Helga recibe una visita de Nyssen. Es muy caballero, todavía se tratan formalmente de “Herr” y “Frau”. Helga confiesa que no sabe que será de su futuro. Nyssen la tranquiliza. El hotel es el sitio perfecto para una persona en transición. Puede quedarse el tiempo que quiera.
En este episodio
descubrimos que Gereon no funciona bien. No sabe elegir sus prioridades. Da
evidencia de desorden mental. Recordemos que abandonó el set y a Lotte. Al día
siguiente, sin saber que ha ocurrido durante la filmación, se va directamente a
tribunales olvidándose de su verdadero empleo.
Fiel a su
promesa, Greta se retracta. Dice que no está segura de que era Fritz quien vio
en la estación ni de que su uniforme fuese el de los Nacional Socialista. Los
comunistas en la sala rugen. En el patio de la cárcel, Greta siente las miradas
de odio de sus compañeras comunistas.
Al final de la comida. Stalina le pasa un
dinero a la guardia para que deje a Greta solas con sus secuaces. Agarran a la
pobre pelirroja y la torturan exigiendo saber por qué cambio su declaración.
Greta resulta resistente. Finalmente la arrojan a un rincón como si fuera una muñeca
de trapo. ¡Estúpidas! si se hubiesen mostrado solidarias, si le hubiesen
preguntado sin violencia, tal vez la pobre Greta hubiese conesado.
Gereon corre a la
Fortaleza Roja. En vez de ponerse al día, o ir a la reunión con Gennant, va a
importunar a Graf quien ya está sudando la gota gorda porque las fotos del
cadáver de Tilly Brooks han salido borrosas. Gereon se entera de la muerte de
su amiguita. No le interesa. Casi le exige a Graf que fotografíe los documentos
sellados ya que el fotógrafo tiene acceso a ellos.
Llegan a la
reunión con Gennant. Presentes están Ulrich, Bohm y los Fanboys. Lotte está haciendo
la presentación con beneplácito del Buda quela distingue a pesar de los
rebuznos misóginos de Bohm. Gennat está de mal humor, carga contra todo el mundo,
pero principalmente contra Graf por la mala calidad de las fotos y contra Gereon
por impuntual. Lo castiga, y de paso a Lotte, obligándolos a trabajar con Bohm.
Lotte acaba de relatar lo sucedido en el set (a través de flashbacks). Tristán Rot ha desaparecido, Lotte descubre a Water Weintraub y al Armenio en las inmediaciones. Pretenden interrogarlos, pero ambos la ignoran con gran altanería. Weintraub dice que quiere ser interrogado por “un verdadero policía”. El Armenio es peor. “Lárgate!” le escupe. Al salir, Lotte se encuentra con una Vera llorosa que confiesa que encerró a Tilly. Lotte la convence de que venga rendir declaración.
Gereon alcanza a
contarle a Lotte, ya a solas, sobre lo ocurrido con Greta. Al Inspector recién
le cayó la chaucha que Helga lo abandonó. Se atreve a poner una llamada a su
padre en Colonia. Helga no está con el suegro. Gereon cuelga sin despedirse y
le encarga a uno de los fanboys que investigue si la Frau Helga Rath está
hospedándose en algún hotel de Berlín.
Entretanto, la
policía ha registrado el apartamento de Félix Krempin. Además de encontrar
explosivos y otros objetos que indican que el electricista estaba saboteando la
producción, descubren un arcón con un pentagrama en la tapa. Adentro hay parafernalia
esotérica y una invitación a una ceremonia con la Fraternidad de Saturno, una
asociación ocultista. La invitación viene de parte de Tristán Rot. Se decide
que Gereon y Lotte asistirán a la ceremonia y arrestarán a Rot, pero Gennat
insiste en que Bohm vaya con ellos.
Herr Graff va a
los archivos. Lo detiene en la puerta uno de esos polizontes viejos que ya solo
sirven para estar en subterráneos y llenarse de polvo como los papeles. Quiere
saber qué hace el fotógrafo ahí. Graff apurado, le responde con arrogancia.
Encuentra los
documentos y los está fotografiando cuando llega el vejete. Lo ha reconocido.
