Una de las
razones que me atrajo de “La cocinera de Castamar” fue la idea de conocer la
cocina dieciochesca española. Sean los espectadores cocineros, historiadores de
la gastronomía o simples amigos de la buena mesa, estas combinaciones de
romances y platillos sabrosos gustan mucho. ¿Pero hay algún modelo que gobierne
el retrato de una heroína-cocinera en period drama o tiempos modernos? ¿A
cuál de ellas se acerca Clara Belmonte?
La fascinación de
los humanos con la buena cocina ha inspirado muchas obras de ficción desde que
Petronio incluyera en su Satiricón esa sátira de los nuevos ricos en la Fiesta
de Trimalcyion. De la literatura ha pasado al cine y a la televisión donde
muchas veces la comida sale de un libro como ocurrió con “Babette’s
Feast” y Como agua para chocolate. Hubo un momento al final del Siglo XX,
en que escribir o filmar algo sobre comida era sinónimo de éxito seguro. La
Cocinera de Castramar puede señalarse como un renacimiento de esa tendencia
que no sabría decir en qué momento acabó, pero si puedo señalar cuando comenzó.
Nace un Género
Culinario
Una de las
grandezas de “Out of Africa” fue sacar del olvido a la poco apreciada isak Dinesen.
Meryl Streep en su retrato de Karen Blixen nos hizo interesarnos en la
literatura de esta singular baronesa danesa que escribía bajo un seudónimo masculino.
Como Blixen-Denizen fue maestra del cuento corto, no había mucha oportunidad, aparte
de su biografía, de dramatizar su obra.
En Dinamarca, Gabriel Axel escogió un cuento, lo convirtió en filme, y tuvo un blockbuster dentro y fuera de las fronteras danesas puesto que llegó a ganar un Oscar en 1987 como mejor Filme Extranjero. “El festín de Babette” tiene lugar en el Siglo XIX en un remoto pueblo de Jutlandia, donde viven dos hermanas solteronas, Martine y Philippa.
Martine y PhilippaEstas hijas de un pastor
observan un estilo de vida severa y puritana. Un día deciden acoger a Babette,
una refugiada de la Guerra Franco-Prusiana. Por catorce años, Babette será
cocinera de las hermanas acoplando sus platillos al modo de vida austero de sus
patronas.
Todo cambia
cuando Babette gana la lotería y decide emplear lo ganado en una opípara cena
de agradecimiento a sus benefactoras. A pesar de que las hermanas sienten que
hay algo pecaminoso en probar comida exótica, aceptan e invitan a sus pocas
amistades que incluyen a un general que una vez cortejó a Martine.
La cena que presenta
a estos personajes provincianos con exquisiteces como sopa de tortuga, caviar y
codornices—a la par de champagne, vinos finos y licores—conmueve tremendamente
los paladares y almas de los invitados. El general, que es el único conocedor
de la buena mesa, se siente tan satisfecho que se atreve a confesarle a Martine
que nunca ha dejado de quererla.
Días después de
la cena, Babette les hace una doble confesión a sus empleadoras. Una vez ella
fue la chef estrella del mejor restaurante parisino y se ha gastado todo el
premio en la cena. Las hermanas están desoladas: “ahora siempre serás pobre,
Babette”. “Una artista nunca es pobre” les responde su cocinera. Las hermanas
le aseguran que su recompensa estará en el cielo cocinando para los ángeles.
Me avergüenza
decir que este filme, que vimos en familia, solo le gustó a mi padre que era un
gourmand. A mi madre y a mí nos pareció estúpido gastar el dinero en una cena.
Por suerte ni críticos ni publico compartieron nuestra zafia opinión y “‘Babette’s
Feast” abrió la puerta para una serie de libros y filmes sobre la cocina.
De lo Étnico a
lo Achocolatado
Aunque los libros
buscaban celebrar culturas y cocinas étnicas desde la sureña en “Fried Green
Tomatoes” hasta la turco-griega en “Un toque de canela”, sería una novela mexicana
la que demostraría como la cocina puede ser tanto una expresión cultural como fuente
de magia. En 1989, Laura Esquivel publicaba su novela debut Como agua para chocolate,
la historia de una muchacha del Norte de México, en días de la Revolución Mexicana,
oprimida por el patriarcado femenino.
Obligada a no
casarse y atender a una madre opresora, Tita arma su propia revolución en la
cocina. Sin embargo, el que Tita no pueda ser feliz como mujer se lo debe a su madre,
a la cobardía/comodidad de su cuñado/amante y a su propia dependencia de una
relación que no le permite independizarse. La cocina no llega a ser una
liberación sino como dijo la crítica Rita Kempley en The Washington Post es
un acto de impotencia que acaba con Tita incinerada por su propio deseo. Eso
hace a Tita diferente a “La Cocinera de Castamar “.
