lunes, 6 de enero de 2025

El Fin del Paraíso Africano: Kenia en la cultura popular del siglo XXI

 


Para fines del Siglo XX, Kenia había perdido el sitial exótico-romántico que antes ocupase en la cultura popular occidental. Había conciencia de que las celebridades de Protectorado eran meros canallas, que los ingleses se habían aprovechado del lugar y sus habitantes, y que aun ahora, como país independiente, seguía siendo un sitio peligroso para los blancos.

En 1983, cuando Barry Schlachter encontró a Beryl Markham en Nairobi, la anciana aviadora acababa de sobrevivir un asalto. Tres años antes Joy Adamson, la autora de Born Free había sido asesinada. Una de las ultimas refugiadas en Kenia era Martha Gellhorn, famosa periodista y tercera Mrs. Ernest Hemingway. Pues en 1984, a sus 74 bien conservados años, fue violada en una playa de Mombasa. No solo las mujeres blancas eran víctimas de violencia, en 1989, George Adamson, el marido de Joy y rescatista de la leona Elsa, perecía a manos de cazadores furtivos.

Seria por esta violencia que emergía de los medios de comunicación, o por el repudio del culto del Imperio, pero la “Keniamanía”  no prosperaría en la última década del siglo. En 1994, se llevó a la pantalla grande el recuento de Felice Benuzzi sobre su ascenso al Monte Kenia.  Ahora llamado The Ascent (en Tubi) tuvo casi cero éxito , quizás por obviar el tema del alpinismo e inventarse un triángulo amoroso entre personajes que nunca existieron.



Prisioneros de Guerra, Cazadores y un Policía

Ben Cross es el comandante del campo de prisioneros en Nanyuki. Es un hombre amargado y alcohólico desde que su esposa e hijo perecieron en un bombardeo durante el Blitz. Retirado de combate por su incompetencia, cuando no está rumiando su autocompasión , intenta escalar infructuosamente el Monte Kenia. Sus esfuerzos son observados por otro lobo solitario, el ingeniero Franco Stassi (Vincent Spano), un prisionero arrogante que vive inventando planes de escape y mirando con desprecio a sus compañeros de cautiverio. En la vida civil, Stassi también practicaba el alpinismo.



El comandante encuentra serenidad en la compañía de la viuda Patricia(Rachel Ward), pero cuando ella conoce a Stassi , en uno de los intentos de fuga del ingeniero, es amor(o lujuria) a primera vista. El comandante se entera, y Stassi se da cuenta de que es hombre muerto lo que lo empuja aceptar unirse al patriótico grupo de escaladores que planean ascender el Monte Kenia. El problema es que Stassi no planea regresar al campo.



Para los amigos del libro todo este retorcido triángulo amoroso empañó un estupendo relato de alpinismo. El resto del publico encontró el filme aburrido y tuvo casi tan mala reseñas como The Ghost and the Darkness que en 1996 intentó relatar la historia de Los Leones de Tsavo. Val Kilmer interpretó al Mayor Patterson el ingeniero a cargo de la construcción del Ferrocarril de Uganda. Michael Douglas es un personaje ficticio, Remington, un afamado cazador estadounidense,  que se ofrece a acabar con la amenaza felina. Ni lo consigue ni consigue hacer la película más apetitosa para el público.



Lamentablemente, el fracaso de estos filmes impediría que la “Keniamanía”  perdurara, lo que afectaría a la mejor serie sobre el protectorado. En 1999 debutaba en las pantallas inglesas Heat of the Sun (en Tubi), un drama detectivesco que tiene lugar en Nairobi y las afueras, entre 1925 y 1932. Trevor Eve, quien había interpretado a Denys Finch Hatton en Shadow of the Sun, ahora era Albert Tyburn, un héroe de guerra e inspector de Scotland Yard. Tyburn enlodaba su brillante hoja de servicio al arrestar a un sospechoso de estar asesinando niños en el East End. El hombre es demasiado importante y dejado en libertad. El exasperado Tyburn lo sigue, encuentra en el acto del crimen y lo mata.

Scotland Yard hace lo que hacían en el Imperio, exilia a Tyburn a Kenia. Allá se encuentra bajo las órdenes del estirado y esnob Comandante Burkitt que es muy servil con los mandamases de la comunidad británica, muy racista con los nativos, y no soporta las infracciones del reglamento que su nuevo subalterno cometerá a cada rato.


                                        Valentine y Burkitt

Tyburn tiene como ayudantes a Valentine, un policía de buena familia que sirve de puente entre Burkitt y el nuevo inspector; El Cabo Kerime que sirve de liaison entre la policía y las tribus nativas y el Subinspector Singh , un hindú. Además, está el Dr. Miller, despreciado por la arrogante comunidad de Happy Valley por ser judío. La serie es tremendamente diversa, incluyendo a Chico Deville, un miembro de la comunidad británica que solo en Kenia puede ser abiertamente gay.

