En este año de
Gracia del 2018, los Tudormaniacos estamos a la espera, o de “Maria Reina de
los Escoceses” (que la Estuardo era Tudor por parte de abuela) o de “La Princesa Constante”, la versión de
Emma Frost de la vida de Catalina de Aragón. Pero para los más ávidos de
material Tudor, les traigo algo con que aplacar esa urgencia. Pocos saben que el servicio de streaming Univisión
Now está ofreciendo la primera temporada de“Isabel”, un serie española imperdible para nuestro fandom,
porque sin Isabel no hay Catalina, y sin
Catalina no hay Tudormania.
En serio, más allá
de la obsesión de este blog con la Tudormania,
“Isabel” es una serie muy completa,
hecha con mucho esmero, bien actuada, con una atmosfera que nos remonta a esa Castilla
a caballo entre El Medievo y el Renacimiento. Tan bien hecha es esta historia
de Isabel, La Católica, que el mayor error histórico fue el presentar,
en una escena de 1493, a la catedral de Cádiz,
un edificio dieciochesco. Comparada con las burradas que nos muestran otras
series dizque históricas…
Yo vi la primera
temporada en directo, en septiembre del 2012, y confieso que me le acerqué con mucho titubeo. “Isabel” venía a
reemplazar a la disparatada “Águila Roja” que, entre sus múltiples desaguisados, había llegado al borde del regicidio en su
descripción de la Corte de los Austria. Me sorprendió ver que en “Isabel” se
guardaba más respeto por la historia.
Como muchos, también tuve reparos por la elección de Michelle Jenner
para dar vida a la Reina Católica. Para mi ella siempre seria la adolescente, con complejo de Lolita, que alborotaba la comisaria de su padre en
“Los Hombres de Paco”. Un par de capítulos bastaron para convencerme de que la
verdadera Isabel de Trastámara bien pudo
parecerse a esta muchacha ingenua, asustada, pero muy digna y con mucho
carácter.
Con Rodolfo
Sancho tenía otro problema. Lo conocía de su protagonismo de la primera etapa
de “Amar en Tiempos Revueltos” y como el sacerdote enamorado de “La Señora”,
pero lo cierto es que lo encontraba un actor sobrado que no proyectaba mucha simpatía.
Lo que lo hizo perfecto para Fernando de Aragón que nunca ganó concursos por
ser simpático .
Ahora, si nos
fiamos de retratos, Rodolfo es más guapo. Yo no lo puedo encontrar sexi, porque
de jovencita chongueé a su padre, el gran Sancho Gracia en su época, de ” Curro Jiménez” . En mis scrapbooks del famoso bandolero también
incluía fotos del actor con sus hijitos. Así que a Rodolfo lo miro un poco como
un hijastro, otra mirada me resultaría incestuosa.
Pero veamos la
historia como la presenta la serie. Isabel y su hermano menor, el Príncipe
Alfonso (Víctor Elías) viven alejados de la corte, en Arévalo, junto a su madre Isabel de Portugal, reina
viuda de Castilla. Son hijos del Rey Enrique III, pero ahora reina en Castilla
su hermanastro, Enrique IV que se ha desentendido de su parentela y los tiene
viviendo casi como pordioseros.
El rey esos hermanos qe tanto lo preocupan |
La Reina Loca |
A la pobre Doña Isabel (Clara Sanchis) , la
viudez y las culpas, la tienen alucinando. Su mal se acrecienta cuando la
separan de sus hijos obligándolos a residir en la corte de su hermanastro. Así
empieza la historia con este triste episodio. Pasarán años antes que las Isabeles
vuelvan a verse. Para entender tanta injusticia tenemos que hacer una breve clase de historia.
En el Siglo XV,
aunque España había recuperado gran parte de lo que es su territorio hoy, todavía no era una nación. Portugal se había
independizado y, bajo la Casa de Avis, estaba iniciando su etapa de exploración y
conquista de un imperio ultramarino. Gran parte de Andalucía seguía siendo el Emirato de Granada, en poder de los
muslimes. Aunque Navarra todavía era un reino independiente, la cuarta parte de
la Península Ibérica la ocupaba el Reino de Aragón, que abarcaba toda Cataluña, Valencia, Las Baleares, más Nápoles y las islas de Cerdeña y Sicilia.
El Mediterráneo era aragonés. En cambio, Castilla era una serie de reinos pobres unidos
bajo la corona que estaba instalada en Segovia.
