Fue nuestro James
Dean de los 90s, el papel mural de cuartos de adolescentes en todo el mundo, el
niño malo que todas las mamás temían fuera a robarle las hijas. El mejor
ejemplo de la Lukemania es cuando explican la virginidad de Cher en “Clueless”:”
She is saving herself for Luke Perry!”
Después de años desaparecido, había
regresado en gloria y majestad como el padre de Archie en “Riverdale” y pronto iba
a salir en la nueva épica de Quentin Tarentino “Once Upon a Time in Hollywood”
… ¿Y muere así, sano, guapo, a los 52 años?
Dejó dos hijos: el luchador profesional Jungle Boy Nate Coy y Sophie Perry de
19 años. Mi pésame para ellos.
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