martes, 31 de diciembre de 2019

Baby, Elite y el legado de Gossip Girl: Series Juveniles en la Era de Greta



Esta serie de entradas nacen de tres inquietudes. Desde antes de venir a USA planeaba un examen de las series de televisión juveniles y como habían variado con el tiempo. Mi nueva fascinación con “Gossip Girl” me llevó al encuentro de un par de series europeas que acusan la influencia de la mencionada fabula de nene pobre y nenas ricas en la Manhattan del Tercer Milenio. Finalmente, me queda la interrogante de si quizás las rebeldías, el ausentismo escolar y la manipulación que nos ofrece Greta Thunberg son menos malos que esa cultura de drogas, alcohol, y bullying que fomentan estas series dirigidas a la juventud.

¡Pobre Greta! Ser elegida Persona del Año no le ha granjeado mucho cariño. Hasta el presidente Trump le ha tuiteado que se vaya al cine con una amiga para calmarse. Greta tiene millones de seguidores, ¿pero tendrá amigos?  Su manera de militar con mensajes entre soberbios e incoherentes, su rebeldía ante cualquier forma de autoridad y su agresivo nivel de discurso no la hacen muy simpática. Sobre todo, porque muchos jóvenes han transformado su angst adolescente en un seguimiento ciego de Greta que predica que la escuela no es necesaria, que los padres pueden ser manipulados y que los políticos (menos los de la China. Gretita nunca ataca al país que mayormente contamina el mundo) deben ser llevados al paredón de fusilamiento.

Sin embargo, si les quitamos a los jóvenes modelos como Greta, que abraza causas justas como el anti-consumismo y la protección del medio ambiente, ¿dónde van a encontrarlos?  Ciertamente no en el mundo mediático y menos en los programas supuestamente dirigidos a un público juvenil.

Los Peligros del Upper East Side
 El revuelo que ha provocado el reboot de “Gossip Girl” me llevó a verme enteras las seis temporadas. En otro sitio hablé de los méritos de la serie de Times Warner, eso no quita que su trama posea graves fallas como la fomentación del acoso escolar, la glorificación del violador, y la incentivación de conductas como la práctica desenfrenada del sexo seguro o inseguro y el consumo desmesurado de alcohol y drogas.

“Gossip Girl” ha sentado catedra. Me encuentro con esas mismas fallas (y ninguno de sus méritos) en series del otro lado del Atlántico como la española “Elite” y la italiana “Baby”. Aunque ambas son buenísimas, uno se pregunta qué mensaje pretenden impartir.

“Gossip Girl” tiene lugar en la exclusiva Constance Billard una escuela de chicas que va aparejada a la igualmente prestigiosa St. Jude donde estudian los varones de la serie. La idea es que estos centros preparen el camino de sus mejores alumnos para ir a las universidades de la Ivy League (mi escuela elite U.N.I. S. tenía un programa, el International Baccalaureate, que te permitía postular a Oxford, Cambridge  y a la Sorbona).

Es por esa razón que el rockero fracasado Rufus Humphrey (Matthew Settle) se gasta lo que no tiene para enviar a sus hijos Dan (Penn Badgley) y Jenny (Taylor Momsen) a esos espacios aventajados. Ahí Dan y Jenny conocerán el bullying y la humillación sistemáticos. Para salir del anonimato y compartir este paraíso lleno de serpientes ambos buscarán caminos tortuosos.
La Feliz Familia Humphrey

Jenny acabará siendo expulsada del paraíso por Blair Waldorf (Leighton Meester), una jovencita insegura que adquiere confianza gracias su titilo de Queen Bee que le permite sentar normas en su escuela y controlar y abusar de sus compañeras. Dan, luego que su corazón es destrozado por la confundida y promiscua It Girl, Serena van der Woodsen (y también por Blair) descubrirá un modo cruel, pero novedoso, de bajar de sus pedestales a todos estos ídolos de barro que pululan por el mundo de “Gossip Girl”.

Ídolos como el vacuo Nate Archibald (Nace Crawford), cuyo único mérito parece residir en su físico que atrae a mujeres de todas las edades; y el peligroso Chuck Bass (Ed Westwick) que, a los dieciséis años, consume con la misma velocidad y apetito tanto drogas como mujeres y que ya en el primer episodio se revela como un cuasi violador. Ni hablar de la demente Georgina (Michelle Trachtberger) que merece más ir a un psiquiátrico que a la escuela.

También conoceremos a los padres, casi tan nefarios como sus hijos. Lily van der Woodsen (Kelly Rutherford), bella, refinada pero tan implacable que ha enviado a la cárcel a un hombre inocente acusándolo de haber violado a su hija. Su exmarido, el Dr. Van der Woodsen (William Baldwin), un médico sin fronteras que inventa un cáncer para destruir el nuevo matrimonio de su exmujer.
Lily se casó con Bart. La unión de dos padres terribles

Padre de Chuck, es Bart Bass (Robert John Burke) el villano y estafador genio de la construcción y de la industria hotelera. Al lado de él, el drogadicto y estafador Capitán Archibald, padre de Nate, es un alumno de kindergarten. Y no podemos olvidar a la exigente y dominante Eleanor Waldorf (Margaret Colin) que controla a su hija con la misma mano de hierro con la que trata las modelos y modistas que conforman su imperio de la moda.

Debido a que “Gossip Girl” duró seis temporadas, la serie siguió los pasos de los alumnos después de su graduación, a través de sus breves carreras universitarias, y sus búsquedas de oficio en el mundo adulto. Baby” y “Elite”, con solo dos temporadas, se concentran en la etapa de colegialespor supuesto en acreditadas escuelas privadasde los protagonistas.

Prostitutas y Vendedores de Droga
La italiana “Baby” tiene lugar en Collodi, una afamada secundaria romana. Ahí llega Damiano Younes (Riccardo Mandolini) que, a pesar de ser hijo de un embajador de un país árabe, es tan despreciado y mirado con desconfianza como lo era Dan Humphrey en “Gossip Girl”. Es que todos saben que Damiano es ilegitimo, que se crió con su madre en un barrio pobre de Roma, y que, al morir en ella, fue reconocido y recogido por su padre biológico, un hombre que ha formado otra familia.

Damiano es antisocial, no se deja controlar por reglas escolares, y comete el gran gaffe de comenzar a vender marihuana en su clase lo que lo molesta otros vendedores de la escuela, los esnobs Niccolo (Lorenzo Zurzolo) y Brando (Mirko Trovato) que son peores que Nate y sin el cache de Chuck Bass. Damiano, cada vez más alienado de su familia, se mete en un negocio de droga mayor con Fiore (Giuseppe Maggio) y su primo Saverio (Paolo Calabresi). Es ahí que descubre que la otra paria de su scuola también trabaja para ellos, pero en el negocio de escorts/Call Girls.
Damiano

Ludovica (Alice Pagani) es el personaje que más lástima me inspira. Sus padres también creyeron, como Rufus Humphrey, que una educación elite le abriría las vías del éxito a su hija. Ludovica detesta la escuela y está la detesta ella. Como en “Gossip Girl”, su estatus de nueva/clase media la lleva a pasar humillaciones relacionadas con videos.

 Estas series nos muestran cuan fácil es practicar el bullying cibernético en eras de redes sociales. Un video de Ludo teniendo sexo oral con Brando circula por Collodi y la reputación de la chica queda arruinada. Las madres prohíben a las hijas juntarse con la paria.
Ludo y Chiara la amistad de dos Call Girls

Ludo enfrenta otros problemas. Sus padres se divorcian. El padre se casa otra vez y no quiere pagar la colegiatura de Ludovica. La madre se gasta lo poco que gana con chulos. Ludo, que por fin ha conseguido una amiga, no quiere que la expulsen por no pagar. Su única solución es dedicarse al negocio de las señoritas de alterne.

En ese negocio entra Chiara (Benedetta Porcareli), mejor amiga de Ludo, que también tiene problemas con sus padres y como Serena de “Gossip Girl”, ha caído en desgracia luego que se hizo público que se acostaba con Niccolo, novio oficial de una compañera, y hermano de Camila, la otrora mejor amiga de Chiara.