El pobre Enrique,
al que la historia llamará El Impotente,
era impotente en muchas áreas. Tenía un gran reino, pero no estaba muy seguro
de que lo dejarían gobernar. El pueblo
lo miraba con recelo por su diversidad que consistía en tener una guardia
personal compuesta por moros y por adoptar vestuarios y costumbres del invasor árabe.
Para más remate,
era Enriquillo muy amigo de meter judíos a la corte y de darles privilegios y
altos puestos que según la nobleza castellana les pertenecían a ellos,
cristianos viejos. Me hace un poco de gracia que Juan Pacheco, Marques de
Villena (Ginés García Millán) , gran villano de
la serie sea quien vocifere más contra estas costumbres,
puesto que tanto él como Maria de Portocarrero, su mujer, eran de origen judío.
Algo que muchos le echarían en cara a sus altivos descendientes
Pacheco intrigando como siempre |
Pablo Derqui
interpreta al Rey Enrique como un ser lleno de buenas intenciones, pero muy
frágil llegado el momento de ejecutarlas. Ha pasado a la historia como eso, un
incompetente, un hombre débil y timorato. La leyenda, escrita por sus enemigos,
lo ha descrito como un inútil en la cama, y eso que las crónicas nos dan el
nombre de sus muchas queridas. Sus enemigos lo tildaron de homosexual. En la
serie, el retorcido Pacheco de “p…o” no
lo baja, pero parece que era costumbre de la época, calumniar así a los en
altos puestos. También el padre de Enrique había sido acusado de tener amores
con su valido, Álvaro de Luna.
Lo cierto es que
Enrique tiene una tremenda dependencia emocional de su favorito, Don Beltrán de
la Cueva (un William Miller muy apetecible), pero la serie no nos indica que
haya una relación amorosa entre ambos solo confianza y amistad. Al verlos por
primera vez yo me dije “aquí tenemos al Renly y al Ser Loras de Castilla”, pero
aunque Pablo si actúa como Renly no es la misma relación que tuviese este rey con
El Caballero de las Flores.
Don Beltran pone ojos de alcoba |
Isabel le hace un par de guiños a “Juego de Tronos”, al menos en la primera temporada. Después de una batalla, Don Beltrán se manda un discurso copiado del de Theon Greyjoy después de la Batalla del Bosque Susurrante.
Ahora encuentro
legitima esa emulación puesto que para el
debut de “Isabel”, GOT se había convertido en la serie más taquillera de la
televisión. Pero también porque Ser George R.R. Martin para crear esas luchas
dinásticas en un mundo fantástico se inspiró
en guerras del Siglo XV, principalmente
la de las Rosas que dividió a Inglaterra. Por lo que describir que en Castilla
se practica el juego de tronos no es novedad ni falsedad.
En esa onda vale
recordar que en los primeros capítulos, Isabel es más Sansa que Daenerys, atrapada en una corte donde no solo es vista
como enemiga, sino también humillada.
Enrique no podrá embarazar a su mujer, Juana de Portugal (Barbara Lennie), pero
le hace caso en todo. Juana teme que si no produce hijos, los nobles derrocarán
a su marido y pondrán en el trono a Alfonsito (que realmente es un cero a la
izquierda en comparación con su resuelta y avispada hermana) o tal vez a la
misma Chabelita, puesto que en Castilla ya habían reinado mujeres.
Juana se dedica a
ofender (llega hasta golpearla), incomodar y hacer sentir a Isabel que está
rodeada de espías y enemigos. La pobre niña es expuesta a una corte disoluta y hasta
tiene que ver parejas follando en los pasillos. Sin embargo, no todos los que se les acercan son sus enemigos. Algunos como esos
intrigantes profesionales, el Arzobispo Carrillo
(Pedro Leblanc) y Pacheco, la quieren de cabecilla de sus intrigas, otros
como el joven soldado Gonzalo de Córdoba(Sergio Peris Mencheta) realmente desean socorrerla.
Hay un supuesto ( sin mucha base histórica) de que el futuro gran Capitán estaba enamorado
de su reina, pero Isabelita tiene muchas cosas en la cabeza para andar pensando
en romances. Sobre todo cuando a Enrique y a su mujer se les da por concertarle
a cada rato matrimonios con adefesios
indeseables. Isabel es firme en su rechazo a todo matrimonio arreglado. Ella se
casará cuando quiera y con quiera. Así, verá con ojos recelosos, que el
heredero del trono de Aragón desee su
blanca mano, su virginidad, y a Castilla
de yapa.
