jueves, 12 de abril de 2018

Rosalinda en Marruecos: Lo mejor de El Tiempo entre Costuras (II)



En 1937, El Coronel Juan Luis Beigbeder es el hombre mas poderoso del Protectorado de Marruecos. Por ende, su querida, la inglesa Rosalinda Fox comparte su poder desde su chalé en el paseo de las Palmeras en Tetuán. Ese es el hecho histórico que Maria Dueñas novela en El tiempo entre costuras. Una obra de ficción que recoge más de la cuenta de una realidad.

Un año después de estallada la Guerra Civil, Sira Quiroga protagonista de la novela,  ahora convertidas en la modista top de Tetuán,  recibe la visita de una dama inglesa, Mrs. Fox que requiere sus servicios. Hay una simpatía mutua e inmediata entre modista y clienta. Hanna New, que tanto me impresionara como la trágica Eleanor de "Black Sails" , interpreta a una Rosalinda adorable, llena de carisma y burbujeante de energía. Rosalinda aplaude que Sira (quien pretende venir de familia principal) se dedique a la alta costura, “Las mujeres ya nos la podemos pasárnosla metidas en casa” afirma.

Unos días más tarde, Rosalinda aparece desesperada en casa de Sira. Necesita un vestido ipso facto, pero no cualquier vestido. Tiene que ser una creación única, deslumbrante. La han invitado a la fiesta más importante de Marruecos, la que celebra la llegada del nuevo cónsul alemán. Sira sabe por sus clientas nazis de la importancia de esta velada. Para ella también lo es. Anda empeñada en sacar a su madre de la Zona Roja, y el único hombre en Tetuán capaz de hacerlo, asistirá la fiesta.



Este es uno de los momentos mágicos de la novela cuando Sira y su leal e inseparable Yamila se convierten en los ratones, y el hada madrina, de Cenicienta-Rosalinda. A la modista se le ocurre fabricarse un “Dolfos”, uno de esos famosos y únicos diseños de Mariano Fortuny. 


La creación del falso Dolfos me tuvo tan en ascuas como cualquiera de las posteriores aventuras de espionaje de la costurera. Sobre todo, porque ni el tiempo ni el clima estaban del lado de la modista. Finalmente, todo sale bien y Cenicienta-Rosalinda parte al baile a palacio dejando a Félix, boquiabierto. El mentor de Sira le pregunta “¿Sabes a quién le has hecho ese vestido?”


Ahí Sira se entera del rol que su clienta estrella juega en la política local. Es adecuado que lo sepa en esa misma noche en que se desenmascara ante Rosalinda y le pide como único pago que contacte a un hombre en la fiesta que tiene reputación de poder sacar gente de Madrid. La actitud de la Rosalinda de la serie es exactamente la que una esperaría de la legendaria espía. No se sorprende ni se molesta ante la confesión de Sira. “Que diablos importa quien hayas sido antes si ahora eres la mejor modista de Marruecos?”

Tampoco le importa el precio del falso Dolfos. Y en la fiesta se acerca sin temor al individuo Es el quien se asusta al saber con quién está hablando. Aquí entran en juego tres aspectos importantes sobre el carácter de la Mrs. Fox. Su intrépida naturaleza, su lealtad para con sus amigos, y la importancia que su relación con Beigbeder le otorgaba. Como dice Felix “es la mujer con más poder en el protectorado”.  ¿Era eso cierto?



Se sabe que Beigbeder le dio a Rosalinda un vehículo propio (un Austin rojo) y los permisos necesarios para moverse por donde quisiera. Por las dificultades que Sira tiene para poder ir a Tánger a pagar su deuda, y que tiene que darle cien explicaciones al Comisario Vásquez para que le conceda un permiso, sabemos que transitar libremente en el Protectorado no era cosa fácil. Sin embargo, Rosalinda al volante no tiene esas limitaciones y es ella quien llevará a Sira a Tánger.

Volviendo a la fiesta, Rosalinda está nerviosa y ansiosa de causar buena impresión porque es su presentación oficial como pareja del Alto Comisario. Entonces, e incluso hoy sería un escándalo que un hombre casado presentara en público a la querida. ¿Cómo pudo hacerlo Beigbeder?

