Mientras se
discute si el period piece se va de salida (a la par que se anuncian nuevos
dramas de época), vale recordar en esta tercera década del Siglo XXI, que se
han establecido ciertos patrones que se repiten, reaparecen y hasta trascienden
las obras hechas en el mundo angloparlante. El más interesante es el de La Abadía
de Downton porque se entrecruza con otro prototipo del género, la formula “Gran
Hotel”.
La Abadía vs
Eaton Place
Fue en el 2010 ,
en ITV que nacía otro fenómeno televisivo. Aunque Downton Abbey no era
una fórmula original —sus orígenes se remontan a la Cabalgata de
Sir Noel Coward—venía a llenar un espacio dejado por las obras de John
Hawkesworth Upstairs Downstairs y La Duquesa de Duke Street.
Era el renacimiento
de la fascinación con la Edwardian Era que nos legara UD y que nos
llevaba nuevamente a recorrer la alta sociedad británica de comienzos del siglo
XX. Esta vez, desde el punto de vista de
los miembros de la aristocrática Familia Crawley sus sirvientes. Para muchos
espectadores más jóvenes este era el universo que conocían de las páginas de Lo que resta del día del Premio Nobel Kazuo Ishiguro y de la
obra seminal de Lord Julian Fellowes, la galardonada Gosford Park.
Solo que Downton
Abbey no tocaba temas como el fascismo de las clases altas, no criticaba (mucho)
el privilegio de éstas no intercalaba un cuento de detectives, y Los Crowley eran mucho menos controversiales
que la familia de Sir Simon de Gosford Park y Los Bellamy de Eaton Place. Sus criados
no escapaban de los fogones para regresar con el rabo entre las piernas como en
Upstairs, Downstairs , sino que subían por la escala social gracias a
cursos de secretariado, puestos en escuelas rurales y matrimonios ventajosos.
El encanto de Downton
Abbey radicaba en que las denuncias sociales eran ínfimas porque los
patrones eran inconcebiblemente justos y nobles; y las tragedias caían sobre
amos y criados de manera equitativa. Tal vez eso motivó una reapertura de Eaton
Place en un revival de UD. En la navidad
de 2010, le llegaba a la Abadía de Downton una rival. En tres episodios, la BBC
intentaba reconstruir lo que sucedió con esa mansión londinense después que los
Bellamy la abandonaran en 1930.
Estamos en 1936,
la casa ha sido comprada por Sir Hallam Holland (Ed Stoppard), un diplomático que retorna de un largo viaje
con su esposa Lady Agnes (Keely Hawes). Para Agnes, que todavía no se recupera
de la pérdida de su primer bebé, esta será su primera casa de casada y no sabe cómo
llevarla.
Para ayudarla está
Rose Park, la fiel mucama de Los Bellamy. Siempre interpretada por Jean March, Rose
ahora maneja una agencia de empleos y le consigue a Lady Agnes no el mejor servicio
doméstico, pero si el más variado. Este incluye a un torpe mayordomo, una
refugiada judía y un chofer que, en sus
ratos libres, viste la camisa negra de
las huestes de Sir Oswald Mosley.
Más problemas para
Agnes, se le aparece en la puerta, su
suegra Lady Maud (Dame Eileen Atkins) que
ha retornado de la India con un mono, mucha energía, y un criado-secretario (Art Malik) quien
tendrá muchas veces que encargarse del servicio. Como si fuera poco, su familia
le encaja a Agnes a su hermana adolescente, Lady Persephone (Claire Foy) .
Persy es una
chica moderna, pero conflictiva. una especie de Elizabeth Bellamy. Lo primero
que hace es involucrarse con el chofer fascista, pero este affaire no culmina
en el altar como ocurriera con Lady Sybil Crowley y Tom Branson. El romance
acaba en la Batalla de Cable Street con Persy poniéndose la camisa negra y
siendo testigo de lucha entre fascistas y judíos descrita de manera más
fidedigna que en Peaky Blinders.
