Este capítulo me
pareció malo, mejor dicho, mal escrito, Falsedades, enredos cronológicos,
situaciones imposibles y falta de datos lo hicieron sentir fragmentado, tanto
en el relato histórico como en el desempeño de estos personajes en su entorno
“ficticio”.
Misoginia y
Maternidad
La moraleja es que,
si se es mala madre, no se es buen gobernante. La Reina es juzgada por no
conocer a sus hijos, por no haberlos bañado de pequeños, y por haber sido
consentidora de uno solo. Margaret Thatcher es juzgada por ser tan devota de su
hijo predilecto que no solo es negligente con su hija, sino que toma decisiones
que afectan al Reino Unido al calor de una crisis personal.
En este momento
histórico/histérico en que vivimos el gobierno de La Baronesa Thatcher es
considerado tan nocivo como el del Fuhrer. Démosle unos 30 años y verán que los
historiadores cambian de opinión. Pero Morgan necesita convencer a un público
que ni nacía en la Era Tatcheriana, las jovencitas mituteras y los progres
diversos que componen la Nueva Ola de Crownies Pandémicos. Por eso les cuenta
que Margaret odiaba a las mujeres, despreciaba a su madre, no confiaba en su
hija, etc..
Y, sin embargo,
el borrico nos muestra a Thatcher perdiendo los estribos, llorando delante de
la Reina, típica madrecita, todo porque su predilecto se ha perdido. La muestra
embarcando al país en una guerra motivada por el miedo que pasó cuando creyó a
su hijo perdido, Se supone que despreciaba a su madre por haber sido solo un
ama de casa, y luego la vemos cocinándole a políticos. Antes la vimos
desempacando la maleta del marido y planchando. ¿La Primera Ministro de Gran
Bretaña? ¿En qué cabeza cabe? Y, sin
embargo, es un secreto a voces que le gustaba cocinar para miembros de su
gabinete.
El problema con
La Thatcher (y esto va más allá de “The Crown”) es que era mujer, era
conservadora, era una mujer conservadora y no se sabe cómo retratar a esta avis
raris. Paralela a sus medidas catastróficas para la economía, se la muestra
llorando y haciendo declaraciones públicas como “Antes que todo, soy madre”. A
lo mejor despreciaba a las mujeres, incluyendo a su hija y a su madre, pero
ella fue víctima del sexismo de su propio partido.
En realidad, la
serie quiere poner a dos mujeres representando lo que más odia la izquierda británica,
El Partido Conservador y La Corona. Para eso les propinan golpes bajos
acusándolas de ser malas madres (sobre todo con sus hijas). Esos golpes son
manifestaciones del mismo patriarcado que tanto condenan.
Con eso espero
sacarme de encima el enojoso tema de Lady Thatcher. Por respeto a mis amigos
argentinos, no hablaré de La Guerra de Las Malvinas, limitándome a señalar lo
obvio. Los primeros conflictos en las Falklands ocurrieron dos meses después
que Mark Thatcher ya había sido encontrado. Otra vez, Morgan se ríe alevosamente
de los muy jóvenes que no recuerdan (yo hasta tengo un diario de ese periodo) una
historia tan cercana que puede calificarse más de Current Events que dé
pasado remoto.
Ahora, lo que
me gustó de este episodio…
Thatcher Llorando: No es tanto por ver a la Dama de Hierro
convertirse en Mater Dolorosa en el saloncito de la Reina. Después de todo, Thatcher
muchas veces lloró en público, y en la dicotomía Margaret-Elisabeth, Morgan ha
tomado el partido de la Primer Ministro, a ratos haciéndola superior a la Soberana.
En esa onda, vemos que Margaret puede llorar.
Lo que me gustó fue lo rápido que Isabel se
hace cargo de la situación. Calma los temores de Thatcher. Otros Primeros
Ministros han vencido su testosterona y se han desmoronado ante la monarca. Me
gustó rápido que le alcanza un Kleenex y un whisky y pone toda su atención a
las cuitas de su Primer Ministro. Qué lástima que no demuestra el mismo humor,
paciencia y desvelo con sus hijos!
Felipe e
Isabel
Aunque no me gusta
Olivia Colman como Isabel, me encantan sus escenas con Tobias Menzies.
