“Cuéntame cómo pasó”
dejó la puerta abierta para otras visiones de cómo se vivía en tiempos de
Franco. Curiosamente, no hubo serie que tocase directamente la Guerra Civil,
pero si la posguerra e incluso la Segunda República. Hasta hay por ahí algo que
se intentó hacer y fue coartado por la censura.
Mujeres en
Tiempos Revueltos
Un tiempo después
que El Dr. Ernesto Medalla me había enganchado con “Cuéntame cómo pasó” y
estando sola, prendí la tele y puse RTVE. Me encontré con una serie muy curiosa
que tenía lugar en el Madrid de la Segunda Guerra Mundial. Llamé enseguida a
Ernesto para contarle. No recuerdo exactamente sus palabras, pero su desprecio líquido
rezumó del auricular. Aparentemente “Amar en tiempos revueltos” era lo
contrario de “Cuéntame” en términos de calidad y objetividad. Igual, me ganó la
curiosidad y me puse a verla.
Esa era la
primera temporada y aunque me la tragué a la mitad, años después, RTVE la
repuso y pude verla entera. Mas que subjetiva, su problema es que estaba
plagada de lugares comunes y la trama era ultra previsible. Por ejemplo,
Antonio el protagonista (Rodolfo Sancho) era muy sufrido y parecía representar
a todos los vencidos del Bando Republicano.
La historia comenzaba
con Antonio, el niño pobre enamorado de la rica Andrea (Ana Turpin). La familia
de Andrea se opone a esos amores desiguales, ella se busca un novio
aristócrata. Antonio se va la guerra. Ahí muere el novio de Andrea. Antonio y
Andrea se casan, tienen un hijo y sobreviven. Ok, aquí se acaba la suerte. El
matrimonio de ambos es nulo porque no se casaron por la iglesia, el hijo muere.
Antonio es encarcelado,
pero sale gracias al sacrificio de Andrea quien acepta casarse con el aristocrático
Mario, hermano del difunto novio. No hay tal sacrificio. Mario (Cristóbal
Suarez) es guapísimo y muy noble. Andrea se siente enamorada, pero su incapacidad
de tener más hijos la hace extrañar al pequeño Liberto (¡qué nombre tan fuchi!).
Entretanto el
padre de Librto se pone a trabajar con una estraperlista. La policía los
vigila, pero no les pasa nada. Antonio auxilia a un antiguo brigadista que
ahora es agente aliado (luego se revelará que trabaja para los rusos), tampoco
le pasa nada. Es una visión casi hollywoodense de los peligros de vivir en un
país semi neutral, pero con vínculos con el Eje.
Pues Antonio y
Andrea descubren que su hijo vive. Mario, que es un santo, adopta al niño. ¿Cómo
le pagan Andrea y Antonio? Pues montándole cornamenta de reno lapón. ¡Mario se
vuelve maaalooo! Amenaza con quitarles al crio, pero es locura momentánea.
Noble hasta el final, el abogado Mario empaca a los adúlteros y a Liberto y los
envía más allá del Pirineo. Mas tarde en la cuarta temporada nos enteramos que Andrea cometió el error de regresar y fue ejecutada.
“Amar” está (al
comienzo) basada en una serie catalana llamada “Temps de Silens’ pero carece
del compromiso político de esta y no porque retrate a al franquismo con benevolencia,
sino porque no sabe hacerlo con seriedad. Le falta la franqueza y humanidad de
“Cuéntame” que a ratos también se ponía partisana, pero que era clara en un
hecho. Se podía ser apolítico en la España de Franco, pero tarde o temprano, la
política te golpeaba la puerta.
Aun así “Amar” ha
tenido seguidores fieles que no se despegan de la tele y eso ha conseguido que
siga hasta hoy, aunque con nombre diferente y en diferente canal. La serie ha
cubierto los cambios sociohistóricos de España desde el 1936 hasta el 1976.
