miércoles, 17 de febrero de 2021

Modelos, KGB y Khrushchev: El Glamur de la Guerra Fría en la Televisión Rusa

 


Solo con el Glasnost y la Perestroika vino el pueblo ruso a tener un atisbo de la libertad que gozamos en Occidente, pero las series rusas me dicen que hubo un asomo de autonomía previo a Gorbachov y la Caída del Muro de Berlín. Eso ocurrió tras la muerte de Stalin. Parece ser un consenso en la historiografía rusa moderna que Nikita Khruscchevprecisamente quien alzaría el Muro de Berlín llegó al poder con muchas esperanzas de cambios para su pueblo, con planes de instaurar una independencia cultural donde había reinado la represión estalinista, y de abrir la Unión Soviética al consumismo occidental.

Este periodo que acabó (según el punto de vista ruso) por culpa de la chuecura y zancadillas gringas, es retratado en tres series muy desiguales, y a la vez representativas de ese momento histórico. Dos tienen que ver con el mundo de la moda, mi pequeña obsesión, y la tercera con la diplomacia. Las tres son ejemplos de lo que he apodado El Glamur de la Guerra Fría.

La Reina Roja

“Red Queen” (Krasnaya Karoleva) está basada en la trágica vida de la modelo Regina Zbarskaya. Apodada “La Sofia Loren soviética” era más Marilyn Monroe que La Loren. Alrededor de esta historia de desdichas, han tejido una novela de Emilio Larrosa o tal vez Erick Von, que me ha recordado “Amor de Nadie” de Lucia Méndez.

                                       Regina Zbarskaya

El comienzo, sin embargo, me ha parecido similar al de “The Queens Gambit”, que también iniciaba en Paris y tenía su capítulo en la Rusia de la Guerra Fría. Como Beth Harmon, Zoya ha alcanzado un triunfo en la Ciudad Luz. En su caso, gracias a su gracilidad en la pasarela, pero el peso de su pasado la obliga a recordar lo ingrato de su vida.

En uno de esos pueblos perdidos, donde no hay calles pavimentadas y donde los zapatos se pierden en el lodazal del camino, vive Zoya Kolesnikova, una colegiala de 17 años. Hija de un lisiado de guerra que se ahoga en alcohol, Zoya vive con esperanzas de un futuro mejor. Esperanzas fomentadas por su madre quien ya tiene dibujado el futuro de su hija. Zoya acabará el Instituto con una medalla de oro por buenas notas lo que le permitirá estudiar contaduría y conseguir empleo en una planta. Solo entonces podrá pensar en casarse.



Zoya ya sueña con casarse, pero la tragedia inicia un día en que el padre borracho apalea a su esposa. En defensa de su madre, Zoya lo mata accidentalmente. La madre se echa la culpa y vemos la hipocresía, moralismo, y casi misoginia, de los Días del Camarada Stalin. La policía no investiga mucho y arresta a la mujer. El patriarcado estalinista exige la condena de la atrevida. ¿Qué pasaría si todas las esposas se defendiesen de maridos golpeadores?




La madre es condenada a trabajos forzados en Siberia, pero no acaban ahí los problemas para Zoya. El novio la abandona porque no se ve bien ser el consorte de la hija de una asesina. En la escuela le retiran la medalla porque la moral estalinista condena a los hijos de los criminales. Sin embargo, Zoya no se amilana.



Algo bueno de ese periodo es que le ha quedado el departamento amplio que el gobierno le dio a su padre por ser veterano invalido de guerra. La vecina de Zoya tiene ocho hijos. La muchacha le “vende” el derecho a usar el apartamento por tres mil rublos. Cno ellos compran documentos falsos y un pasaje de primera clase a Moscú donde ingresa a la universidad y pronto es miembro del Komsomol (la agrupación juvenil comunista a que todo universitario debía pertenece).

Zoya hace amistad con Tata, una despreocupada chica de dinero, que aprovecha el alto cargo de su padre para “aburguesarse”, usando ropa moderna y enseñando a la tímida “Regina” (ex Zoya) a hacer lo propio. La otra amistad es con Augusta Leontyevna, una ex maestra de piano que vive en un departamentito en el edificio que, antes de la Revolución, era de sus padres.



La solitaria anciana, quien perdió a su única hija en las purgas estalinistas, adopta a Regina, se la lleva a vivir con ella y le enseña francés y modales. Es así como Regina conoce a Vladimir, nieto de Augusta, quien la enamora y embaraza.  Vladimir es KGB y no puede casarse con la hija de una asesina.



En la Rusia estalinista un aborto solo podía ser hecho si era producto de una violación, el feto estaba deformado o ponía en peligro la vida de la madre. Al no ser estos casos el de Regina, ella debe buscar un aborto clandestino (con un médico judío) que, por suerte, paga Tata.





Traumatizada por los hechos, Regina abandona la casa de Augusta y adopta la vida audaz de Tata. Son los primeros años tras la muerte de Stalin y la juventud se está rebelando. Cada vez más jóvenes participan en fiestas clandestinas donde fuman, beben, bailan rock y se visten al estilo occidental.  En represalia se forman grupos de jóvenes comunistas que atacan a las chicas rebeldes y les cortan el cabello.

