miércoles, 28 de septiembre de 2022

Esos Escandalosos Bolena: Un nuevo docudrama sobre Ana y su familia

 


Becoming Elizabeth no ha sido la única contribución del 2022 a La Tudormania. La BBC ha hecho una docuseries sobre la familia materna de Isabel I. Ya saben a quién me refiero,  a esos Bolena a los que la ambición destruyó, pero que llegaron a poner cuatro reinas en el trono inglés.

Para quienes desconozcan la diferencia entre documental y docuseries. La primera tiene la duración de un filme, aunque se limite a poner imágenes del archivo histórico como acompañantes a la narrativa. La docuseries toma un suceso histórico y lo describe en varios episodios usando esa combinación de catedra de historia e imágenes pertinentes. En ella participan actores dramatizando sucesos históricos que son interrumpidos por los comentarios de un panel de sesudos historiadores.

A mí se me acabaron las ganas de ver docudramas después del vergonzoso The Last Czars. Ni siquiera he acabado uno francés sobre los últimos días de Maria Antonieta. Además, ¿qué me podían contar de Los Bolena que no supiese ya?



Yo creía que, con mi exploración de los descendientes de Catalina Carey, hija de Maria Bolena (y quizá de Enrique VIII) había acabado con esa fastidiosa familia. Este nuevo documental que en tres episodios nos narra el auge y caída de Los Bolena, nos lleva en otra dirección, a conocer los orígenes de Tomas Bolena.

Este individuo al que siempre he despreciado (agradezcámosle a Sir Mark Rylance y a Nick Dunning que lo interpretaron respectivamente en La Otra Bolena y Los Tudor) por oportunista y mal padre, tuvo una vida muy interesante. Mas interesante es su origen que la serie nos muestra a través del primer acto de esa tragedia.



Oí por primera vez el nombre de Ana Bolena unas semanas antes de ir a ver Ana de los Mil Días (la muda Vanessa Redgrave de A Man for All Seasons resbaló por mi memoria). Fue en revistas del corazón que como era costumbre en Chile,  servían de propaganda a las coming attractions. Antes de ir al cine,  uno ya estaba informado de chismes sobre los actores, secretos tras bambalinas y si el argumento giraba sobre algún suceso histórico, nos daban una narrativa de trasfondo.

Recuerdo haber conocido la tragedia de Ana y bastante sobre su pasado, su estadía en la corte francesa y su compromiso fallido con Henry Percy. Algo que llamó mi atención es que se decía que, sin ser hermosa, Ana impactaba con su look exótico, con un cabello y ojos oscuros que parecían atestiguar que los Bolena tenían su origen en España o Italia. Curiosa teoría que no ha sido repetida en este siglo. Este docudrama nos dice que el verdadero apellido era “Bullen” y era totalmente anglosajón.


De Granjeros a Cortesanos

Los Bullen eran clase agrícola, simples granjeros . Esto cambió cuando Geoffrey Boleyn se marchó a Londres a mediados del siglo XIV a probar suerte en la sombrerería.  La serie nos cuenta que llegó a ser alcalde de Londres. Lo que no nos cuenta son dos factores muy importantes en la meteórica ascensión de su nieto Thomas y de los hijos de este. El abuelo de Geoffrey (Sir Geoffrey después su elección como alcalde) se había casado con la hija de un caballero y su ascensión a la alcaldía había sido precedida por otros altos puestos incluyendo miembro del parlamento. Ambos factores convencieron a Tomás, nieto de Geoffrey,  que para ascender en la escala social de la Inglaterra Renacentista se necesitaba de perseverancia y de un matrimonio ventajoso.



La madre de su abuelo había sido hija de un caballero, el alcalde Bolena se había casado con la hija de un barón y la madre de Tomas Bolena era la hija del Conde de Ormonde. El haría un enlace que eclipsaría a todos casándose con Elizabeth, miembro de la linajuda familia Howard e hija del Duque de Norfolk. Gracias este matrimonio no solo pudo Tomás adquirir fortuna y varios castillos, además emparentó con otro Tomás, su cuñado el volátil Duque de Norfolk.

La serie nos deja claro que este parentesco a veces coloca a Bolena en aprietos, pero él es muy inteligente y ambicioso. Pronto se encuentra bajo el patronaje de otro Tomasito, el Cardenal Wolsey.  Bolena comienza a hacerse un nombre en el campo de la diplomacia, profesión que lo tendrá viajando constantemente.



Las ambiciones de Tomas alcanzan a sus hijos: Maria, Ana y Jorge . Consciente de que deberán casarse bien para ascender, pero también ser presentables en la corte donde buscarán colocación, Bolena ordena que sus hijas reciban la misma educación que el hermano. A la par de aprender a llevar una casa principal,  y estudiar etiqueta, música, baile y canto, Maria y Ana reciben clases de matemáticas, historia,  idiomas, equitación y hasta ajedrez.



En sus misiones diplomáticas, Tomás cae en Flandes en la corte de Margarita de Austria. Hacen amistad y el embajador consigue un puesto de dama para Ana. Con solo doce años, Ana debe abandonar casa, familia y país para vivir entre extraños. La serie nos hace conocer sus cartas a su padre en las que se nota su afán por complacerlo.



En esa corte, se dice que Ana por primera vez tuvo contacto con intelectuales ‘disidentes” lo que a llevaría a interesarse en la Reforma. En la serie nos hablan de otra Margarita, la hermana de Francisco I (autora del Heptameron) que se convertirá en mentora de Ana en lo que se refiere a la Nueva Fe.

Ana, La Francesa

 Tomás encuentra otro puesto de mayor importancia para sus hijas. A Maria Tudor, hermana de Enrique la han casado con el decrepito Rey de Francia. A su sequito son añadidas dos damas, Las Chicas Bolena. La serie hace mucho hincapié en lo bien que le va a Ana en la corte francesa. Tanto que cuando la Reina María enviuda y regresa a Inglaterra (y en el camino se casa con Charles Brandon) , Ana permanece en la corte, ahora convertida en dama de la nueva reina, Claudia de Valois,  esposa de Francisco I.

Nos dice la serie que Anita era fenomenal en lo que se refiere a las relaciones públicas, que conocía a todo el mundo, que caía muy bien, etc.. Etc.. Perfecto, pero surgen dos interrogantes. La primera referente a Maria. ¿Por qué ella si debe dejar la corte francesa, regresar a su hogar y casarse rápidamente?  Hay una escuela de historiadores que creen (basándose en rumores cortesanos y declaraciones de Francisco I) que María se portó muy mal en Francia y que el único camino que le quedaba era un matrimonio rápido con un gentilhombre como William Carey que sin embargo no era el partidazo que Tomás Bolena deseaba para yerno.



Como la serie se va por el camino dictado por Philippa Gregory donde Maria es casi forzada por Enrique VIII a ser su amante, no podemos apoyarnos en esas teorías. El que Maria sea apartada de la historia familia resulta incomprensible

No me creo tampoco la importancia que adquiere Ana em Francia.  Para ser importante en una corte de entonces se necesitaba que una mujer estuviese casada con un gran señor, fuese amante de un gran señor (de preferencia el monarca) o tuviese la confianza de la reina.

