lunes, 31 de mayo de 2021

Hotel Almirante: “Gran Hotel” en versión gallega

 




Aunque tenga lugar en una humilde posada de pueblo, “Hotel Almirante” es un respetable representante de un tipo de serie de época que ha capturado la imaginación popular desde el cine de Hollywood hasta la exitosa producción española que Bambú nos trajera hace unos años. Pero también este relato de secretos familiares y misterioso suicidio es un ejemplo de la ficción gallega televisiva actual.

Parte del separatismo en España, ha sido la creación de cine y televisión autóctonos. Galicia no ha sido la excepción. Sus series han ganado mucho público desde el éxito de “Fariña”, la saga del narcotráfico. Netflix se ha puesto en la fila de productores interesados en filmar en tierras gallegas y así en pandemia pudimos ver series de suspenso como “El desorden que dejas” y la noir gallega “El sabor de las margaritas”.

Para los efectos de este blog son las series de época las importantes y de eso hay poco. Solo podemos contar en términos de cine, a la insólita “Lobos Sucios” que combina el realismo mágico celta con un escenario de la guerra mundial que abarca prisioneros republicanos, nazis en pos del wolframio, y rescatistas gallegas (inspiradas en la epopeya real de las hermanas Bouza que ayudaron a cientos de judíos a cruzar hasta Portugal). Si les interesa, está gratis en el sitio de RTVE y en Tubi.



De series solo tenemos “Dalia, la modista” la historia de una costurera quien viaja a la zona rural gallega a buscar respuestas sobre su familia y su pasado.  Aunque “Hotel Almirante” trata también de secretos familiares es más compleja ya que abarca un misterio policial a la vez que nos presenta al pueblo de Ribanova en 1948 que recuerda al mundo creado por Torrente Ballester en Los gozos y las sombras con sus aristocráticos churruchaos quienes todavía tienen voz y poder sobre la población.

Basada en la novela de Marta Rivera de la Cruz, narra la historia de Las Leal, las dueñas del Hotel Almirante, una bella mansión conducida como las mejores de la hotelería por Rosalía Leal (Ana Turpin de “Amar en Tiempos Revueltos”) a quien sus parientas enviaron a estudiar a La Coruña para manejar el negocio familiar.Aun de buen ver, Lía ha dedicado su juventud al Almirante. Bajo su aspecto serio y vestuario severo oculta el recuerdo de su sacrificio, el haber roto su compromiso con su maestro de economía doméstica. Un sacrificio que no ha recibido recompensa.





 Como Candela, su madre, y su Tía Rosa, Lía ve que el hotel no puede reemplazar una vida sin amor. Candela vive amargada por el estigma de ser madre soltera y la nostalgia por el hombre que amó y la abandonó. El caso de Rosa, una magnifica cocinera, es diferente. Casada con Cándido Aldao, hijo de la familia más importante del pueblo, heredó de su marido el caserón que hoy es el Hotel Almirante. A pesar de los esfuerzos de su cuñado German, Rosa nunca ha cedido la propiedad a sus parientes políticos que no contentos con repudiar su enlace quisieron despojarla de su herencia.

Para Las Leal es un punto de honor, entonces, mantener el hotel abierto y funcionando, pero el establecimiento no les aporta ganancias ya que Ribanova no es un foco turístico Es solo un pueblito donde no pasa nada. Hasta el día en que pasa algo…

Una misteriosa y elegante dama llega inesperadamente a alojarse en el Almirante. Al día siguiente encuentran su cadáver. Se ha suicidado. Lo extraordinario del caso es que la víctima que responde al nombre de Cristina San Juan no ha dejado carta en el cuarto, sino que la han enviado al periódico de pueblo. En ella detalla las razones de su suicidio adjudicándolas a un romance desdichado con Javier Aldao.







El solo nombre alborota al pueblo. Javier es la oveja negra de la familia. Hijo único de Germán y Maria Luisa, peleó en el bando republicano durante la Guerra Civil. Por ese motivo, German lleva una década sin dirigirle la palabra y le ha prohibido a su esposa que se comunique con su hijo que reside en La Coruña donde practica la abogacía.

Desobedeciendo a su esposo, Maria Luisa envía un telegrama a su hijo solicitándole que se presente a limpiar su nombre. Algo que el abogado hace instalándose en el Hotel Almirante. Esto provoca incomodidad en Lía quien lo considera un mal hombre que provoca suicidios. En cambio, Candela, teme que la llegada de Javier haga resurgir la obsesión de German de quedarse con el hotel. La única contenta es la tía Rosa que ve a Javier como su sobrino.

En lo que respecta a la investigación policial, Javier tampoco puede aportar mucho. Cristina San Juan fue amiga de su difunta prometida, la poetisa Andrea Palacios. Nunca hubo una relación entre el abogado y la suicida. De hecho, las atenciones y regalos de Cristina para Andrea hicieron pensar a Javier que ella estaba enamorada de su novia.



Aun después de rendir declaración, Javier Aldao insiste en permanecer en el pueblo. Quiere reconciliarse con su padre, pero tiene más éxito con las Leal, sobre todo con Rosalía. Genarito, un aspirante a periodista, decide crear una historia alrededor de un supuesto romance entre la hotelera y el abogado. Romance que es bendecido por Doña María Luisa y la tía Rosa.



Sin embargo, todavía no se llega a la solución del misterio de Cristina Sanjuan. Algo que solo descubrimos en el capítulo final. No es Spoiler decir que demuestra como la obsesión de una persona desequilibrada puede destruir una pareja, una familia y hasta llegar al asesinato..





El hotel como centro de un argumento ha existido desde que Vicky Baum (y Hollywood) abriese las puertas el elegante Grand Hotel en el Berlín de los 20s para hacernos conocer los amores de bailarinas fracasadas, estenógrafas ambiciosas, y aristócratas convertidos en ladrones de guante blanco.  La idea de un hotel como trasfondo de una historia fue primordial en la obra de la escritora vienesa.



Ya afincada en Hollywood, Baum continuaría escribiendo novelas sobre el mismo tópico. Solo que ahora las situaría en marcos bélicos como Hotel Shanghái (convertida en los 80 en miniserie en Alemania) que sucede dentro del marco de la guerra sino-japonesa y la excelente Hotel Berlín llevada a la pantalla en 1945 convirtiéndose en el gran sleeper de la Warner Brothers ese año, pero no es solo Vicky Baum la que explota la formula “Grand Hotel” en su From Scarface to Scarlett: The films of the 1930s, Roger Dooley en su capítulo “It’s a Small World: The Grand Hotel Formula” nos describe varios ejemplos de esa época.



Las trama se expande a otros centros de reunión del jet set como aeropuertos, trenes de lujo, albergues de esquí, et. La idea es mostrar grupos de personas cuyas vidas se entrecruzan tras atravesar las puertas de un hotel. Eso llevó a fines de los 60s a Arthur Hailey a escribir otro bestseller titulado Hotel, ya se imaginarán el tema. Tuvo una versión fímica olvidable y una televisiva sin más éxito. ¿Se estaba agotando la formula?  No lo creo y lo demuestra su evolución.

En este siglo hemos ido a un humilde hotel hindú a ver amores geriátricos en “The Best  Exotic Marigold Hotel” y a sitios que una vez conocieron el esplendor como “The Grand Budapest  Hotel”.  Hemos tenido versiones que abrazan otros géneros sea la parodia de monstruos “Hotel Transilvania”, o el terror de Hitchcock en su fabricación del Motel Bates.  Dame, Agatha Christie le dio el toque siniestro a ese retrato misterioso que ha evolucionado de nombre debido a los vaivenes de la corrección política. De 10 Negritos pasó a ser 10 Indiecitos a 10 Soldaditos, aunque en inglés también se la conoce como And Then There were None.



Sin embargo, la idea de usar el hotel para el género, en inglés conocido como Romantic Suspense, con un personaje que viene en busca de su hermana y de respuestas y el no encontrar ninguna, se inventa una identidad para infiltrarse en un hotel y en la vida de sus dueños donde descubre amor y secretos se volvería formula en este siglo y gracias a una producción española. En el 2011 comenzaba a emitirse la producción de Bambú titulada “Gran Hotel”.

Tres temporadas necesitaría Julio (Yon González) para descubrir lo ocurrido con su hermana Cristina y esclarecer los crímenes del Asesino del Cuchillo de Oro. Tarea en la que era asistido por Alicia Alarcón (Amaya Salamanca), hija de la dueña del hotel y con quien sostendría Julio un complicado romance.