Aun así, el tema
de la magia que puede nacer en una cocina seguiría inspirando novelas. En 1997,
Chitra Bannerjee Divakaruni publicaba Mistress of Spices la historia de
una brujita hindú a la que se le ha otorgado el poder de hechizar y cambiar las
cosas gracias a los condimentos que vende en su tienda. Solo debe seguir tres
condiciones: nunca tocar la piel de sus clientes, nunca salir de su tienda, nunca
usar su poder para beneficio propio. Pero cuando Tilo se enamora contraviene
dos de esas reglas provocando una serie de desgracias.
Menos esotérica,
pero igual de poderosa es la magia de Vienne, una chocolatera cuyos dulces
cambian moral y costumbres de un pueblito francés en Chocolat de la
autora inglesa Joanne Harris. Este libro fue tan popular que un año luego de su
publicación, fue llevado al cine con Juliette Binoche encabezando un gran
elenco. El filme recibió cinco nominaciones al Oscar incluyendo “Mejor película”
y comenzó con una fascinación con el producto del cacao, sobre todo en las
telenovelas.
Ahí tuvimos varias historias que circulaban alrededor de fábricas de cacao como la brasileña “Chocolate con pimienta” (2003) y la producción de Telemundo “Dame Chocolate” (2007). Aunque mi favorita fue la mexicana “Heridas de Amor” que tenía lugar en una hacienda cacaotera de Tabasco e incluía toques de realismo mágico además de menciones a los muchos usos del Xocolatl, tan apreciado en la Mesoamérica prehispánica. Aquí les dejo una nota de servidora sobre recetas inspiradas por la trama de esta telenovela del 2008.
Siguiendo con el tema, en el 2016, la RAI presentaba “Luisa Spagnoli”, la
historia de la empresaria que creó la fábrica de bombones Perugina. Y a fines de este año, llega la segunda novela
de mi querida Socia/Beta Reader Lorena
Hughes titulada
The Spanish Daughter. Esta
combinación de misterio y saga familiar tiene lugar en la jungla de Guayaquil
que a comienzos del siglo XX fue una urbe cacaotera cuando el chocolate era el
centro de la economía ecuatoriana.
El 2020, año que “Chocolat”
llegó a los cines, fue un momento cúspide para el cine “cocinero” Además del
filme de Juliette Binoche, pudimos apreciar “Vatel”, el primer retrato de un
cocinero histórico en el cine, y la encantadora “Woman on Top” con Penélope Cruz
y Murilo Benicio.
La acción de esta
última tiene lugar en La Ángeles contemporánea donde llega la joven cocinera
brasileña Isabella (Pe) quien viene a buscar refugio con su amiga trans Mónica.
Isabella ha huido de su natal Bahía por culpa de Toninho (Murilo) su marido
infiel quien la ha tenido escondida en la cocina de su restaurant, llevándose
el crédito por los platillos de su esposa.
Isabella y Mónica ante las cámaras
Isabella tendrá que utilizar magia de candomblé para sacarse al marido de su corazón. Entretanto, en Bahía, el frustrado Toninho no encuentra nada mejor que insultar a Yemanya, la deidad del mar. Los pescadores comienzan a regresar con las redes vacías, no hay material para cocinar ni cocinera. Todos culpan a Toninho quien debe viajar a Estados Unidos para recuperar a su mujer. Solo que Isabella ahora es la estrella de su propio programa de televisión donde enseña cocina brasileña y ya tiene otro pretendiente.
Además de la
cocina y la magia, existe en “Mujeres arriba” otro tema importante. A isabella
la afligen paralizantes ataques de vértigo que la obligan a ser ella quien
conduzca, quien guie a su pareja en el baile y en el sexo siempre debe estar
arriba del marido, de ahí el título del filme. Este mal de la cocinera la
acerca al personaje de Clara Belmonte quien también encuentra en la cocina una
fuente de empoderamiento que la aleja de la vulnerabilidad de su agorafobia.
En algún momento llegó
a saturar esta combinación de realismo mágico y cocina, tanto que invadió las
películas infantiles. Ahí tuvimos al ratón chef Ratatouille y en la nueva
versión de “La Princesa y el Sapo”, la heroína era una cocinera de color en la Nueva
Orleans de los ’20.
Tiana en su cocina haciedo beignets
Esto coincidía,
en la Era del Reality, con los programas de cocina en vivo que nos han hecho
admirar y conocer los nombres de Anthony Bourdain, Gordon Ramsey y Nigella
Lawson. El problema es que, con excepciones, estos programas dejan atrás las
comidas y se meten en dinámicas de poder que se alejan de lo domestico y entran
en el manejo de restaurantes y jerarquías dentro del mundo de los chefs.
