lunes, 27 de septiembre de 2021

De Downton Abbey al Gran Hotel: Las fórmulas del drama de época contemporáneo (I)

 


Mientras se discute si el period piece se va de salida (a la par que se anuncian nuevos dramas de época), vale recordar en esta tercera década del Siglo XXI, que se han establecido ciertos patrones que se repiten, reaparecen y hasta trascienden las obras hechas en el mundo angloparlante. El más interesante es el de La Abadía de Downton porque se entrecruza con otro prototipo del género, la formula “Gran Hotel”.

La Abadía vs Eaton Place

Fue en el 2010 , en ITV que nacía otro fenómeno televisivo. Aunque Downton Abbey no era una fórmula original sus orígenes se remontan a la Cabalgata de Sir Noel Cowardvenía a llenar un espacio dejado por las obras de John Hawkesworth Upstairs Downstairs y La Duquesa de Duke Street.



Era el renacimiento de la fascinación con la Edwardian Era que nos legara UD y que nos llevaba nuevamente a recorrer la alta sociedad británica de comienzos del siglo XX. Esta vez,  desde el punto de vista de los miembros de la aristocrática Familia Crawley sus sirvientes. Para muchos espectadores más jóvenes este era el universo que conocían de las páginas de Lo que resta del día del Premio Nobel Kazuo Ishiguro y de la obra seminal de Lord Julian Fellowes, la galardonada Gosford Park.





Solo que Downton Abbey no tocaba temas como el fascismo de las clases altas, no criticaba (mucho) el privilegio de éstas no intercalaba un cuento de detectives,  y Los Crowley eran mucho menos controversiales que la familia de Sir Simon de Gosford Park y Los Bellamy de Eaton Place. Sus criados no escapaban de los fogones para regresar con el rabo entre las piernas como en Upstairs, Downstairs , sino que subían por la escala social gracias a cursos de secretariado, puestos en escuelas rurales y matrimonios ventajosos.



El encanto de Downton Abbey radicaba en que las denuncias sociales eran ínfimas porque los patrones eran inconcebiblemente justos y nobles; y las tragedias caían sobre amos y criados de manera equitativa. Tal vez eso motivó una reapertura de Eaton Place en un revival de UD.  En la navidad de 2010, le llegaba a la Abadía de Downton una rival. En tres episodios, la BBC intentaba reconstruir lo que sucedió con esa mansión londinense después que los Bellamy la abandonaran en 1930.

Estamos en 1936, la casa ha sido comprada por Sir Hallam Holland (Ed Stoppard),  un diplomático que retorna de un largo viaje con su esposa Lady Agnes (Keely Hawes). Para Agnes, que todavía no se recupera de la pérdida de su primer bebé, esta será su primera casa de casada y no sabe cómo llevarla.

Para ayudarla está Rose Park, la fiel mucama de Los Bellamy. Siempre interpretada por Jean March, Rose ahora maneja una agencia de empleos y le consigue a Lady Agnes no el mejor servicio doméstico, pero si el más variado. Este incluye a un torpe mayordomo, una refugiada judía y un chofer que,  en sus ratos libres,  viste la camisa negra de las huestes de Sir Oswald Mosley.



Más problemas para Agnes,  se le aparece en la puerta, su suegra Lady Maud  (Dame Eileen Atkins) que ha retornado de la India con un mono, mucha energía,  y un criado-secretario (Art Malik) quien tendrá muchas veces que encargarse del servicio. Como si fuera poco, su familia le encaja a Agnes a su hermana adolescente,  Lady Persephone (Claire Foy) .



Persy es una chica moderna, pero conflictiva. una especie de Elizabeth Bellamy. Lo primero que hace es involucrarse con el chofer fascista, pero este affaire no culmina en el altar como ocurriera con Lady Sybil Crowley y Tom Branson. El romance acaba en la Batalla de Cable Street con Persy poniéndose la camisa negra y siendo testigo de lucha entre fascistas y judíos descrita de manera más fidedigna que en Peaky Blinders.



Con solo tres episodios Upstairs, Dpwnstairs (2010) fue elogiada por la crítica y público y recibió nominaciones y galardones, pero la siguiente temporada que abrió en febrero del 2012 no tuvo la misma suerte. Eileen Atkins quien había sido la cocreadora de la Upstairs Downstairs original, abandonó el proyecto. Su excusa fue que no le gustaba el modo en que habían enfocado a su personaje. Con ella se fue la posibilidad de conseguir un equivalente a la caustica Lady Violet de Downton Abbey.

Keely Hawes no era competencia para Lady Cora, altruista castellana de la Abadía, así que cualquier comparación dejaba a UD en el bando perdedor. Un infarto mantuvo a Jean Marsh alejada del plató y con ella se fue el único vínculo que podía atraer a los viejos fans.

La serie intentó apoyarse en el comodín , tan de moda hoy, de la diversidad. Trajeron a la hermanita perdida de sir Hallam que había estado oculta en una institución debido a sufrir de Síndrome de Down;   Los Hallam adoptaron a la hijita de la criada judía que murió en la cocina de un ataque de asma; y se intentó reemplazar a Lady Maud con su hermanastra Blanche (Alex Kingston) que era lesbiana.



Como ocurre siempre, la diversidad solo funciona si se la inserta en un argumento sólido y este no fue el caso. Claire Foy,  a cuyo personaje habían convertido en una especie de Unity Mitford, no tenía la fuerza para sostener una serie que cerró tras seis episodios. Hoy puede verse en Hulu, en los Estados Unidos.



La fórmula no volvería resurgir en toda su presencia. Se la intentó reflejar en otro triunfo de Claire Foy, en la primera temporada de The Crown. Ya he escrito de como los secretarios del palacio reemplazaron a la servidumbre en esta visión de la máxima cúspide de las clases aristocráticas británicas y de cómo Peter Townsend tuvo menos suerte que el advenedizo chofer que si consiguió casarse con la más bonita de las Crawley.

Debajo de las Escaleras del Palacio de Buckingham

Seria en una imitación de The Crown donde descubrí la mejor variación de La Fórmula de Downton Abbey. Me refiero a Victoria. En el otoño del 2016 abría en ITV está muy libre descripción de los primeros años del reinado de la famosa monarca. Yo llegué a USA justo a tiempo de ver el debut americano en la PBS en la primavera del 2017 y me encantó a pesar de saber que mucho era inventado.

Me creí la amistad romántica entre “La pequeña Vicky” (Jenna Coleman) y su secretario Lord Melbourne (Rufus Seawell). Por mis lecturas sabia de la difícil relación entre Victoria y su bienintencionada,  pero torpe madre, pero lo que me encantó fue la idea de ver a Victoria arriba de las escaleras y lo que ocurría en los bajos del palacio y de cómo se comunicaban amos y criados. Eso era Downton total.






