Tras dos
capítulos de esta segunda entrega, no sabía qué era más laborioso, si engancharme
con una trama caótica o impedir que mi hermano se quedara dormido de
aburrimiento. Con excelente reparto y una respetable atmosfera de época, Perry
Mason sufre de un mal contagioso: libreto chapucero. Al menos ya para el
segundo episodio, se sabe de qué se va a tratar este caso que el bufete Mason-Street
ha tomado: el asesinato de un importante empresario del que acusan a los
Hermanos Gallardo, un par de mexicanos marginales. El error es que el argumento
se enfoca más en las vivencias personales de los personajes principales, que en lo que ocurre en tribunales, llegando a olvidarse que este es un noir
legal.
Gato Rafa decía
que tal vez el problema con esta serie, lenta e inconexa, es que se demoraron mucho en traernos una
segunda parte y se perdió el hype que suscitara la Primera Temporada. Yo prefiero
culpar a un libreto mediocre en donde se privilegia la diversidad antes que un cuento
bien narrado.
Ya vemos eso en
el primer episodio. Un Paul Drake desempleado celebra su fiesta de cumpleaños
en la casa de su cuñado donde están de allegados Los Drake. Aparece Perry Mason
que, cortésmente, se queda en la calle
como temeroso de acercarse a una festividad donde sería el único blanco. Clara
le pregunta al marido porque no ha invitado a su ex jefe, pero Paul Drake es un
personaje que representa los ideales de la nueva militancia BLM: no se Junta con
los blancos, no recibe nada de los blancos, los deprecia. Finalmente, va a la acera e interpela al abogado. Aquejado
de lo que en wokismo se conoce como White Guilt (sentimiento blanco de culpa),
el abogado intenta hacerle un préstamo que el ex policía rechaza.
Perry entonces le
consigue un trabajo como espía y fotógrafo de Pete que ahora trabaja para el
fiscal Hamilton Burger. Pete sigue
siendo mi personaje favorito porque, aunque oscuro, es genuino. Necesita que Paul ingrese en un
hotel de Perkins, un importante empresario afroamericano, y documente con fotografías las actividades
irregulares de este señor . Pues Drake descube que el empresario es un
prestamista y traficante de licor (estamos en el último año de La Prohibición),
pero agrega que es buena persona ya que
su dinero es empleado para ayudar a la gente de su comunidad.
Esto no impide
que la Fiscalía arreste al empresario. Paul Drake monta en colera : acusa a
Pete, acusa a Perry (que ni sabia en qué consistía el trabajo) acusa al Establishment blanco de haberlo
traicionado forzándolo a delatar a “uno de los míos”. . ¿A ver, Paul Drake tiene ocho años?
Cuando aceptó el
trabajo conocía las posibles consecuencias. ¿Acaso creyó que convencería a
Petede no arrestar al empresario por
ser este un pilar de la sociedad afroamericana? ¿Acaso se tomó en cuenta todo
lo que Bill Cosby había hecho por su comunidad cuando lo declararon culpable?
Si Perkins fuera una blanca paloma nadie lo hubiese arrestado. Por supuesto que
era/es más fácil arrestar a una persona de color que a un blanco prominente y
poderoso, pero eso no lo exonera de sus actividades delictivas.
Cuando Mason y
Della solicitan los servicios de Drake este dice que no puede confiar en ellos
y Perry humildemente concuerda en que no son dignos de confianza. Esto es tan
estúpido como increíble. En medio de esa terrible Depresión, nadie iba rechazar
un empleo legal y regular por militancias que desaparecen cuando no hay comida
en la mesa familiar.
No sé qué sea más
irritante si la acusaciones de Drake o los remordimientos de Mason. No solo es
lo que ha hecho con Drake loque lo atormenta. Emily , su clienta de la primera
temporada, se ha suicidado y Perry carga esa culpa innecesaria sobre sus
hombros. El primer episodio lo trae borracho cayéndose de una motocicleta y
yendo a llorarle a Lupe porque ha convertido la casa de sus padres en un bar. No puedo tenerle lástima.Le remuerde la conciencia debido a culpas que
no le corresponden, pero no tiene empacho para envenenar innecesariamente a un
inocente perro.
El
detective-abogado llega sucio y sin afeitar a la corte y gana un caso de la
manera más truculenta y aplastante, irritando a Della quien se ha pasado noches
enteras preparando un alegato menos implacable, pero que no hubiese beneficiado
a su cliente. Y es que, durante este periodo, que trae a Mason en un purgatorio personal, es
Della quien se ha hecho cargo del bufete. Ella es quien ha contratado una
secretaria (china, por supuesto) quien
consigue clientes y los entrevista. Para ser francos, Della Street es la
protagonista esta temporada, y posiblemente el personaje más interesante y
mejor logrado.
Sabemos que es
importante, porque se cambia cuatro veces de vestuario en cada episodio. La humilde
secretaria del comienzo se ha vuelto una experta diplomática y mujer de
sociedad porque consigue clientes, e información sin dejar de ser una dama. Es
refinada tanto en una velada musical a la que acompaña a Hamilton Burger, como
en un match de boxeo donde la lleva Anita, su nueva conquista. Increíblemente elegante
es su primer encuentro con este espíritu libre inspirado por Anita Loos y eso
que tiene lugar en un tocador de señoras. Aunque un estándar de la ficción gay son
estos encuentros clandestinos en baños, aquí se la arreglan para hacerlo
glamoroso y sensual sin que intercambien ni un apretón de manos.
Si me detengo en
esta descripción porque es lo más claro en una oscurísima trama y tal vez lo
único agradable,. A pesar de que hay comentarios del público que desaprueban
que la recta Della le ponga los cuernos a Hazel. La famosa escena resultó un
reverso del cliché, no solo porque la tensión sexual fue intensa haciendo
innecesario un contacto físico, pero también porque como todo con el personaje de
Juliet Rylance, fue elegante. La ropa, la conversación llena de doublé
entendres y hasta la iluminación de las lamparitas del tocador con sus
pantallas rosadas.
Eso aporta másatmosfera de época que la banda sonora de
jazz callejero o las visiones de una Los Ángeles poco atractiva y oscura aun a
la luz del día. El problema de iluminación nos recuerda aCity of Àngels con la que también comparte otra similitud:
el mal uso del tema latino.
Curioso porque
Tim van Patten se ha desligado de la dirección que ha caído en manos latinas:
la Latinx Nina López Corrado, productora de El Mentalista, el brasileño
Fernando Coímbra y mi compatriota Marily Rivas. Sin embargo, uno de los grandes
problemas de esta temporada está en el libreto que ha caído en manos de Jack
Amiel, autor de la infame The Knick.
