En mi primera
entrada los llevé a conocer a la princesa Alicia de Battemberg desde su cuna
hasta sus exiliados 45 años. La dejamos colapsada por tanta experiencia traumática
y en manos de sus peores verdugos, la orden inquisitorial de médicos
psiquiatras. Ahora conoceremos su ordalía, veremos el largo camino para
recuperar su cordura y a su familia y la alabaremos como una benefactora del
prójimo.
Taquicardias y
Ataques de Pánico
Estando encerrada
en Bellevue, un manicomio suizo, a Alicia se le ocurrió redactar un par de
documentos. Uno fue una nueva constitución para Grecia. El otro un artículo
sobe su vida en el sanatorio que envió al Daily News y que su madre, Victoria,
alcanzó a detener. Lo curioso es que ambos trabajos denotaban haber sido
redactados por una mente organizada y lógica.
Fue en mayo 1931 que
ocurrió un incidente que representó un retroceso en la curación de la paciente.
Desde su cirugía, Alicia sufría de fuertes taquicardias. Se le había ocurrido
que tenía una seria aflicción cardiaca y que estaba cercana a la muerte. Comenzó
a regalar sus posesiones y a expresarse de manera mórbida sobre su cercano
final. A pesar de ese comportamiento, se le otorgó permiso para pasar unos días
en un hotel de Lucerna con acompañantes.
Estando allá la
princesa presentó un cuadro agitado, se puso histérica e intentó lanzarse por
un balcón. Esa fue la versión de los hechos que le llegó al Dr. Binswanger.
Combinado con la reciente obsesión con la muerte de Alicia, se dedujo que
sufría de manías suicidas. Yo no lo veo así.
Alicia fue presa
de un ataque de pánico. Yo los he sufrido desde mi menopausia. Mi Ma los sufrió
por años después de su histerectomía. El ataque de pánico suele ser provocado
por taquicardias y estas por algo tan simple como gases estomacales. Los gases,
taquicardias, y ataques de pánico son comunes durante la menopausia y en las
mujeres que, como mi madre y Alicia, han sufrido histerectomías. El peor
aspecto de un ataque de pánico es que si no se le ataja puede devenir en un
ataque similar al asmático cuando los músculos de la garganta se cierran. Yo lo
he sufrido y recuerdo a mi madre ante una ventana arañándose la nariz para
poder respirar mejor.
Desconociendo
estos síntomas, las enfermeras pueden haber aumentado el ataque con sus
esfuerzos por calmarlo. El que Alicia hubiese buscado aire en el balcón pudo
ser malinterpretado por un intento de suicidio. El hecho es que se le quitaron
privilegios, se la vigiló más de cerca y se la creyó más loca que lo que
estaba.
Para colmo, ante
las exigencias de la princesa de ser dada de alta, el exasperado Binswanger le
dijo la verdad. Aunque los médicos la considerasen cuerda no podían darla de
alta. Al haber sido internada por su madre, solo Victoria podía liberarla. Este
fue un golpe terrible para Alicia quien nunca perdonaría la traición de su
madre.
Huida y
Liberación
Desde ese
momento, Alicia comenzó a tener una relación más reservada con su familia y se instaló
en su cabeza un plan de huida. Cuando se le prohibió ir a pasar una temporada
con su hija Dolla en Baden y cuando Victoria interceptó una carta de Alicia
dirigida al cónsul británico solicitando su ayuda, la princesa decidió cortar
por lo sano.
Una noche,
simplemente saltó desde su ventana, cayó en un amasijo de flores y emprendió el
camino hasta la estación más cercana. Su huida fue impedida cuando estaba a
punto de abordar un tren. El Dr. Binswargen que pasaba por una racha de mala salud,
se dio por vencido. Le comunicó a Victoria que no se sentía capaz de controlar
a una mujer tan intrépida.
Médicos y
parientes cercanos a Victoria le aconsejaron encerrar a Alicia en otro
manicomio de lujo, en Nyon, donde estuviera internada Zelda Fitzgerald. Por una
vez Victoria confió en sus instintos de madre. Tras consultar con la Reina de
Italia, envió a su hija a Merano, en el Tirol italiano. El nuevo sitio era muy
diferente a Bellevue. No había médicos ni enfermeras de uniforme y Alicia
gozaba de mucha más libertad.