Rodada en el Cantábrico, la acción tenía lugar durante la Belle Epoque lo que exigía un vestuario y decorados lujosísimos que no le envidiaban nada a “Downton Abbey”. A pesar de ser una historia ficticia aludía a situaciones históricas como La Guerra del 98 e incluso recibía el Gran Hotel de huéspedes a los recién casados Alfonso XIII y su cónyuge Victoria Eugenia de Battemberg.



Vendida a un centenar de países, “Gran Hotel” se volvió un éxito internacional. Como tal ameritó premios y copias. En Italia nació una versión conocida como “Hotel Imperial” que tenía lugar en el Tirol en 1905. En el 2016, Televisa la adaptó como telenovela situándola en el México de Don Porfirio bajo el título de “El Hotel de los Secretos”. En Egipto se hizo una versión que tenía lugar a fines de los ’40 titulada “El Secreto del Nilo” que puede verse en Netflix.



Estados Unidos y Francia cometieron la arrogancia de situar sus copias en tiempos modernos. ¡Fracasos totales! La fórmula Grand Hotel solo funciona en marcos de época y en espacios no urbanos. Por eso Marta Rivera de la Cruz colocó su novela en un pueblo gallego en la posguerra. Ayuda ese marco para examinar la arquitectura, sociedad y modo de vida de Ribanova, al igual que para entender las riñas entre viejas y jóvenes generaciones y la represión de mujeres solitarias..



“Hotel Almirante” puede ser vista en los Estados Unidos vía MHz y Amazon Prime, y en America Latina gracias al canal Eurochannel.

jueves, 27 de mayo de 2021

Detectives a la italiana: Drama de Época Continental (II)

 


Un género cuya apreciación hermana a la humanidad es el relato detectivesco. Los misterios apasionan tanto en el Primero como en el Tercer Mundo, e incluso gustan más si ocurren en marco de época. Ya hemos visto como la televisión inglesa, y su contraparte gala, les han entrado a las adaptaciones de la obra de Agatha Christie, pero en a Italia del comienzos del siglo XXI el interés lo provocaban unos policías nacidos de la literatura policial autóctona, más uno salido de los anales policiacos reales.

Una ironía es que el policía ficticio siga de moda en este momento que en Estados Unidos hay un sentimiento tan en contra de las fuerzas de la ley que hasta en el senado se habla de abolir por completo a de policía (y de paso las cárceles, y el ejército de yapa) y se han retirado programas tipo reality sobre el quehacer policial.

El Comisario Montalbano

Si le preguntamos a los Gatos Seriefilos cuál es el programa de televisión italiano más conocido dirán sin duda que es El Comisario Montalbano. El policía siciliano ha conquistado públicos de todos los idiomas. Salido de las páginas de la exitosa serie de novelas de Andrea Camilleri, Salvo Montalbano, con el rostro de Luca Zingarelli, aparecía por primera vez en la RAI en 1999, cinco años después de la publicación de la primera novela. Gracias a que Camilleri ha seguido escribiendo (en pandemia se publicó su ultimo misterio Riccardino) la serie no tiene ganas de jubilarse.



Las quince temporadas nos han permitido conocer a fondo a este poco convencional inspector quien imparte la ley en la villa ficticia de Vigata, en la costa de Sicilia.  La serie nos ha permitido saber de sus intereses, la buena literatura y el gusto por la buena comida y sobre las mujeres de su vida, la madre cuya muerte marcó su infancia; Adelina su cocinera, y Livia, la genovesa, a la que Montalbano ama, pero nunca lleva al altar,.

Aunque Montalbano labora en el Siglo XXI, el interés por la nostalgia y la influencia de otras series internacionales de misterio como “El Joven Wallander” y “Endeavor” (conocida también como el Joven Morse), llevaron a la creación de” Ïl Giovane Montalbano”. Michele Riondino interpreta a un Montalbano de 30 años que llega a Vigata a ocuparse de la policía local y conoce a todos los personajes que formarán su equipo en el futuro.



El joven Montalbano es lo que hoy llamamos un drama “retro” que tiene lugar en los 80 en una época sin celulares, sin Internet, sin redes sociales, pero el interés por detectives del pasado ha causado la creación de ficción televisiva en eras más pretéritas, léase el periodo fascista.

El Comisario de Luca

En el 2008, la RAI se interesó en las series de misterios de otro novelista. A fines de los 90, Carlo Lucarelli había publicado una trilogía que giraba en torno al inspector Acchille De Luca (Alessandro Preziosi), un policía que operaba durante el final del fascismo y en los primeros años de la postguerra. De Luca, a pesar de vivir en tiempos revueltos, insiste en que no es fascista ni comunista. “Sono solo un polizziotto”. A pesar de lo controversial de la obra, las tres novelas alcanzaron un éxito tal que ameritaron una miniserie.

En el 2008, las tres novelas de la trilogía (Carta Blanca, El verano turbio y Via dell’Oche) fueron convertidas en tres capítulos de dos horas de duración cada uno. Los libros comienzan con el Comisario Di Luca, uno de los policías más famosos de la Italia de Mussolini, llegando a Boloña a resolver un crimen que deviene en una lucha de poder entre fascistas recalcitrantes y los que quieren hacer tratos con Los Aliados, ahora a las puertas de la ciudad.



El verano turbio describe como, tras ocultarse un tempo en el Norte, De Luca parte hacia Roma por territorios liberados, pero todavía salvajes. Con el temor de ser reconocido como funcionario fascista, De Luca se inventa una identidad falsa, pero es descubierto por un policía partisano que lo chantajea para que lo ayude a resolver un asesinato local.

En Via dell Ócche, De Luca vuelve a Boloña y ve como la posguerra ha cambiado tanto a la ciudad como a la gente. Es degradado a ser un simple policía del Ëcuadrón del Vicio” Sin embargo, al investigar un suicidio en un burdel en la calle del título de la novela, nota que se trata de un asesinato con complejas ramificaciones.

No he leído las novelas que han sido publicadas en español en un solo volumen titulado El Comisario de Luca, pero la serie me ha encantado y me ha dejado con apetito por más. Aplaudo entonces que los productores se sacaron de la manga un cuarto “misterio” que inicia la miniserie. Titulado “Indagine non autorizatta” tiene lugar en un balneario cercano a Rimini en 1938 y es una plataforma para que conozcamos tanto a los personajes de la serie como las circunstancias históricas que definieron a la Italia Fascista.



La atmosfera histórica es lo que hace diferente a una trama que sigue las reglas típicas del Noir, el asesinato de una prostituta cuyos principales sospechosos son un conde que era su protector y cliente, y la esposa de este una femme fatale extranjera interpretada por la polaca Kasia Smutniak a la que pronto veremos como la Emperatriz Livia en “Domina”.

                                    De Luca siempre se consigue a la más guapa

Incluso logra equilibrar (y eso que es del 2008) el tema de la diversidad con una prostituta africana, cuyo apodo “La Tripolitana” indica que es parte de imperio colonial italiano. La cuñada de la condesa es lesbiana y De Luca tiene un informante homosexual que recién ha regresado del confino (el exilio a inhóspitos sitios de la península que era el castigo reservado por los fascistas para los disidentes políticos y los gay).

La presencia fascista es evidente. El cadáver de la prostituta es encontrado por un grupo de Ballila (el equivalente italiano de los Hitlerjugend) en una playa cercana a una villa que IL Duce renta por el verano. He ahí la urgencia de la policía de solucionar el caso. En un momento la coartada de la Condesa es hacer creer que es amante de Mussolini, pero en realidad le sirve de tapadera a los amores de Benito con La Petacci.

Si “Lo que escondían sus ojos” nos muestra las divisiones del franquismo y luchas entre serranistas, falangistas, militares y monárquicos, “Una investigación no autorizada” nos recuerda las divisiones de la alta cúpula del fascismo dividido entre los seguidores del Conde Ciano, yerno de Mussolini, y los de Roberto Farinacci que representaban un ala más extremista (y antisemita) y cercana al nazismo.  Estos últimos son encapsulados por Silvestri, interpretado por un Richard Semmel que un año antes de” Un Village Francaise” ya nos muestra su diabólico encanto.



Silvestri es el encargado de darle palizones a De Luca que muchas veces no sabe por qué lo golpean. Se establecen dos leitmotivs de la saga. En cada caso, De Luca es apaleado por bandidos y siempre está dispuesto a revolcarse con la sospechosa más guapa. Algo que hará en esta introducción con la Condesa Laura.