Con solo tres
episodios Upstairs, Dpwnstairs (2010) fue elogiada por la crítica y público
y recibió nominaciones y galardones, pero la siguiente temporada que abrió en
febrero del 2012 no tuvo la misma suerte. Eileen Atkins quien había sido la cocreadora
de la Upstairs Downstairs original, abandonó el proyecto. Su excusa fue
que no le gustaba el modo en que habían enfocado a su personaje. Con ella se
fue la posibilidad de conseguir un equivalente a la caustica Lady Violet de Downton
Abbey.
Keely Hawes no
era competencia para Lady Cora, altruista castellana de la Abadía, así que
cualquier comparación dejaba a UD en el bando perdedor. Un infarto mantuvo a
Jean Marsh alejada del plató y con ella se fue el único vínculo que podía
atraer a los viejos fans.
La serie intentó
apoyarse en el comodín , tan de moda hoy, de la diversidad. Trajeron a la
hermanita perdida de sir Hallam que había estado oculta en una institución
debido a sufrir de Síndrome de Down; Los Hallam adoptaron a la hijita de la criada judía
que murió en la cocina de un ataque de asma; y se intentó reemplazar a Lady
Maud con su hermanastra Blanche (Alex Kingston) que era lesbiana.
Como ocurre
siempre, la diversidad solo funciona si se la inserta en un argumento sólido y
este no fue el caso. Claire Foy, a cuyo
personaje habían convertido en una especie de Unity Mitford, no tenía la fuerza
para sostener una serie que cerró tras seis episodios. Hoy puede verse en Hulu,
en los Estados Unidos.
La fórmula no volvería
resurgir en toda su presencia. Se la intentó reflejar en otro triunfo de Claire
Foy, en la primera temporada de The Crown. Ya he escrito de como los
secretarios del palacio reemplazaron a la servidumbre en esta visión de la máxima
cúspide de las clases aristocráticas británicas y de cómo Peter Townsend tuvo menos suerte que el advenedizo chofer que si
consiguió casarse con la más bonita de las Crawley.
Debajo de las
Escaleras del Palacio de Buckingham
Seria en una imitación
de The Crown donde descubrí la mejor variación de La Fórmula de Downton
Abbey. Me refiero a Victoria. En el otoño del 2016 abría en ITV está
muy libre descripción de los primeros años del reinado de la famosa monarca. Yo
llegué a USA justo a tiempo de ver el debut americano en la PBS en la primavera
del 2017 y me encantó a pesar de saber que mucho era inventado.
Me creí la
amistad romántica entre “La pequeña Vicky” (Jenna Coleman) y su secretario Lord
Melbourne (Rufus Seawell). Por mis lecturas sabia de la difícil relación entre Victoria
y su bienintencionada, pero torpe madre,
pero lo que me encantó fue la idea de ver a Victoria arriba de las escaleras y
lo que ocurría en los bajos del palacio y de cómo se comunicaban amos y
criados. Eso era Downton total.
Del mundo real
trajeron a la Baronesa Lehzen , la gran figura materna en la vida de la reina, a
quien Victoria nombraría el ama de llaves oficial del palacio hasta que el
príncipe Alberto, en una de sus sádicas maniobras en contra de su diminuta
esposa, la despidió. La salida al alba de Lehzen llorando rumbo a su nativa
Alemania me hizo llorar a mí también. Tal como me conmovió que el único en
despedirla y regalarle una botella de vino (robada de las cavas reales) fuese
su gran rival, el mayordomo Penge.
Aqui una ecena que ejemplariza el vínculo entre Victoria y su institutriz, en la cual la reina confiesa sus temores ante su primer embarazo.
Aunque Penge no
existió, como tampoco su simpático cómplice, el lacayo Brodie, cuando Alberto
decidió revisar los libros de contabilidad descubrió que realmente existían
estos pequeños negocios de la servidumbre. En la vida real, también los criados
de Victoria hacían su dinerito vendiendo pabilos usados de velas, hojas de té
recicladas y hasta los guantes de Su Majestad. Victoria nunca usaba un par de
guantes más de una vez.