Eso más pasó en
la única telenovela que recuerdo sobre el tema “Querida Enemiga” donde Ana
Layevska es una aspirante a chef que conseguía empleo en la cocina del
restaurante de su maestro más temido y terminaba casándose con él. Esto ocurrió
en el 2008 y no recuerdo ya más, aunque estoy segura de que no he mencionado ni
la mitad, pero es que me ha costado situar a “La Cocinera de Castamar” en ese
universo culinario. Sus recetas sí, pero no el personaje. Finalmente encontré
algunos paralelos con un filme francés del 2000 “Vatel” y con una excelente
serie inglesa de 1978 “La Duquesa de Duke Street”.
Vatel y la
Ingratitud Patronal
“Vatel es un
relato inspirado por vida y muerte del primer chef importante que nos menciona
la historia. Esto es lo que nos cuentan los textos de contemporáneos como la
Marquesa de Sevigne y el Duque de Saint Simon. François Vatel, nacido en Suiza,
ascendió en las fogones hasta convertirse en Maestre de Cocina y Festejos de
Nicolas Fouquet, ministro de economía de Luis XIV.
En ocasión de una
visita del Rey Sol, Vatel elaboró una cena opulenta y sabrosa. El agasajo
irónicamente propició la ruina de Fouquet. Arruinado por guerras y la Revuelta
de La Fronda, Luis no estaba en condiciones de ofrecer tales eventos. Molesto,
se le ocurrió que su ministro estaba malversando fondos y lo hizo apresar.
Conocidos entre
las amistades del patrón le aseguraron a Vatel un puesto en otro gran hogar, el
Castillo de Chantilly propiedad del Príncipe de Condé. Aunque de sangre real, Condé
andaba medio reñido con su rey-primo puesto que había tenido la temeridad de
apoyar a los frondistas.
En 1761, el rey
Luis hizo un acercamiento al visitar el Castillo de Chantilly. Sabedor de que
de esa visita dependía el futuro de la casa de Condé, Vatel preparó unos
festejos exquisitos. Todo iba bien hasta que una noche no hubo suficiente asado
para todos los comensales. A pesar de que El Gran Condé fue en persona a
tranquilizar a su mayordomo-cocinero, Vatel estaba al borde del colapso. La
mecha que hizo arder su pólvora fue la demora del pescado que sería el platillo
principal. Sintiéndose al borde de a deshonra, el cocinero se suicidó.
Muy conmovido, el
rey le dijo a Condé que la razón por la cual no visitaba las casas de sus
cortesanos era porque sabía el esfuerzo físico y gasto económico que imponían
las visitas reales. El pescado alcanzó a llegar, pero, por luto a Vatel todos
rehusaron a comerlo. Esta hermosa historia adquirió sesgos políticamente
correctos e incorrectos en el filme de Roland Joffe.
Vatel (Gerard Depardie)
es el devoto sirviente del Príncipe de Condé (Julian ¨Master Pycelles¨Glover) y
quiere que el Rey Sol (Julian Sands) aprecie a su amo tanto como él. Por eso lo
vemos deslomarse y pasarse noches sin dormir agasajando al soberano y sus
invitados. Vatel es el rey de los recursos, su creatividad no tiene límites. Si
no han llegado las lamparillas para iluminar las fiestas nocturnas al fresco,
socava melones para hacer linternas. Si se acabaron los huevos para la crema
inglesa, inventa la Crema Chantilly.
Sin embargo, el
mayor trabajo no está en el entretenimiento sino en defender a sus criados y a
si mismo del acoso sexual de Monsieur, el hermano del rey, que aquí no es tan
encantador como en “Versalles”. A quien
no puede el cocinero/mayordomo defender de la lascivia real es a Anne de Montausier
(Uma Thurman), dama de la reina Maria Teresa, a quien Luis XIV obliga a ser su
amante. Vatel y Anne se enamoran, lo que lo convierte en enemigo del Marqués de
Lauzun (Tim Roth) que también la desea.
Vatel se da
cuenta que para el rey todos son esclavos, tal como él es solo un criado. No
tiene el poder de proteger a Anne, y ella está demasiado alto para ser su
mujer. Con una semana sin dormir, y con los nervios de punta, Vatel está al
borde del colapso. El último golpe es descubrir que Condé ha cometido la
torpeza de jugarse y perder a Vatel en la mesa de naipes. Ahora el chef tendrá
que ir a trabajar para Luis XIV, el ganador de la partida.
Vatel comprende
lo poco importante que era para su patrón y se suicida. Al rey le hacen el
cuento de los pescados y todo sigue igual. Solo Anne sabe la verdad y abandona
la corte. En “Vatel” hay temas que se reflejan en “La Cocinera de Castamar” (serie)
el poder del rey sobre sus ciudadanos y la poca importancia que los nobles dan
a los criados y su trabajo.