Amiel y su equipo
han llevado a la pantalla latinos miserables, incapaces de hablar el idioma y
victimas del sistema. Aunque si bien es cierto que California tiene, hasta hoy,
un récord de abusos en contra de la población hispanoparlante (que estaba ahí
antes que los Anglos) cansa esta imagen de vagabundos siempre al borde de la
delincuencia. Si hasta en Wednesday se describe a la Abuela Addams como una
estafadora y a Tío Fester como un forajido fuera de la ley.
No soy la única
descontenta con el rumbo que ha tomado la serie. Gato Rafa anunció que, si no
se ponía mejor, más clara y específica, para el cuarto capitulo, la dejaba de ver. Mi hermano señaló que el
gran problema está en un argumento incoherente cuya primera misión parece ser
el espacio que ocupa cada actor en pantalla. Eso convierte a Perry Mason en una serie de viñetas, muchas
totalmente innecesarias que nos presentan personajes nuevos sin explicarnos su
importancia.
Para el tercer episodio sigo sin saber quién es Miss
Lawson o porque le reventaron la cabeza a Harry Goldstein. Lo único invariable de
este narración es que los ricos son sádicos perversos, que uno de ellos puede
haber matado a McCutcheon, y que los pobres son oprimidos y patéticos, el más
patético es , como siempre Perry Mason.
Contenido
Violento o Gory: Un factor
constante de la serie es que en cada episodio tendremos gore, sea un cadáver
con un balazo en el ojo al final del primero; Harry Goldstein con la cabeza prensada como
una uva en el siguiente; y en el
tercero, Lidell McCutcheon le rebana la cara a un imprudente que vino a
cobrarle una deuda .
Contenido
Sexual y Desnudos: Curiosamente
la woke Perry Mason tiene algo en común con las conservadoras series del
Oeste de Taylor Sheridan. No hay sexo gráfico y muy pocos desnudos. Cuando Catherine
Waterston, la nueva pareja de Perry va a su departamento por primera vez no los
vemos ni besarse. Tenemos que adivinar (como en una novela victoriana) que han
tenido un match en el ring de cuatro patas. En el próximo episodio los vemos en
paños menores, escena muy poco atractiva. A Della y Anita las vemos besarse—vestidas— con
las colinas angelinas de fondo y luego Juliet Rylance se levanta totalmente
desnuda de una cama para ir a encontrarse con su amante (ambas en bata) que
hace Huevos Rancheros en la cocina.
Factor
Feminista:Toda la serie se centra en Della, en su sentido común, su sentido de justicia,
su lado practico y el diplomático que le permite conseguir clientes y tratar
con ellos. Vemos también mujeres que surgen de la nada. Lupe que maneja su
propio negocio y que es la contraparte de las vulnerables mujeres Gallardo.
Anita, espíritu libre que supera convencionalismos
y tabúes para dedicarse a lo que le gusta, y la millonaria Camilla Nyrgard que ha llegado
alto sin necesidad de los hombres y que le señala a Della que no debería cargar
a un lastre como lo es el temperamental Perry Mason.
Factor
Diversidad: Mexicanos,
negros, lesbianas, sus historias ocupan mucho tiempo en pantalla ¿pero avanzan
realmente la trama? Hay una secretaria china que está ahí nada más que para
llenar la cuota de asiáticos en la serie.
Al ser una
producción de la HBO, Julia debía, por fuerza, adherirse a las reglas de la Era Woke. Me
interesaba ver como las manejaría Daniel Goldfarb quien ha estado involucrado
en la popular serie The Marvelous Mrs. Maisel. Aunque ahí el mal uso de
la diversidad tiene como mayor culpable a Amy Sherman Palladino, en Julia Goldfarb es quien lleva la
batuta y la lleva mal. En lo que se refiere a rumores tales como la homofobia
de los Child o el supuesto lesbianismo de la chef, Danielito vuelve a hacer de
las suyas respondiendo dudas con mentirijillas dignas de Weiss&Benioff.
¿Fue Julia
Injusta y Racista con Alice?
Comenzaremos con
el tema de la diversidad racial. Tal como era Cambridge en ese entonces, la
serie es inmaculadamente blanca, con la excepción/inserción del personaje de
Alice Neman, graduada de Oberlin, franco parlante, y que, como Julia Child, ¡ha
estado en Paree!
Alice es el gran
apoyo de Julia en la WGBH. Ella representa un arquetipo de estos dramas
culinarios, el personaje que impulsa a la cocinera mágica a crear y termina convirtiendo
la gastronomía en una religión de la cual la chef es la gran sacerdotisa. El
problema, y ya se han elevado críticas, es que Alice es una mujer afroamericana
y no lo parece.
Su condición femenina la hace objetivo de machismo accidental e
intencional, algo que entienden Julia y sus seguidoras, pero su color pasa
desapercibido.Lo cual es irreal en el
Estados Unidos, de comienzos de los 60, enfrascado en la batalla de los
Derechos Civiles.
Sin embargo, en
el quinto episodio (el peor de la serie) ocurre algo inaudito en esta Era Woke,
de Black Lives Matter y ataques contra la “Fragilidad Blanca”.The French Chef ha recibido un alza de
presupuesto y Alice una mínima promoción que le otorga un poco de poder. Su
primer paso es contratar ayudantes profesionales que reemplacen a señoras de
buena voluntad como Avis y Dorothy. Recordemos que, en el mismo episodio,
Dorothy abandona el plató y Mrs. De Soto, que detesta las mollejas, se las
encaja a la productora para que las lave. Alice tiene sobrada razón para buscar
auxiliares más responsable, pero Avis resiente la medida y va a quejarse con
Julia.
Avis le hace asco a las mollejas
Esta se aparece
en la oficina de Alice y,con la
sutileza de un mastodonte,le lanza un
regaño que hace llorar a Miss Naman, recordándole quien es la puta ama ahí y
como la productora se está tomando atribuciones que no le pertenecen. Solo
faltó que le gritara “¡Ya negra atrevida, vuélvete a tu fogón!”. Que Julia
(cuyo corazón era de mantequilla) acabe consolando a su productora, y en un
gesto de “Gran Salvadora Blanca” le otorgue a Alice el puesto que otros le
niegan,no borra esa imperdonable
escena. Es extraño que Alice Burton, en su recap de Vulture note el racismo de un carnicero que atiende a las
blancas ante que, a Alice, pero no repara en este intercambio Child vs Naman.
El carnicero atiende a las blancas e ignora a Alice
Julia en el
País de los Gays
En el cuarto
episodio, promoviendo su libro y programa en San Francisco, Julia se encuentra
con su gran amigo y colega, el famoso James Beard. Se van de parranda y acaban
en un bar gay donde Julia, un poco incomoda, conoce a Coco Van, un
transformista que la idolatra hasta el punto de imitarla. La noche acaba con
Julia, bastante achispada, en el escenario cantando a dúo con Coco.
¿Cuál es la verdadera Julia Child?
