lunes, 30 de octubre de 2017

La Reina Enfermera: Personajes reales de Tiempos de Guerra


La sexta entrega de “Tiempos de Guerra” ha sido titulada “La Reina Enfermera” y ha contado con una aparición especial de Cuca Escribano en su rol de Victoria Eugenia de Battenberg, Reina de España. Ha sido un gusto ver a un personaje olvidado, a veces malinterpretado, de la historia ibérica. Se ha expandido su rol en esta serie sobre La Guerra de Marruecos, pero como ha dicho el guionista Carlos López, Doña Ena merece una serie para ella sola.

Los historiadores no han sido del todo justos con Doña Victoria Eugenia. Ahora que acabo de terminar Los años del miedo de Juan Eslava Galán me he sentido incomoda y con un poco de vergüenza ajena por el modo burlesco, casi chulesco, con el que el autor se refiere a la familia real española de esos años. Pase con Don Alfonso que fue un mal rey, pero burlarse de la reina que tanto sufrió y tanto quiso a un país que la recibió a bombazo limpio, me parece poco caballeroso.

En la imaginación popular, la pobre reina Ena ha quedado como una pobre inútil, frívola y cornuda. Se la retrata como perdida en una tierra cuya lengua nunca pudo aprender bien y cuyo rey pronto dejó de quererla. Peor aún,  se le acusa de haber sido portadora del temido gen de la hemofilia.

Aida Flix dio vida a la reina en "Gran Hotel":

Hija de la Princesa Beatriz de Battenberg, a su vez hija menor y la más cercana a la Reina Victoria, Victoria Eugenia nunca esperó ser reina. Sin embargo, desde su infancia tuvo cercanía con España. Fue ahijada de la andaluza Eugenia de Montijo, Emperatriz de los Franceses; sostuvo amistad infantil con el Duque de Alba; y un solo encuentro con el ya rey de España fue el principio de una profunda, aunque breve historia de amor. A Alfonso XIII que era tozudo no le importó (pero solo por un momento) que Ena, como la apodaban, fuera protestante, no perteneciera la realeza y fuese portadora de la hemofilia.

A pesar de la oposición de la Reina Maria Cristina, madre del rey, Alfonso se casó en 1906 con Victoria Eugenia (ya convertida al catolicismo). Regresando de Los Jerónimos tuvieron un mal encuentro con el anarquista Mateo Morral que, en típico humor anarquista, les lanzó una poderosa bomba oculta en un ramo de flores. Aunque la pareja de recién casados resultó ilesa, murieron muchos integrantes del sequito real y varios transeúntes.  Incluso la explosión voló balcones matando a la Marquesa de Tolosa que se había asomado a ver pasar a los novios. La nueva reina, de solo dieciocho años, se portó con gran entereza y recibió a sus invitados en su vestido de novia ensangrentado. Sin embargo, es comprensible pensar que ese recibimiento no presagiaba una buena relación entre España y su nueva soberana.
Atentado de Mateo Morral 

Entre 1907 y 1914, Alfonso y Ena tuvieron siete hijos. Lo que superficialmente indicaría un matrimonio bien avenido, en realidad era una demostración de la necesidad del rey de tener un heredero sano. De los siete hijos de la pareja, solo tres eran saludables y dos de ellos eran hembras. De los cinco varones, Fernando nació muerto, Alfonso, el primogénito, y Gonzalo el menor, sufrieron de hemofilia. Don Jaime, a los cuatro años quedó sordomudo culpa de una mastoiditis y una operación chambona, El Rey culpó a su esposa por esta familia enfermiza. Buscó hijos con otras mujeres, inclusive liándose con la institutriz de los principitos.
Victoria Eugenia y sus hijos en 1917 (Foto de Campua padre)

La reina sufría en silencio. No tenía ningún apoyo en su suegra, que la odiaba, ni en cortesanos hipócritas. Buscó consuelo en obras de caridad. La enfermedad de su primogénito la llevó a crear hogares para niños abandonados y delincuentes juveniles. En recuerdo del suegro que no llegó a conocer, la reina fomentó campañas contra la tuberculosis. Pero su proyecto más grandioso sería la reorganización de La Cruz Roja Española. Fue ella quien impuso nuevos y más modernos reglamentos y uniformes. Su mayor logro fue la creación de un cuerpo de “damas enfermeras” quienes tenían que cumplir con un riguroso programa de entrenamiento antes de recibir su diploma. En toda esta empresa, la reina contó con la ayuda de Carmen Angoloti, Duquesa de la Victoria, amiga y dama de honor de Su Majestad.
La Reina en uniforme de la Cruz Roja

Sería la Guerra de Marruecos el escenario donde se desplegaría la importante labor de la Cruz Roja Española. Tras recibir la noticia del Desastre de Anual, Victoria Eugenia envía a la Duquesa de la Victoria y un contingente de Damas Enfermeras a Melilla. Esa es la base de la trama de “Tiempos de Guerra”.