Del mundo real trajeron a la Baronesa Lehzen , la gran figura materna en la vida de la reina, a quien Victoria nombraría el ama de llaves oficial del palacio hasta que el príncipe Alberto, en una de sus sádicas maniobras en contra de su diminuta esposa, la despidió. La salida al alba de Lehzen llorando rumbo a su nativa Alemania me hizo llorar a mí también. Tal como me conmovió que el único en despedirla y regalarle una botella de vino (robada de las cavas reales) fuese su gran rival, el mayordomo Penge. 

Aqui una ecena que ejemplariza el vínculo entre Victoria y su institutriz, en la cual la reina confiesa sus temores ante su primer embarazo.



Aunque Penge no existió, como tampoco su simpático cómplice, el lacayo Brodie, cuando Alberto decidió revisar los libros de contabilidad descubrió que realmente existían estos pequeños negocios de la servidumbre. En la vida real, también los criados de Victoria hacían su dinerito vendiendo pabilos usados de velas, hojas de té recicladas y hasta los guantes de Su Majestad. Victoria nunca usaba un par de guantes más de una vez.



Aunque , el Palacio de Buckingham si contrató un pastelero llamado Mr. Francatelli,  este fue despedido después de pelearse con un asistente. Nunca puso su propio restaurante ni se casó con Nancy Skerret, jefa de costureras de la Reina. Tal como la verdadera Mrs. Skerret, era una señora madura que jamás trabajó en un burdel.

Sin embargo, ese romance fue casi tan importante como el matrimonio de Victoria y Alberto. En la Tercera Temporada, por fin Skerret se convirtió en la Señora Francatelli provocando la ira de su real patrona, pero igual lloramos con Vicky cuando Skerret murió de cólera en brazos de su querida reina.



Para la Tercera Temporada, estábamos hartos de las peleas maritales de Victoria, las intrigas de su hermana Fedora,  o sus problemas con sus hijos. En cambio, nunca nos cansamos del servicio doméstico, incluso del ajeno como el romance de la pobre Duquesa Sophie con su lacayo. Pero ni esto pudo evitar la cancelación de amos y criados. Victoria puede verse en PBS Masterpiece Amazon , Thirteen Passport y este septiembre, América Latina podrá verla por el Canal Film&Arts.

En el 2019, la BBC adaptó una de las primeras novelas de Lord Julien Fellowes , Belgravia. Em esta adaptación pudimos apreciar el interés del escritor por clase altas, nuevos ricos, el hoi polloi y esa clase despreciada e incomprendida, el servicio doméstico, de la Inglaterra victoriana, pero los criados de Belgravia eran tan antipáticos que esta variación del modelo Downton Abby no dejó marca. Belgravia puede verse por EPIX.



Downton Abbey a la Australiana

Lo extraño es que si encuentro rasgos de la formula en un lugar inesperado, la fantástica soap opera australiana A Place to Call Home.  Han apodado la “Downton Abbey australiana” a esta saga de la Familia Bligh y su reinado sobre un pueblito de Nueva Gales del Sur,  llamado Inverness. Si Los Crowley tienen su abadía, Los Bligh tienen Ash Park donde reina Elizabeth, la matriarca, más severa que Lady Cora, pero tan dominante como la Condesa Viuda. Como Lady Violet, Elizabeth controla la vida de parientes, criados y pueblerinos.



Los criados de Ash Park van desdelos vaqueros que se ocupan de las ovejas de Ash Park hasta mucamas como Amy y su compleja vida familiar, y la desubicada Rose que llega a ser nana del pequeño George y acaba de cómplice de la villana Regina. Como Los Crowley con Sybil casada con el chofer, Elizabeth debe resignarse al matrimonio de su nieta con un inmigrante italiano y a la peor pesadilla incumplida de Robert Crowley) que Anna se convierta al catolicismo.



Más problemático es que el nieto y heredero de Elizabeth, James, sea gay y que la única oportunidad de que Ash Park quede en manos de un Bligh sea aceptando a un bebé judío y a su madre, una sobreviviente de Ravensbruck. Acorn TV tiene los derechos exclusivos de esta gran saga familiar.



A Place to Call Home ha sido el último intento de crear un espacio que refleje las características de Downton Abbey. Todavía no podemos opinar sobre The Gilded Age, el actual esfuerzo de Lord Julien Fellowes que abrirá, D-s mediante,  esta Navidad en HBO/Max. A lo mejor despierta un interés en rehacer la fórmula.

La Formula se Traslada a un Gran Hotel

Entretanto, lo que seguimos presenciando son variaciones de un derivado del modelo “Downton Abbey”. Todo comenzó en el 2011, en un espacio alejado del mundo angloparlante. Fue en Bambú donde recreaban la antigua fórmula del ‘Gran HoteL’ convirtiéndola en un relato de ‘Los de arriba y los de abajo” como ya he mencionado en una entrada dedicada al tema, esta fórmula tuvo refritos en Francia, Italia, México y hasta en Egipto. Ha inspirado historias de grandes hoteles como Der Adlon en Alemania (2013) Das Sacher (ahora en Amazon Prime)  en Austria y Vidago Palace en Portugal.







Hasta retornósin éxitoal Reino Unido.  En el 2013, Stephen Poliakoff jugaba al coctel espionaje-dentro-de-un hotel en la desastrosa Close to the Enemy que comenté cuando hablamos de Shadowplay.

Para equilibrarla, en ITV tuvieron The Halcyon La premisa no podía ser mejor:  un hotel de clase (y diverso) durante el Blitz que sería menos nocivo que las relaciones de la dueña y su familia y empleados. The Halcyon fue más que un flop, fue un ejemplo de lo pretencioso y mediocre que se estaba volviendo el period drama inglés.



A pesar de estos fracasos, la fórmula “Gran Hotel” sigue en boga. Preparémonos a ver Hotel Europa una versión alemana del tópico que ya se verá en suelo germano a fines de este año.  Hotel Europa (o La casa junto al lago) narra la saga de los Dresen una dinastía hotelera y su navegación por las turbulentas aguas de la República de Weimar hasta el auge del nazismo.

El fascismo,  y no el nazismo,  es el centro del trama de la otra variación de la fórmula “Gran Hotel”. Se había dicho que Keeley Hawes sería la protagonista de “Hotel Portofino” que la ITV está filmando en la Riviera Italiana, pero la ha reemplazado Natasha McElhone . Se trata de un misterio detectivesco que tiene lugar en un importante hotel de la región durante el periodo fascista y que involucra a sus no menos importantes huéspedes, muchos de ellos ingleses.

¿Si la fórmula “Gran Hotel” sigue imperando en el universo del period drama, que ocurrió con la de “Downton Abbey”?  Pues todavía se sigue buscando una reemplazante digna, aunque se tenga que imponerle el rotulo a historias alejadas de la formula como La Cocinera de Castamar o Bridgerton. Pero la nostalgia por la Abadía no ha muerto y eso lo demuestra el recibimiento de su secuela fílmica y las ansias con las que se espera el próximo filme.

lunes, 20 de septiembre de 2021

En Septiembre el Drama de Época Habla Español: Temporada Otoño 2021

 


Iba dejar este reporte anual para octubre, tenía tan poco que promocionar, tan paupérrima era la oferta de series. Hasta que descubrí que no es que no haya que anunciar, es que las fechas de estreno hoy se divulgan con menos de un mes del debut. Por eso tengo más cosas que decir de este septiembre que de los meses que lo seguirán.

