En la euforia del
#MeToo, las series de televisión que traten temas femeninos se han colgado del
movimiento para vender sus productos. Esta fiebre mitutera nos ha traído una
cantidad de series este 2018: desde “The Handmaiden’s Tale” hasta “Killing
Eve”; desde “Vida” hasta la nueva versión de Mujercitas. Por eso cuando me hablaron de “la Otra Mirada”, bostecé.
¿Internado de señoritas sevillano en los 20s? Seguro que habría mucho sexo de
todos los tipos y mucha declaración faux feminista soltada entre bocanadas de
humo, que parece que el siglo XXI se ha olvidado que el cigarrillo hace mal a
la salud. Niñas y Niños , me equivoqué. Felicitaciones a RTVE por mandarse una
serie tan equilibrada, tan hermosa visualmente hablando, y tan interesante.
Yo creía que, en el periodo de entreguerras, a las elites
femeninas españolas las educaban las monjas y a lo más, las mandarían a algún convento en Italia o a un
internado suizo. Pero parece que eso era aplicable solo a la nobleza. La
Academia de Señoritas de Doña Manuela Casado García (Gloria Muñoz) está
dedicada a preparar adolescentes de la alta burguesía para que se casen con grandes
partidos, con gente como Los Peralta que
tampoco son condes o marqueses, sino hijos de caciques andaluces.
La historia
comienza en 1920. Doña Manuela ha decidido retirarse y dejar la institución en
las manos de su única hija, Manuela (para evitar confusiones me referiré a esta
última como Manuelita) Interpretada por Macarena García. Manuelita parece un
anuncio de la perfecta española de entonces, pero hay dos características en su
personalidad que la convierten en rebelde, a pesar de que muy sutilmente las
sabe ocultar. Una es el deseo de desligarse de la sombra materna (difícil, si hasta el nombre tienen en común y Doña Manuela
pisa pesado). La otra es un deseo aun no formulado en palabras de dar a sus
alumnas una educación mejor que la necesaria para atrapar un buen partido.
El problema es
que Manuelita es joven e inexperta. Es fácil atropellar su autoridad. Para
alguien como Luisa (Ana Wegener), la docente más antigua de la institución, Manuelita
es una novata que necesita que la guíen. Luisa es parte del triunvirato que
maneja la escuela. La tercera es Angela (Cecilia Freire), la maestra de
etiqueta. Una mujer muy dulce, de sonrisa
rápida, y ojos que desde el primer
capitulo, piden auxilio. Le tiene miedo a Luisa y en ella no se puede confiar.
Es entonces que a Manuela se le ocurre agregar al comité y al profesorado a una
nueva maestra.
Teresa Blanco (Patricia
López Arnaiz) llega a solicitar empleo a la academia sin referencias, sin
diplomas, en pantalones de montar y con mucho tupé y muchos ovarios. Para
Manuelita es perfecta. La persona que puede ayudarla a efectuar cambios con los
que no se atreve ni a soñar, la con las garras suficientes para enfrentarse a Luisa.
Teresa solamente con su vestuario escandaloso, su labial carmesí, sus
cigarrillos egipcios y su permanente parisina, provoca tanta curiosidad y habladuría que
nadie gastará tiempo criticando o vigilando los pasos de Manuelita, o eso cree
esta última.
Les he hablado de
las maestras, pero las estudiantes son lo principal, y sus padres que tienen
tanto poder o más que Manuelita . Consejo para docentes, si van a enseñar en
escuela privada húyanle a las que son manejadas por padres y apoderados. Pronto
vamos conociendo a las chicas. Macarena(Paula de la Nieta) y Candela (Elena
Gallardo) las más sensatas; Maria de Jesús,
(Abril Montilla) acomplejada por su estatura; la soñadora Flavia(Carla Campra);
y Margarita (Lucía Diez) cuyo único propósito parece ser envidiar lo que tiene
Roberta Luna (Begoña Vargas ).
