A pesar de que se
asocia el término con La Ley de Memoria Histórica del 2007, ya desde la muerte
del Caudillo que aparece un interés en España y en el extranjero de disputar la
“verdad oficial” del Régimen y de revisar los sucesos del pasado desde una
perspectiva del bando perdedor. Aunque esto más se reflejará en la literatura y
el cine, la televisión del Siglo XXI ha abrazado esa cruzada con resultados
desiguales, siendo uno de los casos más emblemáticos la aclamada serie “Cuéntame
cómo pasó”.
Mencioné en el
post anterior como “La forja de un rebelde” fuera el primer intento de poner la
Guerra Civil en pantalla chica. La siguió la adaptación de Los Jinetes del
Alba, pero no había todavía una serie que muestre lo que Don Pio Moa llama
“Los Años de Hierro” y Eslava Galán “Los Años del Miedo”, ósea la vida de la
posguerra, ni tampoco las últimas décadas de la dictadura de Francisco Franco.
La primera en
hacerlo es también la mejor de ese grupo y debutó en televisión en la era pre-Zapatero,
en abril del 2001. Hay quien ha comparado “Cuéntame cómo pasó” con la serie
estadounidense “The Wonder Years”. Son parecidas puesto que ambas son una
mirada retroactiva al pasado del narrador, ahora un adulto, a su infancia, y a
la evolución de su sociedad. Pero “The Wonder Yers”es nada más que una observación
nostálgica. En cambio “Cuéntame”, a pesar de su humor, describe el peligro y la
angustia de vivir en una sociedad represiva, bajo un estado policial (por eso
me gustaría ver una versión rusa de este relato).
La serie inicia
en 1968, en lo que se conoce como tardofranquismo. A pesar de que para entonces
había cierta apertura, la represión se manifiesta de las maneras más sutiles
hasta las más crudas. Nos queda claro que, sin ser simpatizantes del régimen,
los Alcántara pueden llevar una vida normal, aunque de vez en cuando la realidad
política los golpee.
Los Alcántara son
una familia nuclear de clase media que viven en un piso pequeño en el barrio
obrero de San Jenaro. Hago hincapié en el término “clase media” porque a través
de tres décadas los Alcántara han luchado por salir de pobres. Su vida
económica ha sido una montaña rusa de auges y caídas que reflejan lo difícil
que es la movilidad social en la España moderna.
Antonio Acantara
(Imanol Arias) es el páter familiae (¡y como le gusta ejercer ese rol!),
un empleadito en una oficina de gobierno, el hombre que en Chile la oligarquía
llamaría “un tonto útil”, y que en un español más universal viene a ser un “poquita
cosa”. Es casi un personaje galdosiano sino fuera por su mal entendida hombría
que lo asemeja a muchos hombres latinos.
En vez de
aprender, oculta su ignorancia a punta de pretender saberlo todo. Para nuestros
estándares, es prepotente y avasallador con su esposa y sus hijos. No es un mal
hombre, pero sus defectos lo superan y el no reconocerlos lo obliga a no
evolucionar.
Curiosamente, Toni (Pablo Rivero) su hijo
segundo es muy parecido y ahora caigo que nunca los tragué por eso, por su
incapacidad de reconocer sus fallas, por su falta de humildad. Su falta de auto-introspección
lleva a Antonio a constantes enfrentamientos con sus hijos y a caer
una y otra vez en las trampas (léase negocios chuecos) de su eterno jefe el macabramente
divertido Don Pablo Ramírez Sañudo (Pepe Sancho).
Quien vale en esa
casa es Mercedes (Ana Duato) la madre, una mujer cuarentona, sencilla, que no
ha terminado la escuela, pero posee intuición y compasión natas. Aparte que se
apoya en la guía de su madre, la sabia Herminia (María Galiana), con la que
tiene una relación no de autoridad como la que pretende entablar Antonio con
sus hijos, sino de amistad y respeto mutuo.