Este episodio sirve también para presentar a personajes que serán parte del entourage de De Luca. Uno es Razetto, el fascista bona fide que sin embargo proporciona consejos e información al comisario. Aquí conocemos a Pugliese, un jovencito que ha llegado a Rimini del Sur a unirse a la fuerza policiaca. Pugliese, que idolatra a De Luca, comparte con él las delicias culinarias que le envía su madre.

En el segundo episodio hacemos un salto cronológico de ocho años. El Comisario De Luca, tras salvar la vida de Il Duce, se ha convertido en el policía más famoso de Italia. Su llegada a Boloña es recibida con alfombra roja y carta blanca por parte de las autoridades fascistas y eso que los Aliados ya cercan la ciudad.



Hermes, un importante miembro de la alta sociedad boloñesa y reconocido fascista, ha sido asesinado. Se trata de un crimen pasional (la víctima fue apuñalado y castrada). Las autoridades precisan encontrar al asesino. De Luca descubre que el difunto era un casanova y la lista de sospechosas es larga.

Ahí está Valeria la bella adivina que le leía el futuro al muerto en la cama e intenta hacer lo mismo con De Luca. Y la elegante Silvia Armieri (una Assumpta Serna que se niega a envejecer) esposa de un importante catedrático fascista y cuyo hijo es miembro de la SS Italiana (me había olvidado de que durante la Republica di Salo, se formó un batallón italiano de la SS. ¡Que oxímoron!). Por último, esta Sonia la hija del Conte Zuccari, otro afamado fascista boloñes.

                           De Lucca y la Contessina sospechosa

De Luca descubre que la Contessina es drogadicta y que la víctima era su proveedor además de su amante, pero el asunto es más enmarañado de lo que parece. Pronto De Luca comprende que los fascistas no quieren justicia sino un ajuste de cuentas con elementos tibios que pretenden cambiar de bando a última hora.

En ayuda del policía vienen viejos conocidos: Pugliese, ahora un inspector, con novia y (se implica) que colabora con los partisanos y Razetto, ahora jefe de la OVRA (la Gestapo italiana) a quien De Lucca encuentra apaleando a un partisano. Sera Razetto quien rescate a De Luca y se lo lleve en el éxodo germano-fascista que tiene lugar ante la embestida aliada, pero no sin que de Luca haya descubierto y arrestado a la asesina.

” El verano turbio” tiene lugar en los primeras semanas de la Italia liberada. De Luca emprende el camino a Roma desde el norte donde ha estado oculto con Razetto y su banda.  Viaja con documentos falsos y teme ser reconocido en esa campiña donde no hay ley ni orden, ya que Los Aliados no tienen suficientes tropas para imponer orden y donde la ley que imponen los partisanos es una combinación de bandidaje y vendettas personales. Ese el caso de “La Tedeschina” una cínica jovencita rapada por sus compatriotas por haberse enamorado de un soldado alemán.

                          La Tedeschina ha dejado de creer en los hombres

De Luca es reconocido por Bruno, un comunista a quien los partisanos han puesto a cargo de la policía. Bruno tiene un problema, se le exige que resuelva el asesinato de un ex partisano, muy querido por la comunidad. Bruno sospecha que se trata de un conocido de la víctima, alguien del pueblo, pero él tiene el problema de Mare de Easttown, todos los conocen y él conoce a todos en la región. Necesita de un afuerino para poder investigar sin pisar los callos de vecinos y amigos, y alguien con la experiencia de De Luca.

                             Bruno chantajea a De Luca

Llegan a un acuerdo y De Luca, bajo la falsa identidad del Ingeniero Morandi, inicia una investigación peligrosa y tortuosa que devela codicias campesinas, rivalidades amorosas, el ajusticiamiento de un aristócrata homosexual y hasta la desaparición de un oficial inglés. De Luca descubre al asesino, pero en medio de su investigación su identidad real queda al descubierto. Bruno no tiene más remedio que avisar a Boloña de donde envían a Pugliese a arrestar a su antiguo jefe.



“Via delle Oche” tiene lugar un año más tarde. De Luca se reintegra a la policía boloñesa, pero ya no es un héroe sino un hombre que vive bajo el estigma de haber servido al gobierno fascista. Parte de ese estigma es que se le degrade asignándolo al Escuadrón del Vicio que trabaja con lo más abyecto del mundo criminal.

En la comisaria, De Luca se reencuentra con Pugliese, ahora casado y a la espera de su primer hijo, y con Bruno convertido en un policía formal. Boloña está a la espera de sus primeras elecciones libres en décadas. Se cree que ganarán los comunistas, pero como le explica Bruno al comisario, la derecha (léase Democracia Cristiana) está apoyándose en antiguos elementos fascistas que siguen gozando de buena salud.

Estos elementos se están encargando de matar comunistas a diestra y siniestra. Cuando De Luca es enviado a investigar un suicidio en un burdel descubre que se trata de uno de estos asesinatos políticos. A pesar de que sus superiores le exigen archivar el caso como suicidio, De Luca continua una investigación que lo llevará a encontrarse con un rostro de su pasado: Valeria, ahora convertida en “La Eslava”, la regenta de un elegante burdel.



El Prefecto De Hierro

Cuatro años después del cierre de las aventuras policiacas del Comisario De Luca, se hizo una película para televisión en dos partes que giraba en torno a Cesare Mori, el “Prefecto de Hierro” que en las primera década del fascismo erradicó la Mafia siciliana.  La vi este fin de semana y todavía vomito. En su día le cayeron críticas a diestra y siniestra críticas de historiadores, políticos y parientes de gente calumniada en las tres horas y pico de esta bazofia-miniserie.



En la vida real, Cesare Mori fue un comisario de policía que en la Sicilia de la Primera Guerra Mundial se anotó un golpe importante en contra de la mafia. Su fama lo hizo ser trasladado a Florencia, luego a Roma finalmente a Boloña donde lo encontró el auge del Fascismo.

Entretanto la Mafia siciliana había adquirido un poder fabuloso. Del bandidaje rural se había convertido en un pulpo cuyos tentáculos asfixiaban a la Sicilia urbana e incluso se extendían hasta el continente americano. Lo que Mori descubrió en su breve lucha contra la mafia pre-fascismo es que eran una especie de secta conocida como la “Societa onorata” (más tarde sería La Cosa Nostra) a la que pertenecían importantes miembros de las clases altas. Bajo su protección, y la del pueblo que por extorsión o conveniencia servían a la Mafia, los bandidos eran realmente impunes.

Apenas unos años en el gobierno, y tras un viaje a Sicilia, Mussolini se dio cuenta que la situación necesitaba de un remedio. Llamó a Mori y le dio carta blanca para que acabara con la mafia. Utilizando astucia y medios poco ortodoxos (que hoy serian tildados de ‘brutalidad policiaca”) Mori decapitó a la hidra mafiosa. Algunos miembros de la Cosa Nostra (como Joe Bonanno) emigraron a USA donde seguirían dando que hacer a los servidores de la ley. Otros se escondieron en los montes y solo reaparecieron en 1943 cuando los americanos, en un esfuerzo por agilizar a invasión de Sicilia, y evitar pérdidas humanas, resucitaron a la Mafia creando un problema socio legal que perdura hasta hoy.



La serie empeñada en whitewash a Mori y quitare la membrecía en el Partido Fascista, se inventa un cuento lleno de cursilerías y melodramas telenoveleros. Mori y su esposa nunca adoptaron al huérfano de un mafioso y ciertamente no iban a adoptar un niño sin explicarle que su orfandad había sido provocada por su padre adoptivo. Así que yodo el cuento de Saro, el sicario dividido entre sus dos padres, la Mafia y El Prefecto de Hierro, es falso.

                                 Saro, el hijo que nunca existió

 Mori nunca anduvo en amores con baronesas sicilianas. Elena Chiaramonte nunca existió como tampoco el mafioso Gaetano Tuccia, némesis de Mori. Hubo un tal Don Ciccio Tuccia que tuvo la audacia de ofender al Duce en la visita de este a Sicilia, convirtiéndose en el catalizador de la mafiofobia de Mussolini, pero todo lo que muestra la serie es mentira.

 
                                     La Baronesa y el romance que nunca existió

Lo que más ha irritado a críticos (aun los antifascistas) es el ridículo retrato de Mussolini. En un intento de mostrarlo como otro Berlusconi o el inventar que Mussolini era membro de la Cosa Nostra, raya en la calumnia caricaturesca. Pero igualmente deplorable es el blanqueamiento de Mori,. No hay mención de sus métodos (que incluían tortura), y se minimiza su gran logro, el sitio del pueblo de Gagni donde por semanas privó a la población de alimentos y electricidad para que entregaran a sus compinches mafiosos. Lo más ridículo es mostramos como de un día para otro, Mori perseguido por los fascistas, se convierte en su “niño bonito” para que luego los mafiosos infiltrados en El Partido lo derroquen.