Lo recuerda de hace años cuando no se llamaba Graf y cuando lo detenía el
escuadrón del vicio. Lo llama “muñequito”, lo golpea con una barra de hierro y
lo obliga a arrodillarse y a” atenderlo” (¡asqueroso!). Para que no vea lo que
ha fotografiado, Graf debe aceptar.
Mas tarde vemos
al fotógrafo ante un espejo de tres lunas llorando y abofeteándose. No es culpa
de él. ¡Pobrecito! Llama Gereon a su apartamento para darle las fotos. Le
cuenta (evitando los detalles escabrosos) lo que ocurrió. Rath dice que Graf es
“un héroe”. Cierto.
Van al bar de la
esquina, un lugar lleno de humo, donde no cabe ni un alfiler, donde los parroquianos
bailan con mujeres u otros hombres. Gereon le pregunta su amigo como acabó siendo
fotógrafo de la policía. Graf le cuenta que a los catorce años abandonó su
pueblito para venir a Berlín. Que primero vendía periódicos, pero que su verdadero
trabajo era la prostitución. Que le debe todo a Gennant. El Buda lo sacó de la
calle, lo hizo estudiar y le dio un empleo. Por eso Graf no se molesta con los
exabruptos de su patrón.
“¿Y tú otra
vida?” pregunta Gereon aludiendo al travestismo del fotógrafo. “Ambas son una
sola” responde cándidamente Graf. Gereon se atreve a preguntar a su amigo si
tiene un amante. Graf, siempre muy honesto, confiesa estar enamorado, pero que
el objeto de su amor aun no lo sabe. Spoiler para los shiperos de este par, ya
conocemos al amor de Graf y no es el Inspector Rath.
Como ambos son
eximios bailarines, salen a la pista y bailan juntos. Es una coreografía magnifica
que más que homoerotismo se siente como camaradería. Parecen Alan Bates y Tony
Quinn en” Zorba, el Griego”. O mejor Astaire y Gene Kelly.
Volvamos atrás al
Cuento de Lotte, que en manos de Bohm ya parece el Cuento de la Criada. El
infame la mandó a recoger unas pruebas forenses, pero se le adelantó
recogiéndolas el mismo. Humillada, Lotte se retira del anfiteatro, pero la
sigue (¿Rudi?) el estudiante de medicina que fue su amante intermitente la
temporada pasada. Quiere volver con ella. Lotte es exquisita para despedirlo. “Tienes cierto encanto y eres inigualable en
la cama” le dice agregando que no está ni para sexo ni relaciones.
Lotte otra vez
casi deja plantada a Toni quien, con razón, está molesta por la falta de
atención de su hermana. Toni se ha encargado de hacerle una cita a Ilse con el oftalmólogo
y quiere que Lotte la acompañe. Lotte no alcanza a explicarle porque no
quiere/puede hacerlo porque aparece Vera y corre a chismear con su amiga.
Quedan de irse a divertir esa noche. A Toni no le agrada.
Quiero hacer un
aparte, y tal vez molesté a alguna moderna de esas que no creen que la mujer
debe ser responsable, autorespetarse y darse a respetar (ahora descubrí que lo último
también es anatema para las feminazis). Lotte necesita de alguien que la cuide,
está muy desprotegida, transita un mundo peligroso (ya lo vimos la temporada pasada
cuando cayó en las garras del Armenio). Es inteligente, discreta, educada, pero
le faltan elementos de autodefensa que poseemos quienes nos criamos en un entorno
“normal”, familiar (incluso con familias disfuncionales como la mía), elementos
que tanto Helga como la hija de Bohm poseen.
En resumen, Lotte
no debió hacerse cargo de Toni, porque si le preguntamos a la chica lo está haciendo
mal. Hacerse cargo de una persona es más que pagar su almuerzo y darle cama en
la noche. Toni no es una mascota, es una adolescente que necesita mucha
atención. Lotte no puede dársela, no sabe lo que hace y el modo en que Toni le
recalca lo que va a hacer en el día es el modo en que pretende llamar la
atención de la hermana, pero Lotte prefiere irse a chismea con una desconocida.
El peligro es que Toni pasa todo el día sola y ni siquiera dentro de una casa.
Es normal que gravite hacia el espacio escuálido y escabroso de su otra
hermana. Eso va a traer consecuencias funestas.