Como Ana no cabe en ninguno de esos casos y no posee un gran apellido no se entiende que ande revoloteando como mariposa que nunca se quema las alas. Lo normal es que hubiese buscado un esposo importante entre los aristócratas linajudos y no lo hizo. Cuando regresó a Inglaterra, tenía 19 años. De acuerdo con los estándares de su tiempo era casi una solterona y todo lo que tenía para presumir de su estadía en Francia es que había llegado “afrancesada”.



La serie nos habla de una Ana que recuerda a la de Wolf Hall, que finge ser francesa, que habla con acento , que adopta actitudes prendidas en sus días en la Corte Valois. Esto puede parecer irritante o encantador. Uno de los encantados es Henry Percy heredero del Conde de Northumberland. Ana se ha prometido casarse por amor y parece que el destino busca complacerla. Tomás Bolena, está encantado con el futuro matrimonio, pero interviene el tío Howard.



El Conde de Ormonde ha fallecido. Su título es disputado por un pariente irlandés y Tomás Bolena. Al Duque de Norfolk se le ocurre zanjar el asunto, casando a su sobrina Ana con el pariente. Este detalle que yo desconocía escandaliza a los Bolena. Irlanda es considerada una jungla, sus habitantes son unos salvajes.

Ana se rehúsa categóricamente y su padre la apoya, pero Tomás tiene otro problema. María, ahora Lady Carey, está casada con un cortesano que atiende al Rey. Enrique ha asistido a la boda de su ayuda de cámara,  tal vez sea ahí que se interese en la novia. Pronto Maria se ha convertido en dama de la reina Catalina.

El rey se interesa en ella y la pobre María debe someterse al capricho real. La serie nos dice que Tomás Bolena no está muy contento con el adulterio de su hija. Enrique cambia de amante todos los años; no hace público su devaneo con Lady Carey; cuando nacen los hijos de María el rey no los reconoce. Aunque Enrique cubre de honores a María y a su esposo, la situación de ella es precaria y puede su mala reputación afectar los prospectos matrimoniales de su hermana.



Sin embargo, Tomás Bolena puede estar satisfecho. Ha sido nombrado Tesorero de la corte. Ha perdido el título de Ormonde por ahora, pero el rey lo ha nombrado Vizconde Rochford, un título que Tomás, cuando reciba el título de Conde de Wiltshire,  le traspasará a su único hijo varón, Jorge. El primer episodio habla poco de Jorge. Tal como con Maria, sus vidas son apéndices de lo que haga Ana.



A Ana le ha salido un obstáculo en su plan de convertirse en Condesa de Northumberland. Sorprendentemente, es el Cardenal Wolsey el que se opone a la unión considerando a la chica Bolena como muy poca cosa para esposa de un conde. Con eso Wolsey se ha echado encima una peligrosa enemiga, pero falta un tiempo para que Ana pueda cobrar su venganza.

Dama de La Reina, Rival de La Reina

Maria es abandonada por su regio amante y vuelve al campo con su marido y sus hijos. Ni menciona la serie la posibilidad de que estos sean vástagos reales. Maria desaparece y es Ana la que comienza su ascenso de cortesana. Para curar el despecho amoroso de su hija, Tomás Bolena le consigue un puesto en uno de los sitios más cotizados de la corte, el sequito de La Reina Catalina.



Otro factor, para mi desconocido. En términos sociales, había dos cortes . La primera obviamente era la de Enrique y sus favoritos, Charlie Brandon y su primo Henry Courtney, Marques de Exeter,  que curiosamente nunca aparece en la ficción. Es ahí donde Tomás Bolena pretende llegar y donde su hijo Jorge ha conseguido un puesto como Copero Mayor del Rey.

La otra corte, la componen Catalina y sus damas. Algunas ya las conocemos, la famosa Maria de Salinas, Elizabeth Darrell, amante de Thomas Wyatt, y por supuesto, Ana Bolena. Ser dama por ese entonces era una “carrera” abierta para las hijas de la aristocracia.

Nos cuenta la serie que es la belleza de las damas la que atrae a los petimetres de la corte a ese círculo y que ninguna más deseada que la sofisticada y exótica Bolena. Sin embargo (ni mención del affaire con Wyatt) Ana no consigue un buen marido . Tiene más de veinte años, lleva una década gravitando de corte en corte y no ha conseguido lo que su humilde hermana tiene, un esposo gentilhombre. A mis ojos Ana es una fracasada y sin embargo nadie lo dice. ¿Que desea Ana Bolena? ¿Es acaso la atención de Enrique? Porque pronto la consigue.





La serie nos muestra un LIbro de Horas que los enamorados, en un acto semi blasfemo, usan para intercambiatr mensajes  románticos. Enrique pone sus requiebros amoroso ante un imagen de Cristo martirizado pretendiendo que el igualmente es un mártir de amor no correspondido. Ana le responde ante una imagen de la Anunciación, como anunciando que será ella la que le dará el deseado heredero. La serie especula que Ana ha dejado atrás su sueños juveniles de casarse por amor. ¿Pero hasta donde planea llegar con su nueva ambición?




Cuando Tomás se entera de la nueva conquista del rey, retira a su hija de la Corte y se la lleva a su castillo de Hevers en Kent. Los catedráticos no saben decir si se trata de una estrategia para manipular a Enrique o si Tomás teme que otra hija sea arruinada por el regio sátiro y que ahora Ana pierda para siempre reputación y oportunidad de contraer un buen matrimonio.

Desde Hevers Ana continúa su devaneo con el rey que le escribe en mal francés (para demostrar su sofisticación). El mensajero del amor es Jorge Bolena. No solo ha sido cómplice de su hermana desde la infancia, además ahora se ha convertido en válido del rey. De Copero Mayor ha pasado a hacerse cargo de los galgos de caza de Enrique (al parecer ese es un gran ascenso).

Enrique,  enloquecido de pasión,  cubre a Jorge de privilegios, pero sus ofertas a Ana caen en oídos sordos. Ella quiere todo o nada. El rey le hace una oferta que no le ha hecho a ninguna mujer. Colocarla en el puesto de Maitresse du roi, la querida oficial del rey, con los privilegios casi de esposa. Riquezas, respeto, un estatus importante para los hijos que haya de la relación. Ana sabe que ser amante, por muy oficial que sea, no es ser reina,  que sus hijos por ser bastardos no tendrán acceso al trono. Ana solo regresa a la corte bajo la promesa del rey de hacerla su esposa.



Enrique encarga al Cardenal Wolsey el asunto del divorcio. No parece difícil, con ayuda papal muchos matrimonios de reyes se han anulado, pero surgen problemas. La Reina Catalina se niega a aceptar que su primer matrimonio fue consumado. Con su negativa desaparece el gran causal para anular su unión. El Papa teme incomodar al Rey- Emperador pasando por encima de la voluntad de la tía de Carlos.

Wolsey se embarca en una batalla fútil. Las puertas se le cierran. Ana se acuerda de que el cardenal es su enemigo. En una jugada desperada, Wolsey convoca un juicio público. Espera humillar y amedrentar a la reina, pero Catalina hace lo inesperado. Se arroja a los pies del rey y le recuerda su noche de bodas donde jura haber sido virgen. Acto seguido abandona la sala en compañía de sus damas. El pueblo al enterarse apoya a la reina y Wolsey sabe que ha llegado su fin. Los Bolena convencen al rey de buscarse otro fixer. Ana se ha vengado de su primer enemigo.