 Pues no era común que los militares de alto rango trajeran a sus esposas al Protectorado por lo que muchos establecían “casas chicas” con mujeres locales. Aun así, el cargo tan alto y visible del Coronel Beigbeder lo hacía más vulnerable. Es por eso por lo que su relación con Rosalinda era mal vista, daba que hablar, y en una ocasión se le llamó a Burgos a dar cuentas. De España, Beigbeder regresó incluso con más poderes. Persuadió al Caudillo de que su labor en Marruecos era más importante que acallar habladurías.

Sin embargo, había una preocupación real, tal como lo refleja la novela, de la influencia que Mrs. Fox podría ejercer sobre su amante. Cuando Vásquez le advierte a Sira que hay personas que desaprueban de Rosalinda y de su relación con Beigbeder expresa un hecho histórico. Los españoles pro-Eje y, por supuesto los alemanes que la novela nos presenta como tremenda influencia en África y luego en la Península ibérica, le temían al poder que tenía Rosalinda sobre el Alto Comisario.

En sus memorias, Rosalinda habla que su mayor empeño (y el de su amante) entonces era que el gobierno de Su Majestad reconociese al Gobierno de Burgos. Rosalinda le dice a Sira que su intención es que Juan Luis siempre sea amigo de Inglaterra. Sira le pregunta si realmente cree poder conseguirlo y Rosalinda le da una respuesta ingenua. Su amante le ha prometido que “por su Rosalinda “está dispuesto a todo. De ahí surge la inferencia de que Mrs. Fox ha sido plantada por los servicios de inteligencia para influir sobre el Alto Comisario.

Los detractores de la pareja niegan tal influencia. Maria Rosa Madariaga en Marruecos: Ese Gran Desconocido lo toma a broma. “Habría estado loco el Intelligence Service de su Graciosa Majestad si hubiese confiado misiones de espionaje a la tal señora…” Madariaga siente un gran desprecio por Beigbeder y por ende de Rosalina a la que cree una insensata. Y a la que tilda de ser “un ama de casa”. Pues muchas amas de casa desearían tener los atributos y el poder de Rosalinda. Madariaga admite que Rosalinda estaba enamorada del Alto Comisario y que este “quería a la Sra. Fox a su manera” Bueno, algo es algo.

Madariaga cae en el chisme cuando se trata de hablar de la vida amorosa del Coronel Beigbeder. Ese es una tena que encuentro a menudo en escritos sobre Beigbeder y siempre de parte de gente que no lo quiere bien. Si el macho tenía fama de mujeriego entonces obvio que no era fiel. Hay que pensar que mientras él lo pasaba pipa entre sus moros, su pobre y loca mujer y su hija estaban atrapadas en el Madrid Rojo.

Ese es otro cuento que necesito explorar.  Maria Teresa Beigbeder trabajaba abiertamente en la Cruz Roja. Eso en un Madrid donde se fusilaron nobles, miembros de la familia Real, dos hermanos de Serrano Suñer y donde la Duquesa de la Victoria estuvo encarcelada en una checa,  y Pilar Queipo de Llano sufrió arresto domiciliario. ¿Como es que las Beigbeder se libraron de un paseo? Pero bueno, eso,  amerita otra investigación,

Volviendo a la vida amorosa de Beigbeder, se dice que cuando Rosalinda se reunió con él en Washington en 1943, el coronel estaba ya metido en otros líos de faldas. Joaquín Bardavío en El Reino de Franco chismorrea que se le conoció a Beigbeder en sus últimos años una relación estable con una aristócrata que vivía en un palacete en  Los Jerónimos. Precisamente donde viviera Rosalinda en su único año en Madrid antes de su exilio en Lisboa. Pero todas estas señoras son anónimas son de rumores de revistas del corazón,  no pertenecen a la historia oficial. Rosalinda es otra historia. ¿Por qué sabemos de su nombre, de su influencia, del poder que Beigbeder le dio?  Obviamente porque significó mucho más para el que otras mujeres.
Unica foto que he encontrado de Beigbeder y Rosalinda (la de lentes) juntos en Marruecos.

Quiero acabar este tema con un esfuerzi de Madariaga por identificar a otra querida del Alto Comisario. Es tan risible que me  hace desconfiar de sus fuentes. En una página, y hablando de los intentos beigbederianos por destabilizar las relaciones Anglo-francesas, cuenta como el Alto Comisario hizo declaraciones al periodista francés “Jouvenal” sobre las posibilidades de una invasión al Protectorado por parte de los franceses. Curiosamente, Madariaga no menciona a “Jouvenal” por su nombre completo, lo que da la impresión de que era alguien muy conocido. Conclusión, se trata de Bertrand de Jouvenel, el hijastro-amante de Colette (y pareja por años de Martha Gellhorn), quien en los 30s fungió como corresponsal del periódico de derechas Gringoire.