Ese romance va a
tener sus altos y bajos. Los muchos pesares y pruebas que ha vivido la princesa
no la hacen proclive a escuchar requiebros amorosos y si a sospechar de todo el
mundo. Toda la arrogancia de Fernando (y
la de Rodolfo Sancho) se doblegarán ante
las sutiles artes de Isabel. Para cuando se casen, tendrá el nuevo rey de
Castilla claro que su mujer está a su altura y jamás deberá menospreciarla. Eso va con el lema de Los
Reyes Católicos: “tanto monta, monta
tanto, Isabel como Fernando”.
No son spoilers lo que les cuento sino lo que
han de encontrar en cualquier libro de historia y debería ser de dominio público.
Además que solo narro a grandes rasgos la sinopsis. Muchas cosas pasarán en la
vida de Isabel antes de su boda. La principal es que Juanita, en su empeño de
afirmar su trasero en el trono de Castilla se somete a una rudimentaria
inseminación artificial. Efectivamente, documentos históricos secretos avalan que
un médico judío usó una cánula de oro para introducir el semen del rey en el útero
de la reina.
No sabemos si funcionó o si Juana se buscó otra
ayuda. El hecho es que parió una niña a la que le pusieron su nombre, pero que
el vulgo rápidamente apodo “La Beltraneja” por creerla hija de Don Beltrán. Lo
curioso es que hubo muchos que apoyaron a esta niña y hasta fueron a la guerra
para hacer valer los derechos de la Beltraneja en contra de los de Isabel.
Isabel, Juana y La Beltraneja |
Barbara Lennie es
sexy y malévola como la reina Juana , pero cuando su personaje cae en desgracia
(se preña del hombre equivocado), me da lástima. Yo que soy character-oriented puedo rechazar una
serie si los personajes no me atraen.
El buen Chacón |
En “Ïsabel”los
personajes o me encantan como el buen Chacón (Ramón Madaula) contador y mentor de Isabel, o me hacen reír
como ese Pacheco tan chueco que cambiaba de bando como de jubón. Y me conmueve
la amistad de Isabel con Beatriz de Bobadilla ( Ainhoa Santamaría) y el matrimonio de esta con Andrés Cabrera
(Jordi Díaz). Antes de esta serie yo desconocía la existencia de este judío converso
cuyo alto cargo (camarero mayor del rey) demuestra los privilegios que Enrique concedía
a los de origen hebreo.
Cabrera corteja a Beatriz |
La serie ha tenido
el buen juicio de seguir modelos de otras mega producciones de éxito como”
Juego de Tronos y” Los Tudors”. Pedro Leblanc quien interpreta al Arzobispo
Carrillo hasta ha cultivado un look parecido al de James Frain cuando encarnaba
a Thomas Cromwell en “Los Tudor”.
Hasta han hecho
una cortina en YouTube imitado la serie de Showtime. La diferencia es que ”Isabel”
es más profunda, más emotiva y se cifra menos en sexo y violencia. Además
Isabel de Castilla fue cien veces mejor gobernante y más sabia que el déspota
de Enrique VIII.
Ha sido un gusto
volver a ver la serie . Como ocurriera
con “ El Tiempo entre Costuras”,
“Isabel” me demuestra que en España se puede hacer dramas de época sin
presentismos históricos ni aberraciones
como esa imagen
de los Reyes Católicos que nos dio “The White Princess”.
Recomiendo la
serie a todos los amigos de la ficción histórica, pero principalmente a mis
Gatos Troneros y , por supuesto, a mis Gatos Tudormaniacos. Sobre todos, a los
que como yo militan en Team Catalina. Ya lo dije en el título, sin Isabel, no tendríamos a Doña Catita, entre
sus hermanos la más parecida a su madre.
Fuera de Estados
Unidos, pueden ver “Isabel”, en la página
de RTVE. Hay algunos capítulos en YouTube, pero no toda la serie y no sé qué le
pasa a TVE con USA, pero me dice que “Carlos Emperador” no es trasmisible para América
del Norte, y lo mismo me ha ocurrido con un video de “Isabel” en YouTube.
Así que para los residentes
en la Unión Americana, mi recomendación es evitarse problemas y subscribirse aUnivisionNow. Por $2,99 mensuales tienen acceso a “Isabel” y a toda una biblioteca de programas
de televisión en nuestro idioma.
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