 Una noche, de regreso de una fiesta, Regina es atacada por uno de estos grupos. En su defensa sale James Patterson, un afroamericano (nacido en Ucrania, se trata de un personaje real). Los atacantes le lanzan los típicos insultos racistas “¡Chocolate!  ¡Vuélvete a África!). La policía arresta a Patterson y a Regina a la que acusan de practicar la prostitución.




La saca de la cárcel Vera Aralova, madre de Patterson, y la diseñadora de moda más famosa de la U.S.S.R. Aralova ofrece empleo de modelo a Regina, pero esta lo rechaza. Ya sabe que la moda no tiene espacio en la sociedad estalinista.




Esta es la parte más interesante de esta serie. El “juicio “de Regina por parte del Komsomol que la expulsa acusándola de privilegiar costumbres occidentales por sobre el modelo modesto y moral que debe seguir la mujer soviética. Hasta la cobarde Tata la acusa y denuncia.





Contrasta este juicio con un desfile de modas de Aralova en la que es “enjuiciada” por representantes del Partido por crear ropa inapropiada para el estilo de moda minimalista que debe seguir la esposa y madre rusa.






Regina consigue empleo de contadora en las oficinas de los mayores estudios de cine soviéticos, pero es un trabajo aburrido, agotador y poco glamoroso. ¡Mas encima, el día laboral es interrumpido por ejercicios de gimnasia! Yo no creía en eso, pero recuerdo que en días de Allende se habló de imitar esa panacea de las oficinas comunistas donde se obligaba a los empleados a detener sus labores y participar en sesiones impromptu de calistenias para evitar obesidad. A juzgar por las compañeras gorditas de Regina, no sirven de mucho.



Finalmente, Regina va a trabajar con Vera y ambas alcanzan la fama (La Aralova fue quien inventó las botas con zipper). Así llegamos al deseado viaje a Paris, pero el pasado de Regina y problemas del presente la ponen a merced de la KGB quien la obliga a espiar para ellos y seducir diplomáticos. Esto, aunado al fracaso de su matrimonio y la incapacidad y tener hijos, empuja a Regina al consumo de barbitúricos y acaba con ella recluida en una institución para enfermos mentales. El resto de la serie es tan oscuro y triste que prefiero lo descubran ustedes.



Belleza Rusa

Esta dramática y poco esperanzadora fábula (a la que nunca le encontré la moraleja) tiene su equivalente en “Russian Beauty” (Koroleva Krasoty, 2015), otro cuento sobre el mundo del modelaje. Katya Panova es la chica más linda de su pueblo. Consciente de ese factor, abandona a su familia y sus estudios de enfermería para escapar a Moscú y ser modelo. Es 1961, Era Khrushchev, y Moscú es una ciudad llena de tentaciones y oportunidades, pero Katya descubre que hay cientos de chicas guapas que modelan mejor que ella que (según el diseñador) está pasada de peso y se mueve como pato en la pasarela.



Esta serie comienza como cuento de hadas/comedia, así muy sesentera ya me recuerda las pelis de Rocío Dúrcal. Katya llega justo el día en que están cortos de modelos y deben contratarla. El resto, ya lo sabemos. No solo Katya logra su sueño de ser modelo también atrae el amor de Félix, un talentoso y prometedor periodista.

Felix es un típico protagonista de telenovela, uno que viene de muy buena familia. En vez de ser vástago de familia empresaria, es hijo de un hombre importante en el partido. Sergei ha trazado la carrera de su hijo, no solo ayudándolo a ascender en el mundo periodístico, pero también escogiéndole una esposa, la famosa actriz de cine Marianna Nechaeva.

                                Marianna Nechaeva

La ventaja de Marianna no reside en su ascenso en el mundo del cine soviético sino en su parentesco con Vera Nechaeva, una pionera de la Revolución. Gracias a su noviazgo, Felix tiene la oportunidad de escribir un libro sobre Nechaeva que lo llevará a la cúspide del mundo de las letras. Sin embargo, ‘el lanza por la borda todo para casarse con Katya Panova. La pobre Marianna hecha pedazos se consuela con Valery Zubov uno de los personajes más repugnantes de todas las novelas rusas que conozco.

                            Vera Nechaeva dando un tur de su casa

Valery es un inútil, una especie de pícaro soviético quien sube en la vida gracias a mentiras, abusos, adulación y mucha traición. Como Panova, también encontró que el pueblo le quedaba chico. Huye a Moscú, dejando atrás a su mujer y su hijo, y robándose un icono que vende en la capital a una iglesia clandestina. Alterna trabajo en el mercado negro de objetos robados con la seducción de mujeres importantes. Gracias a Marianna consigue alojamiento y comida gratis en la casa ancestral de los Nechaev. Pero su ambición lo lleva por caminos más tortuosos.

  
                              Valery ataca dos presas a la vez

La ambición de Valery es casi un espejo de la de Panova quien incluso aborta un hijo de su marido porque teme que un embarazo arruine su carrera de modelaje. Cuando Panova pierde la oportunidad de ir a modelar en Paris, cae en cuenta que ser la nuera de un alto funcionario no es tan ventajoso como ser la amiguita de alguno de los mandamases.

                        Boda de Felix y Panova

Va en busca de uno de ellos, consigue que intente seducirla y lo amenaza con acusarlo de violación. El chantaje surte efecto. Panova va a Paris, pero se ha echado encima enemigos a raudales. Finalmente, hasta el marido la rechaza. En un intento de salir el circulo vicioso de esa alta sociedad soviética, Felix escribe un libro que expone secretos del paraíso comunista.