Se ha hablado
mucho de si tal suceso ocurrió o pudo ocurrir. Julia Child era un producto de
su época, sabia de la existencia de los homosexuales, pero no era un tema que
le interesase discutir ni en público ni en privado. Aunque consciente de que
Beard era gay nunca lo reconoció ante el chef.
Debido a eso, es
casi imposible que la hubiese llevado a ese tipo de bar, no por ser un sitio
impúdico, sino porque (algo que pocos saben o recuerdan) la actividad homosexual en Los 60 estaba
legalmente prohibida tanto en USA como en el resto del mundo. Estos bares
clandestinos eran solo conocidos por sus clientes exclusivos y se tenía mucho
cuidado sobre quienes sabían de su existencia y de qué tipo de gente venía a
ellos.
Hablando de la
heterosexualidad de la cocinera,su
tamaño, aspecto masculino y el haber perdido su virginidad después de los
treinta años, hizo que los prejuicios de su época especulasen sobre su orientación sexual. Vale decir que las acusaciones de
lesbianismo (y entonces eran acusaciones difamatorias)siempre vinieron de sus contrarios homófobos.
La serie, sin embargo, saca a relucir un suceso inventado.
La problemática Iris
En una reunión en
Smith con ex condiscípulas, Julia se encuentra con una compañera la que le
cuesta identificar. A solas, Iris admite ser lesbiana y agradece a Julia
haberla ayudado a salir del closet. Julia está estupefacta y aún más cuando la
amiga le recuerda una noche en su adolescencia y que estando borrachas, se lanzaron al rio desnudas. Como Julia ha
bloqueado totalmente la experiencia, y como Iris es muy imprecisa sobre lo que
pasó, no sabemos exactamente cuál fue la participación de la chef en este
despertar sexual de su ex compañera.
En esta época en
que todos parecen (menos Servidora) haber tenido alguna experiencia homosexual,
no veo esta invención intercalada como difamación. Por el contrario, creo que
este episodio fue embutido para borrar la imagen de Los Child como “homófobos” que han adquirido gracias a entrevistas con
amigos y libros y documentales.
Lo cierto es que si bien (como casi todos los
de su generación) el matrimonio no consideraba la homosexualidad un tema de
conversación prioritario, el gran cambio ocurrió a mediados de los 80. Tras
perder un amigo cercano debido al flagelo del SIDA, Julia Child se embarcó en
una militancia que buscaba soluciones, cura y dar información sobre el HIV. En
esa militancia abogaba también por los derechos de la Comunidad Gay.
El Club de La
Misandria
He dejado para el
final este tema puesto que es complicado asociar a vida de Julia con un
feminismo militante, y la serie no nos ayuda. Por un lado, tenemos esa
“Confederación de Mujeres” que intenta proteger a Julia, pero que a ratos se ve
como una combinación de autoayuda con una adoración condicional de un ídolo que
todas creen de su propiedad. Esta competencia lleva a la “red de estrógeno” a
ser rivales entre ellas, y (¡horror!) ver a Paul como un rival que hay que
sacar del camino.
Vemos a Avis
gruñirle a Paul en cada encuentro, a Alice ponerle caras, y hasta Judith se indigna al saber que tendrá
que pasarse las vacaciones en la cocina con el marido de su amiga. En realidad,
fueron Julia y Paul quienes efectuaron los experimentos para hornear pan.
Judith no tuvo nada que ver. Irónicamente, ella escribió un libro de cocina The
Book of Bread y—doble ironía—lo escribió con su esposo (¡!!)
Paul y Judith intentan hornear baguettes
Por décadas he
oído a machistas decir que “las amigas de una novia/esposa solo sirven para
separar parejas”. Esta serie no desmiente ese prejuicio. Es una suerte que
estos eventos no ocurrieron en la vida real porque no creo que ni un matrimonio
tan bien avenido como el de Los Child hubiese soportado esos celos negativos.
A Judith no le gustó la idea de cocinar con Paul
Para ser francos,
Julia no está dirigida ni a un público feminista ni a un público joven.
No hay nada en ella para atraer a Millenials y Zetas. Entonces hay que aceptar
que su público somos nosotros, los que crecimos con Julia Child en pantalla de
viejos televisores, los que aprendimos a cocinar con ella, los que nos reímos
de ella y con ella, y al final aprendimos a admirarla. En ese marco,
reconozcamos que el argumento tiene pantanos de mentiras y absurdos. Evitemos
caer en ellos.
¿Fue Julia
Child un Obstáculo para el Movimiento Feminista?
No podría
terminar de hablar sobre el ángulo feminista de Julia sin meterme en el penúltimo
episodio. Disculpen los spoilers. En
este capítulo titulado “Foie Gras”, Julia viaja a Nueva York como invitada de
honor de una cena de gala en el Waldorf Astoria para honrar a los achievers
de la PBS
Antes la chef
tiene un cena en Lutece con Judith y Blanche Knopf. Este es el primer round de
la cocinera con un tipo de mujer de carrera, ejecutiva/empresaria, que no la ve con buenos ojos.Blanche, molesta con la lentitud del libro de Julia y
con el tiempo que Judith le dedica, aprovecha de humillar a su clienta dándole
cocotazos donde más le duele: su cocina, su comida, su exuberante personalidad.
Como si el bullying judío no fuese suficiente, llega el chef André y medio en
broma, medio en serio suplica a Julia que no estimule a las mujeres a ser
maestras de cocina ya que les quitarán el empleo a los hombres, además, la mujer
francesa nunca llegará a ser chef.
Tenso almuerzo en Lutece
Blache compara el foie gras con el higado picado que su madre preparaba para Pesaj
Con esto en
mente, en la gala, Julia hace un discurso en el que afirma no cocinar para los
maestros de la Haute Cuisine, sino para amas de casa. Su meta es
liberarlas llevándolas a un viaje de conocimiento que expandirá sus horizontes.
Aunque todos aplauden, a Julia le llega un baldazo de agua de parte de nada
menos que Betty Friedan. Aunque este es otro encuentro inventado, sabido es que
esa ola de feminismo, semi fundada por Friedan
y sus cómplices, odiaban la cocina
viéndola como parte de la esclavitud a la que se sometía las mujeres.
Eso es lo que
expresa la autora de The Feminine Mystique , quien con la famosa estridencia
Friedan (Oy cuando las judías nos ponemos histéricas ...) acusa a Julia de sabotear al movimiento
feminista encarcelando a las mujeres en sus propias cocinas. Aunque tanto Paul
como Russ defienden a la chef,Julia, al
borde de las lágrimas, se refugia en el
lobby donde es consolada por el mismísimo Mr. Rogers.