El que Roberta
sea la reina de la clase (o “la abeja
reina” como una compañera anónima la describe) es una sorpresa incluso para
ella. Le cuenta a Teresa que no sabe cómo ocurrió, que tal vez porque se atrevió
a enfrentarse a Doña Luisa, pero ha aceptado un cetro que ni buscó ni rechazó. Lo
extraño que Roberta es nadie, no tiene un gran nombre ni fortuna. Sus padres jamás
vienen a visitarla.
Margarita tiene mas apellidos y mejores notas
que Roberta y sin embargo es siempre la segunda. No se que me pasa, pero en este
cuento prefiero y entiendo a Margarita más que a Roberta. Quizás porque cuando
Margarita pudo hacer pedazos a su rival acusándola de haberse escapado de la
escuela unas horas antes de la representación escolar , prefirió hacer algo mas útil. Ofrecerse a
reemplazar a Roberta en el protagónico de Casa
de Muñecas. Pasado un ataque de
pánico escénico, Margarita se desempeñó soberbiamente en el escenario. Espero
que en el futuro Teresa la empuje a buscar su destino en las tablas, en vez de
estar ahí de ofrecida, recogiendo las migajas que deja caer Roberta.
A juzgar por el
tipo de disciplinas que se le inculca al alumnado (comportamiento, etiqueta, historia
del arte, literatura) eso es lo que los gringos llaman una finíshing school. Aquí no
vemos estudiantes en laboratorios o gimnasio, ni siquiera aprendiendo
geografía. Esto no es el Instituto de Libre Enseñanza, aquí la enseñanza es
para atrapar marido. Esta actividad queda ejemplarizada por “la Hora Peralta”,
el momento del día en que Los Hermanos Peralta, a lo Khal Drogo, se estacionan enfrente
de la escuela a revisar el ganado de estudiantes y ver cual de ellas les place.
Como nota Teresa,
es un ritual degradante porque las chicas ‘se asilvestran’, como lo describe Angela, y corren jadeantes y babeando a ver si enganchan
los que parecen ser los príncipes Harris de Sevilla. La única que se queda
sentada en un banco es Roberta. Ella no se degrada porque ya tiene agarrado (o
eso cree) a Rafita (José Pastor) , el mayor de los Peralta.
Teresa no da
crédito a como la escuela fomenta este tipo de feria de ganado donde la
mercancía son las alumnas. Empeñada en conquistar y ayudar al alumnado, Teresa toma medidas poco ortodoxas que funcionan solo en la ficción (lo digo porque
yo las implanté una vez con resultados nefastos). Les dice a las niñas que la tuteen
y la traten por el nombre, las hace sentarse en semi circulo para que todas se
vean las caras. Finalmente, les da la oportunidad de quejarse por escrito, pero anónimamente.
Acabado el eperimento,Teresa hace que Maria de
Jesús lea en voz alta lo que las niñas quieren decir. Ahí arde Troya. Aunque
las quejas van desde la obra que están poniendo hasta las maestras, la mayoría destila
veneno en contra de Roberta quien reacciona con un llanto enfurecido: “¡Sois unas falsas!” les grita. Teresa no sabe
dónde meterse, Luisa se da el gusto de regañarla, hasta Manuelita está
incomoda. Pero Teresa ha sacado algo en limpio.
Las alumnas están
desmotivadas y nada las desmotiva mas que poner en escena por enésima vez El Burlador de Sevilla. Cuando Teresa pregunta la razón para escoger
siempre esa pieza, Candela responde que es por su mensaje moralista de como las
mujeres, ellas incluidas, deben cuidarse de los Donjuanes. Como siempre,
Roberta mete baza y dice que el mensaje es superfluo puesto que ellas no son
unas “lerdas” que caigan con cualquiera. Resulta conmovedor que tanto Teresa
como Roberta evidencien esa ingenuidad arrogante puesto que ambas “caerán” como
las victimas del Tenorio.
