarde encargaría
a su amante. Lo que es cierto es que Gottfried y el actor iniciaron un tórrido
romance. No hay ninguna prueba (y la Gestapo investigó esta relación) de que
con Lisa hayan formado un menage a trois, pero la relación continuó
hasta después de la llegada de Hitler al poder.
En la próxima
entrada, cubriré el impacto del nazismo en la cultura gay de Weimar, yendo más
allá de la superficial visión del docudrama, y veremos como afectó a nuestros
tres personajes y a otros vinculados con ellos.
Berlin was literally the capital of the world in the 30s, especially of the artistic world, all of the most famous painters, actors, sculptors, artists and writers were having fun there. It is shocking how from such freedoms and utopia they got into Hitler's system of death and annihilation.
ResponderEliminarIndeed, but here is the spooky part. Why did it ended? and How could it ended? It's a relevant quesiton for our world today.
EliminarIn my opinion because most people are right wing deep down inside, most people do not have a moral core and would prefer to let themselves go and do and say whatever they like, this is why so many people are tolerant towards criminals among the singers, politicians, actors etc. They would all like power, they all hate the moral compass that is dictated to us by the society, so when the right wing prevails and there is nothing to stop it the evil happens. Kinda like in my county currently. Or in the whole world, rightists are rising. And rightists hate art, beauty, love, gayness - everything they do not understand. It intimidates them and they want to destroy it like Hitler did.
ResponderEliminarI do agree that people in the Western World have disregarded both old-fashioned mores and legal codes which may explain this admiration for criminal behavior. But many have embraced the woke agenda as replacement for religion and ideology. I would hesitate though to think that people are inheritably right winged. Unless you mean they are consevative deep inside or closeted bourgeoise (using the old Marxist label). First of all, the Nazis were not right winged like Italian Fascists. They called themselves “National Socialists”. In the 20s, Joseph Goebbels (who had started as a socialist) called for the expulsion of “The Bourgeoise Adolf Hitler” (!!) from the Party.
EliminarIn the docudrama, you see Ernst Rohm, fanatic nazi and gay who wants to abolish the Paragraph 175, and Baron von Cramm a nobleman and yet gay. In my next entry you’ll see how he confronted Nazism. On the other hand, in Soviet Russia, from 1933 until Glasnost, homosexuality was a crime punishable with jail sentences. Communism saw male homosexuality as a “Western perversion” and lesbianism as a mental disease that ought to be treated.
From 1919 until 1925, Germany had a social democrat (ergo leftist) president who never abolished Paragraph 175. In fact, it was the Left that outed Rohm, exposing him as a ‘"deviant” for public opinion to lynch and to cause an embarrassment to Nazis. So, this goes beyond Right wingers hating gays and beauty and Leftists embracing them.
Hola amiga, muy interesante tu análisis.
ResponderEliminarEn realidad que esa primera escena del programa resulta chocante para muchas personas que tienen el deseo de ver un documental serio de lo que fue la época. Tal como está, se ve self-indulgent y exagerado y afecta la credibilidad de la producción porque se nota a leguas que es una dramatización y no footage de la época. Como dices, borderline porn con esos gestos y movimientos tan vulgares. Tienes razón: ¿quién es su audiencia? Porque supongo que los amantes de la historia o la gente más crítica que se interesa en el tema se da cuenta enseguida de que esa entrada trata de ser sensacionalista y manipuladora y en lugar de atraer, repele, porque pierde su credibilidad.
Ya con ese comienzo yo ya dudé de todo el documental porque me sonó a propaganda progre así que te agradezco que hayas hecho una investigación de como realmente fueron las cosas.
Interesante el trabajo de Hirschfeld. Jamás hubiera imaginado que desde entonces comenzaron las operaciones de cambios de sexo. Y mucho menos que empezarían en Alemania. Es curioso como hacemos generalizaciones de lo que pensamos que son un grupo de personas, pero cuando empiezas a indagar, ves lo complejo que es el ser humano. Me refiero por una parte a lo que asumimos que son los conservadores vs. los liberales/socialistas, pero la realidad es que mucha gente habita en el centro con ciertas tendencias de un lado u otro. Otro ejemplo de la complejidad del ser humano son la pareja de hombres gay que mencionas que se hicieron mujeres para luego ser lesbianas. Como dice, no es fácil entenderlo porque yo pensaba que una cosa era orientación sexual y otra la disforia de género.
Lo de Hitler y Rohm parece ser un caso de disonancia cognitiva en la que cuando se trata de un amigo o alguien cercano, la persona no quiere ver la realidad o ignora ciertas actitudes contrarias a su forma de pensar.
Guapisimo el Barón Gottfried von Cramm :)
Un problema de Netflix es que nunca sabe cuál es su audiencia, con la excepción de cosas para niños Como cobra Kai, Stranger Things y ahora One Piece, que por eso son lo único con buen rating. Es una lastima porque este documental no creo que sea para LGTB solamente, pero ya te conté del meme que recibí ayer, ya nada me sorprende.
EliminarYo, por eso hice una nota ya que sé que ni tu ni el Coronel van a seguirla viendo. Tienes razón ese espectáculo tan chabacano de energúmenos andrajosos y pintarrajeados nunca se hubiese dado en El Dorado, en un escenario donde actuaban estrellas como Marlene Dietrich. Una lástima que no quede film de esa época, pero me imagino que sería como el clip de cabaret que incluí los shows del MOkka Effi de Babylon Berlin o unos espectáculos de transformismo que vi de pequeña en Rio , tipo Folies Bergere, donde como decía Mi Ma “No sabes si son bailarinas o bailarines, pero que lindas se ven”. Si los drag shows modernos son como esa ordinariez del docudrama, entonces entiendo que en Florida se prohíba que lleven a los niños.
El ser humano es tan complejo que todo en el hasta su vida sexual es compleja. por eso no se puede encasillar o aglomerar o tratar a todos como si fueran iguales, pensaran iguales o tuviesen las mismas necesidades.
Von Cramm guapísimo, una lastima que no hayan hecho nunca un filme sobre él, ya verás en la segunda parte lo que le ocurrió.
Al comienzo, antes de su subida al poder, los nazis tenían dos grande enemigos: los judíos y los comunistas. con la vida sexual ajena no se metían porque era pare de su vida privada y todos (hasta Hitler con su sobrina y su coprofilia) tenían algo que ocultar.