martes, 8 de marzo de 2016

Despidiendo a Downton Abbey: 06X01. ¿Se cierra la Abadía?


Una última temporada siempre trae sentimientos encontrados. Dejar de visitar la Abadía nos crea a los Downties una sensación de pérdida (un sense of deprivement como se dice en inglés). Es por eso que me impuse la tarea de reseñarla.  Aunque ya la temporada hace rato que acabó en Las Islas Británicas, ya la han visto en Usa y la cultura del streaming la ha hecho conocida a usuarios de todo el mundo, yo quiero hacer una reseña (ahora que comienza por el cable latino) como un último homenaje. “Downton Abbey” fue una serie que, aun con bemoles ha sido un hito universal,  una aportación a la alcurnia televisiva, a la historia de las series de calidad (especie en extinción) y se merece desde ya ser conocida como un clásico.

Con esa introducción me adentro en el primer episodio de La Sexta y última temporada. Acabamos la temporada pasada sin muchos cliffhangers, a menos que se cuenten como tales el matrimonio anunciado entre ama de llaves y mayordomo y el fin de los amores y posible elevación en la escala aristocrática de Isobel Crowley. A Mary le salió un nuevo pretendiente, Tom y Sibbie emigraron a América,  y Los Condes de Grantham apechugaron con el hecho de que una de sus hijas era madre soltera.  Lo más importante es que se acabó esa incertidumbre inaguantable de si Los Bates terminaban en la misma celda o en el mismo cadalso. ¿Ya qué más faltaba?

Bueno, estamos en 1925.  Los Grantham tienen problemas económicos y hay que hacer recortes de servidumbre. Casas como las de ellos se han vuelto reliquias del pasado. Nada que no hayamos sabido antes. Más encima hay un problema con el hospital que se lo quiere anexar uno más importante Esto provoca uno de los típicos enfrentamientos entre Isobel y  La Dowager. La sorpresa es que el Dr. Clarkson apoya a Lady Violet, más que nada por darle en la torre a Lord Merton quien apoya la opinión de su ex prometida, Isobel.  En la Abadía,  Daisy sigue metiendo las patas y a Mary la están chantajeando. Nada muy interesante ni novedoso en un capitulo que parece escrito “por obligación”.


Las novedades son que Anna no puede  llevar a término un embarazo. Se le agradece a Lord Fellowes quien ha estado agobiando a los Bates con todo tipo de calamidades bíblicas, desde incluso antes que se casaran, que les inventase una tragedia tan banal. Y que había que inventarles una era de cajón.


Confieso que el capitulo lo vi entre bostezos y que la serie muestra tendencia por lo soporífero y repetitivo. ¿Cuántas veces Mary se verá involucrada en chantajes por pecados propios o ajenos? ¿Cuándo van a dejar  que Los Bates sean tranquilamente sosos? ¿Cuántos duelos verbales entre las matriarcas tendremos que aplaudir antes de que ya no nos impresionen?


Volviendo los ojos hacia “Upstaits Downstairs”, el modelo sobre el cual se ha cortado el molde de esta serie, me asombra que lo que Jean March y John Hawkesworth  lograron en diez capítulos, Julián Fellowes  no lo consiguió  en cuatro temporadas. En suma, Downton Abbey es una excelente visión costumbrista de la década de Los Locos 20, porque fidedignamente describe vestuario, decoración y milieu, pero no es histórica. Ni siquiera consigue esbozar una mentalidad de la época. Aunque nos encanten la tolerancia y flexibilidad moral de los Grantham , su comportamiento  no es realista. Hubiera sido imposible entonces que un matrimonio de tanto pedigrí aceptara como si nada que la hija mayor tuviera amantes (uno de los cuales murió en su cama), que la pequeña se casara con el chofer, y que la del medio  les trajera una nieta bastarda.

En “Upstairs Downstairs “se consiguió transmitir la desmesura, convulsión e impaciencia de una Inglaterra salida de una guerra-masacre. La desaparición de reglas sociales milenarias provocó un estado caótico que alcanzó su clímax en La Gran Huelga de 1926 y acabó en el desplome de Wall Street de 1929, eventos que Downton Abbey consiguió evitar mostrar dando termino a la serie en 1925.