                         Chico Deville

Chico es otro ejemplo del Protectorado como refugio de parias. Tenemos a una pareja de lesbianas interpretadas por Diana Quick (Brideshead Revisited) y Sandy McDade (Lark Rise to Candleford) que fingen ser hermanas y tenemos a Hugh Bonneville (Downton Abbey), un desertor de la Gran Guerra que finge ser misionero. Tyburn es el exiliado más importante, uno que busca establecer una semblanza de justicia que abarque a todas las etnias que habitan en el Protectorado.



Agreguémosle a este estupendo coctel, levantamientos nativos, un médico brujo, una aviadora, tipo Beryl Markham, que se enamora de Tyburn y hasta que el primer crimen se lo adjudiquen a un inocente león, Con todo eso se combina en estos tres episodios (de hora y media cada uno)  la esencia de la Keniamanía. No fue suficiente y Heat of the Sun quedó cancelada y olvidada.

               Tyburn y Emma, la Aviadora

La Reina Busca Refugio en Kenia

El cuarto de siglo que llevamos habitando este Tercer Milenio ha tenido algún que otro resurgimiento de Kenia en la cultura popular. En Mean Girls (la original e inigualable) Lindsay Lohan es una inocente que debe sobrevivir en la jungla de una secundaria estadounidense después de haberse criado en Kenia por unos padres antropólogos que son como los Adamson de Born Free.

En The Crown, se utilizó Kenia como un último refugio para Elizabeth Mountbatten. Un lugar para vivir libremente antes de ceñir la pesada corona. Estupendas las escenas en que la futura monarca aprovecha un viaje oficial al Protectorado para una segunda luna de miel.

                       El Duque fotografia a su mujer.



A pesar del ataque de un elefante, que evidencia la devoción de Felipe por su esposa, vemos a la pareja liberarse, comer con los dedos, hacer el amor en una casa en un árbol, y el Duque le enseña a un pequeño africano a conducir. Todo acaba bruscamente con la muerte del Rey Jorge y el advenimiento de una nueva reina.



Entre Hitler y Kenia

Una década antes de The Crown, dos filmes galardonados ayudaron a dar una imagen menos placentera de Kenia. En el 2001, el cine alemán adaptó las memorias de Stefanie Zweig. Nowhere in Africacomo se la llamó en inglés es vista desde la perspectiva de la protagonista, pero se enfoca en sus padres principalmente en Jettel, la madre, interpretada por Juliane Kohler qué pronto se haría famosa como Eva Brown en La caída (Der Untertang).

                              Jettel y Regina

Su esposo es encarnado por mi querido Merab Ninidze que me ha hecho llorar en McMafia y en The Courier. Ahora veo que era guapetón de joven. Su Walter Redlich es un ejemplo de lo que sufren los refugiados políticos de clases altas al tener que cumplir con trabajos míniales en los países que les dan refugio. El abogado descubre que no sabe nada de trabajo de campo, es humillado por su patrón inglés, y enferma. Sus únicos apoyos son Owor, el generoso cocinero kikuyu, y Susskind, otro refugiado judío alemán.

                    Susskind y Walter

Entretanto, en Silesia, Jettel titubea ante ese viaje a lo desconocido. A pesar de que su marido perdió su permiso para practicar su profesión y que el hotel de sus suegros ha sido requisado por los Nazis, Jettel sigue creyendo que Hitler es un fenómeno pasajero y que los alemanes no permitirán que destruya a los judíos. Mas adelante, el jefe de la comunidad judía de Kenia les reprochará esa actitud complaciente e ingenua, compartida por muchos judíos germanos.



Finalmente, Regina y su madre emprenden el viaje. Walter ha suplicado a su mujer que gaste sus últimos ahorros en un refrigerador, un lujo en la zona donde vivirán. La frívola mujer se gasta el dinero en loza de Sajonia y vestidos de baile, que más tarde solo podrá lucir en fiestas tribales. El choque cultural es atroz para Jettel, incluso el tener que aceptar su condición de judía. Regina nos cuenta que es Susskind quien les enseña a celebrar el Sabbath.

Para Regina esta nueva tierra está llena de sorpresas prodigiosas, hace amistad con los niños nativos, tiene un perro y, como Elspeth Huxley medio siglo antes, descubre un mentor entre los kIkuyu. Para su madre nada de eso es posible, vive de pataleta en pataleta, su matrimonio le importa poco y finalmente exige retornar a Alemania. Es ahí cuando, su esposo debe decirle que desde Kristalnacht no ha tenido comunicación con su familia. Regresar a Silesia ya no es una opción.

Las cosas empeoran cuando estalla la guerra, Los Zweig como otros alemanes, judíos y arios, son arrestados y encarcelados. Los hombres son llevados a un campo de detención parecido al de los prisioneros de guerra. En cambio, las mujeres y los niños son llevados al mejor hotel de Nairobi. A pesar del tratamiento VIP, para los judíos el contacto con alemanes que pueden ser nazis, la incertidumbre del encierro y separación de los hombres, amargan su día a día.