Aunque , el Palacio
de Buckingham si contrató un pastelero llamado Mr. Francatelli, este fue despedido después de pelearse con un asistente.
Nunca puso su propio restaurante ni se casó con Nancy Skerret, jefa de
costureras de la Reina. Tal como la verdadera Mrs. Skerret, era una señora
madura que jamás trabajó en un burdel.
Sin embargo, ese
romance fue casi tan importante como el matrimonio de Victoria y Alberto. En la
Tercera Temporada, por fin Skerret se convirtió en la Señora Francatelli
provocando la ira de su real patrona, pero igual lloramos con Vicky cuando Skerret
murió de cólera en brazos de su querida reina.
Para la Tercera Temporada, estábamos hartos de las peleas maritales de Victoria, las intrigas de su hermana Fedora, o sus problemas con sus hijos. En cambio, nunca nos cansamos del servicio doméstico, incluso del ajeno como el romance de la pobre Duquesa Sophie con su lacayo. Pero ni esto pudo evitar la cancelación de amos y criados. Victoria puede verse en PBS Masterpiece Amazon , Thirteen Passport y este septiembre, América Latina podrá verla por el Canal Film&Arts.
En el 2019, la
BBC adaptó una de las primeras novelas de Lord Julien Fellowes , Belgravia.
Em esta adaptación pudimos apreciar el interés del escritor por clase altas,
nuevos ricos, el hoi polloi y esa clase despreciada e incomprendida, el
servicio doméstico, de la Inglaterra victoriana, pero los criados de Belgravia
eran tan antipáticos que esta variación del modelo Downton Abby no dejó marca.
Belgravia puede verse por EPIX.
Downton Abbey
a la Australiana
Lo extraño es que
si encuentro rasgos de la formula en un lugar inesperado, la fantástica soap
opera australiana A Place to Call Home. Han apodado la “Downton Abbey australiana” a
esta saga de la Familia Bligh y su reinado sobre un pueblito de Nueva Gales del
Sur, llamado Inverness. Si Los Crowley tienen
su abadía, Los Bligh tienen Ash Park donde reina Elizabeth, la matriarca, más
severa que Lady Cora, pero tan dominante como la Condesa Viuda. Como Lady
Violet, Elizabeth controla la vida de parientes, criados y pueblerinos.
Los criados de
Ash Park van desdelos vaqueros que se ocupan de las ovejas de Ash Park hasta
mucamas como Amy y su compleja vida familiar, y la desubicada Rose que llega a ser
nana del pequeño George y acaba de cómplice de la villana Regina. Como Los
Crowley con Sybil casada con el chofer, Elizabeth debe resignarse al matrimonio
de su nieta con un inmigrante italiano y a la peor pesadilla incumplida de
Robert Crowley) que Anna se convierta al catolicismo.
Más problemático
es que el nieto y heredero de Elizabeth, James, sea gay y que la única
oportunidad de que Ash Park quede en manos de un Bligh sea aceptando a un bebé
judío y a su madre, una sobreviviente de Ravensbruck. Acorn TV tiene los derechos
exclusivos de esta gran saga familiar.
A Place to
Call Home ha sido el último
intento de crear un espacio que refleje las características de Downton Abbey.
Todavía no podemos opinar sobre The Gilded Age, el actual esfuerzo de
Lord Julien Fellowes que abrirá, D-s mediante, esta Navidad en HBO/Max. A lo mejor despierta
un interés en rehacer la fórmula.
La Formula se Traslada
a un Gran Hotel
Entretanto, lo
que seguimos presenciando son variaciones de un derivado del modelo “Downton
Abbey”. Todo comenzó en el 2011, en un espacio alejado del mundo angloparlante.