Hacia el final encontramos a Felix asesinado, Panova encerrada en un manicomio, Mariana convertida en alcohólica y asesina. Aunque Panova tendrá su final feliz (la huida al Occidente), el otro que recibe recompensa es el asqueroso Valery que con sus faramallas queda dueño de la mansión Nechaev. No puedo imaginarme un cuento menos edificante, así que solo véanlo si quieren desilusionarse con el comunismo.

                            Valery se apodera de la Casa Nechaev

Optimismo Soviético

“Los Optimistas “(2017) es un retrato de la alta sociedad comunista de la Era de Khrushchev. La trama se concentra en una oficina del Ministerio de Relaciones Exteriores que se dedica a estrenar diplomáticos-espías para infiltrar el mundo occidental.



La serie comienza en 1960. La Guerra Fría parece que va a entibiarse. Nikita Khrushchev quiere abrir las puertas de la Unión Soviética al Occidente capitalista. En una exhibición de productos norteamericanos de Moscú, Ruta Blaumaneuna estadounidense que vino a la U.S.S.R huyendo de la cacería de brujas de McCarthy recluta tres agentes para su nueva agencia. La idea es que estos jóvenes poliglotas asesoren en idioma y cultura a diplomáticos y otros enviados a misiones al extranjero

Ellos son Andréi Muratov. Criado en Francia, cosmopolita, casado con una ejecutiva de televisión, juega tenis con el hijo de Khrushchev y sueña con la muerte del comunismo que le permitirá vivir en una sociedad consumista. Lo sigue Arkady Golub, el ingenuo judío experto en lenguas orientales, que se enamora a primera vista y representa el cliché del intelectual de lentes. Acaba el trio Leonid Korneed, el mujeriego y bromista ex marino mercante, hispano parlante puesto que se crió en un orfanato con niños refugiados de la Guerra Civil Española.

                                            Ruta y Andrei
                            Leoniv y Arkady con el músico Ilya

Los primeros días en SIA (servicio de Información y Análisis), el trio se la pasa aprendiendo golf usando una estatuilla de Stalin para detener las pelotas. Ese existencia paradisiaca acaba cuando Ruta es degradada por la imposición de un nuevo jefe, El Camarada Grigory Biryukov.



“Grisha” ha sido todo un personaje en el Partido, pero a raíz de la muerte en el parto de su esposa, cayó en una depresión. Una noche en que les mostraba Leningrado a una grupo de dirigentes de la Alemania del Este, lanzó a uno de ellos a una fuente cuando el hombre se ufanó de haber visitado la ciudad en sus días en la Wehrmacht.

Para Ruta la llegada de Biryukov es una pesadilla. Ella es bella, elegante segura de sí misma y ambiciosa. Ser jefa es parte de su imagen glamorosa que incluye estar casada con un héroe de guerra que ahora es un alto oficial de aviación, y tener un amante con cierto poder en la KGB. Biriyukov es igualmente ambicioso. Este puesto que Ruta tanto ambiciona es una humillación para él ya que todos en el gobierno lo consideran un chiste. Sera Biryukov, a veces con ayuda de Ruta, quien obligue a Los de Arriba a tomar en serio su oficina.

Se ha descrito a “Los Optimistas” como un “Mad Men” ruso. Así es, aunque las aventuras de los “optimistas” son más peligrosas y letales que la de los publicistas de la Stirling&Cooper, pero lo que si tienen en común es el glamur. Desde la música incidental que tiene su toque de David Carbonara hasta el vestuario paralizante de los personajes femeninos como Ruta y Galina, la presentadora de televisión que es amante de Biryukov.



                            Vestuario de Galina

Cuando Ruta aparece en la primera escena, yo grite “¡Betty Draper!” Me costó reconocer a la cantante lituana Severija (la Sorokina de “Babylon Berlin”) que interpreta a Blaumane.



El aura “Mad Men” continua en estos personajes femeninos que son menos sometidas que las mujeres de esa serie, porque en la Unión Soviética, la mujer es camarada no criada y todas trabajan y luchan por cumplir sus sueños sea ser una famosa atleta como la Claudia de Arkady hasta Nelya, la esposa de Andréi que toca el piano como música incidental en la televisión. Ruta es un ejemplo, usa perfume de Guerlain y su propio apellido, no el de su marido.

                        Vestuario de Ruta

La sociedad que vemos es de un glamur increíble, aun mas recalcado que en las series de modelos. Biryukov tiene un departamento gigantesco donde solo vive con su hija Anya (Marta Timofeevna, la Vasiina de “Gogol”) y una criada. La cocina de Ruta es más grande que la mía, y aun el departamento-estudio de Los Muratov se ve con ínfulas de decoración con muebles escandinavos y colores vibrantes. ¡Y amo esas puertas forradas de cuero!

                     Ruta y una de esas puertas de cuero



                       Marta Kessler (o Timofeeva) como Anya Biryukov

Aun así, ninguna de estas viviendas se compara a las mansiones, Rolls Royce y hasta perros de raza, que poseen los cabecillas del Partido. Este es un mundo muy alejado de todas las propagandas sobre el minimalismo y anti consumismo que se le encajaban al pueblo. Vemos tanto a Ruta y Biryukov, como a bohemios y estrellas de la televisión conseguir las mejores mesas de restaurantes de lujo, mientras Los Optimistas comen de pie en cafeterías hacinadas.