Cuando la comunidad judía de Nairobi se niega a ayudarlos, Jettel toma una decisión desesperada., Seduce a un oficial ingles que procura la liberación de toda su familia y le consigue a Walter  un empleo a cargo de una granja donde las condiciones son mejores que en la anterior. Hasta allá los sigue el fiel Owor y el perro de Regina. Jettel comienza a aclimatarse, aunque pronto queda sola.

                                     Regina y Owor


Su marido se enlista en el Ejército Británico y Regina parte a un internado en Nairobi. Allá pronto atrae el interés positivo de su director que la ve inteligente y aplicada en sus estudios. En la granja, Jettel encuentra consuelo en un trabajo que le da otra identidad y oportunidad de probar sus méritos. Nuevamente, Kenia sirve de refugio para los perseguidos, los sin hogar, los que nadie quiere en Europa.

El Jardinero Fiel

En un lugar de África tuvo mucho éxito y ganó el Oscar como Mejor Filme Extranjero del 2001. Ese año John Le Carre describiría un grisáceo retrato de la sociedad africana que aun en el Siglo XXI sigue siendo explotada y dañada por el poder blanco. The Constant Gardener fue un superventas y rápidamente se lo llevó a la pantalla grande.



Justin Quayle (Ralph Fiennes) tiene un cargo diplomático menor en Kenia. Es un hombre tranquilo, sin ambiciones, cuyo mayor placer es atender sus plantas. Su tranquilidad se ve interrumpida con la noticia de que Tessa, su esposa, ha sido asesinada en circunstancias brutales. El matrimonio ha estado pasando problemas desde la muerte de su hijo recién nacido y debido a las militancias de Tessa. Periodista y representante de Amnistía Internacional, Tessa despreciaba el trabajo de Justin considerándolo como una extensión del imperialismo británico.



La policía dictamina que Tessa fue violada y quemada viva por maleantes cuando estaba en el proceso de huir del país en compañía de su amante, un médico belga. A pesar de que esa era la historia oficial, los amigos de Tessa cuentan otra historia. El medico belga era gay, él y Tessa estaban involucrados en una investigación que vinculaba una enfermedad mortal de niños nativos con una compañía farmacéutica suiza.



A pesar de las advertencias de sus superiores, Justine se mete de lleno en una investigación que demuestra que Tessa fue asesinada por órdenes de esa farmacéutica que ha estado usando a los pequeños keniatas de conejillos de India. Este excelente filme que ameritó muchos galardones incluyendo, un Oscar y un Globo de Oro para Rachel Weisz, debe ser visto para ser apreciado. Para los efectos de esta nota es un ejemplo de la desmitificación de Kenia como un paraíso exótico donde los blancos podían vivir sus excentricidades.



Taylor Sheridan Resucita la Keniamanía

Pensábamos que ese sería el fin de la Keniamanía, pero muy recientemente y en un género bastante alejado de las aventuras escapistas, Kenia resurgió con todos esos clichés que creíamos sepultados. En 1923, Taylor Sheridan inserta una subtrama que más se asemeja a un bodice-ripper que al rudo western al que nos tiene acostumbrado.

Spencer,  el hijo menor de James y Margaret Dutton, ha ido a pelear a la Gran Guerra. El trauma bélico lo imposibilita de retornar a Montana y al medio ambiente que conoce. Como muchos,  busca refugio en África poniendo sus dotes de tirador al servicio del Protectorado. Es que los leones siguen dando guerra en Kenia y vemos a uno zampándose a una turista que cometió el error de orinar en un descampado.



Spencer mata a los leones, pero en el proceso muere su guía masái y él es herido. Recuperándose en Nairobi, la vida de Spencer cambia en el bar de posiblemente el Hotel Norfolk. Es ahí que el cazador conoce a Alexandra “Alex”, Condesa de Sussex. Es amor a primera vista. Alex abandona a su familia, sus amigos, su prometido y su mundo privilegiado para seguir al cazador por selvas llenas de animales feroces.



En este romance, tenemos todos los elementos que forman parte de la realidad y de la ficción escrita sobre Kenia en Los Locos 20: el soldado traumatizado que busca refugio y redención en un punto remoto de África; el cazador blanco convertido en ídolo pop; la aristócrata desinhibida en busca de aventuras románticas y hasta la realeza británica, puesto que, en la última entrega de 1923, descubrimos que el novio que Alex dejara atrás era un príncipe, hijo de Jorge V.