Gossip Girl a la Española
Como ven, y a pesar de que está inspirada en hechos reales, “Baby” le debe mucho en términos de libreto a “Gossip Girl” aunque carezca del humor, chic y extraordinaria escenografía de la serie de Times Warner. El caso de “Elite” es diferente, aunque se la ha llamado “Gossip Girl a la española”. Ciertamente es más oscura, más realista, más diversa, ¿más española? Juzguen ustedes.

En la San Esteban, una escuelita de barrio ocurre un derrumbe. Hay heridos, hay que evacuar a los estudiantes, un caos. Todo apunta que la culpable es la Constructora Nuniez S.A. Para sacarse de encima la investigación y el ostracismo social, a Ventura Nuniez (Ramón Esquinas) se le ocurre pagar las becas de tres alumnos de la San Esteban que les permitirá estudiar en Las Encinas, colegio de elite donde van los hijos del constructor y donde se preparan “los líderes del mañana”.

Los afortunados son el loquillo Cristian (Miguel Hernán), un irreverente y extrovertido marginal que ha venido a Las Encinas a buscar esposa rica porque ahí “¡las pibitas mean colonia!”. El otro es el esforzado y discreto Samuel (Itzan Escamilla) que podría calificar como el Dan Humphrey de Las Encinas si Dan fuese hijo de madre soltera tarotista y tuviese un hermano preso. Como Dan, Samuel le hace al camarero para poner plata en su bolsillo y se enamora de Marina Nuniez (María Pedroza), que pudo ser la “It Girl” de Las Encinas hasta que la contagiaron de SIDA. ¿No les dije que “Elite” era muy novedosa?

La última becada es la más interesante. Una Hermione Granger étnica sin más magia que su aplicación en los estudios y su capacidad de observar y reconocer las fallas de la escuela, de una clase social vacía y de Occidente. Nadia Shanaa (Mina El Hamanni) es palestina, criada en España, pero todavía reza cinco veces al día mirando hacia La Meca. Eso no quita que sea la única del trio que ve en Las Encinas una oportunidad para cumplir sus sueños de algún día trabajar para la ONU como diplomática o traductora.
Nadia

Solo que, como Doña Inés, Nadia verá su virtud, fe y valores tambalear ante Guzmán Nunies (Jaime Bernandeau), que, aunque parezca ser el Don Juan de la escuela (y el Valmont empujado a seducir a la virginal morita por su amante), tiene más decencia y corazón que todos sus compañeros, maestros y de Las Encinas.

Darío Moreno y Carlos Navarro (director de “Física o Química”) le han entrado al tropo de la escuela elite, pero para variar han combinado la fábula de “Gossip Girl” con un esquema a lo “How to Get Away with Murder”. Desde el primer episodio nos queda claro que la trama es una serie de flashbacks, que ha ocurrido un asesinato dentro de Las Encinas, que un personaje importante ha muerto y que todos los alumnos son sospechosos. Eso le aporta una oscuridad y un realismo al tema que trasciende los parámetros de la serie juvenil.



Aunque me estoy gozando estas series, casi tanto como “Gossip Girl”, mi ojo de vieja nota algunas pautas de comportamiento que parecen sentar modelos que no deberían ser emulados.  A diferencia de “Beverly Hills 90210” que fue la madre del drama juvenil, aquí no hay critica ni del bully, ni del violador, ni siquiera del uso de drogas, más bien se les glamoriza. Al final me deja pensando si tal vez no será mejor para los jóvenes enarbolar la bandera de Greta, no ir mas a la escuela, y convertirse en la voz de la conciencia de quienes destruyen el medioambiente.

En mis próximos blogs hablaremos más sobre estas series. Veremos si es verdad que ir a una escuela exclusiva ayuda a ser una persona exitosa; revisaremos los mensajes retorcidos de estas series tales como la glorificación de prostitutas adolescentes y de los vendedores de drogas; y sondearemos el concepto del poder femenino encerrado en jovencitas manipuladoras, misóginas e imitadoras de la Marquesa de Merteuil.

¿Han visto “Elite” o Baby”?  ¿Qué les parecen? ¿En que son o no son parecidas a Gossip Girl”?


martes, 24 de diciembre de 2019

Felipe en la Edad del Climaterio: The Crown 3x05 y 3x07



En mi entrada anterior señalé el fastidio que Peter Morgan siente por los Battenberg, pero de todos ellos el que más detesta es el Príncipe Consorte. En la primera temporada de “The Crown”, nos lo mostró como un vividor infiel; en la segunda,  Felipe, fue un padre brutal; y ahora nos presenta un fardo inútil que frenéticamente busca encontrarle relevancia a su rol.

La Conspiración de Morgan contra el Duque de Edimburgo
Después de la publicación de su libro The Crown Dissected, Hugo Vickers se ha atrevido a atacar el programa frontalmente en este artículo en The Daily Mirror. La preocupación del experto en realeza y semi oficial biógrafo de la Familia Real es que el programa presente velados mensajes antimonárquicos. Ni tan velados, Don Hugo.

Vickers nota la agenda republicana en dos factores, uno es la cantidad de patrañas que incluye el programa. Alarmante es que, según el biógrafo, han aparecido nuevos documentales que se apoyan en “The Crown” como fuente de autoridad. Mayor razón para desconfiar de los documentalistas cuya pereza mental con esto queda confirmada.

El otro factor es que, en la serie, aparte de Isabel, no parece haber en la Familia Real nadie competente ni digno de confianza. Como dice Vickers,  queda la impresión que una vez muerta la reina, nadie podrá llenar sus zapatos y será hora de proclamar la república. Como saben, hace rato que me quejo del anti-monarquismo y de las engañifas de Morgan, pero donde más claro se nota su siniestro plan es en lo que respecta Felipe.

Tras exponerlo como mal marido, mal padre y un inútil descontento con todo, ahora ya en su vejez nos lo presentan como alguien que necesita un empleo, un hobby, algo que no lo haga sentir tan anónimo. Por eso en “Bubbikins” lo vemos enfrascado en un documental sobre la Familia Real. Toda la génesis de documental “Familia Real” (Royal Family) es descrita como grotesca.

Según “The Crown”, en 1967, el Duque de Edimburgo hace el loco en “Meet the Press”, un programa de televisión estadounidense. Esto se entrecruza con la negativa del gobierno laborista de subirle la mesada a los Windsor-Mountbatten. A Felipe se le ocurre la brillante idea de que si pueden demostrar lo arduamente que trabajan se vería con buenos ojos lo del aumento de sueldo.

La idea del Duque es filmar un documental sobre la familia real así en famille, sin tapujos, como si fuera un reality show. El único que cree que es una gran idea es el pobre Príncipe Consorte. Su mayor crítica es Ana, su hija predilecta. No sabemos lo que opinan los otros hijos porque no aparecen en el documental.

Felipe está tan obsesionado con el documental que se niega a rescatar a su madre en peligro de la Junta de Coroneles que ha tomado el poder en Grecia. Por supuesto que el documental es un fracaso. La prensa lo hace pedazos, sobre todo John Armstrong un joven periodista de The Gurdián (¿cuándo no?) Interpretado por Colin “Merlín” Morgan, Armstrong ha estado escribiendo lapidarios reportes sobre Los Royals desde que Felipe metiera la pata em “Meet the Press”.

El Duque toma una medida desesperada y concierta una entrevista entre Armstrong y Ana, la más “normal” de la familia. Como si fuera una comedia romántica, Ana envía en su lugar a su sorda y anciana abuela. Alicia se gana a Armstrong con su saga de ovarios achicharrados (cierto) y electroshocks (falso). Conmovido por el artículo, Felipe tiene una epifanía y se acerca a su madre a pedirle perdón. La reina exige que se oculte el documental para que nunca más abochorne a la familia.

El Royal Reality
¿Ok, cual es la verdad?  Felipe estuvo presente en “Meet the Press”, pero eso ocurrió en noviembre de 1969, cinco meses después del debut de “Royal Family” en la BBC. Nunca se planeó usar el documental para demostrar lo trabajadores que eran en esa familia.