Concuerdo con la Gatita Genezaret de que son la única pareja con química en la
serie y que capturan lo que uno espera de un matrimonio que lleva (en ese
entonces) más de treinta años sobreviviendo crisis tras crisis.
A pesar de lo que
opine la sorprendida Isabel, los padres tienen favoritos. Eso no significa que
odien a los otros o no les importe sus destino. Es solo que se sienten más
cómodos, menos presionados por su rol de padres con algunos hijos. Puede que
haya algo de opuestos que se atraen y los padres se lleven mejor con las hijas
y viceversa. En el caso de Margaret Thatcher, a pesar de que Mark es obviamente
un bribón privilegiado, la Primer Ministro admira en el que es un “hombre” y
por ende “fuerte”, menos emocional que una mujer. Ese no es el caso de Su Soberana
y pasamos al…
El Almuerzo con
Andrés
El almuerzo con
el hoy Duque de York tiene lugar en esa exploración de Su Majestad para saber cuál
de sus hijos es el predilecto y ocurre luego de los desastrosos encuentros de
Isabel con Ana y Eduardo. Desde el instante en que el príncipe hace una
aparatosa entrada en el palacio—después de aterrizar su helicóptero en el
jardín— y la Reina lo recibe con besos y mimos que sabemos que es su favorito. No
porque sea el mejor, el más guapo o el más cariñoso. Es porque ella se siente cómoda
con él. He ahí el secreto del favoritismo de los padres.
Andrés no la hace
sentirse culpable o incompetente. No se queja del almuerzo, comparte con la
madre la predilección al salmón, pero que no se crea que el favoritismo nace de
gustos similares. Al contrario, muchas madres prefieren a los hijos varones
porque no son sus espejos, sus experiencias les son más interesantes y por eso las
ven como exóticas. Andrés se da cuenta y por eso le tiene la confianza de
contarle sobre el soft porn que está filmando su nueva amiguita (Nota: Koo
Stark no entraría en la vida del Duque de York sino hasta el ’84).
A pesar de sí
misma, Isabel se siente a sus anchas con un hijo que no la hace sentirse desacertada
como madre y que la hace reír. Yo recuerdo que esa era la respuesta de mi madre
cuando la acusaban (no yo) de su predilección por mi hermano: “no viene con
malas cara y críticas, y me hace reír”. Estoy segura de que, de todos sus
hijos, Andrés es el único que ha hecho reír a su madre.
La regañiza a
Carlos
La última visita
es a Highgrove donde el heredero al trono está ocupado jardineando y hablando puerilidades,
mientras su joven y muy embarazada esposa languidece encerrada en su torre. Ahí
es donde Su Majestad pierde los estribos y Carlitos se va por retada. A pesar
de las afirmaciones porfiadas de Diana, sabido es que tanto Isabel como Felipe
muchas veces aconsejaron/regañaron a su primogénito por el mal manejo de su
matrimonio. Le exigieron acabase su relación con Camilla, pero Carlos había
perdido el poco cariño que le tenía a Diana y no hubo manera de convencerlo de
acercarse más a ella.
Lo que no me
gustó
La Discusión de
Carol y La Primer Ministro.
En mi familia era
factor aceptado que yo era la favorita de mi padre tal como mi hermano lo era
de mi madre. A mí nunca se me ocurrió echárselo en cara a mi madre (me hubiera cortado
la nariz con un cuchillo) ni a mi hermano. De hecho, ese favoritismo nos unió más
concientes que era un arma usada por mi madre para manipularnos y separarnos.
Por eso se me hizo tan extraño, que Carol, una mujer hecha y derecha de 29 años,
estalle en un discurso acusatorio. Lo
hace justo cuando su madre está preparándose para recibir invitados, solo para
poner en boca de Margaret su desprecio por el género femenino.
Carol Thatcher,
hoy en día es una reconocida periodista, escritora y documentalista. Ciertamente
es más respetable y exitosa que su hermano, el mimado Mark. Es quien mantiene el culto a su madre
(incluso en el 2007 fue a Las Malvinas a hacer un documental sobre la guerra
titulado “Mommy’s War”) de quien está muy orgullosa.