¿Fue esta una excentricidad de Taylor Sheridan o una puerta abierta para seguir evadiendo la realidad con un escape a un paraíso perdido llamado Kenia? El tiempo lo dirá.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

Adamson, Joy. Born Free (traducida como Nacida libre)

Barnes, Juliet. Ghosts of Happy Valley (traducida como Los fantasmas de Happy Valley)

Benuzzi, Felice. No Picnic at Mount Kenya. (traducida como Evasión en el Monte Kenia)

Best, Nicholas. Happy Valley: The Life of the British in Kenya

Blixen, Karen Out of Africa (traducida como Memorias de África)

Dinesen, Isak. Letters from Africa 1914-1931 (traducida como Cartas de África)

Fox, James. White Mischief.

Hemingway, Ernest. The Snows of Kilimanjaro and other Stories (traducida como Las nieves del Kilimanjaro)

Huxley, Elspeth. The Flame Tress of Thika (traducida como Los flamboyanes de Thika)

Kessel, Joseph. The Lion

Lovell, Mary S. Straight on till Morning: The Briography of Beryl Markham

Markham, Beryl. West with the Night (traducida como Al oeste con la noche).

Patterson, John Henry. The Man-Eaters of Tsavo (traducida como Los devoradores de hombres de Tsavo)

Spicer, Paul The Temptress: The Scandalous Life of Alice, Countess of Janze.

Zweig, Stephanie. Nowhere in Africa (Traducida como En un lugar de África)

 

 

jueves, 2 de enero de 2025

La Guerra, Fin del Protectorado y la “Keniamania” de Los 80

 


Para Los 30, el perfil de la población blanca de Kenia iba a cambiar. Llegarían Hemingway, refugiados de Hitler y hasta prisioneros de guerra. Todos escribirían sobre sus experiencias al pie (y en la cima) del Kilimanjaro. Happy Valley cerraría sus puertas con un misterioso asesinato y Kenia dejaría de ser inglesa. Pero Hollywood, en los 80, volvió sus ojos a su ex colonia y convirtió al Protectorado en un espacio mítico poblado de excéntricos personajes que capturarían la imaginación popular.

Los Años de la Langosta

En muchos sentidos, 1931 fue un año clave para la comunidad inglesa del Protectorado.  En junio fallecía en Nairobi su fundador, Hugh Delamere, dejando atrás un sueño semi inconcluso, una familia que hasta hoy reside en África, y Gwladys Markham,  su segunda esposa. Lady Delamere seria elegida alcaldesa de Nairobi en dos ocasiones en los años siguientes. Gwladys, nieta del Marques de Anglesey,  reafirmando los lazos casi “incestuosos” de la comunidad,  había sido concuñada de Beryl Markham.

                                Susan Fleetwood como Gwladys en White Mischief

Para Beryl, 1931 sería un año doloroso. No solo perdería a su figura paterna. En abril, Denys Finch Hatton perdería la vida cuando su avión se estrelló en la jungla. A pesar de que Finch Hatton dejaría atrás toda una leyenda, más dos “viudas”, no dejaría descendencia. Durante su relación, Karen Blixen sufriría dos abortos espontáneos posiblemente debido al tratamiento de mercurio al que fue sometida para curar su sífilis. Al menos uno de sus biógrafos cree que al morir Denys, Beryl Markham estaba embarazada.



No se sabe qué pasó con ese embarazo, si sabemos que, a diferencia de La Baronesa Blixen, Beryl se consoló rápido. Había cerrado su granja equina y obtenido una licencia de piloto comercial. En su vida sentimental también hubo cambios, al iniciar un affaire con su instructor y mentor Tom Campbell Black. Esta relación duró un par de años. Eventualmente Campbell Black se casó con la actriz Florence Desmond . Para su temprana muerte en un accidente de aviación en 1936, Beryl estaba con otro amante, Hubert Ouder, hijo de Lord Manton. Le gustaban los aristócratas a la chica.

El amor no le quitaba tiempo a Beryl para hacer otras cosas. En 1936 realizó un hito en la historia de la aviación, al cruzar en vuelo solitario el Atlántico desde Southampton hasta Nueva Escocia.  Beryl estaba en su mejor época. Fue poco después de ese famoso vuelo que Beryl se divorció. Mansfield Markham estaba harto de que le pusieran los cuernos y solicitó el divorcio por infidelidad aportando el nombre de Hubert Ouder como causal de la ruptura matrimonial. No que fuese Oudertambien aviadorimportante en la vida de Beryl. Es que era el último en una larga lista de amores en la que las malas lenguas incluyen a Bror Blixen y hasta el mismísimo Príncipe de Gales.



Quien no fue amante de Beryl, pero si su gran admirador fue Ernest Hemingway. Papa vino a Kenia a cazar leones en 1933 y regresó al año siguiente. Obvio que la cacería mayor estaba en la lista de cosas que un Mr. Macho debía hacer antes de morir. Hem llegó arrastrando a Pauline su pobre segunda esposa,  y alternó con muchas de las personalidades que conocimos en mi anterior recorrido por la excéntrica colonia de Kenia.

