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lunes, 13 de diciembre de 2021

Entre Occidente y el Comunismo: La Línea de separación de Tannbach

 


El año pasado,  cuando la presentó la PBS,  no quise ver Línea de Separación (o Tannbach, su título en alemán). Mi temor es que fuera muy deprimente. Efectivamente, este drama de la posguerra alemana cabe entre el tremendismo absurdista de Shadowplay y la desilusión infantil de El Desertor. Los alemanes son únicos para la auto fustigación y lo que esta brillante serie nos muestra es que, más que culpar a ideologías, la responsabilidad yace en como el individuo las enfrenta, muchas veces permitiendo que primen el egoísmo y una exagerada necesidad de sobrevivir.

Nazis Fanaticos, Arrepentidos y Oportunistas

Inspirada en la historia del pueblo de Modlareuth, Tannbach es una aldea ficticia en Turingia, en el borde de Baviera, que por vaivenes históricos es invadida primero por los americanos, luego por los rusos. Es finalmente dividida en dos sectores,  uno que queda en la Alemania Federal y el otro en la “democrática”, su equivalente comunista. La serie muestra la tragedia de familias separadas por un rio y por ideas políticas. Pero su tesis es que los personajes ya vienen predestinados por el modo en que se comportaron en el Tercer Reich.

Tannbach es mucho más cruda y realista que la famosa Heimat que la televisión alemana presentara en los 80. Parte de la base que, con pocas excepciones, los alemanes fueron nazis o colaboraron de manera activa o pasiva con un régimen asesino. “Todos fueron nazis” dice uno de mis personajes favoritos, Hilde Vockler,  “hasta yo”.  La serie nos presenta nazis arrepentidos,  nazis oportunistas y nazis fanáticos. De estos últimos pocos sobreviven, los otros se reinventan sirviendo tanto a rusos como a americanos.

                           

La historia comienza en mayo de 1945. Los americanos se acercan a Tannbach y unos pocos fanáticos se preparan para defender el pueblo. Entre ellos, Walter, un joven miembro de los HItlerjugend, hijo de la tabernera Cilly. En las afueras de la villa, en la propiedad ancestral de los Condes von Sietrow, la adolescente Anna (Henriette Confurius de Tribus de Europa)  se prueba un vestido de su madre y hace piruetas ante el espejo,



Entra la Condesa Caroline, le recuerda a su hija que debe ayudarla en la cocina, que se quite el vestido. No están los tiempos para vanidades. “Ni yo me arreglo ya” dice con tristeza. “¿Y quién te quiere mirar a ti?’ le responde la deslenguada muchacha. La insolencia de Anna recibe un merecido bofetón. Indignada, la chica escapa de su casa, coge su caballo y parte al bosque.

Alla la sorprenden unos desertores que le roban el caballo e intentan violarla. Desde la arboleda emerge el Mayor-Conde Georg von Sietrow, padre de Anna, quien la rescata. Anna se da cuenta que su padre ha desertado y está escondido. Aun así, le ruega que la acompañe de regreso a la casa. Ahora tiene miedo después del zafarrancho que ha armado.

Su trayecto es observado por Franz Schober, uno de los tres grandes villanos de esta historia, Schober es el Gaulaiter del pueblo. Aparenta ser un devoto nazi, pero es un oportunista que mientras ve cómo sacar ventaja de la situación, azuza a inocentes y culpables a una última e inútil batalla.



En el camino, aparece un automóvil conducido por Horst Vockler, ,oficial de las SS e hijo ilegitimo de Schober. Lleva a Hilde, su madre, a refugiarse en casa de unos parientes. Schober le ordena ir al castillo y prender al desertor. Vockler obedece y acaba fusilando a Caroline cuando esta se niega a revelar el escondite de su esposo.



La ejecución es presenciada por Georg y Anna. Al comienzo,  Anna culpa a su padre, pero eventualmente se culpa ella por haberlo hecho acompañarla de regreso al castillo. Nunca reparará en que todo comenzó con su inapropiada reacción contra una madre que parece haber amado.

La reacción de Anna, las últimas palabras intercambiadas con Caroline son un reflejo de como el nazismo destruyó el espíritu familiar, permitiendo y motivando una desaparición de la autoridad paterna. Los jóvenes no tenían más progenitores que el estado y podían desobedecer, ofender y hasta delatar a sus padres biológicos. Anna es un producto del nazismo a pesar de que su madre se oponga al régimen de Hitler. Georg y los abuelos maternos de Anna (que aparecen en un momento para convencerla, en vano, que huya a Buenos Aires, con ellos) son nazis convencidos.



No sabemos realmente como Anna reaccionó al nazismo, pero si como abrazará el comunismo hasta volverse más roja que Stalin. Parte este cambio viene con el amor. Antes de morir, Caroline ha ofrecido en el castillo asilo a refugiados de Berlín. Entre ellos, Christa, mi personaje favorito. Una humilde costurera, Christa desprecia las ideologías que la han dejado viuda, luego que su esposo comunista fuese asesinado en el campo de concentración de Sacheshausen.

Christa se siente cómplice de la tragedia acaecida a sus vecinos judíos, a pesar de que ha adoptado a Lothar (Ludwig Trepte de Los Hijos del Tercer Reich, Deutschland 83 y Bauhaus) un joven judío al que cría y considera como su hijo. Christa quiere impedir, en vano,  que su hijo biológico, Friedrich (Jonas Nay de Deutschland 83) , siga los pasos del padre.



Friedrich es un comunista soñador quien inculca sus sueños a Anna a la que enamora, hace su amante, esposa y madre de sus hijos. Tan buen trabajo hace que, para la segunda temporada, Friedrich se ha desilusionado con el proyecto comunista, pero Anna se ha convertido en la estrella del Partido.

Entre Americanos y Soviéticos

En cinco años, Tannbach pasará por cuatro invasiones que la irán reconstruyendo y destruyendo paulatinamente, los personajes pasarán por el mismo proceso. La primera y más humana invasión es la de los Americanos. Pronto el oportunista Schober está trabajando para los nuevos amos.

En cambio, el Conde Georg y Horst Vockler son enviados a campos de prisioneros. Cuando Georg le reclama al jefe aliado (llamado simplemente “El Coronel”) que emplee a Schober que fue el autor intelectual de la ejecución de la Condesa Caroline, El Coronel le explica que para Los Aliados todos los alemanes son nazis, todos merecen castigo, solo que algunos, como Schober, pueden ser útiles.



Anna queda sola en su castillo, pero Georg se la ha encargado a Christa. Lothar ha partido a Berlín a ver que sucedió con sus padres,  dejando un espacio en el corazón maternal de la costurera, quien, además,  de tanto zurcirle la ropa al Conde,  se ha enamorado de él.

La segunda invasión es la soviética. Los Americanos se retiran y el Ejército Rojo entra en Tannbach como un espíritu de venganza, matando, robando y violando mujeres,  entre ellas a Hilde. Ocurre una masacre en la granja de la familia de Hilde y solo sobrevive la bebé Helene. Los rusos se la encajan a Christa que es la Madre Coraje de este cuento.



Los rusos planean una ocupación temporal y con ellos llegan los comunistas alemanes que pretenden crear una nueva nación . Los lidera el idealista Konrad (Ronald Zehrfeld que no se pierde serie de época alemana) que se convierte en el mentor de Friedrich, pero con él llega también el repulsivo Hoffman.