Toda la acción ocurre en un barrio madrileño,
en la Plaza de Los Frutos y el punto en común ha sido el bar “El Asturiano”
propiedad de Pelayo (José Antonio Sayagués) y su hijo Marcelino (Manuel
Baqueiro). Este último, que en la primera temporada fue camarada de armas de
Antonio (y ni sé porque nunca lo pusieron preso) y hasta repartía volantes clandestinos,
se ha “despolitizado” con el pasar de los años, más preocupado de problemas personales
que de acabar con la dictadura.
Gracias a esa
tibieza política es que “Amar” ha gustado tanto. Sigue las pautas de una soap
opera estadounidense, presenta una variedad de personajes, ropa preciosa y
la historia española no pasa sino de ser una anécdota. De ese modo ya llevaba
siete temporadas cuando los recortes presupuestarios que Rajoy impuso a TVE
comenzaron a amenazar su futuro. Milagrosamente fue la cadena rival, Antena 3, quien acudió en su auxilio. La compró, le
cambió el nombre a “Amar es para siempre” y ahí está muy sana llegando ya a la
Transición.
A veces a los
productores de “Amar en Tiempos Revueltos” les remordía la conciencia de que su
telenovela (la dan de lunes a viernes) se concentrara más en el “Amar” que en
los “Tiempos Revueltos” Por eso a ratos, sacaba unos especiales más crudos y
violentos. El primero, “Flores para Belle”, parecía hecho por Tarentino drogado.
“Flores para
Belle’ era una cursilería y una chulería, un cuento de agentes devotos a la
‘causa” que se visten de alemanes para impedir que los Nazis se lleven un
cargamento de wolframio a Berlín. Aparte de hablar del interés alemán por el
wolframio español, un tema hasta hace poco desconocido, el cuento solo sirve
para mostrarnos a Andrea y a Marcelino como agentes de la Resistencia española
(¿WTF?).
“¿Quien mató a Hipólito
Roldan?” fue mucho más interesante y mejor hecha y sirvió para mostrar la cruel
justicia de los Falangistas aun en contra de uno de ellos. Pero en “Alta
Traición” volvimos a los despropósitos. Paloma (Ana Otero)—un personaje recurrente—tras
enviudar deja Inglaterra con su hijo y regresa a España. Ahí se encuentra con
una trama hitchcockiana. Primero le roban el bolso con dinero y documentos,
luego al detenerse en el camino, le raptan el hijo.
Lo peor es que
nadie parece recordar que ella tenía un
niño consigo, la policía cree que está alucinando y Paloma queda a merced de un
total extraño llamado Patrick (Gines García Millán) que es el único que
(sospechosamente) recuerda al niño. ¿Qué hace Paloma? Se encama con este desconocido. ¿Querrá
agradecerle? ¿No se aguantará la calentura? Que el sexo fuera más importante
que su miedo ante esta situación tan rara, y la preocupación por el hijo perdido,
me dejaron claro que esta serie era imprevisible e inverosímil.
El ultimo
especial giró en torno al retorno de dos personajes icónicos de la serie: Ana Rivas (Marina San José, hija de Ana Belén
y Víctor Manuel) y Teresa García (Carlota Olcina), su cuñada y amante. El
romance Ana-Teresa sigue siendo considerado uno de los mejores ejemplos de amor
lésbico en la televisión española. Sin embargo, esta historia pudo haber
ocurrido en cualquier país (donde no existiera el divorcio) en esa época.
Importante en la
trama a partir de la cuarta temporada son los Almacenes Rivas establecidos en
un costado de la Plaza de los Frutos. Los manejan Ramon Rivas (Manuel Bandera) y
su madrastra Encarnación (Cristina de Inza). Las cosas cambian cuando llega
Ana, la única hija de Ramon, y la heredera de toda su fortuna. Ana ha estado
estudiando y preparándose para ocupar su puesto en el negocio familiar.
Aunque ingenua y
romántica, Ana tiene claro que ser mujer no le impide ser empresaria. Mientras
su madre Marta (Cara Sanchis) se emociona porque Doña Carmen Polo visitará su
bazar de caridad, Ana quiere saber cómo se sienten sus empleados. Para eso se
hace pasar por una dependienta más. Así hace amistad con Manuelita (lItzar
Miranda) la mujer de Marcelino, y con Teresa, recién llegada la capital.
