lunes, 30 de julio de 2018

¡Atención, Tudormaniacos!: Sin Isabel no hay Tudors



En este año de Gracia del 2018, los Tudormaniacos estamos a la espera, o de “Maria Reina de los Escoceses” (que la Estuardo era Tudor por parte de abuela)  o de “La Princesa Constante”, la versión de Emma Frost de la vida de Catalina de Aragón. Pero para los más ávidos de material Tudor, les traigo algo con que aplacar esa urgencia.  Pocos saben que el servicio de streaming Univisión Now está ofreciendo la primera temporada de“Isabel”, un serie española imperdible para nuestro fandom, porque sin Isabel no hay Catalina,  y sin Catalina no hay Tudormania.

En serio, más allá de la obsesión de este blog con  la Tudormania,  “Isabel” es una serie muy completa, hecha con mucho esmero, bien actuada, con una atmosfera que nos remonta a esa Castilla a caballo entre El Medievo y el Renacimiento. Tan bien hecha es esta historia de Isabel,  La Católica,  que el mayor error histórico fue el presentar,  en una escena de 1493, a la catedral de Cádiz, un edificio dieciochesco. Comparada con las burradas que nos muestran otras series dizque históricas…


Yo vi la primera temporada en directo, en septiembre del 2012, y confieso que me le  acerqué con mucho titubeo. “Isabel” venía a reemplazar a la disparatada “Águila Roja” que,  entre sus múltiples desaguisados,  había llegado al borde del regicidio en su descripción de la Corte de los Austria. Me sorprendió ver que en “Isabel” se guardaba más respeto por la historia.

Como muchos,  también  tuve reparos por la elección de Michelle Jenner para dar vida a la Reina Católica. Para mi ella siempre seria la adolescente,  con complejo de Lolita,  que alborotaba la comisaria de su padre en “Los Hombres de Paco”. Un par de capítulos bastaron para convencerme de que la verdadera Isabel de Trastámara bien  pudo parecerse a esta  muchacha  ingenua, asustada, pero muy digna y con mucho carácter.

Con Rodolfo Sancho tenía otro problema. Lo conocía de su protagonismo de la primera etapa de “Amar en Tiempos Revueltos” y como el sacerdote enamorado de “La Señora”, pero lo cierto es que lo encontraba un actor sobrado que no proyectaba mucha simpatía. Lo que lo hizo perfecto para Fernando de Aragón que nunca ganó concursos por ser simpático .

Ahora, si nos fiamos de retratos, Rodolfo es más guapo. Yo no lo puedo encontrar sexi, porque de jovencita chongueé a su padre, el gran Sancho Gracia en su época,  de ” Curro Jiménez” . En mis scrapbooks del famoso bandolero también incluía fotos del actor con sus hijitos. Así que a Rodolfo lo miro un poco como un hijastro, otra mirada me resultaría incestuosa.

Pero veamos la historia como la presenta la serie. Isabel y su hermano menor, el Príncipe Alfonso (Víctor Elías) viven alejados de la corte, en Arévalo,  junto a su madre Isabel de Portugal, reina viuda de Castilla. Son hijos del Rey Enrique III, pero ahora reina en Castilla su hermanastro, Enrique IV que se ha desentendido de su parentela y los tiene viviendo casi como pordioseros.
El rey esos hermanos qe tanto lo preocupan

La Reina Loca

 A la pobre Doña Isabel (Clara Sanchis) , la viudez y las culpas, la tienen alucinando. Su mal se acrecienta cuando la separan de sus hijos obligándolos a residir en la corte de su hermanastro. Así empieza la historia con este triste episodio. Pasarán años antes que las Isabeles vuelvan a verse. Para entender tanta injusticia  tenemos que hacer una breve clase de historia.

En el Siglo XV, aunque España había recuperado gran parte de lo que es su territorio hoy,  todavía no era una nación. Portugal se había independizado  y,  bajo la Casa de Avis,  estaba iniciando su etapa de exploración y conquista de un imperio ultramarino. Gran parte de Andalucía seguía  siendo el Emirato de Granada, en poder de los muslimes. Aunque Navarra todavía era un reino independiente, la cuarta parte de la Península Ibérica la ocupaba el Reino de Aragón, que abarcaba toda Cataluña, Valencia, Las Baleares,   más Nápoles y las islas de Cerdeña y Sicilia. El Mediterráneo era aragonés. En cambio,  Castilla era una serie de reinos pobres unidos bajo la corona que estaba instalada en Segovia.

