martes, 27 de diciembre de 2022

Un Invierno de Probabilidades: Drama de época 2022-2023

 


Y estamos aquí en el umbral de un nuevo año. El 2022 pasó con velocidad de liebre, a pesar de no estar exento de malos momentos que a ratos lo hicieron pesado. En el universo del period piece, hemos estado muy obsequiados con ofertas diversas, pero el fin de año viene algo incierto. Sabemos que hay mucho drama de época ya acabado, pero no sabemos cuándo,  cómo ni desde donde nos llegará a nosotros. Así que preparémonos a conjeturar.

No sé si será la crisis económica, necesidad de crear expectativa o pura tacañería, pero los servicios de streaming cada vez promueven menos sus programas. Se espera un mes antes del debut (a veces semanas) para dar una fecha de estreno y algún que otro teaser, que los tráiler oficiales salen apenas una quincena antes que el producto que promueven

Debido a eso, aunque conozcamos de la existencia de series ya terminadas y pulidas, solo podemos especular cuando llegarán a nuestras pantallas. Esto es lo que sabemos podría ser la primera cosecha del 2023

Netflix

Valhalla:  La segunda mejor serie de Netflix del 2022 ya tiene lista su segunda temporada. Se la filmó simultáneamente con la primera y hasta tenemos un tráiler. Ahí vemos que a Leif Ericsson se le pasó la locura que lo embargó al final del capítulo-cierre de la temporada pasada. La fecha de regreso será el 12 de enero del 2023 y viene cargada de sorpresas. Bradley Janes, el Rey Arturo de Merlín será un vikingo más pagano que todos;  iremos a Nóvgorod a conocer el Rus y al celebre Príncipe Jaroslav,  el Sabio. Como bono a la diversidad tendremos astrónoma musulmana.



Les Combattants/ Women at War: Netflix no escarmienta. Ha agarrado a las protagonistas de la abominable Bazar de la Caridad y ahora las ha encerrado en un pueblecito a comienzos de la Gran Guerra. Audrey Fleurot (Un VIllage Française) es Marguerite, una cortesana cuyo hijo ha partido al frente,  Camille Paul es una enfermera feminista y Julie Bona es la madre superiora de un convento convertido en hospital a la que el estrés de estar cerca del frente le ha despertado el espíritu rebelde. Para crear un cuadrilátero mitutero entra Caroline De Witt, interpretada por la actriz judeo marroquí Sofia Eissadi, Madame de Witt ha sido encargada por su esposo ( que ha partido a la guerra)  de la fabrica familiar. O sea, tenemos un cuarteto de mujeres empoderadas. Ayy que soy presa del vértigo! ¿Por qué, en vez de huirle, planeo verla? Primero, porque soy eterna optimista. Segundo,  porque hay una serie belga sobre mujeres en la Guerra del Catorce , en Walter Presents, que hace rato quiero ver. A lo mejor y las comparo. Les Combattants llega a Netflix el 19 de enero.



 Lidia Poet: el 12 de febrero llega esta producción de Netflix/ Italia sobre la primera mujer en obtener el título de abogado en la península italiana. La omipresente Matilda D'Angelis (The Undoing, Leonardo) encarna a la abogado. 



Babylon Berlin:  La Cuarta Temporada ya está lista y vista por públicos en Alemania, el Reino Unido y Australia. Solo falta que Netflix se pronuncie sobre cuando trae la que,  a juzgar por los clips que los usuarios suben a YouTube a diario, será la mejor temporada de la serie. No vaya a ser que en Netflix hagan como en Hulu que compraron los derechos de Da Boot y nunca han pasado más que la primera temporada.

Como en Netflix cometen tarugadas por minuto no me sorprendería, pero qué mala estrategia sería esa. Este noir del Berlín al borde del nazismo tiene fans por millones en el mundo angloparlante. Prueba es este excelente video de YT donde desmenuzan y hacen conjeturas sobre cada escena de los tráileres.


La oferta alemana.

Hablando de Das Boot y series alemanas, Bavaria Films ya cerró las filmaciones de la cuarta temporada. Lo ha hecho en tiempo récord y son solo seis episodios. Lo único que se sabe es que Hoffman vuelve a tomar el timón del submarino y del rol protagónico. También que se espera que para fines de invierno ya esté en Sky con subtítulos en inglés. Entretanto la temporada 3 llegó a España este invierno por AMC

Otra serie alemana de época que ya ha tenido estreno en suelo ibero es Hotel Europa (O La casa blanca junto al lago, su título en alemán) que puede verse en la plataforma Filmin.  La historia de esta destacada hostería,  que contó entre sus huéspedes a Charlie Chaplin y Adolf Hitler,  también goza ya de subtítulos en inglés, puesto que se la puede encontrar en la plataforma australiana SBS. ¿Por qué será que Sky Atlantic en el Reino Unido y SBS (y Stan) en Las Antípodas traen primero las series continentales?  No puede ser que británicos y australianos tengan más predilección por los period piece que nosotros en La America del Norte.