A lo largo de las
primeras temporadas, Mercedes va viviendo muchas experiencias y evolucionando,
lo que le permite entender a sus hijos y aconsejar a sus amigos. La vida de Mercedes
va desde ser madre a los 40 hasta sobrevivir el cáncer del seno; desde sostener
una profunda amistad con un homosexual hasta coquetear con la idea de la infidelidad;
desde montar un negocio de modas propio hasta acabar con el bachillerato: desde
ser empresaria y maestra de costura hasta sacar un título universitario.
Aun así, vemos una Merche chapada a la antigua
que pone un hasta aquí a algunas cosas que le son inaceptables. Como cuando se echa
a llorar al ver a su hija bañándose desnuda con un hombre o como cuando le cae
a golpes a su amiga Clara (Silvia Espigado) al saberla amante de su hijo.
Aunque Antonio y Merche
eran niños para lo de la Guerra Civil, el conflicto los ha marcado. Los
hermanastros de Antonio murieron peleando por el Bando Republicano, su padre,
empleado de ferrocarriles fue fusilado. Se cree que la ejecución fue por
motivos políticos, pero más tarde Antonio se entera por boca de Don Mauro (Pep
Ferrer), el cacique del pueblo, que la muerte del padre fue por rencillas
personales.
El moribundo Mauro
revela que él lo delató por celos ya que estaba encaprichado con Doña Pura
(Terele Pávez), la madre de Antonio. Mas adelante, tras descubrir el cadáver
del padre en una fosa común, se sabrá también que Pura y Mauro fueron amantes y
que él es el padre de Miguelón (Juan Echanove), hermano de Antonio.
Casi tan complejo
es el secreto de Herminia. En un viaje a Sagrillas, el pueblo murciano de donde
son originarios Antonio y su mujer, Mercedes conoce a Samuel (juan Díaz) un
exiliado en México. Este le cuenta que fue maestro republicano y que Herminia
lo ocultó en su casa y lo ayudó a huir. En pago, él le ensenó a leer. Pero esta
última temporada, Herminia ha sido narradora de un episodio en el que recuerda que,
para salvar a Samuel, tuvo que matar a su propio marido, el padre de Merche.
La Guerra Civil
es un referente en las primeras temporadas desde el viaje a Rusia de Antonio y
Don Pablo, donde el primero se encuentra con un intérprete que es uno de los
huerfanitos que acogió la Unión Soviética, hasta la aparición de Faustino Arias
Forneiro interpretado magistralmente por el desaparecido José Luis López Vásquez.
En un episodio navideño,
Doña Pura que pasa una temporada con los Alcántara en Madrid se encuentra con
Faustino, una especie de homeless. Resulta que se trata del comandante del
batallón donde peleó uno de los hijos de Doña Pura, y que recién el gobierno ha
puesto en libertad. Tantos años en presidio han privado a Faustino de todo y a
pesar de los esfuerzos de Los Alcántara por ayudarlo, el anciano muere. Antes, comparte
la mesa navideña con los Alcántara, y relata sus recuerdos.
Lo extraordinario
de esa cena es lo poco que los jóvenes saben de la guerra y de sus postrimerías,
casi tan poco como generaciones de alemanes saben de lo que ocurrió durante la Segunda
Guerra Mundial. Y eso es lo principal de esa primera etapa. Ver el mundo del
tardofranquismo a través de los ojos de Carlos (Ricardo Gómez), un niño
inocente e ir desenrollando el ovillo de memorias de sus mayores, pero también
viendo como sus hermanos se adentran en el presente político no en recuerdo de
una guerra antigua, sino porque quieren más libertad y derechos.
Inés (Irene
Visedo) y Toni, los hermanos mayores de Carlos, aunque importante, nunca se
ganaron mi cariño o mi respeto como lo hicieron Merche, su madre y Carlos. Inés
es la mayor. “La Chica” Como es mujer nadie piensa que tiene derecho a estudiar
una carrera. Como es mujer se espera que se case, entretanto trabaja en la peluquería
del barrio y contribuye económicamente al hogar. Las cosas cambian cuando,
Nieves (Rosario Pardo), jefa de Inés, se la lleva a Inglaterra. Inés se
despercude, deja a su antiguo novio y comienza a labrarse una identidad.
Tristemente la identidad de Inés se ha visto ligada a sus ligues.