Ya vieron, en agosto Netflix nos trajo casi sin anuncio, Shadowplay, antes ocurriera lo mismo con La cocinera de Castamar y vuelve a hacerlo para septiembre, pero sigamos en orden cronológico lo que viene en este mes en que los judíos celebramos el comienzo de un nuevo año.

10 de septiembre: Hotel Sacher (Amazon  Prime)

Desde hace más de una semana que Amazon Prime nos brinda esta serie austriaca. A pesar de que es del 2016, es la primera vez que se ve con subtítulos en inglés. El Hotel Sacher es,  como lo indica el nombre, parte de la fórmula “Gran Hotel”. En este caso se trata de un establecimiento real, el legendario Sacher , hogar de la sachertorte, y uno de los mas famosos hoteles de la Europa de la Belle Epoque.

                                   La célebre Sachertorte

Siempre se asoció al Sacher con su dueña, Anna,  conocida por fumar públicamente cigarros puros. La historia comienza en 1893, fecha del fallecimiento de Eduard Sacher. Aunque por años, Frau Sacher ha llevado las riendas del hotel, siempre se ha escudado en la charada de que el que manda es el marido. Muerto Eduard, Anna tendrá que luchar contra su suegro empeñado en vender el hotel, y los prejuicios de una Viena patriarcal para poder manejar un negocio que es su vida.

                       Frau Sacher y su staff de cocina

A la par de las aventuras de Frau Sacher, conocemos a los visitantes del hotel desde personajes reales como la actriz Katharina Schratt, “amiga íntima” del Emperador Francisco José, hasta los ficticios como los Príncipes von Thurnstein,  y el matrimonio Adelholm que poseen una editorial en Berlín y vienen al Sacher a pasar su luna de miel.





Como toda formula Gran Hotel, hay historias de criados y un misterio que involucra a Marie Stadler una humilde pinche de cocina que desaparece en circunstancias inexplicables, y cuyo destino está vinculado con los von Thurnstein.  Con solo tres horas de duración Das Sacher cubre toda la Belle Epoque vienesa desde 1893 hasta la Gran Guerra.

22 de Septiembre: The Wonder Years (ABC)

Se ha escogido esta fecha para que la ABC estrene el único proyecto que puede llamarse de época de la televisión abierta . Se trata del Reboot de The Wonder Years,  la popular serie infantil de los 80. Ahora tendrá lugar en la Alabama de los 60 y girará en torno al diario vivir de una familia negra. No fui fan de ‘TWY” así que no tengo problemas en ver esta versión y me parece muy interesante examinar la existencia de una familia de afroamericanos en el sur en una década tan turbulenta.



22 de septiembre: Jaguar (Netflix)

Hace exactamente un año me enteraba que Bambú y Netflix tenían planeada una serie sobre cazadores de nazis en España en los 60 con Blanca Suarez como una sobreviviente de Mauthausen. La serie sonaba estupenda, pero pensé que por la combinación tema+pandemia, no se le daría prioridad.



Ha sido un gusto enterarme que llega al servicio de streaming. demostrando de nuevo ese modus operandi de Netflix de lanzar su escaso caudal de period pieces de a uno al mes y con la mínima publicidad.

Esto es lo que sabemos sobre su trasfondo histórico. La acción tiene lugar en la España de los 60.  Isabel Garrido (Blanca S.)  es una sobreviviente de Mauthausen que colabora con otro grupo de ex prisioneros del mismo lager (asumimos que todos son españoles republicanos)  en buscar nazis ahora escondidos (y no tanto) en la alta sociedad española .



Leí en algún lado que la mayor presa de estos cazadores sería un personaje real:  Otto Skorzeny, el coronel de la SS que ha pasado a la historia por haber rescatado al Duce de su prisión en el Gran Sasso. Tras huir de una prisión militar en 1948, Skorzeny buscó refugio en España y moriría en Madrid en 1975. Para entonces era considerado como un personaje mítico y casi heroico.

Hoy se sabe que fue uno de los artífices del Cuarto Reich, que asesoró a Nasser en Egipto y a Perón en la Argentina, que promovió todo tipo de actividades ultraderechistas en España, desde reuniones de partidos de ultraderechas europeos en Toledo en 1951, hasta la creación de bandas paramilitares que luego operarían en contra de la ETA.  Se cree que anduvo metido en intentos de asesinar a Kennedy, y que colaboró con la Mossad a cambio de que no lo mataran, filtrándoles datos sobre los científicos egipcios que estaban preparando armas nucleares. Si me detengo a dar tanto detalle sobre Skorzeny es debido a que el mismo día del estreno de Jaguar, Netflix presentará un documental sobre el individuo llamado El Hombre más peligroso de Europa.





Todo esto aunado a la presencia española en Mauthausentema que recién se está haciendo públicopueden dar vida una gran historia. Eso si siguen los pasos del soberbio trabajo que produjo Mar Targarona en El fotógrafo de Mauthausen, pero también puede traernos alguna de las barrabasadas pseudohistóricas a las que nos tiene acostumbrado Netflix. Mi consuelo es que no les puede quedar peor que Hunters de Amazon Prime.

28 de septiembre: Malverde: El Santo Patrón (Telemundo)

Hace rato que dejé de ver telenovelas, pero este septiembre puede que haga una excepción con Malverde: El Santo Patrón, la primera producción de época de Telemundo. Esta bioserie pretende relatar la trayectoria de Jesús Malverde, un bandido rural, tipo Robin Hood, que operó en días del Porfiriato mexicano.



Digo “pretende” porque se tiene poca evidencia histórica de Malverde y como Robin Hood, su vida es un complejo de conjeturas y mitos. Algo que les da ampla licencia a los libretistas, pero también obliga a ciertos parámetros porque Malverde es hoy parte de la folk religión de ambos lados de la frontera donde es venerado como santo popular.



Cuando se hizo público el proyecto,  en febrero del 2020,  los protagonistas eran Fernando Colunga y Ariadne Diaz, una pareja de lujo. De pronto,  PapiFer dejó el proyecto y Ariadne lo siguió. La ojiverde dijo “sin Fernando, No”. Pero ya se había invertido mucho en esta serie que combina elementos del western y del period drama. Se consiguió que al “Santo de los pobres” lo interpretara el famoso cantante de rancheras,  Pedro Fernández.  Esta sería la octava telenovela del astro y la primera de Pedrito para Telemundo.

Los tacones de Ariadne se los puso Carolina Miranda, la protagonista de Quien mató a Sara. El elenco incluye a Ivonne Montero, Alejandro Nones, Sofia Castro y mi bebé Mark Tacher será el antagónico. No sé si tenga la energía de seguir una telenovela a diario por tes meses, ¿pero que le voy a hincar el diente? Eso ténganlo por seguro.