HBO

 De todos los servicios de streaming, HBO ha sido el que mejores sorpresas ha traído este 2022. Sabemos que para primavera o verano tendremos las segundas partes de Julia y de Tokyo Vice, pero aun en invierno ha habido promesa. Después de dos años de espera, el 7 de marzo en la postrimería del invierno,  nos llega la segunda temporada de la excelente Perry Mason. También se habla de que a fines de invierno quizás veamos el final del cuarteto de Elena Ferrante que agrupado bajo el título de My Brilliant Friend nos ha acompañado desde el; 2018.



PBS

El 8 de enero, la PBS traerá a la Unión Americana la Tercera Temporada de las aventuras del veterinario James Herriot. All Creatures Great and Small debutará en la televisión estadounidense el domingo 8 de enero.



Desde su inició en el primer año de pandemia el whodunnit victoriano Miss Scarlett and the Duke ha tenido tres temporadas. La segunda recién llegó a costas americanas este otoño pasado. La tercera debutará en PBS en el espacio Mystery el domingo 8 también.



Y para coronar un domingo de sorpresas, a las 10PM Eastern Time,  PBS estrena la Tercera Temporada de Vienna Blood. Mientras Oskar surge en el mundo policial,  Liebermann estrena apartamento de soltero, pero sus mujeres lo han abandonado. Amelia ha regresado a Inglaterra y Clara, tras romper un segundo compromiso, ha entrado al mundo del periodismo.


Primavera y Después

Sabemos que la PBS ha comprado la producción de Canal + Marie Antoinette que ya estrenó en Francia en este otoño. El 29 de diciembre debutó en la BBC y se espera que aparezca en las pantallas estadounidenses este marzo. Repito lo que he dicho en otras entradas. No me apetece, Deborah Davis es una bestia y si se la ha contratado es porque Canal + quiere repetir el éxito de Versalles que se cifró en mucho sexo y falsedades historias.  Davis es experta en ambas cosas.



Unos días antes del fin del invierno y los fans de Sanditon verán su última temporada. Sabremos entonces el desenlace de las aventuras de Charlotte Haywood que de turista pasó a institutriz y a quien dejamos comprometida con un granjero al cual no ama.



Y eso es lo que tenemos para el resto del año. Aunque parezca increíble, si voy a renovar mi suscripción con el despreciado Netflix no será debido a Valhalla 2 o a la insufrible 1899. Mi interés en esa malhadada plataforma reside en sus futuros programas turcos. ¿Quién lo diría?  pero Netflix ya anunció que está trabajando varios proyectos en Turquía que atraen mi atención.

Ya han anunciado desde Estambul que se está filmando la Segunda Temporada de Midnight at the Pera Palace. No nos vamos a quedar con la curiosidad de no saber qué pasó con Esra y sus viajes en el tiempo. La sorpresa ha sido que también se está filmando una tercera parte de Club Estambul, algo totalmente inesperado, pero no por eso menos deseado.

Se han anunciado muchas series que vendrán de Turquía en este año que nos llega. Es que el producto turco vende. Por eso hay una cosecha de telenovelas románticas y series policiales que siempre tienen sus fans. Pero un proyecto de época ha picado mi curiosidad. Se trata de una adaptación del Frankenstein de Mary Shelley. Creature estará situada en la Constantinopla de comienzos del Siglo XX, lo que ya la hace fascinante. Puede que todavía el producto turco no me convenza, pero es innegable que sus elencos son bellísimos (los actores de ambos sexos) y que les dan un toque glamoroso a sus producciones de época.

Tendremos que esperar a la oferta tuca. ¿Entretanto cuál de estas series les apetece?

 

martes, 20 de diciembre de 2022

El Secreto de Lady Cornelia: The English en Amazon Prime Video

 




Aunque los críticos han quedado embelesados con el western de Hugo Blik, muchas notas de grandes periódicos utilizan las palabras “convulsa” e “incoherente” para referirse a la trama. Yo experimenté la misma sensación tras dos episodios. Solo al final caí en cuenta que es una narrativa incompleta porque,  como Sophie’s Choice,  todo el argumento está basado en un secreto. Su revelación,  en el sexto episodio nos ofrece una perspectiva totalmente diferente del cuento, hasta el punto de que muchos querrán verlo de nuevo. Esa puede ser la gran falla o la gran virtud de este relato de vaqueros que merece estar en la misma lista que el revisionismo de Sam Peckinpah o de Clint Eastwood.