De Cocinera a
Duquesa
Sin embargo, lo
que han hecho en Atres Player con el texto de Muñes, y que ya poco se parece a
la novela, recuerda una injustamente olvidada serie inglesa de 1979. A la saga
de su exitazo “Upstairs, Downstairs” John Hawkesworth produciría otro éxito “La
Duquesa de la Calle Duque” inspirada en la famosa cocinera y hotelera Rosa
Lewis, a quien apodaban la Duquesa de Jermyn Street. Esta serie narra la saga
de Louisa Layton (Gemma Jones, la Madame Pomfret de Harry Potter), una chica de
familia humilde con un gran sueño, ser la mejor cocinera de Inglaterra.
Para eso, y
desoyendo a su madre que la quiere ver casada, Louisa consigue un puesto de
ayudante de cocina en casa de Lord Henry Norton. Aunque es recibida con
simpatía por la Señora Catchpole, la gobernanta, es vista con recelo tanto por
el resto del servicio como por Monsieur Alphonse, el chef francés que gobierna
la cocina.
Alphonse cree que
ninguna mujer puede ser cocinera de calidad y eso es lo que creen y han creído
las clases altas por siglos. Aun hoy hay un debate eterno de por qué las mujeres
no son valoradas en el mundo de la Haute Cuisine. Por cada Nigella Lawson hay
diez Gordon Ramseys.
Esto es algo que se refleja en la ficción dieciochesca. En “Xica”, que tiene lugar en el Brasil Colonial, donde la comida está a cargo de esclavos, es muy cotizado el cocinero Mandinga que primero reina en los fogones del Comendador Caldeira D’Abrantes, luego en casa del Capitán Mayor hasta que acaba en la hoguera acusado de brujería.
Mandinga en su cocina Cuando
el Sargento Mayor Cabral compra a Xica y a su madre, su mujer Doña Micaela las
pone en la cocina argumentando que no cree que las mujeres no puedan ser buenas
chefs. Pero cuando Xica se convierte en gran dama contrata a un hombre para que
le cocine y cuando este esclavo cocinero la traiciona, su patrona no titubea en
lanzarlo a la olla.
Damián se pasa al bnado de los enemigos de Xica
Xica convierte a Damián en feijoada y se la sirve a Violante
En la España
dieciochesca no hay mención de mujeres en el servicio culinario, a menos que se
tratase de taberneras. A mitad de siglo cuando Carlos III dejó Nápoles para
reinar en Madrid, su consorte Amalia de Sajonia se trajo una cocinera de Italia,
pero no duro mucho. Ala muerte de la reina, la cocinera retornó a Nápoles.
Fue entonces que
la reina viuda Isabel de Farnesio contrató a la española Francisca Sánchez para
que se encargase de su comida. Tras la muerte de Isabel, Francisca seguiría en
los fogones reales ahora a cargo de la mesa de Maria Luisa de Parma que había
llegado a la corte como esposa del Príncipe de Asturias, el futuro Carlos IV. A
pesar de sus importantes comensales, el sexo de Doña Francisca la hacía ser
menospreciada y esto era evidente en su sueldo, cinco reales mensuales cuando
los cocineros de planta del Rey Carlos, Jean de la Tremoille y Antonio Catalán ganaban
mil reales mensuales.
Volviendo a “la
Duquesa de Duke Street”, a pesar del antagonismo que Louisa encuentra en las
cocinas de Lord Henry, pronto hace amistades con la humilde Mary y con Trotter,
el ayuda de cámara del patrón. Mas importante, se gana la confianza de Monsieur
Alphonse que comienza a adiestrarla en el arte de convertirse en cocinera Cordón
Bleu.
Llega el primer
verano. Lord Henry se va a Escocia de cacería, Monsieur Alphonse se va a Francia
a visitar a su hermana,. En casa vacía, Louisa queda a cargo de la cocina. Y
entonces cae una bomba. En agosto, Lord Henry regresa de improviso con una
pandilla de hambrientos amigos. Pasado el primer susto, Louisa se prepara para
ofrecerles una cena de lujo. A pesar de pequeños tropiezos, Louisa lo logra.
Tan satisfechos
quedan los invitados que solicitan la presencia de la cocinera para
felicitarla. Muy cortada, entra Louisa al comedor y su sorpresa es mayúscula.
En el asiento de Lord Henry está, nada menos, que el Príncipe de Gales. El
futuro rey le da a Louisa una moneda de oro: “un soberano de tu futuro
soberano”. Louisa sale del comedor y se desmaya. Despierta en la cocina donde
la espera su staff con champaña. Trotter brinda con ellas y le dice que para no
presionarla más se le ocultó la presencia del futuro Eduardo VI.