En Tierras Sudamericanas

¿Y qué pasa con nuestros gatos latinoamericanos?  ¿Aparte de Jaguar se quedarán sin novelas de épocas en este mes? Para nada.

En Film&Arts acaba la Tercera Temporada de Babylon Berlin,  pero llega la primera temporada de Victoria. No se pueden perder esta versiónun poco fantástica, pero muy romántica de los primeros años del reinado de la adolescente Alexandrina que el mundo conoce como una monarca que dio su nombre a la Era Victoriana y a un imperio.



Europa, Europa acaba con Babylon Berlín y trae la Temporada 10 de Call the Midwife.  increíble, antes que esta serie con tantos fans sea presentada en USA, la pasan en América Latina. (Ultima noticia, Call the Midwife estrena en la PBS el 3 de octubre)

Para los que se subscriben a la plataforma de AcornTv en America Latina también habrá novedades en los dramas de época . El 16 llega la Quinta y penúltima Temporada de A Place to Call Home. La matriarca Elisabeth se da otra oportunidad ante el altar y su ‘nuera” Sarah también espera el divorcio de George para poder legitimar su relación, pero la salida de la siniestra Regina del manicomio cambia los planes de La Familia Bligh y sus seres queridos.



Pasamos de esta fenomenal soap opera australiana al Londres a GoGo donde el Joven Morse soluciona casos como policía y vive complicaciones en su vida privada. El jueves 23 llega la Temporada 6 de Endeavour. A pesar de que enredos burocráticos tienen a la antigua Brigada de la Policía del Támesis esparcida por el condado de Oxfordshire, todos se reunirán para resolver el asesinato de su compañero, el joven George Fancy.



Seguirá a esta temporada justiciera, la séptima donde otra vez el corazón le hace una mala jugada a Morse con un romance veraniego en Venecia que lo perseguirá hasta el frio otoño inglés.

Y como postre el 30 de septiembre llega a AcornTv la versión inglesa del Dr. Zhivago del 2001 que contó con la novedad de una jovencísima,  y todavía no famosa,  Kiera Knightley en el rol de Lara.



El Futuro del Drama de Época

Acabamos septiembre y nos quedamos sin programa. La PBS traerá la sexta temporada de Grantchester a partir del 6 de octubre en “Masterpiece Mystery”. En noviembre 19, Hulu lanza la segunda temporada de The Great, y hay un rumorcillo de que la HBO tiene preparado el debut de The Gilded Age para su programación navideña.

                               Foto del rodaje de The Gilded Age

Quiero terminar alejando el rumor de que no habrá más series de época, y de que es un género ya difunto. Es cierto que la BBC y la ITV (a veces son la misma cosa) han hecho declaraciones que no invertirán más en period peces. La ITV ha tenido el descaro de argumentar que no gustan al público (¡mentirosos!) .

La verdad es que están en una encrucijada. Necesitan fuertes cantidades para proyectos de época, el gobierno no se las suministra si no están seguros de que será un proyecto woke y diverso. Los últimos proyectos de época Beecham House, el horror ese de Ana Bolena, e incluso Sanditon (que tuvo bajo rating en el Reino Unido) han sido fracasos y eso se debe a guiones descuidados, elencos confusos y presentismos fuera de lugar que enajenan al devoto del género.

El motivo que sea ha empujado a las productoras británicas a centrarse en proyectos de época inocuos y simples como Call the Midwife’ y All Creatures Great and Small que no ofenden a nadie. También se abocarán a series de misterio que ya tienen su fandom como Grantchester, Endeavour y Miss Scarlett and the Duke. Como he quedado desilusionada con los últimos period pieces de la BBC/ITV, no me molesta que se tomen un break hasta que decidan si su prioridad deba ser el público antes que trend culturales.

Mientras tanto, en Europa continental siguen haciendo period pieces y muy buenos. Rusia no para,  en pandemia han filmado series sobre el Imperio Otomano, la San Petersburgo pre-Revolución y la Segunda Temporada de Los Optimistas. En Alemania donde todavía no se deciden a filmar la cuarta temporada de Babylon Berlin, se han enamorado de la Era de Weimar y ya tienen planeada y media filmada La casa junto al lago, una variación del tema Gran Hotel y están planeando La Casa de las Promesas una especie de Velvet en el Berlín de los 20.

                            Elenco de La Casa de las Promesas

Netflix no ha tirado la toalla en lo que respecta a sus proyectos históricos. Se está filmando la segunda temporada de Bárbaros en Polonia. A pesar de que de que el Covid detuvo la filmación de la segunda temporada de Bridgerton, se trata de un proyecto demasiado importante para ser postergado indefinidamente. Además, me entero de que Netflix se ha unido a la caravana de la Sissimanía. Este año tendremos tres proyectos sobre la legendaria Isabel de Baviera.

El primero es el filme Corsage con Vicky Krieps como una Sisi cuarentona. También tenemos Sisi una miniserie alemana que cuenta la historia archiconocida de como Isabel le quito el novio a la hermana y acabó convirtiéndose en Emperatriz del Imperio Austrohúngaro. Ahora tenemos  The Empress  una miniserie en seis partes que ha comisionado Netflix donde ya se han inventado que la quinceañera reina es acosada sexualmente por su siniestro cuñado que no es otro que el pobre Maximiliano de México. Como siempre los de Netflix empeñados en rescribir la historia.

                              Dominique Davenport como Sissi

La Sissimanía es solo parte de la obsesión del drama de época contemporáneo con las reinas. Recordemos que, en el 2022, Starz traerá para los Tudormaniacos Becoming Elizabeth sobre las ultimas reinas Tudor y nos llevará a la Francia de los Valois a conocer la vida de Catalina de Médicis en The Serpent Queen.

                          Alicia von Ritter como Isabel I

Realmente hay una obsesión con las reinas de ayer . Ultimo flash de noticias. El Canal + va a filmar una miniserie sobre mi reina favorita Maria Antonieta, pero ¡ay que horror! Es producida por la Deborah Davis que hizo esa majamama de falsedades histéricas/históricas La Favorita.

Como pueden apreciar quedan period pieces para rato. Solo el tiempo nos dirá si valen la pena.

¿De lo descrito que es lo que quisieran ver?

 

 

lunes, 13 de septiembre de 2021

Desde las Ruinas de Berlín : “The Defeated” (o Shadowplay)



Fue un placer encontrar en Netflix, este agosto,  el drama germano-canadiense “Shadowplay” o “The Defeated” como se le ha llamado en los Estados Unidos. Se trata de una especie de Noir que tiene lugar en un territorio fascinante, pero desaprovechado: el Berlín de la postguerra. Una lástima que no se le ha hecho más propaganda. A pesar de eso tiene un sólido rating de 7.0 en IMDB. Su problema es el mismo que en el pasado he señalado en otras series alemanas , agreguémosle un héroe anacrónico…Más allá de esas fallas, es muy recomendable.