Una Verdad Incomoda

 En La Desición de Sophie, William Styrion demuestra el potencial de su estilo narrativo dándonos una historia contada en primera persona por un joven aspirante a novelista y su obsesión con una polaca cristiana sobreviviente de Auschwitz. Sophie nos aparece retratada por los ojos ingenuos del narrador y por las cosas que ella cuenta. A medida que nos adentramos en la trama,  descubrimos con Stingo que Sophie miente y que su verdad es tan terrible que hará lo imposible por ocultarla. Al final, la verdad sale de boca de Sophie y comprendemos por primera vez al personaje y su motivación para vivir una relación toxica que es un autocastigo.



Yo vi el filmeuna obra de arte de Alan J. Pakula y un trabajo esplendoroso de Meryl Streep antes de leer el libro. Un mes después de haberlo visto con mi padre, regresé al cine a verlo con mi hermana y era (conociendo ahora la verdad de Sophie) una trama diferente. Eso me ha ocurrido con The English.

En el primer episodio, Lady Cornelia Locke (Emily Blunt) le dice a su compañero de viaje, el Sargento Eli Whipp (Chaske Spencer), con tono petulante:  “No importa cuantas veces me preguntes, porque no te la contaré” Pensé que era una pesada. En el segundo episodio, Cornelia está a punto de contarle “su historia” cuando son interrumpidos por una de la docena de crisis que los afligirán durante su road trip.

En el tercer episodio hay una pista, pero como le ocurre a otra mujer, no la asociamos con la aristócrata. Solo al final del cuarto de seis episodios comenzamos a enterarnos del calvario de Cornelia. Mi consejo al espectador es que se concentre,  no en los misterios de Lady Locke,  sino en las verdades de Eli Whipp que a ratos puede ser tanto el personaje más interesante como el eje de la trama.



Para quienes no hayan visto la serie o no sepan de que va, esta es la descripción con la que la ha vendido Amazon:  “Dama inglesa viaja al Lejano Oeste a vengar la muerte de su hijo. En el camino conoce a un soldado estadounidense de origen indígena que la ayudará”. Con eso yo me creí que el hijo de Cornelia seria alguno de esos inglesitos de buena cuna, pero sin un peso, los desheredados hijos segundones, o spares como Harry Sussex. Muchos de ellos buscaron fortuna en America. Lo vemos en el caso de Thomas Trafford (Tom Hughes)  y en la vida real tenemos a los Hermanos Auckland, hijos de un baronet, que hicieron fortuna en Wyoming,  y el Conde de Aylesford que se dedicó a la ganadería en Texas.

El Conde de Aylesford
                                           El Honorable Thomas Trafford

En su capítulo “Migratory Elite” de The Decline and Fall of the British Aristocracy, David Cannadine nos da una lista de los lores y condes que buscaron fortuna en el Lejano Oeste. Algunos la hallaron. Otros como Trafford lo perdieron todo incluyendo los valores de su casta. En un momento sospeché que Trafford era el padre del hijo de Lady Locke.  Luego, al ver el engañoso tráiler, creí que Ciaran Hinds era el padre del chico y que había provocado su muerte, tras el muchacho seguirlo en sus aventuras en el Far West.

Me equivoqué en todas estas conjeturas. El hijo de Cornelia acaba de morir en Inglaterra y solo tenía 13 años. Ciaran Hinds trabaja para el padre del muchacho al que Cornelia ha venido a matar. ¿Por qué motivo? ¿Por qué no se casó con ella? ¿Porque no se hizo cargo del hijo? Repito,  no nos concentremos en esos misterios. Mejor veamos a Eli Whipp y su historia que contaré cronológicamente.



Sin Perdón Ni Favores

Lobo Herido, bautizado por un clérigo blanco, Eli Whipp es un miembro de la Nación Pawnee. Desde su infancia ha visto guerras entre diferentes tribus y entre nativos y blancos. Muchas veces ha tomado el partido de los últimos. A lo largo de su vida lo ha perdido todo: padres, mujer, hijos. “He visto infiernos y los he creado” le dice a Cornelia a quien sorprende saber que Eli escogió enrolarse en La Caballería. “No busco perdón ni buscó favores” es como el soldado explica su postura ante la invasión de sus tierras.