Russ Morash defiende a Julia
Y Mr. Rogers la consuela
No hay un récord
histórico de que este encuentro haya tenido lugar, pero sabemos que Friedan
detestaba tres cosas: lo burgués, el glamur (de ahí su eterna rivalidad con
Gloria Steinen) y cosas de chicas (“girlish thngs”) . Julia Child representaba las tres cosas. En
otras palabra lo que hoy llamarían “privilegio de mujer blanca”; una actitud
frívola hacia la opresión que sufrían las mujeres que carecían de padres millonarios,
maridos comprensivos y redes de apoyo..
Friedan al borde del ataque de nervios
En la miopía
propia del faux feminismo, mujeres como Betty Friedan no tuvieron la visión
para ver el alcance de la contribución de Julia Child. Una contribución
francamente feminista. Aunque este artículo de Sadie Stein para Jezebel lo explica muy bien, hay cosas que quedaron en el tintero y merecen ser
estresadas:
A)Gracias
a Julia Child, muchos (incluso las que odiamos el trabajo doméstico)
encontramos terapia y empoderamiento en nuestros fogones. Hoy en día, pocas
mujeres cocinan por obligación o porque deben alimentar a sus familias. Hoy
cocinamos para amigos o para nosotras mísmas. Es una manera decrear nuestro propio “arte” como quería la gran
chef.
B)Friedan,
ocupada en escuchar su propia voz
estruendosa, no repara que, para ser
1963, Julia Child es una pionera en la creación de programas femeninos, enfocados
desde una óptica femenina y que generan empleo para otras mujeres, incluso de
color como Alice . Algo que me gustó mucho fue cuando Russ se conecta con una
documentalista sureña, la mujer (que es afroamericana) admite admirar a Julia y
preparar sus platillos. Ese fue otro logro del Master Chef, superar las
vallas de color que dividían al país e interesar a todas las mujeres (y a
algunos hombres) en aprender a hacer estos platillos complicados, pero
sabrosos. Además, tal como dice la chef, cocinar es una experiencia que nos adentra
en otras culturas…
C)Mrs. Child también inauguró caminos para
nuevas profesiones en las que descollarían las mujeres desde abrir sus propios restaurantes
hasta hacer carrera de nutricionistas; desde el catering hasta los programas de
televisión, los libro de cocina, lo blogs como el de Amy Addams en Julie y
Julia. Por sobre todo demostró que la gastronomía también es una arena
donde pueden luchar las mujeres. Sin Julia Child no existirían Nigella, ni
Padma, ni Martha Stewart, ni muchas otras famosas chefs.
D)Betty
Friedan siempre entró en conflicto con Gloria Steinen acusándola de ser una
feminista “glamorosa”. Hizo declaraciones de haber sido apantallada por Gloria
porque la Steinen era más guapa y lucia mejor en las portadas. ¿Entonces
porque no reparó en que Julia, grande, torpe y cincuentona, era totalmente lo
opuesto a las sexy y curvilíneas estrellas de televisión de la época?Otro tabú que Julia Child destruyó fue ese.
Su show abrió a puerta a programas presentados por mujeres mayores y que no
representaban los cánones de belleza imperantes. Julia lo dice en su primera
reunión con los ejecutivos de la WGBH: “sé cómo luzco. Me miro al espejo todas
las mañanas”, pero agrega “la ventaja de lucir como yo es que desde temprana
edad aprendí a no aceptar un ‘no’ como respuesta”.
Recuerdo haber
visto desde mi ventana pasar a Betty Friedan. Ella tenía una amiga que vivía en
Parkway VIllage, la comunidad donde yo crecí.
Un día mi hermano me dijo “esa es Betty Friedan”. Yo la miré, avejentada, feúcha, mal arreglada y
arrastrando las patas, y le dije a mi
gata Reyna que estaba fisgoneando como yo “no quiero ser como ella”.Es cierto, en cambio sí me hubiese gustado
ser como Julia Child.
Betty Friedan en su vejez
¿Antes de esta
serie, habías oído hablar de Julia Child? ¿Cuál ha sido tu programa favorito de
esta gran chef? ¿Qué aprendiste a cocinar con ella? Yo hasta hoy día hago un
muy buen Boeuf Bourgognon (sin tocino) y un tarta de peras que descubrí
en su show.
Un error del Reboot de” Gossip Girl “es insistir en que es una secuela de la
otra. La original tenía muchas fallas, muchas locuras escandalosas, pero le
sobraba lo que le falta a esta: glamur. Y nunca fue sórdida que es el
calificativo que mejor le cuadra a la nueva. Sobre todo, nunca aburrió con una chabacanería
que ofende al público (el pensante).Ni
con sus alardes de wokeness, esta “Gossip Girl” puede disimular una historia de
mal sabor y mal olor que de pronto, a partir del capítulo cinco, vira de rumbo,
retrocede y los personajes dejan de ser quienes creíamos que eran.
A medida que llegaba al final del capítulo mencionado, yo me preguntaba qué
estaba viendo. Comprendo que el maestro acosado de pronto se vuelva un villano
(y argentino, más encima) ¿pero que su acosador, un pansexual drogadicto y depravado,
se convierta en la inocente presa de un pedófilo? ¿Que la idiota de Audrey se
pase cuarenta minutos ninguneando egoístamente a su madre y de pronto en medio
de una borrachera caiga que es ella es la culpable de sus desavenencias? ¿Justo cuando empujó a Kiki al suicidio? ¿Y
desde cuando Gossip Girl quiere “ayudar” a sus víctimas?
¿Acaso Joshua Safran y su equipo presentían la lluvia de reproches que les
caerían de parte de críticos y espectadores y trató de hacer un pequeño
experimento social con el público? ¿Una
especie de sueño como en “Dallas”?¿Y se
supone que debamos olvidarnos de los cuatro episodios anteriores donde
denigraron a los maestros, a los latinos, y expusieron las falencias de ser criados en
un matrimonio gay? “
La Fórmula Wharton-Fitzgerald
Todo comenzó con la inepta campaña del mercadeo que precedió a la serie. “Gossip
Girl” resucitaba, pero más diversa, mas woke, más actual. Ya con eso sabíamos—los
verdaderos fans— que esto no iba a resultar. La esencia de “Gossip
Girl”, el secreto de su éxito fue hacernos creer en una fantasía antigua que
aparentemente ocurría al final de la primera década del siglo XXI, pero que
bien pudo tener lugar un siglo antes.
A pesar de estar inspirados por la serie de novelitas juveniles de Ceciliy
von Ziegesar, la verdadera madre de GG fue Edith Wharton. Originalmente se pretendía
que el triángulo Olenka-Archer-Welland fuese recreado por Serena- Nate-Blair. A
medida que los personajes se le escapaban a Joshua Safran de las manos, Blair
pasaba a ser propiedad de Chuck Bass y Dan Humphrey adquiría poder, la serie
tomaba otro rumbo.