Lo más impresionante de “UD” fue el modo en que trenzaron los problemas de una clase dirigente que pierde privilegios y cada vez encuentra más difícil mantener su opulento estilo de vida, con   la toma de conciencia del hoipolloi (en este caso el Staff doméstico) de que tiene voz y en  que se le abren nuevos caminos, algunos más complicados que la tenue seguridad que ofrece el ser parte de la servidumbre.

En  “Downton Abbey “la agitación social se manifiesta de  manera torpe: en el cínico discurso de una camarera chantajista o en el atolondrado exabrupto  de Daisy cuyos intentos por ejercer “sus derechos” siempre acaban  provocado más problemas. Totalmente artificial que Los Grantham la perdonen a pesar de haberlos abochornado  delante de un vecino y haber provocado el despido y ruina de inquilinos entre ellos, al siempre noble Mr. Mason, suegro de Daisy. Qué diferencia con UD donde vimos a Edward y Daisy intentar salir adelante fuera de la telaraña del servicio domestico, solo para que la miseria volviera  a empujarlos a un círculo vicioso de la cocina de los Bellamy.

En cuanto al cambio de los tiempos, las señales son simplistas (Lady Mary ya no monta de costado) o falsas. Un pequeños spoiler. Toda la temporada vivirá bajo la amenaza fantasma de que la Abadía de Downton puede cerrar sus puertas. Que no cunda el pánico. La serie culmina con la Abadía todavía en el poder de los Grantham.

Curioso, la última temporada de UD comenzaba también con esa amenaza. Habría que vender Eaton Place, pero no como señal de los tiempos que corrían, sino por motivos estrictamente personales. El recién casado Lord Bellamy se sentía incomodo de traer a su nueva esposa e hijastros a vivir a una casa que ahora partencia a un hijo con quien no se llevaba nada de bien. James hacia lo imposible por convencer a su padre que se quedara, algo que se lograba cuando Richard Bellamy ofrecía pagar una renta nominal. Lo triste es que la serie si se terminaba con la venta de Eaton Place y el desbande de patronos y empleados.
Rose (Jean Marsh) abandona Eaton Place

Es innegable que las grandes casas de campo inglesas y sus contrapartes citadinas, alcanzaron un auge en la Era Victoriana, pero ya para fines del Siglo XIX era evidente que no todos los miembros de la aristocracia podrían mantener esos palacetes, abadías, castillos y manors. Como lo explica Sir David Canadiense en su excelente Decline and Fall of the British Aristocracy, el decaimiento de la agricultura aunado a altísimos impuestos fueron mermando las posibilidades de mantener trenes de vida como el de los Crowley de Downton Abbey. Sin embargo, hasta el día de hoy los Duques de Marlborough conservan el Palacio de Blenheim, los Marqueses de Bath residen en Longleat, y los Condes de Carnarvon han encontrado un modo de preservar un estilo de vida en el Castillo de Highclare gracias a convertirlo en la Abadía de Downton.

Si los Bellamy perdieron Eaton Place fue por la torpeza de James de invertir toda la fortuna familiar en Wall Street en vísperas del Crack del 29. Si Robert y su familia no cometen errores y aprenden a ser más frugales, bien pueden seguir en su Abadía por un siglo más.

Lo mejor de la noche
Mi criado favorito.

Thomas Barrows quien alterna entre su cinismo de siempre con la autocompasión  a  estar seguro de que lo despedirán primero porque a nadie le cae bien. ¡Te equivocas Tommy, tu empleo está asegurado! Nadie más tiene esa espalda tan resistente para cargar niños que quieren ir al “apa”. Lo que deben hacer los Grantham (considerando como salvó a Sibbie de la nana esnob y racista) es poner al gay en residencia de niñero.

El mejor consejo para una tímida novia que le teme a la intimidad conyugal:

“Tal vez puedan apagar la luz” dicho por Mrs. Patmore a Mrs. Hughes.

Mejor discurso romántico.

“Dígale esto, Señora Patmore. Ante mis ojos, ella es hermosa. Estoy feliz, entusiasmado y lleno de orgullo porque aceptó ser mi esposa. Deseo que estemos todo lo unidos que puede estar una pareja por todo el tiempo que nos queda en esta tierra” Oh Carson, todas quisiéramos que nuestros hombres nos expresaran su amor de esa manera.