Testimonio de su excelente servicio son las barras en su guerrera y que sus subalternos blancos le tengan estima y lo obedezcan. Esto lo vemos en la primera escena. Un grupo de soldados, tras años de rastreo,  han dado con un guerrero que una vez mató y mutiló a uno de los suyos. La idea es quitarle los ojos tal como el indígena hiciese con su víctima blanca. Tarea imposible puesto que lo han matado dándole un balazo en el rostro.

Se les ocurre desojar a la squaw y van a hacerlo entre risotadas cuando se aparece el Sargento Whipp que se lo impide con órdenes lacónicas como es su habla natural usando como único argumento: “No en mi último día”. Respetuosamente sus soldados lo obedecen. Uno de ellos, aparentemente nuevo,  cuestiona este status quo “¿matamos a uno y recibimos ordenes de otro?” “De este si” le responden.



El Sargento Whipp ha solicitado un retiro honorable y se le ha concedido. Ahora quiere volver a su ancestral Nebraska y pedir unos acres de tierra para cultivar. Según la Ley de Asentamientos Rurales (Homestead Act)  Whipp tiene más derecho que otros,  puesto que hasta hace poco ha estado en servicio activo. Un soldado que ha servido con Elí , al despedirse,  trata de explicarle que esa ley no se aplica a un indio. “Aquí adentro usted es uno de nosotros. Alla afuera es uno de ellos”.



En el primer episodio encontré un poco frustrante que los protagonistas fueran tan ingenuos. Eli lo descubre al salir de Oklahoma y llegar a un punto de Kansas donde ni Dorothy ni Toto querrían regresar. Es una de esas imágenes típicas de spaghetti western. En medio de una especie de desierto hay un hotel que ya parece la mansión de Crimson Peak con agujeros hasta en las cortinas. Aunque solo hay tres habitantes, el sargento comete el error de solicitar algo de beber. Un nativo no bebe donde beben los blancos.


Watts,  aparentemente el dueño,  le atiza una paliza al ex soldado y lo cuelga al sol. Él está ahí en una misión, a la espera de una visita importante y el indígena le sirve. Mucha gente dejó de ver la serie por encontrarla, lenta, aburrida, complicada y tremendamente oscura así que voy a explicarles un poco. Tal vez von esta información continúen hasta el final.

La Dama y El Nativo

Aparece una diligencia conducida por Toby Jones (un cameo increíble). De ella desciende Lady Cornelia Locke que,  a pesar de su tez tan blanca como los encajes que ribetean su elegante traje rosa, es tan vulnerable como el indigena que ve asándose al sol. La compasión de Cornelia es su prioridad y le impide preguntarse por qué hay un comité de bienvenida, en el medio de la nada. Ofrece a Watts 30 dólares (una cantidad importante en ese entonces)si deja a Eli marcharse.



Watts le responde con un puño en la cara. Mientras Cornelia literalmente muerde el polvo, Watts suelta a Eli y lo envía a Ellsworth (“lo más cercano al Infierno”) bajo la custodia del cochero, pero se queda con el caballo y las alforjas del indígena . Su gente explora el equipaje de la viajera y encuentran que, con un guardarropa de vestidos a la moda, Cornelia también viaja con un maletín cargado de billetes. ¿Cuán ingenua puede ser una mujer para internarse en una tierra salvaje y sin ley cargando una fortuna?



Eli Whipp ha comenzado una amistad con su compañero de viaje, el cochero. A pesar de llevarlo prisionero, al cochero le simpatizan los Pawnee entre los que ha vivido e incluso conoce su idioma. Su charla es interrumpida por un trio de forajidos . Ahí Elí se entera que el cochero tiene ordenes de entregarlo a las autoridades de Ellsworth culpándolo del asesinato de Cornelia. El cochero le quita las esposas al indígena y le da un arma. Eli mata a sus asaltantes, pero no sin antes estos herir mortalmente al cochero. El sargento regresa al hotel, no sabemos si para recobrar su caballo o rescatar a la mujer.



Entretanto, en el hotel una llorosa y golpeada Lady Cornelia es obligada a ponerse uno de sus vestidos carmesís y a cenar con el patán Watts. Es una cena importante, aunque el platillo principal sea un poco repulsivo. Watts lo llama Prairie Oysters, pero si recuerdan mi nota sobre desayunos, eso es un “huevo a la ostra”, un huevo crudo batido con jugo de limón y condimentos. Aquí los huevos crudos están encerrados en una membrana beige que al principio creí eran papa cocidas , pero luego comprendí que eran algún órgano animal. Gattocito Miroslav cree que son criadillas de toro. ¡Capaz y lo sean!