Al recordar su infancia, Carol se refiere a su madre como “supermujer”. Una que siempre quería combinar sus labores tanto domesticas como profesionales descollando, en ambas. También recuerda que Margaret empapeló el cuarto de sus hijos y que le enseñó a Carol a conducir. Carol jamás ha hablado mal de su madre y la idea de que el favoritismo de Mark la haya afectado ha surgido de unos comentarios de parte de ex secretarios de la Primer Ministro. También Lady Thatcher se quejó alguna vez públicamente de que su carrera la había privado de pasar más tiempo con sus hijos.
“The Crown” nos
muestra a Carol sirviendo la mesa como una glorificada criada. La verdad es que,
a los 22 años, Carol se marchó a Australia donde obtuvo empleo en la
televisión. Retornó a Inglaterra en 1979 cuando su madre fue nombrada Primer
Ministro, pero no para ser sirvienta de Margaret. Por el contrario, en 1982,
Carol trabajaba en la BBC, contribuía al Daily Telegraph y estaba escribiendo
su primer libro. No creo que estuviese para pataletas u reclamos solo porque Morgan
ve un paralelo entre la Reina y su Primer Ministra en sus complicados roles
maternales.
Otro paralelo fue
cuando Margaret recuerda con amor a su padre como el artífice tanto de su
carrera como de su personalidad. Algo que también nos recuerda la importancia
de Jorge VI en la creación de Isabel II. Otra similitud es cuando Margaret
acusa a su madre de haber sido una simple ama casa a pesar de los intentos de
su esposo de ” educarla”. Eso nos refiere a las quejas de Carlos de cómo no ha
podido ampliar la mente de Diana y subirla su nivel intelectual. Mas allá de la
torpeza y la soberbia de sus palabras, nos llega nuevamente ese sutil conjetura
de que Diana era una mujer intelectualmente limitada.
“Hemos Perdido
a Nuestros Hijos” por parte de la Reina.
Me pareció prematura
y absurda esa percepción de que los hijos ya no tienen remedio. El que Isabel
se diera por vencida como madre me sonó muy perezosa. Con la excepción de Andrés,
que hoy esta con el agua hasta el cuello, no veo a nadie perdido. A pesar de
los esfuerzos de “The Crown”, Carlos ha
sobrevivido a una docena de escándalos y hasta al Covid-19.
Él y su Duquesa
son, para muchos, un ejemplo de un gran amor que derribó barreras y aunque no
es rey, ahora que su padre se ha
retirado del servicio activo y su madre ha reducido sus apariciones públicas,
es el rostro (junto con los Cambridge) público de la Corona y lleva las riendas
de la familia. Su relación con Wills y Duchess Kate es excelente. No tanto con
Harry, pero eso es culpa de Meghan no del Príncipe de Gales.
Eduardo está muy
bien casado, al igual que las hijas de Andrés. En cuanto a Ana, tras sobrevivir
divorcio y escándalo, ha encontrado la estabilidad con su segundo marido, tiene
hijos que la llenan de orgullo y es el miembro de la realeza más respetado por
el pueblo. Pero Morgan insiste en hacernos creer que es otra víctima de su
madre
Picnic con Ana
Que irritante ese
picnic que La Reina tiene con su única hija. La imprevista llegada de la
Soberana es mal recibida por Ana quien obviamente tiene cosas más importantes
que hacer que ayudar a su madre entender que ella no es su favorita. Al menos,
por una vez oímos que la reina ya es abuela, aunque es obvio que su relación
con Ana no es cercana. Para colmo, Isabel, que en la serie es bien desubicada,
viene portando malas noticias. Ana y su amante serán separados. ¡Como para
invitarte otra vez, Chabelita!
Por aquel
entonces Ana sostuvo un apasionado affaire con su guardaespaldas, el policía
Peter Cross. Como suele ocurrir en estos casos, se descuidaron y pronto Scotland
Yard conocía el doble adulterio (tanto Cross como Ana eran casados). Se lo
hicieron saber al Duque de Edimburgo, que fue quien manejó todo este asunto y
cuya mayor preocupación no fue censurar ni regañar sino proteger a su hija
favorita. Cross no iba divorciarse, su comportamiento había sido muy poco
profesional y la misma policía quería evitar un escándalo.