Un “Rubble Film” Hecho Serie

Shadowplay significa “sombras chinescas” y es también el título de una pieza inédita de Bach cuya partitura es entregada por una de las víctimas de Moritz McLaughlin  (Logan Marshall-Green) como soborno para que este deje de torturarlo. Me parece un título más llamativo que “Los Derrotados” ’que además de soso,  conlleva esa creencia de que el único pecado de los alemanes fue haber sido vencidos.

A primera vista, “Shadowplay” parece una imitación de “Close to the Enemy” la enigmática, por darle un nombre educado, miniserie de Stephen Poliakoff. Taylor Kitsch es un detective de Brooklyn que ha venido a Berlín con una misión, establecer el orden. Para eso tiene que crear un escuadrón de policia, derrotar a un archiriminal y encontrar a su hermano mayor que,  tras sufrir un colapso nervioso,  ha desertado del ejército.





Recordarán los infortunados que vieron “Close to the Enemy” que se trataba de un oficial británico (Jim Sturgess de Los Tudors) que debía convencer a un científico alemán  (August Diehl de Bauhaus) ) de pasarse al lado de los Aliados, y de paso,  encontrar a su hermanito (Freddie Highmore de The Good Doctor) que había perdido la chaveta a causa de atrocidades vistas en el campo de batalla.



Ahí para todo parecido,  “Shadowplay” pertenece al ciclo de filmes del Berlín de la postguerra, “Rubble Films” (Cine de Ruinas)  como “Los asesinos están entre nosotros” y “Alemania, Año Cero” de Rosellini, sin olvidar la joya de Carol Reed,  “El Tercer Hombre”(a pesar de que esta tenga lugar en Viena). Tenemos la misma cantidad de personajes oscuros, de gente desplazada (DP los llamaban las autoridades Aliadas) , de policía que no puede contra criminales que quieren vengar u ocultar su pasado. Mas o menos lo que Joseph Kanon empaquetó en las páginas de su The Good German y que Steve Soderbergh trajo a la pantalla con ofensivos cambios.






Vemos una ciudad despedazada donde niños psicópatas juegan con bombas sin estallar y asaltan a los transeúntes, donde las mujeres o se prostituyen o son violadas,  y donde el que no roba, mata. Es ahí donde Max McLoughlin (Kitsch)  se encontrará con el desafío de crear un departamento de policía.  Para eso tendrá la ayuda de Elsie Garten (Nina Hoss) , una ex catedrática de semánticas que ahora dirige una comisaría instalada en un viejo banco, sin más armas que patas de silla que operan como garrotes, con el teléfono más cercano en la compañía de bomberos a una cuadra de distancia y con un abigarrado equipo formado por ancianos, amas de casa y un adolescente judío llamado Gad (Maximilian Ehrenreich) que es el único sobreviviente de su familia.



Max no haya mucha ayuda en Tom Franklin (Michael C. “Dexter” Hall), un diplomático estadounidense que parece saber mucho, pero comparte poco . Franklin tiene una esposa inglesa llamada Claire (Tuppence Middleton)  que es una especie de barracuda alcohólica que ataca al policía hasta en el ascensor. Max no anda en busca de romances,  tiene tres poderosos contrincantes a los que debe vencer.



Los Tres Desafíos de Max McLaughlin

El primero es el hampón Hermann Gladow (Sebastian Koch) , un médico que ha creado un imperio gansteril gracias a sus abortos clandestinos a mujeres violadas (la especie más abundante en esa ciudad en 1946) para luego obligarlas a convertirse en prostitutas y asesinas. El asesinato de dos soldados estadounidenses pone a Max en la ruta del Engelmacher, el “fabricante de ángeles”, apodo de Gladlow, pero no es el peor enemigo del policía.



Al menos Engelmacher es alguien a quien Max y su equipo pueden perseguir abiertamente y recibir ayuda de las autoridades para atraparlo. Pero Max no sabe que la fiera más peligrosa suelta en Berlín es Izosimov (Alexander G’Vera) , el comandante del sector soviético que opera silenciosamente, incluso utilizando al equipo de Max, para cumplir sus propósitos.



Ha habido quejas por parte de la teleaudiencia de que los rusos son descritos como bestias y villanos totales. Para quienes,  como yo,  hayamos visto un par de series alemanas ambientadas en esa época, ya nos es común ver estos retratos ultra negativos de las tropas soviéticas, tal como las series rusas pintan a todo soldado alemán como nazi fanático dotado de garras y colmillos.

Mi problema no es con la brutalidad y maldad de Izosimov, sino con sus motivos que no nos son explicados. ¿Acaso las últimas palabras de Heinlein , el comandante de la policía berlinesa, antes de ser ultimado por el ruso, de que no quieren ‘gente buena” en Berlín sea cierto?  Izosimov tortura a Gad y chantajea a Elsie,  los únicos personajes realmente buenos de la serie.



Mas complejo es el tercer enemigo, el Sargento Moritz McLaughlin. Aparentemente, el hermano mayor de Max es un esquizofrénico diagnosticado y la duda es como el ejército no lo notó al reclutarlo. El General Wright le dice a Max que su gran remordimiento es haber enviado a alguien con los problemas psiquiátricos de Moritz al campo de batalla.

Bajo las órdenes del General Wright, Moritz es uno de los primeros soldados estadounidenses en entrar en Dachau. Lo que ve ahí es lo que los psiquiatras han advertido será el detonador necesario para liberar la violencia que lleva adentro. Tras ejecutar sin juicio a los guardias del campo (un episodio real,  solo que no fue llevado a cabo por un solo soldado)  el Sargento McLaughlin deserta.



El ejército no se molesta en buscarlo. Moritz,  suelto en una ciudad sin ley,  se dedica a rastrear a ex nazis para torturarlos antes de matarlos. Cuando se entera de que su hermano está en Berlín ,Moritz lo pone a cargo de deshacerse de los cadáveres. Este es el tercer criminal del que Max debe encargarse, pero el policía acaba convirtiéndose en cómplice.

Paralela a la historia de Max es la de Karin (Mala Emden de Charite at War) . una paciente del Engelmacher que consigue un bono, la posibilidad de matar a palos a sus violadores. Solo que Elsie la descubre. Karin tiene un solo camino,  seguir trabajando para su benefactor, ahora como sicaria.



Karin no es un personaje que me inspire lástima. Tal vez porque sepamos poco de ella antes de su ataque. ¿Como fue su vida durante el nazismo? ¿Fue participante activa o pasiva? Hay una impresión , como con Moritz, que se trata de una psicópata sanguinaria que ha encontrado una salida a su violencia.



Un Polizonte Malhablado y Anacrónico

Han habido quejas de que los estadounidenses son retratados como héroes, no es algo que yo perciba. Nos describen a los americanos como violadores,  sádicos, esposos golpeadores y traficantes de obras de arte. Vale recordar que la serie no es un producto de USA.  Se trata de una coproducción germano-canadiense e incluso el personaje de Max tiene poco de heroico.