No es la última
vez que Louisa verá al rey. En una ocasión, el Príncipe (Bertie para los
amigos) la convoca al Palacio de Buckingham para que se encargue de los
festejos. Envalentonada con tanta fama, Louisa comienza a visualizar un futuro
en el que será una famosa chef. Pero, aunque la historia tiene lugar en 1901, la
gente de la clase de Layton no puede tener muchas aspiraciones. El sueño
infantil de “Layton” era ser maestra. Sueño truncado cuando su madre la retiró
de la escuela para ponerla a servir.
Además del tema de
una ayudante de cocina que se convierte en la estrella del servicio de una
familia noble y que se codea con la realeza, hay otro eslabón que vincula a Louisa
Layton y Clara Belmonte. Ambas encuentran el amor entre pucheros y cazuelas.
El primer
cortejante de Louisa es Trotter que ha quedado embobado con esta cocinera tan
pizpireta y determinada. El otro será Charlie Tyrrell (Christopher Cazenove),
sobrino favorito de Lord Henry y heredero del Vizconde de Hazelmare.
Una noche, la
cocinera encuentra en su cuarto al joven Tyrrell en piyamas y con aviesas
intenciones. Armado con un collar de rubíes, Charlie le ofrece a Louisa ponerle
una casa en un barrio elegante para que ella atienda sus necesidades sexuales. Tras
endilgarle un sermón, “Layton” le explica que ella no busca eso, que su sueño
es ser la mejor cocinera del mundo. Tras dejarle el collar, Charlie se aleja.
El que es difícil
de alejar es el Príncipe de Gales. Por algo, Henry James apodó a “Bertie”
“Eduardo, el Acariciador”. Cuando el Príncipe se encaprichaba con una mujer no
cejaba hasta tenerla y la tela de araña que tiende alrededor de Louisa es
escalofriante. Avisado de los deseos de su Majestad, Lord Henry encarga a su
ama de llaves que convenza a Louisa de casarse con Trotter con el cuento de que
es impropio tener una cocinera soltera. Algo de eso es cierto puesto que las
cocineras de “Upstairs, Downstairs” y “Downton Abbey” eran solteronas, pero se
las conocía como Mrs. Bridges Y Mrs. Patmore.
Ante la negativa
de Louisa, se le tiene que explicar la ruda verdad. El matrimonio con Trotter
es una fachada, el “derecho e la pernada” lo tiene el Príncipe de Gales. La
alternativa es que Louisa será despedida, sin cartas de recomendación y nunca más
podrá cocinar para la aristocracia. De esa forma, Louisa se convierte en “Mrs.
Trotter” solo de nombre y en amante de facto de un futuro rey.
Por suerte para Louisa,
los caprichos del Príncipe de Gales no duraban mucho. Su ascensión al trono
coincide con tedio con su última conquista, y Louisa queda libre. Para
recompensarla, el Príncipe le cumple el sueño de tener su propio
establecimiento, un hotel-restaurante en Duke Street. El pobre Trotter, convencido
de que podrá manejar tanto su vida laboral como marital, trae a su hermana para
que los ayude en el Hotel Bentinck.
Louisa detesta a
cuñada y desprecia al marido. Pronto se deshace de ambos, pero la mala administración
Trotter ha acabado con el negocio antes de este surgir. En compañía de Mary que
ha venido a trabajar con ella, a Louisa se le ocurre una nueva empresa,
preparar pasteles de carne y otras reposterías para que las vendan los
almaceneros cercanos. Es un buen negocio, pero no se dan abasto y Louisa sufre
un surménage. El medico aconseja reposo.
De madrugada,
Louisa se le escapa a Mary para ir a repartir los encargos. Así la encuentra
Charlie Tyrrell, que vuelve de una juerga, colapsada empujando un carrito por
las calles de Londres. La lleva al hospital y ahí le hace una propuesta menos
indecente que la anterior. Sus propiedades están en el campo, pero su vida
social está en Londres. El no desea comprar casa. Si Louisa le “regala” la
mejor suite de su hotel y promete cocinar para él y sus amigos, el invertirá en
el negocio. Louisa acepta.
Pronto la
sociedad da frutos. Las amistades de Charlie publicitan el establecimiento, y
el hotel se vuelve famoso en Londres. Para entonces, Louisa y Charlie reconocen
estar enamorados y se hacen amantes. Sin embargo, los separan las clases
sociales. Cuando muere el padre de Charlie y éste hereda el título, Lord Henry
le hace ver a su ex cocinera que debe acabar con esa relación. El ahora Lord
Hazelemere tiene nuevas obligaciones sociales. Así Louisa deja que Charlie
parta en un largo viaje sin contarle que esperan un hijo.
Para cuando
Charlie regresa y descubre que es padre de una niña, Louisa ha decidido por
ambos. No acepta convertirse en Lady Hazelmare, no quiere volver a casarse, ni
desea criar a Lottie. Charlie se lleva a
la niña y la pone a criar con una familia de labriegos que vive en su
propiedad. De alguna manera, Louisa arruina la vida de los tres y Charlie se lo
echará en cara en algún momento. Aunque Charlie se casa, ni forma una familia
ni es feliz. Su mujer descubre que él sigue amando a Louisa, y se suicida.