Después de
plantar a su novio formal, Inés se enamora de un hippie inglés, Mike (William
Miller). Hay otros hombres como el gitano Manuel o un director de teatro. Finalmente,
Inés vuelve con Mike y se van a Las Baleares a vivir en comuna hippie.
Lo importante es que Inés, cuando se zafa de la vida de Flower Girl, descubre y gracias a su amistad con Eugenio (Pere Ponce), el párroco, que lo importante en su vida es el teatro. Ahí encuentra una identidad política y afianza su relación con el sacerdote hasta que ambos deben confesarse que se aman. Finalmente, Eugenio cuelga los hábitos y se casa con Inés.
Lo importante es que Inés, cuando se zafa de la vida de Flower Girl, descubre y gracias a su amistad con Eugenio (Pere Ponce), el párroco, que lo importante en su vida es el teatro. Ahí encuentra una identidad política y afianza su relación con el sacerdote hasta que ambos deben confesarse que se aman. Finalmente, Eugenio cuelga los hábitos y se casa con Inés.
Pero el
matrimonio no acaba bien. Inés, cada vez más involucrada en la lucha política clandestina,
va a parar a la cárcel. Al salir, y embarazada le avisan que está en la mira de
la policía. Se exilia en Francia donde nace su hijo Oriol. Solo regresa después
de la muerte de Franco, pero pasa algo que yo veo como la única falla en la serie.
El haberla
alargado tanto crea una situación similar a la de las soap operas
americanas. Las grandes historias de amor acaban porque se necesita de un
conflicto nuevo. No hay manera de hacerles creer a los guionistas y productores
que una pareja se quiera por tantos años. Al final todas las parejas se decantan
por otras relaciones amorosas.
Así ocurre con Inés
y Eugenio. El comienza una relación con una colega. Inés se marcha a la Argentina
e incluso se mete en líos políticos allá. Cuando regresa se mete de lleno en el
mundo nocturno madrileño. Se enreda con un drogadicto y cae en la droga. El
pobre Eugenio, que sigue pendiente de ella, muere en un accidente. Me cuentan
que desde entonces Inés se ha casado dos veces. Una con un viejo y ahora con un
bipolar. Como personaje se la define más por sus amores que por otra cosa. Y su
hermano Toni es muy parecido.
Ya mencioné que Toni
ha heredado las peores costumbres del padre, además es un mujeriego empedernido.
A pesar de que nos lo venden como un baluarte de la lucha política y que como
periodista está siempre presente en hechos históricos, son sus romances los que
ocupan la primera plana.
Antonio ha hecho
todo tipo de sacrificios para que Toni sea el primer Alcántara universitario. Es
en la Facultad de Leyes que Toni conoce a Marta Altamira (Anna Allen) que lo
concientiza. La feminista y revolucionaria Marta resulta ser hija de un
funcionario del Régimen. Esto se descubre cuando ella queda embarazada. Marta no
quiere casarse, la expulsan de casa, Los Alcántara la reciben, arrestan a Toni,
Marta pierde el bebé y se separan.
Ahí Toni comienza
un romance clandestino y prohibido con su vecina Clara. Prohibido porque Clara
es mayor, amiga de Mercedes, y ya carga el estigma de ser madre soltera. Es un
romance que acabará Mercedes y a golpes.
Mas tarde, Toni
consigue trabajo en una revista, tiene una relación con la fotógrafa Mila, se
rencuentra con Marta y a pesar de estar ella casada, reanudan sus amores. Yo
por ahí dejé de ver los capítulos continuados. Y un domingo cuando prendo la
tele me encuentro que Toni está casado con una tal Juana. ¿Quién es esa Juana?
Y ahora me dicen que Toni está casado con una judía inglesa que se llama Deborah.
Lo dicho, la identidad de Toni está en sus pantalones.
Yo comencé a ver
esta serie por consejo de mi querido Dr. Ernesto Medalla. A comienzos de este
siglo estuve muy enferma, casi invalida. Como trabajaba en casa, casi no salía
y él venía a cuidarme. Apenas terminaba sus clases, venía a casa y se quedaba
conmigo casi todo el día. Su única exigencia era tener la tele prendida siempre
en RTVE. Estaba obsesionado con España, con la Guerra Civil con el momento histórico
y con “Cuéntame”. Gracias a él me volví
una adicta. Incluso aproveché reposiciones para ponerme al día.