No hay que pensar
que Alicia era una paciente perfecta o que era cuerda los siete días de la
semana. En sus horas más oscuras llegó a abofetear a Binswargen y a hacer
trizas las fotos de su nieto mayor. Aun en su periodo de recuperación golpeó a
una camarera y había días en que lloraba o se aislaba de la gente. Pero era
obvio que, aunque excéntrica, Alicia estaba casi curada. Había que pensar donde
se instalaría y con quien.
Alicia tenía respuestas
para ambas interrogantes. Tras dos años y medio de encierro, sabía que su familia,
avergonzada de ella, la había abandonado. Aunque volvió a ver a sus hijos—para
entonces Felipe era un extraño para ella y viceversa— decidió que nunca más
les acarrearía una vergüenza. Como dice Hugo Vickers, Alicia “renunció a su
derecho a ser madre”.
Alicia se volvió
una princesa errante gravitando de Italia a Suiza (Basilea) y luego a Alemania.
A falta de familia tenía nuevos y leales amigos. El Conde von Hardenberg,
tesorero de la Familia de Hesse, se convirtió en su administrador financiero y
amigo. En Alemania, Alicia hizo amistad con Reinhold Markowitz y su familia.
Los Markowitz eran antinazis y algo influyeron en la psiquis de Alicia para
convertirla, a diferencia de sus hijas y otros parientes, en alguien que no
veía con buenos ojos lo que ocurría en Alemania.
Los 30 fueron una
serie de tragedias para la princesa que ante la sorpresa de todos supo
sobreponerse a ellas y dar muestras de su entereza y sensatez. La primera fue
la terrible muerte de Cecilia y sus hijos en 1935. En otro lado he hablado de
las viles mentiras que “The Crown” inventa alrededor de ese hecho. Lo único
cierto es que el entierro fue la oportunidad para Alicia de encontrarse con su
marido tras casi seis años de separación, solo para constatar que no había
ninguna posibilidad de reconciliación.
Andres, Dickie y Alicia segun Morgan |
En la serie nos
muestran una Alicia confusa que no reconoce a Felipe. Totalmente ridículo, por
ese entonces Felipe pasaba mucho tiempo con su madre. En cuanto a la confusión,
ante el asombro de su familia, la muerte de Cecilia “curó” a Alicia. Los
médicos hablarían de que el shock de perder a su hija y nietos había
esclarecido la mente de la paciente. Además, en Alemania encontró un médico que al
tratar sus gases acabó con sus taquicardias y ataques de pánico
En "The Crown" Alicia no reconoce a sus hijo |
Nunca más Alicia
volvió a mostrar síntomas de desequilibrio. Ni ante la muerte de su hermano, el
Marques de Milford Haven ocurrida en 1936, ni por el fallecimiento, provocado
por una meningitis, de la pequeña Johanna, la única hija sobreviviente de Cecilia.
A fines de Los
30, Alicia tenía un objetivo: retornar a
Grecia y ocuparse de que Felipe comenzase a portarse como un príncipe griego.
En 1938, Alicia tomó un departamento en Atenas y le escribió a su hijo manifestándole
el deseo de que viniese a vivir con ella. Fue Dickie Mountbatten, quien ahora
estaba a cargo de su sobrino, el que negó el permiso. Su deseo era que Felipe
estudiase en la Academia Naval de Darthmouth.
Aun así, Felipe
fue a pasar sus vacaciones de verano con su madre en 1939. Ahí lo encontró la
invasión de Polonia y subsecuente declaración de guerra del Reino Unido. Felipe
encaraba un dilema. ¿Debía quedarse en la corte griega de la cual era miembro o
volver a Inglaterra? La solución le llegó con una orden del Rey Jorge VI de Inglaterra
quien le exigió que se incorporara la matina británica en la cual Felipe servía
como cadete. Esto implicó otra separación de años entre madre e hijo.
En la Atenas
Ocupada
En 1941, Alemania
invadió Grecia. La Familia Real huyó a Sudáfrica. Las únicas en permanecer en
Atenas fueron Elena, viuda del Príncipe Nicolas de Grecia, y Alicia. Elena,
nacida Romanov, no tenía problemas con las nuevas autoridades. A pesar de su
sangre alemana, Alicia se sentía inglesa de nacimiento y griega por matrimonio.
Cuenta la leyenda que al visitarla un general de la Wehrmacht le preguntó que
podía hacer por ella, la resuelta princesa respondió “saque a sus tropas de mi
país”.