Louisa llevará
una vida célibe por quince años, hasta que, durante la Gran Guerra, en una
noche en el frente vuelva a los brazos de Charlie y por fin acepte su propuesta
de matrimonio. El muere a causa de las heridas recibidas en batalla y la
desolada Louisa deberá intentar reconectarse con la hija que abandonó.
Amores de
Cocineras
“La Duquesa de la
Calle Duque” fue una gran serie, con muchas subtramas, tanto de los huéspedes
como del staff del hotel y se mantuvo apegada a la historia londinense del
siglo XX, mostrando la evolución social del Reino Unido, pero cómo historia de
amor dejó que desear. Para las feministas, el que Louisa antepusiera su carrera
antes del matrimonio podía ser admirable, pero era notoria su soledad y vida
sin afectos.
Por otro lado, el
rechazo del matrimonio no se debía tanto a su carrera sino al miedo de no estar
a la altura de su marido y del título, miedo también a las críticas y burlas
que caerían sobre ambos. Sin embargo, ese tipo de matrimonio desigual no era
desconocido en Inglaterra. Como mostré en mi nota de Harlots, los nobles hasta se casaban con cortesanas. . Actrices
y cantantes de opera desde Anastasia Mordaunt (siglo XVIII) hasta Jamie Lee Curtis han sido elevadas a la aristocracia por sus matrimonios
y si le creemos a Angela Lambert, Lord Clancarty se casó primero con la actriz
Isabel Bilton y luego con Mary Gwatkins Ellis ¡que había sido su cocinera!
El caso es que Louisa
podía codearse con la nobleza como hotelera y ex amante del rey, pero era muy
vulgar, casi impresentable. Esa es la diferencia con la cocinera de Castamar.
En la serie de Netflix se ha hecho hincapié en que un enlace entre cocinera y
duque era imposible. Por empezar, Clara, en clase social es exactamente igual
que Amelia, y más culta y refinada que la Señorita Castro. En un esquema folclórico,
ella corresponde al arquetipo de Piel de Asno, la princesa disfrazada de
fregona.
Clara en su cocina
Es cierto que en
la serie le han inventado ese pedigrí de hija de traidor ajusticiado, pero tras
el indulto del rey no hay impedimento para la boda. ¿Y qué disparate es ese del
Duque renunciando a su título? Eso era
imposible entonces y hoy. En el libro, como no existe este cuento de la muerte
del Coronel Quintanilla, Clara nunca es estigmatizada. Como en el Libro bíblico
de Ester, el Rey Felipe recuerda la deuda que La Corona tiene con el padre de
Clara (que yace muy tranquilo en su tumba). Le otorga un título a Clara, la
eleva al puesto de camarera de la Reina y la coloca en un sitial digno de la Duquesa
de Castamar.
Y antes del
Colorín Colorado, viene la última pregunta, ¿Abrirá la Cocinera de Castamar
(libro y serie) el apetito para más relatos de comidas y amores de cocina? Pues,
para empezar, tendríamos que ver cómo es la comida en este cuento. Al parecer
su autor, Muñez, hizo una amplia investigación en textos de cocina y repostería
de la época y anteriores, y eso se manifiesta en su texto. En la serie, llega
un momento que la comida deja de tener importancia opacada por amores, intrigas
incluso en las dotes médicas de Clara (como dijo la Reina Estelwen “la
volvieron Mary Sue total”).
Por mi parte, me
temo me pasa como con la cocina de Juego de Tronos, muy medieval para mi gusto.
Esas piernas de jabalí con trufas caramelizadas o los pastelillos de azafrán
que eran parte del repertorio de Clara nunca me apetecieron. Y sin embargo hay
espacio en la cocina contemporánea para esos platillos. Ya el famoso chef ibero
Karlos Arguiñano (o “Guiñapo” como lo apodó mi madre) ha creado su versión del caldo de ave de Clara.
Las natillas con barquillo de Clara
Ya se han hecho
artículos sobre la comida de la novela. La verdadera cocinera incluso habló de
sus confecciones en La Voz de Galicia. Y realmente no se ve mal ese pato con membrillo
(yo amo el pato con frutas) ni hablar de las natillas con barquillo. Así que un
primer paso para que La Cocinera de Castamar “funde” este subgénero de cocina
histórica seria la publicación de un libro de recetas de Clara Belmonte
¿Les gustan estas
historias de cocina? ¿Cuál es su favorita?
Desde FB de Joan anuel Castro S'anchez
ResponderEliminarEl uso de la gastronomía en la literatura un género que me gusta mucho. Tiendo a pensar que los asiaticos son quienes lo manejan mejor en sus producciones.