Al comienzo mi
personaje favorito era Carlos, el pequeño narrador. Yo la veía más por el niño
que por otra razón. La primera temporada el humor lo ponía Carlos con sus
inocentadas como robarle la dentadura postiza al abuelo de su amigo Josete para
rifarla diciendo que era la del Caudillo, o cuando él y sus amigos planeaban
secuestrar a Doña Carmen Polo para conseguir la libertad de Toni. Peor aun
cuando la pobre Herminia le dio, creyéndolas pastillas para el resfriado, las
anticonceptivas de Inés. Como olvidar sus primeros amores o su primera vez con
Karina (Elena Rivera) en el camión de mudanza.
Yo dejé de ver la
serie cuando Carlos se volvió hombre. No quise verlo cometer errores graves, yo
lo quería siempre niño. Saber que Carlos acabó en la cárcel (y no por motivos
políticos) y luego se metió en la droga, me convencen de que hice bien.
Hay algo curioso
en “Cuéntame”. Cuando comenzó, era obviamente antifranquista, pero no era
partisana. Aunque los “buenos” siempre eran de izquierda, no todos los del otro
bando eran perversos totales. Tuvimos al Padre Froilán que a pesar de que su
hermana monja fue fusilada por los Rojos, dio refugio a Toni cuando a este lo
perseguía la policía. Tuvimos a Genaro, amigo de Antonio, al pobre Matamulas
padre de Paquita y suegro de Miguelon. Y hasta el oportunista Don Pablo
consiguió los documentos para que Inés huyese a Paris.
Un personaje interesante
es el primer jefe de Carlos, el dueño de un teatro de barrio, quien le presta
dinero y lo lleva a hablar con “una experta” para despejar sus dudas sexuales.
En un momento le revela que siempre ha sido falangista y como Franco traicionó
a la Falange, un hecho que Carlos y yo ignorábamos.
Al comienzo la serie,
aunque franca en su descripción del estado policial del tardofranquismo, exhibía
cierta nostalgia por esa época, por la unidad familiar, por la solidaridad entre
vecinos, por el respeto que se sentía por la gente de la tercera edad. A medida
que la serie avanzaba hacia la Transición, fue perdiéndose esa nostalgia. Hoy todos
los hijos de Antonio son de izquierda. Al comienzo Los Alcántara eran de misa
dominical. Hoy todos sus hijos son ateos. Era como un reflejo de la sociedad
que deseaba Zapatero, bajo cuyo mandato se rodó gran parte de la serie que ya va
en su vigésima temporada.
En España se vio
el famoso “Destape”, y la onda de libertad sexual que siguió al fin de la
censura franquista, como un resultado de la libertad política, pero no sé si a
propósito, la serie ha mostrado esa época como conducente a todo tipo de caos.
Es en ese ambiente donde Inés y Carlos caen en la droga, donde acaban los
matrimonios de Inés y Toni, donde Antonio comete adulterio. ¿Cuál es el
mensaje? ¿Qué tanta libertad mata los
lazos familiares? ¿Que, si no hubiera
habido represión, todas estas cosas hubieran ocurrido antes?
El matrimonio de
Antonio y Mercedes ha sobrevivido todos los baches, pero hace un par de
temporadas, Merche dijo “Basta”. Se arrepintió luego, Antonio hizo promesa de
enmienda, renovaron sus votos matrimoniales, pero me cuentan que este año se
han separado para siempre.
No culpo a Merche.
Me sorprende, me sorprende que haya aguantado a ese patán tanto tiempo, pero no
me sorprende que el quiebre tenga lugar en una época en que la cultura española
baila la jota al son del zeitgeist Mitutero. No me sorprende que ocurra
en un momento en que familia y matrimonio son instituciones bajo fuego; en que
la mujer que le aguanta una infidelidad a un hombre es considerada una sumisa
indigna de ser parte del universo MeToo, y donde se alaba a la que prefiere
estar sola que mal acompañada.