Blair y Dan en una adaptación teatral de "The Age of Innocence"de Edith Wharton
Serena dejó de ser la damisela inocente, pero calumniada de la Nueva York
de fin de siecle, para ser una jazz baby a lo Daisy Buchanan con
Dan convirtiéndose en la quintaesencia del Gran Gatsby. Eso hacía que GG se sintiese nostálgica de un
mundo que sus espectadores solo conocían de sus clases de literatura.
Tal como la telenovela alcanzó su cúspide promoviendo valores ya obsoletos
en el mundo real, GG nos hizo creer que aun en la Era de Internet existía una
clase social en el Upper East Side de Manhattan que vivía de acuerdo con
códigos antiguos. Otra gran influencia en la serie fue la “Metropolitan” de
Whit Stillmann, que, aunque tiene lugar en 1990, huele a baúl antiguo. Stillman
siempre ha dicho que el filme fue una búsqueda proustiana de su pasado de la Era
Kennedy cuando las fiestas de debutantes y el poder del “Old Money” todavía
pesaban.
Hoy, Old Money en Nueva York es la Tribu Trump, que en Gossip Girl estaba
representada por los buitres ambiciosos, los nuevos ricos Bass. En esta versión
del 2021 ya ni se puede hablar de esa clase ni de valores vetustos. Los nuevos
protagonistas son siete chicos muy privilegiados que aun siendo (tres de ellos)
de piel oscura reflejan la superioridad que da un poder comprador. Esto es evidente
cuando Obie (¿ben Kenobi?), el único del grupo dotado de conciencia social
parte a “hacer el bien” con su cómplice Zoya, la chica pobre pero ultra progre
que tiene el letrero de BLM como wallpaper de su celular.
Su obra de caridad es hacer abrir a medianoche una tienda de útiles de
oficina tipo Staples y comprar kilos de útiles escolares para donar a una
escuela pobre. Obvio que tal empresa sería imposible si Obie no poseyera una
tarjeta con crédito de múltiples ceros. Y ahí está la primera falla de la tan
pregonada wokeness. La caridad es fácil cuando se puede y no duele.
El Nuevo Brat Pack de Constance Billiard
Vamos a pasar revista a los nuevos integrantes del Brat Pack de Constance
Billiard que intentan apegarse a los modelos dejados por la anterior e
inimitable GG. Tenemos a la Abeja Reina, Julien Calloway; a su novio oficial el
Nate Archibald del futuro, el tal Obie; y a sus minions, Luna y Monet. Agreguémosle
a Max, el chico malo millonario que quiere ponerse los zapatos de Chuck Bass, y
una pareja que a ratos parecen Blair y Nate y otros Polo y la Marquesa Carla de
“Elite”.
¿Y dónde dejamos a Dan Humphrey? Bueno,
a veces el Obie cae en sermones Humphrey. Y Zoya es a ratos tan ingenua como Little
J, su hermanita modista y a otros nos recuerda a lo más cercano a una woke de
color de la GG original, Vanessa Abrams. Zoya aes la medio hermana de Julien. Como Dan,
se siente pez fuera del agua en medio de esta sofisticación ordinaria y adulta
a pesar de que el grupo oscila entre los 16 y 17 años. Zoya, como Jenny, solo tiene catorce. A pesar
de su corta edad es súper militante y dada a expresar sus ideas tal como lo hacía
Vanessa.
Sin embargo, el dúo Julien-Zoya se aleja de las series juveniles para caer
en el modelo de “The Parent Trap”. Julien es hija de padre rico blanco y madre
negra. Su madre los abandonó para irse con Nick un negro pobre (ok es un abogado
muy decente, pero no es millonario). Zoya y Julien han vivido marcadas por la
amargura paterna y la ausencia de una madre que murió prematuramente. Como sus
padres se odian, han crecido separadas, pero en su adolescencia y aprovechando
las redes sociales, llegan a comunicarse.
Julien tiene una idea para estar más unidas, traerse a la hermanita desde
Buffalo hasta Constance Biliard. Para eso la hace aplicar (todo a espalda de
los padres) para una beca que Zoya gana. Ya trasladada a Nueva York e ingresada
en la escuela, la pequeña descubre que fue su hermana mayor quien arregló todo
para que ella obtuviese la beca. Esto enfurece a Zoya que siente que le ha
quitado la beca a alguien que la merecer más que ella. A ver, Cielito, eres negra, de bajos recursos y muy
talentosa. Nadie merece esa beca más que tú.
La cosa se complica cuando Zoya descubre que entre los superficiales
compinches de la hermana hay un ‘Woke”. Esto la lleva a iniciar una relación
con Obie que rompe el corazón de Julien y afecta su imagen de influencer.
Julien es antes que todo la reina de Instagram (Twitter es para viejos y para
Lin-Manuel Miranda) donde ofrece tips para maquillarse, también es modelo y a
ratos va a la escuela. Como dice una maestra “¿Quién quiere ir a la universidad
si te pagan por maquillarte en línea?”. Eso aleja más a Julien de la imagen de
Blair Waldorf, quien vivía obsesionada con encontrar su lugar en el sol y cuya
vida estaba dividida entre su futuro escolástico, su futuro laboral y su futuro
matrimonial.
Julián ya tiene un presente exitoso que está a punto de desbaratarse por la
llegada de su propia hermana. Zoya es demasiado joven para entender la
repercusión de sus actos. Para entender que se ha convertido en una It Girl a
una edad en que debería todavía jugar a las muñecas. Se crea un triángulo sosísimo,
aunque casto.
Algo que no podemos decir del triángulo Audrey-Max y Aki que más que soso
es indigesto. Y si es el tipo de triángulo bisexual que hizo famosa a “Elite”,
pero son insoportables. Audrey es esnob, y habla como si le apretasen la nazi. Aki
quiere ser sensato, pero está— como Polo—confuso sobre su
identidad sexual. Y Max quiere comérselos a ambos, aunque también tiene una
obsesión con el maestro Rafa Caparro, que es parte de la moraleja Gossip Girl:
nunca seas maestro de nenes privilegiados.
Mas Diversa, Mas Actual, Mas Woke
Parte de la wokeness tan cacareada de este mediocre refrito es su
diversidad sexual y racial. Para comenzar es dirigida por una canadiense de 25 años
llamada Karena Evans y que es negra. De los ocho protagonistas, tres son de
origen africano (y Aki es de ascendencia asiática), una de las minions es latina
como lo es Rafa Caparro, el objeto de deseo de Max que es blanco, pero bisexual
tirando más hacia el lado gay. Aki también quiere explorar su lado homosexual y
Julien, la protagonista (interpretada por Jordan Parker, una actriz queer) luce
un corte de cabello no-binario, aunque está en una relación hetero y se pasa el
primer episodio usando faldas.