Con la serie vamos a bailar a sitios de modas, a las carreras de caballo y hasta las playas de un balneario en el Báltico. Sin olvidarnos de una velada en la Embajada de Cuba con mojitos y todo. Y por supuesto, la obsesión de las tres series: el viaje a Paris que nunca se puede disfrutar debido a la omnipresente vigilancia de los esbirros de la KGB.



“Los Optimistas” alternan el glamur de la Rusia de Kruschev con el constante recordatorio de que se vive en un estado policial. A la vez, la serie nos instruye sobre los sucesos políticos del momento: la caída del avión y el arresto del piloto Gary Francis Powers; la importancia en la prensa extranjera de la muerte de Laika, la cosmonauta canina; la amenaza de la posible construcción del Muro de Berlín y la preocupación por la situación cubana. Lo que yo no sabía es que hubo un momento en que pareció que Fidel se inclinaba a ser parte de la órbita estadounidense.

Todo este mundo fascinante da paso al lado oscuro, a la represión, al chantaje, a las intrigas palaciegas y deviene en una trampa en la que cae todo el SIA, una trampa nacida de mezquinos chismes sin fundamento que alimenta un plan de años basado en envidias, rencores y celos. Esto ha llevado a levantar muchas críticas en contra de la serie. La principal es que desacredita al Ministerio de Relaciones exteriores y sus empleados.

En eta serie vemos a los protagonistas quedar a punto de perder sus empleos por las razones más frívolas: tener pacientes en el extranjero, perder la Tarjeta del Partido o intentar rescatar a una prostituta de un bar de La Habana. Es una sociedad peligrosa donde no se puede soñar en voz alta, ni beber de más porque el alcohol suelta la lengua y todos están rodeados de oídos peligrosos.



Las tres series mencionadas contienen fuertes críticas al gobierno soviético, incluso el post estalinista. Quejas de falta de libertad, de opresión y de abusos. Un vínculo común es un rechazo del mundo estalinista cuyo sistema injusto provoca el arresto y condena de la madre de Regina en la “Reina Roja”.

Un mundo cuyas reglas y estilo de vida impiden la libre expresión, la independencia de pensamiento, incluso la amistad que siempre es puesta prueba por las férreas exigencias del Partido y sus instituciones. Sin embargo, vemos que ese mismo mundo reprimido fomenta la inmoralidad, el mercado negro, el crimen y el auge de gentuza pestilente como Valery de “Belleza Rusa”, criminales como Ilya de “Los Optimistas” e incluso altos funcionarios dispuestos a traicionar a sus amigos.

Vemos las traiciones en las mismas familias. El padre de Vladimir en “Reina Roja” dejó que su esposa muriese en el Gulag. La Tía de Mariana en “Belleza Rusa”, solo para quedarse con la casa familiar no levantó un dedo para impedir el fusilamiento de su cuñada y de su propio hermano. Muratov en “Los Optimistas” es delatado por su propia esposa cuando lo cree infiel. Mas triste, los padres de Andrey, rusos blancos, fueron convencidos por El Camarada Stalin de regresar a la Unión Soviética donde fueron masacrados.

                   Los Muratov en el cumpleaños de Galina

Constantemente vemos países pisoteados por la bota soviética, la Alemania del Este, Hungría en el ’56. Biryukov está agotado de sacarse excusas de la manga para explicar atropellos de los que el mismo ha sido parte. Me dio risa que se hablase de que sus amores con la periodista Gaby que datan del ’45 cuando él estaba estacionado en Berlín y ella era una colegiala;. Ya nos podemos imaginar como comenzó tal romance. Como dice Ruta: “Queremos a ver felices a todo el mundo, y somos incapaces de hacer felices a una sola persona”.

                            Gaby y Grisha en Paris

Ruta es un ejemplo de la falsa libertad que da a la mujer el mundo soviético. Nunca se ha confiado en ella por ser extranjera (más llamándose Ruta Blaumen…), se la ha puesto a cargo de una agencia que solo consigue respeto cuando se lo imponen unos pantalones como superior. Lo mismo ocurre con Galina. A pesar de su fama, tal como Marianna Nechaeva de “Belleza Rusa” está expuesta a ser despreciada si no cumple con las reglas de moralidad que se exigen a la mujer soviética.

En las tres series vemos que hay un doble estándar en ese paraíso de igualdad. Una mujer puede perderlo todo si se descubre que ha tenido un affaire, que ha ido a una fiesta, incluso que se vista de manera impropia. ¿Quién quiere vivir así?

“Los Optimistas” es el producto de Michael Idov, un ex alumno de la universidad de Michigan, y eso explica la audacia de exponer el mundo de la diplomacia soviética. A pesar de haber sido galardonada y elogiada por la crítica, también ha recibido reproches. Se la ha acusado de falsear la imagen de los diplomáticos retratándolos como traidores, que viven en juergas y tienen sexo a cada rato. Tal vez por eso la prometida Segunda Temporada nunca se ha materializado.