El tercer episodio es el más desilusionante. En una hora,  los productores pretenden abarcar toda la vida pública de Ana Bolena y su familia. De como ella convenció a Enrique de cortar los lazos con Roma, su boda, el nacimiento de su hija, el hastío del rey, su arresto y ejecución (junto a su hermano) y la caída de Los Bolena.



Aunque conozcamos los detalles de La Tragedia Bolena, igual a Los Tudormaniacos nos ha de parecer un episodio apresurado y poco informativo. Para los novicios en el tema, todo lo que se cuenta aquí parecerá confuso e incompleto. No les hubiese costado tanto hacer la docuseries en cuatro en vez de tres capítulos. En resumen, es un docudrama interesante que aporta algunos detalles desconocidos, pero, aunque me han gustado los actores no tengo buena opinión de los catedráticos. Todos ilustres desconocidos, ni muy atractivos ni muy sabihondos en el tema.



Mientras veía Becoming Elizabeth, en esos episodios tan aburridos que me distraían de lo que ocurría en pantalla, meditaba en lo triste que era que Isabel no pudiese pensar en su madre sin rencor y vergüenza y que Los Bolena, otrora tan poderosos, fuesen solo un mal recuerdo que limitaba la felicidad de su última descendiente. Por suerte, no ocurrió lo mismo con otra Elizabeth, que recientemente nos ha dejado. A Elizabeth Windsor nunca le pesó ser descendiente directa de Maria Bolena (¿o Bullen?). Y es que ese fue el gran logro de los Bolenas, poner dos reinas consortes de su sangre (Ana Bolena y la Queen Mum) y dos reinas por derecho propio (Las Isabeles)  en el trono inglés.

 

martes, 20 de septiembre de 2022

Whodunnit Históricos: ¿La salvación del drama de época?



Hace medio siglo que el género de detectives del pasado ha existido y florecido en la industria literaria. Hace una década y un poco más que ha tomado por asalto la televisión y los servicios de streaming y no solo los angloparlante. En este momento representan el period drama más apreciado. ¿Es esa la garantía de vida de un género siempre en vías de extinción?

Budapest Noir

Hace unos días tuve el gusto de ver una de esas gemas de la Europa del Este que trae Tubi. Budapest Noir  (2017) describe como Zsigmund Gordon un cínico veterano de la crónica roja es llamado a cubrir el vulgar asesinato de una prostituta. Al reconocer el cadáver, el periodista sabe que no se trata de una cualquiera. Es una muchacha que lo estafó un día antes obligándolo a pagar su cena, pero luego le escribió una nota pidiéndole perdón, explicándole que lo hizo forzada por el hambre. Ha sido el hambre lo que la ha llevado a vender su cuerpo y sacarse fotos desnuda, pero su ropa y su aspecto demuestran que es una dama.

No hay modo de identificarla, su bolso solo contenía un libro de oraciones en hebreo. La autopsia revela que estaba embarazada y que murió de una hemorragia interna producto de una paliza. No se sabe más porque el cadáver es robado de la morgue. Gordon se obsesiona con el caso y comienza una investigación que le muestra el lado oculto de la Budapest de 1936, con un gobierno que se acerca a la Alemania Nazi empujado por miedo al comunismo (yo ni sabía que en esa época tenían una plaza que se llamaba Adolf Hitler ) ; con un auge del fascismo y del antisemitismo entre los jóvenes,  y con una creciente aprehensión en la comunidad judía que los hace tomar decisiones trágicas.



Interesada en saber más, me metí en la Wikipedia y descubrí que la película está basada en un libro, el primero de una serie de novelas policiacas que llevan a Gordon desde ese otoño del 36, a través de la Segunda Guerra Mundial, hasta su exilio en 1956 en Viena. Aún más interesante, Vilmos Kondor, el autor, un maestro de matemáticas en una secundaria húngara, ha sido el primero en el país magyar en internarse en el género detectivesco. Que lo haya hecho precisamente con un whodunnit histórico es muy decidor. Una lástima que los húngaros no tengan los medios para convertir todos esos libros en una serie que les quedaría preciosa.



Definición y Modelos

Para quien no sepa que son los whodunnit históricos se trata de una fusión de géneros literarios: la novela de misterio y la ficción histórica. En simples palabras,  un personaje debe esclarecer un crimen en un trasfondo del pasado. A diferencia de los misterios modernos donde el/la protagonista suelen ser policías o investigadores privados, en los WH se puede escoger un amateur de entre colectivos que generalmente no tenían voz o no asociamos con labores policiacas tales como mujeres, clérigos, o personajes inclusivos como la serie de Lord John. En un spinoff de su exitosa Outlander, Diana Gabaldon involucra a Lord John Gray, aristócrata dieciochesco, oficial del ejército,  y gay enclosetado , en varios asesinatos que debe resolver.



El esquema contempla tres modelos: una comisaría del pasado (Endeavour, Paris 1900) incluso en un espacio rural,  hasta en una reservación Navajo como en Dark Winds. La segunda tiene un policía trabajando con un ayudante que puede ser periodista (Tokyo Vice), psiquiatra (Vienna Blood) o una intrépida dama detective (Phryne Fischer, Miss Scarlett). El tercero corresponde a un personaje histórico o literario que se ve obligado a resolver un asesinato o incluso es sospechoso del crimen (Leonardo).



A pesar de que no hay una fecha exacta del nacimiento de este tipo de narrativa, se sabe que se puso de moda en Los Cuarenta. El pionero fue Robert van Gulik con su soberbia saga del Juez Dee, un magistrado chino del Siglo VI que investiga crímenes acompañado de unos secuaces ex bandoleros. Lo interesante es que Gulik descubrió a este singular caballero en un manuscrito en Tokio. El relato en japones hablaba de Di Renjie, un magistrado de la China medieval. De ahí nacería este fascinante detective.



La primera obra fue una colección de cuentos que apareció en 1949 y todavía no ha sido traducida al castellano. Esto cambió en 1958 con Los Asesinatos del Campanario. Aunque la saga acabó tras la muerte del autor en los 60, el francés Frederic Lenomard la resucitó en este siglo y sus obras ya pueden leerse en castellano.



Para fines de la década de Los Cuarenta, el subgénero estaba tan de moda que hasta sus maestros le daban una probadita . Así tuvimos a John Dickson Carr con su The Bride of Newgate (1950) que tiene lugar en las guerras napoleónicas y Dame Agatha Christie trasladó su olfato policiaco al Egipto de los Faraones en La venganza de Nofret (o Death comes to All, su título original) . Hace unos años que la ITV viene barajando el proyecto de llevarla a la pantalla.