La idea no vino de Felipe sino de su primo político, Lord Brabourne (yerno de Dickie Mountbatten. Morgan perdió una excelente oportunidad de convertir esto en otro complot Mountbatten) quien planeó el proyecto junto con William Heseltine, el nuevo secretario de prensa de la casa Real

El plan era  que, en ese mundo radical, contestatario, hippie de 1969, el público viese el lado humano de la Reina Isabel y su familia. A Felipe le encantó la idea, a la reina no tanto, a la Princess Royal no le pareció para nada. Sin embargo, Isabel finalmente aceptó. Se contrató a Richard Cawston para dirigirlo, a Michael Flanders para narrarlo y fue un esfuerzo conjunto de la BBC y la ITV.

El documental cubre los quehaceres de la Familia Real en su vida oficial y en su intimidad, incluyendo el viaje a Chile en noviembre de 1968. En este programa aparecen la soberana, su marido y todos sus hijos, al igual que Margarita y su familia. La Princesa Alicia llevaba más de un año viviendo en casa de su nuera y no apareció porque estaba ya muy delicada de salud.

Se esperaba que el documental fuese un acompañamiento para la investidura del nuevo Príncipe de Gales (que en este capítulo no aparece ni en pintura). La reina vio y aprobó el programa un mes antes de este salir al aire. Ella y su marido solo tuvieron un reparo, una escena en que accidentalmente Carlos golpea a su hermanito con la cuerda de su cello, pero finalmente la incluyeron.

“Royal Family” debutó en las pantallas de la BBC, en versión blanco y negro, el 21 de junio de 1969.  Su sintonía fue altísima al igual que la de su repetición una semana más tarde por ITV (en colores). De ahí pasó a ser transmitida en Australia y en la America angloparlante.

Debido a que fue ofrecida un sábado, The Guardian no se interesó en reseñarla. John Armstrong nunca escribió ningún artículo porque John Armstrong nunca existió. Los pocos periódicos que reseñaron el documental tuvieron reacciones mixtas. The Times lo elogió, pero el crítico de cine, entonces empleado de la BBC, Milton Shulman se quejó de que este programa trivializaba a La Corona.

 En privado, Sir David Attenborough le dio su visión de antropólogo a Richard Cawston:  “Toda la institución depende de su mística y del jefe tribal en su tienda. Si algún miembro de la tribu husmea dentro de la tienda, entonces se daña todo el sistema de liderazgo tribal y la tribu se desintegra”.

El público tuvo reacciones igualmente diferentes. Hubo quienes odiaron el quiebre del protocolo y la desaparición del velo del misterio que envuelve a la realeza (como el Doctor Ernesto Medalla que se horrorizó al descubrir que la reina usa Tupperware).  Otros gozaron con la cercanía a ese mundo privado. Para quienes vimos “Victoria” es parecido a la reacción del pueblo cuando se “liquean” bosquejos que muestran a la reina bañando a sus hijos.

La serie nos dice que todas las reacciones fuero negativas y que la reina ordenó retirar el reality de circulación. Por el contrario, el documental fue tan exhibido que ese año Isabel lo usó como mensaje navideño. “Royal Family” siguió mostrándose completo hasta 1972 en que la reina consideró juicioso guardarlo. Había tenido su momento y había cumplido su propósito. En el futuro habría otras maneras mediáticas para que la Familia Real llegase a su pueblo. A propósito, yo vi varios clips en 1981, cuando para celebrar la boda de Carlos y Lady Di, la PBS los pasó, también una pantomima escrita, actuada y dirigida por El Príncipe de Gales.

Mostrar el documental a) como un fracaso total y b) como un proyecto desatinado que solo puede salir de la afiebrada mente de un Felipe empeñado en demostrar su relevancia es totalmente falso.

Felipe al Borde del Ataque de Nervios
Sin embargo, esa desesperación es un leitmotiv de esta temporada. En “Coup” vemos a Felipe lleno de celos e inseguridades por un viaje de su mujer y Porchey. Como les he dicho, ese viaje no tuvo lugar por lo que me horroriza que haya reseñadores que leen entre líneas y creen que la serie insinúa que el viaje fue una excusa para que Isabel y su caballerizo se revolcaran en el pasto azul de Kentucky. ¿En una serie que nos muestra gente desnuda y encamada, creen que serían tan sutiles para hacernos creer que hay un affaire entre un par de amigos que se la pasan viendo caballos y comiendo?

El caso es que Felipe si lo cree porque según Morgan en ese tiempo Felipe era presa de inseguridades, y tuvo una crisis típica de los que alcanzan el climaterio en que cuestionaba su vida, logros y decisiones. Según la historiadora y biógrafa de la realeza Sally Bedell Smith , dicha en una entrevista telefónica con  la NBC, eso es imposible. “Él siempre ha sido seguro y dotado de confianza en sí mismo”.

 Felipe por entonces no solo tenía muchos hobbies y proyectos, además en 1969 acababa de meterse en uno nuevo en contra de la contaminación ambiental. Estaba demasiado ocupado para andar inmerso en problemas metafísicos. Puede que se haya interesado desde el punto científico-tecnológico en el alunizaje, pero de ahí a volverse un fanboy idolatra…es que dio vergüenza ajena.

Un hombre que peleó una guerra mundial en dos frentes, que desde la infancia conoció gente importante y poderosa, y que ha visitado las junglas de Nueva Guinea y los hielos de la Antártica no puede caer en esas extravagancias de colegiala o groupie. Ni menos creer que el trio de astronautasdos de ellos militares de carrerase hubieran metamorfoseado en dioses nada más que por caminar en la luna.

Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins fueron de visita a Buckingham Palace. Estaban acatarrados, Armstrong tosió en la cara de la reina, Collins se cayó por las escaleras, pero no hubo reunión privada para que Felipe se desilusionara con sus ídolos. Si la hubiese habido, Aldrin le hubiese contado que es el único hombre en el universo que ha comulgado en tierras selenitas. Un presbiteriano devoto, el Coronel Aldrin solicitó permiso de su pastor para portar una hostia al espacio y tomó la comunión una vez que había pisado la luna.
La reina y los astronautas

Todo el episodio fue grotesco desde Felipe arriesgando su vida y la de su copiloto para jugar con su avioncito hasta la arrogancia insolente con la que el Duque se dirige al grupo de clérigos amparados por el Deán Woods. Como dicen los créditos finales, el Príncipe Felipe y el Deán fueron amigos de toda la vida y fundaron juntos La Casa St. George,  un espacio de retiro para pastores en crisis. Solo que tanto la fundación de St. George como la amistad entre ambos individuos data de 1966. Entonces no había necesidad de mostrar que Felipe también sufría de una crisis espiritual nacida de la muerte de su madre y del envejecimiento.
La reina y Robin Woods

Curiosamente hubo un momento en que Felipe tuvo sus problemas con la Iglesia de Inglaterra de la cual su esposa es cabeza. En 1964, tuvo lugar la confirmación del príncipe Carlos. Felipe consideraba que Carlos, de 16 años, era demasiado joven. Carlos no opinaba lo mismo. Por una vez su madre lo apoyó y en su auxilio vino el arzobispo de Canterbury. Para demostrar su descontento, durante la ceremonia, el Duque sostuvo el libro de oraciones en alto como escudándolo de un espectáculo que lo disgustaba. ¿Y después se preguntan de donde Andrés salió tan payaso y Carlos tan teatrero?

Fue Robin Woods, que en ese año había sido nombrado Deán de la Catedral de Windsor,  quien se encargó de ofrecer apoyo espiritual al Príncipe Consorte. Cuando Woods le habló de su proyecto de ofrecer asistencia espiritual a clérigos cansados, Felipe lo vio como parte de un hogar físico. El mismo ayudó a renovar y reconstruir algunos edificios antiguos que todavía existían en total abandono en Windsor. Así se creó la Casa San Jorge. Felipe recaudó fondos para su creación y dio el discurso inaugural en 1966, que género un debate sobre el tema “¿qué espera la nación de sus iglesias?”.