Quizás eso explique también que el drama de época ruso muy sano en días de coronavirusse haya volcado hacia pasados más remotos. Aparentemente, se ha seguido filmando en la Rusia de Zar Vlad y la cosecha de dramas de época se ve interesante. Tenemos prometida una miniserie sobre Iván el Terrible, que sería una precuela de “Godunov”. Tenemos “La Catedral” que tiene lugar durante el reinado de Pedro, El Grande, y algo llamado “Los Romanov” que no sé en qué periodo de la historia rusa se enfocada, a menos que cubra la historia de toda esa ilustre familia desde el Zar Miguel en el Siglo XVII hasta Nicolás II.

El proyecto que más me atrae es “Voskrezenskiy”, la historia de un forense metido a detective en la San Petersburgo prerrevolucionaria. Me encantan los whodunnit históricos y me ha encantado lo que la Federación Rusa está haciendo con el period piece. Ahora con Tubi, y con la ayuda de D-s, puedo esperar a que en un par de años pueda ver todas estas maravillas en traducción.

Para los habitantes de Norte America, estas series pueden ser encontradas en Amazon Prime o gratis, en Tubi. Están todas en ruso en YouTube y la “ Reina Roja”  esta también en YouTube, pero con subtítulos en inglés.

 

jueves, 11 de febrero de 2021

De Rusia con Amor: Dramas de época de la era post-Glasnost

 


Tubi es una verdadera feria de diversiones donde puedes encontrar lo más insólito. Mi búsqueda de “Catalinas” rusas me llevó a conocer casi toda la extensión del drama de época de la Rusia del Zar Vlad. Así he pasado de los Mad Men del espionaje a visiones del mundo de la moda soviética, de biopias de grandes novelistas decimonónicos hasta hundirme en un pasado de tribulaciones palaciegas en una Rusia medieval, periodo que solo acabaría con el arribo de Pedro el Grande. No todo me ha gustado, pero créanme, es una experiencia imperdible que nos ofrece una manera de recrear historia, atmosfera del pasado y mentalidad pre siglo XXI.

Yo no era ajena a este despertar de la serie de época post-Glasnost. Había visto en YouTube “Anna, La Detective” que, en realidad, es ucraniana. En Netflix había visto esa épica maravillosa llamada “Road to Calvary”. En Tubi he encontrado un par de series que cubren esta “Era Dr. Zhivago” de la Revolución Rusa como “The White Guard” y “El Almirante”. Aunque admiré la estética de “Road to Calvary”, me deprimió el panegírico de una revolución que devino en uno de los regímenes más totalitarios de la historia.



Por esa misma razón les huyo a los dramas sobre La Gran Guerra Patriótica que es como los soviéticos llamaban a la Segunda Guerra Mundial. Ver al pueblo ruso sacudirse el yugo nazi para seguir bajo el yugo estalinista me desalienta. Yo ando buscando en el pasado pistas de como el ser humano puede ser feliz aun en el absurdo de esta existencia limitada e imperfecta que D-s nos ha dado. Aun así, para el que le interese, hay en Tubi varias series sobre la Segunda Guerra Mundial, incluyendo una sobre mujeres pilotos, las famosas “Brujas de la noche” como las llamaban los alemanes.

Zares del Pasado

Con el Gato Juan Miguel comentábamos lo poco que se sabe incluso nosotros los amigos de la historiasobre la Rusia pre-Revolución. Apenas conocemos los nombres de Pedro el Grande y Catalina, La Grande, pero la historia de Rusia es mucho más. Si quieren pueden irse al Medievo (que en Rusia llegó hasta el Siglo XVII) y enterarse de como el pueblo ruso luchó contra las huestes mongolas en “The Golden Horde”, una miniserie de tres episodios, hecha en el 2018. Para mí los mongoles son como los Dothraki así que me abstengo de verlos en acción.



“Sophia” es la historia de una princesa bizantina obligada a casarse con el Zar de Rusia.  No tenía idea de la existencia de está Sofia Paleólogo ni de su marido. El Siglo XV ruso es para mí como la prehistoria y lo seguirá siéndolo porque no soporté el primer capítulo. Estoy muy exigente, precisamente porque hay tanto que ver y tanto que captura mi imaginación que, si una serie no me atrapa en los primeros veinte minutos, no estoy para perder tiempo con ella.



Un motivo para navegar por series rusas fue buscar “Godunov”. Cuando era pequeña, mi Papá me hizo escuchar la ópera de Mussorgski y me contó la triste historia del Zar Boris Godunov, del destino trágico de su familia, del Falso Dimitri, etc..  Como siempre, necesito del drama de época para entender la historia. Debido a eso, busqué en vano algún filme sobre el tema, pero para Hollywood solo existen Catalina La Grande y Anastasia, la Impostora.

Me dio mucho gusto enterarme que en el reino del Zar Vlad se habían acordado del Zar Boris. Mas gusto descubrir que el Tubiparaiso traía las dos temporadas de la serie. El primer capítulo me desilusionó totalmente. Fue fantástico ver a Boris joven llegar a la corte de Iván el Terrible para unirse al aparato represor del zar, la terrible Oprichnina. Fue fabuloso ver a los miembros de esa Gestapo medieval vestidos con sus caftanes negros con los emblemas de su organismola cabeza de perro y la escobacolgando de los arneses de sus caballo. Pero no fue suficiente para cegarme a la escenografía oscura y a la falta de detalles estéticos, a los actores muy feos y mal trajeados.