Detectives con Sotana y Alza Cuello

Por supuesto todas estas novelas fueron opacadas por el talento de Ellis Peters quien en esa época creó toda clase de misterios que le cortan el camino a Fray Cadfael un ex marino mercante, ahora monje benedictino,  experto en homeopatía y botánica,  que debe usar sus conocimientos para solucionar crímenes en una Inglaterra del Siglo XIII que lucha por encontrar un rey. En los 90s, cuando la BBC era LA BBC,  convirtió esta saga en serie con Cadfael en manos del mega competente Sir Derek Jacobi. Puede verse en USA totalmente gratis por Tubi ( Está en YT con subtítulos en español).


A un nivel más sofisticado tenemos el clásico El nombre de la rosa de Umberto Eco. Este bestseller fue llevado a pantalla grande con escaso éxito. Tristemente, esa adaptación palidece ante el horror perpetrado por la RAI en una miniserie del 2020 apestosa a wokismo.



Para cuando el subgénero llegó a la televisión todos los detectives literarios se habían vuelto cosa del pasado. Eso lo hemos visto en la evolución televisiva de Sherlock Holmes, hasta que en este siglo vino ese cambio que no me cuadra de traer a Sherlock a vivir en el Tercer Milenio. Sir Arthur Conan Doyle y Dame Agatha, han sido los más usados en la formula del drama de época detectivesco. BritBox y Apple se han dado el trabajo de reversionar todo lo de Poirot y Miss Marple llegando a ejemplos risibles como la última versión de The ABC Murders en que John Malkovich nos revelaba que Poirot era un cura renegado (WTF?)



Otros cambios extraordinarios fueron los hechos en las últimas andanzas de Perry Mason, el abogado creado por Earl Stanley Gardner.  Interpretado por el insuperable Matthew Rhys, Mason es ahora un veterano de guerra, medio alcohólico, andrajoso y cargando traumas bélicos,  que a lo largo de una temporada pasa de detective a abogado en la Los Angeles de 1932. Mas curiosos son los cambios woke hechos por la HBO. Della Rees es lesbiana, Paul Drake, un patrullero negro,  y Perry comparte cama con una feísima aviadora mexicana. A pesar de todo fue muy buena serie y aquí estoy esperando la próxima temporada.



Otro famoso detective es el Padre Brown de G. K. Cheterton que, como el Hermano Cadfael,  utiliza una combinación de saber seglar, psicología y fe para solucionar crímenes en la campiña británica. En el 2014, Mark Williams,  más conocido como Papa Weasley de la saga de Harry Potter,  se encargó de ponerse la sotana en una versión que tiene lugar en un espacio rural ingles a mediados de Los Cincuenta y que ya lleva nueve temporadas.



Aprovechando el éxito del sacerdote católico, la BBC se encargó de producir Grantchester que describe los quehaceres de un pastor anglicano (James Norton) en el pueblecito del título en los 50.  Quehaceres que incluyen un par de crímenes que involucran tanto al inspector como al pastor.



El éxito del Padre Brown le ameritó un spinoff,  Sister Boniface Mysteries. La Hermana Boniface que posee un doctorado en ciencias forenses, sirve de consejera de la policía local en Los Costwold donde está el convento de la sagaz monjita. La acción tiene lugar en Los Sesenta.



El whodunnit histórico cubre todas las eras. Esa versatilidad lo hace difícil y caro de adaptar.  Tal vez por eso nunca se materializo la adaptación prometida por Showtime de la serie de Lindsay Davies sobre un detective,  Marcus Didius Falco, en la antigua Roma.



Tal vez por eso nunca se materializó la también prometida sobre Shardlake, el jorobado. Sir Kenneth Branagh estaba listo para protagonizar una serie basada en la saga de C.J. Samson sobre el abogado y fixer del Siglo XVI. A través de ocho novelas, Shardlake ofrece sus servicios sucesivamente a Cromwell, al Arzobispo Crammer, a la Reina Catalina Parr,  y a la Princesa Isabel, pero Branagh prefirió meterse en pellejo primero de Wallander y luego de Poirot antes que en terreno Tudor.



En cambio, a comienzos de siglo la televisión francesa hizo una estupenda adaptación de las novelas de Nicholas Le Floch. La saga de Jean Francois Parort sigue la pista de un policía que también es marqués y miembro de la corte de Luis XV. En la década pasada, los franceses dejaron de un lado el tema con la excepción de la ridícula adaptación de novelas de Agatha Christie o la antipática Mysteries of Paris que puede verse en Walter Presents.



Psiquiatras, Lizzie Bennett y hasta Agatha Christie Resuelven Crímenes

El modelo que sigue el género en esta década es emparejar a un policía veterano con algún joven imberbe que no es parte del aparato policial. Están de moda los psiquiatras que aportan una ciencia nueva, ridiculizada por muchos.  Así TNT adaptó dos novelas de Caleb Carr que son parte de la saga The Alienist.



Ambas giran en torno al psiquiatra vienes Lazlo Keisler (Daniel Bruhl) que investiga crímenes escabrosos en la Nueva York de fines del Siglo XIX. Sus ayudantes son John Schuyler Moore (Luke Evans) dibujante, periodista y playboy de sociedad,  y Sarah Howard (Dakota Fanning) “niña bien”,  que se ha atrevido a meterse en la cueva de los machos, una comisaría de Manhattan, no como policía sino como taquígrafa lo que no le evita bromas pesadas y comentarios soeces de parte de sus machistas compañeros de trabajo.



En vez de llevar al psiquiatra europeo a la urbe del Nuevo Mundo, Frank Tallis escogió hacer lo contrario en su series que la BBC ha convertido en Vienna Blood. En la capital del imperio, en el fin-de-siecle,  un veterano inspector de policía debe aceptar la ayuda y sapiencia de un joven psiquiatra judío. Dos temporadas ya nos han hecho tomarle cariño a esta desigual mancuerna.



Lamentablemente la televisión austriaca no contenta con coproducir Vienna Blood se lanzó a hacer una imitación bajo la guía de Netflix, lo que ya en si es desaconsejable. Freud fue una vergüenza pública. lo que iba a tener al joven Sigmund navegando por la alta y baja sociedad del reinado de Francisco José, acompañado de un gruñón policía más psicópata que los villanos que persigue y una hermosa médium que es utilizada por conspiradores húngaros,  se tornó en una orgia de sangre, violencia y sexo, que por suerte ya ha sido olvidada.



Freud es otra ejemplo de cómo el género recluta figuras reales o de clásicos literarios para labores detectivescas. Orgullo y Prejuicio,  que se ha convertido en un referente del fanfiction literario, motivando desde erótica hasta parodias de zombies, tuvo su instante de misterio con Death Comes to Pemberly. La creadora del inspector Dalgliesh, la baronesa P. D.  James tuvo al Matrimonio Darcy de cabeza tratando de descubrir quién de sus invitados en uno de esos weekends tan británicos no tenía motivos para matar al irreprensible Wickham.



En cuanto a figuras reales tenemos a Arthur Conan Doyle haciendo dupla con el gran Houdini en la serie de ITV Doyle and Houdini que los tiene investigando misterios. Tal como en Agatha Christie and the Truth of Murder la novelista intenta esclarecer la desaparición de la ahijada de Florence Nightingale. Dame, Agatha es un personaje que gusta aparecer en los misterios históricos incluso extranjeros como en la serie turca Midnight at the Pera Palace y en la española Gran Hotel. Si el creador de Sherlock Homes intervenía en The Murdoch Mysteries, la madre de Poirot y Miss Marple visitaba a Frankie Drake en la Toronto de los Locos 20 para darle algunos consejos a la novel investigadora.