Manuela coloca a
Teresa a cargo de la representación, quitándole el cargo a Angela que lo ha
ejercido por años. A Angela como siempre no le queda más remedio que sonreír y
aceptar. Teresa y las niñas deciden montar Casa
de Muñecas. Obvio que no le avisan ni a Manuela, ni a las maestras, ni a
los padres que vienen creyendo que presenciarán de nuevo la obra de Tirso.
Rafita le hace
saber a la novia que le ha preparado una fiestecita privada en su cortijo. ¡Qué
amable! Justo el día en que la novia debuta en una obra de Ibsen, pero Roberta
tiene sus propias prioridades. Le endilga un cuento chino a Teresa que va donde los Peralta a buscar joyas para el
vestuario. Teresa le niega el permiso, Roberta insiste y se gana a la maestra
por cansancio (al menos la mía fue más honesta y pidió quince minutos para ir a
ver al novio en la heladería de la esquina).
Muy
emperifollada, Roberta va al cortijo. No están ni los padres de Los Peralta, ni
hay personas mayores que sirvan de carabina. Solo Rafita, hermanos y amigotes,
un guitarrista y una bailarina de flamenco. Roberta bebe, se emborracha, se pone a dar zapatazos en el tablao. Los
chicos la miran, se ríen, le sacan fotografías. Ya esto huele a Manada. De pronto,
como Cenicienta, Roberta se da cuenta que tiene un compromiso en otro lado. El
imbécil de Rafa, no quiere llevarla, y Roberta emprende un camino largo, trastabillando,
beoda, y al caer la tarde.
A la mañana
siguiente, llega Roberta a la escuela con magulladuras en el rostro, el vestido
roto y descalza. Ramón (Juanlu Torres) , el criado de la academia, la encuentra
desmayada en la entrada y con un tufo a alcohol que tira de espaldas. Teresa no
puede decir nada, porque además de estar en capilla por lo de la obra y la
escapada de la alumna, en el periódico matutino aparece un retrato hablado de
la asesina del embajador español en Portugal, y ese retrato es igualito al de
la mujer de pantalones.
He dejado para el
final el tema menos interesante y peor llevado de la trama. “La Otra Mirada” no
comienza ni en la Academia, ni en Sevilla. Inicia en Lisboa, en una fiesta en
la embajada española. Teresa, sin pantalones, enfundada en la última moda de París, bebe champaña y da lecciones feministas a un
grupo de hombres que solo quieren zambullirla en la cama. Entre ellos Nildo (Filipe
Duarte, el Manuel Da Silva de “El Tiempo entre Costuras”.
No sabemos que
pasa después, pero una pareja descubre al embajador (un viejito) asesinado y a
su lado con cuchillo ensangrentado en mano a Teresa. Esta huye, y evade a la policía lisboeta que es más chambona que
los Keystone Cops. A ver, ¿ me van a decir que cualquiera puede colarse a las
fiestas de la embajada? Seguro que Teresa
estaba en la lista de invitados sería
fácil buscarla. Ni que fuera Villanelle, una sicaria profesional.
Hay quienes se
han quejado de que la trama es rocambolesca y esto es a lo que aluden. Si me persigue
la policía portuguesa, yo agarro el primer barco y me voy a La Habana, a Angola
o Las Filipinas. No me voy a Sevilla. Ahora, parece que Teresa se fue a Sevilla
a investigar quien es Roberta Luna cuyo nombre aparecía en un sobre encontrado
al lado del muerto. Bueno, pero si yo
voy a investigar a alguien y más encima soy prófuga de la justicia, me cambio
el nombre, me tiño el cabello, me pongo lentes, no ando en pantalones y en una
nube de humo entremedio de mujeres de falda.