A través de su vida madura, Felipe ha sido guiado por esta fe renovada. Escribió un libro en 1982 sobre el tema (A Question of Balance). En 1986 convocó a un simposio de clérigos de diferentes religiones para reunirse en Asís, bajo la egida de San Francisco, para debatir sobre los vínculos ente la fe y el medioambiente. Las campañas ecológicas emprendidas por el Duque de Edimburgo también nacen de su lado espiritual.

Este aspecto del Príncipe Consorte siempre me ha parecido fantástico, admirable y hasta atractivo, pero entiendo que en el 2019 no se puede incluir en un programa de Netflix. Por eso Morgan, que de espiritual tiene menos que una lombriz solitaria, convierte esta búsqueda de aliento religioso en una manifestación de alguien que ya necesita de Viagra.

jueves, 19 de diciembre de 2019

Esos Fastidiosos Mountbatten: The Crown 3x05



En su afán por demostrar la inutilidad de la monarquía, Morgan encuentra otra cabeza de turco en Lord Mountbatten, a quien, desde la primera temporada, se la tenía jurada. Es verdad que Dickie Mountbatten tuvo conocimiento de un posible golpe de estado el ’67, pero la realidad nuevamente choca con los delirios morganianos. ¿Qué hay de verdad en “Coup” y que motivos tiene Morgan para no querer a los Battemberg, llámense Felipe o Dickie?

Voy a hacer algo diferente esta vez. Voy a comenzar por lo mejor de “Coup”, para seguir con lo que realmente sucedió. De ahí pasaré a una teoría sobre los motivos de Morgan para destruir a cientos personajes que históricamente han sido venerados (la Queen Mom es un gran ejemplo).

Lo Mejor
1)      Obviamente la escena romántica entre Isabel y Felipe al final. Buena idea resucitar a Porchey para que Felipe se ponga un poco celoso, pero (demostrando madurez) enfrenta sus celos de la mejor manera con avances sexuales que la reina recibe muy contenta. Esa escena final de Felipe por el pasillo, con sonrisa de oreja a oreja, hizo que Tobías Menzies se viese como el Duque de Edimburgo en ese entonces, o por lo menos se consiguió un parecido con el Duque que yo recuerdo (su sonrisa era genial).

2)      Charles Dance como Lord Mountbatten. Mas allá de todas las semejanzas con Tywin Lannister, este episodio me recordó porque mi corazón se iba en taquicardias por ‘él en Los 80. Ha envejecido muy bien. Y su actuación estuvo fantástica. Muchos ya lo quieren interpretando a Felipe en la recta final de “The Crown”.

3)      The Road to Mandalay esa escena de Lord Mountbatten en la Asociación de la Estrella de Birmania (Burma Star) me conmovió. Soy un poco sentimental con estos encuentros de viejos soldados. El tema de los veteranos es siempre tema de hoy y la Campaña de Birmania, tremenda de sangrienta, es uno de los episodios olvidados de la segunda Guerra Mundial. Pocos saben que fue el gran momento de gloria de Lord Mountbatten (cuyo título nobiliario fue Conde Mountbatten de Birmania), que duró dos años comenzando en el Arakan, en la frontera hindú, hasta llegar a Rangún. Ahí incluso pelearon chinos y estadounidenses (como el padre de Steven Spielberg) y murieron soldados de todos los colores y clases sociales (como el Marqués de Duferin y Ava). También me conmueve siempre escuchar a Kipling. Después de Yeats es mi poeta favorito en idioma inglés, y hoy está tan despreciado como Margaret Mitchell por la Policía de la Corrección Política.


Dickie Mountbatten y el Famoso ‘Golpe de Estado
Los gobiernos de Harold Wilson fueron tremendamente impopulares. A pesar de sus muchos logros sociales su política económica incomodó a diversas facciones. Tanto derecha como el pueblo lo culpaban de la inflación, del alza de impuestos, de la devaluación de la moneda, etc. Durante ese tiempo, hubo muchas protestas públicas y, según el primer ministro, varios complots para sacarlo del poder.

A pesar de que Wilson sospechaba que sus enemigos estaban en MI5 donde se creía a pie juntillas que el primer ministro era agente soviético, a la histérica de Marcia Williams (secretaria política y posible amante de Wilson) se le había metido en la cabeza que el complot vendría liderado por Dickie Mountbatten. Cada vez que le venía una pataleta a la futura Lady Falkander (muy socialista, pero luchó con uñas y dientes para que la hicieran baronesa) corría a contarles a los periodistas de sus sospechas. Por eso esta conspiración era de dominio público.
Sinead Matthews como Marcia Williams

Esta es la versión pública y oficial basada en lo contado por Hugo Cudlipp, un periodista gales y editor del Daily Mirror. En su libro Walking on Water, escrito tres años antes del asesinato de Mountbatten, Cudlipp narra como Cecil King dueño del Daily Mirror comenzó a planear un coup en contra de Wilson.

King deseaba que el movimiento fuese liderado por una figura carismática y reconocida como la de Lord Mountbatten. El primer acercamiento fue en la Asociación de la Estrella de Birmania. Luego, Dickie invitó a Cudlipp a su residencia de Broadlands.

Se decidió que Mountbatten se encontraría con King en determinada fecha para dar una respuesta. Lord Mountbatten llegó a la reunión en compañía de Sir Solly Zuckerman, consejero del gobierno en asuntos científicos. Cuándo King acabó de detallar sus planes, Mountbatten le preguntó a Zuckerman: “¿qué opinas de esto, Solly?” Sir Solly respondió que el plan le parecía “rancia traición”. Que él no quería involucrarse, “Y tu tampoco, Dickie”. Cn eso se dio por terminada cualquier posibilidad de que Lord Mountbatten participase en este endeble coup d’etat.
Titular del Daily Mirror en contra de Harold Wilson

Pero cuando el rio suena… En 1997, el ex funcionario de MI5, Peter Wright, en su libro Spycatcher aseguró que existió una conspiración fraguada por MI5 de la cual King era agente y que Mountbatten estuvo involucrado.  Pero en el 2006, la BBC hizo un documental sobre otro supuesto golpe de estado, liderado por Dickie y que casi ocurrió en Los 70 durante el segundo (e igualmente caótico en términos económicos) mandato de Wilson.

Según el documental “The Plot Against Harold Wilson”, este complot estaba compuesto por funcionarios de MI5, oficiales de las fuerzas armadas y “ejércitos privados”.  Este documental combinado con los ataques histéricos de Marcia William que cuando el ejercito ocupó Heathrow en 1974, por miedo a un ataque del IRA, lo percibió como un ensayo del coup, ayudó a despertar de nuevo estos rumores.

Tanto rumor demandó la aparición de una historia oficial sobre MI5. Publicada en el 2006, The Defense of the Realm de Christopher Andrew, condensa el resultado de investigaciones oficiales (secretas) y demuestra que tal conspiración nunca fue algo concreto sino un plan descabellado de algunos malcontentos en la agencia, gente de extrema derecha como Peter Wright que además era rencoroso, vengativo y malicioso.

Sin embargo, en su cacareada biografía de Dickie, The Mountbatten, Their Lives and Loves, publicada este año, Andrew Lownie resucita viejos mitos sobre Mountbatten como su pedofilia (que puede ser cierto) y su afición a las conspiraciones. Lo chistoso es que para afirmar lo último no aporta ninguna prueba. Nos sale conque todo el material referente al golpe de estado “ha desaparecido”. ¿No será que nunca existió?

Peter Morgan le compró la pomada a Lownie para crear un espectáculo alrededor de la figura de Mountbatten, al que, sin embargo, no deja tan mal parado. Como siempre su cuento se basa en verdades escritas en papel mojado y agujereado.