Elena Vladimirovna, viuda de Nicolás de Grecia |
Lo primero que
hizo Alicia después de la ocupación, fue preocuparse de su país. Cortados de
suministros los atenienses, sobre todo los más pobres, estaban muriéndose de
hambre. Alicia se arremangó las mangas y se puso en campaña para alimentarlos.
Creó cocinas
populares para servir sopa a los menesterosos. Organizó grupos de enfermeras, recogió
niños huérfanos o abandonados. Trabajó con el Comité Vanderbilt que estaba costeando
barcos turcos para traer alimentos a Grecia y con la Cruz Roja Americana.
Obtuvo permiso de los alemanes para viajar a Suecia con la excusa de visitar a
su hermana, la reina Luisa. La verdadera razón era para facilitar la llegada a
Grecia de comida y medicina enviadas por la Cruz Roja Griega en el exilio.
En medio de tanta
actividad, y de la preocupación por su hermano e hijo (ambos servían en la marina
inglesa) Alicia también debía pensar en cómo alimentarse ella. Un club al cual había
pertenecido su esposo le enviaba el almuerzo, pero sin alimentos el almuerzo
era cada vez más pequeño.
Alicia se mantenía
gracias a paquetes de comida que le hacía llegar la Reina Luisa de Suecia y la
Reina Helena de Rumania. En 1942, algunos terratenientes amigos le suministraron
verduras. Lo cierto es que Alicia bajó 27 libras en el primer año de la ocupación.
En una de las pocas cartas que le hizo llegar a su hijo en 1942, le cuenta que
de tanto trabajo ha colapsado y ha debido tomar descanso en una granja, pero le
asegura que no ha vuelto a subir de peso.
Alicia pudo vivir
en relativa tranquilidad los primeros años de la guerra debido a que Atenas
quedó bajo la ocupación italiana. Tras la caída del Duce en 1943, Atenas y toda
su población estuvieron a merced del ejército alemán, de la Gestapo y de las SS
que inmediatamente comenzaron a arrestar judíos. Fue entonces que la familia de
Haimakin Cohen decidió buscar la ayuda de la princesa Alice. Cohen, quien había
fallecido a comienzos del 43, había sido miembro del parlamento griego y
cercano a la familia real. Su muerte había dejado viuda a Rachel (que era
ciudadana británica). Ella y sus hijos ahora estaban en peligro.
Alce estaba viviendo
en una casa de tres pisos que había pertenecido al rey Jorge. Tenía un par de
ciados, además de Popoulos. Ahí es donde invitó a vivir a Rachel y a su hija Tilde.
Poco después se les uniría Michel, el más pequeño de la familia. Con ellos amparados,
los hijos mayores huyeron a Turquía y de ahí a Egipto donde se unieron a las Fuerzas
Griegas Libres. Recientemente Kathy Kacer ha publicado un libro para niños titulado The Brave Princess and Me (La valiente princesa y yo) escrito desde el punto de vsta de Tilde.
Ilistración de The Brave Princess and Me" |
Mucha gente
cuando me interroga sobre el Holocausto me pregunta por qué no hubo más
rescatistas. Mi respuesta es una de admiración por los muchos que ayudaron a
judíos en la Europa Ocupada. La tarea era difícil y peligrosa. Los Nazis castigaban
duramente a quienes se atrevían a dar refugio a judíos, o se les ejecutaba
inmediatamente o se les enviaban a campos de concentración donde les esperaban
muertes más lentas y dolorosas. Ni la nobleza ni la realeza estaban libres del
castigo nazi. La Princesa Mafalda, hija del Rey de Italia, murió en Buchenwald,
y ni su status diplomático impidió que la millonaria chilena Maria Edwards McClure
fuese interrogada y torturada por la Gestapo por esconder niños judíos en
Paris.
Para explicar la
presencia de Rachel y de sus hijos a los criados, Alicia inventó que la Viuda
Cohen era una antigua institutriz de sus hijos, que, aunque suiza, les temía a
los alemanes. Aun así, la Gestapo sospechaba de la Princesa y ella recibió
muchas visitas molestas durante el año en que ocultó a los Cohen.
