jueves, 27 de mayo de 2021

Detectives a la italiana: Drama de Época Continental (II)

 


Un género cuya apreciación hermana a la humanidad es el relato detectivesco. Los misterios apasionan tanto en el Primero como en el Tercer Mundo, e incluso gustan más si ocurren en marco de época. Ya hemos visto como la televisión inglesa, y su contraparte gala, les han entrado a las adaptaciones de la obra de Agatha Christie, pero en a Italia del comienzos del siglo XXI el interés lo provocaban unos policías nacidos de la literatura policial autóctona, más uno salido de los anales policiacos reales.

Una ironía es que el policía ficticio siga de moda en este momento que en Estados Unidos hay un sentimiento tan en contra de las fuerzas de la ley que hasta en el senado se habla de abolir por completo a de policía (y de paso las cárceles, y el ejército de yapa) y se han retirado programas tipo reality sobre el quehacer policial.

El Comisario Montalbano

Si le preguntamos a los Gatos Seriefilos cuál es el programa de televisión italiano más conocido dirán sin duda que es El Comisario Montalbano. El policía siciliano ha conquistado públicos de todos los idiomas. Salido de las páginas de la exitosa serie de novelas de Andrea Camilleri, Salvo Montalbano, con el rostro de Luca Zingarelli, aparecía por primera vez en la RAI en 1999, cinco años después de la publicación de la primera novela. Gracias a que Camilleri ha seguido escribiendo (en pandemia se publicó su ultimo misterio Riccardino) la serie no tiene ganas de jubilarse.



Las quince temporadas nos han permitido conocer a fondo a este poco convencional inspector quien imparte la ley en la villa ficticia de Vigata, en la costa de Sicilia.  La serie nos ha permitido saber de sus intereses, la buena literatura y el gusto por la buena comida y sobre las mujeres de su vida, la madre cuya muerte marcó su infancia; Adelina su cocinera, y Livia, la genovesa, a la que Montalbano ama, pero nunca lleva al altar,.

Aunque Montalbano labora en el Siglo XXI, el interés por la nostalgia y la influencia de otras series internacionales de misterio como “El Joven Wallander” y “Endeavor” (conocida también como el Joven Morse), llevaron a la creación de” Ïl Giovane Montalbano”. Michele Riondino interpreta a un Montalbano de 30 años que llega a Vigata a ocuparse de la policía local y conoce a todos los personajes que formarán su equipo en el futuro.



El joven Montalbano es lo que hoy llamamos un drama “retro” que tiene lugar en los 80 en una época sin celulares, sin Internet, sin redes sociales, pero el interés por detectives del pasado ha causado la creación de ficción televisiva en eras más pretéritas, léase el periodo fascista.

El Comisario de Luca

En el 2008, la RAI se interesó en las series de misterios de otro novelista. A fines de los 90, Carlo Lucarelli había publicado una trilogía que giraba en torno al inspector Acchille De Luca (Alessandro Preziosi), un policía que operaba durante el final del fascismo y en los primeros años de la postguerra. De Luca, a pesar de vivir en tiempos revueltos, insiste en que no es fascista ni comunista. “Sono solo un polizziotto”. A pesar de lo controversial de la obra, las tres novelas alcanzaron un éxito tal que ameritaron una miniserie.

En el 2008, las tres novelas de la trilogía (Carta Blanca, El verano turbio y Via dell’Oche) fueron convertidas en tres capítulos de dos horas de duración cada uno. Los libros comienzan con el Comisario Di Luca, uno de los policías más famosos de la Italia de Mussolini, llegando a Boloña a resolver un crimen que deviene en una lucha de poder entre fascistas recalcitrantes y los que quieren hacer tratos con Los Aliados, ahora a las puertas de la ciudad.



El verano turbio describe como, tras ocultarse un tempo en el Norte, De Luca parte hacia Roma por territorios liberados, pero todavía salvajes. Con el temor de ser reconocido como funcionario fascista, De Luca se inventa una identidad falsa, pero es descubierto por un policía partisano que lo chantajea para que lo ayude a resolver un asesinato local.

En Via dell Ócche, De Luca vuelve a Boloña y ve como la posguerra ha cambiado tanto a la ciudad como a la gente. Es degradado a ser un simple policía del Ëcuadrón del Vicio” Sin embargo, al investigar un suicidio en un burdel en la calle del título de la novela, nota que se trata de un asesinato con complejas ramificaciones.