                                    La verdadera Pauline




Stacey Keach como Papa y Marisa Berenson como Pauline en Hemingway

De ese viaje, Hemingway sacaría material para Green Hills of Africa, y una serie de cuentos como “ The Short and Happy Life of Francis Macomber” y “The Snows of the Kilimanjaro”. Aunque “Las nieves…” es la que contiene más detalles autobiográficos se dice que el personaje de Robert Wilson, el guía de Macomber, está basado en el Barón Bror Blixen que participó en el safari del escritor.  En ese mismo safari, Hemingway conocería a Beryl. Años más tarde después de la publicación de West with the Night, Papa describiría a la aviadora como alguien tan diestra que “nos avergüenza a otros escritores”. 

                           Gregory Peck como Wilson en The Macomber Affair

Una lástima que Hemingway no hubiese alcanzado a conocer a las otras trovadoras de Kenia quienes ya estaban vendiendo libros. En 1935, Elspeth Huxley había publicado en Londres una biografía de Lord Delamere A Dreamer of Empires. Lo seguirían varios relatos policiales, a lo M.M. Kayes, todos situados en Kenia y en 1939 publicaría una novela , Red Strangers, que hoy se consideraría políticamente incorrecta sobre cuatro generaciones de una familia de Kikuyos. A sus obras más conocidas, sus memorias del Protectorado, todavía les faltaban un par de décadas antes de salir a la luz.

Desde la muerte de Denys Finch-Hatton que Karen Blixen había estado batallando varios demonios, como su soledad y plagas de langostas que arruinaron las cosechas de café. La Baronesa mantenía a flote la plantación a punta de dinero de su familia, pero el golpe mortífero lo recibirían todos los agricultores del Protectorado cuando en 1931, a causa de la Depresión, el precio del café se fue al suelo. Hora era de partir. La Baronesa Blixen abandonó Kenia con una despedida gigante que los miembros más importantes de la región le hicieron en la estación de tren de Mombasa. Ninguno sabía que isak Dinesen estaba a punto de nacer.



De soltera y en su natal Dinamarca, Karen había publicado relatos bajo el seudónimo de “Osceola”. Su talento natural de narradora de cuentos la llevaría en 1934 a publicar. Seven Gothic Tales (Siete Relatos Góticos) que seguiría en 1937 con su obra más famosa : Out of Africa (Memorias de África), todas bajo el nombre de pluma de Isak Dinesen y escritas en inglés. El entrar a través del mercado anglo dio más difusión al trabajo de Karen Blixen. Pronto seria conocida en todo el mundo hasta el punto que en la posguerra, y tras mas libros publicados, se barajó su nombre para un Premio Nobel.




La Guerra Llega a Kenia

En 1937, otra niñita llegaría al Protectorado. Aunque sus orígenes e historia eran muy diferentes a los de Beryl Markham y Elspeth Huxley,  como ellas, Stefanie Zweig se enamoraría de esa tierra y habitantes. Hija de un joven abogado judío de Silesia cuya carrera había sido interrumpida por Hitler, Stefanie y su madre viajaron al Protectorado en pos del padre que había conseguido empleo en una granja cuidando ganado. Para Los Zweig, ese alejamiento de la vida acomodada de Europa, fue más que un shock cultural. En cambio,  la pequeña Stefanie se adaptó gracias a su amistad con los niños masái de quienes aprendió el swahili.

Lord Delamere se había negado a convertir su terruño en refugio de judíos. El ascenso de Hitler y la Segunda Guerra Mundial vería un influjo de refugiados de origen hebreo que, como los Zweig, dejarían el mundo civilizado para trabajar en granjas haciendo tareas que en Europa cumplían sus sirvientes. En 1939, Los Zweig fueron internados como enemigos por haber nacido en Alemania.

Para probar su lealtad, muchos, entre ellos el padre de Regina, se unieron al Ejército Británico lo que permitió a sus familias salir en libertad. Acabada la guerra, muchos de estos inmigrantes decidieron quedarse en Kenia. Los Zweig retornaron a Alemania donde Stefanie se haría conocida por escribir libros para niños. En 1990,  publicaría sus recuerdos del Protectorado bajo el título de  En algun lugar de Africa (Nowhere in Africa).



Mientras europeos trasplantados vivían experiencias que cristalizarán en futuros libros, las escritoras que asociamos con Kenia pasarían la guerra fuera de África. Elspeth Huxley pondría en receso su carrera literaria, convirtiéndose en locutora de la BBC. Karen Blixen quedó atrapada en una Dinamarca ocupada por los nazis y Beryl Markham se marchó a América, a ver si en Hollywood se interesaban en filmar su vuelo épico. En 1942, publicaría su elogiada West by the Night. Para entonces ya habría encontrado un tercer marido, Roul Shumacher, un libretista alcohólico que muchos creen fue el verdadero autor del libro que combina proezas de aviación con recuerdos de Kenia.