Ilustracion de The Brave Princess and Me |
Para deshacerse
de los agentes, la princesa exageraba su sordera hasta que ellos se marchaban
exasperados. Los Cohen recordarían más tarde la hospitalidad de la princesa, su
cariño y simpatía. A Alicia, siempre interesada en la religión, le encantaba
sostener largas conversaciones con Rachel sobre judaísmo.
Alicia, nunca sintió que lo que había hecho tenía
importancia. Se molestó incluso cuando Jaques Cohen más tarde intentó
agradecerle. Nunca habló de lo ocurrido con su familia. Serian Freddy y Michel
Cohen, ciudadanos israelíes, quienes harían publica esta asombrosa historia, años
más tarde, cuando Alicia ya había fallecido.
En octubre de
1944, los alemanes abandonaron Atenas. Antes, Alicia emprendió un último viaje
a Alemania. Sophie, su hija menor, había enviudado. Al buscar refugio con sus
suegros, Tiny (como la apodaban), había saltado de la sartén al fuego. La zona
de Frankfurt donde Tiny viviría estaba bajo fuerte bombardeo aliado y una bomba
incendiaria ultimó a su suegra. Alicia se quedó con su hija embarazada hasta el
nacimiento de su nieta Clarissa. Mas tarde le escribiría a su madre que lo
vivido bajo las bombas era “peor que el accidente (la muerte de Cecilia)”.
Elena vs
Alicia
De regreso a
Atenas, Alicia se abocó a sus labores caritativas y a su orfanato. Tras la
partida de los alemanes, había estallado una guerra civil en Grecia entre
partisanos monarquistas y comunistas. Para Churchill era de gran importancia
que Grecia no cayera en la órbita estalinista. Los ingleses bajo el mando del
General Scobie se debían encargar de mantener el orden en Atenas y ayudar a la
restauración de la corona. También Winston envió a Harold Macmillan a examinar
las cosas en la capital griega. Al saberlo, Dickie Mountbatten le pidió a
Macmillan que visitase a su hermana.
El Comendador Ray
Badilla me ha preguntado si es cierto que Alicia y Elena de Grecia se llevaban
mal. Lo cierto es que Elena, hija y hermana de Zares, despreciaba a Alicia por
venir de una familia de realeza mínima como eran los Battenberg. Para colmo, la
maliciosa Elena le contaba a todo el que quisiera escucharla que su concuñada
seguía loca como cabra.
Elena |
Macmillan comenzó
visitando a Elena y quedó muy impresionado al verla viviendo en un lujo
moderado, cubierta de joyas y preocupada por la amenaza comunista. En cambio,
lo desilusionó Alicia que vivía en la pobreza, andaba desastrada, y a la que
encontró tonta.
Poco después las princesas
recibieron la visita de un diplomático francés que elogió la devoción religiosa
de Elena quien asistía a misa diaria. En cambio, encontró que Alicia tenía una
visión más pragmática (“más germana”) de la religión. Estas injustas
comparaciones colorearían por una década la percepción popular de ambas señoras.
Por suerte tenemos una visión más ecuánime del Mayor Gerald Green, ayudante del
general Scobie, que se convertiría de por vida en amigo de la princesa Alicia.
Green se dio
cuenta que la razón por la cual Macmillan tildó de tonta a Alcia fue porque
ella no podía leerle los labios debido al tupido bigote del futuro primer
ministro. Fue Green quien convenció a Elena de irse a vivir con Alicia que
habitaba un barrio más seguro en un momento en que la guerra civil había
alcanzado las calles atenienses.
Una noche, Alicia
desapareció, regresando después del toque de queda. Como siempre, se había preocupado
de los olvidados. En este caso, los policías griegos que se estaban batiendo
con los comunistas. Alicia había llenado un carrito de bebé con cigarrillos y
golosinas que había repartido entre los policías. Greene estaba tan preocupado que,
olvidándose del protocolo, le levantó la voz a la princesa. Esta estaba
encantada. “Hacía años que un hombre no me hablaba así” comentó.
Restaurada la
monarquía en Grecia, Alicia regresó a Inglaterra a visitar a su madre y
hermano, y a atender los asuntos que Andrés había dejado al morir. No vio a su
hijo, porque Felipe había sido trasladado a otro teatro bélico, el del Lejano
Oriente, pero se conservan cartas intercambiadas entre ambos que evidencian el
gran cariño de Alicia por su “Bubbikins”.