La Influencia de Phryne Fisher

Murdoch y Frankie Drake son ejemplos de cómo el HW ha cruzado el charco y se ha establecido en territorios de la Commonwealth y no solo Canadá. En Australia los misterios de; Dr. Blake ya llevan varias temporadas. Pero si vamos a hablar de OZ tenemos que mencionar a un fenómeno que ha inspirado secuelas, imitaciones y hasta filmes. Obvio que hablo de Miss Fisher’s Murder Mysteries.





Basada en las novelas de Kerry Greenwood, la serie conserva ese fascinante y desconocido setting de la Melbourne de Los 20, con una aristócrata que,  tras servir de enfermera durante la Gran Guerra y de pasar un periodo en la bohemia parisina, retorna a Australia para descubrir que la alta sociedad de Las Antípodas la aburre y que le interesa más ser una “dama detective”.

Lo que los productores hicieron fue agregarle cambios fantásticos de los que ya he hablado en otra entrada. El mayor de ellos trocar al bonachón, pero soso,  Inspector Jack Robinson,  en un socio e interés romántico de la protagonista. Interpretado por el mega bombón Nathan Page, es él quien,  en conjunto con su increíble química con Essie Davies,  provee el mayor atractivo de la serie.



Entre otros logros, Phryne Fisher ha pasado a la historia por ser la primera (antes que Sanditon) serie que tras ser cancelada ha sido revivida en una tercera temporada por exigencias desde todo el planeta de parte de devotos fans. El público no puede quejarse. Tras una tercera temporada, Phryne se despidió (apropiadamente con tremendo beso con Jack) para renacer en dos filmes e inclusive motivar una secuela:  Miss Fisher Modern Mysteries en la que una supuesta sobrina de la honorable detective investiga crímenes en la Melbourne de Los 60.



Es innegable que la glamorosa Miss Fisher también ha servido de inspiración para las aventuras de Frankie Drake y de Miss Scarlett and the Duke, cuya segunda temporada abre este otoño en la PBS. Como Phryne, Eliza Scarlett es una refinada damita. Solo que opera en una sociedad menos liberal que la Australia de los locos 20. Eliza vive en el Londres victoriano, pero la muerte de su padre la ha dejado poco menos que en la calle. Su única salida es trabajar y el único trabajo que se siente capacitada para desempeñar es el de detective. La serie hace hincapié en los esfuerzos de Miss Scarlett por conseguir clientes, por convencerlos de que una mujer tiene mente y recursos para resolver crímenes y lograr lo último a veces con ayuda de un policía medio alcohólico y huraño que es apodado “el Duque”.



Y si hablamos de damitas victorianas resuelve-misterios no debemos dejar atrás al género juvenil con la serie de Enola Holmes, en la cual la hermana-de-ya-saben-quien (interpretado por Henry “derríteme” Cavill) decide demostrarles a sus machistas hermanos que Sherlock no es el único detective de la familia. Interpretada por Millie Bobby Brown, Enola ya ha protagonizado un filme y Netflix la tiene para este otoño resolviendo otras fechorías.



El año pasado en Europa tuvimos kilos de thrillers policiales en ambientes contemporáneos, pero solo dos de época, Leonardo de la RAI y Voskresenskiy/El Profesor hecha en Rusia. Aunque una tiene lugar en la Milán del Renacimiento y la rusa transcurre en San Petersburgo en vísperas de la Gran Guerra, ambas tuvieron algo en común ser malas con mayúscula lo que no ha impedido que la RAI solicite una segunda temporada para esclarecer los misterios del Gran Da Vinci.



Noirs Totalitarios

No puedo acabar sin hablar de mis temas fetiches. ¿Existen misterios que tengan lugar en mis espacios favoritos: Guerra Civil, Segunda Guerra Mundial, y gobiernos totalitario?  Pues sí y muchos, pero pocos han sido llevados a la pantalla.

Aunque hay mucha ficción sobre el estalinismo totalitario, no he podido encontrar historias de detectives en ese periodo. La respuesta es tragicómica. Se debe a que en esa visión ilusoria del perfecto mudo comunista no había cabida para crímenes “burgueses”. Eso lo descubrimos en la menospreciada Niño 44 basada en la trilogía de Tom Rob Smith que fue adaptada para el cine. Leo Demidov (Tom Hardy) héroe de la Gran Guerra Patriótica y agente de la MGB (el ala militar de la KGB) descubre la existencia de un asesino en serie que se especializa en matar niños. En la Rusia estalinista de los 50, ese tipo de crimen es inexistente, por lo que Demidov y su mujer son exiliados a la tundra siberiana desde donde la pareja seguirá investigando.



El tema me recordó la excelente Gorki Park de Martin Cruz Smith llevada al cine en 1983. Como Los 80 hoy son nostalgia se la podría readaptar como serie de época. En general, aun los programas y filmes más críticos del estalinismo se abstienen de tratar el tema de crímenes y detectives.



No ocurre lo mismo con la Guerra Civil y el franquismo. Aquí en Queens , una señora judía , maestra de castellano  ( no soy yo) llamada Rebecca Pawels ha escrito una serie de misterios en torno a Carlos Tejada, un sargento de la Guardia Civil que investiga asesinatos en la España de Los Años del Hambre.   Solo el primer libro La muerte de un nacional ameritó traducción al castellano en el 2005.



Aunque los libros de Ignacio del Valle no son necesariamente novelas de misterio, le juega al género en El País de los Emperadores Extraños donde Arturo Andrade se ve obligado a encontrar, en el frente ruso, a un asesino en serie que es miembro de la División Azul. Este libro fue filmado bajo el título de Silencio en la nieve. 




Mas suerte han tenido los detectives al servicio de la Alemania Nazi. Recordemos la excelente La Noche de los Generales, llevada al cine en 1966. Bajo la dirección de Anatole Litvak y con un elenco encabezado por Peter O’Toole y Omar Sharif describía las esfuerzos de un policía alemán y su contraparte francés por esclarecer crímenes de prostitutas en Varsovia y Paris durante la Segunda Guerra Mundial de los cuales era sospechoso un general de la Wehrmacht.



Tal vez inspirado por esa original mancuerna de investigadores,  el canadiense J. Robert Janes creó la dupla Kohler-St. Cyr. Un policía francés y un oficial de la Gestapo resuelven asesinatos en el Paris Ocupado. Esta celebre serie de novelas (se perdió con mi biblioteca snif) nunca ha sido adaptada y lo merecería,



Otra famosa incursión detectivesca en la Europa Ocupada es la serie de la autora italiana Ben (Verbena) Pastor que gira alrededor del oficial de la Wehrmacht,  Martin Bora. Comenzando con Lumen que inicia en los primeros días de la invasión a Polonia, Bora debe encontrar al asesino de una madre superiora polaca, conocida por sus profecías y su olor a santidad. En siete novelas, Bora esclarecerá crímenes en Ucrania,  la isla de Creta e Italia mientras va desilusionándose tanto con el triunfo de Alemania como el gobierno de esta.