Vamos por partes. Como Prefecto de Boloña, Mori tuvo sus encontronazos con los fascistas que todavía no estaban en el poder. Sucede que fascistas y comunistas andaban de la greña por las calles y la gente de bien no podía transitar. De ahí a mostrar a los Camisa Negras orinando en el umbral de chez Mori, provocando tal terror en Donna Angelina que casi la lleva la tumba, es una exageración. A propósito, desde el comienzo de la serie nos cuentan que la esposa de Mori sufre del corazón y sin embargo la señora murió en 1942, aguantando todos los vaivenes que conllevaba ser la esposa de un policía,.

Según la serie, Mori acepta (en 1925) el cargo que le ofrece iL Duce e incluso se inscribe en el Partido. En la serie nos indican que es un trato con El Diablo, necesario para que Mori haga justicia. Lo cierto es que, en 1932, cuando Mori publica sus memoriasen una época en que ya estaba marginalizadose declara orgullosamente “fascista” y elogia en términos calurosos a Mussolini agradeciendo la confianza que le brindó.





Es innegable que el sometimiento de la Mafia, junto a lo de los trenes y la campaña antimalárica, son los grandes logros del Fascismo. Quitarle merito a Mussolini es injusto y representa un falseamiento cobarde de una verdad que no necesariamente busca glorificar un gobierno totalitario.

Es cierto que, durante su guerra, Mori descubrió fuertes vínculos entre el crimen organizado y los elementos fascistas lo que lo llevaría a hacer rodar las cabezas (en sentido figurado) de un centenar de altos funcionarios. Mussolini, por su lado, disolvió Il Fascio de Palermo y aprobó el arresto y juicio de Alfredo Cucco, un figurón fascista que tenía las manos bien metidas en los chanchullos de la Cosa Nostra.

El problema es que los métodos de Mori eran cuestionables aun en un estado-policial. Todos los días le caían al Duce en el escritorio cartas de quejas de sicilianos y no todos fascistas o mafiosos. Se describían las dinámicas de Mori como las de un torturador. La atmosfera creada por Il Prefetto di Ferro invitaba a vendettas personales y arrestos de inocentes. Peor aún, el fascismo estaba siendo asociado con una imagen de represión de gente de paz. Vale recordar que a fines de los 20s la mitad de Occidente (incluyendo a Churchill y Roosevelt) admiraban el gobierno de Mussolini.





Lo más importante, es que la Mafia parecía desaparecida. Era un buen momento para quitarle sus privilegios a Mori. Il Duce encontró un buen modo de neutralizar a su policía estrella sin ofenderlo. Lo nombró senador. Irónicamente esta elevación limitaba los poderes de Cesare Mori. Sin embargo, la imagen de la serie de como se le castiga impidiéndole regresar a Sicilia, es falsa.

Como senador, ahora establecido en Bari, siguió Mori preocupado de los asuntos sicilianos y de la mafia. Tampoco cayó en desgracia, puesto que siguió teniendo altos cargos solo que en otras regiones italianas. Fue en 1937 que presentó públicamente reparos ante la políticas de Mussolini debido a (algo que todo buen fascista debió reprochar) el acercamiento con la Alemania Nazi. Mori murió en 1942, cuatro meses después que su esposa. Es una lástima que los hayan resucitado para un esfuerzo tan despreciable como esta miniserie.


El Comisario Nardone

En el 2012, el mismo año de “Cesare Mori”, la RAI serializó los casos del inspector Mario Nardone, un policía de la vida real que se convirtió en leyenda en la Milán de la postguerra. A mí me ha gustado Sergio Asissi desde su debut en “Fernando y Carolina” de Lina Wertmuller y fue un placer verlo cargar el revolver de un policía napolitano que llegó a Milán a cambiar las reglas de las investigaciones policiales.

La serie es apegada a la realidad en el sentido de que Nardone realmente trajo su impetuosidad “mridional” para despertar un departamento de policía adormilado, acostumbrado a no incomodar a los poderosos y a no impartir justicia para los pobres. Entre los cambios impuestos por el napolitano estuvieron la creación de un número telefónico (777) para que la gente avisara de un crimen u ofreciese información anónima sobre criminales, y la formación de lo que Nardone llamó “la escuadra móvil” un grupo elite de detectives de toda su confianza que ayudasen en la investigación. Esto agilizaba el proceso y obligaba a usar cerebro e instinto antes que fuerza bruta.

                            La "Scuadra Mobile "de Nardone

La serie inicia en 1946. Después de un episodio con la policía de Monza (que acabó con el comisario golpeando a su superior), Nardone es enviado a Milán. Su superior, Ossola, le advierte que tendrá que someter su temperamento sureño si quiere adaptarse a trabajar en el Norte. Pronto, Nardone descubre que la advertencia es una indicación de que Ossola está al servicio de la oligarquía y que, para defender los intereses de esta, puede dejar pasar muchos crímenes e injusticias.

Para Nardone el mundo lombardo es ininteligible. Los milaneses son lentos, hipócritas y no saben hacer café. Aun así, el policía encuentra amor en Eliana, la directora de una firma de medicinas que eventualmente se convertirá en su esposa. A pesar de que Eliana, alegre, independiente y amiga del baile y el cine, no corresponde a la imagen de esposa que el napolitano tiene en mente, serán muy felices (en la ficción y la vida real).

                           Nardone y Eliana

 Nardone descubre que para sobrevivir en la policía y hacer bien su trabajo necesita de un equipo de confianza y lo construye poco a poco. El primer elegido es Muraro, un ex boxeador con puños de hierro, y corazón de mantequilla, que tiene buenos contactos en el bajo mudo. Mura’ trae a Rizzo, el siciliano estudiante de leyes que trabaja en los archivos. Nardone recluta del servicio forense a Spitz, el estudiante de farmacéutica cuya carrera fue interrumpida por una estadía en Mauthausen donde perdió a su familia. Finalmente, y a pesar de los reparos de Spitz, Nardone integra al escuadrón a Suderghi, un ex fascista que sabe mucho de automóviles y es un excelente conductor.

La escuadra tendrá también dos colaboradores invaluables, aunque informales. Una es Flo, la cortesana de lujo, cuyos contactos con la alta sociedad son útiles para las investigaciones de Nardone. El otro es el fotógrafo Trapani que se convierte en cronista de las andanzas del Comisario Nardone.


                               Flo y sus valiosos contactos

La RAI pudo hacer dos temporadas de seis capítulos cada una, pero prefirió filmar una sola de doce episodios. Los primeros seis tienen lugar entre 1948 y 1949, los últimos ocurren diez años más tarde. Debido a que la Milán moderna se parecía poco a la de los 40’s, se filmó en Serbia y muchos actores del elenco son talento local.

Sacados de los archivos de la policía milanesa, los casos presentados en cada episodio son los crímenes comunes de la posguerra (contrabando de penicilina, lavado de dinero), pero el más importantey que amerita dos episodioses el crimen de Rina Fort. Ese caso hizo famoso a Nardone en toda Italia, el horrible crimen de una madre embarazada y sus tres hijos que al final, como descubre Il Comisario fue obra de la amante del marido de la víctima.

Lo interesante del caso lo serie lo describees como Nardone siempre supo que era Rina, pero tuvo que desarrollar una confianza entre policía y sospechosa. Hizo caso a su instinto, pero también a la psicología para descubrir los detalles del crimen y el motivo que se encontraban en el desdichado pasado de Rina Fort.

                            Rina Font una peligrosa asesina

Sobre las investigaciones policiacas siempre se cierne la sombra de Bosso, el gánster, rey del bajo mundo milanés, y de su protector Barone el joyero de sociedad, y los esfuerzos de Nardone y su escuadra (muchas veces obstaculizados por sus mismos jefes) para atraparlos. Pero no se crean que la serie es el recuento de solo casos de la nota roja. Se ha logrado un fino hilvanado de la labor policiaca y las vidas personales de los policías.

Mientras Muraro ayuda a Rizzo a prepararse para sus exámenes de derecho, Spitz vive obsesionado con hacer justicia a sus padres asesinados encontrando a los fascistas que los delataron a los nazis. Cuando se entera que Suderghi es drogadicto, lo chantajea hasta conseguir al menos un nombre, pero eventualmente recapacita. Tras conocer a la madre del delator abandona sus ansias revanchistas.