¿Héroe o Villano?
Yo crecí con una imagen quizás tan frágil como la de la serie de Dickie Mountbatten como un gran héroe, el hombre obligado a encargarse de una India que ya no quería seguir siendo La Joya de la Corona; el apto estratega de la Campaña de Birmania; y, por supuesto, el valeroso marino interpretado por Sir Noel Coward en “In Which We Serve”. Por eso lloré cuando supe que había muerto asesinado.
Sir Noel Coward en "In Which We Serve" 

Para los 90, la visión de Dickie Mountbatten era menos rosácea. Los canadienses lo acusaban de haber orquestado el trágico y fallido Desembarco de Dieppe; los conservadores lo acusaban de haber perdido la India; Philip Zeigler en su biografía fue el primero en mencionar públicamente la venalidad y posible bisexualidad de Lord Mountbatten (tema que hoy no escandaliza a nadie).
Gillian Armstrong y Hugh Bonneville como Los Mountbatten en "La Casa del Virrey". 

El consenso era que Dickie había sido ambicioso, mentiroso, vanidoso y tan retorcido que El Mariscal de Campo Sir Gerald Temple le espetó en la cara “¡Dickie, eres tan retorcido que si te tragas un clavo cagas un sacacorchos!” Aun así, no creo que estuviese tan involucrado en conspiraciones como lo pinta “The Crown”.

Por empezar, Dickie Mountbatten tenía fama de liberal y progresista.  Segundo, él tenía claro que este complot era traición. En “The Crown” nos hacen creer que su participación en el golpe sería por venganza puesto que Wilson lo despidió. Hacía dos años que Dickie se había retirado y por su propio pie.  ¿Y que eso de “convencer a la reina”? ¿Por qué ella habría de secundar un plan sin pies ni cabeza? Lo peor es que la serie da a entender que la conspiración estaba en marcha. Algo que nunca sucedió.

Una de las escenas que más me exasperan es la de la llamada de Wilson a la reina en sus vacaciones en Kentucky.  Isabel no pisó un establo estadounidense sino hasta 1969. ¿Luego, porque Wilson iba exigirle que regresara y metiera al Tío Dickie en cintura? ¿Y esa pavada de que el pueblo quiere expulsar a la reina de su trono y solo Wilson lo impide? Aparte de que sonó a chantaje/amenaza, es una burrada.

Todas las noticias indican que la gente está harta de Wilson, no de la reina. A mí me arruinan el mejor día de mi vida con una impertinencia semejante, ya rapidito estoy llamando al Tío Dickie para que le ponga una bala ente los ojos al impertinente socialista.

Después, ¿qué es eso de que el Wilson ha estado protegiendo a Isabel? Si todos los problemas que le caen a la pobre reina y su familia nacen de la Peña Wilson capitaneada por la alocada Marcia Williams. Pero la reina corre a Londres, le lanza un discursete a Mountbatten sobre democracia y termina afirmando que el deber de la Corona es hacer NADA. ¿Queee?

 En el capítulo 3 se criticó a la reina por no hacer NADA respecto a la tragedia de Aperfan. Felipe hizo ese documental chambón para pedir un domingo más gordito porque es mentira que la Familia Real sean unos perezosos que no hacen NADA por el país. Aparte que impedir que ocurra un golpe de estado es hacer ALGO, no es hacer NADA. Quisiera que Morgan organizase sus ideas un poquito.

La Reina manda a Lord Mountbatten a visitar a su hermana (algo que Dickie hizo a menudo hasta la muerte de Alicia). Aunque la conversación es encantadora y sirve para resaltar el talento de Charles Dance y de Jane Lapotaire, está llena de incorreciones que se salen de la personalidad tanto de Alicia como la de su hermano.

No me gusta que digan que los viejos están obsoletos (algunos sí, pero sin generalizar). Me molesta más que sea un viejo el que lo diga. Yo conozco ochenteros agiles de cuerpo y mente y aunque no les aconsejaría planear conspiraciones, me parece justo que se mantengan activos y hagan oír y valer su opinión.

En 1967, Alicia estaba a dos años de su muerte y enferma. Es posible imaginarnos que estaría más interesada en el Otro Mundo que en este. Pero no creo que alguien que aun demente escribía constituciones y que aun a riesgo de su vida, ocultaba fugitivos iba a salir con “¿a quién le importa?”  Menos decírselo a Dickie que a los 67 años todavía se sentía y era relevante.

¡Abajo con los Mountbatten!
Morgan pone en boca de la monja-princesa una palabra muy fea. Mongrel es como se llama en inglés a los perros que no son de raza, lo que en Chile conocemos como “quiltros”. Como no creo en superioridad racial canina (menos en la humana) el término me es ofensivo. “Mongrel” en alemán es mischlinge y los nazis lo usaban para definir a gente con dos abuelos judíos (como Servidora). Luego Alicia insinúa que los Battenberg son gente sin país. Tanto “mongrel” como apátrida son palabras adjudicadas a los judíos por sus enemigos.

Por un lado, es inconcebible que Alicia se expresará en términos tan despectivos de su familia. Segundo tanto ella como su hermano nacieron en Inglaterra, emparentados con la casa Real Británica, hablaron inglés toda la vida. Dickie sirvió honrosamente en la marina británica en dos guerras. ¿Si no eran ingleses, que eran?

Morgan sigue ese juego de temporadas anteriores de demostrar que Felipe de Edimburgo es un elemento foráneo y perturbador en una casa real que ya en si es bastante alemana. Pero el racismo morganiano es aberrante sobre todo viendo que su madre era una católica polaca que huyó del comunismo y su padre un judío alemán que huyó del nazismo. ¿Morgan percibe a sus padres como mongrels y apátridas? ¿Qué es el entonces, que, después de todo, se casó con una princesa austriaca con la que tuvo cinco hijos?

Creo que voy entendiendo lo que busca Morgan. Ya sabemos que es antimonárquico; es evidente que le tiene fastidio a la Reina Isabel y desprecia al Príncipe Consorte. Sin embargo, le apuesta sus chauchas al Príncipe de Gales. Cree que será mejor rey que su madre (WTF?).

Para hacerle la campaña a Carlitos, Morgan debe desasociarlo de todo elemento negativo. Por eso nos lo ha mostrado como la victima de negligencia materna y brutalidad paterna y este año nos lo muestra como el enamorado cuyo corazón es roto por su familia. Como la biografía de Lownie hasta mí me ha convencido que Dickie Mountbatten tenía hábitos pedófilos es necesario borrar esa impresión de toda una vida que Carlos lo veía como su mentor y el abuelo que nunca tuvo.
Príncipe Carlos y el Tío Dickie 

 Pero como siempre, Morgan ejerce la sutileza del elefante, y desemboca en un mensaje ambiguo. En la serie Lord Mountbatten fue un traidor, pero sus motivos eran nobles y legítimos. Un poco como el Duque de Buckingham que Charles Dance interpretó en “Enrique VIII”.

Lo triste es que, si hay pruebas de la pedofilia, pero no de la traición y los Battemberg son tan británicos y patriotas como los Saxe-Coburgo disfrazados de Windsor. Ahora si Morgan no lo cree así... En la próxima entrada veremos cómo ridiculiza a Felipe mostrándolo como un elemento irrelevante y más encima obsesivo. ¿Solo por llamarse Battenberg? Perdón, Mountbatten.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Alicia de Battenberg (II): The Crown 3x04



En mi primera entrada los llevé a conocer a la princesa Alicia de Battemberg desde su cuna hasta sus exiliados 45 años. La dejamos colapsada por tanta experiencia traumática y en manos de sus peores verdugos, la orden inquisitorial de médicos psiquiatras. Ahora conoceremos su ordalía, veremos el largo camino para recuperar su cordura y a su familia y la alabaremos como una benefactora del prójimo.

Taquicardias y Ataques de Pánico
Estando encerrada en Bellevue, un manicomio suizo, a Alicia se le ocurrió redactar un par de documentos. Uno fue una nueva constitución para Grecia. El otro un artículo sobe su vida en el sanatorio que envió al Daily News y que su madre, Victoria, alcanzó a detener. Lo curioso es que ambos trabajos denotaban haber sido redactados por una mente organizada y lógica.

Fue en mayo 1931 que ocurrió un incidente que representó un retroceso en la curación de la paciente. Desde su cirugía, Alicia sufría de fuertes taquicardias. Se le había ocurrido que tenía una seria aflicción cardiaca y que estaba cercana a la muerte. Comenzó a regalar sus posesiones y a expresarse de manera mórbida sobre su cercano final. A pesar de ese comportamiento, se le otorgó permiso para pasar unos días en un hotel de Lucerna con acompañantes.

