lunes, 11 de noviembre de 2024

Los Tudor, Los Bellamy y Los Poldark: La televisión inglesa de los 70

 


Los Forsyte y los Churchill habían dejado un gusto en suelo británico y en otros lados por las sagas familiares, aun más si eran reales. Fue así que a comienzos de Los 70, nacía la Tudormania en la televisión inglesa. La eclipsaría el interés por unos aristocráticos eduardianos que habitaban en Eaton Place y, a mediados de la década, el Cornualles georgiano sería el espacio para las hazañas del Capitán Poldark y de sus desavenencias con su familia antigua y su empeño en construir una nueva.

Como Nació la Tudormania

Desde el cine mudo que Enrique Octavo, sus esposas y descendientes han sido tema para muchos libretos. Enrique VIII entró en mi vida  en la piel de Robert Shaw, cuya jocosidad contrastaba con la severidad de Santo Thomas Moro en A Man for All Seasons. En 1970, esa imagen del rey gordo (mi hermanito hacia estupendas imitaciones de sus carcajadas) fue reemplazada por el exagerado histrionismo de Sir Richard Burton en Ana de los Mil Días.

Yo comencé a ver esta cinta en el Rialto, a comienzos de diciembre de 1970, pero fui interrumpida cuando se presentó mi primera regla. Como en ese entonces una primera menstruación era tratada como enfermedad, me llevaron a casa casi en camilla. Me tomó casi medio año poder ver la cinta, ahora en el Teatro Rex. La anécdota es para ilustrar el hecho de que ver cine en casa a veces nos evita incomodidades o interrupciones bochornosas.

Al parecer los ejecutivos de la BBC pensaban parecido puesto que ese año debutaba en las pantallas inglesas, The Six Wives of Henry the Eight, en el espacio de los domingos que hoy asociamos con Masterpiece Theatre. Aunque ya han pasado los años por ella, esta producción dividida en seis episodiosuno para cada esposa-fue un mega éxito en ambos lados del Atlántico. Prueba de ello es que Keith Mitchell, quien daba vida al monarca femicida, ganó un BAFTA y un Emmy por su interpretación de Enrique VIII.



Motivada por ese éxito, al año siguiente la BBC decidió dramatizar la vida de Isabel I, la más famosa de Los Tudor. Glenda Jackson ya tenía el privilegio de ser la Grande Dame del cine y teatro británicos. Era una sorpresa ver que una luminaria de esa categoría apareciera en la pantalla chica, pero la serie la ameritaba . Hasta hoy es imponente, a pesar de las restricciones de escenografía.

El argumento sigue a Elizabeth en su etapa de Cenicienta en las cortes de sus hermanos , a través de su impresionante reinado y hasta asistimos a su fallecimiento. Como en Becoming Elizabeth, Elizabeth R. nos revela los amores de la princesa con el Almirante Seymour y vemos su conflicto interno con los cambios de religión que se suceden en Gran Bretaña y, a nivel personal,  con diversos hombres que buscan controlarla.



Elizabeth R. fue presentada en los Estados Unidos en 1972, abriendo el espacio dominical que mi generación conocería como el Masterpiece Theatre presentado por Alistair Cook. La serie fue un exitazo siendo el primer programa inglés en ganar un Emmy como la mejor serie del año. Aparte de sus BAFTAS, Dame Glenda recibió dos Emmys. Como ocurriese con Bette Davis en el pasado, Glenda Jackson se convirtió en el rostro de la Reina Virgen. En 1971, repitió papel junto a Vanessa Redgrave en Mary,  Queen of Scots, el mejor retrato que se ha hecho de María Estuardo en el cine.



Sin llegar al Masterpiece Theatre, la BBC continuó en 1972 con su exploración del Universo Tudor con The Shadow of the Tower que describía la llegada de Henry Tudor al trono y los sucesos que conocimos gracias a The White Princess. Acaba justamente con la boda de Catalina de Aragón y el Príncipe de Gales. No alcanzó el éxito de sus predecesoras, pero se apuntó su sitial en el origen de la Tudormania. Sin esas series, Michael Hirst no hubiese abrazado la causa Tudor que iniciaría la Tudormania en otro siglo. Shadow of the Tower sería un punto suspensivo en este fenómeno, puesto que a los Tudor los reemplazaría la veleidosa preferencia popular con otra familia, Los Bellamy de Eaton Place.