El noviazgo de Mario Nardone y Eliana no es el único lio sentimental de la historia. Tenemos el amorque parece destinado al fracasode Suderghi por Flo. Un poco de farsa la impone el triángulo romántico de Rizzo, su casera, y Linda, la hija de esta. Mas patético es el amor perdido de Muraro, su relación con una mujer casada mientras el esposo estaba en el frente griego.



En el sexto episodio, cuando Bosso hiere a Muraro de gravedad, la Scuadra Mobile envía un telegrama a esta dama, pero ella ha fallecido. Quien aparece es su hija que resulta ser hija del policía. Todos estos elementos crean una combinación de misterios detectivescos y dramas de la vida real que hacen a “Il Comisario Nardone” una opción diferente para los amigos de la novela policial.  Eso se aplica a todas las series reseñadas en esta entrada

Amazon Prime las trae todas en italiano con subtítulos en inglés.  En castellano es más complicado encontrarlas. En America Latina, el canal Europa Europa se encarga de pasar “El Comisario Montalbano” con subtítulos en español. Pero YouTube también tiene gratis, la primera temporada del "Joven Montalbano" en castellano.

 





lunes, 24 de mayo de 2021

Atlantic Crossing: Las mismas fallas de The Crown y ninguno de sus méritos



 


Ayer acababa “Atlantic Crossing” su presentación al mundo estadounidense en la PBS. Qué final tan soso y falso, casi sin conexión con los datos, también insólitos, presentados en episodios anteriores. ¿Será que los noruegos no saben narrar cuentos? ¿O fue ese afán de desacreditar a la monarquía como institución que buscó enlodar a la inocente familia Real Noruega y de paso a Franklin Delano Roosevelt, uno de los cinco mejores presidentes que ha tenido los Estados Unidos?

Alexander Elk: ¿Clon de Peter Morgan?

¿Será casualidad que Atlantic Crossing” haya debutado en “Masterpiece Theater” solo un par de semanas después de la infame entrevista de Los Duques de Sussex?  Como (gracias a Thirteenth Passport), pude verla casi entera durante las semanas de luto del Duque de Edimburgo, me fue más fácil digerir y discernir que, a pesar de ser coproducción noruega, la serie sigue los pasos de Peter Morgan en “The Crown” sirviendo los intereses de un grupúsculo antimonárquico.

Se trata de una producción de una compañía independiente noruega y es escrita por un tal Alexander Elk quien ha declarado saber poco sobre el tema (y se nota). Hecha en dos idiomas, se ha filmado en Noruega y en Praga donde se han recreado Londres, Washington y Long Island. La historia gira en torno del gobierno noruego en el exilio (en Londres) y la vida de refugiada de la Princesa Heredera Martha bajo el amparo de la Casa Blanca y de Franklin Delano Roosevelt con quien se ha conjeturado que mantuvo un romance. ¿Cuán platónico? Nadie sabe.

                               Los Principes Herederos y Los Roosevelts

El señor Elk dice saber poco del tema. vamos a ver qué es lo que sabía yo y como hubiese podido asesorarlo.  Como saben mi padre era un WWII buff y yo heredé su interés por ciertos aspectos del conflicto. De pequeña yo ya sabía que el valiente Rey Haakon había eludido a los alemanes para no caer prisionero como su hermano, el Rey de Dinamarca. Que había sido recibido en Inglaterra con su familia y su gabinete y que desde allá había dirigido las actividades de Las Fuerzas Noruegas Libres.

Yo sabía a los 10 años que, si bien Estados Unidos era el Arsenal de la Democracia, Gran Bretaña, a pesar de estar bajo bombardeos y a punto de ser invadida, fue el campo de entrenamiento de todo combatiente europeo que desease continuar peleando contra los nazis. Conocidos son los casos del General de Gaulle y la Francia Libre, al igual que el del gobierno polaco en el exilio. Menos conocidas son las historias de los reyes, que, en suelo anglosajón, lideraron a sus pueblos. Esos fueron los casos del Rey Haakon de Noruega; de la Reina Guillermina de Holanda; y del joven Rey Pedro de Yugoslavia que, de hecho, se casó en Londres con la Princesa Alexandra de Grecia en 1944.

Si me detengo en este detalle es porque la serie pareciera estar molesta con el Rey y el Príncipe Olaf por no irse a Las Bahamas a jugar golf. Los culpa de que la “solitaria “Princesa Martha se enredara con el primero que la piropeaba. Mas encima desvalorizan la ayuda proporcionada por los británicos. Hasta el día de hoy, el gobierno noruego envía en diciembre un gigantesco pino de navidad a Inglaterra, como recordatorio de lo que le deben al gobierno inglés y a la monarquía. En cambio, en la serie se burlan de los reyes británicos, los describen como tontos y esnobs. Hasta Eleanor Roosevelt se ríe de cómo se esfuerzan por seguir todas las reglas de racionamiento (el agua del baño) que sigue su pueblo.

                                 Los Reyes de Gran Bretaña y Buckingham bombardeado

A diferencia de su suegro y su marido, la Princesa Martha y sus hijos lograron huir de la falsamente neutral Suecia y refugiarse en Estados Unidos donde fueron invitados especiales de Los Roosevelt. Fue en 1983, en “Winds of War” que vi como Martha cenaba a menudo en la Casa Blanca. En 1984, en un libro 1941que cubre todos los eventos importantes ocurridos en ese año, leí que los medios de comunicación especulaban sobre la intensa amistad entre el Presidente de los Estados Unidos y la futura Reina de Noruega.

Así supe que no solo Martha era comensal habitual en la Casa Blanca, sino que además acompañaba a FDR a expediciones de pesca, que discutía con él de problemas políticos y, algo que la serie no quiso mostrar, que cuando Roosevelt se reunió con Churchill para firmar la Carta del Atlántico Marta estaba presente.

                     FDR hace un discurso con Martha a su lado. Eleanor ocupa un puesto secundario.

Pasó el tiempo, solo vine a recordar a la princesa Martha cuando supe de esta miniserie que ansiaba ver, pero que me ha dejado con un pésimo sabor de boca, ya que para privilegiar agendas ya conocidas (piedras a la monarquía, piedras al patriarcado, exaltación de una protagonista victima) se ha escondido lo verdadero y valioso creándose un cuento que escasamente se acerca a la realidad. Básicamente, el Sr. Elk ha hecho lo que Peter Morgan en “The Crown “y no se entiende el motivo, puesto que en Noruega no existe un fuerte sentir antimonárquico.

Debido a eso historiadores, tanto noruegos como suecos, han expresado su desagrado con una serie que calumnia figuras reverenciadas por la historia noruega como el Rey Haakon y el Rey Olaf (considerado, en una encuesta del 2009, como el noruego más sobresaliente del Siglo XX).  El único sobreviviente (además del Rey Harald que entonces era una criatura) de la Familia Real de entonces, Erling Lorentzen, el viudo de la princesa Ranghild también ha expresado su disgusto públicamente.

Lorentzen, un adolescente que durante la guerra se unió a la Resistencia Noruega, conoció de cerca a los personajes principales de este cuento. El anciano está escandalizado con las libertades que se han tomado en un proyecto que califica de “grotesco” debido a sus representaciones tendenciosas.



Un ejemplo es que el futuro Rey Olaf era considerado por su gente y por representantes de otros gobiernos como un muy buen estratega y no como el payaso incompetente que creó Elk. En cuanto a Martha es una contradicción viviente, a ratos parece una blanquita privilegiada caprichosa, otras es la defensora de los oprimidos, pero ninguna de estas caretas dura mucho. Tal vez porque ninguna le sentaría a la verdadera princesa.

Lo Bueno de Atlantic Crossing

Para no ser injusta paso a describir lo bueno de la serie antes de detenerme en su absurdo libreto que parece nacer de las mismas agendas afiebradas de “The Crown”. Por empezar Sophie Helin. Es refrescante ver una actriz pasados los treinta con un aspecto físico real, con arrugas alrededor de los labios, celulitis en los brazos, y un cuerpo que es el que debe tener una mujer después de tres partos. Ayuda a realzar la belleza natural de la actriz sueca un muy buen vestuario en el que se privilegia el color verde.





Aunque no hay desperdicio en el reparto, el mayor elogio se lo lleva Kyle MacLahlan como FDR. Para los amigos del drama histórico, Roosevelt ha tenido el rostro de Ralph Bellamy y Edward Hartmann. En este siglo lo han interpretado grandes como Bill Murray y Sir Kenneth Branagh, pero el ex Agente Cooper es el que más cerca llega a capturar esa combinación de sofisticación y llaneza que definió a FDR como hombre y político.