Toda esa mini tragedia de la insegura Mrs. Hughes, (ayy es que los romances de la tercera edad sacan a flote tantos complejos en las mujeres) y su complicidad con Mrs. Patmore. ("Me han encargado comisiones raras en la vida, pero esta...") fue muy cómica y muy conmovedora a la vez. Lo que más me conmovió es descubrir que ambas son vírgenes y la nostalgia de la cocinera por algo desconocido, pero que su compañera está a punto de conocer , casi me hizo llorar. Toda mujer debe conocer el amor aunque sea a la noble edad de estas señoras tan generosas, tan útiles, pero también tan solitarias. ¡Exijo un novio para Mrs. Patmore!

El mejor vestido de la noche

Como siempre Edith brilló por su elegancia.  Ese vestido champaña con diseño de claveles rojos era chic y llamativo a la vez. Ahora  que es mujer rica e independiente por su propio merito, Edith tiene un vestuario espectacular, mejor que el de Mary que siempre anda con ropa oscura.

Concuerdo con The Guardian  en que Edith s ve obscenamente hermosa, pero también es bueno que se vaya a Londres. Ya eso que maneje una revista desde su casa de campo en una era pre Internet, Skype, celular, ect. Es difícil de creer.

La mejor escena

Lord Grantham hurgando en la alacena (“¿Esto es un refrigerador?”) y siendo atrapado por Carson cuando se comía un muslo de pollo. La cara del mayordomo era impagable: Por un lado el escándalo . ¡Milord sirviéndose solo y sin plato y servilleta! Por otro ¿Cómo se atreve Milord a tomar comida que Carson lleva contabilizada? Eso es peor que lo que hizo Daisy

2 comentarios:

  1. Hola Male! Buena reseña

    Recuerdo que este capítulo no me gustó del todo, aunque siempre hay aspectos que nos terminan encantando.

    Entre las cosas que me gustaron del final de temporada de la quinta fue el compromiso de la sra Hugges y mr Carson. Son muy adorables los dos y me encanta como tomaron el tema de los temores de ella, y la respuesta de él.

    Los Bates ya me tenían más que aburrida desde hace tiempo, menos que mal el desarrollo de su trama esta temporada fue mucho más light.

    Me encanta la nueva vida de Edith, yo vi casi todas las temporadas juntas y luego de verla ignorada, dejada en el altar, me encantó que desarrollaran su trama y ahora sea una mujer importante ¡y lo será más todavía!

    Una amiga me dijo "Van a vender la casa" pero la verdad que nunca lo temí del todo. Pobre Thomas, siempre está con el temor de ser despedido, él es uno de mis personajes favoritos. Y cuando le dan sus arranques tiernos, es un amor.

    Daisy me aburre, se pone muy tonta esa niña cuando le da con algo y en los próximos capítulos seguirá con lo mismo :boring:

    Lo del chantaje a Mary fue absolutamente de más, fue como "noo, otra vez".

    Con respecto a la comparación con UD, estoy de acuerdo contigo en que no es muy creíble la aceptación de los Grantham a ciertas cosas. Me doy cuenta más ahora que estoy haciendo rewatch, esta vez con mi mamá (estamos comenzando la cuarta) y hay cosas que se solucionan de forma algo "light". Uno igual lo acepta porque te hacen ver que los condes son distintos y más cercanos a la audiencia, yo los siento como mi propia familia jeje pero en verdad, muy realista no es.

    Saludos!!!


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    1. Gracias por comentar, Gatita Any, con Barrows tenía miedo que pasara como con Jaime en GOT, que lo desperdiciaran totalmente, pero por suerte es un personaje indispensable en La Abadía. Yo creo que ya al final, Julian F. estaba como enamorado de Edith y la ha hecho evolucionar de manera insólita y karmica, porque todo lo que le ha ocurrido, todo lo que ha hecho bueno o malo ha tenido repercusiones interesantes. Es el personaje más camaleónico de la historia. Confieso que m encantan Los Grantham y como son con sus hijas y servidumbre. Yo los veo como un blueprint de cómo debe ser cualquier persona con suficiente plata para contratar servicio. Yo creo que en Chile, y a pesar de La Ley Nana, hay abusos patronales horrorosos y mucho estigma de cómo debe tratarse o mirar al asalariado sea la cocinera, el jardinero, ect.
      Uff, a quien no le gustaria ser una CRowley? la familia, los empleados, la casa, ect.
      Besos

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