Los Hijos de Eduardo

Históricamente,  este membrete corresponde a los príncipes de la Casa de York que fueron ejecutados por su tío jorobado en la Torre de Londres. En Los Setenta,  podría referirse a la fascinación con La Era Eduardiana. Aunque se manifestaba en vestuario y sobre todo en esos peinados Belle Epoque que usaba la princesa Ana, también hizo su aparición en la televisión británica que nos trajo una manera de aprender historia social británica más entretenida que en un salón de clases.

La Era Eduardiana (Edwardian Era) se refiere al breve reinado (1901-1910) de Eduardo VII. El pobre gordito se pasó la vida a la espera que su madre muriese y usando el título de Príncipe de Gales. Aun así, tuvo una tremenda influencia a nivel político y cultural  antes de reinar, gracias a su grupo de amigos,  The Marlborough House Set.  Todos ellos, más el Príncipe,  tendrían espacio en la ficción televisiva.

La serie que abrió el ciclo continuaría aun después del fallecimiento del rey, cubriendo los quehaceres de Los Bellamy, sus hijos, y criados a través del Gran Guerra y de los Locos 20, llegando hasta 1929 , o sea superando la cronología de su hijastra Downton Abbey. En otra entrada ya comenté los parecidos y diferencias entre ambos shows, así que no me detendré en Eaton Place, pero sigamos con los eduardianos.



El éxito inesperado de Upstairs, Downstairs invitó a una nueva temporada, algo que no había ocurrido nunca en la televisión británica con un drama de época. Los astutos productores de la BBC decidieron aprovechar la buena racha creando más programas situados a comienzos del Siglo XX. En 1972, llegaba The Edwardians, una antología que en dos temporadas dedicó episodios a dramatizar vida y hechos de gente importante de ese entonces como los inventores del Rolls Royce, escritores, sufragistas, el mismísimo Rey Eduardo y una de sus amantes más famosas, la Duquesa de Warwick.

Un actor poco conocido llamado Tony Hopkins dio vida al político David Lloyd George en esa antología . Ese mismo año, el futuro Sir Anthony encarnaría a Pierre en una adaptación de La guerra y la paz y haría su debut en la televisión estadounidense en la miniserie QBVII. El resto es historia.



Siempre hubo rumores de que el harem de grandes damas de Eduardo, El Acariciador (como lo apodó Henry James) incluyó a la madre de Winston Churchill, pero ningún historiador ha podido probar que Jennie Jerome, la primera Princesa del Dólar, fuese amante del rey. Lo que si se sabe es que esta neoyorquina no solo se casó con el hijo del Duque de Marlborough,  fue también parte importante del círculo real, The Marlborough Set.

Consciente de esto, Thames, una productora que servía a la ITV,  contrató a Lee Remick para que diera vida a la americanita que conquistó a la Corte de St. James en Jennie, Lady Randolph Churchill. Este fue otro exitazo de la televisión británica que cruzó el charco y encantó al público americano en 1974, un año antes que Upstairs Downstairs cerrara sus puertas tras cinco temporadas. Ese año, cuando llegué a Nueva York, todos estaban viendo o UD o Jennie. En casa solo teníamos un mini televisor en blanco y negro (sin control remoto) que en días de semana quedaba en manos de mi madre. Como ni ella ni yo hablábamos inglés,  nos la pasábamos viendo telenovelas en español. Yo descubriría la belleza del period piece británico a fines de la década, pero nunca pude interesarla en la era de Eduardo, ni siquiera en Downton Abbey.