Un mes después de
iniciado el affaire, Cross tuvo un traslado que (contado por él y amigos) destrozó
tanto al Sargento como a Ana. Ambos estaban seguros de estar enamorados. Que
Isabel haya sido quien le avisará a su hija que su romance acababa me parece
muy poco creíble. Es más que posible que
haya sido Felipe. Además de nuevo un
enredo cronológico. Se supone que estamos en enero del 81, se menciona que Ana
tiene “hijos”, en realidad estaba embarazada de Zara.
Mas importante, el
Sargento Cross dejó de trabajar con Ana en septiembre de 1980. La ironía es que,
en enero del 81, Ana en el cuarto es de embarazo, contactó a Cross y reiniciaron su amores. Esto
coincidió con la renuncia de Cross al cuerpo policial lo que les dio más
libertad para un romance que duraría dos años. Conocemos los detalles porque
fue el mismo Peter Cross quien vendió su historia al mejor postor en 1984
La Princesa Encerrada
en su Torre
Y por fin
llegamos a lo peor, Diana. La vemos casi catatónica, con tremenda panza, echada
todo el día, encerrada en su cuarto viendo programas infantiles en la
televisión. La última vez que vimos a Diana fue resplandeciente en su boda. ¿Qué
pasó que ahora está tan de capa caída? Hubiese sido bueno que nos mostrasen un
poco de lo ocurrido en estos cinco meses para explicar esta situación.
Carlos le cuenta a
su madre que a Diana no le gusta el campo. La astuta Isabel nota que a Diana lo
que le molesta es vivir tan cerca de su rival. Carlos excusa su “amistad” con Camilla
conque su esposa no le interesa nada de lo que hace, ni su jardinería ni leer
los libros de Sir Laurens van der Post (gran escritor y mentor de Carlos).
Volvamos a la
realidad. Carlos y Diana tuvieron una luna de miel infernal. Diana cuenta que
su marido durante el crucero por el Mediterráneo no le prestaba atención, que
efectivamente se había traído media docena de libros de Sir Laurens con la esperanza
de que su joven esposa los leyese y compartiese su opinión con él. Cuando Diana
se rehusó a hacerlo, él se dedicó a la [pintura. Diana recordaría su luna de
miel como una experiencia agotadora, más encima marcada por la presencia de Camilla.
Carlos, con poco
tino y falta de caballerosidad, telefoneó a su ex o no tan ex desde el barco, Diana
descubrió que su marido ocultaba una foto de Mrs. Parker Bowles en su agenda y
que usaba unas mancuernillas con las letras “C&C” grabadas. Diana no aguantó
más, lo recriminó. El muy fresco le respondió “Son un regalo de una amiga. ¿Qué
hay de malo en eso?” Aparentemente, Diana si lo veía mal porque en sus propias
palabras, le armó una pataleta.
Carlos no estaba acostumbrado
a ese comportamiento en sus mujeres y menos a las crisis de vomito de su
esposa. Según Diana, aunado a la presencia de Camilla en la psiquis de Carlos
le era infernal la falta de privacidad del viaje. Además, estaban las
exigencias de Carlos de que compartiese intereses que la aburrían y se sentía
ignorada por su esposo. Mas que la infidelidad el gran problema de ese
matrimonio fue que Diana siempre se sintió ninguneada por Carlos, que nunca
sintió que le importaba ni la apoyaba. Eso es lo que los fans de Diana llaman
haber sido ‘un monstruo” con la Princesa.
De regreso a Inglaterra,
Diana confiesa que intentó cortarse las venas. Carlos se vio obligado a confesarle a su madre
que su mujer sufría de un trastorno alimenticio. Llamaron psiquiatras. Diana
los detestó a todos, ella quería controlar su tratamiento. Se quejaba de que le
querían meter Valium a toda costa. La Princesa siempre se opuso a medicamentos
que creía eran la manera de La Familia Real de manipularla.
Diana ha dicho
que los Windsor la consideraban problemática por su bulimia. En realidad, le
tenían miedo por sus manías suicidas. Diana habló de cinco intentos de quitarse
la vida, hay quienes dicen que fueron más, cual más aparatoso.