He leído muchos comentarios de espectadores, que admiran la labor” rooseveltiana”, enojarse ante un retrato de un hombre que pospone affaires de estado para andar persiguiendo faldas. Aunque es sabido que el adulterio de Roosevelt con Lucy Mercer (quien estuvo con él hasta su último suspiro) casi le costó el matrimonio, menos conocidas aunque documentadas son las amistades románticas que surcaron su vida tras la poliomielitis.

Se ha debatido mucho si esas amistades fueron platónicas. Vale recordar que el presidente era minusválido antes de llegar a la Casa Blanca. Sin embargo, su hijo Elliot Roosevelt cuestionó si lo que afectaba las piernas de su padre le impedía ejercer actividad sexual. Incluso en su libro, Los Roosevelt de Hyde Park, Elliot recuerda haber sorprendido a FDR y a Missy LeHand en una actitud comprometedora.

Muchos se han quejado del retrato que se ha hecho de MIssy en “Atlantic Crossing” ninguneando su tremenda aportación a la política estadounidense y al rol femenino en ella. Por 20 años, Missy sirvió de asesora/asistente/enfermera del mandatario, llegando a ser la primera Chief of Staff a pesar de que no se le concedió ese título. Roosevelt, hablando del papel fundamental de Missy en su vida política y personal, la llamaría “mi conciencia”.

                                     Missy LeHand

Es sabido que Missy estaba enamorada de su jefe y que, de ahí, tal vez, surgiría su urgencia por servirle a ‘él y por ende a la nación. En cambio, la serie solo nos la muestra como una arpía celosa y posesiva que quiere quitar a una rival (Martha) de en medio y acaba sufriendo un infarto que la deja casi en coma. Efectivamente, en 1942, Missy sufrió un accidente vascular que la llevaría a la tumbaun año antes que su amado jefepero fue provocado por un exceso de trabajo y estrés de servir en un gobierno en estado de guerra.

A mí no me hubiese molestado si la serie hubiese insinuado que la princesa y el presidente fueron amantes, aunque no haya pruebas sobre ello (tanto Elliott Roosevelt, Roald Dahl y Gore Vidal si creyeron que hubo un romance, aunque casto). Lo que me molesta es una ambigüedad que siempre coloca a Martha en un rol de víctima de los celos infundados del marido y de las manipulaciones de FDR.  En realidad, lo que más molesta es que siempre se la retrate como damisela desvalida.

Martha, de Privilegiada a Refugiada

La serie comienza mostrándonos lo felices que son Los Príncipes Herederos. Los vemos haciendo el amor en un vagón de tren en un tur por la Unión Americana, luego como invitados de Los Roosevelt en Hyde Park y de regreso a Noruega a reunirse con sus tres hijos. Martha lleva una vida privilegiada, pero mucho más sencilla y sin el estrés que se asocia con la vida de princesas herederas británicas. Tiene una dama de honor, Ragni, que está casada con Nikolái, el ayudante de cámara del príncipe Olaf. Todos son muy felices hasta que comienzan a caer las bombas alemanas.



Martha y sus hijos deben huir al norte del país, mientras su suegro-rey decide si debe quedarse o marcharse a otro sitio desde donde poder continuar la guerra. Aunque estos sucesos están mejor narrados en la estupenda producción noruega “La decisión del rey”, aquí también vemos la urgencia, la incertidumbre, el dilema moral que afecta a toda la familia. Los niños lloran porque han dejado atrás a su perra Vimza, Ragni y Nikolái han dejado atrás a sus hijos adolescentes Ulla y Rolf.

                                      Rolf y Ulla

Martha todavía no es un personaje simpático. Es como demasiado ingenua. Todavía no se da cuenta de que está a punto de perder un país. Se empeña en mantener a sus hijos entre algodones, contándoles mentirijillas, cuando los niños noruegos están ahora expuestos a bombardeos y a fuerzas invasoras.

 Un problema de la serie es hacer hincapié en dramas ficticios de salud e inseguridades de Martha y otros más falsos todavía sobre sus conflictos maritales. Ese hincapié deja fuera la tragedia del pueblo noruego, de cómo fue compartida por sus soberanos, y como Noruega y su gente siempre estuvieron presentes en sus mentes. La serie nos muestra los Príncipes Herederos como un par de mezquinos que tratan a sus fieles criados con un egolatría que horrorizaría a Los Crawley de” Downton Abbey”.



Nunca vemos a los príncipes preocuparse porque Signe y Nikolái estén separados de sus hijos. En la serie no lo muestran, pero como miembros de la Cruz Roja Noruega, Rolf y Ulla fueron capturados por los alemanes y obligados a atender a los soldados Invasores de su país. De ahí devino toda una saga hasta que los adolescentes lograron huir de Noruega y llegar a Inglaterra. ¿No hubiera sido mejor que nos mostrasen esto en vez de esa escena extraña en que un oficial alemán mata a la perrita de los pequeños príncipes?

La serie muestra que Olaf tiene el egoísmo de obligar a Nikolái a acompañarlo en un poco aconsejable viaje impromptu a Estados Unidos a ver si su mujer le es infiel, aun a sabiendas que su ayuda de cámara está en vísperas de casar una hija. Por suerte, el Rey Haakon está a mano en Londres para ser él quien escolte a la novia al altar. Esto es verídico, lo anterior es un invento para confirmar el estatus de víctima del patriarcado de la pobre Martha.

                                Nikolai acompaña a su Príncipe

Los primeros tres capítulos, aunque lentos, son los más cercanos a la realidad. La Familia Real Noruega es separada. Mientras Haakon y Olaf optan por irse a Londres, Martha, que es miembro de la Familia Real Sueca, se refugia con sus hijos en Estocolmo. Su tío el Rey de Suecia es simpatizante de los nazis y está más que dispuesto a entregar a su sobrina y los niños a los alemanes para que los usen de rehenes.

La salvación llega por correo: una invitación de Los Roosevelt para que Martha y sus hijos vengan a America. Ahí inicia el cruce del Atlántico. Martha realmente tuvo un mega viaje por aguas finesas, mares llenos de minas alemanas y ese conmovedor encuentro con un barco pesquero cuya tripulación la reconoce. ¿Mi momento favorito? Cuando Martha alza a Harald para un saludo/despedida de su pueblo también sucedió en la vida real y   es un reflejo de quien y como era realmente la princesa.



¿Fue Martha un “Caballo de Troya”?

Elk ha dicho que Martha fue un arma secreta de los noruegos en Washington. La ha llamado “un caballo de Troya” equivocándose hasta en el uso de la metáfora porque ciertamente Martha no vino a Estados Unidos a conquistar un país sino a buscar seguridad para su familia. Cuando llegó ni siquiera estaba segura de que su marido no se reuniría con ella. Por eso es ridículo que más adelante, en su inseguridad de borracho, Olaf exija que sus hijos vayan a vivir con él en Londres. Después de todos los riesgos tomados para poner a salvo a los niños, no iba a ponerlos en peligro de nuevo.

Tampoco fue Martha enviada con “una misión”. Su cercanía a FDR fue accidental. El plan original es que llevase una vida retirada en Massachusetts. Fue FDR, en su enamoramiento de su invitada, el que insistió en que se quedase en Washington y el mismo la ayudó a rentar Pooks Hill. Aparte de pasársela en la compañía del presidente, Martha estaba muy ocupada con la crianza de sus hijos, su labor con la Cruz Roja y la instalación en su propiedad de un hogar para convalecientes de las Fuerzas Noruegas Libres.




Esto último es un detalle de la vida real que la serie ha incluido. No se sabe si Marta se inspiró en esta gran labor en un marinero sin piernas. Ciertamente no cometió el gaffe de invitarlo inesperadamente a cenar con el Presidente Roosevelt. Por eso, esa pullita patriarcal de Olaf estuvo fuera de lugar ya que nunca Martha hizo nada para provocarla. Otro detalle verídico es el discurso de la Princesa en el Madison Garden. Lo que no es cierto es que Martha sufriese de pánico escénico ni que Eleanor Roosevelt la hubiese ayudado a sobreponerse a este.