Siento que
“Cuéntame” ha durado demasiado, reitero ya parece soap opera gringa, y un
defecto en ese género es que el romance más bonito, ya se sabe de antemano, está
condenado a no resistir los embates del tiempo. Una lástima porque si de algo
se puede apreciar “Cuéntame” es de haber sido propulsora de los últimos grandes
romances de la televisión española. A mí me encantaron los amores de Toni con
Marta y con Clara, Inés con Eugenio, Carlos y Karina, Paquita y Miguelon.
Hago hincapié en
lo romántico porque la otra muestra de la Memoria Histórica fue “Amar en
Tiempos Revueltos” donde a pesar del título, el amor no pasaba de ser un cliché
a lo Corín Tellado.
¿Has sido
seguidor de” Cuéntame”? ¿Cuáles han sido tus personajes favoritos? ¿Crees que
ha durado demasiado? ¿Crees que en su visión retroactiva sea una serie objetiva? "Cuentame como pasó"ha generado imitaciones desde Italia (Raccontami") hasta Chile ("Los 80"). ¿Has visto algunas de esas versiones? ¿Puedes compararlas?
Tus comentarios de series españolas están bastante vacíos eh?
ResponderEliminarYo también fui un fan de Cuéntame en su etapa inicial.
Dejé de verla al mudarme con mi padre, que es muy de derechas y no le gustaba.
Traté de retomarla luego, pero debía acostarme temprano para ir a la facultad, y ya mas tarde había pasado demasiado tiempo.
Je, Los hombres no saben aprender de sus errores y son arrogantes.
Mi padre y abuelo son iguales.
Me pregunto cuanto tiene eso de tendencioso y cuanto de real.
Si ha durado demasiado? Las cebras tienen rayas?
Debería haber acabado, como muy tarde, con el golpe de Tejero, tras eso España entra completamente en su forma actual y ya deja de ser una serie del pasado.
Que si es objetiva? No sé, pero pedir objetividad a un gobierno socialista es como pedírsela a un cura. De hecho, diría que la tv suple en buena medida las funciones de los curas.
Pero bueno, en una decían "Esa era una España de perdedores y ganadores" Como si eso hubiera cambiado.
Ups, olvidé mentar.
ResponderEliminarQue los hombres son arrogantes? Mujer, el que no presume no folla.
Mi tío y yo somos mas humildes y somos unos eternos solterones.
El segundo marido de mi madre es el hombre mas arrogante y mujeriego que he conocido.
¿Ósea, el hombre español es como Antonio Alcántara? ¿Aun hoy? ¿Si no es arrogante no liga? A mí no me gustan los sobrados.
EliminarSi, yo también he pensado que la tele es un confesionario y que en blogs como este se cuentan los secretos de confesión.
Ahora sobre los comentarios, tres cosas.
De Cuéntame los hubo, pero en Facebook, y me dio pereza traerlos. Los Gatos Seriefilos de planta, son gente de menos de cuarenta, y la mayoría son latinos. Ósea aparte de Cuéntame e Isabel no son de seguir series españolas. En cuanto a mis análisis de series iberas del siglo pasado, son una novedad aun para los españoles que ni de Curro Jiménez han oido hablar. No es como aquí, donde hay como media docena de canales retro dedicados a pasar series antiguas.
Sobre la dinámica de los comentarios. Cuando comencé a navegar a fines del siglo pasado en era pre-blogs y redes sociales, existían los foros y yo los trataba como blogs. Escribía comentarios de pagina y media que suscitaban hasta ochenta respuestas, en realidad eran conversaciones. Tu no entrabas a un foro sino ibas a comentar.
Cuando comencé a escribir profesionalmente, me dijeron que debía intentar recibir visitas y no preocuparme por “uniques” (comentarios)., de hecho, la política de la empresa era que no debía responder a los comentarios. Casi cercana a mi renuncia, cambiamos de jefe, y el nuevo quería más uniques, pero no quería que los columnistas entablasen un dialogo y no se daban cuenta que es la única manera de conseguir comentarios en cantidades masivas.