Un ex nazi, Hoffman se bebió el Cool Aid marxista y ahora quiere imponer sobre sus compatriotas,  menos oportunistas que él,  un estado policía. Una sociedad deshumanizante donde todos deben actuar como robot,  donde los hijos delatan a los padres y viceversa,  y donde vemos que las políticas de cancelación no las inventaron las redes sociales. Solo que en el mundo de Hoffman el cancelado comienza a ser paria social para luego ser exiliado, encarcelado,  incluso ejecutado.



Los rusos expropian las tierras de los “capitalistas nazis” y el siguiente paso es el destierro de estos al gulag. Ese es el destino para Anna. Aunque Christa se ha conseguido un puesto en la nueva sociedad cosiendo los uniformes de los soldados rusos, no puede ampararla, pero Anna tiene la suerte de siempre conseguirse protectores.

Hilde, que se siente culpable de la muerte de la Condesa Caroline, oculta a Anna en su casa, pero es descubierta por Konrad que está enamorado de Hilde. Konrad e Hilde se hacen amantes. El protege a Anna que se casa con Friedrich. Este consigue que le otorguen (como hijo de una víctima del fascismo) un trozo de la propiedad de Anna para construir una casa para su familia.

El problema es Hoffman. Verde de envidia ante el éxito del Camarada Konrad,  trata de hacerle daño atacando a sus protegidos. Acusa a Christa de proyectos “capitalistas” (diseñar y hacer vestidos para venderlos) . Aprovechado a que Lothar, tras descubrir que sus padres fueron gaseados en Auschwitz, ha regresado, lo acusa a él y a su madre adoptiva de usar documentos falsos, fingiendo ser parientes. Por suerte, el coronel ruso acaba con esta farsa, pero Christa ya está harta. Les dice a sus hijos que se sofoca en ese ambiente y quiere marcharse. Friedrich y Lothar se niegan a seguirla.



Georg regresa del campo de prisioneros y descubre que ha perdido sus tierras y que su hija se ha casado con un comunista. Aunque tiene un romántico revolcón con Christa, no sabe qué hacer con su futuro. La decisión la toma la historia en un inesperado twist argumental.



Un Pueblo Dividido

Los americanos regresan, han revisado sus mapas y descubierto que el rio Tannbach es una división natural entre su zona y la soviética, pero como el rio cruza el pueblo este quedará partido en dos. Ahí comienza la verdadera historia que abarcará veinte años, en que los lugareños vivirán separados de sus seres queridos, primero por un puente,  luego por alambradas de espino, finalmente por muros de madera y piedra.

Las líneas divisorias crearán paranoias, nacidas de la certeza de que el paraíso marxista no existe. Cada vez habrá más gente dispuesta a huir del lado soviético. El contrabando humano y de suministrosel desabastecimiento es endémico en la Alemania comunista tendrá curiosos lideres:  Lothar y la sumisa esposa de Franz Schober cuya granja ha quedado en la Alemania Federal.



Veremos cómo los cambios sociales e históricos,  incluyendo la Primavera de Praga,  van moldeando las conciencias de los personajes. Schober se escapa de la ley en ambos lados del Tannbach, pero el castigo divino le llegará al final. Georg establece un negocio y vuelve a ser rico. Se casará dos veces y tendrá otro hijo, pero su corazón siempre estará con Anna y sus nietos al otro lado del puente. Georg y el asesino de su esposa, Horst Vockler, trabajarán clandestinamente para la NATO ahora involucrada en una Guerra Fría igual de letal que las guerras en caliente.

Nacerán nuevos niños en ambos lados del pueblo y esos niños se volverán adultos. Veremos como Anna debe lidiar con hijos rebeldes que la educación marxista vuelve en contra de la autoridad materna. Sin embargo, Anna es más comunista que Stalin, incluso más que su propio marido. Tanto Friederich como Konrad han quedado desilusionados con el rumbo que han tomado su ideales izquierdistas.



Cuando Konrad finalmente es superado por el taimado Hoffman, Hilde queda desamparada. Es exiliada a Berlín donde se la pone a trabajar en una fábrica de ropa que, irónicamente, es vendida al Occidente. Ahí vivirá nuevas desventuras que nos muestran los errores, las contradicciones y las mentiras con las que se buscó gobernar la Alemania supuestamente “democrática”.

Tannbach es una crónica vital e histórica que recuerda a las temporadas finales de Un Village Francaise en esa visión desoladora y sin esperanzas de la posguerra. Aquí hay menos hincapié en la mala gestión de los Aliados que en otras series parecidas como Shadowplay. Se acepta la culpa nacional poniendo como ejemplo la facilidad con la que los nazis escapan castigo cambiando de bando y volviendo a oprimir a las mismas victimas

La tesis es que después de Hitler no hay perdón, olvido o reconstrucción posible. Todos están condenados y su salvación reside en estrategias para sobrevivir ¡Y vaya que sobreviven estos personajes! Lo que no sobrevive es su conciencia y humanidad. Christa huye a Nueva York y regresa en 1951 para el bautizo de su primer nieto. Lo que presencia en términos de muertes físicas y emocionales la hace huir nuevamente para nunca regresar. Se entiende que el dividir a los alemanes ha dividido su espíritu como nación y como individuos.



Magníficamente actuada, con personajes que se nos meten hasta los huesos y que amamos u odiamos,  Tannbach no parece tener desperdicio. Eso no la hace exenta de errores. El final es abrupto, los únicos que parecen tener clausura son los miembros de la Familia Schober. Los saltos de épocaesto es más notorio en la segunda temporada permiten la desaparición de personajes, y la aparición de nuevos rostros y arcos sin dar mayor explicaciones, pero en general es una historia atrapante y perturbadora.

Antes de acabar de ver Tannbach, tuve la oportunidad de volver a ver Sophie’s Choice, la que siempre he considerado uno de las tres mejores filmes sobre el Holocausto. Cual sería mi sorpresa al descubrir que no es un filme del Holocausto, a pesar del gran rol que la Shoah ocupa en la historia. Es una historia que tiene muchos temas desde el autocastigo hasta las obsesiones nacidas en mentes enfermas.

Sin embargo, el tema principal,  y que la acerca a Tannbach,  es la capacidad de decidir y los remordimientos. Como un sentimiento de culpa puede desarrollarse a raíz de la toma de una mala decisión o por no haber tomado ninguna, dejando que el ritmo histórico nos arrastre. ¿Qué hubiese pasado en Tannbach si los Aliados hubiesen pagado los $18.000 que exigían los soviéticos para desalojar el pueblo?  ¿Qué hubiese pasado so Horst Vockler hubiese desoído la orden de su padre y hubiese seguido su camino?  ¿Qué hubiese ocurrido si la familia Erler hubiese decidido abandonar el lado soviético?



En estos tiempos estamos expuestos a nuevas formas de totalitarismo. Muchas veces preferimos ignorarlas o hacernos cómplices de ellas, sea por moda, por quedar bien con nuestro entorno social, o por necesitar de falsos idealismos para forjar nuestra identidad. Por eso es bueno ver estas historias que nos muestran el horror que puede acaecernos simplemente por ignorar las fluctuaciones históricas o por dejarnos llevar por ellas.

Bajo el título de Tannbach: el destino de una nación fue presentada en el 2019 a America Latina vía Europa, Europa. Si la vieron,  coménteme su opinión. No sé si la habrán dado en España. En Estados Unidos puede verse a través de dos sistemas: el streaming Thirteenth Passport y PBS Masterpiece. Se puede acceder a este último vía Amazon Prime Video.



Contenido de violencia y gore: Una batalla, suicidios, riñas, ejecuciones. Los rusos masacran una familia. Un niño muere por jugar con una bomba, pero nada es gráfico. No muestran la violación de Hilde, pero si cuando es golpeada por una guardia de la Stasi.