La serie nos muestra los choques que tiene el ejercito con Doña Carmen y sus enfermeras quienes traen otras ideas sobre la atención de herido y que superan los métodos anticuados de los equipos de sanidad militar. La famosa frase “con la Reina o contra la Reina” que Alicia Borrachero espeta al comandante Márquez es histórica. La Reina representaba La Cruz Roja y la Cruz Roja traía cambios revolucionarios en lo que se refiere a métodos antisépticos y otras maneras de atender heridos.  

Durante el Conflicto en África, La Duquesa viajó a menudo, a Madrid a conferenciar con su jefa y soberana sobre el tema de los soldados, hospitales y enfermeras. En la serie vemos a Carmen acudiendo a Doña Ena para impedir exitosamente un fusilamiento injusto. No sorprendería que, dado el caso, Su Majestad hubiese intervenido. Tenía buen corazón y mucho arrojo en las causas que emprendía.


Gracias al material de soporte de “Tiempos de Guerra “ he descubierto que, aunque la única visita oficial de la pareja real a África tuvo lugar en 1927, la soberana viajó de manera informal y casi secreta en varias ocasiones a Melilla. En este sexto capítulo vemos a la Reina llegar al hospital en busca de Carmen a quien quiere llevar a convalecer a Madrid. A pesar de ser una visita privada, se la homenajea con una recepción en la cual Fidel aprovecha de pedir la mano de Susana. Después que la Reina es convencida por su Duquesa amiga de que debe dejarla en el Protectorado, Doña Ena se embarca en planes de construir hospitales en todo Marruecos, algo que realizaría La Cruz Roja antes de acabar La Guerra del Rif.

Contrasta el cariño con que la serie ve al personaje histórico, con el poco afecto que Victoria Eugenia se granjeó entre sus súbditos. Parece mentira, pero esta mujer tan altruista y progresista fue percibida como un ente frívolo y ameritó casi los mismos recelos y odios que otra famosa reina: Maria Antonieta. Siempre se la vio como una extranjera con costumbres que chocaban con la severa cultura española, sobre todo en lo que respecta al comportamiento femenino. Se la acusaba de gastar en vestidos y joyas, de ser amiga de las fiestas, y tan moderna que hasta fumaba con boquilla.

Es cierto que su español siempre fue marcado por pronunciado acento. Su nieto Juan Carlos seria, décadas más tarde, quien acabaría corregir la mala pronunciación de la abuela. Doña Ena no soportaba el espectáculo taurino (para ser sinceros, tampoco yo) y aparte del gazpacho, no gustaba de la comida española. Sin embargo, ella tan culta, amiga de la ópera y música clásica, tenía afición por las coplas y por tonadilleras de moda como Raquel Meller.

Philip de Lazlo la retrató con mantilla española, pero Victoria Eugenia fue siempre muy inglesa

Como ocurriera con Maria Antonieta, los peores enemigos de Victoria Eugenia fueron representantes de la nobleza. Existió una camarilla que pretendía reemplazarla con la amante del rey, Carmen “Nenuca” Ruiz de Moraga. Increíble, pero había nobles que preferían de reina a una actriz divorciada en vez de una mujer noble en todos los sentidos de la palabra. La misma Reina Maria Cristina demostraba más interés por los bastardos de Nenuca que por sus nietos legítimos. Sabedora de que el impulsador de la idea de reemplazarla era el Marqués de Viana, Doña Ena lo mandó a llamar. En una acalorada discusión, la reina terminó emplazándolo diciéndole que D-s habría de juzgarlo. Esa misma noche, el Marques caía fulminado por un infarto. Muchos acusaron a Victoria Eugenia de haber propiciado esa muerte con sus reclamos.

Mas crueles fueron otros rumores. En España, Victoria Eugenia tuvo pocas amistades, pero sus más devotos seguidores fueron los Duques de Lécera. Como a Maria Antonieta, se le levantaron a la reina calumnias espantosas. Se decía que Doña Ena tenía amores no solo con el Duque sino también con la Duquesa. Ningún historiador serio ha encontrado pruebas de esa falsa acusación. Solo un rufián como Paul Preston puede hoy en día seguir propagando ese chisme sin fundamento.