El problema de los blogs es que la gente le da vergüenza comentar. Están acostumbrados como en Facebook u Tumblr o Twitter a dar un “me gusta” y chao. Es una lástima. No es por darme tono, pero cuando comencé tenía quinientas visitas mensuales. Hoy tengo casi diez mil. Me dicen que son accidentales. Tal vez, pero yo creo que la mitad si viene buscando algo, lee y se va. Si mil se molestaran en comentar este blog seria muchísimo más conocido.
EN FB solo tengo activado que lean mis amigos, son solo 80 seguidores y muchos no hablan castellano. Aparte que no me gusta comentar allá, porque lo que escribes a la larga se pierde. Aquí en cambio, todo queda guardado, incluso en mi celular.
Hola! Me interesó mucho esta entrada porque, aunque nunca vi la serie, sí vi Los 80 hasta el final! Los 80 fue una serie que a muchos nos entretuvo y enganchó bastante, aunque el final no fue tan satisfactorio, por lo que leo al parecer lo fue más que hasta donde llega la Cuéntame Cómo Pasó, y es que aunque no la vi, veo que es una de las tantas series que hoy caen en el cliché de que NINGUNA PAREJA TERMINA BIEN. Y odio eso.
ResponderEliminarSerá porque a más de 22 años cumplido tengo alma de vieja, pero me da lata que las parejas se acaben, o la manera en la que ahora todas acaban, porque tienen un problema de comunicación o de diferencias de intereses y PUM, es motivo suficiente sin siquiera intentarlo. A veces me pregunto por qué en primer lugar se juntaron, porque ya nadie concibe a una pareja como un compañero de vida, sino como la entretención del momento, y no tengo problema con que veas a otra persona así, es que se supone que si no te interesa hacer real vida de pareja no te andas con egoísmos.
Me da risa cuándo hablan de que los finales tristes son shuer revolushionariosh cuando ahora los finales así son pande cada día, y da pena porque igual busco en una serie algo que dé algo de esperanza, no sé... para finales malos está la vida.
Lo lindo es que en Los 80, aunque no me gustó el cómo llegó a su final, me dejó conforme en parte... al menos en lo referente a la pareja de los padres que era lo que me importaba. Además que me llegó una escena dónde hablaban que con Pinochet había al menos un enemigo visible al cual achacarle todos los males, pero con la transición era todo como un "y ahora qué?", para luego llegar a los 2005 y tanto, con Félix ya adulto, de cuello blanco pero testigo impotente de todas las injusticias que no se fueron con la transición.
Qué onda que en la original española eran todos drogadictos o qué? xD
Uff no sabría por dónde comenzar para explicar por qué hoy no se puede siquiera soñar en vivir en pareja. Y no quiero ser cínica, pero la gente esta mas ensimismada en sí misma, más narcisista, más preocupada de satisfacer sus apetitos lo más rápido posible y reemplazarlos por otros (cultura del binging). ¿Entonces como le puedes pedir a una persona que piense en otra como parte de su vida? ¿Como le vas a pedir a una pareja que construyan un proyecto en común, que aprendan a conocerse y a quererse, pero también a aguantarse y a apoyarse en las buenas y en las malas?
EliminarLos 90 y Cuéntame funcionaban de manera parecida, por tratarse de dos historias que tenían lugar bajo un gobierno represor. Por eso Cuéntame fue mucho mejor mientras Franco vivía. Como la gente vivía en la incertidumbre, se aferraba más al carinó de otros, los amores eran más intensos y leales. Apenas llegó la Transición la vida familiar, los valores, el respeto se fueron a las pailas. Con eso, ninguna relación podía durar. Y tu ves, daba la impresión de que la libertad solo servía para drogarse. Puchas que eran fomes. Pero parece que así se explica que en España las cosas sean como son y en todo país que ha vivido bajo censura. Por eso el relajo social que se vio/Ve en Chile y Argentina, y hasta en Rusia. A ver que irá pasar cuando Cuba sea libre
Lo malo de las transiciones es que te obligan a construir una sociedad y ese es un trabajo que nadie quiere. Y como vemos, la sociedad chilena post Gobierno Militar se armó sola y se armó muy mal.