Para mí es lo peor de la serie y,  no es como se quejan los espectadores,  porque Taylor sea mal actor o que su acento de Brooklyn sea tan falso como las buenas intenciones del Engelmacher.  Es que es totalmente anacrónico. Su modus operandi, su look desaliñado y ese idioma de hip hopero del Siglo 21… Nadie más usa tantas palabrotas como él, en la serie y por mal hablado que fuese un rudo polizonte no soltaría tantos ternos delante de las damas. No en esa época.



Aparte de lo increíble del personaje,  también es inconcebible que para adiestrar a la policía berlinesa se trajese un detective de poca monta, sin conocimientos de historia contemporánea, que no ha servido en el ejército, que no sabe tratar a sus superiores y que ni siquiera habla el idioma del país.

Hay intentos de imitar a “Babylon Berlín” con este inspector novato que llega a una urbe cuya dinámica desconoce. El l Engelmacher recuerda a otro médico metido a criminal, el Dr. Schmidt. Solo que él sí tenía motivos para huir del mundo normal y vengarse. También la escena en que Izosimov tortura a Gad recuerda una escena similar de los soviéticos torturando a un trotskista en “Babylon Berlin”. Pero existen dos diferencias. La violencia en BB nunca es gratuita y el Berlín de Gereon Rath y los sucesos históricos que experimenta el policía de Colonia o de los cuales es testigos, son fidedignos. No así en ‘The Defeated” que alterna innecesarias escenas de gran lentitud con el gore de las proezas de Moritz y Karin en el ejercicio de su ira contenida.

Hora es de hablar de la historicidad del argumento. Como les ocurrirá a ustedes, hay mucho que no sé del periodo de postguerra . Debido a lo cual estoy creando un espacio en mi biblioteca para ese tema. Gracias a esoy también al sentido común veo cientos de disparates que entorpecen el seguimiento del libreto. Paso entonces a darles un curso acelerado de la Alemania de 1946.

Policía Alemana: Antes y Después del Tercer Reich

En 1936, la policía alemana desapareció. Pasó a formar parte del aparato del Reich bajo el comando de Heinrich Himmler. Toda la Ordnungspolizei o policía uniformada,  que incluía gendarmes, bomberos, guardacostas y defensa civil, se volvió parte de la SS, lo que conllevó que sus miembros fuesen activos participantes en el programa de genocidio.

En el verano del ’46, los policías germanos o estaban siendo sometidos a juicio o pasando por un proceso de desnazificación. Todos eran personas non grata par la administración aliada. Nadie quería miembros de esas organizaciones en cargos públicos.



Acabada la guerra, Alemania fue dividida en cuatro sectores. Cada uno bajo la jurisdicción de la autoridad militar de un poder aliado. A su vez,  la capital , Berlín, que estaba en territorio soviético,  fue repartida entre estadounidenses, franceses , británicos y soviéticos. Toda actividad criminal era investigada por la policía militar. A los delincuentes se les juzgaba en tribunales militares y se les encarcelaba en prisiones militares.



La ironía es que el sector ruso, que en la serie se ve tan reprimido, fue donde se creó en 1946 una policía alemana. La Volkpolizei (policía del pueblo) compuesta por alemanes veteranos de las Brigadas Internacionales y soldados comunistas de la Wehrmacht. La intención soviética era crear una Alemania marxista, simpatizante de los ideales estalinistas.  Para eso había que rehabilitar a nazis tibios y promocionar la actividad de alemanes comunistas. Esa fue la diferencia entre la ocupación soviética y la de los aliados angloparlantes.

Aun así, en las otras zonas de Berlín, el auge del crimen obligaba a veces a buscar apoyo en personal autóctono. Este no debía estar vinculado con ninguna organización del Tercer Reich y debía seguir un programa de adiestramiento proporcionado por la misma policía militar del ejército de ocupación.  Aquí vemos un video de este personal auxiliar siendo entrenado por policías militares británicos en la zona de Hamburgo.



“The Defeated” no miente cuando señala que los mayores crímenes de la época eran asesinatos y violaciones, seguidos por robo, trata de blancas y contrabando/mercado negro. Con esos prejuicios de almaceneros de los anglos se partió de la base que todo el contrabando y mercado negro estaba en manos de los sobrevivientes de campos de exterminio que ahora estaban hacinados en los mismos espacios donde los habían encerrado los nazis.  Aunque si existía, por necesidad, contrabando dentro de esos espacios, los grandes señores del matute trabajaban en libertad y en zonas urbanas.

Los Aliados angloparlantes comenzaron a reclutar alemanes para que los ayudaran en la investigación del mercado negro. Obvio que era más fácil lanzarse contra los judíos que estaban desarmados y amontonados en un solo espacio. En la zona de Hamburgo se acusó de contrabandista a Josef Rosensaft que era también el líder de los refugiados de Bergen Belsen.

 Según Ben Shepard narra en The Long Road Home (El largo camino a casa) en febrero de 1948, se presentaron policía militar británica y sus auxiliares teutónicos a inspeccionar el campo. Rosensaft se sentó a deliberar on los británicos y tras acordar que ningún alemán entrase en Belsen, se procedió al allanamiento. Se encontraron algunos cartones de cigarrillos y una vaquita. Todo acabó en disculpas y fue hecho en buena forma.

                                               Josef Rosensaft en el medio

La razón para tanta diplomacia es que existía un precedente que nadie quería repetir. Dos años antes, en Stuttgart, como cuenta Ruth Gay en Safe among Germans (A salvo entre los alemanes),  la policía militar estadounidense armó a sus auxiliares alemanes y les permitió allanar un campo de detenidos. Los auxiliares entraron,  acompañados de perros policiales,  dando gritos y tiros al aire,  con la sutileza germana que los caracteriza. Esta vez sus víctimas no iban a ser pasivas. Los DP comenzaron a lanzarles proyectiles que los auxiliares respondieron a balazos matando a un sobreviviente de Auschwitz llamado Samuel Danzinger.  El único contrabando que encontraron fue un par de cajas de huevos.

Como era de esperarse este desafortunado incidente causó gran revuelo en la prensa y de ahí ya no se volvió a armar a los auxiliares, ni se les permitió actuar sino bajo supervisión de la policía militar Aliada. Por lo tanto, ya la premisa de “Shadowplay” está errada. No existía un  “jefe de la policía de Berlín”( y menos de uniforme). como Heinlein. Ninguna autoridad aliada occidental pretendía crear una fuerza de policía autóctona y menos traer a un civil de Brooklyn para organizarla. NI cuando se reconstruyó la policía en la Alemania Federal,  en 1950,  se hizo algo parecido.

El primer y evidente error de “Shadowplay” es la llegada de alguien tan neófito, ignorante y mal preparado para el trabajo como es Max. Si ya había un historial de problemas con los auxiliares, se necesitaba de alguien muy bien informado para adiestrarlos. Además, la misión de Max es muy ambigua, No se sabe quién lo reclutó, ni quien le da ordenes, ni a quien le rinde cuentas.