Para Joan Manuel Castro Sánchez Pero no me he podido acordar ni de libros ni de cine del Lejano Oriente que girara en torno al tema. A lo mas "Tampopo" una peli japonesa de los 80.
EliminarDesde FB de Joan Manuel Castro Sanchez
EliminarMaría Elena Venant De la televisión, la serie que mas me impactó fue la coreana Una Joya en el Palacio.
Para Joan Manuel Castro Sánchez Nene, tu si le achuntaste como decimos en chileno! Ahi esta, drama de epoca, cocinera-enfermera, cura -reyes. La habrá visto el autor y los adaptadores de La Cocinera de Castamar?
EliminarMuy interesante el tema. “La cocinera de Castamar” me llamó la atención cuando vi el trailer. Tan pronto pueda la veo.
ResponderEliminarEl tema de la comida en la ficción siempre me ha interesado (como es obvio, :) por cierto gracias por mencionar mi nueva novela!!)
"Ratatouille" es una de mis películas infantiles favoritas y aunque no la mencionas aquí, "Julie and Julia" me da ganas de llorar cuando Julie consigue su meta de hacer todas las recetas y la empiezan a buscar agentes y editores. Gracias por mencionar a Xica. Me dio tanta pena cuando murió Mandinga y tanta risa cuando Xica le dio de comer a Violante su esclavo. Me dieron ganas de verla otra vez!
“Como agua para chocolate” tiene muchísimos méritos pero como dices, analizándola detenidamente Tita en realidad nunca se libera y ese final es frustrante, por decir lo menos. Nunca entendí la razón de ese final tan trágico. Creo que me da más rabia con Pedro que con la mamá de Tita. Como dices es un cobarde.
Nunca vi "Woman on Top". La recomiendas? Tambien me intriga la novela de Ana Layevska, parece diferente, pero en estos momentos de la vida la idea de ver una telenovela completa me parece un esfuerzo maratónico…
Sobre Vatel, me parece que la historia que cuentas, eso de que se mató porque se demoraba el pescado, me parece mas shocking que lo que hicieron en la pelicula de Gerard Depardieu (como dices la realidad es mas extraña que la ficción). El es un excelente actor pero no se, como que no me inspira como galán como para verlo en una historia de amor. Tremendo enredo el de "The Duchess of Duke Street"!
Arriba vi que mencionaron las películas culinarias asiáticas. A mi me gustó mucho una comedia china de los 90s llamada "Eat Drink Man Woman" donde el papa viudo de tres chicas es un chef que trata de unir a la familia por medio de la comida (y la tradición) pero las chicas modernas y profesionales se resisten lo mas que pueden. La hicieron años después en Hollywood y le pusieron "Tortilla Soup" pero a mí me gusto más la version china.
Me olvidé de comentar que en mi novela tengo una escena donde se discute el tema de los cocineros hombres en un país patriarcal y los roles y expectativas de quien debía cocinar.
ResponderEliminarAmiguis, gracias por pasar
EliminarNo mencioné “Julie and Julia” porque nunca la vi. En FB trajeron diversos ejemplos de cine y libros, pero nadie mencionó “The Help” y el personaje de Minnie (Octavia Spencer) y su cocina fueron muy importantes en esa peli.
Xica siempre esta en mi mente y si quieres verla de nuevo avísame y la vemos juntas. La comida de Mandinga era importante porque, por ejemplo, el drogó una sopa Verde que hizo para los Cadeira d’Abrantes para darles la oportunidad a Quiloa y a Xica de robarse los diamantes. Mandinga, como Clara Belmonte, era curandero y además sacerdote de la religión de los esclavos.
Xica era buena para echar enemigos a la olla, como cuando se comió la boa de Catalina.
Mi hermano y mi cunada fueron a ver “como Agua” al cine y volvieron y ella estaba llorando y dijo que a había impresionado Tita porque su relación con su madre le recordó mi situación. Mi hermano en cambio estaba enojado con Pedro, porque dijo que el y no el Dr. John debió haber rescatado a Tita, pero que por su comodida prefirió tenerla siempre de segundo plato. “Es un gallo que quiere ser rey del gallinero” dijo.
Yo ahora vi “Woman on top” por quinta vez y como que me la sabia de memoria, pero las primeras tres veces fue totalmente mágica así que la recomiendo a quien no la ha visto nunca. eE muy fresca, y bonita, muy romántica, mi papel favorito de Pe.
“Querida Enemiga” es corta, muy original, con una heroína muy especial, tanto que el público exigió que se quedara con Jorge Aravena que la merecía más que Gabriel Soto.