En esos días anda
un asesino en serie asustando al barrio. Se aparece Héctor, Perea (Javier Collado),
un inspector de policía a hacer pesquisas en los almacenes. Ana y Teresa le
hacen ojitos y él no sabe por cual decidirse. Héctor es chapado a la antigua y pro-Régimen
(peleó por el bando nacional y llama al conflicto “La Cruzada”).
Ana se encama con
Héctor, Teresa se entera. Teresa y Manolita se enteran de que su amiga Ana es
en realidad su patrona. Ana se entera que Encarnación es su verdadera madre, ya
que tuvo amores con su hijastro. ¡Ayy ahora si se viven Tiempos Revueltos!
Las cosas se
aclaran, a pesar de que las amigas intercambian fogoso beso que las deja muy
confusas. Teresa lo arregla acostándose con Héctor y casándose con él. Ana se
hace novia de Alfonso (Alex García), el hermano de Teresa. Sus padres mueren en
un crucero. Ana es ahora dueña de los almacenes (no recuerdo que pasó con Encarnación).
Teresa espera un bebé. Alfonso, un aspirante a boxeador, se casa con la millonaria,
pero es un patán que no soporta la superioridad de su mujer en todo. La humilla,
la golpea, hasta la viola.
Ana y Alfonso |
Teresa pierde él
bebe. Alfonso muere en un accidente, pero ha dejado embarazada a su mujer. Ya
es imposible para las cuñadas negar que se gustan, que su amistad es amor y
deseo físico. ¿Pero y Héctor? ¿Y el bebé? Ana se pone a beber, se acuesta con
un gigolo, fuma como carretonera. Finalmente, hasta Héctor se da cuenta de lo
que pasa y noblemente permite que Teresa se marche con Ana y él bebé, Alejandro,
a vivir su amor en Santander.
El ultimo
especial “La muerte a la escena” trae a la pareja de regreso a Madrid justo
cuando Héctor cree renovar su vida junto a Asunción (Nadia de Santiago). Teresa
decide darle un regalo, un certificado de defunción falso que la acredita como
muerta. Antes sus tumbas, Ana y Teresa se despiden de Héctor quien ahora es
libre para casarse de nuevo. Pero esperen que esta fábula tiene moraleja.
En “Amar es para siempre” la resurrección de
los tiempos revueltos en Antena 3 vemos a Asún y Héctor casados, con un hijo, y
al frente de una agencia de detectives. Para la segunda temporada, Héctor lee
en un periódico que Ana que vivía en la Argentina, ha muerto en un incendio en
un hotel de Lisboa junto a su hijo. Teresa, malherida, es llevada un hospital y
ahí da su nombre de soltera (o peor de casada). ¡Qué horror, Héctor va a ser
acusado de bigamia!
Asún se entera
que Héctor le hizo lo que Rochester a jane Eyre, Ayyy. Con justa razón el
auditorio gay puso el grito en el cielo. ¿Qué tipo de final era ese para tan
linda historia de amor? Ahora todo se
trataba de Héctor y su estatus (hasta el final, Héctor ocultó la orientación sexual
de su mujer). Es que esta historia se parecía mucho a la del triángulo de la
primera temporada y ahí Andrea moría ejecutada por guerrillera. Conclusión, el
adulterio no paga, menos si ocurre en tiempos revueltos.
Entre el Cura
y el Marqués
Con “Cuéntame” y”
Amar en tiempos revueltos” se dio por bien servida la crónica de vida y
sociedad franquista. La Memoria Histórica decidió aplicar el revisionismo al final de la monarquía. Así nació “La Señora
“una belleza de historia que por tres temporadas me tuvo enganchadísima con una
historia que lo tenía todo.
Me recordó un
poco a “Los Gozos y las Sombras “solo que aquí la acción ocurre en Asturias,
pero también es un mundo rural pre Guerra Civil (La acción tiene lugar en los
Años 20) y equilibra un retrato/denuncia social con un triángulo romántico tan
poderoso y emotivo como el de la trilogía de Torrente Ballester. Antes de ser
Sira Quiroga, Adriana Ugarte ya nos había regalado otra interpretación intensa,
la de Victoria Márquez, niña bien de provincia.