La vida de Diana
se hizo más conflictiva cuando descubrió su embarazo en octubre. Las crisis
bulímicas se combinaban con las náuseas matinales. Ese famoso viaje a Gales fue
dantesco para Diana que (de acuerdo con las grabaciones) parecía hacerlo todo mal
aparte de sentirse muy mal. Se esmeró en hacer ese discurso en galés que, se
queja La Princesa, no ameritó ningún elogio ni del marido ni de nadie. Curioso,
porque en una entrevista, Diana dijo que Carlos estaba muy contento con el
discurso y la había felicitado.
Pero volvamos a
la serie, al invierno de 1981. Mientras medio mundo busca a Mark Thatcher, y
Las Falklands todavía no se han convertido en un sitio geográfico que importe a
los ingleses, la Princesa Diana ya ha anunciado al mundo su estado de buena
esperanza. A pesar de que todos estamos excitados ante la idea de un bebé real,
Diana recordara una década más tarde que fue una época triste.
Debilitada por la
bulimia que se ha convertido en un secreto a voces ella misma cuenta de veces
que se levanta de la mesa en cenas oficiales para ir a vomitar, Diana solo
quiere descansar y que la dejen en paz, pero ella dirá más tarde que era
imposible, que le exigían hacer presentaciones públicas y que nadie en su
entorno entendía sus malestares “porque nadie nunca los había sufrido”.
Tal vez nadie en
La Familia Real había sufrido de trastornos alimenticios, pero si conocían las náuseas
matinales que, durante el tour de Canadá, a fines de los 50, paralizaron a Isabel
II. Como no se había todavía anunciado su embarazo, lo tuvieron que adjudicar a
un virus estomacal. Durante sus últimos embarazos-ambos de alto riesgo-la
soberana detuvo su actividad en el sexto mes para descansar y cuidarse.
Por otro lado,
desde los días de confinamiento, en la Corte Tudor, hasta el puritanismo
victoriano que gobernó el trato de los embarazos tanto de reinas como de
mujeres de clase media, la preñez era una etapa que se ocultaba bajo un
lenguaje de eufemismos y ropajes voluminosos. Hay pocas fotos de la reina
Isabel en estado interesante, solo una de Margarita y dos de Ana.
Fue una desgracia
para Diana quedar encinta en una época en que la prensa le había encontrado el
lado glamoroso al embarazo de figuras públicas. Aún más en el caso de Diana que
se había convertido en la favorita del público y de la prensa.
¿Como reaccionó Diana
a tanta presión en una etapa en que las mujeres son tan vulnerables? Pues con más
maneras de hacerse daño, incluyendo el más teatral intento de suicidio de los
cinco (o más) que se conocen. Todo comenzó con una discusión con Carlos. Harto
del llanto de su mujer, Carlos le dijo que no iba a permitirle manipularlo y se
marchó a cabalgar. Diana, en su cuarto mes de gestación, entonces se lanzó
escalera abajo hasta caer a los pies de Su Majestad Británica.
Diana casi con
placer cuenta lo horrorizada que estaba Isabel ante este espectáculo. En sus
cintas acabará este episodio diciendo que a pesar de tener moretones en el
vientre “sabia” que él bebé estaba bien. ¿Como sabia? ¿Es clarividente o
médico? Lo que Diana olvida mencionar es
que su suegra inmediatamente la hizo atender por el ginecólogo de la Familia Real
Sir George Douglas Pinsker quien determinó que el feo no había sufrido daños.
Es hora de meter
en este cuento a un individuo bastante inconveniente, pero omnipresente en La
TrageDiana. Me refiero a su último mayordomo, Paul Burrell, quien ha dado
catedra en como lucrar a costa de una patrona difunta.
Entre sus
memorias de la Princesa de Gales, Burrel recuerda haberla encontrado a mitad de
una escalera del Palacio de Buckingham “fingiendo” una caída durante su primer
embarazo. Borrell insiste en que era una “caída falsa” puesto que su amita sería
incapaz de dañar a su bebito. Burrell es un mentiroso profesional, es un milagro
que no sea convicto de perjurio, pero que gana con esta historia? ¿Acaso
limpiar la imagen de Diana como alguien que se caía “de mentiritas”?
Qué lástima Paul
porque la caída de Diana fue real. Hubo testigos, entre ellos la Reina, hubo un
parte médico, y la princesa exhibió lesiones. ¿O acaso, el mayordomo (entonces
un lacayo más) fue testigo de otro intento de suicidio por parte de Diana? ¿Esta vez fingido? Morgan no se pronuncia sobre estos intentos de
suicidio.