Lotte lleva a
Ilse al oculista. Su hermana tiene glaucoma y la única manera de salvar su vida
es una operación que cuesta seiscientos marcos, una fortuna. Lotte promete
conseguirlos. Ya sabemos cómo, pobrecita, no hay manera de salir de esa vida.
Tras escoltar a Ilse
a su departamento, Lotte pasa por casa de su vecina y recibe un paquete de
viejas cartas, la herencia que le legó su madre. Las lee en el tranvía. Ahí se
entera que no tiene el mismo padre que sus hermanas, que las cartas son del
amante de la madre. Perturbada, alza la vista a la ventanilla y ve a Helga
entrando en un hotel. .
Vuelve a casa y
en vez de meditar en paz, o de platicar lo descubierto on Toni, se pone su
vestido de coctel y en el espacio bajo las tablas del piso donde guarda sus
ahorros esconde las cartas y saca un dinero. Bueno en vista de lo que va a
ocurrir, me parece triste que Lotte que necesita plata, se la vaya a gastar en champagne
y cocaína. Vera es actriz, gana más,
tiene un amante rico, debería ella invitar a Lotte. Apenas se va su hermana,
Toni, que ha fingido dormir, se levanta va al escondite y lee las cartas. Me
imagino el golpe que será para ella. No me sorprendería que huyera con los
ahorros.
En el bar, entre
pimplar champaña y meterse coca, Lotte le cuenta a Vera lo ocurrido. Esta confundida,
no sabe si quiere buscar a su padre, dice que quisiera ser alguien diferente.
Vera la invita a bailar. Esta escena es alternada de manera paralela al baile Grath-Graf.
Son dos escenas totalmente diferentes. Vera tiene otras intenciones con Lotte.
Comienza a piropearla y de pronto le exige un beso. Lotte se niega, Vera
insiste, Lotte se niega mas veces que Daenerys antes de ser
violada por Khal Drogo. Vera le recuerda a la detective que quería ser alguien
diferente y Lotte se rinde.
Ok, muchos
(muchas, muches) deben estar de plácemes, pero piensen como hubiese sido esa
escena si Vera hubiese sido hombre. Estarían todas chillando “violación”. No
solo Vera se aprovecha de una chica borracha y drogada, además no le hace caso
a la negativa de su amiga. Por menos, Junot Díaz perdió su empleo. En fin. No lo
encontré ni erótico, ni simpático, ni me cae bien Vera. Contrasten su actitud
con el modo en que Gereon solicitó permiso antes de alisarle el flequillo a
Lotte.
Después de andar
borrachas por la calle, Lotte y Vera acaban en el piso de la detective. Meten
tanta bulla que despiertan a la niña. Más encima se le meten en la cama. Toni,
muy cortes, llama a Vera “Madame” y le pregunta si vendrá más a menudo. Las
otras ebrias y drogadas se mueren de la risa.
Un detalle, para
quienes crean que esto fue presentismo. Las diferentes orientaciones sexuales
estaban bien representadas en la Alemania de Weimar y eran parte de la vida
nocturna berlinesa. La homosexualidad,
aunque técnicamente era un delito, era tolerada en bares, burdeles e incluso en
calles donde se podía encontrar personas de todos los sexos ejerciendo la
prostitución.
La cocaína era una droga legal (no así la heroína, morfina y el
opio) aunque cara. La androginia estaba de moda sobre todo entre los adolescentes,
y hasta su fallecimiento en 1928 (antes de cumplir 30 años), la Teen Idol
oficial era la actriz y bailarina Anita Berber. Drogadicta, alcohólica, Anita,
aunque se casó tres veces, era abiertamente bisexual.
Una última
palabra sobre la música en este capítulo. En “El Holandés”, el club que frecuentan Lotte y Vera, ambas
bailan al son de “Heut'Nacht en Perú”. Noten que ni el cantante ni sus coristas
visten nada típico peruano, todo es parte de una fantasía que llegaría hasta la
Era Nazi de como se vivía en Latinoamérica.
A pesar de que “Perú”
es usado como rima de “tabú” (un chiste siendo que Perú hoy sigue siendo uno de
los países más conservadores de America Latina) es un reflejo de la influencia
de la música latina en la Europa de los 20 y 30. No solo el tango era muy
popular.
A estas alturas ya se empezaban a oírse ritmos más tropicales (voy a
tener que escribir algo sobre eso) como en este tema de 1931 que tiene dejos del
Manisero.
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