Jennie…fue un éxito total, recibiendo Lee un BAFTA y un Globo de Oro como Mejor Actriz. Recientemente vi la serie en Acorn Tv, pero creo que ya no la tienen. Está en YT en inglés. Aunque escenográficamente se ve añeja, la filmación en Blenheim Palace y el excelente elenco ayudan a hacerla inmortal. Junto a Lee Remick, vemos rostros que serán parte de esta era dorada de la televisión inglesa. Ronald Pickup da vida a su esposo, Lord Randolph Churchill;  Jeremy Brett es su amante, el Conde Kinsky; Christopher Cazenove interpreta a George Cornwallis-West, el “más joven”  segundo esposo de Jennie y Dame Sian Phillips a Mrs. Patrick Campbell, la mejor actriz de ese tiempo, y la mujer por la cual George abandona a su esposa.

                                       Los Amores de Jennie...

                                Lord Randolph Churchill

                                  Conde Kinsky


George Cornwallis-West


Ese mismo 1974, Dame Sian tenía su propio show dando vida a la famosa sufragista Emmeline Pankhurst en Shoulder to Shoulder. La serie que en USA se vio a través del ahora reconocido espacio dominical Masterpiece Theatre, narraba la lucha de Mrs. Pankhurst y sus hijas por obtener el voto femenino durante la Era Eduardiana (lo consiguieron después de la Gran Guerra).



Un año después de Jennie, llegó la esperada serie Edward the Seventh, sobre el monarca que dio su nombre a una era. La estoy siguiendo en YT y no me impresiona ni el rey interpretado por Timothy West ni su reina ni su ristra de amantes, con la excepción de la presencia luminosa de Francesca Annis como Lillie Langtry. Lillie, que fue otra gran actriz de la Belle Epoque, ameritaría su propia miniserie en 1977 también protagonizada por la Annis.



Acabada Upstairs Downstairs y el productor John Hawkesworth ya tenía más aventuras de la Era Eduardiana. En 1976 debutaba The Duchess of Duke Street la historia de una cocinera y hotelera que debía su fama al rey Eduardo VII que fue su patrocinador y amante. Por dos temporadas veíamos a Luisa Trotter navegar por la primera década del Siglo XX, la Gran Guerra y los Años 20, siguiendo la misma trayectoria de Upstairs Downstairs.

El fin de la década cerró este ciclo Eduardiano, dejándolo en manos del cine donde el dúo Ivory-Merchant se encargarían de hacerlo famoso con sus adaptaciones de las novelas de E. M. Foster. Sin ellos, y sin la televisión de Los 70,  nunca hubiéramos tenido Downton Abbey.

Rumores de Guerras Pasadas

En 1979 recibí mi propio televisor a colores como regalo de graduación y comencé a seguir el Masterpiece Theatre. Recuerdo de ese año, la triste Testament of Youth de la que ya le he hablado. Curiosamente, aunque entre 1974 y 1979 se cumplían cincuenta años del inicio y final de la primera Guerra Mundial, solo las memorias de Vera Brittain merecieron una dramatización. Se prefirió intercalar el conflicto en otras series del periodo como un incidente histórico más. Así la vivieron los Bellamy en Upstairs Downstairs, La Duquesa de Duke Street y la joven Christina, quien pierde a su marido aviador, en la serie Flambards (1979).

Vale recordar que en 1974, la BBC presentó la espectacular Fall of Eagles, una docuserie que, en un mosaico de viñetas, nos mostraba los factores que llevaron a Europa a la Primera Guerra Mundial. 



Diferente era el caso de la Segunda Guerra Mundial. Aunque Los 80 seria su gran década, ya la televisión inglesa había comentado a tratar ese conflicto desde 1970 en que debutaba en sus pantallas A Family at War. La serie giraba en torno a la vida diaria de Los Ashton, una familia de clase media baja de Liverpool durante los años 1938 y 1945. La descripción de la vida antes y durante la Segunda Guerra Mundial es muy lograda, sobre todo en como el conflicto afecta la vida de los Ashton y sus hijos. Es una historia bastante realista, para la época, con un retrato fiel de las desigualdades sociales, del desempleo, de la situación de la mujer y del clima político.