Mientras Beryl pasaba por nuevas experiencias en Estados Unidos, Happy Valley pasaba por una menos agradable: un asesinato. En la década anterior a la guerra, el Conde de Errol se había divorciado de su condesa Idina y retornado a Inglaterra. Alla se había unido a la Unión de Fascistas Ingleses de Sir Oswald Mosley. A pesar de sus simpatías nazis, Errol ingresó al ejército al comienzo de las hostilidades y consiguió un puesto en la retaguardia, precisamente en Nairobi donde lo esperaban sus amigos, especialmente una mujer que nunca había dejado de amarlo. A pesar de que el Protectorado había expulsado a la Condesa, la guerra había permitido el retorno de Alice de Janze.

       Raymond de Trafford, Alice y Errol

En Nairobi, Errol conoció a Lady Diana Boughton, esposa de Sir Jock Boughton quien había regresado a Kenia a tratar de cubrir sus deudas con los productos de sus granjas. Diana era hermosa, mucho más joven que su marido,  y “ carne fresca” para el león Errol. Pronto eran amantes. Nada sorpresivo sobre eso, pero hubo una variación en la fórmula a la que Happy Valley estaba acostumbrada. Errol y Diana anunciaron que se amaban y querían casarse.



Boughton, aparentemente, tuvo la cortesía de aceptar un divorcio, pero antes de llevarse a cabo, el Conde fue asesinado una noche cuando conducía de regreso a Nairobi.  Se sospechó de Alice quien acalló las dudas suicidándose,  incapaz de vivir en un mundo sin Errol.

Todas las pruebas señalaban a Sir Jock. El protectorado fue sacudido por el oprobio de ver que uno de los miembros de su aristocracia era puesto en el banquillo de los acusados. Los periódicos de Kenia y del Reino Unido gozaron exponiendo el background de orgias y excesos de Happy Valley. Sir Jock fue exonerado, pero su reputación había quedado manchada para siempre. Retornó a Inglaterra donde se suicidó.

                Sir Jock en el banquillo

Refugiados a la Fuerza

Entretanto, el Protectorado se había convertido en destino forzado de prisioneros de guerraalemanes e italianos que eran encerrados en campos de detenciones en Nanyuki. Uno de esos prisioneros era un burócrata de la administración civil de Abisinia llamado Felice Benuzzi. En la vida real, este abogado triestino había sido alpinista y representado a Italia en competencias de natación. Para combatir el tedio y la humillación de su condición de derrotado, Felice comenzó a maquinar un plan: organizar una fuga que lo llevaría a escalar el Monte Kenia y retornar al campo.

 La idea no era huir sino demostrar que el espíritu nacional no estaba aplastado y que los italianos eran capaces de hacer cosas positivas. Felice convenció a Giovanni Balletto, un médico militar, y al marino Enzo Barzotti de seguirlo en su descabellada idea. En su libro Fuga al Kenia, publicado en 1946, narra los preparativos de la expedición , la creatividad para hacerse de un equipo de alpinismo y la huida. La parte más peligrosa para estos hombres desarmados fue cruzar la sabana donde los esperaban animales salvajes.

Al comienzo de la escalada, Enzo presentó problemas cardiacos y debió ser abandonado. Felice y su compañero no alcanzaron la cima del Kenia, pero si la de un pico cercano donde plantaron la bandera italiana. Su regreso al campo fue recibido con asombro por sus carcelarios. El castigo que les esperaba era un mes en solitaria, pero el espíritu deportista británico prevaleció y se les redujo a una semana de confinamiento. Después de la guerra, Felice ingresó al cuerpo diplomático italiano. Su libro fue traducido al inglés bajo el título de No Picnic at Mt. Kenya en 1952.



Hoy considerado un clásico sobre el alpinismo y la literatura de aventuras, el libro representa la actitud de Occidente hacia Kenia como un espacio exótico, bueno para safaris y otros deportes. El cine de Hollywood continuó esa imagen escapista, incluso situando o filmando en Kenia títulos como Beyond Mombasa, West of Zanzíbar, Las Minas del Rey Salomón y la famosa Mogambo

Una ironía es que en Los 50 estallaría en el Protectorado una terrible revuelta entre nativos. Lo que se conoce como La Revuelta de los Mau Mau adquirió carices tan brutales que fue aplastada con métodos igualmente sanguinarios por las autoridades inglesas. Que yo sepa solo se ha hecho un filme sobre esa rebelión, Simba con Dame Virginia Mackenna y Sir Dirk Bogarde.



En 1959,  Elspeth Huxley escribiría la primera parte de sus memorias Los Flamboyanes de Thika, a la que la seguiría una secuela, The Mottled Lizard, en 1962. Para entonces la “leomania” se había apoderado de la imaginación popular de Occidente y todos preferíamos pensar en Kenia como el hogar de simpáticos felinos como el bizco Clarence y la dulce Elsa. Kenia era un santuario de animales, donde los humanos debían velar por ellos. El cazador blanco había sido reemplazado como héroe por los guardabosques, veterinarios y protectores de la vida salvaje.