Contenido sexual: Muchas situaciones sexuales, pero no hay desnudos ni sexo gráfico.

Contenido feminista: Vemos que la mujer gozaba de mayor libertad en el lado comunista. En la Alemania Federal debían pedirle al marido permiso para trabajar o tener su propio negocio.

Diversidad: Cero diversidad cultural o racial. Hay una pareja de homosexuales y uno es arrestado y encarcelado.

lunes, 13 de septiembre de 2021

Desde las Ruinas de Berlín : “The Defeated” (o Shadowplay)



Fue un placer encontrar en Netflix, este agosto,  el drama germano-canadiense “Shadowplay” o “The Defeated” como se le ha llamado en los Estados Unidos. Se trata de una especie de Noir que tiene lugar en un territorio fascinante, pero desaprovechado: el Berlín de la postguerra. Una lástima que no se le ha hecho más propaganda. A pesar de eso tiene un sólido rating de 7.0 en IMDB. Su problema es el mismo que en el pasado he señalado en otras series alemanas , agreguémosle un héroe anacrónico…Más allá de esas fallas, es muy recomendable.

Un “Rubble Film” Hecho Serie

Shadowplay significa “sombras chinescas” y es también el título de una pieza inédita de Bach cuya partitura es entregada por una de las víctimas de Moritz McLaughlin  (Logan Marshall-Green) como soborno para que este deje de torturarlo. Me parece un título más llamativo que “Los Derrotados” ’que además de soso,  conlleva esa creencia de que el único pecado de los alemanes fue haber sido vencidos.

A primera vista, “Shadowplay” parece una imitación de “Close to the Enemy” la enigmática, por darle un nombre educado, miniserie de Stephen Poliakoff. Taylor Kitsch es un detective de Brooklyn que ha venido a Berlín con una misión, establecer el orden. Para eso tiene que crear un escuadrón de policia, derrotar a un archiriminal y encontrar a su hermano mayor que,  tras sufrir un colapso nervioso,  ha desertado del ejército.





Recordarán los infortunados que vieron “Close to the Enemy” que se trataba de un oficial británico (Jim Sturgess de Los Tudors) que debía convencer a un científico alemán  (August Diehl de Bauhaus) ) de pasarse al lado de los Aliados, y de paso,  encontrar a su hermanito (Freddie Highmore de The Good Doctor) que había perdido la chaveta a causa de atrocidades vistas en el campo de batalla.



Ahí para todo parecido,  “Shadowplay” pertenece al ciclo de filmes del Berlín de la postguerra, “Rubble Films” (Cine de Ruinas)  como “Los asesinos están entre nosotros” y “Alemania, Año Cero” de Rosellini, sin olvidar la joya de Carol Reed,  “El Tercer Hombre”(a pesar de que esta tenga lugar en Viena). Tenemos la misma cantidad de personajes oscuros, de gente desplazada (DP los llamaban las autoridades Aliadas) , de policía que no puede contra criminales que quieren vengar u ocultar su pasado. Mas o menos lo que Joseph Kanon empaquetó en las páginas de su The Good German y que Steve Soderbergh trajo a la pantalla con ofensivos cambios.






Vemos una ciudad despedazada donde niños psicópatas juegan con bombas sin estallar y asaltan a los transeúntes, donde las mujeres o se prostituyen o son violadas,  y donde el que no roba, mata. Es ahí donde Max McLoughlin (Kitsch)  se encontrará con el desafío de crear un departamento de policía.  Para eso tendrá la ayuda de Elsie Garten (Nina Hoss) , una ex catedrática de semánticas que ahora dirige una comisaría instalada en un viejo banco, sin más armas que patas de silla que operan como garrotes, con el teléfono más cercano en la compañía de bomberos a una cuadra de distancia y con un abigarrado equipo formado por ancianos, amas de casa y un adolescente judío llamado Gad (Maximilian Ehrenreich) que es el único sobreviviente de su familia.



Max no haya mucha ayuda en Tom Franklin (Michael C. “Dexter” Hall), un diplomático estadounidense que parece saber mucho, pero comparte poco . Franklin tiene una esposa inglesa llamada Claire (Tuppence Middleton)  que es una especie de barracuda alcohólica que ataca al policía hasta en el ascensor. Max no anda en busca de romances,  tiene tres poderosos contrincantes a los que debe vencer.



Los Tres Desafíos de Max McLaughlin

El primero es el hampón Hermann Gladow (Sebastian Koch) , un médico que ha creado un imperio gansteril gracias a sus abortos clandestinos a mujeres violadas (la especie más abundante en esa ciudad en 1946) para luego obligarlas a convertirse en prostitutas y asesinas. El asesinato de dos soldados estadounidenses pone a Max en la ruta del Engelmacher, el “fabricante de ángeles”, apodo de Gladlow, pero no es el peor enemigo del policía.



Al menos Engelmacher es alguien a quien Max y su equipo pueden perseguir abiertamente y recibir ayuda de las autoridades para atraparlo. Pero Max no sabe que la fiera más peligrosa suelta en Berlín es Izosimov (Alexander G’Vera) , el comandante del sector soviético que opera silenciosamente, incluso utilizando al equipo de Max, para cumplir sus propósitos.



Ha habido quejas por parte de la teleaudiencia de que los rusos son descritos como bestias y villanos totales. Para quienes,  como yo,  hayamos visto un par de series alemanas ambientadas en esa época, ya nos es común ver estos retratos ultra negativos de las tropas soviéticas, tal como las series rusas pintan a todo soldado alemán como nazi fanático dotado de garras y colmillos.

Mi problema no es con la brutalidad y maldad de Izosimov, sino con sus motivos que no nos son explicados. ¿Acaso las últimas palabras de Heinlein , el comandante de la policía berlinesa, antes de ser ultimado por el ruso, de que no quieren ‘gente buena” en Berlín sea cierto?  Izosimov tortura a Gad y chantajea a Elsie,  los únicos personajes realmente buenos de la serie.



Mas complejo es el tercer enemigo, el Sargento Moritz McLaughlin. Aparentemente, el hermano mayor de Max es un esquizofrénico diagnosticado y la duda es como el ejército no lo notó al reclutarlo. El General Wright le dice a Max que su gran remordimiento es haber enviado a alguien con los problemas psiquiátricos de Moritz al campo de batalla.

Bajo las órdenes del General Wright, Moritz es uno de los primeros soldados estadounidenses en entrar en Dachau. Lo que ve ahí es lo que los psiquiatras han advertido será el detonador necesario para liberar la violencia que lleva adentro. Tras ejecutar sin juicio a los guardias del campo (un episodio real,  solo que no fue llevado a cabo por un solo soldado)  el Sargento McLaughlin deserta.



El ejército no se molesta en buscarlo. Moritz,  suelto en una ciudad sin ley,  se dedica a rastrear a ex nazis para torturarlos antes de matarlos. Cuando se entera de que su hermano está en Berlín ,Moritz lo pone a cargo de deshacerse de los cadáveres. Este es el tercer criminal del que Max debe encargarse, pero el policía acaba convirtiéndose en cómplice.

Paralela a la historia de Max es la de Karin (Mala Emden de Charite at War) . una paciente del Engelmacher que consigue un bono, la posibilidad de matar a palos a sus violadores. Solo que Elsie la descubre. Karin tiene un solo camino,  seguir trabajando para su benefactor, ahora como sicaria.



Karin no es un personaje que me inspire lástima. Tal vez porque sepamos poco de ella antes de su ataque. ¿Como fue su vida durante el nazismo? ¿Fue participante activa o pasiva? Hay una impresión , como con Moritz, que se trata de una psicópata sanguinaria que ha encontrado una salida a su violencia.