Para redondear el cuadro diverso, Rafa Caparro es un maestro gay, y una
empleada de administración que sale a menudo es lesbiana, como lo es la minion
Monet. Sin embargo, tanta variedad no contenta a muchos. Junto con el Forward nos preguntamos que ha hecho el productor Joshua Safran
con todos los judíos del Upper East Side. No aparece ninguno. ¿Y dónde están los asiáticos? Para colmo, en Refinery29ha habido
un dramón porque ninguno de los actores negros es de piel oscura. Estas medidas
de pigmentación ya me recuerdan las paletas de los nazis para revisar cual era
el color azul propio de los ojos de un ario.
Mi mayor ira contra el show es su
ataque frontal contra los educadores. A pesar de que Zoya- la única vez que me
ha caído bien- intenta explicar a Julien y a su corte que nadie es más mal
pagado o ninguneado que un maestro de escuela privada (Lo sabré yo) el cuerpo
docente de la Constance Billard está lleno de indeseables. En tres palabras, ellos
son Gossip Girl ¡En serio!
Los Maestros Vengativos
En la GG original, con la excepción de Chuck, los alumnos le tenían terror
a la administración, a las malas notas, a los reportes negativos que les impidiera
ingresar a una Ivy League, de preferencia, a la que habían ido padres y
abuelos. Los únicos maestros vulnerables eran los muy jóvenes e inexpertos,
como Rachel que se atrevió a enfrentarse a Blair y termino acostándose con Dan.
¡Tremendas metidas de pata!
Blair y Rachel
Eso no ocurre en esta versión woke. Ahora a nadie le interesa ir a la
universidad. No se sabe para qué están los maestros. En realidad, son los
bufones del alumnado que los mantienen a rayas amenazando con despedirlos. Los
padres parecen hacerles caso a sus hijos en eso de darle la bota a los profesores
y los despedidos no vuelven a encontrar empleo.
Hace treinta años yo también enseñé en una escuela privada donde la directora
cambiaba las notas que yo le asignaba a mis alumnas, y las nenas, cuando se ponían malcriadas, me amenazaban con
sus padres.Presenté mi renuncia, me
largué, una semana más tarde estaba trabajando en un plantel universitario. En
esta versión, los docentes no creen tener opciones. La más aterrorizada es Kate
Keller, una maestra de inglés,con
ínfulas de escritora, que llega el primer día de clases disfrazada de Serena el
día en que regresó a Nueva York. Mas allá de cualquier referencia al original, Kate
está faltando al código de vestuario y provoca la bura del estudiantado.
Harta de tanta burla y amenaza, Kate consigue que dos colegas (uno blanco y
una hindú) más una empleada de administración (lesbiana) la ayuden a resucitar
a Gossip Girl, el único hombre del saco al que los chicos de antaño temían.El problema es que por muy hartos que estén
del estudiantado, esto de acosar alumnos vía medios anónimos, es poco ético y
bastante infantil.
Sacarle fotografías, sin permiso, a una nena de catorce años en paños
menores es ilegal. Aparte de perder la licencia, pueden ir presos. Por último,
Kate se concentra en atacar a Julien y a Zoya que son las únicas alumnas que la
estiman. Como pedagogos, Kate y su corte son unas bestias.
Si nos creemos el cuento de que Dan Humphrey era Gossip Girl, hay cosas que
no cualquiera puede hacer para manipular desde las redes sociales. Dan estaba
motivado por una relación amor-odio por ese mundo al que sometía con sus blasts
y sus fotos indiscretas. Los maestros no saben realmente lo que quieren y acaban
creando un Monstruo de Frankenstein.
Dan, como adolescente que era, conocía a sus víctimas y su cultura. Era un
experto en tecnología, algo en lo que supera a los docentes. Por último, las
redes sociales han evolucionado mucho. Pronto Kate es bloqueada, tras ser acusada de postear mensajes
inapropiados. Y hasta es chantajeada por Julien. Agreguémosle que a Kate le
gusta Nick, el padre de Zoya, y ya presumimos el lio gordo en que se ha metido.
La Venganza de los Críticos
Es un triste consuelo que este refrito no haya gustado a nadie, ni a los
fans del show original ni a los críticos que están divididos entre los que notan
como palidece este refrito en comparación a su despampanante fuente de inspiración,
y los que simplemente lo consideran un cuento mediocre. Si la serie demuestra
que ha fracasado en su wokeness. ¿En qué descuella? Porque de los 219
comentarios de IMDB solo un cuarto son positivos. En popularidad tienen un 5.2.
compárenla con el 7.5 de “Elite”
En Rotten Tomatoes solo tiene un 36% de la crítica a su favor. Los
críticos de grandes publicaciones han mencionado lo aburrida que es o se han
burlado de su “wokeness” como en New York Magazine donde Katheryn van Arendok ha dicho “cree que tiene y que debe haber
una revolución, solo que no sabe lo que es una revolución ni contra quien’” Robert Lloyd de Los Ángeles Times ha sido más burlesco reconociendo que
cada vez que los personajes rugen en
contra del “patriarcado” es un reflejo de que los escritores saben que es una
palabra que les gusta usar a los adolescentes aunque no sepan lo que significa.
En Salón.com donde son agresivamente pro-diversidad, han
notado que meter personajes de color no los hace interesantes, que Obie sufre
de sentimientos de culpa propios de ricachones y que, en su afán de demostrar
conciencia social, cae en el complejo de Salvador Blanco. Pero mi favorita es
Sophie Gilbert en The Atlantic que ha comparado el show a un ‘rodeo de chivos” (glossy
goat rodeo) y dice algo que suena a verdad “los verdaderos adolescentes no
se reconocerán en estos personajes”.
El público es más duro con frases como “aburrida, no es ingeniosa” y “una
tortura ver los dos primeros capítulos”. Y algo que los críticos no han visto,
pero nosotros los espectadores sí, es que no es una imitación de “Reina Cotilla”
sino de “Elite”, y como dijo un comentarista “Básicamente es Elite con gente
fea”. Esa es la mayor de las quejas. No es que no sea GG, es que los actores
son feos, trabajan mal, se visten mal. La serie es oscura, mal dirigida, mal
editada y, lo peor para mí, los personajes no inspiran nada positivo.
Es triste cuando lo woke se reduce a profesores blancos traicionando a
alguien de color, una mocosa de catorce años quejándose de lo “blanco” que es Broadway,
y Julien diciéndole a su hermana “la gente como tú no se gana las cosas, las
roba”. Aunque era una alusión al padre de Zoya que le robó la esposa al padre
de Julien, sonó como el tipo de cosas que los privilegiados dicen de los negros
sin recursos.
Peor aún que de los personajes gay, el único que inspira simpatía y respeto
sea Rafa Caparro que tiene que aguantar el acoso sexual de un alumno, que el
susodicho lo meta en un buen lio cibernético, y más encima tiene que consolarlo
y prestarle su sofá como si Max no tuviera dinero para comprarse un hotel donde
pasar la noche. Ni saber, casi al final de la serie, que Rafa es un “groomer” ayuda
a reinterpretar estas imágenes y eso se debe a la torpeza del libreto.