Estando allá la princesa presentó un cuadro agitado, se puso histérica e intentó lanzarse por un balcón. Esa fue la versión de los hechos que le llegó al Dr. Binswanger. Combinado con la reciente obsesión con la muerte de Alicia, se dedujo que sufría de manías suicidas. Yo no lo veo así.

Alicia fue presa de un ataque de pánico. Yo los he sufrido desde mi menopausia. Mi Ma los sufrió por años después de su histerectomía. El ataque de pánico suele ser provocado por taquicardias y estas por algo tan simple como gases estomacales. Los gases, taquicardias, y ataques de pánico son comunes durante la menopausia y en las mujeres que, como mi madre y Alicia, han sufrido histerectomías. El peor aspecto de un ataque de pánico es que si no se le ataja puede devenir en un ataque similar al asmático cuando los músculos de la garganta se cierran. Yo lo he sufrido y recuerdo a mi madre ante una ventana arañándose la nariz para poder respirar mejor.

Desconociendo estos síntomas, las enfermeras pueden haber aumentado el ataque con sus esfuerzos por calmarlo. El que Alicia hubiese buscado aire en el balcón pudo ser malinterpretado por un intento de suicidio. El hecho es que se le quitaron privilegios, se la vigiló más de cerca y se la creyó más loca que lo que estaba.

Para colmo, ante las exigencias de la princesa de ser dada de alta, el exasperado Binswanger le dijo la verdad. Aunque los médicos la considerasen cuerda no podían darla de alta. Al haber sido internada por su madre, solo Victoria podía liberarla. Este fue un golpe terrible para Alicia quien nunca perdonaría la traición de su madre.

Huida y Liberación
Desde ese momento, Alicia comenzó a tener una relación más reservada con su familia y se instaló en su cabeza un plan de huida. Cuando se le prohibió ir a pasar una temporada con su hija Dolla en Baden y cuando Victoria interceptó una carta de Alicia dirigida al cónsul británico solicitando su ayuda, la princesa decidió cortar por lo sano.

Una noche, simplemente saltó desde su ventana, cayó en un amasijo de flores y emprendió el camino hasta la estación más cercana. Su huida fue impedida cuando estaba a punto de abordar un tren. El Dr. Binswargen que pasaba por una racha de mala salud, se dio por vencido. Le comunicó a Victoria que no se sentía capaz de controlar a una mujer tan intrépida.

Médicos y parientes cercanos a Victoria le aconsejaron encerrar a Alicia en otro manicomio de lujo, en Nyon, donde estuviera internada Zelda Fitzgerald. Por una vez Victoria confió en sus instintos de madre. Tras consultar con la Reina de Italia, envió a su hija a Merano, en el Tirol italiano. El nuevo sitio era muy diferente a Bellevue. No había médicos ni enfermeras de uniforme y Alicia gozaba de mucha más libertad.

No hay que pensar que Alicia era una paciente perfecta o que era cuerda los siete días de la semana. En sus horas más oscuras llegó a abofetear a Binswargen y a hacer trizas las fotos de su nieto mayor. Aun en su periodo de recuperación golpeó a una camarera y había días en que lloraba o se aislaba de la gente. Pero era obvio que, aunque excéntrica, Alicia estaba casi curada. Había que pensar donde se instalaría y con quien.

Alicia tenía respuestas para ambas interrogantes. Tras dos años y medio de encierro, sabía que su familia, avergonzada de ella, la había abandonado. Aunque volvió a ver a sus hijospara entonces Felipe era un extraño para ella y viceversa decidió que nunca más les acarrearía una vergüenza. Como dice Hugo Vickers, Alicia “renunció a su derecho a ser madre”.

Alicia se volvió una princesa errante gravitando de Italia a Suiza (Basilea) y luego a Alemania. A falta de familia tenía nuevos y leales amigos. El Conde von Hardenberg, tesorero de la Familia de Hesse, se convirtió en su administrador financiero y amigo. En Alemania, Alicia hizo amistad con Reinhold Markowitz y su familia. Los Markowitz eran antinazis y algo influyeron en la psiquis de Alicia para convertirla, a diferencia de sus hijas y otros parientes, en alguien que no veía con buenos ojos lo que ocurría en Alemania.

Los 30 fueron una serie de tragedias para la princesa que ante la sorpresa de todos supo sobreponerse a ellas y dar muestras de su entereza y sensatez. La primera fue la terrible muerte de Cecilia y sus hijos en 1935. En otro lado he hablado de las viles mentiras que “The Crown” inventa alrededor de ese hecho. Lo único cierto es que el entierro fue la oportunidad para Alicia de encontrarse con su marido tras casi seis años de separación, solo para constatar que no había ninguna posibilidad de reconciliación.
Andres, Dickie y Alicia segun Morgan

En la serie nos muestran una Alicia confusa que no reconoce a Felipe. Totalmente ridículo, por ese entonces Felipe pasaba mucho tiempo con su madre. En cuanto a la confusión, ante el asombro de su familia, la muerte de Cecilia “curó” a Alicia. Los médicos hablarían de que el shock de perder a su hija y nietos había esclarecido la mente de la paciente.  Además, en Alemania encontró un médico que al tratar sus gases acabó con sus taquicardias y ataques de pánico
En "The Crown" Alicia no reconoce a sus hijo

Nunca más Alicia volvió a mostrar síntomas de desequilibrio. Ni ante la muerte de su hermano, el Marques de Milford Haven ocurrida en 1936, ni por el fallecimiento, provocado por una meningitis, de la pequeña Johanna, la única hija sobreviviente de Cecilia. 

A fines de Los 30, Alicia tenía un objetivo:  retornar a Grecia y ocuparse de que Felipe comenzase a portarse como un príncipe griego. En 1938, Alicia tomó un departamento en Atenas y le escribió a su hijo manifestándole el deseo de que viniese a vivir con ella. Fue Dickie Mountbatten, quien ahora estaba a cargo de su sobrino, el que negó el permiso. Su deseo era que Felipe estudiase en la Academia Naval de Darthmouth.

Aun así, Felipe fue a pasar sus vacaciones de verano con su madre en 1939. Ahí lo encontró la invasión de Polonia y subsecuente declaración de guerra del Reino Unido. Felipe encaraba un dilema. ¿Debía quedarse en la corte griega de la cual era miembro o volver a Inglaterra? La solución le llegó con una orden del Rey Jorge VI de Inglaterra quien le exigió que se incorporara la matina británica en la cual Felipe servía como cadete. Esto implicó otra separación de años entre madre e hijo.

En la Atenas Ocupada
En 1941, Alemania invadió Grecia. La Familia Real huyó a Sudáfrica. Las únicas en permanecer en Atenas fueron Elena, viuda del Príncipe Nicolas de Grecia, y Alicia. Elena, nacida Romanov, no tenía problemas con las nuevas autoridades. A pesar de su sangre alemana, Alicia se sentía inglesa de nacimiento y griega por matrimonio. Cuenta la leyenda que al visitarla un general de la Wehrmacht le preguntó que podía hacer por ella, la resuelta princesa respondió “saque a sus tropas de mi país”.
Elena Vladimirovna, viuda de Nicolás de Grecia

Lo primero que hizo Alicia después de la ocupación, fue preocuparse de su país. Cortados de suministros los atenienses, sobre todo los más pobres, estaban muriéndose de hambre. Alicia se arremangó las mangas y se puso en campaña para alimentarlos.

Creó cocinas populares para servir sopa a los menesterosos. Organizó grupos de enfermeras, recogió niños huérfanos o abandonados. Trabajó con el Comité Vanderbilt que estaba costeando barcos turcos para traer alimentos a Grecia y con la Cruz Roja Americana. Obtuvo permiso de los alemanes para viajar a Suecia con la excusa de visitar a su hermana, la reina Luisa. La verdadera razón era para facilitar la llegada a Grecia de comida y medicina enviadas por la Cruz Roja Griega en el exilio.