Un Polizonte Malhablado y Anacrónico

Han habido quejas de que los estadounidenses son retratados como héroes, no es algo que yo perciba. Nos describen a los americanos como violadores,  sádicos, esposos golpeadores y traficantes de obras de arte. Vale recordar que la serie no es un producto de USA.  Se trata de una coproducción germano-canadiense e incluso el personaje de Max tiene poco de heroico.

Para mí es lo peor de la serie y,  no es como se quejan los espectadores,  porque Taylor sea mal actor o que su acento de Brooklyn sea tan falso como las buenas intenciones del Engelmacher.  Es que es totalmente anacrónico. Su modus operandi, su look desaliñado y ese idioma de hip hopero del Siglo 21… Nadie más usa tantas palabrotas como él, en la serie y por mal hablado que fuese un rudo polizonte no soltaría tantos ternos delante de las damas. No en esa época.



Aparte de lo increíble del personaje,  también es inconcebible que para adiestrar a la policía berlinesa se trajese un detective de poca monta, sin conocimientos de historia contemporánea, que no ha servido en el ejército, que no sabe tratar a sus superiores y que ni siquiera habla el idioma del país.

Hay intentos de imitar a “Babylon Berlín” con este inspector novato que llega a una urbe cuya dinámica desconoce. El l Engelmacher recuerda a otro médico metido a criminal, el Dr. Schmidt. Solo que él sí tenía motivos para huir del mundo normal y vengarse. También la escena en que Izosimov tortura a Gad recuerda una escena similar de los soviéticos torturando a un trotskista en “Babylon Berlin”. Pero existen dos diferencias. La violencia en BB nunca es gratuita y el Berlín de Gereon Rath y los sucesos históricos que experimenta el policía de Colonia o de los cuales es testigos, son fidedignos. No así en ‘The Defeated” que alterna innecesarias escenas de gran lentitud con el gore de las proezas de Moritz y Karin en el ejercicio de su ira contenida.

Hora es de hablar de la historicidad del argumento. Como les ocurrirá a ustedes, hay mucho que no sé del periodo de postguerra . Debido a lo cual estoy creando un espacio en mi biblioteca para ese tema. Gracias a esoy también al sentido común veo cientos de disparates que entorpecen el seguimiento del libreto. Paso entonces a darles un curso acelerado de la Alemania de 1946.

Policía Alemana: Antes y Después del Tercer Reich

En 1936, la policía alemana desapareció. Pasó a formar parte del aparato del Reich bajo el comando de Heinrich Himmler. Toda la Ordnungspolizei o policía uniformada,  que incluía gendarmes, bomberos, guardacostas y defensa civil, se volvió parte de la SS, lo que conllevó que sus miembros fuesen activos participantes en el programa de genocidio.

En el verano del ’46, los policías germanos o estaban siendo sometidos a juicio o pasando por un proceso de desnazificación. Todos eran personas non grata par la administración aliada. Nadie quería miembros de esas organizaciones en cargos públicos.



Acabada la guerra, Alemania fue dividida en cuatro sectores. Cada uno bajo la jurisdicción de la autoridad militar de un poder aliado. A su vez,  la capital , Berlín, que estaba en territorio soviético,  fue repartida entre estadounidenses, franceses , británicos y soviéticos. Toda actividad criminal era investigada por la policía militar. A los delincuentes se les juzgaba en tribunales militares y se les encarcelaba en prisiones militares.



La ironía es que el sector ruso, que en la serie se ve tan reprimido, fue donde se creó en 1946 una policía alemana. La Volkpolizei (policía del pueblo) compuesta por alemanes veteranos de las Brigadas Internacionales y soldados comunistas de la Wehrmacht. La intención soviética era crear una Alemania marxista, simpatizante de los ideales estalinistas.  Para eso había que rehabilitar a nazis tibios y promocionar la actividad de alemanes comunistas. Esa fue la diferencia entre la ocupación soviética y la de los aliados angloparlantes.

Aun así, en las otras zonas de Berlín, el auge del crimen obligaba a veces a buscar apoyo en personal autóctono. Este no debía estar vinculado con ninguna organización del Tercer Reich y debía seguir un programa de adiestramiento proporcionado por la misma policía militar del ejército de ocupación.  Aquí vemos un video de este personal auxiliar siendo entrenado por policías militares británicos en la zona de Hamburgo.



“The Defeated” no miente cuando señala que los mayores crímenes de la época eran asesinatos y violaciones, seguidos por robo, trata de blancas y contrabando/mercado negro. Con esos prejuicios de almaceneros de los anglos se partió de la base que todo el contrabando y mercado negro estaba en manos de los sobrevivientes de campos de exterminio que ahora estaban hacinados en los mismos espacios donde los habían encerrado los nazis.  Aunque si existía, por necesidad, contrabando dentro de esos espacios, los grandes señores del matute trabajaban en libertad y en zonas urbanas.

Los Aliados angloparlantes comenzaron a reclutar alemanes para que los ayudaran en la investigación del mercado negro. Obvio que era más fácil lanzarse contra los judíos que estaban desarmados y amontonados en un solo espacio. En la zona de Hamburgo se acusó de contrabandista a Josef Rosensaft que era también el líder de los refugiados de Bergen Belsen.

 Según Ben Shepard narra en The Long Road Home (El largo camino a casa) en febrero de 1948, se presentaron policía militar británica y sus auxiliares teutónicos a inspeccionar el campo. Rosensaft se sentó a deliberar on los británicos y tras acordar que ningún alemán entrase en Belsen, se procedió al allanamiento. Se encontraron algunos cartones de cigarrillos y una vaquita. Todo acabó en disculpas y fue hecho en buena forma.

                                               Josef Rosensaft en el medio

La razón para tanta diplomacia es que existía un precedente que nadie quería repetir. Dos años antes, en Stuttgart, como cuenta Ruth Gay en Safe among Germans (A salvo entre los alemanes),  la policía militar estadounidense armó a sus auxiliares alemanes y les permitió allanar un campo de detenidos. Los auxiliares entraron,  acompañados de perros policiales,  dando gritos y tiros al aire,  con la sutileza germana que los caracteriza. Esta vez sus víctimas no iban a ser pasivas. Los DP comenzaron a lanzarles proyectiles que los auxiliares respondieron a balazos matando a un sobreviviente de Auschwitz llamado Samuel Danzinger.  El único contrabando que encontraron fue un par de cajas de huevos.

Como era de esperarse este desafortunado incidente causó gran revuelo en la prensa y de ahí ya no se volvió a armar a los auxiliares, ni se les permitió actuar sino bajo supervisión de la policía militar Aliada. Por lo tanto, ya la premisa de “Shadowplay” está errada. No existía un  “jefe de la policía de Berlín”( y menos de uniforme). como Heinlein. Ninguna autoridad aliada occidental pretendía crear una fuerza de policía autóctona y menos traer a un civil de Brooklyn para organizarla. NI cuando se reconstruyó la policía en la Alemania Federal,  en 1950,  se hizo algo parecido.

El primer y evidente error de “Shadowplay” es la llegada de alguien tan neófito, ignorante y mal preparado para el trabajo como es Max. Si ya había un historial de problemas con los auxiliares, se necesitaba de alguien muy bien informado para adiestrarlos. Además, la misión de Max es muy ambigua, No se sabe quién lo reclutó, ni quien le da ordenes, ni a quien le rinde cuentas.