Lo importante de esa cena es que Cornelia se entera que es su última. Ha sido cazada por la presa que persigue. El asesino de su hijo (que asumimos también era el padre) no quiere morir a manos de esta dama y la ha estado siguiendo desde su salida de Inglaterra. Cornelia se entera que Watts y sus secuaces han sido contratados para rastrearla en cada etapa del viaje. Desde Southampton a La Habana, desde Cuba hasta Nueva Orleans, han seguido sus pasos evitándole muchos peligros que han acechado a la atolondrada aristócrata.





Este dato confunde a Cornelia. ¿Por qué salvarla de peligros si van a matarla?  Watts describe a su patrón como un hombre diabólico, un archivillano que ha planeado un final teatral para la madre de su hijo. Lady Cornelia debe morir ahí, en ese reducto, en medio de la nada.  “La verdadera América “ anuncia Watts, pero los planes son frustrados por el Sargento Whipp que ha regresado por su equipaje su caballo,  y su futura compañera de viaje.

Mamá Osa y Súper Héroe Nativo Emprenden una Road Movie

Aquí hay unas escenas que muchos se han quejado porque son muy oscuras. Les cuento que la dama y el Pawnee tendrán su pequeña masacre escabechando a Watts y secuaces. Cornelia incluso sacrifica un cerdito para llevárselo en el camino. Se descubre en estos primeros episodios que la ingenua dama es una experta tiradora, una maestra del arco y flecha (la arquería era un deporte muy practicado por las aristócratas victorianas) , que ha leído a Darwin y a Tennyson,  y que , a pesar de estar hecha pedazos (no solo emocionalmente),  es todavía lo suficientemente Mamá Osa para proteger a todos los niños que encuentra por el camino. Elí Whipp es también un super héroe nativo que combina toda su experiencia militar y la sabiduría de sus ancestros con conocimientos de obstetricia.



Un comentarista en IMDB,  que no gustó de The English,  la acusó de ser una serie de viñetas. Es cierto, es una road movie en la que Elí y Cornelia encuentran personajes pintorescos que mueren inmediatamente,  tal como varios forajidos que deben eliminar. Puede resultar monótona, a mí me encanta porque cada encuentro nos describe la diversidad de La Frontera, el peligro de internarse en el Oeste y nos enseña una faceta más de estos fantásticos protagonistas.

Nota aparte merece la cinematografía. Arnau Valls Colomer ha sabido sacarle el partido al paisaje ibero (esta filmada en partes de Ávila) convirtiéndolo en trasfondo de jinetes cuyas cabalgatas sirven para tomas largas y esplendorosas.






The English como Western Crepuscular

Creo que con lo dicho se puede navegar por este relato de la pradera. Solo falta ubicarlo dentro del Western, de su marco histórico y del revisionismo actual. Cuando me enteré de que se trataba de un Western “crepuscular” inmediatamente pensé en Los Imperdonables de Clint Eastwood y Baila con Lobos, pero como friki de las de vaqueros, sé que el Western revisionista se interna más allá del tiempo hasta llegar a The Ox-Bow Incident (1942). Fue en esa adaptación de la novela de Walter van Tilburg Clark que nos salimos del mundo mítico e idealizado de los relatos de Zane Gray ydel cine de John Ford.  El espectador por primera vez se enfrentaba con un Far West lleno de ilegalidades y prejuicios.



A The English hay que situarlo en un espacio más contemporáneo,  la gran época del revisionismo, Los 60 con sus crudos espagueti westerns y con la brutalidad elegiaca de los filmes de Sam Peckinpah. The English es un road western, un subgénero reconocidísimo en que un par de compañeros viajan por un territorio agreste y peligroso en busca de un objetivo. Pensemos en Two Rode Together o la mitológica The Searchers que también incluye el motivo de la venganza, ambas de John Ford o las joya de Peckinpah Guns in the Afternoon .



La diferencia con The Searchers es que en The English el nativo es  quien cabalga con la blanca en plano de igualdad y a ratos de superioridad lo que lo aleja del cliché del Llanero Solitario y Toro o , en términos más serios,  de la sinergia que vimos  recientemente en Barkskins. Tampoco podemos compararla a filmes donde los viajeros son hembra y varón y existe una posibilidad de romance.