Uno de ellos sería el actor William Holden. Envejecido, alcohólico y un poco deprimido, encontró como otros un refugio en el Protectorado y una causa en el medioambiente y protección de la fauna africana. Para cuando, en 1964, Kenia pasó a ser un país independiente, Bill Holden ya había establecido santuarios, un club de safari donde se hacía turismo sin cacerías, y una propiedad donde como león viejo podía ir a lamerse las heridas que le dejaba Hollywood.  Ahí se le uniría su última pareja, la actriz Stefanie Powers, pero de ellos he de hablar cuando comente el renacimiento de Kenia en la imaginación popular

                 El rifle es solo de protección. William Holden y una gacela.

La Keniamania de Los 80.

No sé exactamente cuándo comenzó. Tal vez fuese, como ocurriese con la india, una nostalgia del Imperio. A diferencia de la Indomanía, la fascinación con Kenia no era una denuncia sino un espectáculo único de un mundo magnifico que ya no existía.

Fue en 1980 que Elspeth Huxley publicaría la correspondencia de su madre. Letters From Africa no solo tuvo buenas ventas. Lo próximo es que Elspeth firmaba un contrato con la ITV para que filmasen The Flame Trees of Thika que debutaría en Inglaterra y en la PBS en 1981 (está en Acorn). Inmediatamente comenzó a aparecer la palabra “Kenia” en todas las formas de entretenimiento. En 1982, después de tres años de investigación, James Fox publicaba White Mischief, una historia completísima de Happy Valley y de las circunstancias que llevaron al asesinato de Lord Errol en 1941.



Mientras veíamos la infancia de Elspeth Huxley en la pantalla, y leíamos sobre las escapadas del Club Muthaiga, en Los Ángeles un dueño de restauran llamado George Gutekunst descubría un puñado de cartas de Ernest Hemingway concernientes a sus viajes por África. La publicación de esas cartas traería a la luz el nombre de Beryl Markham. Gutekunst financió el viaje de Barry Schlachter a Nairobi a entrevistar a la octogenaria. Schlachter la encontró vieja y pobre, pero todavía criando caballos de raza y enojándose ante la calumnia de que su tercer (y ya descartado) esposo había escrito su libro.

Esta visita obtendría varios resultados como el que West with the Night fuese republicada; y que Beryl volviese a tener dinero para llevar una vida digna en los tres años que le quedaban en este mundo. Durante ese tiempo, la anciana estaría en la luz pública. El material de Schlachter comenzó a ser expandido para trocarse en un documental World Without Walls y la escritora Mary. S. Lovell viajó a Nairobi a entrevistar a la aviadora para una biografía.

Entretanto, Hollywood viendo la fascinación que la industria del entretenimiento había cogido con las trovadoras del protectorado se enfocó en la tercera del trio. Sídney Pollack se embarcó en un proyecto para llevar las memorias de Karen Blixen a la pantalla. Así nacía Out of Africa (ahora gratis en Tubi) que, en 1985,  recibiría nominaciones y galardones, acoplados a los elogios por el nuevo acento que añadiría Meryl Street a su colección, gracias a su impecable interpretación de Karen Blixen. Tal vez Robert Redford no era el mejor actor para dar vida Denys Finch Hutton, pero se vio guapísimo.



El filme sigue mucho de las memorias de la Baronesa, su interés en los Kikuyu, su amor por Kenia, el fracaso de su matrimonio y la sífilis. Es en su descripción del romance con Finch Hatton que se peca de color rosa. No hay mención de Beryl Markham (ni de otros habitantes de la comunidad británica), ni de los abortos espontáneos que sufrió Isak Dinesen durante su relación con el cazador ni del poco interés que Finch Hatton tenia en ser padre. Lo importante fue que la escritora resucitó en la imaginación popular hasta el punto que se llevó al cine, en 1987, una adaptación de su cuento “El festín de Babette” que obtendría el Oscar por Mejor Película Extranjera.

Beryl y Stefanie: Dos enamoradas de Kenia

En 1986, Beryl Markham murió en la tierra que sentiría como suya. Un año más tarde saldría la venta Straight till Morning, la biografía de Lovell. En ella, la autora desmiente la teoría de que Schumacher fue el verdadero autor de West with the Night. En cambio, esboza otra teoría, que quien asesoró a Beryl en la edición de su obra fue otro de sus amantes, el escritor-aviador Antoine de St. Exupery. ¡Esta mujer no dejaba títere con cabeza!

Otro que no dejó títere con cabeza, hasta que perdió la suya de un tiro en la noche, era Jocelyn Errol. En 1987, llegaba a los cines la versión novelada de White Mischief. Un filme visualmente precioso, comenzando con un elenco exquisito encabezado por Greta Scacchi y Charles Dance como Diana y Errol. Con desnudos integrales (y  una de las escenas más sensuales que yo haya visto en el cine), una estupenda banda sonora de John Fenton, vestuario esplendoroso casi tanto como el paisaje de Kenia, era un agasajo para los sentidos.