Max le dice a Izosimov que lo enviaron del Departamento de Estado, una institución que no tenía nada que decir sobre los manejos de la ocupación Estadounidense.  Es imposible que su superior sea un diplomático como Tom Franklin. No había ni diplomáticos ni civiles involucrados en la administración de Berlín sino hasta 1948.



Max no viene con un plan de adiestramiento, su relación con sus subalternos es mínima y nunca parece estar donde se le necesita. Por último, el tipo de agentes de policía que se reclutaría de entre la población civil no corresponde al perfil de “los espantapájaros” de Elsie Garten: un adolescente, un ama de casa y ex ballerina, una catedrática. Carecen de la energía, la voluntad, la sagacidad y sobre todo la fortaleza que debe caracterizar a un funcionario de la ley.

Como vemos estas personas, llenas de buenas intenciones, acaban siendo chantajeadas y torturadas por los rusos y los mismos criminales. Esto nos lleva a hablar del reino de delincuencia que era Alemania en ese entonces.

El Reino del Crimen en Europa

Para 1946, Berlín era la capital del crimen, pero todo el país era un hervidero de delincuentes. Asesinatos, violaciones, robos, contrabando y mercado negro eran pan de cada día y en estos ámbitos del hampa, los enemigos de ayer colaboraban con sus víctimas del pasado. Hasta los lobos se volvieron malandrines. Durante el frio invierno del 1945-1946, manadas de lobos entraron en la Berlín destrozada y atacaron a la gente. Es un espectáculo casi medieval que merecería un filme. Pero también había lobos humanos como nos relata Douglas Botting en su From the Ruins of The Reich (Desde las ruinas del Reich) sobre una carnicería berlinesa clandestina que comerciaba con carne humana

Si lo de los lobos delincuentes es de la Edad Media, del Lejano Oeste es lo que nos recuerda otra manifestación de criminalidad en esa Alemania de posguerra: los asaltos a los trenes. Había un sinnúmero de bandas de maleantes compuestas no solo por DP, pero también por delincuentes comunes y desertores, incluso de los del ejército estadounidense. Una de las más famosas,  la Banda de la Lehrter Banhof estaba compuesta por alemanes y desertores rusos. En 1946 se dedicaba al asalto de convoyes de comida.

Aunque pronto los actos delictivos se localizaron en bandas que conformarían el mundo del hampa, la mayor parte de los delincuentes tenían menos de 18 años y como nos muestra “The Defeated” hasta los niños delinquían para sobrevivir. En ese ambiente es casi posible que floreciese una banda de prostitutas vengadoras y de pacientes agradecidos como la que lidera el Dr. Glastow. ¿Existió tal personaje?



El verdadero “Doctor” Glastow se llamó Werner, nació en 1931 y comenzó su carrera criminal en 1946 cuando apenas tenía quince años. Tras un rato en la cárcel for sus actividades de mercado negro, formó su propia pandilla modelándola al estilo de los gánsteres que veía en el cine. Vestidos elegantemente como Al Capone, al comienzo fueron vistos como Robin Hood. Gladow se hacía llamar ‘Doktor” porque aseguraba haber estudiado un año en la facultad de medicina. Pronto hasta el pueblo lo consideró como un criminal peligroso y un asesino. Fue juzgado y ejecutado en e1950 cuando todavía no cumplía 19 años.



Los Aliados consideraban como crimen todo tipo de venganza personal. Aun así, no solo los judíos, sino también los polacos, las grandes víctimas del nazismo,  estaban empeñados en vendettas contra sus antiguos verdugos. El método utilizado por los Aliados fue  “encarcelar” literalmente a los sobrevivientes en los antiguos campos de concentración, pero la medida,  aparte de censurable,  resultó infructuosa en lo que se refiere a venganzas.

Gad, Nakam y los Judíos

Las series alemanas sobre la Segunda Guerra Mundial suelen ser muy imprecisas en lo que se refiere tanto a las atrocidades cometidas en contra de los judíos como en la descripción de estos últimos. En “Shadowpay” tenemos un token Jew,  el adolescente Gad,  parte de la nueva policía.



Elsie le cuenta a Max que Gad pertenece a una familia que por generaciones ha servido en la fuerza policiaca berlinesa hasta que los nazis tomaron el poder. Toda su familia fue deportada , él es el único sobreviviente. Aparentemente, Gad representa a los judíos que buscan reconstruir una nueva Alemania, pero no todo es positivo respecto a él.

En busca de información sobre Elsie, Izosimov rapta a Gad y lo tortura. Después que le han arrancado dos uñas, Gad le cuenta al soviético que Elise anda buscando a su marido, Leopold Garten. Esta no es una información privada y bien pudo Gad haberla presentado sin perder las uñas, pero la serie nos trata de decir que a)  Izosimov es un sáfico y b) los alemanes no pueden confiar en los judíos puesto que apenas le aprietan un dedo los traicionan. Es cierto que tanto Elsie como una de sus colaboradoras pasarán informaciónuna a Izosimov, la otra al Engelmacherpero lo harán a cambio de proteger a sus seres queridos.





En la búsqueda de su hermano, Max descubre un vínculo ente Moritz y “Nakam” un grupo de judíos que quieren vengar el Holocausto matando alemanes. Efectivamente, Nakam (”venganza” en hebreo)  existió. Fue fundada en Lublin, en 1945, por Abba Kovner poeta sionista, ex comandante partisano y sobreviviente del ghetto de Vilna. Al final de la guerra, desquiciados ante la masacre cometida contra su gente, Kovner y otros compañeros decidieron que solo la Ley del Talión podía compensar lo ocurrido.



Su mayor hazaña ( y Gad se la cuenta a Max)  fue envenenar, con pan con arsénico,  a dos mil SS que estaban en un campo de prisioneros en Nuremberg. Solo 200 envenenados tuvieron que ser hospitalizados y no hubo muertos. A comienzos de este siglo, el aparato legal de la Alemania reunificada buscó extraditar y juzgar a los sobrevivientes de Nakam.  Eventualmente, los cargos fueron olvidados debido a “circunstancia atenuantes” y a que no hubo víctimas fatales.

Para contactar a Nakam, Gad lleva a Max al Hospital Judío en Iranischstrasse y el chico habla con un rabino que está presidiendo un ensayo de Bat MItzvah. Todos se ven muy sanos y felices como si no fueran sobrevivientes de horrores.  El rabino se altera al oír el nombre de “Nakam” y le dice a Gad que tiene dos opciones:  emigrar a Palestina o quedarse en Alemania, pero que abandone cualquier plan de venganza. “No puedes tener paz y venganza también”.

Hay varias cosas en esta escenario que no corresponden. Efectivamente, la sinagoga del Hospital Judío volvió a funcionar para el 46. El líder espiritual con el que charla Gad es el Rabino Kahane,  un rabino ortodoxo de Polonia que había llegado en 1945 con las fuerzas soviéticas. Lo discordante es la incredulidad de Max al ver una institución judía que nunca dejó de funcionar bajo Hitler y la inhabilidad de Gad para aplicar el motivo por el que los Nazis no la cerraron. Lo que dice Max que pareciera que el Holocausto nunca ocurrió es peligrosa en una serie de un país que, si pudiera hacerlo, convertiría el Negacionismo en política de estado.

                                    El Hospital Judío de Berlín hoy en dia

Esta es la verdadera historia de Hospital Judío construido en el siglo XVIII y que por más de un centenar de años atendió a pacientes de origen hebreo y arios. El hospital era gigante, albergaba una sinagoga y una residencia de enfermeras,  a la par de laboratorios y otras facilidades. A mediados de los 30, se prohibió a los arios atenderse en hospitales judíos. pronto los médicos y trabajadores de salud judíos enfrentaron la prohibición de servir en instituciones arias. Un sitio donde podían practicar su profesión era el Hospital Judío.