Max le dice a Izosimov que lo enviaron del Departamento de Estado, una institución que no tenía nada que decir sobre los manejos de la ocupación Estadounidense.  Es imposible que su superior sea un diplomático como Tom Franklin. No había ni diplomáticos ni civiles involucrados en la administración de Berlín sino hasta 1948.



Max no viene con un plan de adiestramiento, su relación con sus subalternos es mínima y nunca parece estar donde se le necesita. Por último, el tipo de agentes de policía que se reclutaría de entre la población civil no corresponde al perfil de “los espantapájaros” de Elsie Garten: un adolescente, un ama de casa y ex ballerina, una catedrática. Carecen de la energía, la voluntad, la sagacidad y sobre todo la fortaleza que debe caracterizar a un funcionario de la ley.

Como vemos estas personas, llenas de buenas intenciones, acaban siendo chantajeadas y torturadas por los rusos y los mismos criminales. Esto nos lleva a hablar del reino de delincuencia que era Alemania en ese entonces.

El Reino del Crimen en Europa

Para 1946, Berlín era la capital del crimen, pero todo el país era un hervidero de delincuentes. Asesinatos, violaciones, robos, contrabando y mercado negro eran pan de cada día y en estos ámbitos del hampa, los enemigos de ayer colaboraban con sus víctimas del pasado. Hasta los lobos se volvieron malandrines. Durante el frio invierno del 1945-1946, manadas de lobos entraron en la Berlín destrozada y atacaron a la gente. Es un espectáculo casi medieval que merecería un filme. Pero también había lobos humanos como nos relata Douglas Botting en su From the Ruins of The Reich (Desde las ruinas del Reich) sobre una carnicería berlinesa clandestina que comerciaba con carne humana

Si lo de los lobos delincuentes es de la Edad Media, del Lejano Oeste es lo que nos recuerda otra manifestación de criminalidad en esa Alemania de posguerra: los asaltos a los trenes. Había un sinnúmero de bandas de maleantes compuestas no solo por DP, pero también por delincuentes comunes y desertores, incluso de los del ejército estadounidense. Una de las más famosas,  la Banda de la Lehrter Banhof estaba compuesta por alemanes y desertores rusos. En 1946 se dedicaba al asalto de convoyes de comida.

Aunque pronto los actos delictivos se localizaron en bandas que conformarían el mundo del hampa, la mayor parte de los delincuentes tenían menos de 18 años y como nos muestra “The Defeated” hasta los niños delinquían para sobrevivir. En ese ambiente es casi posible que floreciese una banda de prostitutas vengadoras y de pacientes agradecidos como la que lidera el Dr. Glastow. ¿Existió tal personaje?



El verdadero “Doctor” Glastow se llamó Werner, nació en 1931 y comenzó su carrera criminal en 1946 cuando apenas tenía quince años. Tras un rato en la cárcel for sus actividades de mercado negro, formó su propia pandilla modelándola al estilo de los gánsteres que veía en el cine. Vestidos elegantemente como Al Capone, al comienzo fueron vistos como Robin Hood. Gladow se hacía llamar ‘Doktor” porque aseguraba haber estudiado un año en la facultad de medicina. Pronto hasta el pueblo lo consideró como un criminal peligroso y un asesino. Fue juzgado y ejecutado en e1950 cuando todavía no cumplía 19 años.



Los Aliados consideraban como crimen todo tipo de venganza personal. Aun así, no solo los judíos, sino también los polacos, las grandes víctimas del nazismo,  estaban empeñados en vendettas contra sus antiguos verdugos. El método utilizado por los Aliados fue  “encarcelar” literalmente a los sobrevivientes en los antiguos campos de concentración, pero la medida,  aparte de censurable,  resultó infructuosa en lo que se refiere a venganzas.

Gad, Nakam y los Judíos

Las series alemanas sobre la Segunda Guerra Mundial suelen ser muy imprecisas en lo que se refiere tanto a las atrocidades cometidas en contra de los judíos como en la descripción de estos últimos. En “Shadowpay” tenemos un token Jew,  el adolescente Gad,  parte de la nueva policía.



Elsie le cuenta a Max que Gad pertenece a una familia que por generaciones ha servido en la fuerza policiaca berlinesa hasta que los nazis tomaron el poder. Toda su familia fue deportada , él es el único sobreviviente. Aparentemente, Gad representa a los judíos que buscan reconstruir una nueva Alemania, pero no todo es positivo respecto a él.

En busca de información sobre Elsie, Izosimov rapta a Gad y lo tortura. Después que le han arrancado dos uñas, Gad le cuenta al soviético que Elise anda buscando a su marido, Leopold Garten. Esta no es una información privada y bien pudo Gad haberla presentado sin perder las uñas, pero la serie nos trata de decir que a)  Izosimov es un sáfico y b) los alemanes no pueden confiar en los judíos puesto que apenas le aprietan un dedo los traicionan. Es cierto que tanto Elsie como una de sus colaboradoras pasarán informaciónuna a Izosimov, la otra al Engelmacherpero lo harán a cambio de proteger a sus seres queridos.





En la búsqueda de su hermano, Max descubre un vínculo ente Moritz y “Nakam” un grupo de judíos que quieren vengar el Holocausto matando alemanes. Efectivamente, Nakam (”venganza” en hebreo)  existió. Fue fundada en Lublin, en 1945, por Abba Kovner poeta sionista, ex comandante partisano y sobreviviente del ghetto de Vilna. Al final de la guerra, desquiciados ante la masacre cometida contra su gente, Kovner y otros compañeros decidieron que solo la Ley del Talión podía compensar lo ocurrido.



Su mayor hazaña ( y Gad se la cuenta a Max)  fue envenenar, con pan con arsénico,  a dos mil SS que estaban en un campo de prisioneros en Nuremberg. Solo 200 envenenados tuvieron que ser hospitalizados y no hubo muertos. A comienzos de este siglo, el aparato legal de la Alemania reunificada buscó extraditar y juzgar a los sobrevivientes de Nakam.  Eventualmente, los cargos fueron olvidados debido a “circunstancia atenuantes” y a que no hubo víctimas fatales.

Para contactar a Nakam, Gad lleva a Max al Hospital Judío en Iranischstrasse y el chico habla con un rabino que está presidiendo un ensayo de Bat MItzvah. Todos se ven muy sanos y felices como si no fueran sobrevivientes de horrores.  El rabino se altera al oír el nombre de “Nakam” y le dice a Gad que tiene dos opciones:  emigrar a Palestina o quedarse en Alemania, pero que abandone cualquier plan de venganza. “No puedes tener paz y venganza también”.