Sin embargo, el gran detective de la Alemania nazi es el Bernie Gunther de Philip Kerr que en muchas de las catorce novelas que componen la serie navega en un Berlín de Los Treinta donde los verdaderos criminales están en el gobierno. Eventualmente, lo atrapan y obligan a ingresar a las SS lo que le permitirá resolver misterios en ciudades exóticas como Zagreb y Praga. Lo fascinante de estos relatos es que Kerr juega con el tiempo y muchas veces nos llevará a la posguerra donde Gunther busca esconder su pasado en parajes tan lejanos como Buenos Aires y La Habana.



Traducidas a más de una docena de idiomas, las novelas de Kerr han atraído fans de todo el mundo, incluyendo a Tom Hanks. En el 2018, el intérprete de Forrest Gump compró los derechos de autor y se dispuso a convertir la saga de Bernie Gunther en una serie de televisión en colaboración con la HBO, pero la pandemia detuvo la posible filmación. Hoy Hanks anda en otros proyectos y la HBO anda baja de recursos económicos. ¡Qué lástima!



Entretanto en Alemania, Tom Twyker y la ZDF se pusieron las pilas con la serie de Gereon Rath de Volker Kutscher. Babylon Berlin (a la espera de su cuarta temporada) ha sido un éxito que ha traspasado las fronteras germanas con su mixtura de crónica de gánsteres, drama de comisaria y noir histórico. La serie de libros cubre los últimos años de la República de Weimar y acaba en 1934,  segundo año del gobierno de Hitler.



La Italia de Mussolini no ha estado exenta de policías que trabajan al margen de leyes fascistas. El cuarteto de Carlo Lucarelli que sigue las investigaciones del poliziotto Di Luca fue llevado a la pantalla en la primera década de este siglo. En esta década, la RAI ha comprado las aventuras policiacas y metafísicas del Comisario Ricciardi . El éxito de la primera temporada de las novelas de Maurizio De Giovanni ha ameritado la filmación de una segunda que esperamos ver en el 2023.



En este momento el drama de época angloparlante está estancado en dos modelos. El primero es el Regency Romance con Bridgerton,  Sanditon y las innumerables adaptaciones de Jane Austen que este verano nos trajo una Persuasión donde vimos a Anne Elliott orinar en público. Mas dignos son los misterios históricos. La Cuarta Temporada de Babylon Berlin llega a Europa este octubre. La tercera de Vienna Blood, ha sido aprobada. Después del estreno de Miss Scarlett and the Duke en la PBS este octubre, estamos seguros de que habrá luz verde para una tercera entrega.



Este otoño, Amazon nos trae una miniserie española con otra dama detective que en Un asunto privado persigue a un asesino en serie en la Galicia Franquista. Los investigadores hispanoparlantes están de moda puesto que Netflix en octubre estrena Belascoaran, la adaptación de las novelas de misterio de Paco Ignacio Taibó que nos llevan al psicodélico México de los Setenta a conocer a Belascoaran Shayne, un detective que resuelve lo que a policía del DF no puede. ¿No es esa suficiente evidencia de la popularidad del subgénero? ¿Por qué crees que un misterio interesa más en un marco de época?

martes, 13 de septiembre de 2022

Que Vi, Reví y Revisé en Agosto

 


Agosto es un mes difícil para los Gatos Seriefilos. Todos se van de vacaciones y los servicios de cable y streaming se conforman con reposiciones o mediocridades. Este año,  decidí enfrentarme al aburrimiento armándome de series ya vistas, pero que merecían una segunda mirada, y algún que otro filón de oro escondido,  como siempre proveniente del continente europeo. Esto es lo que vi y recomiendo.

Mi primera sorpresa me la llevé con la abundancia de material encontrado. Cuando acabé de hacer mi lista,  noté que no solo tenía tres horas diarias de TV cubiertas.  Además, me encontraba ante la posibilidad de volver a ver, incluso conocer por primera vez, series inglesas de una época en que ‘”Production- Made-in-England” era sinónimo de calidad. Otro descubrimiento fueron formulas del period drama que agregar a los esquemas que repasamos el año pasado y ver cómo han decaído y como han evolucionado algunos subgéneros.

De esa manera me he encontrado dedicando cada día de la semana a determinados subgéneros. Comencemos por el…

LUNES

Finalmente me puse las pilas y estoy viendo las tres temporadas finales de Un VIllage Française. Después de haber gozado cuatro temporadas de la mejor serie francesa de este siglo (que disfruté en Chile vía TVCinque y Europa Europa y hoy puede verse en USA en MHz Choice) , no me atrevía a terminarla. Como es mi costumbre,  me había leído todos los spoilers y era consciente de que el final iba ser muy triste y desesperanzador.



Efectivamente,  ha sido durísimo ver a Marie ahorcada. Odié a Marchetti por ser su verdugo, pero lloré cuando le llegó la hora de ser ejecutado y como su Rita, para evitarle la ignominia del paredón,  le suministró veneno. Más lloré cuando Rita fue ultimada por balas árabes durante la Guerra de Independencia de Israel.




Tampoco me gustó el cambio de los personajes. ¿Como el bonachón de Beriot iba a quemar vivo a Kurt? ¿Como el héroe de la Resistencia, Anselme, iba a convertirse en el borracho del pueblo? La visión de la posguerra es descarnada: luchas de poder entre gaullistas y comunistas; ajustes de cuentas que a veces obedecen a venganzas personales;  y la injusticia de una justicia mal llevada donde incluso los liberadores apoyan el mercado negro, violan a las liberadas, hacen negocios con los colabos y amparan a criminales de guerra.

Hay grandeza en esa sinceridad, y un mensaje pacifista.  Después de una guerra ya no hay buenos ni malos,  solo sobrevivientes. Esa visión tan honesta solo la encuentro en la fantástica Bohema.  Aunque apenas hace unos meses que la vi en Tubi, me toca revisarla nuevamente. Revisarla y gozarla, por algo mi reseña es una de las más leídas de Las Confesiones de una Gata Seriefila. Sobre todo, porque ya la está ofreciendo,  desde agosto,  el Eurochannel en América Latina.



Bohema tiene esa cualidad conmovedora y cínica la vez de enfrentarse a un pasado inconveniente,  de detallar las purgas,  a veces desmesuradas,  y la incapacidad de los purgados de reconocer la inmensidad de sus actos. Vemos como pagan justos por pecadores, como otros se la arreglan para seguir colaborando ahora con nuevos regímenes,  y como la liberación del yugo nazi solo significa cambiar de ocupantes colonizadores.

Otra serie que también reviso los lunes es la italiana El Comisario De Luca que nos muestra al poliziotto como un elemento semi autónomo de la policía fascista que, sin embargo, al llegar La Liberación cae en desgracia, bajo el estigma de haber servido al enemigo. El camino de De Luca lo lleva a tener que explicar su comportamiento a cada rato. Eso a pesar de los verdaderos fascistas siguen manejando, desde las sombras, el destino de Italia.