La ironía es que no escaseaban pacientes. Cuando se ponía en peligro la vida de algún prisionero importante en los campos de concentración,  que se fundaban a diario en el Tercer Reich, se les enviaba ahí hasta que se ponían bien y debían ser regresados a sus prisiones. A medida que se expulsaba a pacientes judíos de otras instituciones, estas eran trasladas al Hospital Judío. Así se crearon alas para enfermos contagiosos, secciones para los enfermos mentales y hasta un orfanato.

El hospital se mantenía solamente a base de donaciones de su misma comunidad. A partir de 1942, el sitio adquirió otra función, muy siniestra y que explica el que no se le clausurara. La implementación de la Solución Final convirtió al hospital en una especie de mini ghetto, además de ser una estación de paso para los que eran enviados a los campos de la muerte. Así fueron exterminados los que sufrían enfermedades infecciosas, los huerfanitos y los pacientes mentales. Estos últimos fueron fusilados en masa en un bosque cercano al campo de Saschenhausen.



Hasta el final de la guerra, el hospital fue dirigido por Walter Lustig. Casado con una mujer aria, Lustig estaba exento a ser deportado. En su posición de mandamás, él era quien organizaba las listas de deportados para los Nazis. Acabada la guerra, los soviéticos reconvirtieron el hospital en un sitio de salud y vida. Al Dr. Lustig le dieron otra posición elevada como “Víctima del Fascismo”. Esto duró hasta que llegaron a las autoridades soviéticas relatos sobre la colaboración de Lustig en el Holocausto. Rápidos para despachar estos asuntos, los soviéticos lo ejecutaron sin juicio. ¿Porque nada de esto se menciona en “shadowplay”?

La Eterna Victimización Germana

Tengo un gran problema con esta serie, cuya segunda parte está en progreso de filmación. Es algo endémico de la series germanas de la Segunda Guerra Mundial, el retratar a los alemanes como sobrevivientes victimizados cuando la realidad es que los verdaderos sobrevivientes eran las víctimas de los alemanes nazis. Para conseguir esa imagen de víctimas deben mostrarnos a los Aliados como asesinos, violadores, torturadores sin mostrar lo que los alemanes hicieron con los rusos, los judíos, y su mismo pueblo.

Sin embargo,  casi no vemos nazis. Las víctimas de Moritz o están muertas o nos dan lastimas las torturas a las que las somete el psicópata. Por eso se pierde la acusación de Moritz a la achicharrada Bertha Spiel de que ella colaboró en los experimentos médicos de Ravensbruck.  No entendemos realmente porque hubo judíos como los de Nakam que creían su deber sagrado vengar a los muertos (sin el sadismo de Moritz obviamente)  Por eso La frase “ninguno es inocente” que Franklin aplica a los berlineses suena a prejuicio. Hasta las escenas en Dachau parecen difusas como si se tratase de cinco flacuchentos en el patio de una prisión.

Incluso los alemanes “buenos” no nos cuentan que hicieron durante la docena de años en que los nazis controlaban la vida de todos los habitantes del Reich. Elsie le dice a Claire “no todos fuimos miembros del Partido”, pero está mintiendo. Si ella no hubiese tenido tarjeta no hubiese podido enseñar en la universidad.Cuando Elsie le dice a Gad que “D-s se olvidó de Berlín” está hablando de las desgracias que cayeron sobre esa ciudad al final de la guerra, no sobre los horrores que los nazis cometieron por más de una década,  y no todos en contra de judíos.



El que desconoce la historia verá solo pobres alemanes víctimas de bombardeos y de atropellos aliados. Se imaginará que antes Berlín era un paraíso idílico donde Trude bailaba ballet, Marianne tenía un hijo vivo, Elsie acompañaba al trabajo a su esposo y Karin, toda sonrisas, servía steins de cerveza al eminente ginecólogo Hermann Gladow. ¿Y los judíos? Ah pues como se iban a quejar si los nazis les dejaban un inmenso hospital, hasta con sinagoga. ¿Crímenes nazis? Invenciones de dementes como Moritz y rencorosos como los de Nakam.

Escuchando los comentarios del Gato Rafa , a raíz del primer episodio de “Shadowplay” me doy cuenta de que consiguieron su propósito de retratar a los alemanes como mártires de una guerra en la que parece no tomaron parte.  Nunca he creído en culpas colectivas, pero la realidad es que,  con pocas excepciones el pueblo alemán no estaba compuesto de víctimas circunstanciales sino de personas que en su momento habían sido testigos-cómplices de los crímenes del nazismo.

El hecho de que en la serie ni un solo personaje denuncie el régimen de Hitler es muy significativo. Tal como hasta hoy la resistencia alemana, viniese de comunistas, grupos religiosos o las fuerzas militares, es un tema que incomoda a los alemanes que o pretenden no saber nada sobre su existencia o consideran a sus miembros como traidores.

Shadowplay no está exenta de méritos. El mayor es su soberbia atmosfera histórica. A diferencia de otros trabajos recientes sobre el tema como El Desertor, no se cifra en CGI. Encontraron una refinería de azúcar abandonada que data de la ocupación rusa. En este amplio terreno crearon un Berlín en ruinas.



El vestuario también es muy adecuado sobre todo en el contraste de la ultima moda de Claire con los cuasi harapos con que cubren sus carnes las berlinesas.  Tal como el vestido que Elsie usa para visitar a su esposo en la cárcel que parece hecho con un mantel y es que en una ciudad sin telas , las mujeres hacían sus vestidos con cobijas viejas, servilletas y cortinas. Penar que Goebbels quería convertir a Berlín en la capital de la moda europea.


                                         Max y Elsie con su vestido de mantel

 Yo recomiendo esta serie, pero véanla como lo que es:  una historia alternativa que a ratos puede sentirse confusa sobre todo para quienes saben poco del periodo. Oh y les aviso, no es woke. Ni un personaje gay o de color.



miércoles, 11 de septiembre de 2019

Reinas, Fascistas y el Final del Capitán Poldark: Otoño 2019



Ya estamos en septiembre, ya acaba el 2019 y es hora de ver como terminan algunos period pieces televisivos y que nuevas trends se nos acercan. Al parecer, después de “Chernóbil”, Rusia sigue siendo un tópico interesante en lo que respecta a series de época, HBO sigue en su búsqueda desesperada de otro GOT, por otro lado, la tendencia es hacia el historical whodunnit o policiales históricos.

LOS TRES MESES DE OTOÑO
Septiembre
El domingo 29 inician por la PBS las últimas temporadas de “Poldark” y “The Durrell in Corfú”. Yo estoy tan saturada de malas series, y quedé tan harta con el final de GOT, que voy a escoger con pinzas lo que vea en el futuro. Los Durrells y la nueva pensión de Louisa pueden esperar a un día de lluvia que me los bingee en Passport Thirteen.

En cuanto al Capitán Poldark,  lo que sé de esta temporada no me resulta atrayente. Para comenzar se han desligado de la saga de Winston Graham (“¿más todavía?” preguntaría la Gatita Valentina). Puesto que el próximo libro, The Stranger from the Sea tiene lugar una década después de la muerte de Elizabeth, Debbie Horsfield quiso llenar ese vacío y escribir algo “original”.