Así que no podemos compararla con la triste Trooper Hook, o a la cómica dinámica entre Shirley Mc Claine y Mr. Eastwood en Dos mulas para la Hermana Sarah. Ni siquiera con un clásico del revisionismo como Soldier Blue donde el soldado Peter Strauss debe escoltar a Candice Bergen, quien ha vivido entre Cheyennes,  por un territorio en pie de guerra donde los nativos no son los más salvajes.



Para encontrar algo parecido a The English hay que remontarse al primer filme de Peckinpah, uno que los críticos desprecian o admiran. En The Deadly Companions, Brian Keith da vida a un ex soldado metido a asaltante de bancos. Durante un asalto, Stripes (como se le conoce)  mata accidentalmente a un niño, hijo de una prostituta (Maureen O’Hara).



 La desolada madre decide llevar el cadáver para ser enterrado junto a su difunto esposo en un pueblo lejano. Sucede que tal pueblo está en medio de un territorio asolado por los Comanches. En un acto de contrición, Stripes decide acompañar a la mujer en un viaje con todas las connotaciones ( hay por ahí una historia de venganza) de una western-road movie.

A partir del quinto episodio, se acaba el viaje en The English y nos encontramos en el territorio de la venganza, del showdown obligatorio, pero conocer el secreto de Cornelia nos hace comprender que no hay justicia posible. De hecho, no será la aristócrata quien acabe con su verdugo.

La Nación Pawnee

Otro elemento que hace a esta narrativa novedosa es en el modo en que Blick ha escogido tratar el problema indígena. Para eso eligió una tribu controversial y a un personaje sui generis. Ya en el primer episodio, el cochero nos da dos pistas sobre los Pawnee que definen a Eli Whipp. Los Pawnee se llevan mal con las tribus cercanas (Eli reconoce que esas enemistades preceden a la llegada del hombre blanco) y los blancos han traicionado la lealtad que la Nación Pawnee le ha brindado.

                          Campamento Pawnee, Nebraska, 1866

Los Pawnee son originarios de tierras que hoy se dividen ente Kansas y Nebraska. Era un pueblo dedicado a la cacería y a la agricultura que vivía en cabañas de barro y troncos. En su sociedad matrilineal, las mujeres se encargaban del trabajo agrícola,  las ancianas del cuidado de los niños,  y los hombres de cazar búfalos. Lo único feo de su fascinante cultura eran los sacrificios de jovencitas a su deidad,  La Estrella de la Mañana.

                         Ceremonia con sacrificio a la Estrella Matutina

La mayoría de las sacrificadas eran jóvenes cautivas. Debido a la riqueza de caza en sus tierras, los Pawnee sufrían incursiones de otras tribus (Cheyenne, Sioux, Lakotas, etc.. Ect.) a los que llamaban simplemente “enemigos”. Los peores enemigos eran los Comanches que de los españoles habían conseguido caballos.

Aunque los Pawnee establecieron contacto con la expedición de Francisco de Coronado a comienzos del siglo XVII, su primera alianza con el hombre blanco seria con los franceses. Los Pawnee consiguieron caballos, pero a cambio los franceses los esclavizaron. Para fines del Siglo XVII, en Nueva Francia, la palabra para “esclavo” era “paní”(derivado de Pawnee). Lo peor es que los nuevos amos contagiaron a los esclavos de viruelas y diezmaron a la tribu. A comienzos del Siglo XVIII, los Pawnee contaban 60.000 personas, 4,000 para 1833 y a su traslado a Oklahoma (1873) eran menos de la mitad de esa cifra.

Para remediar su situación , los Pawnee eligieron aliarse con la nueva nación de los Estados Unidos. A comienzo del siglo XIX, su jefe Petaleshraro se presentó en Washington y,  tras conferenciar con el presidente James Monroe,  se firmaron tratados de paz entre ambas naciones. Petalesharo era un visionario progresista que había abolido los sacrificios humanos en su tribu y que notaba que los enemigos de su gente eran también los enemigos de los blancos.

                                 Petalesharo

Por las próximas cuatro décadas los Pawnee lucharon hombro con hombro con soldados estadounidenses en contra de Sioux, Lakotas y Comanches. Aceptaron la jurisdicción de los blancos vía agentes indios, aceptaron vivir en reservaciones,  y muchos de sus guerreros se enlistaron en el ejército de los Estados Unidos.



En 1873, al gobierno estadounidense se le ocurrió trasladar tribus amigas a lo que hoy es el estado de Oklahoma que pasó a ser conocido como Indian Territory. Petalesharo aceptó trasladar a dos mil personas a ese reducto, pero uno de sus bravos viendo el acto como traición , asesinó al gran jefe.