David, el hijo mayor, es un fracasado padre de familia que finalmente encuentra empleo y su nicho en La Real Fuerza Aérea. Philip es el estudiante de Oxford, veterano de la Guerra Civil Española que, por supuesto es comunista. Margaret, la hija mayor, es maestra, pero cree en casarse y tener hijos. La guerra y el creerse viuda, cambian las ideas de Margaret sobre el amor y los derechos de la mujer.



Aunque es infinitamente superior a World on Fire, esta seriedisponible hoy en Acorn y Tubi se siente deslucida y arcaica. Granada no gastó mucho en ella. Por ejemplo, las escenas de la guerra en Tobruk fueron filmadas en una playa de Formby,  cerca de Liverpool. El elenco era desconocido y lo seguiría siendo aun después de tres temporadas. Se entiende que los humildes Ashton fuesen eclipsados por los glamorosos Bellamys.



Yo intenté verla en 1974 cuando la pasó la PBS, pero la barrera del idioma me impidió seguir A Family at War. Diferente sería el caso de World at War, un magnífico documental de 1973, que mi padre (dueño del televisor los fines de semana) nos impuso con gran alegría de mi parte. Mi pasión por la Segunda Guerra Mundial,  que inicié a temprana edad, él la explicaba jocosamente a los amigos como “esta niñita nos salió muy bélica”

Hasta el día de hoy considero este documental de Thames como la mejor crónica del conflicto. Desde la narrativa vocalizada por el impecable acento de Sir Laurence Oliver hasta el hecho de que siendo de 1973 se podía entrevistar a muchos participantes como generales de la Werhmacht, resistentes franceses y sobrevivientes del Blitz de Londres. Hasta la música me encantó, siendo la primera vez que escuchaba canciones típicas de esa guerra como “We’ll meet again”, “Bless ‘em All” hasta el “Boum” de Charles Trenet.



Un motivo por el cual A Family at War no fue bienvenida es que en 1970 el ánimo británico era más bien pacifista, más que nada porque la Guerra de Vietnam seguía en curso. Fue solo a fines de la década que comenzaría un interés por la Segunda Guerra Mundial y que era un presagio de Tenko, Fortunes of War y otras celebres series bélicas de Los 80.

En 1977 debutaba Secret Army, un interesante retrato de una Bélgica Ocupada donde un tabernero crea una red de resistencia, mientras trata de poner en orden su vida privada. Esta popular serie tuvo la novedad de intentar dar un rostro humano al invasor. Dos años más tarde, Anthony Andrews todavía no el gran galán de los 80 protagonizaba Danger UXB sobre otro tema novedoso: el desmontaje de bombas sin explotar durante el Blitz.



Viajes a Tiempos Lejanos y Futuros

El éxito de tantos period pieces hacía que la BBC invirtiera en los dramas de época y no necesariamente los que tenían lugar en Inglaterra. En 1972,  decidieron dedicarse a otra familia, una más musical. Yo vi The Strauss Family en Telemundo, en español y en 1981, pero no la sentí prehistórica. Me encantó conocer la historia del Rey del Vals, de su conflictiva familia y de sus muchos amores.



La BBC y el Masterpiece llevarían a su audiencia a un viaje más dentro del pasado cuando, en 1975 se decidió adaptar la saga de Winston Graham sobre un oficial del ejército continental que al final de la Guerra de Independencia Americana, retorna a su terruño en Cornualles para encontrarlo todo cambiado y para mal. Poldark tendría dos temporadas para reorganizar su mundo y formar su propia familia en una Inglaterra dieciochesca y en la costa córnica donde parecía vivirse en otro mundo.



Sin menospreciar la magnífica adaptación del 2015 o las actuaciones de Aidan Turner como el Capitán Poldark y de Eleanor Tomlison como su Demelza,  la de 1975 se erige sobre méritos propios.  Como doy más detalles en otra entrada, me limito a decir que en solo dos temporadas este ejemplo de ficción histórica conquistó no solo al Reino Unido. La Poldarkmanía atrapó a muchos países, principalmente a España donde aumentó gracias a visitas promocionales de sus estrellas, Robin Ellis y Angharad Rees.