 La idea de presentar a Ross involucrado en el suceso histórico de El Complot Despard es novedosa. Es interesante conocer las razones para que el militar y abolicionista irlandés, Ned Despard, conspirase contra su rey. También la de presentarnos a su esposa Kitty, una afro hondureña, y explorar las dinámicas de los matrimonios interraciales en la Inglaterra de Jane Austen es fascinante, pero merecían su propia historia.

Digamos que nuestro interés por Poldark va a ser disminuido al tener a estos personajes tan carismáticos en primera plana. Sobre todo, porque sin ellos, Ross y Demelza siguen siendo ese matrimonio desavenido e inestable. Que Dwight y Caroline también estén metidos con los Despard que Morwenna y Drake también tengan problemas matrimoniales, etc. Bleh! A mí me gustan las cosas equilibradas, ni muy light ni muy trágicas y ya me cansaron los Poldark.

Octubre
El 4 de octubre abre en Netflix la sexta temporada de “Peaky Blinders” que comenzó hace un par de semanas a transmitirse por la BBC. Aprovecho de explicar que dejé de ver esta excelente serie porque su crudeza, su tono oscuro, sus personajes tan amorales, me deprimían. Entiendo que sea apegada a la realidad y no pretenda glamurizar al mundo gansteril, pero a esta edad yo ya solo me aboco a lo que por sombrío y duro que sea no deje de tener su toque de glamur y su dejo de ternura.

 Lo que me hará volver a verla es mi fascinación por la historia de ese periodo. En Los 30, Inglaterra dejó atrás el hedonismo de Los Locos 20. La Depresión dividió a la sociedad y muchos, sobre todo entre el proletariado y los intelectuales, abrazaron diversas formas de marxismo. Paralelamente hubo un auge del fascismo en todas las clases sociales.

El líder de este movimiento, conocido como la Unión de Fascistas Británicos, era Sir Oswald “Tom” Mosley. Este camaleónico y polémico individuo será interpretado por Sam Caflin y tendrá una relación estrecha con el nuevo miembro del Parlamento, el Honorable Thomas Shelby.

El 21 de octubre, un día después del estreno de “Watchers”, llega a HBO Dame Helen Mirren en su interpretación de la “Emperatriz de todas las Rusias”.  “Catalina la Grande” con su sexo gráfico, sus conspiraciones, sus revueltas y todos esos individuos que sueñan con ocupar El Trono de Lo-Que-Sea donde se sienta la Emperatriz, es la serie más cercana a “Juego de Tronos” en los alrededores. A propósito, la verán primero en España y en Inglaterra puesto que Sky la tendrá en streaming a partir del 3 de octubre.

Noviembre

Netflix (que también anda pasándose al bando de la mediocridad) nos ha anunciado que por fin tendremos la Tercera Temporada de “The Crown” a partir del 17 de noviembre. Este año la gran novedad será el cambio de elenco.

Me gusta que Josh O’Connor sea el Príncipe de Gales, tiene un aire parecido con Carlitos. Helena Bonham-Carter es una de mis actrices preferidas, me muero por verla como Margarita. Tobias Menzies es buen actor, será interesante verlo como el Duque de Edimburgo. Además, ya Matt Smith me tenía chata. La que no me convence es Olivia Colman. Buena actriz, pero le falta la elegancia y el señorío que Claire Foy y Dame Helen Mirren le han sabido imprimir a la Reina Isabel II.


Peter Morgan, que no es muy confiable, nos ha dicho que ya no se va a meter tanto con Isabel y Felipe, que esta temporada girará en torno a fracaso del matrimonio de Margarita y el romance Camila-Carlos. Morgan quiere que quede claro que Camilla (Emerald Fennell de "Call the Midwife")  ha sido un amor de toda una vida y que Diana fue la intrusa (WTF).

POSIBLES ESTE OTOÑO
En Inglaterra ya acabaron “Summer of Rockets” que no mereció ni una crítica buena ni una mala, y “Beecham House” que, a pesar de todo su lujo, tuvo malas reviews. No me sorprende, los hindúes tienen tanto rencor (y motivos no les faltan) por la era del Raj Británico que son incapaces de hacer algo sobre el tema y esto que BH tiene lugar durante las Guerras Napoleónicas de manera objetiva lo que siempre daña una buena historia.

¿Que reemplazará a Poldark una vez acabe en Masterpiece Theater? Candidatas no faltan. Como contrincante de “Peaky Blinders” (¡ay estos niños de verano!) pusieron “Sanditon”” y se sabe que aquí la pasara la PBS en el horario del Masterpiece. (última noticia, “Sanditon” llegará en enero a la televisión estadounidense).

Aunque parezca risible que Jane Austen quite sintonía a los Hermanos Shelby, no hay que menospreciar a los Austen Fans. Yo no lo soy, pero tengo una debilidad por la obra austeniana en pantalla. Sus heroínas son siempre tan agradables. En esta novela inconclusa, la heroína es otra ingenua que encontrará amor y traición en el balneario de Sanditon. El que Rose Williams, la insoportable Claude de Valois de “Reign”, sea la protagonista pudo quitarme el apetito de verla, pero se ve tan simpática que quiero conocerla en otra faceta.

Otra promesa del Masterpiece Theater es que puede traer o este otoño o en invierno “World on Fire” que inicia a fines de septiembre en el Reino Unido. Esta épica miniserie, en siete episodios, pretende cubrir los primeros años de la Segunda Guerra Mundial a través de los ojos de tres personajes interpretados por Helen Hunt, Sean Bean y Jonah Hauer-King.




Se espera que marcando el aniversario número 80 del conflicto, la serie inicie con la invasión de Polonia, para luego pasar por la Batalla de Francia, Dunquerque, La Batalla de Inglaterra y el Blitz. Hunt es Nancy, una corresponsal de guerra estadounidense; Sean no se sabe todavía que rol cumplirá, pero lo vemos de uniforme. 



Jonah Hauer King es Harry un traductor con una amante en Polonia y una novia en Manchester. Aquí lo ven en la foto en las playas de Dunquerque, y como que aprendieron algo de las críticas que le cayeron a Christopher Nolan, porque vemos un elenco birracial. Al menos estos son soldados marroquíes que si estaban sirviendo, en el ejército francés, en Dunquerque. Mucho mejor que ese viajero del tiempo africano que tenían aleteando detrás de James McEvoy en “Atonement”.

Parecerá sorpresa que yo, la fanática de la WWII no esté entusiasmada con este proyecto, pero tengo mis dudas. Temo que las sensibilidades y prejuicios modernos conviertan la historia en un ensayo en presentismo. Además, es como ocurrió con “Indian Summers” que quería ser “La Joya de la Corona”, pero sin el genio de Paul Scott. Esta pretenderá ser “The Winds of War” pero sin las sólidas bases de la novela de Herman Wouk no irá muy lejos.

Que se Viene: Fellowes, Hirst y Rhimes
Hablar de proyectos en cierne es un proceso eterno pero vergonzoso. Me da pena mencionar planes grandiosos que se ceban día a día para luego quedar en la nada. Esto es lo más cercano a materializarse en pantalla.

Nuestro amado Lord Fellowes parece que captó que el horno no está para bollos y decidió engavetar su miniserie sobre Los Rothschild. Pero su crónica del futbol “The English Game”, supuestamente ya terminada, no aparece por ningún lado como tampoco la HBO ha comenzado a filmar “The Gilded Age”. Julian Fellowes está tan ocupado promoviendo su filme de Downton Abbey que ha dejado sus otros proyectos botados en un rincón como si se trataran de paraguas mojados.