Los Pawnee vivieron en Oklahoma por más de quince años, hasta que el veleidoso gobierno de Washington decidió que el territorio era muy rico y fértil para los indígenas. Mejor instalar pioneros bancos ahí. Los que vieron Far Country con Nicole Kidman y Tom Cruise recordarán ese episodio. Los nativos nuevamente fueron expulsados. A eso se refiere el personaje de Toby Jones cuando habla de “traición”.

Hoy , por suerte, la Nación Pawnee se ha recuperado y en su nuevo asentamiento en Oklahoma, donde viven de manera semi autónoma,  cuenta con 3, 600 miembros registrados .En 1964, la tribu recibió más de siete millones de dólares como retribución por las tierras perdidas.  La cultura Pawnee ha sido reconocida por folcloristas y antropólogos y quienes una vez fuesen vistos como esclavos destacan en el deporte, las artes e incluso en la política como Larry Echo-Hawk que fue el Fiscal-General de Idaho entre 1991y 1995.



Un Proyecto Demasiado Ambicioso

 Me cuesta encontrarle defectos a The English, pero los tiene. Como los tuvo el primer capítulo oscuro y confuso, con diálogos un poco escuetos y forzados. Las actuaciones son impecables. Aparte de los principales, es hora de mencionar a Stephen Rea como el Sheriff Marshall,   uno de los pocos blancos decentes de la serie.

                                Sheriff Marshall

El problema del Sheriff Marshall ( y otros personajes)   es que no hay suficiente tiempo para contarnos sus historias presentes y pasadas. Eso los debilita y no permite admirar su trabajo. Estoy pensando en Tom Hughes. Lo había visto en Victoria y Discovery of Witches, suficiente para odiarlo. Ahora me ha convencido como Tom Trafford y quisiera más de él (confieso que los shipeé a Trafford y Martha) .



Blick y Blunt cometieron el error de ser demasiado ambiciosos al poblar su fábula de personajes,  monstruosos algunos y otros muy humanos, pero fueron tacaños en su tiempo. Para construir un buen relato y darle un final respetable debieron invertir en un par de horas más. Incluso los dos últimos episodios se sintieron atropellados,  llenos de lo innecesario y carentes de lo que urgía.  Eli enseña a Cornelia que para un viaje debe cargar su caballo no con lo que desea,  sino con lo que realmente necesita. Se nota que los productores no supieron cargar su caballo de lo que realmente necesitaban para cargarlo solo de deseos fantasiosos.

En suma, no me ha gustado como ha acabado este cuento. Tengo claro que un final feliz era imposible para Cornelia, pero pudo haber sido más esperanzador con un contenido que demostrase que su viaje y amor por Eli valieron la pena. Tal vez además de mostrarnos a Luna Blanca, nos pudieron mostrar a los otros niños que rescató en una misión de venganza que acabó en redención para Eli, pero .. ¿Qué le quedó a Cornelia para llenar esas últimas décadas que la vida le dejó?



Contenido Violento y Gory: Es una serie violenta, su tema es la violencia, la violencia de la conquista,  la violencia entre gente del mismo origen, la violencia contra los más débiles e incluso la sexual.  La violencia es gráfica y puede incluso llegar a ser ofensiva como esa primera escena en que vemos la cabeza destrozada de un indígena. Hay violencia incluso contra los animales. Fetos de vacas, conejos despellejados, cascabeles decapitadas ect. Contrasta esa violencia perpetrada por los humanos con la escena del nacimiento de la bebé menonita ante los ojos vigilantes , pero serenos,  de coyotes que parecen los animalitos del Establo de Belén.



Contenido Sexual y Desnudos: Cero. En eso aplaudimos el estilo de Emily Blunt que en su producción no objetiva a la mujer ni erotiza la violencia. Sabemos de mujeres ultrajadas, pero no presenciamos las violaciones.

Contenido Feminista: Podría escribir todo un ensayo sobre el genuino ángulo feminista de The English. No hay personaje femenino débil, ni siquiera Lady Cornelia,  victima entre víctimas.  Si hay algún mensaje inspiracional en The English es que todos los desesperanzados, las victimas de ultraje, los traumatizados, los enfermos terminales pueden tomar decisiones, ejercitar opciones, crearse una agenda y en ese acto salirse del casillero de víctimas para encontrar un propósito. Aunque admiro a Martha Myers,  interpretada por la actriz austriaca Valerie Pachner (la maravillosa Gunta Stolzl de Bauhaus), ella elige el odio,  lo que le permite ejecutar su venganza. En cambio, Cornelia elige la compasión lo que la lleva a volver a encontrar amor. Confieso que mi personaje favorito de la serie, y uno de los más poderosos retratos de la mujer en el Far West es Katie Clarke. Me ha encantado esta actuación de la nativa Choctaw,  Kimberly Norris-Guerrero,  en un rol que puede ser visto como negativo. Katie es una sobreviviente nata. Como buena Cheyenne está acostumbrada a hacer oír su voz a pesar de que se exprese con más refinamiento y elocuencia que Lady Cordelia (la única vez que suelta una mala palabra es cuando le clavan un puñal). Katie ha sabido reinventarsea pesar de la perdida de cosechas, tierra e hijosen el mundo del bandolerismo blanco y por eso sabemos que nada la podrá aplastar.