No me molestó que nos mostrasen una princesa timidísima, sujeta a ataques de ansiedad y pánico cada vez que debía hablar en público y que llegaba, en su terror, a sufrir de hemorragias nasales. Aunque nada de esto era cierto, me pareció interesante para que viésemos la evolución de la personalidad de Martha y también como evoluciona su relación con la Primera Dama. Lo que me disgustó fue que lo usasen para demostrar como el patriarcado la había despreciado. Eso quedó de manifiesto en una escena que me hizo chirrear los dientes y que nunca ocurrió.



En un coctel en la embajada noruega, el Embajador Morgenstern (a quien han puesto como enemigo de la princesa) hace un brindis honrando a quien más ha ayudado a conseguir el paso del Lend-Lease. Martha se empluma creyendo ser la causa del brindis. Cuando el embajador nombra a su marido, a Martha le da tal ataque de ira que se marcha dejando a su Olaf con la palabra en la boca

Las espectadoras mituteras aplaudirán la actuación de Martha. Toda mujer debe exigir crédito y no permitir ser ninguneada. Fue una suerte que yo viera ese episodio en la semana de luto por el Duque de Edimburgo. Fue entonces que Duchess Kate hizo pública, en su semblanza del suegro, como Felipe le había enseñado a combatir el miedo a las apariciones públicas recordándole que la realeza está al servicio de sus pueblo. Eso significa nunca sentirse el centro de la atención: “la Reina nunca mira a las cámaras”. También eso significa que no se debe esperar ni crédito ni elogios.

Aparte de las obligaciones reales de las que Martha era consciente, hay una cuestión de modales. A lo mejor una actricita de cuarta elevada a la realeza hubiese salido en estampida y bufando de una reunión social, pero Martha era princesa nata, nieta de reyes, madre de un futuro rey. Nunca hubiera cometido un faux pas tan descortés.

Los promotores de “Atlantic Crossing” insisten en que la serie busca rescatar del olvido las aportaciones de la princesa, pero hacen lo contrario. Por ejemplo, el hogar para marineros convalecientes solo aparece en un capítulo. El resto de la serie nos muestra a Martha siempre con relación a los hombres en su vida. Hubiese perdonado que se tomasen licencias con el romance Martha-FDR. En cambio, me irrita esa situación muy ambigua de una Martha indecisa y complicada por las exigencias de dos hombres que parecen amarla.



Olaf, Mal Marido y Padre Ausente

Por ejemplo, no tenemos claro por qué el amor de Martha por su marido se ha ido enfriando. El hecho es que cuando aparece en las navidades del ‘42 de sorpresa en Washington, el recibimiento de su mujer es gélido y le sale con que va camino a una fiesta navideña “con Franklin”. ¿Qué sucedió para que un gran amor se trocara en indiferencia?

                         Carta que demuestra que el Príncipe Olaf si estaba invitado y esperado en la Casa Blanca

Aparentemente, es la separación la que ha enfriado las relaciones. Martha resiente ser postergada en las prioridades de Olaf quien prefiere hacerse cargo de asuntos de estado y no estar cerca de su mujer e hijos. Que haya bobos que se traguen esa paparruchada no me sorprende. La serie fracasa en crear esa atmosfera de incertidumbre y caos que se vive durante una guerra.

Padres ausentes es lo que más abundaba en Noruega. Estaban los que, a riesgo de sus vidas, habían partido a Inglaterra a continuar la lucha contra el invasor. Padres ausentes eran la norma en las familias donde el jefe del hogar había sido ejecutado por los nazis. Entre los 723 judíos noruegos que perecieron en los campos de concentración debe haber habido padres de familia que pasaron a estar ‘ausentes” de las vidas de sus hijos. Pero como ni Martha ni la serie parecen interesados en lo que ocurre en Noruega o en la guerra en general, es fácil convertirla en una esposa frustrada que prefiere compartir cocteles con un hombre casado que ocuparse de cosas más útiles. Incluso los hijos son secundarios.

Aunque es cierto (como nos muestra la segunda temporada de “Das Boot”) que los submarinos alemanes llegaron hasta las costas de Long Island y que uno casi ancló cerca de donde veraneaba Martha, nunca hubo un intento de secuestrar a los principitos. Aun así, si seguimos la trama inventada por Elk, es inadmisible que Martha abandone a sus hijos para emprender un largo viaje a Londres donde su marido no espera verla. También resulta insólito que, si el propósito de Martha es hacer las paces con Olaf, el desastroso viaje acaba por abrir brechas más grande en el matrimonio.

En ese cliché moderno de que todos los hombres deben ser tóxicos y todas las mujeres sus víctimas, Olaf es representado como un inseguro que hasta envidia las condecoraciones que recibe su mujer. Es hora de acabar con todo este mito. Ni Olaf fue alcohólico, ni ineficiente ni padre o esposo ausente.

La Verdadera Relación de Los Príncipes Noruegos y Roosevelt

En el 2017, Tor Bomann-Larsson publicó un libro Hjemland (tierra natal) que describe las andanzas de la Familia Real Noruega en su exilio forzoso. En la serie nos muestran que apenas conoce a Martha, FDR se siente atraído por ella y que esa atracción juega parte en su invitación a que cruce el Atlántico. En cambio, el libro describe como tanto Martha como Olaf causaron muy buena impresión en el Presidente de los Estados Unidos y que antes de la invasión nazi, Olaf hizo repetidos viajes clandestinos (sin Martha) a Washington para discutir rutas de acción en caso de que los alemanes llegasen a Noruega.



La trama de “Atlantic Crossing” hace hincapié en el “egoísmo” y “tacañería” del gobierno británico que se niega a suministrarles a los noruegos hombres y armamento para efectuar un desembarco en Noruega. El cuento del Lend-Lease nos muestra cuan escasos de armamentos estaban los ingleses y mal podían planificar una invasión, si ellos estaban luchando para no ser invadidos.

Además, cualquiera que haya prestado atención en clase de historia (o haya visto “Saving Prívate Ryan”) sabe que un desembarco no era un juego. Se necesitaban años para planearlo, y aun así no se podía evitar la gigantesca pérdida de pertrechos y vidas humanas, al igual que la destrucción de poblaciones enteras. Por último, ¿por qué se iban a gastar todo esos recursos en invadir un país que no era un punto estratégico y cuya liberación no ayudaría a finalizar la guerra?

En un momento, Haakon le recuerda a su hijo lo peligrosas que han sido las ultimas misiones de sabotaje enviadas a Noruega puesto que han invitado a terribles represalias alemanas. Este comentario, dicho al pasar, encierra una información importantísima, la cantidad de misiones de comandos enviadas por los ingleses a Noruega, solo cinco en 1941 (dos en el Archipiélago de las Lofoten). Estas fuerzas combinadas de soldados británicos y de miembros de las Fuerzas Independientes Noruegas (un batallón que era parte del SOE) destruyeron fábricas de armamentos y otros sitios necesarios para mantener el esfuerzo bélico de los nazis.

En 1941, otra acción de fuerzas combinadas consiguió liberar cinco navíos noruegos que llegaron al Reino Unido a unirse a la armada británica. Y por supuesto la gran epopeya noruega, fue la batalla por el agua pesada que dilató los experimentos nucleares del Tercer Reich. Yo a los trece años sabia de esta batalla gracias al filme de Kirk Douglas “Los Héroes de Telemark”.  Pero aun durante la Segunda Guerra Mundial, el público americano estaba plenamente consciente de lo que ocurría en Noruega, algo que los protagonistas de “Atlantic Crossing” parecen ignorar.



En 1942, John Steinbeck publicó The Moon is Down, la historia de una aldea noruega bajo la ocupación alemana y el dilema de sus habitantes: colaborar con el enemigo o con la resistencia. De ese mismo tema trató The Edge of Darkness, novela debut de Albert Woods. Ambos libros fueron llevados a la pantalla en el ’43. La imaginación popular estadounidense estaba pendiente de lo que ocurría en Noruega. ¿Por qué no mostrar a la Princesa Martha como parte de ese interés?  En cambio, nos hablan de sus dilemas románticos y líos maritales.



Otra cosa falsa e irritante. Las quejas de que los noruego-americanos prefieren pelear por Estados Unidos antes que por Noruega.  Obviamente los escritores no tienen conciencia de que lo principal- eso les quedaba claro a todos los lideres aliadosera destruir a Hitler y a Alemania. Cualquier esfuerzo dirigido a ese objetivo era un paso para la liberación de países individuales. Ese es el significado de una guerra mundial.