Pero también es que es un tema de series que duran mucho, sean Cuéntame, o Grey’s Anatomy. Los productores creen que para que el público no se aburra hay que cambiar de pareja y así acaban con toda relación por bonita y romántica que sea. Me pasa con Gossip Girl y solo son 6 temporadas. Una de las heroínas se acuesta con no se cuantos gallos desde los 14 hasta los 25. Ok, lo entiendo, ¿pero tiene que decirle a cada uno “I love You” y “eres el amor de mi vida”? Oye ni que fuera Elizabeth Taylor.
Bueno, yo estoy viviendo en pareja hasta el momento todo OK, pero es porque de pura suerte me agarré alguien que en estas cosas piensa parecido xD. No digo que todos sean como yo, pero se nota que el egoísmo es ahora la norma.
ResponderEliminarMe alegro que Los 80 no pasó más allá de la década y el final fue un epílogo varios años después. Ana y Juan Herrera me parecían un ejemplo de amor compañero, en la cual ambos se mandaron cagadas y por eso se separaron un buen rato, que fue útil para explorar la vida del hijo menor Félix en una época que tener padres separados era más mal visto que ahora.
Me hace gracia porque de los hijos mayores, Martín se quedó con la primera chica con la que andaba en la serie, Félix se reencontró con el primer amor, y Claudia la revolucionaria igual terminó con un tipo muy parecido a su primera pareja. No todas las parejas me gustaron, pero creo que ese final con las parejas daba a entender que a pesar de los cambios siempre se vuelve al hogar, a la infancia, la nostalgia y esos tópicos.
Es importante encontrar personas que piensen como tú, pero siempre hay que recordar que la gente cambia, que evoluciona y que uno nunca llega conocer realmente a una pareja, puesto que a veces ocurren cosas que afectan su comportamiento. La mayoría de las parejas tienen grandes crisis por cosas que no tienen que ver con ellos: enfermedades, cambios políticos hasta un incendio o terremoto te muestran facetas desconocidas de tu pareja y es ahí donde la relación se pone a prueba.
EliminarMe demuestras que, a diferencia de Cuéntame, Los 80 supo terminar con dignidad. Es que, aunque nos creamos parecidos a los españoles, tenemos idiosincrasias diferentes y de ahí el mensaje doméstico y esperanzador. Yo creo que, si hicieran Los 80 hoy en Chile, no tendría ese final.
Yo vi la versión italiana “Raccontami” y era totalmente diferente, a pesar de que el esquema familiar era el mismo, porque son culturas distintas.
Podrá influir el hecho de que Los 80 estaba bajo la línea editorial de Canal 13, aunque hace rato que ya no era taaaaaaaaaaaaaaan conservadora, al menos en su área creativa. Pienso lo mismo, más que el canal fue el hecho de que la idiosincracia chilena es muy de familia, aún si no es una familia de papá/mamá, muchos venimos de familias tipo clan, muchas generaciones bajo la misma casa, "matriarcales" (abuelita, mamá, tías...), incluso si los jóvenes van a estudiar a otro lado, para los días libres se van a sus ciudades con la familia. Me pasaba que mi ciudad Valdivia era la ciudad universitaria de la zona sur y venían chicos desde Chiloé o Neltume a estudiar. Pasa lo mismo con los chicos que van a Santiago a lo mismo. Incluso el feminismo posmoderno que se pregona en las facus chilenas es de familia, no en el sentido que conocemos, sino más de la tribu entre mujeres de todas las edades, aunque no estoy tan de acuerdo en ciertos puntos porque le facilita al hombre a no hacerse cargo de los hijos.
EliminarOjala que Chile nunca cambie en ese aspecto. No sé, yo creo que cuantas mas mamás y figuras maternas tenga un niño, mejor se desarrolla. Asi que no me molesta esos "clubes" femeninos en donde se comparten tareas y consejos. Los hombres tienen que darse cuenta que los ninos necesitan de una figura paterna tambien, asi que eso no significa que se laven las manos de su tarea de criar hijos. yO lo veo incluso en parejas de lesbianas donde se buscan un tío, un abuelito, ect. para que ofrezca esa perspectiva paternal a los niños.
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