No he leído las novelas que han sido publicadas en español en un solo volumen titulado El Comisario de Luca, pero la serie me ha encantado y me ha dejado con apetito por más. Aplaudo entonces que los productores se sacaron de la manga un cuarto “misterio” que inicia la miniserie. Titulado “Indagine non autorizatta” tiene lugar en un balneario cercano a Rimini en 1938 y es una plataforma para que conozcamos tanto a los personajes de la serie como las circunstancias históricas que definieron a la Italia Fascista.



La atmosfera histórica es lo que hace diferente a una trama que sigue las reglas típicas del Noir, el asesinato de una prostituta cuyos principales sospechosos son un conde que era su protector y cliente, y la esposa de este una femme fatale extranjera interpretada por la polaca Kasia Smutniak a la que pronto veremos como la Emperatriz Livia en “Domina”.

                                    De Luca siempre se consigue a la más guapa

Incluso logra equilibrar (y eso que es del 2008) el tema de la diversidad con una prostituta africana, cuyo apodo “La Tripolitana” indica que es parte de imperio colonial italiano. La cuñada de la condesa es lesbiana y De Luca tiene un informante homosexual que recién ha regresado del confino (el exilio a inhóspitos sitios de la península que era el castigo reservado por los fascistas para los disidentes políticos y los gay).

La presencia fascista es evidente. El cadáver de la prostituta es encontrado por un grupo de Ballila (el equivalente italiano de los Hitlerjugend) en una playa cercana a una villa que IL Duce renta por el verano. He ahí la urgencia de la policía de solucionar el caso. En un momento la coartada de la Condesa es hacer creer que es amante de Mussolini, pero en realidad le sirve de tapadera a los amores de Benito con La Petacci.

Si “Lo que escondían sus ojos” nos muestra las divisiones del franquismo y luchas entre serranistas, falangistas, militares y monárquicos, “Una investigación no autorizada” nos recuerda las divisiones de la alta cúpula del fascismo dividido entre los seguidores del Conde Ciano, yerno de Mussolini, y los de Roberto Farinacci que representaban un ala más extremista (y antisemita) y cercana al nazismo.  Estos últimos son encapsulados por Silvestri, interpretado por un Richard Semmel que un año antes de” Un Village Francaise” ya nos muestra su diabólico encanto.



Silvestri es el encargado de darle palizones a De Luca que muchas veces no sabe por qué lo golpean. Se establecen dos leitmotivs de la saga. En cada caso, De Luca es apaleado por bandidos y siempre está dispuesto a revolcarse con la sospechosa más guapa. Algo que hará en esta introducción con la Condesa Laura.

Este episodio sirve también para presentar a personajes que serán parte del entourage de De Luca. Uno es Razetto, el fascista bona fide que sin embargo proporciona consejos e información al comisario. Aquí conocemos a Pugliese, un jovencito que ha llegado a Rimini del Sur a unirse a la fuerza policiaca. Pugliese, que idolatra a De Luca, comparte con él las delicias culinarias que le envía su madre.

En el segundo episodio hacemos un salto cronológico de ocho años. El Comisario De Luca, tras salvar la vida de Il Duce, se ha convertido en el policía más famoso de Italia. Su llegada a Boloña es recibida con alfombra roja y carta blanca por parte de las autoridades fascistas y eso que los Aliados ya cercan la ciudad.



Hermes, un importante miembro de la alta sociedad boloñesa y reconocido fascista, ha sido asesinado. Se trata de un crimen pasional (la víctima fue apuñalado y castrada). Las autoridades precisan encontrar al asesino. De Luca descubre que el difunto era un casanova y la lista de sospechosas es larga.

Ahí está Valeria la bella adivina que le leía el futuro al muerto en la cama e intenta hacer lo mismo con De Luca. Y la elegante Silvia Armieri (una Assumpta Serna que se niega a envejecer) esposa de un importante catedrático fascista y cuyo hijo es miembro de la SS Italiana (me había olvidado de que durante la Republica di Salo, se formó un batallón italiano de la SS. ¡Que oxímoron!). Por último, esta Sonia la hija del Conte Zuccari, otro afamado fascista boloñes.