Se trata de un trio de series de países tan diversos que debaten el mismo dilema moral y cuya moraleja es “no hay términos medios” o parafraseando al Dante:  el peor lugar del infierno es el que aguarda a quienes no supieron elegir un bando en momentos de crisis. Aunque las tres comparten una necesidad de perdonar a quienes inconscientemente se convirtieron en esbirros de regímenes genocidas, no llega a la llorona irresponsabilidad de querer eximir de culpas y ver como victimas a quienes realmente fueron criminales de guerra que parece ser la tesis de las desagradables El Desertor y Nuestros Años Milagrosos. Ni hablar de las extravagancias histéricas de Shadowplay. La única serie alemana que se le acerca en términos de la honestidad de un Rubble Film es Tannbach

MARTES

El segundo día de la semana se lo he dejado a un entretenimiento más light o quizás no. Me refiero al drama médico de época. Estoy viendo The Royal una comedia médica que tiene el mérito de haber durado ocho temporadas (dos más que Downton Abbey) entre el 2003 y el 2010 y que puede verse gratis por Freevie. La historia tiene lugar en el ficticio hospital de St. Aidan’s en la zona rural de Yorkshire. St. Aidan’s fue fundado en el siglo XIX por la familia Middleditch que dejó dos requisitos: que el hospital se mantuviese solo de la caridad privada y que un miembro de la familia siempre estuviese a cargo.



Ahora a mediados de los Sesenta, este rol ha caído en manos de T.J. Middleditch un afable solterón, muy bueno en eso de recaudar donativos, pero los tiempos han cambiado. MIddleditch a veces se siente superado por la falta de recursos y personal médico, lo que lo deja en las manos de Ken, pillo profesional y rey del nepotismo. Ken está a cargo de las reparaciones y logísticas del hospital y sabe conseguir de todo, aunque sea de manera ilegal y el producto no sea de buena calidad. Además, ha colocado a miembros de su innumerable familia en puestos en St. Aidan’s o recurre a ellos si necesita algo.

Para colmo, las autoridades médicas no ven con buenos ojos el manejo del dispensario y buscan cerrarlo. Antes infiltran al siniestro Mr. Harper para que investigue el desorden que pasa por management. El humor de la novela se cifra en el conflicto Ken-Harper y las intromisiones de este último. El pathos lo proporciona los casos médicos, los romances del personal,  y las vidas privadas de los pacientes y sus médicos.



Sorprende el buen equilibrio entre lo serio y lo jocoso, y lo mucho que se puede hacer con poco. Gran uso del paisaje, espacios interiores reducidos, muchas veces se usa el mismo vestuario de temporada y el magnífico soundtrack está compuesto del hit parade de fines de Los Sesenta. El resultado es más optimo que en otras series de mayor presupuesto.

Estoy viendo también London Hospital (o Casualty 1906) basada en crónicas reales del hospital más antiguo de Londres. Abrimos en 1906 en lo que pasaría por ER.  Es un East End más duro que el que vemos en Call the Midwife con obreros suicidas, amas de casa muriendo a causa de abortos mal hechos, judíos anarquistas apaleados por la policía, y niños por doquier, niños con difteria, niños raquíticos, niños mordidos por ratas. El mayor problema son las infecciones en una época donde todavía no existían los antibióticos. El mayor logro: los rayos X a pesar de que la radiación ya le ha costado los dedos al radiólogo pionero Mr. Ernest Wilson  (un personaje real).



Para menos patetismo, aunque también emotiva me voy a la campiña escocesa con el Dr. Finlay (Tubi).  Recién retornado de la Segunda Guerra Mundial, Henry Finley descubre que su novia se ha enredado con un soldado yanqui, que su jefe el Dr. Cameron piensa retirarse dejándole la práctica, pero que deberá compartirla con el imberbe y odioso Dr. Neil. Aunque Finlay y su nuevo colega llegan a un término medio de tolerancia,  la inexperiencia de Neil acoplada a su actitud de que lo nuevo es lo mejor,  provocará muchos conflictos en un espacio que todavía no se recupera de las pérdidas de la guerra.


MIERCOLES

He dedicado la mitad de la semana a un género que ha decaído horriblemente. Por más de medio siglo los ingleses fueron maestros en la ficción de espionaje en la Guerra Fría, tanto en libros como cine y televisión. Pero desde hace unos cinco años, las series de espionaje británicas (las únicas que cuentan) dejan tanto que desear que es penoso verlas. Ese es el caso de Traitors (Netflix), SpyCity (AMC+ o Sundance Now)  y Summer of Rockets (Roku) que estoy siguiendo los miércoles. El tema amerita una nota más larga que prometo ( D-s mediante) para un par de semanas más.

JUEVES

Me he prometido por principio y solidaridad con el pueblo ruso, y seamos sinceros,  porque son exce-len-tes, no privarme de las series rusas. Pero por principio y solidaridad con el pueblo ucraniano, no haré reseñas individuales. Tubi ha traído este verano la primera temporada de Iván el Terrible. Ahora tienen una trilogía informal de la historia renacentista rusa con Sophia, El Terrible y las dos temporada de Godunov. Sophia es un poco aburrida, pero el blanqueamiento de Iván, uno de los ‘Monstruos” de la historia europea,  es fascinante y la serie muy bien filmada y actuada.



Parece que aprendieron de las críticas que le llovieron a Godunov que la antecedió. Lo malo es que me he quedado con ganas de saber más de la historia de Rusia por lo que me puse a ver Godunov. Realmente tiene problemas graves de producción y no el menor el desorden de las pistas de sonido. Los diálogos no concuerdan con los subtítulos ni con los movimientos de labios de los actores. Tengo que concentrarme en los subtítulos y no mirar la cara de los personajes. Espero que este problema no haya afeado la segunda temporada.



Lo extraordinario de estas sagas históricas es como entroncan con “la historia occidental”. En este año en que el Renacimiento se hace presente en el period piece con Leonardo, The Serpent Queen y Becoming Elizabeth resulta fascinante saber que Iván ya había establecido contacto con la corte del Reyecito Eduardo VI y que había aprendido inglés para comunicarse con los enviados británicos. En Godunov en cambio vemos a la corte moscovita en tratos con su equivalente isabelina.

VIERNES

El día dedicado a los misterios históricos. Espérense una nota sobre ellos. Estoy viendo de nuevo las dos temporadas de Vienna Blood, y las últimas temporadas de Miss Phryne Fischer,  pero también estoy siguiendo una serie policial WPC 56 (en Freevie) que dramatiza la trayectoria de la primera mujer policía en un pueblo cercano a Birmingham a fines de Los Cincuenta. Lo interesante no es ver como Gina Dawson lucha contra prejuicios machistas. Eso lo hemos visto en otras series. Lo fascinante en este caso, es que tras dos temporadas intentando ser parte del equipo, la policía debe pedir su traslado. La han vencido sus propias fragilidades femeninas y ya no tiene cabida en su sitio de trabajo. Es tan original que estoy pensando hacerle una nota aparte.



SABADO

Lo he dedicado a mi pasión, la Segunda Guerra Mundial. Estoy viendo por quinta vez El tiempo entre costuras, enfocándome más en Rosalinda Fox que, en Sira Quiroga. Estoy viendo por segunda vez Madame K y saboreando cada escena como si fueran viñetas, los vestidos, el decorado, la música, la belleza de las actrices, los diálogos,  todo es un homenaje a la elegancia en esta serie estoniana .Tanto que a ratos me olvido de que se trata de un prostíbulo y que son prostitutas. Cuanto más la veo más añoro que Walter Presents nos traiga la segunda temporada.