Otra queja de
fans es que la trama es un poco lenta. En realidad, noto una asimetría en el
paso del argumento. Ocurren muchas cosas en cada episodio, pero o surgen
enigmas que hasta hoy no han tenido solución (ej. ¿Qué hacía Teresa en la
fiesta de la embajada? ¿Quién es el
famoso Enrique que le manda flores a Flavia?) o se deja estar un misterio por
varios capítulos como lo que le ocurrió a Roberta en la fiesta Peralta. Llegada
a la academia, Teresa se escamoteó el
dossier de Roberta de los archivos escolares. Todavía no sabemos con qué propósito,
pero el cartapacio está debajo del colchón de la maestra. ¿Me van a decir que
nadie en dirección se ha dado cuenta de la ausencia de esos papeles?
Pero
sinceramente, si te gusta la serie, esos errores te los metes en el bolsillo.
Se olvidan porque los personajes son tan queribles, porque desde un punto de
vista visual la serie es una belleza, porque la trama —por dislocada que sea— te
hace pensar, porque hasta la banda sonora está bien cuidada. Aparte de algunas expresiones modernas en los diálogos y
su toquecito de presentismo del cual el period piece contemporáneo no puede
huir, “La Otra Mirada” se siente de otra época.
Hablar de
estética en “la Otra Mirada” es hablar de vestuario. Desde “Downton Abbey ”no
me daba tal hartazgo de modelitos. No se puede hablar en términos de ropa sin
detenernos primero en el personaje de Teresa y sus pantalones. Aunque causa
revuelo ver a una mujer empantalonada, no es tampoco algo de otro mundo. En 1920, muchas mujeres adoptaban atuendo de varón.
En el siglo xix,
George Sand y Sarah Bernhard en Francia se paseaban por los Campos Elíseos en
atuendo varonil. Otro tanto haría Concepción Arenal en España. La Primera Guerra
Mundial forzó a las mujeres a reemplazar a los varones, ahora en el campo de
batalla, en labores donde el pantalón era más cómodo. Para 1918, en los Estados
Unidos, la firma Levi Strauss promocionaba
pantalones para damas para practicar deportes y ratos de asueto.
En los deportes
las damas encontraban que las faldas estorbaban sobre todo en la equitación. Ahora
las mujeres montaban a horcajadas y para
eso mejor un pantalón que las más pudorosas cubrirían con abrigos largos o una
especie de pareo que en inglés se conocía como apron(delantal). Recordemos
lo escandalizado que está Lord Grantham cuando ve a Lady Mary en pantalones
para ir de cacería.
Teresa llegó a la
academia en pantalones de montar (solo que el caballo se le quedó en la
frontera) y los sigue usando con blusas, camisas masculinas, gabardinas y jerséis
que estaban muy de moda, pero también muestra otro tipo de pantalones. En los
20s, Coco Chanel puso de moda para la playa y para excursiones náuticas, un
tipo de pantalón muy ancho, a veces de lino, a veces de telas más ligeras. Hoy
se conocen como “palazzos” . Curiosamente, Chanel los inventó para las mujeres
que no querían exhibirse en trajes de baño, pero querían disfrutar del sol.
En este primer
episodio hemos visto a Teresa en palazzos de seda negra con preciosa blusa de encajes
cubierta con un kimono de diseño abigarrado. Recuerda los pantalones de Miss Fisher también muy amplios .
En otra ocasión,
la nueva maestra luce estos pantalones un poco chaplinescos que nos les eran
desconocidos a las españolas puesto que las “faldas-pantalones” ya habían
causado polémica en la Península aun antes de la Primera Guerra Mundial. Todo
comenzó con Monsieur Poiret el gran modisto de la Belle Epoque que se le ocurrió
inventar las jupe culottes y también
los pantalones harem. Vimos estos últimos en” Downton Abbey” cuando los modeló Lady Sibil.
Las jupe culottes entraron en España en 1911
y recibieron críticas, insultos callejeros y hasta alguna pedrada en Madrid. Lo
extraño es que en Asturias si fueron muy apreciados, por lo que los asturianos
se burlaron de los madrileños que eran tan pacatos e ignorantes. Teresa
resucita la “falda pantalón “en un tono humo que combina con chaqueta corta, al
parecer de pana, y un pañuelo muy bohemio que usa a guisa de corbata.