                           De Lucca y la Contessina sospechosa

De Luca descubre que la Contessina es drogadicta y que la víctima era su proveedor además de su amante, pero el asunto es más enmarañado de lo que parece. Pronto De Luca comprende que los fascistas no quieren justicia sino un ajuste de cuentas con elementos tibios que pretenden cambiar de bando a última hora.

En ayuda del policía vienen viejos conocidos: Pugliese, ahora un inspector, con novia y (se implica) que colabora con los partisanos y Razetto, ahora jefe de la OVRA (la Gestapo italiana) a quien De Lucca encuentra apaleando a un partisano. Sera Razetto quien rescate a De Luca y se lo lleve en el éxodo germano-fascista que tiene lugar ante la embestida aliada, pero no sin que de Luca haya descubierto y arrestado a la asesina.

” El verano turbio” tiene lugar en los primeras semanas de la Italia liberada. De Luca emprende el camino a Roma desde el norte donde ha estado oculto con Razetto y su banda.  Viaja con documentos falsos y teme ser reconocido en esa campiña donde no hay ley ni orden, ya que Los Aliados no tienen suficientes tropas para imponer orden y donde la ley que imponen los partisanos es una combinación de bandidaje y vendettas personales. Ese el caso de “La Tedeschina” una cínica jovencita rapada por sus compatriotas por haberse enamorado de un soldado alemán.

                          La Tedeschina ha dejado de creer en los hombres

De Luca es reconocido por Bruno, un comunista a quien los partisanos han puesto a cargo de la policía. Bruno tiene un problema, se le exige que resuelva el asesinato de un ex partisano, muy querido por la comunidad. Bruno sospecha que se trata de un conocido de la víctima, alguien del pueblo, pero él tiene el problema de Mare de Easttown, todos los conocen y él conoce a todos en la región. Necesita de un afuerino para poder investigar sin pisar los callos de vecinos y amigos, y alguien con la experiencia de De Luca.

                             Bruno chantajea a De Luca

Llegan a un acuerdo y De Luca, bajo la falsa identidad del Ingeniero Morandi, inicia una investigación peligrosa y tortuosa que devela codicias campesinas, rivalidades amorosas, el ajusticiamiento de un aristócrata homosexual y hasta la desaparición de un oficial inglés. De Luca descubre al asesino, pero en medio de su investigación su identidad real queda al descubierto. Bruno no tiene más remedio que avisar a Boloña de donde envían a Pugliese a arrestar a su antiguo jefe.



“Via delle Oche” tiene lugar un año más tarde. De Luca se reintegra a la policía boloñesa, pero ya no es un héroe sino un hombre que vive bajo el estigma de haber servido al gobierno fascista. Parte de ese estigma es que se le degrade asignándolo al Escuadrón del Vicio que trabaja con lo más abyecto del mundo criminal.

En la comisaria, De Luca se reencuentra con Pugliese, ahora casado y a la espera de su primer hijo, y con Bruno convertido en un policía formal. Boloña está a la espera de sus primeras elecciones libres en décadas. Se cree que ganarán los comunistas, pero como le explica Bruno al comisario, la derecha (léase Democracia Cristiana) está apoyándose en antiguos elementos fascistas que siguen gozando de buena salud.

Estos elementos se están encargando de matar comunistas a diestra y siniestra. Cuando De Luca es enviado a investigar un suicidio en un burdel descubre que se trata de uno de estos asesinatos políticos. A pesar de que sus superiores le exigen archivar el caso como suicidio, De Luca continua una investigación que lo llevará a encontrarse con un rostro de su pasado: Valeria, ahora convertida en “La Eslava”, la regenta de un elegante burdel.



El Prefecto De Hierro

Cuatro años después del cierre de las aventuras policiacas del Comisario De Luca, se hizo una película para televisión en dos partes que giraba en torno a Cesare Mori, el “Prefecto de Hierro” que en las primera década del fascismo erradicó la Mafia siciliana.  La vi este fin de semana y todavía vomito. En su día le cayeron críticas a diestra y siniestra críticas de historiadores, políticos y parientes de gente calumniada en las tres horas y pico de esta bazofia-miniserie.