Más encima, la protagonista aparece desnuda ya en el primer capítulo, en un baño público. El palacio de Iván el Terrible parece una choza. Lo peor es un problema con el sonido. Parece película de artes marciales taiwanesa. La voz sale después que el actor ya ha movido los labios. Peor aún, los subtítulos aparecen después del sonido, por lo que nunca sabes quién habla.

Tarakanova: Entre Daenerys y La Princesa Lea

Extraño que “Godunov”, siendo una serie del 2018-2019, esté tan por debajo de “Impostores” (2019), la última temporada de “Ekaterina”. Me parecía extraño que se hubiese gastado tiempo y dinero en hacer una tercera temporada que en realidad era contar lo que se había quedado en el tintero en la segunda temporada, pero a medida que engullía capítulos, la calidad de la escenografía, de la trama, de los personajes, me fue atrapando hasta tenerme al borde de la silla.

Se acabaron esos ridículos efectos de CGI con arbolitos que parecían dibujados por alumnos del Kindergarten. Fuera esa cansina imagen del oleaje digital del Nevá superpuesto sobre un antiguo grabado de Moscú que ya recordaba cortos de Méliès o a novelas mexicanas de los 60.



Aquí realmente se ha viajado, a Francia y a Italia en pos de una reina mendiga que quiere recobrar el trono que le pertenece. Tarakanova (literalmente “cucaracha”, un apodo burlesco que le encasquetó Catalina) es un personaje fascinante sobre la cual se han hecho varios filmes, pero que en esta serie es transformada en una especie de Daenerys Targaryen. Escoltada por dos nobles polacos que sinceramente la creen la hija perdida de la Emperatriz Elizaveta, Tarakanova va de reino en reino buscando quien la ayude a sacar del trono de hierro a la usurpadora.



Sin llegar a los niveles de Cersei, Ekaterina se vuelve un personaje antipático. Un personaje que se siente soso, ya muy conocido. Como no puede tener un bebé con Potemkin, se busca otro. Va donde los Orlov, pero Grigory esta como cabra (en la vida real el mayor de los Orlov perdió la razón tras la muerte de su joven esposa, cuando ya Catalina era una anciana).

Ohhh, pero ahí hay un repuesto, Alexis Orlov. ¡A la cama con el!  Sin embargo, este Orlov nos da una sorpresa. Siempre lo hemos visto ladino y ambicioso, pero al conocer a Tarakanova se convierte en Juan Nieve y esa será su tragedia porque, como el Bastardo de Invernalia, traicionará su amor.



Como siempre los escenarios son fabulosos, privilegiando los interiores y el vestuario. Hasta el guardarropa masculino es muy vistoso.  Opacan a la Emperatriz, las galas de Tarakanova y las de Natalia, la esposa de Pavel Petrovich quien aun haciendo el amor con Razumovsky no se quita sus trajes Watteau y sus robes a l’ anglaise. Natalia se nos revela como una psicópata bipolar: un segundo está ayudando a Sofiya Stepanovna a encontrarse con su hijito, al otro amenaza de muerte a su dama Nelidova. Habla de liberar a los siervos, de evitar el poder de la corona, y casi mata a golpes a su querida nodriza.



                Competencia de vestuario. ¡La ganadora es Tarakanova!

Aunque me gustó que extendieran ese episodio tan interesante (y no tan verídico) de la caída de gracia de Natalia, y encontré muy románticos los amores de Gertrudis y Blas, el cochero de Panin, introdujeron elementos que no compaginan con lo dicho en la Temporada 2.

                               Gertrudis y Blas o Simplemente te regalo una rosa

Siempre se pensó que Gertrude (que nunca supimos que murió) había confiado los secretos de su ama a Stepan Sheskovski por voluntad propia. Ahora nos la muestran torturada y dos veces porque el jefe de la policía secreta insiste en torturarla una segunda vez para cotejar una segunda confesión con la primera. ¡Acaba matándola!



Yo percibía a Stepan Ivánovich como un hombre astuto, contenido, inteligente, que utilizaba la tortura solo cuando la creía necesaria. Ahora se nos revela como un sádico y fanático religioso que besa iconos antes de azotar a una mujer inocente.

Se supone que debemos alegrarnos cuando Stepan Ivánovich es seguidamente regañado por la Emperatriz. No por haber asesinado a Gertrud sino por su chambonada con Tarakanova. Nuevamente vemos la ambigüedad moral de Ekaterina que, después de haber demostrado su odio por la usurpadora, se escandaliza ante la idea de que puedan vincularla con un intento de asesinato.

          La Cucaracha le va a quitar el trono y el novio a Ekaterina

En realidad, es una muestra del carácter controlador de una mujer que ven en iniciativas de otros el germen de revuelta, pero la gran muestra de ambigüedad moral de la Emperatriz es su reacción al adulterio de su nuera. Si en la Segunda Temporada la vemos irrumpir indignada en el cuarto de Natalia y pisarle el borde de la bata hasta hacer rodar a la adúltera por el suelo, ahora es muy sutil y conciliadora. Le dice a la nuera que, si tiene un enamoramiento que lo conduzca discretamente, y cita a Diderot “Las mujeres se odian entre ellas, pero siempre se apoyan” (con razón siempre me ha caído mal Diderot).