Para ser franca
no soy de pantalones. Sufrí mucho en mi infancia y adolescencia cuando tuve que
usarlos. De hecho, un método de castigo de mi madre era esconder mis faldas y
mandarme en jeans a la escuela. Me encantó que me pusieran en una escuela judía
porque ahí los pantalones estaban prohibidos. Pero el que privilegie faldas y
vestidos no me ciega a que una realidad del Siglo XXi es que las mujeres prefieren,
se sienten más cómodas y más guapas en pantalones, y ciertamente se ven bien.
Lo que es yo, aun
cuando era mas delgada, nunca me sentí YO en pantalones. Dicho esto, prefiero
las faldas de la serie, y en este capítulo me quedé con el tailleur azul de
Manuelita (no el sombrero que parece que fue víctima de una gaviota con
diarrea). Es un estilo que se volvió a usar en los 80s y tuve u no parecido
solo que la falda era en otro tono.
(Conversación de Facebook) Joan Manuel Castro Sánchez Muchas gracias María Elena Venant. Por este escrito. Incluso te agradezco que en tu comentario incluyeras de las falencias que tiene está producción. No se merece menos una serie se trata de una propuesta honesta y balanceada acerca de los verdaderos valores del movimiento feminista. Por eso mismo, te la recomendé. Y sobre todo, despues de percibir tu decepción referente a otras series que tocan la misma tecla, me pareció que La Otra Mirada, precisamente muestra otra mirada. Pero mas que una mirada, diría que una serie con una gran altura de miras. Te entiendo perfectamente, cuando mencionas que tenías pocas expectativas de esta serie. De hecho, las pocas criticas que he leido antes de disfrutar de tu escrito, como lo hacía hace varios años en Fotech, fueron los mas decepcionantes que he visto acerca de esta producción. Mas que describir la serie, lo que se dedicaron los criticos fue hablar desde sus prejuicios. El mas recurrente es que como era posible que una serie acerca el feminismo fuera escrito por hombres. ¿No habemos hombres feministas? O dicho de otra manera, ¿que admiramos honestamente los objetivos detrás del feminismo? Ahi entendí tu decepción pero a las demas series. Pero se notó a leguas que muchos comentaristas y tambien gran parte de la teleaudiencia no le dieron la oportunidad a esta serie. Además, me gustó los reflejos de algunos espejos entre las alumnas y las profesoras. En el caso de Teresa y Roberta, aplica el clásico refrán que los polos opuestos se atraen. Espero que aquellos que tengan la oportunidad, vean esta producción, porque como nos pasó a ambos, se llevarán una agradable sorpresa.
ResponderEliminarMaría Elena Venant Hay dos cosas que se me escaparon en el apuro de publicar. Una anunciarles, que la serie desde el 1 al 5 cap. esta disponible en el sitio de RTVE, gratis y de buena calidad, para quienes no estamos en España. Segundo, darte las gracias, sin tu guía y recomendación nunca hubiese llegado a este placer.
Respecto de las falencias, hablaremos mas largo mañana, porque es un tema, igual que la serie demasiado profundo para no pensar un poco en su respuesta. Un abrazo hasta tu hermosa isla.