Pues unas páginas más adelante, Madariaga nos cuenta que, en Marruecos, Beigbeder rompió definitivamente con Rosalinda (WTF?) para reemplazarla con una “Madeimoselle de Jouvenel” periodista de Gringoire (¡!!) A ver, no es posible que hubiese un alcance de nombres. De Jouvenel, un apellido aristocrático, no era común en Francia y mucha coincidencia seria que dos personas con el mismo apellido trabajasen para un pasquín de derechas. La única Madeimoselle de Jouvenel en ese momento era Colette-Renee, hija de la escritora y hermanastra de Bertrand, pero ni era periodista ni estaba en Marruecos.

Yo no pongo las manos al fuego por la fidelidad de ningún humano, pero bien sé que muchas veces se puede ser infiel a la persona que más se ama. Tal como hay sexo sin amor, un gran amor puede trascender a la sexualidad. La relación de Rosalinda y Beigbeder como todo en la vida de Mrs. Fox, estaba determinada por su frágil salud. Es posible que su enfermedad pueda haber limitado su vida íntima. En el libro y la serie nos la muestran postrada en cama durante sus crisis.

 Cuando habla de Beigbeder con Sira, Rosalinda evidencia que su relación, aunque apasionada y romántica es casi intelectual. Priman en ella el respeto por un hombre con edad de ser su padre, y la admiración por la erudición y galantería del Alto Comisario.

Algo que no nos dice la serie es que Rosalinda seguía viviendo de la mesada que le pasaba Peter, su marido. Por eso cuando Sira se ve incapaz de pagar por el traslado de su madre, Rosalinda no puede ayudarla. Pero si le falta dinero a Mrs. Fox, no le faltan contactos y como es tremendamente leal con sus amigos, contacta a Sira con varios personajes, incluyendo el periodista Marcus Logan, para traerse a Doña Dolores a Marruecos. 

Finalmente, y a pesar de que “no quería involucrar ä Juan Luis” Rosalinda también consigue que Beigbeder proporcione a Marcus facilidades para transitar por el protectorado y entrevistar al Alto Comisario, el precio por ayudar a la madre de Sira a salir de España.Marcus se convierte en el acompañante de Sira en los paseos que hacen con Rosalinda a quien los médicos han aconsejado mucho sol y poco ejercicio. 

En la serie se les agrega Félix y esas escapadas sirven no solo para iniciar un acercamiento romántico entre el periodista y Sira sino además evidencian la camaradería entre la costurera y Rosalinda. Para mí lo más bonito del libro es esa amistad.

En la novela, Rosalinda cae enferma cuando recibe una súbita visita de su marido que se instala en su hogar marroquí, ahuyenta a los sirvientes con sus accesos de ira alcohólica y separa momentáneamente a Mrs. Fox de su amante. (En la página de Antena 3 pueden ver un clip de esta situación). La serie en cambio nos da una historia improbable, pero muy entretenida.

Peter ha dilapidado su fortuna en la mesa de juego. Sus deudores alemanes lo chantajean:  o se lleva a su mujer del Protectorado o le rompen las piernas. Peter lloroso se lo cuenta a Marcus. Por eso chantajea a Rosalinda, o se va con él o le quita al hijo. Entre Sira y Marcus discurren un plan descabellado. El periodista robará  los pagarés que comprometen a Fox. Todo eso sirve para que Sira le devuelva el favor a su amiga y para enfatizar la molestia de los alemanes por la cercanía de Mrs. Fox con el Alto Comisario.

El fin de la Guerra Civil trae cambios a la vida de Beigbeder a quien Franco recompensa nombrándolo Ministro de Asuntos Exteriores. Se traslada a Madrid y Rosalinda se prepara para seguirlo creyendo que las cosas seguirán igual. Antes,  da una última fiesta para despedir a los amigos.

En la vida real, El Coronel Beigbeder fue hecho ministro, pero duró brevemente en su cargo. España se inclinaba cada vez más al lado del Eje. Inglaterra,  hasta la llegada de Churchill, mantenía una política ambigua respecto al gobierno franquista. Esto provocaba un fuerte sentimiento antibritánico en España.

