Tucked Up in Newport: The Gilded Age 1x08

 

En la penúltima entrega de la Primera Temporada, Lord Fellowes soluciona dos conflictos, hace perder el trabajo a dos mujeres , consigue que Marian, la Indecisa,  se decida, pero sigue sacándose de la manga secretos de criados.

Secretos de Los de Abajo

Comencemos con Jack. Comienza a tomarse tardes libres y a salir a un lugar misterioso cargando un ramo de flores. A Mrs. Bauer y a Bridget se les ocurre que tiene novia. Peggy , se pone celosa y lo sigue. Descubre que su rival es la difunta madre de Jack a la que él visita en el cementerio todas las semanas en el mes del aniversario de su muerte.

Bannister sigue en capilla, aunque no lo han despedido. Cruza la calle a asustar a Church contándole que antes de irse,  Turner le escribió una cartita. Church se altera, pero lo distrae el ver a Monsieur Boudin teniendo una discusión con una desconocida. Cuando los sirvientes lo interrogan,  Boudin se niega a revelar su secreto.

Watson sigue de stalker hasta que su víctima, Mrs. McNeil ordena a un lacayo ir en busca de este hombrecito que la persigue. Watson se presenta como “Collier”, la llama “Flora” e insiste en que se conocen. Parce que sí, puesto que Flora huye a refugiarse dentro de su casa.

Mrs. Elias Finn

Por fin nos enteramos del secreto de Peggy. El Licenciado Raikes desciende a los bajos de la Mansión van Rhijn a visitar a su cliente.  Cuando se entera que Peggy no está le deja una carta . Armstrong , por supuesto, se apropia de la misiva y la lee antes de entregársela a su destinataria.

Peggy siente que Armstrong ha leído la carta. Tía Ada dice que no le sorprende de Armstrong. Mrs. Bauer,  cuando le va a pagar su deuda a Ada, le cuenta a ella y a Marian que Armstrong anda muy contenta porque tiene una información sobre la secretaria que la pondrá de patitas en la calle. Marian le cuenta a Peggy que finalmente revela su pasado.

Elias Finn y ella se casaron y huyeron a Filadelfia. Para cuando sus padre los encontró, Peggy estaba embarazada. Aprovechando que su hija estaba delicada y casi muere en el parto, el Señor Scott (como en las telenovela antiguas) anuló el matrimonio. Peggy volvió a la vida para descubrir que no tenía marido, solo el estigma de ser madre soltera de un bebé muerto.

Su padre llevó a Peggy de regreso a Brooklyn y le aconsejó que se olvidara del pasado. Imposible para una pobre madre que solo quería saber dónde estaba enterrado su hijo. Siguiendo el rastro de la partera, Peggy llegó a Doyletown donde la conocimos. Tom Raikes la estaba ayudando a rastrear a la partera. El mensaje era para decirle que había fracasado en sus intentos .Marian está muy conmovida, pero le aconseja a su amiga ir con la verdad donde la tía Agnes. No vaya a ser que se les adelante Armstrong.

Tiene razón. Armstrong que solo leyó la palabra “partera”, se inventó su propio cuento y fue con chismes donde Agnes. Esta,  que ya conoce a su doncella prefirió oír (y creer) la historia de Peggy. Ada y Agnes se compadecen de Peggy y su tragedia. Agnes le cuenta que ella también perdió hijos. Comprende su dolor. Llaman a Armstrong y la humillan ante Peggy. Agnes le dice que su cuento sobre una mujerzuela que abandonó un hijo ilegitimo era falso. La verdad solo tiene a una señora casada que sufrió la pérdida de su hijo. Sin embargo, no se la despide. Agnes en su eterno miedo a los cambios, dice que le costaría mucho entrenar una nueva doncella.

Peggy lo entiende, pero no puede permanecer cerca de alguien como Armstrong que siempre buscará lastimarla. Hay una despedida oficial a solas entre Agnes y Peggy,  muy tierna y conmovedora, pero como dice Peggy, tal vez sea bueno comenzar otra etapa.

Peggy regresa a Brooklyn donde su madre la recibe con los brazos abiertos. Ahora, Peggy se lanzará de lleno a escribir. Al padre no le va a gustar, pero Peggy está despuesta a irse a vivir sola si eso ocurre. Hablan de Marian. Peggy admite que son amigas. “Te va a echar de menos” dice su madre ‘sola en esa casa con dos viejitas”, pero Peggy le cuenta un secreto. Marian no permanecerá mucho tiempo con las van Rhijn.

La Decisión de Marian

Miss Brooks ha tomado una decisión. Va a casarse con su abogadito. Lástima que sus razones son las peores. Esta aburrida de vivir con viejitas sosas. No quiere perderse lo In, y Raikes está en el centro de lo que está de moda y todos lo invitan.

La gota que desborda el vaso de Marian es una visita de Aurora Fane que intenta advertirle de lo coquetón que anda Tom con otras mujeres de sociedad. Marian insiste en que él fue a la iluminación del NYT con “permiso” de ella.