Es el Tercer Episodio donde uno puede ver claramente las grietas de esta
historia. Los maestros son los villanos. En “Gossip Girl” y Elite” eran los
padres. ¿Cuándo habrá una serie juvenil donde sean los jóvenes que acepten
responsabilidad por sus actos?Eso si
quieren hacer cosas de adultos y ser tratados como tales.
Zoya, la Feminista
Zoya es una Greta de piel oscura, solo que su militancia abarca a Broadway
y su feminismo es mitutero. En el capítulo tres, la minion Luna, que es estilista,
decide darle un make over a Zoya. La chica la detiene, un make over es
antifeminismo. Luna le explica que lo es si el propósito es atraer a un hombre “çis”.
O sea si lo haces para sentirte bien tú, no hay problema. Yo también caí en ese
cuento una vez.
Zoya convertida en el último grito de la moda 2021 acompaña a Obie a una
obra de teatro indie (no voy a sentarme a discutir el motivo por el cual
no creo apropiado llevar una niñita a ver una pieza de Jeremy O. Harris que
incluye desnudos frontales masculinos). Zoya está tratando de seguir las reglas
de Luna, no hablar mucho, no comer nada (a mí también me enseñaron que no debía
comer delante de un hombre sino hasta estar casados), pero también está
incomoda porque Obie la ha admirado.
¿A cual de estas influencers prefieren?
De ahí viene una deducción jalada por los pelos de que la razón por la cual
Julien es una influencer es para estar a la altura de Obie, “El Príncipe
de Nueva York”. Como el actor que interpreta a dicho “príncipe’ parece tener
once años (aunque sus entradas en la frente pronostican pronta calvicie), una
se pregunta porque estas hermanas se lo pelean. ¿Por qué Julien ha sacrificado
vida e integridad par ser digna compañera de un individuo que tiene más de
perro faldero que playboy? Realmente
debieron poner un actor más llamativo.
Cuando pienso en todas las cosas
terribles que Blair hizo por Chuck, y para estar a la altura de Chuck, el
supuesto ‘Sacrificio” de Julien es grotesco. Al final, si Blair y Serena y querían
ser influencers era por ellas mismas, no por ningún hombre blanco, negro
o verde.
Sinceramente, el triángulo Julien-Obie-Zoya me tiene chata y me gustaría
hacerles unos pases mágicos para que desaparecieran. Es algo que comparto con
la teleaudiencia. Para bien o para mal, lo que da que hablar de esta serie es
todo lo que rodea al sleazeball, Max (intraducible pero el epíteto
perfecto. GraciasDecider por enchufárselo).
Max, el Favorito del Profesor
Dese el primer día sabemos que Max tiene solo un propósito, vivir su pansexualidad.
Eso se traduce en acosar sexualmente a lo que se le cruce por delante, sea su
amigo de la infancia Aki, la novia de este, o su maestro de Clásicos, Rafa Caparro.
Si se tratase de un acoso heterosexual, ya oiríamos el griterío de la galería
progre. Como no lo es, los críticos le echan la culpa a Caparro.
En el episodio 2, con la excusa de poner celoso al profe, Max consiguió un
beso francés de Aki. Con Audrey llegó más lejos, pasando una noche juntos que
la dejó perpleja, pero deseando más. Los remordimientos no dejan en paz a los
tortolitos. Para compensar, Audrey intenta utilizar su nuevo conocimiento en la
cama. El pobre Aki no responde muy bien a un “beso negro”. Así, como lo oyen.
¿Eso fue lo que Audrey aprendió con Max? Disculpen si peco de anticuada, no soy quién
para meterme en donde otros eligen meter su hocico, ¿pero anilingulo como
solución a problemas de alcoba? ¡Guacala!Ya llegamos a un límite innecesario y que sobrepasa al soft porn. O sea,
no he visto la última temporada de “Elite”, pero no recuerdo que hayan llegado
a ese nivel de sexo gráfico.
Hablando de “Elite” recordarán mi malestar cuando se implicó que todos los
problemas del pobre Polo eran producto de haber sido criado por una pareja de
lesbianas. Ahora descubrimos que Max es hijo de un matrimonio gay compuesto por
“Pops” Roy, que lleva su homosexualidad de manera discreta y “Dad” Gideon, un
empresario teatral cuyos looks (Inspirados en Jordan Roth) oscilan entre Liberace
y Walter Mercado. Aparentemente Gideon no era tan flaming cuando se casó
y Roy está un poco incomodo con la “evolución” de su consorte.
Gideon es una imitación de Jordan Roth
Max descubre que su padre anda navegando por sitios de citas gay. En vez de
preguntarle que pasa o alertar discretamente a Gideon, decide hacer una de sus
mugrosas trampas. Utilizando la foto de Rafa Caparro, Max contacta a su padre
quien parece interesado en el profesor. Esa noche, en la puesta en escena de “Aaron”
deJeremy O. Harris, Max pone en marcha
un retorcido plan.
Hace que todos se sienten juntos. Gideon, reconoce a Rafa de las reuniones de
padres y apoderados. Roy también lo reconoce…El único que está en babia es el
pobre maestro. Y entonces Max suelta la bomba, sin importarle como humilla y
hace daño a su Dad Gideon o que Rafa pueda demandarlo por usurpación de
identidad.
Rafa y Gideon se van cada uno por su lado y Roy reprocha a su hijo lo que ha
hecho y ahí viene la guinda del pastel. Max cae en un estereotipo de (sorry,
pero es el apelativo que merece) de mariquita de comedia barata y añeja. se echa
a llorar, cubre a su padre de reproches” ¿Que nos has hecho?”. ¿Se imaginan a
Chuck haciendo eso?
No contento con la cagadita que se ha mandado, Max va a encontrarse con Aki
y Audrey y hace público sus escarceos
con ambos. Realmente no entendemos cómo puede Rafa Caparros, aguantarlo,
tenderle la mano, preocuparse por él, cuando el tipejo es una alimaña.
Mal Actuada, Poco Estética, Mal Narrada
Aparte de un argumento ilógico e irritante, en sus pobres intentos de
parecer moderno, el Reboot de Gossip Girl no ofrece méritos artísticos. Las
actuaciones son pobres. No sé quién es peor si Thomas Doherty (Max) que parece
siempre estar bailando dentro de una pecera o Emily Alyn Lind (Audrey), una marioneta
inexpresiva que solo mueve la boca.
El vestuario no ayuda.Ya sé que las
modas cambian. ¿Pero realmente los adolescentes andan con calcetines y
sandalias? Ayyy. Yo sé que los jóvenes a veces tienen desastres de guardarropa.