Hija de un
poderoso hombre de negocios y dueño de minas y astilleros, Victoria es como la
princesita de la comarca. Aun así, hace amistad con Ángel, hijo de un pescador.
Una amistad que degenera en amor a medida que crecen. Pero Victoria se debe a
su clase y se marcha a un internado y Ángel se debe a una promesa del párroco a
su madre que le conseguirá un cupo en el seminario. En una época en que la
única movilidad social de un campesino estaba en ejercito o iglesia, esta
oportunidad no puede ser desperdiciada.
El cuento del
cura enamorado (que también aparece en la literatura en Pepita Jiménez,
y La Regenta, entre otros) se había vuelto un trope en la ficción
de la Memoria Histórica. Ya tuvimos a Eugenio en “Cuéntame que pasó” y al
Padrecito Ángel en la primera temporada de “Amar en Tiempos Revueltos”. Ahora
se trajeron a Rodolfo Sancho que se estaba convirtiendo en el gran galán de las
series de RTVE para interpretar a Ángel.
La primera temporada
comienza con Victoria regresando del internado. Se ha convertido en una chica despampanante y al
paso de Ángel le saldrán otros rivales como el oficial Hugo de Viana (Raúl Peña).
Ángel, que está a punto de ordenarse, descubre que ama a Victoria, pero ella
tiene otro pretendiente que pesa más que los otros, el Marqués de Castro
(Roberto Enríquez).
Gonzalo López,
Marqués de Castro, es un hombre enigmático de cuyos orígenes nadie sabe y que
porta un título gracias a que en España el casarse con una noble hace al marido
aristócrata inmediatamente. Gonzalo es un as para los negocios lo que lo lleva
a asociarse con Ricardo Márquez, padre de Victoria. Pero cuando este no sigue
sus planes, lo mata.
Cuando Gonzalo
descubre que su cuñada es la culpable de la muerte de su hijo y de su esposa,
la empuja al suicidio. Cuando Pablo, hermano de Victoria, se hace cargo de las
empresas de su difunto padre, Gonzalo convence a Victoria que vete al hermano y
se haga cargo de los negocios ella. Solo que Victoria es una mujer inteligente,
justa y enérgica. Se hace cargo de todo, pero el bienestar de sus mineros y
obreros es lo primero.
Victoria y Ángel
siguen de romance. Gonzalo usa al hermano anarquista del seminarista para
chantajearlo y obligarlo a ordenarse sacerdote. Igual, Ángel y Victoria se dan
su rico revolcón. Un incendio casi cobra la vida de la madre de Ángel. Este, lleno de remordimientos creyendo que ha sido
un castigo divino, no se presenta en la iglesia para interrumpir la boda de Gonzalo
y Victoria.
La segunda
temporada iba camino de ser una sarta de cliché con Victoria rehusándose a ser
mujer de Gonzalo, con este encerrándola y portadose peor que El Celoso Extremeño,
cuando El Marqués muy listo cambia de tácticas. Arriesga su vida por su mujer, compensa
a los mineros, hasta saca a Ángel de la cárcel. Llena de agradecimiento,
Victoria le da su noche de amor y varias noches mas.
Aun así, un año después
Victoria decide huir con Ángel, pero un mareo le impide reunirse con el cura
quien mata a un asesino que le ha mandado Gonzalo y ayudado por su verdadero
padre (El Párroco Don Enrique) huye de España. La Tercera y última temporada
fue la mejor.
Tras cinco años de ausencia, Ángel, convertido
en legado papal regresa al pueblo. Se encuentra que La Señora Marquesa de
Castro, tiene una hija, Aurorita. Gonzalo es el único mamerto que cree que la
niña es hija del cura y no la quiere.
Pasan muchas
cosas, pero la más importante es la revelación de la verdadera identidad del marqués
de Castro. Resulta que era un gañan, un mozo de taberna que mató al patrón y
robó su identidad. Ahora la viuda del asesinado aparece y chantajea a Gonzalo.