A solas, Marian le dice a Peggy que está cansada de oír dudas sobre Raikes. Casándose con Tom acallará todas las dudas. Va a la oficina del abogado, le dice que Tía Agnes nunca cambiara de parecer. así que ¡Fuguémonos!

Todo era culpa de Dorotha

Las cosas se ven de color de hormiga para George. Van a ir a una audiencia que-todo lo indica-será la antesala de un juicio donde Mr. Dixon y su cartita trucha tienen las de ganar. Ni los Pinkerton pueden ayudar a George que no se atreve a contarle a su mujer lo mal que están. Una porque no quiere arruinarle su estadía en Newport. Otra, porque Bertha no lo ha apoyado mucho en este periodo en que, aunque no lo demuestre, el Robber Baron esta asustado.

Al final quien lo salvará será…¡Marian!

Miss Brooks va al porche de Los Russel a despedir a Larry y al Primo Oscar que van de excursión a Newport, cortesía de Mamie Fish. En eso se aparece muy alborotada Mrs. Ainsley (mi querida Dorotha) con unos papeles urgentes para el patrón.

Un día después, en Bloomingdale’s, Marian casi es arrollada por la estenógrafa que va de salida/estampida. La dependienta nota que a “Mrs. Dixon”(WTF) se le ha quedado el monedero. Marian dice que ella sabe para quien trabaja esa señora y e ofrece a darle el monedero al patrón de la olvidadiza gordita.

Marian le lleva el monedero a George que se entera de que su secretaria cambia de nombre cuando va de compras. ¡Aja! En el juicio en una jugada digna de Legally Blonde, se descubre que la estenógrafa es la esposa de Dixon, que ha estado no solo solapando los robos del esposo sino informándolo de los ires y venires del patrón. Ella fue quien le proporcionó la carta donde George parece exigirle a Dixon que consiga materiales as baratos para construir los trenes. En realidad Mr. Russell hablaba de artículos para decorar su oficina.

Mrs. Ainseley-Dixon llorosa pide perdón a su jefe. George le dice que no sabe qué hará la ley con ella, pero que él se asegurará que ella nunca más consiga un empleo decente, que la quiere fregando pisos.

Los Russell en Newport

Ajena a toda esta tragedia, Bertha sigue con sus delirios de grandeza. Ya tiene armadas las cuadrillas, ya tiene al maestro de baile y los invitados brincando en el salón. Manda hacer el vestuario y se lo regala a los chicos , entre ellos Carrie Astor, que están encantados.

La no tan encantada es Gladys. Su madre no solo le ha quitado a Adelheid (para reemplazar a Turner) además ha encargado el vestido de su hija sin siquiera consultarla si le gusta él diseño. Para Bertha , Gladys es un juguete, y (créanme porque conozco un caso parecido) el baile es en realidad para ella. Bertha vive a través de Gladys.

Entretanto, Carrie intenta convencer a su madre de aceptar a la madre de su amiga, pero Mrs. Astor siente que su liderazgo peligra si se muestra blanda. Los Russell (sin George) parten a Newport. Larry donde Mamie Fish, su madre y su hermana serán invitadas de los McCallister. Conocemos a la esposa de Ward, una señora aburrida con las travesuras del marido y con toda la alta sociedad.

Oscar también ha llegado a Newport. Su plan es cortejar a Gladys, y a su madre también. no contaba con la astucia de los Adam. A pesar de las protestas de su novio, John se deja caer en Newport y también se pone a cortejar a la encantada e ingenua Gladys.

Mamie Fish finalmente es presentada Mrs. Russell. A pesar de que La Fish no se cansa de lanzarle indirectas sobre el juicio de George, La Russell termina por conquistarla. “Es tenaz” dice en la mesa y Bertha lo considera un piropo.

Ward McCallister quiere convencer a Bertha de construirse una casa en Newport. Para eso se la pasa hablando de Beechwood, la mansión de los Astor. Tanto alaba el sitio que Bertha se muere por conocerlo. Aprovechando que Lina Astor esta fuera, Ward convence al mayordomo que les dé un tour de la casa a Bertha , Aurora y a él. Están paseándose muy contentos cuando….llega Mrs. Astor.

Como el carruaje de los intrusos está en la puerta, Ward y Aurora deben dar la cara. En cambio, a la pobre Berta la empujan por un laberinto de pasadizo y escalinatas que dan a las mazmorras . El mundo de los de abajo reciben a la entrometida con caras de hostil sorpresa. Bertha debe oler pescado, recibir plumas de aves desplumadas en su rostro y hasta quedar cubierta del polvo de alfombras que las criadas están desempolvando.

NOTA: A mí me ocurrió esto una vez, pero en vez de huir como rata perseguida por gatos, preferí ocultarme en un baño. ¡Dentro de la bañera con la cortina corrida, y con sombrero y tacones!)