El pobre Enrique,  al que la historia llamará El Impotente, era impotente en muchas áreas. Tenía un gran reino, pero no estaba muy seguro de que lo dejarían gobernar.  El pueblo lo miraba con recelo por su diversidad que consistía en tener una guardia personal compuesta por moros y por adoptar vestuarios y costumbres del invasor árabe.

Para más remate, era Enriquillo muy amigo de meter judíos a la corte y de darles privilegios y altos puestos que según la nobleza castellana les pertenecían a ellos, cristianos viejos. Me hace un poco de gracia que Juan Pacheco, Marques de Villena (Ginés García Millán) , gran villano de  la serie    sea  quien vocifere más contra estas costumbres, puesto que tanto él como Maria de Portocarrero, su mujer, eran de origen judío. Algo que muchos le echarían en cara a sus altivos descendientes
Pacheco intrigando como siempre

Pablo Derqui interpreta al Rey Enrique como un ser lleno de buenas intenciones, pero muy frágil llegado el momento de ejecutarlas. Ha pasado a la historia como eso, un incompetente, un hombre débil y timorato. La leyenda, escrita por sus enemigos, lo ha descrito como un inútil en la cama, y eso que las crónicas nos dan el nombre de sus muchas queridas. Sus enemigos lo tildaron de homosexual. En la serie, el  retorcido Pacheco de “p…o” no lo baja, pero parece que era costumbre de la época, calumniar así a los en altos puestos. También el padre de Enrique había sido acusado de tener amores con su valido, Álvaro de Luna.

Lo cierto es que Enrique tiene una tremenda dependencia emocional de su favorito, Don Beltrán de la Cueva (un William Miller muy apetecible), pero la serie no nos indica que haya una relación amorosa entre ambos solo confianza y amistad. Al verlos por primera vez yo me dije “aquí tenemos al Renly y al Ser Loras de Castilla”, pero aunque Pablo si actúa como Renly no es la misma relación que tuviese este rey con El Caballero de las Flores.
Don Beltran pone ojos de alcoba

Isabel le hace un par de guiños a “Juego de Tronos”,  al menos en la primera temporada. Después de una batalla, Don Beltrán se manda un  discurso copiado del  de Theon Greyjoy después de la Batalla del Bosque Susurrante.

Ahora encuentro legitima esa emulación puesto que  para el debut de “Isabel”, GOT se había convertido en la serie más taquillera de la televisión. Pero también porque Ser George R.R. Martin para crear esas luchas dinásticas en un mundo fantástico  se inspiró en guerras del Siglo XV,  principalmente la de las Rosas que dividió a Inglaterra. Por lo que describir que en Castilla se practica el juego de tronos no es novedad ni falsedad.

En esa onda vale recordar que en los primeros capítulos, Isabel es más Sansa que Daenerys,  atrapada en una corte donde no solo es vista como enemiga,  sino también humillada. Enrique no podrá embarazar a su mujer, Juana de Portugal (Barbara Lennie), pero le hace caso en todo. Juana teme que si no produce hijos, los nobles derrocarán a su marido y pondrán en el trono a Alfonsito (que realmente es un cero a la izquierda en comparación con su resuelta y avispada hermana) o tal vez a la misma Chabelita, puesto que en Castilla ya habían reinado mujeres.

Juana se dedica a ofender (llega hasta golpearla), incomodar y hacer sentir a Isabel que está rodeada de espías y enemigos. La pobre niña es expuesta a una corte disoluta y hasta tiene que ver parejas follando en los pasillos.  Sin embargo, no todos los que se les  acercan son sus enemigos. Algunos como esos intrigantes profesionales,  el Arzobispo Carrillo (Pedro Leblanc)  y Pacheco,  la quieren de cabecilla de sus intrigas, otros como el joven soldado Gonzalo de Córdoba(Sergio Peris Mencheta)  realmente desean socorrerla.

 Hay un supuesto ( sin mucha base histórica)  de que el futuro gran Capitán estaba enamorado de su reina, pero Isabelita tiene muchas cosas en la cabeza para andar pensando en romances. Sobre todo cuando a Enrique y a su mujer se les da por concertarle  a cada rato matrimonios con adefesios indeseables. Isabel es firme en su rechazo a todo matrimonio arreglado. Ella se casará cuando quiera y con quiera. Así, verá con ojos recelosos, que el heredero del trono de Aragón desee  su blanca mano, su virginidad,  y a Castilla de yapa.