Hay varias cosas en esta escenario que no corresponden. Efectivamente, la sinagoga del Hospital Judío volvió a funcionar para el 46. El líder espiritual con el que charla Gad es el Rabino Kahane,  un rabino ortodoxo de Polonia que había llegado en 1945 con las fuerzas soviéticas. Lo discordante es la incredulidad de Max al ver una institución judía que nunca dejó de funcionar bajo Hitler y la inhabilidad de Gad para aplicar el motivo por el que los Nazis no la cerraron. Lo que dice Max que pareciera que el Holocausto nunca ocurrió es peligrosa en una serie de un país que, si pudiera hacerlo, convertiría el Negacionismo en política de estado.

                                    El Hospital Judío de Berlín hoy en dia

Esta es la verdadera historia de Hospital Judío construido en el siglo XVIII y que por más de un centenar de años atendió a pacientes de origen hebreo y arios. El hospital era gigante, albergaba una sinagoga y una residencia de enfermeras,  a la par de laboratorios y otras facilidades. A mediados de los 30, se prohibió a los arios atenderse en hospitales judíos. pronto los médicos y trabajadores de salud judíos enfrentaron la prohibición de servir en instituciones arias. Un sitio donde podían practicar su profesión era el Hospital Judío.

La ironía es que no escaseaban pacientes. Cuando se ponía en peligro la vida de algún prisionero importante en los campos de concentración,  que se fundaban a diario en el Tercer Reich, se les enviaba ahí hasta que se ponían bien y debían ser regresados a sus prisiones. A medida que se expulsaba a pacientes judíos de otras instituciones, estas eran trasladas al Hospital Judío. Así se crearon alas para enfermos contagiosos, secciones para los enfermos mentales y hasta un orfanato.

El hospital se mantenía solamente a base de donaciones de su misma comunidad. A partir de 1942, el sitio adquirió otra función, muy siniestra y que explica el que no se le clausurara. La implementación de la Solución Final convirtió al hospital en una especie de mini ghetto, además de ser una estación de paso para los que eran enviados a los campos de la muerte. Así fueron exterminados los que sufrían enfermedades infecciosas, los huerfanitos y los pacientes mentales. Estos últimos fueron fusilados en masa en un bosque cercano al campo de Saschenhausen.



Hasta el final de la guerra, el hospital fue dirigido por Walter Lustig. Casado con una mujer aria, Lustig estaba exento a ser deportado. En su posición de mandamás, él era quien organizaba las listas de deportados para los Nazis. Acabada la guerra, los soviéticos reconvirtieron el hospital en un sitio de salud y vida. Al Dr. Lustig le dieron otra posición elevada como “Víctima del Fascismo”. Esto duró hasta que llegaron a las autoridades soviéticas relatos sobre la colaboración de Lustig en el Holocausto. Rápidos para despachar estos asuntos, los soviéticos lo ejecutaron sin juicio. ¿Porque nada de esto se menciona en “shadowplay”?

La Eterna Victimización Germana

Tengo un gran problema con esta serie, cuya segunda parte está en progreso de filmación. Es algo endémico de la series germanas de la Segunda Guerra Mundial, el retratar a los alemanes como sobrevivientes victimizados cuando la realidad es que los verdaderos sobrevivientes eran las víctimas de los alemanes nazis. Para conseguir esa imagen de víctimas deben mostrarnos a los Aliados como asesinos, violadores, torturadores sin mostrar lo que los alemanes hicieron con los rusos, los judíos, y su mismo pueblo.

Sin embargo,  casi no vemos nazis. Las víctimas de Moritz o están muertas o nos dan lastimas las torturas a las que las somete el psicópata. Por eso se pierde la acusación de Moritz a la achicharrada Bertha Spiel de que ella colaboró en los experimentos médicos de Ravensbruck.  No entendemos realmente porque hubo judíos como los de Nakam que creían su deber sagrado vengar a los muertos (sin el sadismo de Moritz obviamente)  Por eso La frase “ninguno es inocente” que Franklin aplica a los berlineses suena a prejuicio. Hasta las escenas en Dachau parecen difusas como si se tratase de cinco flacuchentos en el patio de una prisión.

Incluso los alemanes “buenos” no nos cuentan que hicieron durante la docena de años en que los nazis controlaban la vida de todos los habitantes del Reich. Elsie le dice a Claire “no todos fuimos miembros del Partido”, pero está mintiendo. Si ella no hubiese tenido tarjeta no hubiese podido enseñar en la universidad.Cuando Elsie le dice a Gad que “D-s se olvidó de Berlín” está hablando de las desgracias que cayeron sobre esa ciudad al final de la guerra, no sobre los horrores que los nazis cometieron por más de una década,  y no todos en contra de judíos.



El que desconoce la historia verá solo pobres alemanes víctimas de bombardeos y de atropellos aliados. Se imaginará que antes Berlín era un paraíso idílico donde Trude bailaba ballet, Marianne tenía un hijo vivo, Elsie acompañaba al trabajo a su esposo y Karin, toda sonrisas, servía steins de cerveza al eminente ginecólogo Hermann Gladow. ¿Y los judíos? Ah pues como se iban a quejar si los nazis les dejaban un inmenso hospital, hasta con sinagoga. ¿Crímenes nazis? Invenciones de dementes como Moritz y rencorosos como los de Nakam.

Escuchando los comentarios del Gato Rafa , a raíz del primer episodio de “Shadowplay” me doy cuenta de que consiguieron su propósito de retratar a los alemanes como mártires de una guerra en la que parece no tomaron parte.  Nunca he creído en culpas colectivas, pero la realidad es que,  con pocas excepciones el pueblo alemán no estaba compuesto de víctimas circunstanciales sino de personas que en su momento habían sido testigos-cómplices de los crímenes del nazismo.

El hecho de que en la serie ni un solo personaje denuncie el régimen de Hitler es muy significativo. Tal como hasta hoy la resistencia alemana, viniese de comunistas, grupos religiosos o las fuerzas militares, es un tema que incomoda a los alemanes que o pretenden no saber nada sobre su existencia o consideran a sus miembros como traidores.

Shadowplay no está exenta de méritos. El mayor es su soberbia atmosfera histórica. A diferencia de otros trabajos recientes sobre el tema como El Desertor, no se cifra en CGI. Encontraron una refinería de azúcar abandonada que data de la ocupación rusa. En este amplio terreno crearon un Berlín en ruinas.



El vestuario también es muy adecuado sobre todo en el contraste de la ultima moda de Claire con los cuasi harapos con que cubren sus carnes las berlinesas.  Tal como el vestido que Elsie usa para visitar a su esposo en la cárcel que parece hecho con un mantel y es que en una ciudad sin telas , las mujeres hacían sus vestidos con cobijas viejas, servilletas y cortinas. Penar que Goebbels quería convertir a Berlín en la capital de la moda europea.


                                         Max y Elsie con su vestido de mantel

 Yo recomiendo esta serie, pero véanla como lo que es:  una historia alternativa que a ratos puede sentirse confusa sobre todo para quienes saben poco del periodo. Oh y les aviso, no es woke. Ni un personaje gay o de color.