Y llegamos a
1947, un año importantísimo en la vida del Duque de Edimburgo. Desde el final
de la guerra, Felipe se había instalado en Inglaterra y su madre lo visitaba
menudo. Aunque no vivían bajo el mismo techo, pasaban tiempo juntos puesto que Felipe
ayudaba a Alicia ordenar y disponer de las muchas cajas ocupadas por las
pertenencias del difunto Andrés.
La Suegra de
la Reina
Aunque Alicia
aprobaba el matrimonio de su único hijo varón, no metió mano en su concertación
como la metieron Victoria y Dickie. Sin embargo, estuvo involucrada en los preparativos
del compromiso. Alicia retiró de la bóveda del banco sus joyas e hizo que desmontasen
varios brillantes para un anillo de compromiso digno de la futura reina de Inglaterra.
Fue ella quien diseñó el anillo y encargó la joya a un orfebre parisino.
En la serie nos
muestran a la Queen Mom burlándose de la aparición de su consuegra como si
fuese alguien ajeno a la familia. En realidad, el rey Jorge pidió consejo a
Alicia para organizar la fiesta de compromiso y ella estuvo presente. Para la boda,
Alicia viajó desde Grecia con un equipaje cargado de casimires y seda para
camisas. Se las enviaban a Felipe como regalo de matrimonio. Con ellas, Alicia
mandó confeccionar un guardarropa completo para el novio. La noche antes del
matrimonio, Felipe estaba tan nervioso, que el equipaje se lo tuvo que empacar
su madre.
Todos estos
detalles indican no solo el contacto constante entre madre e hijo sino también
lo involucrada que estuvo Alicia en el proceso de las bodas reales. Otra
falsedad de “The Crown” es mostrárnosla vestida de monja en la Abadía de Westminster.
Alicia no había profesado aún. Ella asistió en un elegante vestido de
terciopelo hecho con capas rusas de esas de cola que usaban las princesas
cuando eran del linaje de los zares.
Alicia en la boda de su hijo |
El único nubarrón
en la alegría de Alicia fue que se les prohibió a sus hijas a asistir a la boda
de su hermano. Alicia trató de compensar ese desprecio escribiendo una crónica
de 25 páginas sobre los hechos para ellas, y de invitarlas por separado a
visitarla en Grecia.
Sin embargo,
Alicia había tomado la decisión de tomar el velo y quedarse en Grecia. Para
tales efectos se trasladó a la isla de Tinos para su entrenamiento como diaconisa.
Allí se levantaba a las cinco, lavaba su ropa y se atendía sola. Aun así, y
ahora envuelta en un hábito gris, Alicia quería seguir recibiendo parientes y
amistades en la tierra firme.
Para esos
efectos, Felipe le compró un departamento en Atenas. Alicia vivía frugalmente,
recibía una pensión de Edwinna Mountbatten, otra de la reina Luisa, y una del
gobierno griego correspondiente a la viuda de un general. Esto hubiese sido
suficiente, pero Alicia siempre estaba socorriendo a alguien.
Un par de años más
tarde (1950) Alicia anunció que vendería el departamento y se iría a un convento.
Ahí su familia revisó las finanzas de la princesa y descubrió que sus números
estaban en rojo. Además, le debía una fuerte suma a un almirante amigo. Felipe
(que ya estaba pagando las deudas de su padre) le pagó al almirante, puso el
departamento a su nombre y así se aseguró que Alicia siempre tuviese un lugar
donde parar en Atenas.
“Una Monja que Fuma
y Juega Canasta”
Alicia logró
formar una orden religiosa, a pesar de las burlas de su madre. “¿Dónde se ha
visto una monja que fuma y juega canasta?” comentaba Victoria. La Orden de Marta y Maria no
prosperó debido a falta de novicias. Lo que nunca escasearon fueron
desamparados a quienes atender. Alicia se apoyaba en la caridad de sus amigos,
pero cuando Elena los convenció de no promover las chifladuras de su parienta,
la princesa emprendió dos viajes a Estados Unidos para recaudar fondos.
Su salud nunca
fue buena, sufría de frecuentes bronconeumonías y gripes. Su hígado no
funcionaba bien y se le encontró un virus en la sangre. Aun así, la infatigable
religiosa viajó por el mundo desde Jerusalén hasta la India, pero sobre todo
viajaba a Inglaterra a estar con su familia. Asistió al nacimiento de su nieta Ana
de la cual fue madrina. Acompañó las últimas horas de su madre cuando Victoria
falleció y también estuvo presente en el segundo cumpleaños del príncipe Andrés.