En la vida real, Cesare Mori fue un comisario de policía que en la Sicilia de la Primera Guerra Mundial se anotó un golpe importante en contra de la mafia. Su fama lo hizo ser trasladado a Florencia, luego a Roma finalmente a Boloña donde lo encontró el auge del Fascismo.

Entretanto la Mafia siciliana había adquirido un poder fabuloso. Del bandidaje rural se había convertido en un pulpo cuyos tentáculos asfixiaban a la Sicilia urbana e incluso se extendían hasta el continente americano. Lo que Mori descubrió en su breve lucha contra la mafia pre-fascismo es que eran una especie de secta conocida como la “Societa onorata” (más tarde sería La Cosa Nostra) a la que pertenecían importantes miembros de las clases altas. Bajo su protección, y la del pueblo que por extorsión o conveniencia servían a la Mafia, los bandidos eran realmente impunes.

Apenas unos años en el gobierno, y tras un viaje a Sicilia, Mussolini se dio cuenta que la situación necesitaba de un remedio. Llamó a Mori y le dio carta blanca para que acabara con la mafia. Utilizando astucia y medios poco ortodoxos (que hoy serian tildados de ‘brutalidad policiaca”) Mori decapitó a la hidra mafiosa. Algunos miembros de la Cosa Nostra (como Joe Bonanno) emigraron a USA donde seguirían dando que hacer a los servidores de la ley. Otros se escondieron en los montes y solo reaparecieron en 1943 cuando los americanos, en un esfuerzo por agilizar a invasión de Sicilia, y evitar pérdidas humanas, resucitaron a la Mafia creando un problema socio legal que perdura hasta hoy.



La serie empeñada en whitewash a Mori y quitare la membrecía en el Partido Fascista, se inventa un cuento lleno de cursilerías y melodramas telenoveleros. Mori y su esposa nunca adoptaron al huérfano de un mafioso y ciertamente no iban a adoptar un niño sin explicarle que su orfandad había sido provocada por su padre adoptivo. Así que yodo el cuento de Saro, el sicario dividido entre sus dos padres, la Mafia y El Prefecto de Hierro, es falso.

                                 Saro, el hijo que nunca existió

 Mori nunca anduvo en amores con baronesas sicilianas. Elena Chiaramonte nunca existió como tampoco el mafioso Gaetano Tuccia, némesis de Mori. Hubo un tal Don Ciccio Tuccia que tuvo la audacia de ofender al Duce en la visita de este a Sicilia, convirtiéndose en el catalizador de la mafiofobia de Mussolini, pero todo lo que muestra la serie es mentira.

 
                                     La Baronesa y el romance que nunca existió

Lo que más ha irritado a críticos (aun los antifascistas) es el ridículo retrato de Mussolini. En un intento de mostrarlo como otro Berlusconi o el inventar que Mussolini era membro de la Cosa Nostra, raya en la calumnia caricaturesca. Pero igualmente deplorable es el blanqueamiento de Mori,. No hay mención de sus métodos (que incluían tortura), y se minimiza su gran logro, el sitio del pueblo de Gagni donde por semanas privó a la población de alimentos y electricidad para que entregaran a sus compinches mafiosos. Lo más ridículo es mostramos como de un día para otro, Mori perseguido por los fascistas, se convierte en su “niño bonito” para que luego los mafiosos infiltrados en El Partido lo derroquen.

Vamos por partes. Como Prefecto de Boloña, Mori tuvo sus encontronazos con los fascistas que todavía no estaban en el poder. Sucede que fascistas y comunistas andaban de la greña por las calles y la gente de bien no podía transitar. De ahí a mostrar a los Camisa Negras orinando en el umbral de chez Mori, provocando tal terror en Donna Angelina que casi la lleva la tumba, es una exageración. A propósito, desde el comienzo de la serie nos cuentan que la esposa de Mori sufre del corazón y sin embargo la señora murió en 1942, aguantando todos los vaivenes que conllevaba ser la esposa de un policía,.

Según la serie, Mori acepta (en 1925) el cargo que le ofrece iL Duce e incluso se inscribe en el Partido. En la serie nos indican que es un trato con El Diablo, necesario para que Mori haga justicia. Lo cierto es que, en 1932, cuando Mori publica sus memoriasen una época en que ya estaba marginalizadose declara orgullosamente “fascista” y elogia en términos calurosos a Mussolini agradeciendo la confianza que le brindó.