María Elena Venant Respecto a las falencias de La Otra Mirada
ResponderEliminarTodas mis reseñas incluyen opiniones por lo que son subjetivas. Muy rara vez, voy a no recomendar una serie y decir que no la vean. normalmente, voy a señalar lo que a mis ojos son fallas graves y dejar a mis lectores la ultima palabra. Pero aun cuando la serie me guste voy a notar sus defectos, porque tal como mi religión me ensena que lo único perfecto es la creación divina, sé que no hay creación humana libre de bemoles, y señalarlos no implica un desmedro del producto. En el caso de LOM, me he limitado a señalar lo que otros han dicho. No será así en el futuro porque los próximos caps. tendrán otro tipo de imperfecciones, comenzando por el 5 que ha presentado un caso de presentismo (valga la redundancia) tan agudo que me ha dejado muy confundida (Y no solo a mi , encontré en YT algunos preguntándose que tipo de colegio es ese donde las chicas salen cuando quieren y las dejan tener novios sin permiso de los padres)
No sabía que había sido escrita por hombres (ojo, para mi eso no es defecto) pero con razón la serie esta llena de buenos personajes masculinos. No me refiero a los Peralta, pero si a David, a Ramón, al padre de Manuelita. Yo creo que Teresa y Roberta no son polos opuestos. Yo creo que se parecen mucho, son ambas muy tercas e incapaces de reconocer un error. Pero, en general, la obra es fantástica por mostrar todos los posibles ángulos de la experiencia femenina. Lo único es que a veces creen que están hablando del presente, y se olvidan de que Sevilla y España en ese entonces eran muy diferentes a las de ahora.
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Joan Manuel Castro Sánchez María Elena Venant En el caso del espejo entre Teresa y Roberta me refería a lo que planteaste acerca de que a la vez que se presentan unas "feministas vocales", cuanto sus relaciones sentimentales se trata, ambas les atraen mas a los "Don Juanes". Eso se ve mas claro en el capitulo del baile. Los polos opuestos se atraen en cuanto las relaciones sentimentales con estos tipos de personalidades (por decirlo de alguna manera general, sin que este de acuerdo en su totalidad con las generalizaciones). O puede ser al reves, a "las feministas vocales" le atraen a los "galanes vocales". Ni tan opuesto, ¿cierto? En el fondo, la feminista vocal quiere emular, o mas bien, admira las actitudes y las posturas del "varón machista". Ese es su concepto de igualdad. Quizas ambos perfiles se parecen mas de lo que aparenta. Hay un video que estuve viendo recientemente acerca que tipo de persona preferimos como su complemento. Me llamó la atención la parte que lo analiza la compatividad desde la química cerebral. (1:48) https://www.youtube.com/watch?v=VBPIcyTMdzc
Joan Manuel Castro Sánchez Acerca de las falencias. Me gustó por dos razones. Estoy de acuerdo con ellas. Pero mas importante, me pareció bien equilibrado, ya como todo producción tiene sus puntos fuertes y débiles. Fue una manera justa de hacer cable tierra.
María Elena Venant Joan Manuel Castro Sánchez Antes que todo disculpas por la tardanza. Desde el miércoles que tengo problemas de Wifi y me cuesta entrar a sitios y bajar cosas. Por eso vi el 5 en YT pero quitaron el 4 y no lo puedo acceder en la página, solo pude ver clips y eso en mi celu.
ResponderEliminarEsto no es en desmedro de la serie. Muchas veces cuando hago una critica constructiva los fans se ofenden, o peor se ofenden los escritores etc. Y si digo algo como “me gusta tal personaje, y este otro no” también se ofenden! A mi me gusta Teresa, es buena y llena de buenas intenciones, pero vaya que es imprudente. Y Roberta igualita, la diferencia es que una criatura sin mundo. Ahora que sabemos quien era el padre de Teresa, capaz que sean parientas.