Envalentonados con el éxito, los de la BBC se atrevieron a viajar más lejos en el pasado adaptando las novelas históricas de Robert Graves. Ni Roma ni Domina, ni menos esa payasada Those About to Die, le llegan ni a la chancla a Yo Claudio. Fue una serie innovadora y para la época muy osada y cruda. Nos ruborizábamos al ver desnudos y descripciones de comportamientos semi aberrantes como los incestos de Calígula y la ninfomanía de Mesalina.

Hoy pueden verla con subtítulos en Acorn. Si se siente antigua por sus espacios cerrados y su ausencia de exteriores, pero sus diálogos y actuaciones son insuperables. Imagínense nada más una serie que goza de las actuaciones de Sir Derek Jacoby como Claudio, de Dame Sian Philips como su abuela Livia, de Sir John Hurt como Calígula y de Sir Patrick Stewart como El Prefecto Seyano.



El interés en el pasado no borraba la fascinación de dramas futuristas. A través de la década seguían los viajes por el tiempo del Dr. Who y otros intentos de emular la ciencia ficción estadounidense. En 1970 iniciaba y acababa UFO , una distopia en la que los alienígenos andaban secuestrando humanos para crear una nueva raza hibrida.

Ed Bishop era Straker, un oficial de SHADOS, una organización de máxima tecnología encargada de impedir una invasión de estos extraterrestres, pero también de aprender sus métodos y objetivos. Suena más interesante en papel que en pantalla. Cuprosamente,  esta breve serie llegó a Chile ese mismo año, en una época cuando los programas extranjeros se demoraban casi dos en llegar a nuestras pantallas.



Mas suerte corrió Space 1999 que en 1975 trajo a la pantalla al matrimonio de la vida real compuesto por Barbara Bain y Martin Landau quienes se habían hecho famosos en Misión Imposible. Esta saga cuenta  que a finales del siglo XX se ha establecido una base espacial en la luna que también se ha convertido en basurero de desechos nucleares terrícolas. Un día esos desechos explotan desorbitando a la luna, la base y sus 300 empleados.

De pronto la luna se sale de la galaxia, atraviesa un agujero negro y parte como un nuevo Enterprise a encontrar algún otro planeta donde aterrizar. Eso los lleva a encontrarse con diferentes sociedades alienígenas. Creada por Los Anderson, los mismos de las Supermarionetas, este fue su primer intento de trabajar con actores de carne y hueso. Duró dos temporadas, a mi padre le gustaba. A mí me aburría, considerándola inferior a Viaje a las Estrellas.



El Prosaico Presente

No todo en la BBC era pasado o futuro. En los últimos años que pasé en Chile (1972-1974) alcancé a ver las ultimas series inglesas que no eran customers y que tuvieron algún éxito. Todas tenían algo en común, mucho glamur, muchos viajes por espacios del jet set y algún misterio que resolver. Era la fórmula del momento.

Jasón King era un novelista famoso (tipo Ian Fleming). En busca de inspiración, viajaba a sitios donde, detrás de alguna belleza, nuestro mujeriego héroe encontraba algún misterioso crimen que podría aparecer en la próxima entrega de Mark Kane, el protagonista de sus novelas. Aunque la serie era entretenida, Peter Wyngard era el prototipo de belleza masculina de ese entonces: cabello largo, barba y bigotes frondosos, casi no se le veían las facciones, era una ensalada de pelos. Ni a madre ni a mí, que seguíamos a Jason King por inercia, nos parecía atractivo.



Mucho mejores eran The Persuaders o Dos Tipos en Apuros que llegó a Chile el ’73. Imagínense una serie que tiene lugar en la Costa Azul, con escenarios y personajes del Jet Set,  y protagonizada por Tony Curtis y Sir Roger Moore. Danny Wilde (Curtis) era un neoyorquino del Bronx que había hecho varias fortunas, con métodos no muy limpios y las había perdido.  Lord Brett Sinclair era un aristócrata inglés, ex oficial y ex piloto de Fórmula Uno.