Ese romance va a tener sus altos y bajos. Los muchos pesares y pruebas que ha vivido la princesa no la hacen proclive a escuchar requiebros amorosos y si a sospechar de todo el mundo.  Toda la arrogancia de Fernando (y la de Rodolfo Sancho)  se doblegarán ante las sutiles artes de Isabel. Para cuando se casen, tendrá el nuevo rey de Castilla claro que su mujer está a su altura y jamás deberá  menospreciarla. Eso va con el lema de Los Reyes Católicos:  “tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”.

No son spoilers lo que les cuento sino lo que han de encontrar en cualquier libro de historia y debería ser de dominio público. Además que solo narro a grandes rasgos la sinopsis. Muchas cosas pasarán en la vida de Isabel antes de su boda. La principal es que Juanita, en su empeño de afirmar su trasero en el trono de Castilla se somete a una rudimentaria inseminación artificial. Efectivamente, documentos históricos secretos avalan que un médico judío  usó  una  cánula  de oro para introducir el semen del rey en el útero de la reina.

 No sabemos si funcionó o si Juana se buscó otra ayuda. El hecho es que parió una niña a la que le pusieron su nombre, pero que el vulgo rápidamente apodo “La Beltraneja” por creerla hija de Don Beltrán. Lo curioso es que hubo muchos que apoyaron a esta niña y hasta fueron a la guerra para hacer valer los derechos de la Beltraneja en contra de los de Isabel.
Isabel, Juana y La Beltraneja

Barbara Lennie es sexy y malévola como la reina Juana , pero cuando su personaje cae en desgracia (se preña del hombre equivocado), me da lástima. Yo que soy character-oriented puedo rechazar una serie si los personajes no me atraen.
El buen Chacón

En “Ïsabel”los personajes o me encantan como el buen Chacón (Ramón Madaula)  contador y mentor de Isabel, o me hacen reír como ese Pacheco tan chueco que cambiaba de bando como de jubón. Y me conmueve la amistad de Isabel con Beatriz de Bobadilla ( Ainhoa Santamaría)  y el matrimonio de esta con Andrés Cabrera (Jordi Díaz). Antes de esta serie yo desconocía la existencia de este judío converso cuyo alto cargo (camarero mayor del rey)  demuestra los privilegios que Enrique concedía a  los de origen hebreo.
Cabrera corteja a Beatriz

La serie ha tenido el buen juicio de seguir modelos de otras mega producciones de éxito como” Juego de Tronos y” Los Tudors”. Pedro Leblanc quien interpreta al Arzobispo Carrillo hasta ha cultivado un look parecido al de James Frain cuando encarnaba a  Thomas Cromwell en “Los Tudor”.

Hasta han hecho una cortina en YouTube imitado la serie de Showtime. La diferencia es que ”Isabel” es más profunda, más emotiva y se cifra menos en sexo y violencia. Además Isabel de Castilla fue cien veces mejor gobernante y más sabia que el déspota de Enrique VIII.

Ha sido un gusto volver a ver la serie .  Como ocurriera con  “ El Tiempo entre Costuras”, “Isabel” me demuestra que en España se puede hacer dramas de época sin presentismos  históricos ni aberraciones como esa imagen de los Reyes Católicos que nos dio “The White Princess”.

Recomiendo la serie a todos los amigos de la ficción histórica, pero principalmente a mis Gatos Troneros y , por supuesto, a mis Gatos Tudormaniacos. Sobre todos, a los que como yo militan en Team Catalina. Ya lo dije en el título,  sin Isabel, no tendríamos a Doña Catita, entre sus hermanos la más parecida a su madre.



Fuera de Estados Unidos,  pueden ver “Isabel”, en la página de RTVE. Hay algunos capítulos en YouTube, pero no toda la serie y no sé qué le pasa a TVE con USA, pero me dice que “Carlos Emperador” no es trasmisible para América del Norte, y lo mismo me ha ocurrido con un video de “Isabel” en YouTube.

Así que para los residentes en la Unión Americana, mi recomendación es evitarse problemas y subscribirse aUnivisionNow. Por $2,99 mensuales tienen acceso a  “Isabel” y a toda una biblioteca de programas de televisión en nuestro idioma.

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