Fue en Bambú donde recreaban la antigua fórmula del ‘Gran HoteL’ convirtiéndola
en un relato de ‘Los de arriba y los de abajo” como ya he mencionado en una entrada dedicada al tema, esta fórmula tuvo refritos en Francia,
Italia, México y hasta en Egipto. Ha inspirado historias de grandes hoteles
como Der Adlon en Alemania (2013) Das Sacher (ahora en Amazon
Prime) en Austria y Vidago Palace en Portugal.
Hasta retornó—sin éxito—al Reino
Unido. En el 2013, Stephen Poliakoff
jugaba al coctel espionaje-dentro-de-un hotel en la desastrosa Close to the Enemy
que comenté cuando hablamos de Shadowplay.
Para
equilibrarla, en ITV tuvieron The Halcyon La premisa no podía ser mejor:
un hotel de clase (y diverso) durante el
Blitz que sería menos nocivo que las relaciones de la dueña y su familia y
empleados. The Halcyon fue más que un flop, fue un ejemplo de lo pretencioso
y mediocre que se estaba volviendo el period drama inglés.
A pesar de estos
fracasos, la fórmula “Gran Hotel” sigue en boga. Preparémonos a ver Hotel Europa
una versión alemana del tópico que ya se verá en suelo germano a fines de este
año. Hotel Europa (o La casa
junto al lago) narra la saga de los Dresen una dinastía hotelera y su navegación
por las turbulentas aguas de la República de Weimar hasta el auge del nazismo.
El fascismo, y no el nazismo, es el centro del trama de la otra variación de
la fórmula “Gran Hotel”. Se había dicho que Keeley Hawes sería la protagonista
de “Hotel Portofino” que la ITV está filmando en la Riviera Italiana, pero la
ha reemplazado Natasha McElhone . Se trata de un misterio detectivesco que
tiene lugar en un importante hotel de la región durante el periodo fascista y
que involucra a sus no menos importantes huéspedes, muchos de ellos ingleses.
¿Si la fórmula “Gran
Hotel” sigue imperando en el universo del period drama, que ocurrió con la de “Downton
Abbey”? Pues todavía se sigue buscando
una reemplazante digna, aunque se tenga que imponerle el rotulo a historias
alejadas de la formula como La Cocinera de Castamar o Bridgerton.
Pero la nostalgia por la Abadía no ha muerto y eso lo demuestra el recibimiento
de su secuela fílmica y las ansias con las que se espera el próximo filme.
I really loved Upstairs Downstairs, Keeley and Stoppard had a lovely chemistry and there were also my dearest trio Laura Haddock, Nico Mirallegro and Neil Jackson in the cast. Blake Ritson and Alex Kingston as well. Claire Foy was terrible as she always is but she fitted her irritating character.
ResponderEliminarit's funny, but I liked Claire better than Keeley. I haven't made up my mind about Stoppard yet. Loved him in Home Fires, hated him in Knightfall.
EliminarDesde FB de Miroslav (Dezmond)
ResponderEliminarFor me personally even Downton Abbey was monotonous and poorly cast, I much preferred Upstairs Downstairs with Keeley Hawes and Ed Stoppard which had a really good cast and good stories. I guess that series had the right timing.
ParaMiroslav Bašić Palković Ohh you and I don't see eye to eye here. Downton had its faults, but it was, on the whole, great. perhaps not as deep as the original UD, but I loved the cast. Keeley Hawes was so annoying in the new UD. I thought her sister was better. I did like the inclusion of the Duke of Kent and Mosley's fascists, but downstairs was dull and upstairs was insufferable. Once Dame Eileen and the monkey exited, I was done with the program.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDesde FB de Dezmond
EliminarBecause people like to peek into the lives of rich snobs
Para Dezmond
EliminarMiroslav Bašić Palković Being a connoisseur, in your opinion why do you think people like things like Downton or UD?
Para Miroslav Bašić Palković I do for sure.
ResponderEliminarSomething else, plenty of series about rich and famous out there, but this formula has an extra pitch: servants and their lives. Of the original UD, I always liked servants better . Until Georgina arrived, I hated the snobs upst... Ver más