Donde falló fue en verosimilitud. Greta retrata a Diana como una esposa aburrida que encuentra el verdadero amor, tal como el Errol del filme es un Casanova que se redime al encontrar la mujer de su vida. Ni una mención de las ambiciones que llevaron a Diana a contraer varios matrimonios, ni del oscuro pasado del Conde de Errol. En cuanto a Happy Valley, no pasa de ser descrita como una coterie de ociosos swingers que gustan del chisme y de fiestas cross-dressing.



1988 fue el año en que el documental “World Without Walls” sobre Beryl Markham salió al aire. Poco después, la NBC presentaba la miniserie Shadow on the Sun: The Beryl Markham Story. Fue un éxito gracias a su popular estrella Stefanie Powers que, con una melena platinada y un extraño acento (de ninguna manera británico), logró transmitir la esencia de la aviadora-escritora.



Powers tenía un vínculo interesante con Kenia. Había hecho carrera en la televisión gracias a dos exitosas series: La Chica de CIPOL (Girl From UNCLE) en Los 60, y Hart to Hart en Los 80. Antes de ser celebridad, cuando era una adolescente, Stephanie   (como cientos de adolescentes americanas)  estaba enamorada platónicamente del actor William Holden . Lo vino a conocer cuando ya ella tenía fama en 1979. A pesar de las diferencias en edades y la ingesta de alcohol diaria de Bill, se convirtieron en pareja.

                              Bill y Stefanie

Holden la llevó a su reino de Kenia y Stefanie abrazó el proyecto de su amante de proteger la fauna local. Tras el fallecimiento de William Holden, Stefanie Powers y otros amigos del actor crearon La Fundación William Holden Para la Protección de la Vida Salvaje de la cual fue directora, además de seguir a cargo de las reservas que dejase el actor.   Con eso, la actriz certificaba sus vínculos con Kenia.



Shadow on the Sun comenzaba con Barry Schlachter (John Rubinstein) llegando a Nairobi a entrevistar a la anciana Beryl Markham. Astutamente,  la escritora se da cuenta que lo que quiere saber el periodista es si ella es la verdadera autora de West by Night. De esa premisa surge un relato narrado a punta de flashbacks que se concentra más en la vida amorosa de la protagonista que en su literatura y hazañas aéreas. Brian Cox (cien años antes de Succession) encarna a Jock Purves, primer marido de Beryl; James Fox es Mansfield Markham; Trevor Eve (de Discovery of Wilches) es Denys Finch Hatton, Jack Thompson es Tom Campbell Black, Rupert Frazier interpreta al Duque de Gloucester y Frederic Forrest da vida a Raoul Schumacher. Puede verse esa serie completa en Tubi.



El éxito de la “kenyomania” convenció a Stefanie Zweig quien se había convertido en autora de libros para niños de publicar sus recuerdos de refugiada en el Protectorado durante la Segunda Guerra Mundial. Bajo el título de Ingwendo mit Afrika se convirtió en un superventas que pronto seria traducido a varios idiomas, pero el libro de 1990 sería el final de la fascinación que Kenia ejercía en la cultura popular.

Tal como ocurrió con la Indomanía, su fenecimiento se debió a que, para fines del siglo XX, las visiones del imperio habían cambiado, y ver a ingleses decadentes matando leones o celebrando orgias a costa de una población nativa ignorada y sometida, ya no eran atractivas. Esto afectaría las obras sobre Kenia de esa última década, aunque tendrían un breve resurgimiento a comienzos del Tercer Milenio.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

Adamson, Joy. Born Free (traducida como Nacida libre)

Barnes, Juliet. Ghosts of Happy Valley (traducida como Los fantasmas de Happy Valley)

Benuzzi, Felice. No Picnic at Mount Kenya. (traducida como Evasión en el Monte Kenia)

Best, Nicholas. Happy Valley: The Life of the British in Kenya

Blixen, Karen Out of Africa (traducida como Memorias de Africa)

Dinsen, Isak. Letters from Africa 1914-1931 (traducida como Cartas de África)

Fox, James. White Mischief.

Hemingway, Ernest. The Snows of Kilimanjaro and other Stories (traducida como Las nieves del Kilimanjaro)

Huxley, Elspeth. The Flame Tress of Thika (traducida como Los flamboyanes de Thika)

Kessel, Joseph. The Lion

Lovell, Mary S. Straight on till Morning: The Briography of Beryl Markham

Markham, Beryl. West with the Night (traducida como Al oeste con la noche).

Patterson, John Henry. The Man-Eaters of Tsavo (traducida como Los devoradores de hombres de Tsavo)

Spicer, Paul The Temptress: The Scandalous Life of Alice, Countess of Janze.

Zweig, Stephanie. Nowhere in Africa (Traducida como En algún lugar de África)

 

 

 

 

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