Alicia se llevaba
bien con la Familia Real y la gente del entorno de su hijo, sobre todo con el
australiano Mike Parker, secretario de Felipe. La princesa sintió mucho el divorcio
de los Parker. Al príncipe Carlos le agradaba mucho recibir visitas de su
abuela porque le traía estampillas de Grecia. Cuando a Carlos le extirparon el
apéndice, su abuela paterna estuvo a su lado.
Alicia y sus nietos en los 50 |
En 1966, Alicia
acompañó a su hijo y a Ana a Jamaica. Iban a reunirse con Carlos que regresaba
de su estadía en Australia. Fue ahí que Felipe, preocupado por la situación
política griega, le pidió a su madre que volviera a vivir a Inglaterra. Alicia
se negó aun después que estalló la revuelta que derrocaría al rey Constantino.
En dos ocasiones
en 1967, Felipe viajó a Atenas, pero no pudo convencerla. Fue su hermana Sofia
quien logró hacer que su madre saliera de Grecia y solo porque trajo una
invitación formal de la Reina Isabel. Eso encantó a Alicia que rápidamente hizo
su mínimo equipaje.
Los primeros días
en el Palacio de Buckingham fueron difíciles para la anciana, pero más que nada
porque todo la disgustaba y no se hallaba. Fueron las atenciones de su nuera
las que la ganaron. Carlos y Ana estudiaban fuera, pero pasaban gran parte de
su tiempo libre con su abuela. Andrés y Eduardo, que eran pequeños, venían
diariamente a jugar en el cuarto de Alicia. Pero la mayor alegría de la
princesa eran los momentos que compartía con su “Bubikkins” a pesar de que,
según la Princesa Ana, tenían muchas discusiones ya que eran ambos porfiados.
En esas ocasiones, el Duque de Edimburgo se iba murmurando por el pasillo
mientras su madre se quedaba murmurando en el cuarto.
Alicia con Carlos y Ana |
Ese primer año,
cuando la Familia Real se fue a pasar las vacaciones en Balmoral, Alicia no fue
con ellos. Su salud no se lo permitió, pero siempre considerada prefirió irse a
un hotel por el verano. Eso sí, el Príncipe Eduardo que también había quedado
rezagado iba todos los días, con su nana, a visitar a la abuela.
La salud de
Alicia le estaba jugando malas pasadas. Tenía más de ochenta años y en su
periodo en Londres estuvo dos veces hospitalizada. Al final andaba en silla de ruedas
y no salía del palacio. Eso si recibía visitas, principalmente de su hermano y
de sus hijas. Un duro golpe para ella fue que su Teodora la antecediera a la
tumba. Después de ese fallecimiento, Alicia dejó de tener ganas de vivir y
murió el 5 de diciembre de 1969. Tanto la reina como “Bubbikins” estuvieron al
lado de ella.
Ana, quien no alcanzó
a llegar, solicitó permiso para ver el cadáver de su abuela. Diría más tarde
que Alicia se veía serena y que había recobrado esas facciones que Philip de
Lazlo había retratado en su juventud. Era el deseo de Alicia ser enterrada en
el Monte de los Olivos en Jerusalén, cerca de su tía Ella, pero por razones
políticas (el Reino Unido no reconocía ese sector de Jerusalén como parte de
Israel) tuvo que esperarse varias décadas antes de cumplirse la última voluntad
de la difunta.
Duque de Cambridge visita la tumba de su bisabuela |
En 1988, el cuerpo
de Alicia fue enterrado en Tierra Santa. Cinco años más tarde, los esfuerzos de
los Cohen dieron fruto, y Yad Vashem declaró a Alicia Justa entre las Naciones.
El Duque de Edimburgo y su hermana Sofia asistieron a la ceremonia y plantaron
un árbol en nombre de su madre en La Avenida de los Justos.
¿Después de lo
leído podemos afirmar que “The Crown” le hizo justicia a Alicia? ¿Que la pintó en
toda su grandeza? Peter Morgan, con ese eterno problema que tiene con la
psiquis femenina, decidió retratar a la suegra de la reina como una victima del
mundo masculino, incluso de su propio hijo. Al hacerlo se apoyó en el zeitgeist
mitutero que predica que todas las que nacemos con vagina somo mártires potenciales
de los hombres, pero de un plumazo borró la verdadera y poderosa historia de
Alicia de Battenberg.