En medio de tanta actividad, y de la preocupación por su hermano e hijo (ambos servían en la marina inglesa) Alicia también debía pensar en cómo alimentarse ella. Un club al cual había pertenecido su esposo le enviaba el almuerzo, pero sin alimentos el almuerzo era cada vez más pequeño.

Alicia se mantenía gracias a paquetes de comida que le hacía llegar la Reina Luisa de Suecia y la Reina Helena de Rumania. En 1942, algunos terratenientes amigos le suministraron verduras. Lo cierto es que Alicia bajó 27 libras en el primer año de la ocupación. En una de las pocas cartas que le hizo llegar a su hijo en 1942, le cuenta que de tanto trabajo ha colapsado y ha debido tomar descanso en una granja, pero le asegura que no ha vuelto a subir de peso.

Alicia pudo vivir en relativa tranquilidad los primeros años de la guerra debido a que Atenas quedó bajo la ocupación italiana. Tras la caída del Duce en 1943, Atenas y toda su población estuvieron a merced del ejército alemán, de la Gestapo y de las SS que inmediatamente comenzaron a arrestar judíos. Fue entonces que la familia de Haimakin Cohen decidió buscar la ayuda de la princesa Alice. Cohen, quien había fallecido a comienzos del 43, había sido miembro del parlamento griego y cercano a la familia real. Su muerte había dejado viuda a Rachel (que era ciudadana británica). Ella y sus hijos ahora estaban en peligro.

Alce estaba viviendo en una casa de tres pisos que había pertenecido al rey Jorge. Tenía un par de ciados, además de Popoulos. Ahí es donde invitó a vivir a Rachel y a su hija Tilde. Poco después se les uniría Michel, el más pequeño de la familia. Con ellos amparados, los hijos mayores huyeron a Turquía y de ahí a Egipto donde se unieron a las Fuerzas Griegas Libres. Recientemente Kathy Kacer ha publicado un libro para niños  titulado The Brave Princess and Me (La valiente princesa y yo) escrito desde el punto de vsta de Tilde.
Ilistración de The Brave Princess and Me"


Mucha gente cuando me interroga sobre el Holocausto me pregunta por qué no hubo más rescatistas. Mi respuesta es una de admiración por los muchos que ayudaron a judíos en la Europa Ocupada. La tarea era difícil y peligrosa. Los Nazis castigaban duramente a quienes se atrevían a dar refugio a judíos, o se les ejecutaba inmediatamente o se les enviaban a campos de concentración donde les esperaban muertes más lentas y dolorosas. Ni la nobleza ni la realeza estaban libres del castigo nazi. La Princesa Mafalda, hija del Rey de Italia, murió en Buchenwald, y ni su status diplomático impidió que la millonaria chilena Maria Edwards McClure fuese interrogada y torturada por la Gestapo por esconder niños judíos en Paris.

Para explicar la presencia de Rachel y de sus hijos a los criados, Alicia inventó que la Viuda Cohen era una antigua institutriz de sus hijos, que, aunque suiza, les temía a los alemanes. Aun así, la Gestapo sospechaba de la Princesa y ella recibió muchas visitas molestas durante el año en que ocultó a los Cohen.
Ilustracion de The Brave Princess and Me

Para deshacerse de los agentes, la princesa exageraba su sordera hasta que ellos se marchaban exasperados. Los Cohen recordarían más tarde la hospitalidad de la princesa, su cariño y simpatía. A Alicia, siempre interesada en la religión, le encantaba sostener largas conversaciones con Rachel sobre judaísmo.

 Alicia, nunca sintió que lo que había hecho tenía importancia. Se molestó incluso cuando Jaques Cohen más tarde intentó agradecerle. Nunca habló de lo ocurrido con su familia. Serian Freddy y Michel Cohen, ciudadanos israelíes, quienes harían publica esta asombrosa historia, años más tarde, cuando Alicia ya había fallecido.

En octubre de 1944, los alemanes abandonaron Atenas. Antes, Alicia emprendió un último viaje a Alemania. Sophie, su hija menor, había enviudado. Al buscar refugio con sus suegros, Tiny (como la apodaban), había saltado de la sartén al fuego. La zona de Frankfurt donde Tiny viviría estaba bajo fuerte bombardeo aliado y una bomba incendiaria ultimó a su suegra. Alicia se quedó con su hija embarazada hasta el nacimiento de su nieta Clarissa. Mas tarde le escribiría a su madre que lo vivido bajo las bombas era “peor que el accidente (la muerte de Cecilia)”.

Elena vs Alicia
De regreso a Atenas, Alicia se abocó a sus labores caritativas y a su orfanato. Tras la partida de los alemanes, había estallado una guerra civil en Grecia entre partisanos monarquistas y comunistas. Para Churchill era de gran importancia que Grecia no cayera en la órbita estalinista. Los ingleses bajo el mando del General Scobie se debían encargar de mantener el orden en Atenas y ayudar a la restauración de la corona. También Winston envió a Harold Macmillan a examinar las cosas en la capital griega. Al saberlo, Dickie Mountbatten le pidió a Macmillan que visitase a su hermana.

El Comendador Ray Badilla me ha preguntado si es cierto que Alicia y Elena de Grecia se llevaban mal. Lo cierto es que Elena, hija y hermana de Zares, despreciaba a Alicia por venir de una familia de realeza mínima como eran los Battenberg. Para colmo, la maliciosa Elena le contaba a todo el que quisiera escucharla que su concuñada seguía loca como cabra.
Elena

Macmillan comenzó visitando a Elena y quedó muy impresionado al verla viviendo en un lujo moderado, cubierta de joyas y preocupada por la amenaza comunista. En cambio, lo desilusionó Alicia que vivía en la pobreza, andaba desastrada, y a la que encontró tonta.

Poco después las princesas recibieron la visita de un diplomático francés que elogió la devoción religiosa de Elena quien asistía a misa diaria. En cambio, encontró que Alicia tenía una visión más pragmática (“más germana”) de la religión. Estas injustas comparaciones colorearían por una década la percepción popular de ambas señoras. Por suerte tenemos una visión más ecuánime del Mayor Gerald Green, ayudante del general Scobie, que se convertiría de por vida en amigo de la princesa Alicia.

Green se dio cuenta que la razón por la cual Macmillan tildó de tonta a Alcia fue porque ella no podía leerle los labios debido al tupido bigote del futuro primer ministro. Fue Green quien convenció a Elena de irse a vivir con Alicia que habitaba un barrio más seguro en un momento en que la guerra civil había alcanzado las calles atenienses.

Una noche, Alicia desapareció, regresando después del toque de queda. Como siempre, se había preocupado de los olvidados. En este caso, los policías griegos que se estaban batiendo con los comunistas. Alicia había llenado un carrito de bebé con cigarrillos y golosinas que había repartido entre los policías. Greene estaba tan preocupado que, olvidándose del protocolo, le levantó la voz a la princesa. Esta estaba encantada. “Hacía años que un hombre no me hablaba así” comentó.

Restaurada la monarquía en Grecia, Alicia regresó a Inglaterra a visitar a su madre y hermano, y a atender los asuntos que Andrés había dejado al morir. No vio a su hijo, porque Felipe había sido trasladado a otro teatro bélico, el del Lejano Oriente, pero se conservan cartas intercambiadas entre ambos que evidencian el gran cariño de Alicia por su “Bubbikins”.

Y llegamos a 1947, un año importantísimo en la vida del Duque de Edimburgo. Desde el final de la guerra, Felipe se había instalado en Inglaterra y su madre lo visitaba menudo. Aunque no vivían bajo el mismo techo, pasaban tiempo juntos puesto que Felipe ayudaba a Alicia ordenar y disponer de las muchas cajas ocupadas por las pertenencias del difunto Andrés.


La Suegra de la Reina
Aunque Alicia aprobaba el matrimonio de su único hijo varón, no metió mano en su concertación como la metieron Victoria y Dickie. Sin embargo, estuvo involucrada en los preparativos del compromiso. Alicia retiró de la bóveda del banco sus joyas e hizo que desmontasen varios brillantes para un anillo de compromiso digno de la futura reina de Inglaterra. Fue ella quien diseñó el anillo y encargó la joya a un orfebre parisino.