Victoria descubre la verdad. Apiadada del padre de su hija, le confiesa que
nunca lo engañó. Aurora es hija del Marqués.
Gonzalo huye
ayudado por Victoria. Pero La Señora es gravemente herida en un derrumbe de la
mina y muere en brazos de Ángel que ya colgaba los hábitos por ella. ¡Qué final
tan triste! Peor aún, la “viuda” del Marqués quería quedarse on la fortuna y
con Aurora. ¡Ay que horror!
“La Señora” fue
una serie como D-s manda, bien hecha, bien actuada. Gonzalo era un villanazo,
pero caía bien, se le admiraba…a ratos. Lo bueno es que la serie era histórica.
Los abusos patronales, el cacicazgo, el auge del anarquismo, la dictadura de
Primo de Rivera, la Guerra de África y los movimientos sindicales eran temas constantes,
pero como trasfondo. El personaje de Encarna, una obrera que llega a ser cuñada
de Victoria, era la gran representante de las ideas revolucionarias, tan
revolucionaria que da asilo al asesino del padre de su hijo y hasta se acuesta
con él.
La Republica
Censurada
Se habló mucho de
que habría una secuela de “La Señora”. Y
eso se creyó seria “14 de abril: La República” pero, aunque se incorporaron
personajes antiguos como Hugo de Viana, ahora convertido en el ejemplo del
militar antirrepublicano, la odiosa de Encarna y el pesado de Ventura, la serie
sigue por otros caminos. Eso a pesar de que su primer capítulo gira entorno a
la exhumación del cadáver de “Ramiro Villaseca” ósea de Gonzalo.
Los protagonistas de la censurada República |
Yo me harté de
ver la serie y la dejé, pero ahora me entero de que en algún momento Ángel,
quien está criando a Aurora, llega a Madrid en busca de Gonzalo. Hay un encuentro
entre los tres hombres que amaron a Victoria: Gonzalo, Ángel y Hugo. El ex
Marqués muere a manos de este último. Antes se entera de que provocó la muerte
de Victoria y que Aurora crecerá creyéndose hija de Ángel.
Pero “La República”
se ha hecho famosa por otro motivo. La segunda parte aun después de anunciada
nunca vio la luz. No sorprendió a muchos puesto que sus ratings eran bajos
para un programa nocturno. Ahora, han salido diciendo que el gobierno de Rajoy
impidió su salida al aire, que fue censurada. Con ese rotulo de serie
proscrita, la Segunda Temporada de “La República” debutaba por fin en noviembre
del 2018 y ¡oh sorpresa! nunca superó los 8 puntos de rating. ¿Tal vez fue
censurada por mala?
Ava Gardner a
la española
Entretanto
Movistar se ha puesto a hacer series propias y entre ellas un par de dramas de
época que discutiré en otro post. La que tiene cupo aquí es la estrambótica “Arde
Madrid”. La premisa era genial, la vida de Ava Gardner (y amigos) en el tiempo
en que la diva vivió en Madrid (1961). Además, decidieron enfocarla desde un
punto de vista totalmente diferente, del de la criada de la actriz que es una
infiltrada de los servicios de inteligencia franquista.
Ava Gardner cuando vivia en España |
Ni Debbie Mazar se parece a Ava ni Rebeca Lutu se parece a Marisol |
La idea de ver el
shock cultural que tiene lugar cuando una solterona católica y reprimida es expuesta
a un estilo de vida desinhibido como el que llevaba Ava era tremendamente
novedoso pero la producción cometió varios gafes. Primero el convertirla en
comedia, hay que tener mucha experiencia y juicio para convertir un tiempo
revuelto en algo cómico y aquí no los tuvieron. Como es de solo media hora cada
capítulo quedaba a nivel de sitcom, incapaz de ofrecer una visión histórica ni
de esa España ni de la vida de Ava Gardner que no pasaba de ser una caricatura
¿Luego a quien se
le ocurre que en la misma serie donde sé afea a una guapa como Inma Cuesta se
traigan a una fea como Debbie Mazar para encarnar a una de las mujeres más
bellas del cine? Para colmo, grabaron la serie en blanco y negro. ¿En qué
cabeza cabe? Si la idea era mostrar lujo, belleza, excesos, todo en contraste
con la realidad gris y cotidiana del mundo exterior. Además, devienen en ese discurso que pasa por
feminismo de que el mayor logro de una mujer (y parafraseo a los productores)
es no ser “sexualmente analfabeta”.