Es innegable que el sometimiento de la Mafia, junto a lo de los trenes y la campaña antimalárica, son los grandes logros del Fascismo. Quitarle merito a Mussolini es injusto y representa un falseamiento cobarde de una verdad que no necesariamente busca glorificar un gobierno totalitario.

Es cierto que, durante su guerra, Mori descubrió fuertes vínculos entre el crimen organizado y los elementos fascistas lo que lo llevaría a hacer rodar las cabezas (en sentido figurado) de un centenar de altos funcionarios. Mussolini, por su lado, disolvió Il Fascio de Palermo y aprobó el arresto y juicio de Alfredo Cucco, un figurón fascista que tenía las manos bien metidas en los chanchullos de la Cosa Nostra.

El problema es que los métodos de Mori eran cuestionables aun en un estado-policial. Todos los días le caían al Duce en el escritorio cartas de quejas de sicilianos y no todos fascistas o mafiosos. Se describían las dinámicas de Mori como las de un torturador. La atmosfera creada por Il Prefetto di Ferro invitaba a vendettas personales y arrestos de inocentes. Peor aún, el fascismo estaba siendo asociado con una imagen de represión de gente de paz. Vale recordar que a fines de los 20s la mitad de Occidente (incluyendo a Churchill y Roosevelt) admiraban el gobierno de Mussolini.





Lo más importante, es que la Mafia parecía desaparecida. Era un buen momento para quitarle sus privilegios a Mori. Il Duce encontró un buen modo de neutralizar a su policía estrella sin ofenderlo. Lo nombró senador. Irónicamente esta elevación limitaba los poderes de Cesare Mori. Sin embargo, la imagen de la serie de como se le castiga impidiéndole regresar a Sicilia, es falsa.

Como senador, ahora establecido en Bari, siguió Mori preocupado de los asuntos sicilianos y de la mafia. Tampoco cayó en desgracia, puesto que siguió teniendo altos cargos solo que en otras regiones italianas. Fue en 1937 que presentó públicamente reparos ante la políticas de Mussolini debido a (algo que todo buen fascista debió reprochar) el acercamiento con la Alemania Nazi. Mori murió en 1942, cuatro meses después que su esposa. Es una lástima que los hayan resucitado para un esfuerzo tan despreciable como esta miniserie.


El Comisario Nardone

En el 2012, el mismo año de “Cesare Mori”, la RAI serializó los casos del inspector Mario Nardone, un policía de la vida real que se convirtió en leyenda en la Milán de la postguerra. A mí me ha gustado Sergio Asissi desde su debut en “Fernando y Carolina” de Lina Wertmuller y fue un placer verlo cargar el revolver de un policía napolitano que llegó a Milán a cambiar las reglas de las investigaciones policiales.

La serie es apegada a la realidad en el sentido de que Nardone realmente trajo su impetuosidad “mridional” para despertar un departamento de policía adormilado, acostumbrado a no incomodar a los poderosos y a no impartir justicia para los pobres. Entre los cambios impuestos por el napolitano estuvieron la creación de un número telefónico (777) para que la gente avisara de un crimen u ofreciese información anónima sobre criminales, y la formación de lo que Nardone llamó “la escuadra móvil” un grupo elite de detectives de toda su confianza que ayudasen en la investigación. Esto agilizaba el proceso y obligaba a usar cerebro e instinto antes que fuerza bruta.

                            La "Scuadra Mobile "de Nardone

La serie inicia en 1946. Después de un episodio con la policía de Monza (que acabó con el comisario golpeando a su superior), Nardone es enviado a Milán. Su superior, Ossola, le advierte que tendrá que someter su temperamento sureño si quiere adaptarse a trabajar en el Norte. Pronto, Nardone descubre que la advertencia es una indicación de que Ossola está al servicio de la oligarquía y que, para defender los intereses de esta, puede dejar pasar muchos crímenes e injusticias.

Para Nardone el mundo lombardo es ininteligible. Los milaneses son lentos, hipócritas y no saben hacer café. Aun así, el policía encuentra amor en Eliana, la directora de una firma de medicinas que eventualmente se convertirá en su esposa. A pesar de que Eliana, alegre, independiente y amiga del baile y el cine, no corresponde a la imagen de esposa que el napolitano tiene en mente, serán muy felices (en la ficción y la vida real).