                                 Tal suegra, tal nuera

Hay una total falta de respeto por el hijo. A Ekaterina no le importa que lo sepan cornudo, no le importa que le impongan un bastardo.  Le dice a Sheshkovsky que no castigará a Natalia sino hasta que haya parido un heredero. Ni siquiera castiga a Razumovsky. Eso hace más cruel su revelación del adulterio a Pavel Petrovich, tras la muerte de Natalia.

Yo diría que no se sabe quién es peor, si Ekaterina o su nuera. Contrasta su falta de afectos con Tarakanova que al menos siente cariño por los Oginsky (que fungen como el r2d2 y el 3cpo de esta Princesa Lea) y se enamora sinceramente de Orlov. Otro contrapunto de las ambiciosas adulteras es la devota Nelidova, fiel amiga (El Zar siempre juró que su relación era platónica) de Pavel Petrovich.

                Los Oginski atienden a su princesa
                          Tarakanova se despide de los Oginski

El problema con Tarakanova es que le quita espacio a La Revuelta de Pugachev. Aunque no lo caricaturizan como en la serie de HBO, Pugachev es visto como una bestia, violador y asesino, pero eso no quita que mantuvo en jaque al imperio de la arrogante Ekaterina. Aun así, su historia aburre hasta la toma de Kazán donde realmente vemos su poderío y como lo ejerce (con gran crueldad).

                                 Pugachev y su verdadera familia

En suma, no se necesita haber visto las demás temporadas para disfrutar de esta tercera. “Impostores” funciona bien como miniserie limitada ya que a la par de los rivales de la Emperatriz por su trono de nieve, nos muestra la falsedad de su corte, la duplicidad de sus cortesanos y el egoísmo de una soberana caprichosa y voluble. Al final, uno está de acuerdo con Pavel Petrovich de que, si las mujeres van a gobernar dejando que las gobiernen sus emociones, mejor será que no gobiernen.

                                 Pavel Petrovich y su esposa

Me he quedado con las ganas de saber más de Pavel Petrovich, mi personaje favorito en toda la saga de su madre-emperatriz. Habrá que esperar. Entretanto quedan media docena de series rusas que cubren los quehaceres de los rusos antes de la Revolución, en ese periodo más favorecido por los amigos del drama de época: el siglo XIX.

 

Novelistas y Clásicos Literarios

Mas que emperadores aquí priman los escritores. Ya vimos lo que hicieron con Nikolái Gogol, convirtiéndolo en detective y exorcista. Mas terrena es “Dostoievski” que cubre la vida revolucionaria jugadora y aventurera del autor de Los Hermanos Karamazov. Como Fyodor me interesa tan poco como sus novelas, ni la toque, pero para el fan de Dostoievski, está completa en Tubi.



Del 2014 es la adaptación de Los Poseídos que en inglés se llama “Demons”. En la universidad me vi obligada a leer sobre las rivalidades entre Stavrogin y Piotr Berkhovenzki dentro de una célula revolucionaria en la Rusia decimonónica. Hoy ni quiero acordarme de ella.



Extraordinario que en esta década que nos dejó, en Italia e Inglaterra se hicieron versiones de La Guerra y la Paz, pero ninguna en Rusia. En cambio, tenemos dos versiones de Anna Karenina, muy bonitas, muy elegantes, pero muy conocidas.

Ha habido tantas versiones a lo largo de la historia del cine que creo que todos nos hemos quedado con una que es nuestra favorita. Las mías son las dos interpretaciones de Greta Garbo (seguidas no muy de cerca por la de Sophie Marceau) y no puedo ver el texto tolstoyano sin pensar en los pómulos de la esfinge sueca.



Una de las nuevas versiones es vendida bajo el título “El cuento de Vronsky” y pretende darnos la perspectiva del hombre que causó la desdicha de la heroína de Tolstoi. Comienza de manera muy interesante en un escenario muy lejano del texto original, Manchuria durante la Guerra Rusojaponesa. Sergei Karenin, médico militar, atiende las heridas del Coronel Conde Vronsky. Eso motiva una confesión por parte de Vronsky de su relación con la madre de Sergei, Anna Karenina.



Aunque la premisa sea interesante, la historia es la misma. No ofrece variaciones. La diferencia es que Vronsky pasa a ser la victima de esa Anna que aparece al final, la celosa, la agresiva, la desconfiada. El personaje nos comienza a caer tan mal que ya queremos nosotros aventarla la línea del tren.

¿Quién Dijo que no Hay Esclavos Blancos?

Debido a la extraordinaria historia rusa del siglo XIX, nos encontramos con una interesante saga que recuerda a la “Esclava Isaura”, a la colombiana “La Esclava Blanca” y la novela de Robert Penn Warren Band of Angels. Es nuestro encuentro con el fenómeno ruso de los siervos, esclavos blancos que vivirían en servitud hasta 1855.