En 1931, Alfonso XIII era derrocado. Huiría de España como un cobarde, dejando atrás a su esposa y a sus hijos, algunos de ellos enfermos. Como Maria Antonieta, la reina pasó una noche de terror ante el temor de ser víctima de una turba revolucionaria que afuera del palacio gritaba insultos y obscenidades. Las asustadas Infantas, esa noche la pasaron junto a su madre. Al día siguiente abandonaron España.  Dicen que las últimas palabras de Su Majestad, al dejar suelo español fueron “¡Cuidad de mi Cruz Roja!”
La reina descansa en ruta al exilio (ABC)
La reina llega al Savoy

La Familia Real Española se reunió en Fontainebleau, en un hotel de cuarta llamado el Savoy. En el lobby fue donde Victoria Eugenia se encontró con Alfonso de quien llevaba un tiempo separada. Al exilio los habían acompañado algunos nobles leales como los Duques de la Victoria, y por supuesto, los Duques de Lécera. No se sabe si porque creyese rumores, o simplemente por fastidiar, Alfonso le exigió a su cónyugue que despidiera a los Lécera. “O ellos o yo “dijo el infantil ex monarca. Doña Ena eligió a sus amigos y le espetó al marido infiel: “I don’t want to see your ugly face again!” (¡No quiero volver a ver tu fea cara nunca más!) Es cierto, Alfonso que se creía Don Juan (y como lo describiera Pilar Eyre era todo un “depredador sexual”) era feo y más encima halitoso.


La Reina se separó de facto de su marido, dejando atrás, por un tiempo, a sus hijos que ya eran adultos, Se fue a vivir a Inglaterra con su madre. Mas tarde se iría a Italia donde varios de sus hijos residían y donde sus hijas se casarían con nobles de ese país. En 1941, fallecía en Roma el Rey Alfonso XIII. Basándonos en el recuento que Juan Eslava Galán da en Los Años del Miedo, la reina no estuvo al lado de su marido en las últimas horas del soberano. Alfonso no la quiso cerca a pesar de estar ella en Roma. El rey con gritos de “¡Fuera, Fuera!” la ahuyentó, prefiriendo la compañía de la Duquesa de la Victoria.

El gobierno de Mussolini terminó por expulsar a Victoria Eugenia de Italia. No la veían con buenos ojos creyéndola espía de los británicos. El inepto de Anthony Eden le escribió a la reina diciéndole que se olvidase de volver a Inglaterra ya que no podía prometerle protección de los simpatizantes de la Republica. Victoria Eugenia entonces compró una villa en Lausana y se instaló en Suiza donde pasaría sus últimos años.


El mayor problema de la reina nacía de su mayor defecto. Era manirrota, y además de costear sus cosas y sus sirvientes se hizo cargo de los hijos de su hijo Don Jaime, por eso siempre andaba corta de dinero. Victoria Eugenia nunca se metió en políticas españolas, solo lo concerniente a la sucesión al trono de su hijo Juan. A diferencia de su marido que aportó ayuda monetaria al Movimiento Nacional, la reina nunca se pronunció por ningún bando, aunque obviamente esperaba una restauración de la monarquía. Solo se sabe que apoyó al Conde de Barcelona cuando este rompió con el Franquismo en su Manifiesto de Lausana (1945). Por algo, Don Juan hizo su pronunciamiento desde la ciudad suiza donde residía su madre.

Curiosamente, El Caudillo no le guardó rencor a quien había sido madrina de su matrimonio. En 1955, le asignó a Doña Ena una pensión vitalicia de 255.000 pesetas anuales que la Reina, siempre apuradilla, mucho necesitaba. En 1968, la anciana reina volvía a pisar suelo español con motivo del bautizo de su bisnieto, el actual Rey de España. Recuerdo los artículos con fotografías en Vanidades y otras publicaciones de ese histórico bautizo del Príncipe de Asturias. Un año más tarde, Doña Ena fallecía en Lausana. En 1985, su nieto el Rey Juan Carlos I, hizo trasladar los restos de su abuela a Madrid.
La reina en el bautizo de su bisnieto.

La Reina Victoria Eugenia es un personaje histórico olvidado y cuando se la recuerda es por motivos nefastos: haber sido la pobre esposa abochornada y la culpable de la enfermedad de sus hijos. Se la asocia con una monarquía desastrosa o es pasto para la insidia de los chismógrafos. ¡Si hasta le inventaron un romance con su compadre, el Duque de Alba!

“Tiempos de Guerra” nos ofrece un retrato más fidedigno de Doña Ena y de las aportaciones que hizo a España. La Reina Victoria Eugenia fue quien reorganizó y modernizó la Cruz Roja española, expandiendo sus servicios por toda la Península y hasta el Protectorado. Sin sus desvelos, no hubiesen estado las medidas de higiene y medicina moderna al alcance de los heridos de La Guerra de Marruecos. Ella fundó los cuerpos de "Damas Enfermeras” al que pertenecen Julia, Pilar y Magdalena. Ella misma sirvió en sus hospitales contagiando con su ejemplo a damas de la realeza y la de la nobleza. Ella fue “La Reina Enfermera” y sin ella no tendríamos “Tiempos de Guerra”.



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