Se ha dicho que esta ha sido la escena más cómica de la temporada. Lo seria si fuese un golpe kármico en contra de Bertha. Una manera de recordarle de donde viene y como es hora de ponerle freno a sus ambiciones. En cambio, yo creo que esta humillación llevará a Bertha a un punto tan alto de odio hacia Lina Astor que buscará aplastar el orgullo de esta magna dama.

En la vida real, Ava Vanderbilt doblegó a Lina usando a Carrie.. En 1983, Los Vanderbilt ofrecieron un baile de disfraces que iba ser la fiesta más esplendorosa que hubiese visto Nueva York. Todas las jovencitas de sociedad recibieron invitación, menos Carrie Astor. Ava dijo que no podía invitarla siendo que nunca había ido presentada oficialmente con su madre. Lina , para no avergonzar a su hija, se vio obligada a doblegar la cabeza. No me sorprendería que esto ocurriese en La Edad Dorada.

                                     Alva Vanderbilt y su famoso disfraz

La Primera Temporada acabará con el gran triunfo de Bertha, y posiblemente con la escandalosa fuga de Marian. No creo que ocurra nada más apoteósico. George ha salido triunfante de sus problemas y Peggy se prepara para una nueva etapa en su vida.

Algo que me incomoda es la cantidad de despidos que hemos visto desde el comienzo de la serie, más cuando siempre se trata de mujeres. Bannister se portó pésimo y nadie lo despidió. No estoy diciendo que Miss Grant , Turner y la estenógrafa no dieran motivos para que las corrieran. Mas barrabasadas cometió  el lacayo Barrow y solo lo despidieron al final de Downton Abbey, y un capítulo más adelante Lady Mary lo tenía de regreso…y de mayordomo.

A lo que voy, muy rara vez Los Crawley despidieron al servicio y siempre reintegraron a quienes se habían marchado por su propio pie y deseaban regresar a la Abadía. Había una conciencia que aun con una carta de recomendación era difícil encontrar empleo si no se tenían estudios. Como en America, hoy no hay conciencia de lo que significa el trabajo doméstico, y como la serie no nos ha mostrado el lado malo de la sociedad, pareciera que dejar empleos y encontrar uno nuevo era ultra sencillo.

Cuando Bridget se quejó de que si los negros subían del Sur les quitarían los trabajos a los inmigrantes, las reseñas solo lo comentaron como un ejemplo de racismo, olvidándose que ese es un argumento que muchos afroamericanos esgrimen hoy en contra de la inmigración ilegal latina. Este no es un problema de Lord Fellowes porque en Downton y en Gosford Park ha mostrado lo duro que es ser sirviente. En cambio, en La Edad Dorada, cada despido de Bertha es aplaudido por un público que…¿Gusta de los despidos?

                        Una mesa llena de sirvientes de Gosford Park ocultando tragedias secretas

Esto me recuerda que a comienzos de este siglo uno de los realities favoritos era The Apprentice, donde el momento culminante es cuando aparecía El Trompo a expulsar a un participante. El público llegaba a tener orgasmos con cada “You are Fired!”del futuro presidente. Definitivamente, el Schadenfreude es parte de la cultura estadounidense de este siglo.

Fuera bromas, en mi código moral, los ricos tienen tres deberes: Primero, encargarse de la caridad pública . Segundo,  ser mecenas de artistas y proteger el patrimonio artístico nacional y Tercero, generar empleos, bien remunerados. Los Russell han promovido la Cruz Roja de Clara Barton, han comprado bazares, han sido patrones de Stanford White, pero contratar gente para correrla no es una buena señal. Reitero, no es que no tuviesen razones Los Russell para despedir gente, es que el libreto no debería mostrarlos como gente que considera el servicio como maquinas,  no como seres humanos.

Como es mi costumbre, voy a comentar el articulo más destacado de esta semana sobre The Gilded Age. Este es de Roger Friedman que comienza diciendo que HBO ha recibido una buena y una mala noticia. La buena es que el episodio 8 “Guardaditos en Newport” ha batido récords con 701.000 espectadores. La mala es que solo 20.000 miembros de esa teleaudiencia son menores de 50 años.

Después de hacer chistes de mal gusto sobre televidentes medicados y atados a camas de hospital, Friedman nos recuerda que la Tercera Edad no es un público que compre automóviles y que, si quiere la HBO atraer a una audiencia juvenil,  deberá inyectarle más sexo a la serie . Aparte de insolente y unwoke, Friedman peca de ignorante. En casa tenemos más de 50 años y vamos a comprar un auto (si D-s quiere) este año,  no todos los adultos mayores sufren de mala salud,  y mucha gente joven está postrada en una cama de hospital.

Aunque concuerdo con él en que The Gilded Age es lenta y no pasa mucho, no creo que inyectándole sexo y desnudos se haga más atractiva para Zetas y Millenials.  Si no les interesa es porque no pueden maratonearla, por lo que no creo que HBO los estuviera buscando como público…todavía. Tengo amigos jóvenes que dicen que esperarán a que acabe para darse su panzada.

Este episodio no tuvo ni violencia, ni sexo, ni mucho contenido feminista, y, sin embargo, fue el mejor de la temporada.