Ëat Drink Man Woman” era la película que quería mencionar, pero no me acordaba del nombre. No savia que “Tortilla Soup” era un refrito
Cuando Depardieu irrumpió en la escena cinematográfica en los 70 lo vendieron como galán, y sucesor de Alain Delon, nunca me lo creí. es un magnifico actor, pero galán? Por eso mis pelis favoritas de él no son con romances (Jean de Florette, Uranus, Bon Voyage).
La Duquesa de Duke Street es buenismo, pero hay que verla con subtítulos porque el acento de Gemma Jones es tan cockney, tan cerrado, que no se le entiende nada.
Lo de las chefs menospreciadas sigue siendo debate hoy en día. Gente como Julia Child o Martha Stewart son excepciones. hoy tenemos a Nigella y a Padma, pero nadan en un mar de hombres que acaparan realities, libros de cocina, programas de tv, y las cocinas de la vida real.
Acuérdate de tiquear la cajita avisarme” para saber cuándo te llega respuesta
Bueno, a la chef que le fue super bien es a Rachel Ray, pero eso porque Oprah la ayudo (y creo que tambien por su carisma). Hay algunas famosas como Giada de Laurentis, Cat Cora, Paula Deen (aunque creo que ella cayo en desgracia) y la Pioneer Woman (quien sabe como se llama) pero tal como dices hay muchos mas chefs hombres. No conozco a las chefs que mencionas.
ResponderEliminarCreo que podria gustarte Julie & Julia. Me encanta la relacion de estas mujeres tanto con la comida como con sus esposos.
Claro, en The Help el pollo frito y los pies son super importantes! Adoro esa pelicula! Menos mal que publicaron el libro antes de la era del "cultural appropriation" o nunca la hubieramos podido apreciar.
Quizas cuando entregue las revisiones de la segunda parte de TSD (1ero de octubre) me animo a ver Xica contigo!
Gerard Depardieu el nuevo Alain Delon?... Nadie le niega su talento, pero Alain Delon era mas pinta que nada (no creo haber visto una peli suya o no lo recuerdo. Era buen actor?)
The Help ha recibido tantas críticas que ya es un filme cancelado, por su punto de vista ‘Blanco” y por usar el “magic negro” trope. Una lástima, a mí me encanta.
EliminarES difícil evaluar a Delon. Era un hombre tan hermoso que uno tiende a decir como los críticos dijeron que no actuaba ‘solo ponía la cara”, pero sus papeles eran difíciles y los hacia bien.
Cuando Depardieu comenzó su carrera, Delon como que lo apadrinó y por eso se vinculaban sus imágenes. Los dos habían sido carniceros, habían estado presos, tenían amistades en el bajo mundo, etc.. Pero obviamente Depardieu, que en su momento fue sex symbol, no podía competir en belleza con Alain Delon.
Speaking of cooking and food on film, that French period set film Delicious on the first French restaurant is out in their cinemas, cannot wait to see it somewhere! Eiffel is also out soon when it comes to French period set flicks.
ResponderEliminarI’d forgotten about Eiffel. The ones I wanted to see were Diane de Poitiers with Adjani and Young Voltaire, but last French period pieces are so disappointing. The last I liked was Speakerine and that was 2017. Le Bazar de la Charite and La Revolution were vomitive, and I saw a time-travel miniseries made in pandemic, Wonderland with Olga Kurylenko that was unbelievable.
EliminarDiane du Poitiers is currently shooting so we won't be seeing that one any time soon and Voltaire aired in spring but no torrents sadly which also goes for current Germinal :(
ResponderEliminarLa Revolution was the worst series of the year if you ask me, well, maybe after La Templanza on Amazon, that was so freaking dark and poorly shot that I gave up after the first episode and erased the rest of the episodes. I did not even start Bazar as I heard it was extremely feminist, the same reason I won't watch this current film of theirs Ball something, about those women locked in the 19th century in some loony asylum. That is just too dark for me.
Oooh, did not know Wonderland was so good, will try to find it on Torrents, love me some Olga!
Ohh, I thought Diane was finished. La Revolution was so embarrassing, it could only be shown in Netflix. I have had Amazon for a month, and I can’t bring myself to watch La Templanza. I had a feeling it was rotten, thank you for confirming it. Amazon can’t make period pieces, period, and they definitely have a problem with camera work and lighting. But the story is also so-so. Maria Duenas, apparently, authored one good book The Time in Between, and everything that followed it was mediocre.
EliminarBazar was the triumph of Faux feminism and faux history, and I’m with you about the Ball. I’m tired of movies that show women in the past being mere victims. There are plenty of fascinating ladies and warriors that have not made it yet to the screen.
Nooo, Wonderland was not good, although Olga was exquisite. They tried to compress too much in one story. It was a mixture of Somewhere in Time, Talented Mr. Ripley, and Sarah’s Key, so you can imagine the mess. The protagonist had cero charm and the ending was farfetched.