Según cartas que Rosalinda le envía a Sira, ella es despreciada por la comunidad inglesa. La misma comunidad desconfía de Beigbeder al que ven como filonazi. La situación cambia para peor cuando Beigbeder hace amistad con Sir Samuel Hoare, el nuevo embajador. Los alemanes exigen el cese del ministro y Beigbeder pasa a ser visto como dice Ignacio, ex novio de Sira como  “Un traidor encoñado con una zorra inglesa”. 

Esa es la versión oficial que recibiría España, la que Franco y Serrano Suñer harían circular. Eso indignaba a Beigbeder que sabía que Serrano tampoco era trigo limpio. “¿Es que acaso El Cuñadísimo pretende darme lecciones de moral?” le dice con tono amargado a Sira.

Según Joaquín Baradavio en su El Reino de Franco, no fue la moralidad o carencia de ella lo que le costó el puesto al ministro. Franco había hecho una tremenda excepción al nombrar a Beigbeder a un alto cargo sabiéndolo separado de su esposa. Ni antes ni después, El Caudillo admitiría hombres separados en su gobierno. Franco había aguantado la presencia de Rosalinda en la vida de Beigbeder, pero su desasosiego nacía de la labor de espionaje de ella más que en su condición de adúltera.

Curiosamente, los alemanes preocupados por la anglofilia del Ministro de Exteriores habían sospechado de muchas mujeres que revoloteaban alrededor del Coronel Beigbeder, y habían conseguido que las expulsaran de España. Rosalinda fue la excepción, hasta que ya sus actividades comenzaron a preocupar a españoles y alemanes por igual grado.

El cese de actividades ministeriales de Juan Luis Beigbeder fue sorpresivo. Apenas alcanzó, y de madrugada en secreto, a enviar a su Rosalinda a Portugal. A él lo enviaron bajo ordenes de arresto domiciliario a Ronda. Maria Dueñas le da la oportunidad de un ultimo y emotivo encuentro con Sira a la que le hace entrega de unas cartas para Rosalinda. Aqui pueden ver el clip.



En mi última entrada hablaré del destino de ambos amantes y de como Rosalinda logró burlar los pronósticos médicos y vivir hasta casi los cien años.


5 comentarios:

  1. "Cenicienta-Rosalinda" ja ja ja!

    Yo tambien disfrute muchisimo todo el drama del vestido de Rosalinda. Al igual que tu me gusto mucho la amistad de Rosalinda con Sira, pero tambien adore a Felix y a Candelaria.

    Estaba pensando en lo que dijiste del plan original de la autora de escribir una novela sobre Rosalinda y Jose Luis. Creo que tambien hubiera sido interesante, pero con un final demasiado triste. Me gusto mucho que fueran personajes secundarios en la historia de Sira. Le añadieron mucho a la novela, pero no se si una historia solo de ellos hubiera tenido el mismo efecto. El personaje de Sira crece y cambia mucho de la inocente esposa de un vividor a una ingeniosa espia (pero siempre manteniendo su esencia y su sencillez). Esa evolucion fue una de las cosas que mas disfrute de la historia (al igual que el romance con Marcus).

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    1. Bueno, Boris Izaguirre si escribi'o sobre ellos, pero como dices, quedaron mejor como secundarios.Oh, yo sufrí mucho que Sira no siguiera en contacto con su gente en Teuán. Todos eran tan fantásticos. Amiga, te dejé una prehunta en la entrada de DDM. Ya leiste lo de Dalia? Besos

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  2. Creo que estamos ante una serie donde las protagonistas son ambas mujeres y sobre todo, la amistad y fidelidad que existe entre ellas.
    En esta serie, como hemos comentado, no hicieron falta las escenas de cama (sexo), brillaron por su ausencia; y como dijimos, NO hicieron falta. La historia de "Sira" y "La Fox" son paralelas, prácticamente pasan por lo mismo. Muy bonita y entrañable amistad.

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    1. Es lo que as me atrajo de la historia, la amistad entre mujeres, sin un dejo de tensión sexual. Rosalinda y Sira, Sira y Yamila, Sira y la dueña de la pension, Sira y Doña Manuela, Sira y Paquita. Son amistades que trascienden todas las vallas que en esa epoca separaron a los humanos en Europa.

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