Recuerdo a Blair yendo a la escuela con hot pants y pantimedias color rojo
bombero, pero un error lo comete cualquiera. Aquí chicos y chicas parecen haber
encontrado prendas en un basurero y se las ponen una encima de la otra sin ton
ni son.
Todos pueden tener un fashion disaster hasta Serena y Blair
¿pero esto?
¿Sandalias con calcetines?
La serie es muy oscura. No solo en las filmaciones nocturnas. Aunque hemos visto,
mínimo, una fiesta por capitulo, no he sentido el deseo de entrar a esos
antros, soirees de recaudación de fondos y ciertamente ni loca iría a ver una
pieza de O. Harris. Es un mundo tan sin glamur, tan sin.. todo. Son minimalistas hasta para contar cuentos.
En seis capítulos hemos visto todo tipo de situaciones sexuales, tres
involucrando a Audrey y a Aki, en dos de ellas los hemos visto totalmente desnudos.Hemos visto varias escenas de Max acosando a
Rafa, en dos Rafa está desnudo, en una Max también lo está y hemos visto a Max
y Aki (ambos desnudos) besándose. Lo interesante es que cuando Max pasa la
noche con Audrey no se molestan en mostrárnoslo. Lo entiendo. La idea es que
Max— a pesar de su pansexualidad— va a ser un icono gay por lo que sus
aventuras en la heterosexualidad son nada más que incidentes marginales.
Sin embargo, hay otra escena importante que también ocultan. Cuando Max,
drogado y lloroso, se arrastra hasta la puerta de Rafa a contarle que su Pops
Roy lo rechazó, nos sentimos frustrados. ¿Una escena tan trascendente y no se
molestan en filmarla? Además, Rafa arregló un encuentro con ambos padres. ¿Qué
paso con Gideon? ¿También rechazó a su hijo biológico? Estoy casi por coincidir
con The AV Club, que todo es un despreciable truco de Max para provocar
la lástima y derribar los escrúpulos de su maestro, pero si no lo fuera
tendríamos un grave problema de exposición indeseada. Los personajes se
encargan de “contarnos’ sucesos que cambian la vida de estos.
Los Falsos Mensajes Woke
Como muchos, considere el capítulo 4 como la mejor entrega hasta la fecha.
Aunque lleno de controversia, fue la primera vez que vinos a los personajes preocuparse
por el bienestar de terceros y el mensaje final de Julien fue emotivo. Yo
siempre voy a apoyar a quien declare la guerra al bullying, una enfermedad que
se ha vuelto pandemia y que afecta a todos los géneros, edades y colores.
Pero precisamente porque las promesas de Julien son tan frágiles (tal como
‘No volveré a maquillarme”) y que esa fragilidad nace de la contradictoria y endeble
ideología que gobierna esta serie, que el mensaje no tiene valor.No se puede batallar contra el bullying si
todos los personajes de la serie lo son desde la esnob Audrey hasta Max, el
depredador sexual “depredado”.
Lo son Luna y Monet, lo son sus padres que acosan y aplastan a la
administración. Los maestros cansados del bullying de padres y alumnos se
convirtieron en una gran bully llamada Gossip Girl. Si Zoya se uniera a Milo
Sparks pueden poner una compañía de asesoría de bulíes. “Gossip Girl”, la única
e inimitable, fue fundada en el concepto más puro del bullying. Con ese mensaje
de Julien, Joshua Safran parece burlarse de nuestra credulidad, pero no es la
única vez que lo hace.
El cuarto capítulo es cuando se consuma la relación de Max y Rafa. El
público está dividido entre los que los shipean y los que acusan a Rafa de pedófilo.
No estoy en ninguno de esos extremos. Para mi esta relación es otro ejemplo de
lo peligroso que es ser maestro en estos tugurios que pasan por escuelas élite.
En el penúltimo capítulo Rafa es expuesto: ya antes ha tenido sexo con
otros estudiantes. Eso no quita que Max sea un Stalker que no deja al Profesor
Caparros ni ir tranquilo al sauna. lo persigue, lo manosea, le grita ‘fuck me”
de una manera que si fuera mujer me daría vergüenza ajena. En el último capítulo, Rafa comenta que Max es
su “fellow Conquistador”. En inglés eso no pasa de una comparación histórica.
En castellano (idioma de Rafa), adquiere otro significado. Max es una variación
moderna del mujeriego que acumula “conquistas”. Es, al final, un legado
patriarcal.
Si Rafa no hubiese sido un “Conquistador” qué pudo hacer para defenderse de
los intentos de Max de conquistarlo. ¿Golpearlo? Iría a la cárcel. ¿Acusarlo con sus papás? Ya
vimos que Roy se ha desentendido de su hijo y Gideon está encantado con el monstruito
que ha creado. ¿Quejarse con las autoridades del colegio? No me hagan reír. Su
única salida, y ya la perdió fue haberlo denunciado por haber usurpado su identidad
para crear un perfil en un sitio de citas gay.
Sin embargo, Joshua Safran hace leña con su profe caído defendiéndose de
cualquier acusación de que glorifica este tipo de relación. “No debemos
sentirnos mal por Rafa” dice agregando que lo ocurrido, desde el punto de vista
del profesor fue “morally wrong”. ¿Desde cuándo los titiriteros van
adjudicándoles culpas a sus marionetas? ¿Quien
es él para hablar de moralidad si ha creado un retablo de personajes amorales,
de la edad, color y orientación que sean. donde los únicos que merecen el calificativo
de seres humanos , y un mínimo de respeto, son los pobres padres de Julien y Zoya?
Inclusive, aunque me encantó ver cuánto ha crecido el bebé Milo (el hijo de
Georgina Sparks), su aparición, que en
una comedia negra como lo fue la” Gossip Girl” original seria jocosa, en una
serie que se precia de su ‘conciencia social” equivale a abuso infantil. Realmente
siento lastima por los promotores de la “wokeness” si sus embajadores son Joshua
Safran y la HBO. (Abajo, videos que muestran como ha crecido Milo en 10 años)
En el quinto y muy estrambótico capitulo, dos chicas ganan un concurso de
Halloween disfrazadas de Blair y Serena. No solo no se parecen físicamente,
sino que el look es totalmente diferente a comoe Blair y Serena lucirían. Esa en
capsula es la verdad sobre este desafortunado Reboot. De “Gossip Girl” solo
tiene el nombre y milieu, y su interpretación de la esencia de la original,
woke o no, es totalmente errada.
No, no se parecen
El capítulo final es tan insufrible como el resto de la historia. Descubrimos
que Max sabe cocinar, que la mamá de Aki es de origen asiático, que Luna es la
única de ese grupo que merece un empleo (hagan un spinoff de sus aventuras como
asesora de influencers) y que tanto Gossip Girl como sus víctimas son
iguales de inútiles, pesados y poco interesantes. Admiro a quien quiera ver la
segunda parte y espero que no haya segunda temporada.