Ambos se encontraban en medio de una trifulca en un bar de Montecarlo, justo cuando llegaba la policía  que  los arrestaba. Al juez se le ocurría un castigo ejemplar para estos privilegiados: “persuadir” a villanos de la zona de no cometer más crímenes. De esa manera, el dúo se encontraba con todo tipo de maleantes, muchos de ellos gente importante y no muy dada a dejarse persuadir de abandonar sus lucrativos negocios.



A pesar de lo interesante de la trama, la serie no tuvo más que una temporada. Se dice (lo dijo Dame Joan Collins en su autobiografía) que Curtis y Moore se llevaban de la patada, otros dicen a que a Sir Roger le interesó más ser James Bond que Lord Sinclair. Y ese fue el fin del cuento.

Tres temporadas tuvo Los Protectores (hoy puede verse por Tubi) , la historia de una agencia de detectives internacionales que operan desde tres capitales europeas: Harry (Robert Vaughn) desde Londres; La Condesa (Nyree Down Porter) desde Roma,  y Paul Buchet (Tony Anholt) desde Paris. La veíamos porque a mí me gustaba Vaughn desde El Agente de Cipol y mi hermano por el tema “Avenues and Alleyways”), pero yo no soportaba a la ex Irene de La Saga de los Forsyte.



De Buen Humor

Los 70 impactaron en la televisión mundial experimentando diferentes géneros.  Por ejemplo, les fue bien con las comedias. En 1973 llegó a TVN en Chile El Show de Marty Feldman, volviéndonos fanáticos de este excéntrico comediante y a su más excéntrico humor. De ahí nos volveríamos adictos a todos sus filmes bajo la dirección de Mel Brooks (Young Frankenstein, El hermano más listo de Sherlock Holmes) y sentimos su temprana muerte.

No recuerdo si Are You Being Served?  fue tan exitosa en USA como en Inglaterra y no conozco a nadie en Chile que la haya visto. Muy diferente fue el caso de la excelente Fawlty Towers (1975),  la obra maestra de John Cleese como el temperamental dueño de un hotel en el campo inglés y sus muchos problemas con clientes y empleados. Fawlty Towers, que duraría décadas,  encantó a los estadounidenses y tuvo mucha suerte en otros países.



Un caso curioso ocurrió en España donde no les agradó que el torpe camarero, Manuel,  fuese español. Se arregló traduciéndolo como Carlo, el italiano. En la versión en catalán, es portugués, pero vuelve a ser español en el País Vasco.



Los 70 se caracterizaron por ser la última década en experimentar con diversos géneros y por imponer glamur aun en historias que tenían lugar en el prosaico presente. Los 80 traerían otros cambios al producto inglés sobre todo en las adaptaciones literarias ya que una de ellas iba a provocar una anglofilia al otro lado del Atlántico no vista desde la Beatlemanía.

 

3 comentarios:

  1. Imagine if the producers then were woke and tried to colour them period set series with the trends of that decade, we would have had junkies in Regency era and Hippies at Victorias court LOL
    I wanted to ask why the heck were them people so fugly back in the 7os, but then I see these kids today looking like hobos without any self respect in how they present themselves and all is clear....

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    1. Poor John Cleese, my whole family watched Fawlty Towers, but i understand he wasn't everybody's cup of tea. 70s fuglynes has to do with fashions. I look at Jason King and find him repellent then and now. Those fashions has been revived when it should be reviled. After 1975, fashion changed and it got to be gorgeous with retro 40s looks. in 70s America we had plenty of Black shows and Afro-American stars, but the BBC wasn't diverse at all in that period. You know the latest fashion trend New York? Going out in your slippers. I don't mean to throw the garbage, they are wearing their comfies to work and to dine out. Really, fashion and elegance has gone to the dumps.

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  2. Oh, and I never could stand John Kleeze, he grates on me nerves even today.... Glad he is pretty much cancelled.

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