Joan Manuel Castro Sánchez Acerca del tema del rol masculino. Precisamente de eso te iba a contar, me faltó un poco mas. Pero eso tiene que ver, principalmente porque tu critica se basó en el capitulo 1. Concuerdo con el gran personaje que representa el padre de Manuela. Un modelo de hombre a seguir. Por cierto, la única discrepancia que tengo con tu escrito fue diferenciar a las Manuelas con el diminutivo. Creo que "Manuela joven" se me merece, y en el fondo, a ella le gustaría que le llamara por su nombre propio. Si fuera yo. Lo dejaría Doña Manuela (me recuerda a la Doña Doña de Las Juanas) a su madre y su hija simplemente le dejaría como Manuela. Efectivamente, me llamó la atención que la serie fuese escrita por hombres. Recientemente he visto una tendencia, sobre todo con las series turcas, principalmente aquellas que han tenido gran exito en PR (Fatmagül, Tormenta de Pasiones y Anne, entre otras) son producciones dirigidas por mujeres. En Turquía. Con eso solo no tengo nada mas explicar porque me han llamado la atención. La mirada de mujer en las series turcas desde los ojos de las mujeres. Se lee redundante, pero no lo es. Asi que bastante curioso que veamos en esta ocasión, supongo que muchas series son asi, o no tantas, veamos la mirada de las mujeres desde los ojos de los hombres. Me refiero precisamente desde La Otra Mirada. Te diria que tuve certeza que el libreto fue escrito por hombres por la escena de las mujeres viendose sus vulvas usando espejos colocados en el piso (episodio 4). #mentecochina
María Elena Venant Joan Manuel Castro Sánchez Tengo que leer mas criticas sobre LOM y saber como reaccionan a estas visiones de mujeres por parte de hombres feministas. YO acabo de darme un tortazo, con “The Terror” en ese aspecto donde en un genero masculino han situado a una mujer, y una adaptadora la ha disminuido de un plumazo. No sé si por presión porque la serie iba dirigida un público masculino o qué.
Joan Manuel Castro Sánchez Por ultimo, pero francamente quería reaccionar inicialmente, pero tus respuestas posteriores me han hecho reescribir cada aspecto de la serie. No te preocupes por las cosas que faltaron en el escrito. Vi como le dedicaste extensamente a la moda. Y eso que te conté que el único gancho que tenía de La Otra Mirada era que me gusta la forma como se viste Macarena García. Asi que dedicaras tanto a la moda no me sorprende. Asi como tampoco no me sorprendió que al final eligieras uno de los vestidos que usó Manuela cuando andaba con Doña Manuela. Lo mas que me seduce del rol de interpreta Macarena García es precisamente ese y vi que hiciste referencia a ello. La rebeldía de Manuela. Una rebeldía bien particular, porque no es aquella que uno espera que sea ""anti establishment"". O el mas común de todos, aquel que critica al poder, pero en el fondo le gustaría estar en la posición de aquel que crítica (la envidia). Todo lo contrario, mas que una rebeldía se trata de hacer las criticas al sistema establecido. Ella no quiere crear un nuevo sistema opuesto al existente. Mas bien, quiere mejorarlo.
ResponderEliminarMaría Elena Venant Joan Manuel Castro Sánchez No voy a cambiar lo de Manuelita, porque ya comencé así y no voy a causar confusiones. Recuerda de cuanta gente que se confunde con los nombres en una telenovela. Solo sabe que es mi maestra favorita, un personaje que adoro y que admiro, tenemos (sin tener la belleza y juventud de tu Macarena), cosas en común. Lo único que dearia que no le hubieran puesto un marido tan guapo, me cuesta enojarme con Martin.Te sorprenderá saber lo mucho que pesa moda/vestuario en esta historia. Hay algunos pequeños errores cronológicos muy comunes cuando se toca los 20s de combinar estilos de toda la década. Aunque nos parezca muy lejana, esa década tuvo diferentes etapas en el vestuario femenino. La falda en 1920 había vuelto al tobillo, por eso faldas hasta la canilla no se veían todavía. La falda fue subiendo hasta llegar a la rodilla en 1925 y de ahí fue bajando poniéndose de moda las faldas asimétricas. En la serie vi faldas asimétricas en el baile creo que estaban un poquito “futuristas (aunque Vionet tuvo un vestido asimétrico en 1921) , también los vestidos de Angela ( cuya moda me encanta pero también tiene ropa que corresponde mas a unos años más adelante.
Volviendo a los pantalones de Teresa, reitero, si soy prófuga de la justicia y estoy llevando a cabo una investigación no elijo un atuendo tan conspicuo. Sin embargo, la ropa de Teresa también tiene su personalidad, su sello, su estilo.