Pero la culminación de mis sábados es una excelente serie bielorrusa del 2015. Aun siendo una friki de la historia del Tercer Reich y el Holocausto se me había escapado el nombre de Wilhelm Kube (Kraube en la serie). Kube/Kraube era el Gauleiter (Gobernador) de la Bielorrusia ocupada. Kube y Reinhard Heydrich son los únicos jerarcas nazis que murieron en atentados de la resistencia.

                                   El verdadero Wilhelm Kube

 Un enigmático personaje este Kube que, en su momento,  llegó a representar un bochorno para sus colegas en la alta esfera de nazistas y la SS encabezada por el siniestro Himmler. Kube,  además de mujeriego y semi alcohólico, sentía un especial vínculo con sus “subditos” puesto que creía que fomentar el nacionalismo bielorruso los haría más dóciles a los designios nazis y rechazaba las ejecuciones de rehenes que creía solo predisponían a los habitantes locales a odiar a los alemanes y a ayudar a las guerrillas.



Para colmo,  Kube, aunque ferviente antisemita, consideraba que matar a los judos era desperdiciar una útil mano de obra esclava, y deseaba eximir del exterminio a los judíos alemanes (muchos de los cuales habían acabado en el ghetto de Minsk que estaba en territorio bajo jurisdicción del Gauleiter) Sobre todo buscaba proteger a los que habían peleado en el bando alemán durante la Gran Guerra. Como dijo Himmler al enterarse de la muerte de Kube: “Fue una bendición”. El Gauleiter de no haber muerto hubiese acabado en un campo de concentración.




Otro detalle misterioso del caso es que Kube había sobrevivido a varios atentados. La vigilancia alrededor de su casa y su familia estaba más que reforzada. Sin embargo, murió a causa de una bomba que su criada, una bielorrusa llamada Yelena Mazanik puso bajo la cama.  Muchos,  entre ellos la viuda de Kube, sospecharon que se trataba de un contubernio entre las SS y los partisanos.

                                        Yelena Mazianik en la vida real...
                            Y en la serie

Hunting the Gauleiter/ Cazando al Gauleiter se las arregla para definir esa contradictoria personalidad (muy buena actuación de Uve Jelliken) y aunque a veces caiga en la caricatura también se expresa su dimensionalidad que supera al acartonado retrato de los alemanes como cerdos villanos irredimibles. A pesar de que la serie es ambigua en la participación nazi en el atentado, deja clara la mala relación entre Kraube y su subalterno el aristocrático von Gottberg,  jefe de las SS.



La serie ha echado mano de un recurso dramático, el triángulo amoroso. Así se convierte el hecho histórico en trasfondo de la conspiración fraguada por la partisana Maria Ossipova y Mazanik (ahora llamada Galina Pomazan) y que acaba con ambas recibiendo medallas de la Unión Soviética por la ejecución de un líder fascista cuando la realidad es que el atentado se basó en intereses personales.



La serie es un placer para los sentidos. Hasta la banda sonora es emotiva e intensa. La dirección puede ser un poco torpe en los espacios urbanos, pero descuella en su retrato del paisaje bielorruso. Las actuaciones son desiguales, pero destacan en talento y belleza las protagonistas. Maria Arkhipova parece una Leticia Calderón joven,  y Anastasya Zavorotnyuk es una Hedy Lamarr con ojos oscuros.



El libreto logra sacar lo mejor de esos personajes. Contrasta Maria,  abogado, mujer instruida y ferviente comunista,  cuyo fanatismo choca con sus celos de mujer enamorada con la generosidad ingenua de Galina, una simple camarera, que se ve orillada,  por defender al hombre que ama,  a  cometer lo que para ella es un crimen.



La mayoría de los personajes están bien desarrollados. Los partisanos pueden ser despiadados fanáticos y los colaboracionistas,  gente simple que solo quiere sobrevivir. Los judíos superan su rol de víctimas buenistas,  y Kraube nos permite un atisbo de la mentalidad nazi detrás del uniforme y el manual propagandístico. Si me he detenido tanto en esta serie no es solo porque la amerita sino porque además está en YouTube con subtítulos en inglés y en castellano.

DOMINGO

El último día de la semana lo he dedicado a historias que tienen lugar en el Renacimiento. Acabada Becoming Elizabeth y en la espera de The Serpent Queen, me ha llegado Leonardo, la serie de la RAI sobre una ficticia acusación de asesinato que le cayó encima al Maestro Da Vinci.



Aunque haré una reseña, ha sido tremenda decepción y una tarea titánica verla. ¡Qué mal hecha está! Tan mal hecha que me he puesto a ver Queens, otro intento de mostrarnos la rivalidad entre María Estuardo y su prima Chabelita. A pesar de que siguen con ese juego de inventarnos encuentros nunca habidos entre esas reinas, y a pesar de que las actuaciones dejan mucho que desear, es más presentable que Leonardo.



Si hablamos de malos actores, donde se les puede apreciar más es en la magníficaexcepto en talento actoralCarlos , Rey Emperador. Aunque no está completa, RTVE tiene clips de un cuarto de hora,  cada uno contiene lo mejor de cada episodio. ¡Qué gran historia,  que gran rey! El drama además nos permite asomarnos a la disoluta corte francesa con ese Francisco I que se la pasaba en la cama, y el desorden de los Tudor en Inglaterra, con un emotivo retrato de la pobre Bloody Mary.







Para contrarrestar,  estoy viendo un docudrama en PBS sobre Los Bolena, ya les hablaré más de ese, pero también para contrarrestar las toxinas de Leonardo, me enfilé a lo mejor que se haya hecho en este siglo sobre el siglo XV, me refiero a Los Borgia, magna opus de Neil Jordan.

No sé qué es lo que más resalta en este trabajo tan primoroso que siento que incluso supera a Los Tudor de Michael Hirst que ya es mucho decir. ¿Es el impresionante elenco? ¿La fastuosidad de vestuario y decorado?  ¿la inmensidad psicológica de sus personajes? Es todo eso y más, y me impulsa a escribir sobre esta serie y como supera a otras historias sobre las turbulencias del Renacimiento, pero en tres palabras lo mejor de Los Borgia: una cuidadosa atmosfera de época que abarca todo desde el idioma hasta la manera de pensar de los personajes; la humanidad de estos que nos inspira a quererlos a pesar de ellos mismos y la expansión del Juego de Tronos del Papado que nos permite conocer a personajes fuera de Roma como Savoranola, Caterina Sforza y Carlos VIII de Francia.



Así es como sobrevivo mis días, mis achaques,  mis crisis domésticas y conflictos existenciales. Desde que tengo uso de razón que amo los cuentos de hadas y el streaming sigue proporcionándomelos. Son mi mecanismo de sobrevivencia y me imagino que, para venir a leerme, deben tener también importancia para ustedes. Cuéntenme cuales de estas series han visto, cuales les gustaría ver.  Y mejor aún, compartan conmigo que cuentos de hadas los han entretenido este verano.