                           Nardone y Eliana

 Nardone descubre que para sobrevivir en la policía y hacer bien su trabajo necesita de un equipo de confianza y lo construye poco a poco. El primer elegido es Muraro, un ex boxeador con puños de hierro, y corazón de mantequilla, que tiene buenos contactos en el bajo mudo. Mura’ trae a Rizzo, el siciliano estudiante de leyes que trabaja en los archivos. Nardone recluta del servicio forense a Spitz, el estudiante de farmacéutica cuya carrera fue interrumpida por una estadía en Mauthausen donde perdió a su familia. Finalmente, y a pesar de los reparos de Spitz, Nardone integra al escuadrón a Suderghi, un ex fascista que sabe mucho de automóviles y es un excelente conductor.

La escuadra tendrá también dos colaboradores invaluables, aunque informales. Una es Flo, la cortesana de lujo, cuyos contactos con la alta sociedad son útiles para las investigaciones de Nardone. El otro es el fotógrafo Trapani que se convierte en cronista de las andanzas del Comisario Nardone.


                               Flo y sus valiosos contactos

La RAI pudo hacer dos temporadas de seis capítulos cada una, pero prefirió filmar una sola de doce episodios. Los primeros seis tienen lugar entre 1948 y 1949, los últimos ocurren diez años más tarde. Debido a que la Milán moderna se parecía poco a la de los 40’s, se filmó en Serbia y muchos actores del elenco son talento local.

Sacados de los archivos de la policía milanesa, los casos presentados en cada episodio son los crímenes comunes de la posguerra (contrabando de penicilina, lavado de dinero), pero el más importantey que amerita dos episodioses el crimen de Rina Fort. Ese caso hizo famoso a Nardone en toda Italia, el horrible crimen de una madre embarazada y sus tres hijos que al final, como descubre Il Comisario fue obra de la amante del marido de la víctima.

Lo interesante del caso lo serie lo describees como Nardone siempre supo que era Rina, pero tuvo que desarrollar una confianza entre policía y sospechosa. Hizo caso a su instinto, pero también a la psicología para descubrir los detalles del crimen y el motivo que se encontraban en el desdichado pasado de Rina Fort.

                            Rina Font una peligrosa asesina

Sobre las investigaciones policiacas siempre se cierne la sombra de Bosso, el gánster, rey del bajo mundo milanés, y de su protector Barone el joyero de sociedad, y los esfuerzos de Nardone y su escuadra (muchas veces obstaculizados por sus mismos jefes) para atraparlos. Pero no se crean que la serie es el recuento de solo casos de la nota roja. Se ha logrado un fino hilvanado de la labor policiaca y las vidas personales de los policías.

Mientras Muraro ayuda a Rizzo a prepararse para sus exámenes de derecho, Spitz vive obsesionado con hacer justicia a sus padres asesinados encontrando a los fascistas que los delataron a los nazis. Cuando se entera que Suderghi es drogadicto, lo chantajea hasta conseguir al menos un nombre, pero eventualmente recapacita. Tras conocer a la madre del delator abandona sus ansias revanchistas.

El noviazgo de Mario Nardone y Eliana no es el único lio sentimental de la historia. Tenemos el amorque parece destinado al fracasode Suderghi por Flo. Un poco de farsa la impone el triángulo romántico de Rizzo, su casera, y Linda, la hija de esta. Mas patético es el amor perdido de Muraro, su relación con una mujer casada mientras el esposo estaba en el frente griego.



En el sexto episodio, cuando Bosso hiere a Muraro de gravedad, la Scuadra Mobile envía un telegrama a esta dama, pero ella ha fallecido. Quien aparece es su hija que resulta ser hija del policía. Todos estos elementos crean una combinación de misterios detectivescos y dramas de la vida real que hacen a “Il Comisario Nardone” una opción diferente para los amigos de la novela policial.  Eso se aplica a todas las series reseñadas en esta entrada

Amazon Prime las trae todas en italiano con subtítulos en inglés.  En castellano es más complicado encontrarlas. En America Latina, el canal Europa Europa se encarga de pasar “El Comisario Montalbano” con subtítulos en español. Pero YouTube también tiene gratis, la primera temporada del "Joven Montalbano" en castellano.

 





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