Aunque me dicen que la más parecida a “Esclava Isaura” es la ucraniana “Amor Encadenado” que está en Amazon, Tubi nos ha traído la fascinante “Vida de una ama” cuyo verdadero título es “Volnaya Gramota”, en traducción es el documento con el que se libera a un siervo. Polina Petrovna Lebedova es la hija adoptiva del Príncipe Golovin. Muy mimada por su benefactor, Polina vive en Golovinka como dueña y señora, rodeada de privilegios, amor y paz. Sin nunca preocuparse que sus amados criados, incluyendo a Tatiana, su hermana de leche, sean esclavos. Tampoco Polina se preocupa por conocer sus orígenes. Mas curiosidad le inspira la rivalidad de Golovin con su vecino El Conde Krechetsky.



Después de haber rechazado las propuestas matrimoniales de varios jóvenes acaudalados, Polina acepta un compromiso con el oficial Nikolái, pero en la noche en que se anunciará el noviazgo, Golovin muere de un infarto, e intestado. Su fortuna cae en las manos de su sobrino borrachín quien descubre que Polina es hija de una sierva, por lo tanto, una propiedad más.

El sobrino remata todas las posesiones incluyendo a los siervos quienes caen en las manos del cruel Conde Krechetsky que rápidamente cambia las reglas, impone castigos corporales, abusos, bueno lo que hemos visto en las telenovelas brasileñas. Krechetsky se ensaña principalmente en Polina a la que degrada, maltrata y acosa sexualmente. Existe una verdad detrás de Polina, pero solo la conocemos nosotros, y un par de siniestros personajes encabezados por el notario Boris quien es el causante de la ruina de la ama/sierva.

La noche en que falleció, el Príncipe Golovin firmó dos documentos. La carta de libertad de Polina y un testamento en el que la declara su hija y heredera de toda la fortuna. Boris cambió el nombre de Polina en la carta por el de Tatiana de la cual estaba enamorado y escondió el testamento. Ese último documento rebotará de mano en mano hasta llegar donde debe. Entretanto, Boris y Tatiana huyen dejando a Polina abandonada su suerte.

                              Boris y Tatyana en San Petesburgo

La suerte de esta Cenicienta es decidida por los caprichos de Krechetsky, por el despotismo de su esposa Anna, por el rencor de campesinos que una vez la vieron como su benefactora y ahora gozan con su ruina. Se les agregan las criadas de Krechetsky con quien debe compartir cuarto y cuyo gesto más amistoso es meterle ratones en la cama a la nueva sierva.






Sin embargo, no todo es oscuridad en la vida de Polina. Todavía le quedan aliados como el pope del pueblo quien conoce la verdad de su feligresa, pero está atado por el secreto de confesión; el médico del pueblo, y Vera, quien, a pesar del esnobismo de su madre, insiste en seguir siendo amiga de Polina.



No toda la Familia Krechetsky es perversa. Ahí está el pequeño Ilya, hijo único del Conde Andrey, que en sus cortos años ya sabe más de compasión y tolerancia que sus padres. Ahí está su tío, el conde-capitán Dimitri Krechestsky, un joven e idealista oficial que se enamora de Polina. Por la libertad de la sierva, Dimitri está dispuesto a sacrificarlo todo incluso su propia libertad entrando en un matrimonio de conveniencia que le impone su hermano..



No sigo porque espero que la vean y vean la evolución de los personajes y las muchas sorpresas que nos darán. Solo me detengo en el modo en que “Life of a Mistress” trata temas, para mí, valiosos. El primero es la amistad que trasciende géneros, edades y estratos sociales. Lo vemos en la amistad de Polina y Vera, de Polina y el doctor, incluso entre Anna y su fiel gobernanta, que, aun siendo libre, insiste en seguir a su ama en su nuevo destino.

                      vera, a escodidas, visita a Polina

Lo vemos en el amor de Polina y Dimitri, un amor que construye en vez de destruir a diferencia del de Tatiana y Boris, y otras relaciones románticas de la serie. Una serie que se distingue porque los autores del caos y los empujados al crimen por debilidades de carácter son los hombres. Aunque hay hombres que auxilian a Polina, es ella y su espíritu que evoluciona a través de cien vicisitudes, los que la ayudarán a superar su desgracia.



Polina logra prevalecer sobre todo tipo de horrores, y demostrar que es la única verdadera aristócrata del cuento, siempre comportándose con dignidad y nobleza sea en un pozo de carbón, un convento o un burdel. Pero no es la única mujer fuerte de un cuento donde las tragedias femeninas son tan espeluznantes que más de una elige la vía fácil del suicidio.

                               Vera y Polina en un burdel

Hay otros personajes femeninos que también sobrepasan prejuicios, esclavitud y malos matrimonios. Aunque no nos parezca que la felicidad pueda residir en tomar hábitos religiosos, casarse con un médico maduro o acompañar al amante a un exilio siberiano, lo importante es que son decisiones que son tomadas por mujeres que por su sexo o estatus social están predeterminadas a no tener voz.



Recalco este detalle sobre “Life of a Mistress” porque en mi próxima entrada mostraré historias que tienen lugar en la Unión Soviética donde supuestamente la mujer vivía en condiciones de igualdad con el hombre. Por el contrario, las tres series que voy a reseñar (todas tienen lugar entre 1954 y 1963) describen mujeres atadas al doble estándar, condenadas a no poder sobresalir en su trabajo, y como áreas laborales como el modelaje y el atletismo eran antros de abuso/acoso sexual.

Todas estas series pueden ser encontradas en Amazon Prime o (si residen en America del Norte) en Tubi. Si conocen otras plataformas donde puedan ser encontradas, avísenme.