En cambio, nos la muestra encerrada, en cama, aislada, en camisón todo el día rehusándose a recibir a Su Reina-suegra. ¿Pero dónde estaba, en realidad Diana, en su quinto mes de embarazo? Pues en Eleuthera, en Las Bahamas, provocando un escándalo mayúsculo cuando los paparazis la descubrieron en bikini y panzona.
Como ven, la vida de Diana de Gales era rica
en incidentes que “The Crown” pretende obviar obligándonos a sentir lástima por
una blanquita privilegiada que se puede pasar su preñez echada y viendo tele.
Really? ¿En el 2021 somos tan brutos para caer en ese cuento?
Ultima palabra.
Todos hasta los enemigos de Carlos concuerdan que durante las discusiones
conyugales era Diana quien las iniciaba, la que gritaba, la que usaba
palabrotas (en frente de los niños y en más de una ocasión enfrente de La
Reina). Carlos o bajaba la voz o la ignoraba. Y si le creemos a Diana, el gran
pecado de Carlos, más allá del adulterio, fue IGNORARLA. Así que, mostrándolo,
agrediéndola verbalmente o golpeando la puerta de la pobrecita victima creada
por Morgan, es un reflejo probablemente de lo que Don Peter hacía/hace con sus
mujeres.
FELIZ AÑO NUEVO MALENA! Al fin terminé todo y estoy lista para rendir mis últimos finales en febrero, ahora se viene un mes de receso, que la verdad voy a ocupar con todo para estudiar y seguir buscando trabajo. Acabo de publicar un disco y era lo único que ocupaba mi mente, además de disfrutar en familia las fiestas del año porque desde que me fui de Chile extraño celebraciones como las de 18 de septiembre, así que pongo todas mis energías en la última semana del año.
ResponderEliminarMe encanta que comentes sobre lo de los hijos favoritos. Es algo polémico, a mí me parece que es una verdad pero igual que hay que tener tacto de expresarla. A mi suegra es a la única que le creo que no tiene hijos favoritos, incluso está esa creencia que al menos yo me trago que confundir el nombre de los hijos es prueba de que se los quiere por igual. Igual es porque ella resiente de su madre que siempre expresó crudamente cuál es su favorito y la entiendo porque al menos yo veo que mi suegra y otro hermano más (no el fav) son los que siempre están presentes y vive haciéndoles dramas, gritando por teléfono y comparando a sus hijos y nietos.
Por otro lado, yo siento que las diferencias y favoritismos a los hijos dependen bastante del género y la diferencia de edad. Por ejemplo, en mi familia somos dos hermanas, yo soy la mayor, y siempre mi mamá nos dijo que nos quería por igual y que si hubiese tenido un varón no habría diferencia, pero siempre noté sus "favoritismos estacionales". De niñas yo era la que siempre se mandaba cagadas, siempre con problemas, y mi hermana la más correcta y de promedio alto. Cuando éramos adolescentes mi hermana siempre fue tratada de "la más débil", "la más sensible", y que por esa razón mi mamá le prestaba más atención. Pero nunca sentí esa atención como un favoritismo, de hecho me hacía un poco de gracia que la Thatcher de la serie atendiese a Mark por ser "mas fuerte", al menos he visto que las madres, al menos en seres humanos, atienden más a los débiles que a los fuertes. Es obvio que quisieron hacer un paralelismo de que las mujeres si tienen en la escoba en la casa no pueden gobernar. Todo el rato viendo la serie tengo en mente ese proverbio bíblico "La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba", que al menos en The Crown han mencionado de pasada que lo mismo aplica para los primeros ministros hombres , como Edward Heath, pero no han tratado con la misma obsesión el tema como lo hace Peter Morgan con las mujeres.