En la serie nos muestran a la Queen Mom burlándose de la aparición de su consuegra como si fuese alguien ajeno a la familia. En realidad, el rey Jorge pidió consejo a Alicia para organizar la fiesta de compromiso y ella estuvo presente. Para la boda, Alicia viajó desde Grecia con un equipaje cargado de casimires y seda para camisas. Se las enviaban a Felipe como regalo de matrimonio. Con ellas, Alicia mandó confeccionar un guardarropa completo para el novio. La noche antes del matrimonio, Felipe estaba tan nervioso, que el equipaje se lo tuvo que empacar su madre.

Todos estos detalles indican no solo el contacto constante entre madre e hijo sino también lo involucrada que estuvo Alicia en el proceso de las bodas reales. Otra falsedad de “The Crown” es mostrárnosla vestida de monja en la Abadía de Westminster. Alicia no había profesado aún. Ella asistió en un elegante vestido de terciopelo hecho con capas rusas de esas de cola que usaban las princesas cuando eran del linaje de los zares.
Alicia en la boda de su hijo

El único nubarrón en la alegría de Alicia fue que se les prohibió a sus hijas a asistir a la boda de su hermano. Alicia trató de compensar ese desprecio escribiendo una crónica de 25 páginas sobre los hechos para ellas, y de invitarlas por separado a visitarla en Grecia.

Sin embargo, Alicia había tomado la decisión de tomar el velo y quedarse en Grecia. Para tales efectos se trasladó a la isla de Tinos para su entrenamiento como diaconisa. Allí se levantaba a las cinco, lavaba su ropa y se atendía sola. Aun así, y ahora envuelta en un hábito gris, Alicia quería seguir recibiendo parientes y amistades en la tierra firme.

Para esos efectos, Felipe le compró un departamento en Atenas. Alicia vivía frugalmente, recibía una pensión de Edwinna Mountbatten, otra de la reina Luisa, y una del gobierno griego correspondiente a la viuda de un general. Esto hubiese sido suficiente, pero Alicia siempre estaba socorriendo a alguien.

Un par de años más tarde (1950) Alicia anunció que vendería el departamento y se iría a un convento. Ahí su familia revisó las finanzas de la princesa y descubrió que sus números estaban en rojo. Además, le debía una fuerte suma a un almirante amigo. Felipe (que ya estaba pagando las deudas de su padre) le pagó al almirante, puso el departamento a su nombre y así se aseguró que Alicia siempre tuviese un lugar donde parar en Atenas.

Una Monja que Fuma y Juega Canasta”
Alicia logró formar una orden religiosa, a pesar de las burlas de su madre. “¿Dónde se ha visto una monja que fuma y juega canasta?” comentaba Victoria. La Orden de Marta y Maria no prosperó debido a falta de novicias. Lo que nunca escasearon fueron desamparados a quienes atender. Alicia se apoyaba en la caridad de sus amigos, pero cuando Elena los convenció de no promover las chifladuras de su parienta, la princesa emprendió dos viajes a Estados Unidos para recaudar fondos.

Su salud nunca fue buena, sufría de frecuentes bronconeumonías y gripes. Su hígado no funcionaba bien y se le encontró un virus en la sangre. Aun así, la infatigable religiosa viajó por el mundo desde Jerusalén hasta la India, pero sobre todo viajaba a Inglaterra a estar con su familia. Asistió al nacimiento de su nieta Ana de la cual fue madrina. Acompañó las últimas horas de su madre cuando Victoria falleció y también estuvo presente en el segundo cumpleaños del príncipe Andrés.

Alicia se llevaba bien con la Familia Real y la gente del entorno de su hijo, sobre todo con el australiano Mike Parker, secretario de Felipe. La princesa sintió mucho el divorcio de los Parker. Al príncipe Carlos le agradaba mucho recibir visitas de su abuela porque le traía estampillas de Grecia. Cuando a Carlos le extirparon el apéndice, su abuela paterna estuvo a su lado.
Alicia y sus nietos en los 50

En 1966, Alicia acompañó a su hijo y a Ana a Jamaica. Iban a reunirse con Carlos que regresaba de su estadía en Australia. Fue ahí que Felipe, preocupado por la situación política griega, le pidió a su madre que volviera a vivir a Inglaterra. Alicia se negó aun después que estalló la revuelta que derrocaría al rey Constantino.

En dos ocasiones en 1967, Felipe viajó a Atenas, pero no pudo convencerla. Fue su hermana Sofia quien logró hacer que su madre saliera de Grecia y solo porque trajo una invitación formal de la Reina Isabel. Eso encantó a Alicia que rápidamente hizo su mínimo equipaje.

Los primeros días en el Palacio de Buckingham fueron difíciles para la anciana, pero más que nada porque todo la disgustaba y no se hallaba. Fueron las atenciones de su nuera las que la ganaron. Carlos y Ana estudiaban fuera, pero pasaban gran parte de su tiempo libre con su abuela. Andrés y Eduardo, que eran pequeños, venían diariamente a jugar en el cuarto de Alicia. Pero la mayor alegría de la princesa eran los momentos que compartía con su “Bubikkins” a pesar de que, según la Princesa Ana, tenían muchas discusiones ya que eran ambos porfiados. En esas ocasiones, el Duque de Edimburgo se iba murmurando por el pasillo mientras su madre se quedaba murmurando en el cuarto.
Alicia con Carlos y Ana

Ese primer año, cuando la Familia Real se fue a pasar las vacaciones en Balmoral, Alicia no fue con ellos. Su salud no se lo permitió, pero siempre considerada prefirió irse a un hotel por el verano. Eso sí, el Príncipe Eduardo que también había quedado rezagado iba todos los días, con su nana, a visitar a la abuela.

La salud de Alicia le estaba jugando malas pasadas. Tenía más de ochenta años y en su periodo en Londres estuvo dos veces hospitalizada. Al final andaba en silla de ruedas y no salía del palacio. Eso si recibía visitas, principalmente de su hermano y de sus hijas. Un duro golpe para ella fue que su Teodora la antecediera a la tumba. Después de ese fallecimiento, Alicia dejó de tener ganas de vivir y murió el 5 de diciembre de 1969. Tanto la reina como “Bubbikins” estuvieron al lado de ella.

Ana, quien no alcanzó a llegar, solicitó permiso para ver el cadáver de su abuela. Diría más tarde que Alicia se veía serena y que había recobrado esas facciones que Philip de Lazlo había retratado en su juventud. Era el deseo de Alicia ser enterrada en el Monte de los Olivos en Jerusalén, cerca de su tía Ella, pero por razones políticas (el Reino Unido no reconocía ese sector de Jerusalén como parte de Israel) tuvo que esperarse varias décadas antes de cumplirse la última voluntad de la difunta.
Duque de Cambridge visita la tumba de su bisabuela

En 1988, el cuerpo de Alicia fue enterrado en Tierra Santa. Cinco años más tarde, los esfuerzos de los Cohen dieron fruto, y Yad Vashem declaró a Alicia Justa entre las Naciones. El Duque de Edimburgo y su hermana Sofia asistieron a la ceremonia y plantaron un árbol en nombre de su madre en La Avenida de los Justos.

¿Después de lo leído podemos afirmar que “The Crown” le hizo justicia a Alicia? ¿Que la pintó en toda su grandeza? Peter Morgan, con ese eterno problema que tiene con la psiquis femenina, decidió retratar a la suegra de la reina como una victima del mundo masculino, incluso de su propio hijo. Al hacerlo se apoyó en el zeitgeist mitutero que predica que todas las que nacemos con vagina somo mártires potenciales de los hombres, pero de un plumazo borró la verdadera y poderosa historia de Alicia de Battenberg.

Aunque he sacado esta información de muchos artículos, mis mayores fuentes son Alice: Princess Andrew of Greece, la biografía oficial de Alicia de Hugo Vickers y Prince Philip de Philip Eade