Inma Cuesta haciendo de fea y Debbie Mazar haciendo de guapa |
Por suerte, esta serie solo pueden verla los
subscritores de Movistar, aunque la publicidad te la vende como si fuera
material de Emmy. La serie ya se ha ganado tres premios, pero si le regalaban
galardones a “Águila Roja”… yo ya desconfío mucho de los premios españoles. Curiosamente,
ha sido en mayo recién que han anunciado que no habrá segunda temporada “Paco León
(actor y productor) ha dicho que serie “los ha desgastado” a él y a su socia
Ana R. Costa.
Cuando Me Too
se Convierte en la Nueva Memoria Histórica
Aun recuperándose
de la censura, RTVE volvió a la carga con otra serie de época. Esta vez se
eligió un área histórica neutral: 1913-1916, pero el enfoque también debería
ser revolucionario: los derechos de la mujer. No es coincidencia que” Seis
Hermanas” debute en el 2015, el año en que nace el movimiento MeToo.
La historia es
muy original. Tras la muerte de un poderoso empresario, sus hijas se dan cuenta
que, debido a leyes y prejuicios de la época, no podrán manejar los negocios
del padre. Como solución, ocultan la muerte de su progenitor, fingen que se ha
ido de viaje y así se hacen cargo de los negocios. Las seis hermanas
corresponden a diferentes tipos de mujer y cada una es dotada de una
personalidad definida. Tenemos a la aristócrata
adultera; a la ambiciosa que se debate entre dos hombres; la empresaria nata; la artista que quiere
cantar en público; la maestra con conciencia social que descubre que es gay; y
la niña mimada.
TVE intentó algo
novel, lanzar “Seis Hermanas “en primetime. Fracaso total, el futbol se la comió.
Hubo que bajarla a la sobremesa donde fue vencida por otro producto de época,
“El Secreto de Puente Viejo”. Aunque “Seis Hermanas” tenía un precioso
vestuario, sus intenciones de ser la “Downton Abbey” española quedaron truncas.
Las pobres actuaciones y los diálogos miserables no permitieron nunca que los
personajes fueran multidimensionales o transmitieran emociones que atraparan al
público. Después de dos temporadas, cerró sin haber alcanzado cifras de dos
dígitos.
RTVE no
escarmentó. Querían aprovechar el auge del Me Too. Querían aprovechar el agitamiento
social provocado por el crimen de la Manada. Pero en vez de hacer una serie
moderna que tocase temas de actualidad, tuvieron la idea peregrina de trasladar
conflictos presentes a un espacio de provincia de los Años 20.
No voy a comentar más de lo que hice en mis reseñas de la Primera Temporada de “La Otra Mirada”. La obsesión por el presentismo los llevó a pasarse por la cola las leyes de la época y arruinar a personajes históricos como Maria de Maeztu y su obra. Como dijo una fan en ese tiempo las mujeres tenían problemas, “pero no como los muestra la serie”.
No voy a comentar más de lo que hice en mis reseñas de la Primera Temporada de “La Otra Mirada”. La obsesión por el presentismo los llevó a pasarse por la cola las leyes de la época y arruinar a personajes históricos como Maria de Maeztu y su obra. Como dijo una fan en ese tiempo las mujeres tenían problemas, “pero no como los muestra la serie”.
La gran ironía es
que “La Otra Mirada” que nunca superó el 10% de audiencia ameritó una segunda
etapa. A pesar de que esta vez se intentó hacerle un poco de propaganda y
comenzó con un 10% de audiencia, al sexto capitulo ha bajado al 8%. Ni el
regreso de una Angela embarazada (tal vez para compensar el aborto intencional
de Flavia) ha evitado la fuga de espectadores. Ahora que ha acabado salen
diciendo que era “una
serie al servicio público”. WTF? El único servicio público que puede tener
un drama de época es ayudar a maestros de historia.