Siguiendo lo de los favoritos, cuando empecé mi etapa rebelde y me fui de la casa con todo un drama, estaba esa sensación de que la hija favorita era mi hermana, luego del torbellino nos reconciliamos y le tocó a mi hermana su etapa rebelde. Ahí quedó la crema y entonces la hija favorita empecé a ser yo, incluso me lo dijo, pero hablando con mi hermana nos moríamos de la risa porque se lo decía a las dos, además de hablarnos mal de la otra cuando esta no está (cosa que no me afecta, mientras no me cuenten detalles). De lo que sí estoy segura, es que al menos mi mamá se ríe más conmigo y tiene más temas que conversar, pero con mi hermana disfruta de hacer cosas y que siempre estuvo más para ella, porque al menos, a pesar de que las dos tenemos nuestros problemas psicológicos, yo armé todo un mundo para canalizar (la mayor parte del tiempo de manera exitosa) y siempre entendí que mi hermana necesitase más de atención.
La verdad la relación entre las tres está mejor en primer lugar porque todas nos fuimos de la casa (mi hermana se fue a Italia y se casó hace poco) y tenemos vidas hasta el momento estables. Perdona por hablar tanto de mi experiencia, pero al menos a mí Isabel, la que conocemos de la vida real, es un personaje que me gusta mucho, y me apena esa manera de enrostrarle ser una mala madre. Al menos, en ese aspecto me parece una madre como cualquiera, y lo de Andrés me hace sentir pena por ella, sus nietas, incluso por Fergie (AMIGA DATE CUENTA!), obviamente sin dejar de lado lo asqueroso de Andrés.
ResponderEliminarInsisto, The Crown debió haber empezado desde la adolescencia de Isabel, con el romance entre Felipe y ella al completo. Yo estoy HAMBRIENTA de material entre estos dos. Me gusta demasiado la química que hay entre ellos. Me da rabia porque vemos flashbacks de su infancia y la de Margarita, que incluso no tienen sentido como esa en la que Margarita se echa un berrinche de niña porque quiere ser reina cuando su hermana no, lo que se sabe es que cuando Margarita llegó a saber que Isabel estaba destinada a ser reina, fue le dijo "Pobre de ti!".
Holaa Gatita Geni, felicitaciones por tu disco y por haber terminado tus clases. ¿Exámenes en febrero? ¿Y cuándo puedes disfrutar del verano?
EliminarGracias por compartir tus experiencias. Difieren de la mía por ser ustedes dos hermanas y venir de familia monoparental. Como dices, en casos de dos hijos o los padres prefieren al menor, al más débil o favorecen a un sexo en particular. Yo tengo una amiga que era la menor de siete hermanas, hasta que llegó el deseado hermanito. Ya te imaginaras quien pasó a ser el favorito. En otros casos, es lo opuesto. La Duquesa de Alba públicamente anunciaba que “la niña de sus ojos” era su única hija hembra, Eugenia.
Lo normal en una familia de tres o mas hijos es que se quiera al menor, “el conchito” En una clase de psicología aprendí que a los hijos mayores siempre nos exigen mas en todo, que al menor se le regalonea más, y que el del medio es al que menos se le pesca.
Pero en el caso de Andrés, veo otros “méritos”, siempre fue lo opuesto de Carlos, más activo, más rebelde. Como Mark Thatcher, es el “hijo entretenido”, el que practica deportes extremos, el que va a la guerra. El cariño de Isabel por Andrés se extendió hasta sus nietas y viendo el “Martirio de Santa Diana” en que se ha convertido esta serie, me asombra que Sarah Ferguson, mucho mas escandalosa que su cuñada, siga siendo recibida y querida por su suegra. Una lástima que Andrés se haya involucrado en las chanchadas de Epstein, pero se rumora que gente mas respetable que el Duque de York andaba metida en esas cosas tan escabrosas.
No conocía esa máxima bíblica, muy acertada sobre la mujer que arma o derriba su hogar. ¿Es de los Evangelios?
Acabo felicitándote por haber superado cualquier celo infantil que te impidiera querer a tu hermana. Uno no puede dejar que las mañas de los padres separen a los hermanos. Yo solo sé que mi hermano es el mejor regalo que me ha hecho Tata D-s y que, como dice el Gato Rafa, es un privilegio el que podamos envejecer juntos ya que los 20 años en que estuvimos separados fue una gran tortura. Un gran abrazo y mucha suerte en la búsqueda de empleo.
PD: Una historia sobre el romance Felipe-Isabel se necesita, pero que no la haga el jetón de Morgan, plis, plis