Por otro lado, el Rey Haakon y su hijo se quejan en la serie del capricho británico de obligar a los aviadores noruegos a pelear por Inglaterra en la Real Fuerza Aérea. Eso no es cierto, tal como los aviadores franceses y polacos en el exilio, los noruegos formaron su propio escuadrón. Si hubo noruegos que pelearon directamente en escuadrones de la RAF, como un tal Roald Dahl, fue porque el escritor había nacido en Gales. Hablando del autor de Matilda y de Las Brujas, fue enviado en un cargo diplomático a la embajada noruega en Washington y tuvo oportunidad de ver a su princesa junto al presidente. Siempre deslenguado, Dahl aseguraba que era obvio que FDR se moría por acostarse con Martha (¡!!)

A través de la serie hemos oído hablar de “Little Norway”, pero nunca nos han explicado lo que es. Se trató de un terreno en Canadá que el gobierno británico cedió para que los jóvenes aviadores noruegos tuviesen un espacio para entrenar. En recordatorio de la estancia de los noruegos, hoy existe una plaza llamada Little Norway en Ontario.  Olaf practicó frecuentes visitas a Little Norway (que fue creada en noviembre de 1940) durante la guerra. En esas ocasiones Marth fue a Ontario a reunirse con su marido. Así que despidámonos del mito del esposo ausente.

                       Los Príncipes Herederos celebran con sus tropas en Little Norway

En algunos de estos viajes, Olaf hizo visitas clandestinas a la Casa Blanca como emisario personal de su reino. Si bien es posible que el futuro rey se sintiese un poco amoscado por tanto rumor respecto a su esposa y el Presidente de los Estados Unidos, nada indica que se resquebrajase la confianza existente entre FDR y la Familia Real Noruega. De hecho, la relación entre Martha y Franklin afianzó esa amistad.

 Hay evidencias públicas de las visitas de Olaf. Incluso en 1944, los Príncipes Herederos abrieron un segundo albergue para combatientes noruegos en Washington. Así que todo ese mitote de que Martha, desatendida por su marido, debió refugiarse en otro hombre es ridículo. Si fuera por eso, todas las esposas de militares en servicio activo serian infieles.



¿Rechaza el Público Series sobre la Realeza?

Lo que ocurre es que este desastre de serie trae tanta agenda oculta como “The Crown”. Su propósito se enfoca en tres objetivos:  a) denigrar a Franklin Delano Roosevelt, el presidente más importante del Siglo XX; b) denigrar a la monarquía, a lo Peter Morgan, buscando demostrar lo egoístas y distanciados del sufrimiento del pueblo que eran los miembros de la Familia Real Noruega; c) ser parte del ataque frontal que embiste en contra de la realeza británica. Como muestra, este repulsivo artículo que apareció en wgbh.org a raíz del debut de “Atlantic Crossing” en la PBS.

Lo primero que capturó mi vista fue esta frase “hasta han llegado a decir (espectadores) que ya no pueden disfrutar de period dramas o series donde aparezcan miembros de la familia real británica”. Ahí me enteré por primera vez, que parte de la agenda progresista (aunado al feminismo mitutero, el ateísmo agresivo, y la lucha de clases disfrazada de diversidad racial y de genero), es un ataque directo al sistema monárquico que es una forma de gobierno de muchos países europeos (ni hablar de Asia), curiosamente de algunos de los más tranquilos y progresistas.

Algo que lamentablemente solemos hacer los periodistas de farándula, es vincular nuestros escritos a escándalos del momento, sin reparar en las consecuencias de nuestro oportunismo.  No sorprende entonces que todo el articulo saque partido de la reciente entrevista de Los Sussex. Pero Amanda-Rae Prescott no solo se aprovecha de la prensa amarilla, ella señala un fenómeno que ocurre en el mundo angloparlante y que como dice en la introducción puede hacer que “Atlantic Crossing” sea “difícil de vender”.



JeJe, no me hagas reír que tengo los labios partidos. Después de la impresionante, positiva y devota reacción que obtuvo el sepelio del Duque de Edimburgo, tal repudio parece relegado a minorías rencorosas. Si hoy alguien recuerda a Los Sussex es para reírse de ellos o rechazarlos con ira.

Sin embargo, del momento en que los anti monarquistas se han subido al carro progre, hay que vigilarlos con recelo. Uno se pregunta si su agenda les impedirá disfrutar de todas las biopias de reinas inglesas que prepara ese bastión de la progresía llamado Starz, o no querrán ver “Domina”, lo nuevo de la BBC, que gira en torno de la primera emperatriz romana.

Ese súbito odio a la monarquía de parte de un público que hasta hace poco devoraba dramas de época (comenzando por “the Crown”) sin importarles si glorificaban una forma de gobierno censurable, nace de un vínculo entre reyes y colonialismo/racismo. Efectivamente las monarquías representan una supremacía blanca. Díganselo al Rey de Lesoto, al Sultán de Brunéi y al Emperador de Japón, jefe de una casa real más antigua que ninguna monarquía europea.

Lo del colonialismo va ilustrado en el artículo en el énfasis que su autora pone en la “preocupación” del publico de saber si este relato tiene alguna conexión con la “colonialista y racista” Familia Windsor. Efectivamente, Rae-Prescott saca del closet a Olaf exponiéndolo como ….¡Bisnieto de la Reina Vicky! NOOOO!

Me da risa. Victoria heredó un naciente imperio colonial que se expandió durante su largo reinado, pero fue una más de los monarcas colonialistas. En su época, democracias como Francia afianzaron su propio imperio colonialista, como lo haría Estados Unidos que hasta hoy tiene colonias. Menos risa y más rabia me da recordar que Victoria (y su esposo) fue una ardiente abolicionista, que apoyó al Norte en contra del esclavista Sur durante la Guerra de Secesión, y que hasta adoptó una ahijadita africana.

Pero no debería sorprenderme, cuando Ms. Prescott nos dice que veamos la serie ya que no es un panegírico de Roosevelt. No sabía que FDR estaba en la lista verde (el corrector de Word no me deja decir Lista Negra) de los BLM. Sorprendente, al tratarse del presidente cuyo gobierno se caracterizó por sus adelantos en lo que respecta a los derechos civiles de la minoría afroamericana. Para ser justos, Prescott trata de convencer a sus lectores de ver “Atlantic Crossing” por lo que procura acallar posibles reparos. Por ejemplo, nos recuerda que Haakon fue elegido “democráticamente”.



A ver, Noruega se independizó de Suecia a fines del siglo XIX. Los noruegos solicitaron de la Familia Real Danesa un rey. El rey danés le mandó a su hijo cuyo puesto fue aprobado y ratificado por el senado noruego. No es talmente una elección democrática. Haakon no hizo campaña ni fue de puerta convenciendo a sus súbditos de votar por él. Haakon tampoco era Juan Pérez sino el hijo del Rey de Dinamarca y yerno del Rey Eduardo de Inglaterra.

                            Haakon, Maud y Olaf

Es la conexión británica la que parece ofender más a potenciales televidentes, por lo que Prescott se apresura a tranquilizarlos. Los Windsor no merecen en la serie una representación positiva. Dice la critica que la serie nos muestra lo incompetente que fue George VI para convencer al gobierno de socorrer a Noruega. Primero, ya he relatado todo lo que Inglaterra hizo por Noruega, desde Little Norway hasta las muchas misiones de comandos en territorio noruego que costaron la vida de muchos soldados británicos.

Segundo ¿todavía esta gentecilla que hace artículos “históricos” no comprende que el rol de un soberano en una monarquía parlamentaria es más sociocultural que político?  ¿No han oído que los reyes modernos pueden aconsejar, pero nunca imponer sus posturas ni hacer ninguna declaración pública que suene política?

Algo que volvió a ponerse en descubierto a raíz de la muerte del Príncipe Felipe fue como la nación recuerda todavía con gratitud los servicios prestados por la Familia Real durante su hora más dura. se han escrito libros, bien documentados, sobre la valentía de los reyes sobre todo de la Queen Mum durante el conflicto negándose a esconderse en la seguridad de tierras americanas y compartiendo las privaciones de su pueblo. Pero Elk, a lo Peter Morgan, busca destruir esa imagen burlándose de la ineficiencia de un rey que no puede ni hablar bien, y mostrando a su consorte como esnob y petulante.

                                 Jorge VI nunca fue un mal rey

En resumen, “Atlantic Crossing” es mala porque miente sobre detalles históricos. De poco vale que se cuente un trozo de historia poco conocida se si falsea hechos y se difama personajes. Y si se lo hace para ofender a quienes no pueden defenderse y para avanzar una agenda estúpida (según una encuesta del 2013, el 90% de los noruegos aprueban su monarquía) entonces, en buen chileno, vale hongo.