Es que la serie
ha fracasado en todos los frentes donde ha intentado batirse: en el cuento de
misterio, en los amores lésbicos de Angela y Paula y en un feminismo que no
cuadra porque es anacrónico. Triste, porque fue una época de batallas e
intentos de superación de la mujer española que merecían ser recordados.
Ni en mi época se permitia a una maestra , por muy casada, lucir panza de embarazada |
Muy diferentes
han sido los enfoques de esa era en otras productoras. Por ejemplo, Bambú quien
ya traía éxitos de época como “Gran Hotel” y “Velvet” (que discutiremos con la
formula del espacio claustrofóbico) le apostó a una serie en los Locos 20, con
mujeres protagonistas, con vestuarios esplendorosos y con mucho romance. Solo,
y he aquí la novedad, “Tiempos de Guerra” trataba todo esto en un marco, ni
siquiera trasfondo, totalmente masculino, la experiencia bélica.
Es cierto que
este homenaje a las “Damas Enfermeras” fue un culebrón total, muy parecido al “The
Crimson Field” de la BBC, lleno de clichés y situaciones inverosímiles: las
rivales oportunamente mueren al final; Julia ha luchado tanto para ir a buscar
a su hombre al África y acaba enamorándose de otro, etc.
Julia fue a Africa por Andrés y lo dejó por Fidel. |
Lo bueno de
“Tiempos de Guerra”—que sigue cosechando un público internacional vía
Netflix,—es que cumple con los tres requisitos
necesarios de la buena ficción histórica: personajes ficticios redondos y
queribles (sobre todo aquí en el personaje de Magdalena); lección de historia hasta ahora desconocida
para el espectador (todos corrimos a la Wikipedia a ver qué era eso de la
Guerra del Rif); y el rescate personajes
históricos humanizándolos, aquí eso ocurrió con la Reina
Victoria Eugenia y con el maravilloso retrato que Alicia Borrachero hizo de
La
Duquesa de la Victoria.
Y yo creo que con
eso se cierra el tiempo de la Memoria Histórica. En cambio, otros momentos de
la historia peninsular si han sido recordados y con mucha gloria y eso veremos
la próxima semana.
ADDENDUM: Yo creo
que el problema de la memoria histórica y su revisionismo es que cae en
maniqueísmos y revisionismo partisano. Ni hablar de la abundancia de personajes
unidimensionales. La salvación seria usar una base literaria fuerte que es lo
que ha funcionado en el pasado. Por ejemplo, adaptar una trilogía como la que
inicia con Los Cipreses Creen en Dios de Jacinto Gironella. Ya oigo
alaridos de “libro fascista” pero no lo es. Es menos tremendista que Madrid:
de corte a checa de Agustín de Fox y menos maniqueo que La enfermera de
Brunete. Además, cubre los últimos años de la Republica, la Guerra Civil y
la posguerra y tiene lugar en Cataluña.
Por otro lado, también
se puede apelar a libros de historia. Ya que tanto gusta el rufián de Paul
Preston, se podría dramatizar su Doves of Spain (Palomas de Guerra) : cuatro biografías de
mujeres involucradas en la Guerra Civil, dos de cada bando, y dos de ellas
extranjeras.
Otro proyecto que
sueño con ver en pantalla, pero creo que mejor quedaría en manos extranjeras es
Hotel Florida de Amanda Vaill. La historia de tres parejas que se
pasaron la Guerra de España en el Hotel Florida en Madrid: Arturo Barea y quien
sería su esposa, llse Kulcsar; Robert Capa y Gerda Taro; y Ernest Hemingway y Martha
Gellhorn. Ciertamente estaría mucho mejor que la hedionda película de la HBO
“Hemingway and Gellhorn”.
Es la primera vez que me encuentro con tu blog y quiero decir que me gusta mucho! Este post en particular es excelente y muy completo.
ResponderEliminarbienvenida Noelia. Es un post un poco largo, pero es que el tema daba para largo. Ya que nos encontraste no te nos pierdas.
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