Michael Hirst es otro que bien las baila. Me imagino que el final de “Vikingos” llega este invierno. Se sabe que la mancuerna Hirst-Scorsese, y sus sueños de miniserie sobre los Cesares, nunca consiguieron financiamiento (palabra clave en lo que respecta a period pieces). Luego Michael habló de adaptar nuevamente El Dr. Zhivago, pero ahora nos ha salido que hará una serie sobre Carlomagno. ¿Quién lo entiende?

Siguiendo esta trend esquizofrénica, hay dos “Guerras de los Mundos “en progreso. Una adaptación de la obra de H. G. Wells ha estado en progreso hace dos años. Si, la con Eleanor “Demelza” Tomlinson. Pero hay otra en vista, una en tiempos modernos. ¿No que Tom Cruise e Spielberg hicieron algo parecido hace un rato corto?  Ah no, es que esa eso para los Millennials, ahora hay que hacer otra para la Generación Z.

También hay dos Marie Curie ficticias. Rosamond Pike interpretará a la gran científica en el cine, pero Ron Howard quiere crearse otra para su hedionda serie “Genius”.  Al menos FX es más franco y claro con sus noticias, no hay presupuesto para el Shogun ni para la segunda parte de “Tabú”.

Un proyecto que sí creo que verá la luz es “Bridgerton” que se filmaría este otoño y bajo el auspicio de Netflix. Mi fe se basa nada más que sea Shonda Rhimes quien lo produce. Basada en la popular serie de bodice-rippers de Julia Quinn The Bridgertons, esta es una saga romántica situada en el Londres de la Regencia con toda esa aura que atraerá a las Austen fans. Cada libro está dedicado a uno de los miembros de la amplia Familia Bridgerton y narrara sus esfuerzos por encontrar pareja y felicidad en ese mercado matrimonial que era la alta sociedad inglesa en días de Napoleón.

El problema es que a Miss Shonda le gusta hacer hincapié en solo dos cosas, sexo y diversidad. La dupla le ha funcionado en exitosas series como “Grey’s Anatomy”, “Scandal” y “How to Get Away with Murder”, pero no en escenarios de época. Basta recordar la corta vida de su “Stars Crossed”.


Se sabe que la narradora será Dame Julie Andrews, y que los primeros episodios, basados en El Duque y Yo, el primer libro de la saga, tendrán como pareja protagónica a Phoebe Dynevor y a Regé Jean Page.

La Liga de Damas Extraordinarias
Ahora revisemos los proyectos que si están en movimiento. HBO avanza con “The Nevers”, la fantasía histórica que nos han prometido para el próximo año. Ya los personajes tienen rostro y algunos bastante conocidos. “The Nevers” es una combinación de “X-Men” con “Héroes”, una banda de seres con poderes excepcionales (en este caso son solo hembras) que deben salvar el mundo en medio de la represión de la Era Victoriana. 

Esta Liga de Damas Extraordinarias estará capitaneada por Olivia Williams, una millonaria llamada Lavinia Bidelow, que ha fundado este orfanato para las “Touched” (Tocadas). Laura Donnelly es una de ellas, la más importante, su nombre es Amelia True. Eleanor “Demelza” Tomlinson es Mary Brighton, una cantante que descubre sus poderes cuando pierde carrera y posibilidades de casarse.

La lista de actrices es larga y cada personaje es fascinante. También hay algunos hombres, como relleno me imagino. James Norton, salido ya de “Grantchester” y (¡Alabado sea el Señor!) sin posibilidades de una segunda temporada de “McMafia”, será Hugo, dueño de un club clandestino, pansexual y a cargo de un lucrativo negocio de chantaje.

Hugo es el mejor amigo de Augie (Tom Riley, el Leonardo de “Da Vinci’s Demons”), el hermano de Lavinia. Augie es uno de esos “hombres nuevos” de las series mituteras, un tranquilo e ingenuo ornitólogo que no molesta a nadie y que deja que su hermana maneje su fortuna y su vida.

No todos los hombres de la serie son tan inofensivos, sobre todo porque las Touched y sus poderes constantemente cambian la historia y afectan la vida de los londinenses. Ben Chaplin es el detective Frank Mundi. Un poco violento, un poco borracho, pronto se verá atrapado en aventuras con las Touched. ¿Será su amigo o perseguidor?

Pip Torrens es Lord Massens, general retirado, aristócrata, su vida está dedicada al Imperio Británico. No tiene claro si las Touched son una bendición o una amenaza. Todavía no tengo claro si esta serie me va a dar grima o me va a atrapar como me atrapó “Penny Dreadful”.

Detectives de Antaño
Hablando de Penny Dreadful… ¡Por fin! ¡Por fin! Se comenzó a filmar su secuela y tenemos la primera foto de Tiago Vega (Daniel Zovatto) el detective latino que junto a su mentor Anglo deberán investigar extraños crímenes en un Los Ángeles de 1938. Crímenes que los enfrentarán a espías nazis, evangélicos convertidos en figuras mediáticas, y hasta con la mismísima Santa Muerte y su gemela, Magda, un demonio cambia-pieles interpretado por Natalie “Maergery” Dormer.

Los detectives del pasado van a estar muy de moda en el 2010. A&E (no sabía que hacían series) nos mostrará a “Miss Scarlett and the Duke”. Eliza Scarlett es Kate Philips, que, aunque aparece en la sexta temporada de “Peaky Blinders”, ya tenía ganas de tener su propia serie. Aquí será una refinada dama victoriana metida a detective. El Duke (Stuart Martin) es un no muy refinado inspector de policía que intentará enviar a Miss Scarlett de nuevo al boudoir y a su hora del té, pero que acabará colaborando con ella.

¿Suena un poco como “Miss Fisher” no? Pero sin Jack Robinson, y el Duke se ve feíto, no creo que me interese mucho. Si dejé de ver la encantadora y similar serie rusa “Anna, la Detective”, donde al menos la protagonista tiene poderes sobrenaturales, no tengo muchos deseos de ver esta.

Diferente es “Vienna Blood”, la nueva propuesta de la BBC, basada en la serie del psiquiatra y novelista Frank Tallis. Max Liebermann (Matthew Beard) es un médico inglés, hijo de una importante familia de banqueros judíos que llega a Viena, a comienzos del Siglo XX, a estudiar bajo la guía de Sigmund Freud.

 Cuando una famosa médium es asesinada en circunstancias sobrenaturales, Liebermann es contactado por el Inspector Ozkar Rheinhardt (Juergen Maurer) para que lo ayude a resolver el caso.

Por último, tenemos “Shadowplay” una producción canadiense que se está filmando en este momento en Praga. Max McLaughlin (Taylor Kitsch), es un policía estadounidense que es asignado a Berlín, en 1946, con la obligación de crear un cuerpo policiaco. En una ciudad bombardeada, derrotada y dividida entre cuatro poderes, no es difícil encontrar criminales. Otra cosa es ponerlos entre rejas. Actúan Nina Hoss (“Homeland); Mala Emde (“Charite at War”) y Michael C. Hall, el inolvidable “Dexter”.

Eso sería todo. Hay muchos rumores sobre adaptaciones literarias. Hasta no ver, no creer, pero un rumor antiguo era que pretendían adaptar para televisión Las Amistades Peligrosas de Pierre Choderlos de Laclos. Lo mencioné aquí en el 2015. Ahora se ha vuelto una realidad, Starz tiene comprados los derechos y planea hacer una serie que le de tantos ratings como “Outlander” que a propósito no regresará sino hasta el 2020.

Por último, para todas las fans de “My Brilliant Friend”, la segunda parte ya está lista y hasta tenemos fotos de los nuevos looks de Lila y Lenu.


¿Cuál de estas series te gustaría ver y por qué?