Aunque he sacado
esta información de muchos artículos, mis mayores fuentes son Alice:
Princess Andrew of Greece, la biografía oficial de Alicia de Hugo Vickers y
Prince Philip de Philip Eade
Desde FB
ResponderEliminarRay Badilla Gracias, he disfrutado mucho el relato de cabo a rabo. Los errores o “licencias dramáticas” según Morgan son terribles e imperdonables! Nada coincide con nada. La gente se hace una idea totalmente equivocada de Alice y su familia y el contexto histórico. Ojalá que HBO o Netflix le hagan una serie pero una bien documentada y apegada a los hechos reales. Me he enterado que el video documental de Vickers hay muchas cosas que quedaron fuera porque el Duque de Edimburgo lo subvencionó y lo pidió. No habla de las numerosas relaciones extramaritales de Andrew, toca poco el amor prohibido de Alice, de su etapa de princesa en Grecia y sus relaciones con los miembros de la familia real griega, las conexiones de las 4 hijas con los nazis, etc.
María Elena Venant Ray Badilla Me alegro mucho de que te haya gustado porque lo escribí para ti como regalo de Navidad, ya hacia rato que me lo habías pedido. Traté de condensar lo mas importante del libro de Vickers que es la única biografía de Alicia (y él se basó en fuentes primarias, incluyendo entrevistas y correspondencia privada). Traté de incluir lo que no aparece o no es explicado mas en el documental, pero Don Hugo le tiene miedo al tema Nazi. Me acabo de enterar que escribió un libro The Crown Dissected donde se da el trabajo de examinar los veinte primeros capítulos de la serie y exponer los errores de Morgan. La única discrepancia que tengo con ‘él es que Vickers no cree que el Duque de Windsor haya sido un traidor como lo pinta Morgan. Es una pena, pero las conexiones Nazis de David ya están probadas, por eso me da lata que esta temporada Morgan caiga en la bipolaridad de sentir lastima por el Duque.
EliminarCuando escribí mi entrada sobre las hermanas del Duque de Edimburgo me basé en memorias como la de Tatiana von Metternich que fue amiga de Tedorosa (“Dolla”) y Sophie (“Tiny”) Tiny publicó también un amago de memorias. El libro oficial para conocer el pasado nazi de Tiny, la pobre Cecilia y sus maridos es uno que creo haber donado a la Fundación Max Nordau, Royals in the Third Reich de Jonathan Petropolous, pero el tema necesita del ojo de un historiador serio y esforzado, de los que ya no existen.
Sobre Alicia en Grecia y su relación con parientes políticos si Vickers se explaya en el libro. Es discreto con los affaires de Andrew, solo habla del mas conocido con la Condesa Andree de la Vigne. El hecho de que nadie haya desenterrado la historia del amor prohibido de Alicia antes que Vickers, me indica que era conocido por muy pocos. Ciertamente no por Andrés ni sus hijos. Posiblemente solo Alicia, el hombre en cuestión y Virginia Simopolous sabían su identidad y Popolous puede haberse guardado el nombre al contarle la historia al Dr. Simmel.
I tried watching The Crown once and just couldn't get pass the first five minutes and Claire Foy's traditionally horrid and fake acting. I think the same of Olivia Coleman, who is always atrociously bad with one wooden facial expression in all possible roles, but I believe Imelda Staunton will be amazing as the old queen in the fourth season.
ResponderEliminarHi, Imelda? Dolores Umbridge playing the Queen? Although I disagree with your assesmemt of Claire, I'm totally with you on Olivia. Gosh, she is one overrated act.
EliminarLa foto de Elena no corresponde a la princesa Elena de la guerra mundial (Elena Vladímirovna Románova)!!!!
ResponderEliminarCual? ¿El retrato de Phiip de Lazlo de 1914? O el de findagrave? Son la misma persona, las mismas facciones
EliminarMuchas gracias por el par de entradas que resumen la vida de Alicia de Battenberg. En efecto, por sí misma da material para una novela, llegué aquí porque acabo de ver el episodio de The crown.
ResponderEliminarBienvenida Beralia. A pesar del odio que Peter Morgan siente por los Windsor-Mountbatten, fue compasivo y comprensivo con la Princesa Alicia.
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