                                  Martha Myers
                              Katie Clarke

Factor Diversidad: Habrá quien se queje de que su grupo étnico, conglomerado, o colectivo no se vea representado en The English. Que les pregunten cuantas series o filmes hay sobre los nativos americanos. Esta es una serie sobre los nativos estadounidense y vemos Pawnees, Kickapoos y Cheyennes aparecer en este relato. Por otro lado, vemos una variedad fantástica de colonos; menonitas de Rusia, una mujer austriaca, irlandeses, escoceses, una Lady inglesa. Los vemos llegar por diferentes motivos solo para ser destruidos o volverse sádicos destructores ( y no solo de indigenas). Leia hace poco a un militante BLM que describía el Holocausto como “una pelea entre blancos”. Eso es pecar de poco caritativo. Pues aquí también tenemos a blancos destruyendo a otros blancos, el color de la piel de la víctima no aminora el crimen.

Quiero terminar hablando de los tres temas de la serie que van enlazados: violencia, venganza y de cómo El Oeste pervierte o destruye a sus habitantes. (Posibles Spoilers) Sabido es que la conquista de “territorios indómitos” fue una larga cadena de actos brutales cometido por todos los bandos involucrados.  Ante eso,  la violencia no puede ser criticada en The English. Aún más cuando se ha encogido mostrar los peores actos (masacres, violaciones) fuera de cámaras.

Comenzamos la serie con un acto de venganza por el asesinato y mutilación de un soldado perpetrado por un jefe Cheyenne, pero ese acto es visto como barbarie de parte de los blancos. No así la misión de Lady Cordelia quien también viene a ser como una diosa de la justicia. La serie nos muestra que hay otras mujeres dispuestas a castigar ultrajes sexuales, ya que no es la única a quien una violación ha dejado destruida y con hijos en brazos.



Tenemos el caso de Black-Eyed Mog que,  a diferencia de Cornelia,  fue violada por indios (se implica que sus hijos mellizos son producto de esa violencia). Aun así, ante de matarla, la dama le pregunta a la vieja bandolera si acaso su venganza no ha excedido su crimen. Es una premonición de cómo y por qué Cordelia no será la que acabe con el padre de su hijo.

                          Black-Eyed Mog

Me parece un poco injusto hablar del poder destructor del Oeste en la serie. Sin embargo, es evidente que es el medioambiente el que produce entes bestiales y a sus lacayos. Es evidente que ha destruido a ingenuos y sensibles europeos como Tom Trafford y Lady Cornelia (a quien el Far West ha ido a buscar a su mansión londinense) , pero también es evidente que ya era una región violenta antes de la llegada de los bancos. El mismo Eli habla de los muchos enemigos de los Pawnee.

 Como la serie es inglesa (es combinación de Amazon y la BBC) no me sorprendería que esa visión,  siempre antiamericana,  fuese una alusión al clima de violencia que sigue existiendo en el Oeste (Midwest,  Southwest, Far West )  desde donde cada día nos llegan noticias del auge de la supremacía blanca, crímenes perpetrados por y en contra de latinos, ataques a gays y otras minorías,  y donde los nativos todavía no han sido reivindicados. Ese sería el contenido woke más controversial y debatible de The English.

martes, 22 de noviembre de 2022

La Fórmula de las Reinas: Calumnias, victimización y un velado ataque a la monarquía

 


Este otoño fue un reinado de reinas, valga la redundancia, cual de todas más mediocres y desacreditadas. Ha llegado el punto que temo ver la nueva versión de la tragedia de Maria Antonieta. Temo ver fake news históricas, temo ver invenciones preposteras (¿Toinette, Du Barry y Luis XV en un triángulo erótico?) y temo que las mismas calumnias que llevaron a la reina francesa al cadalso sean eternizadas en servicio de una agenda woke.



Republicanismo vs Monarquismo

En tres palabras, la fórmula de las reinas consiste en tomar una soberana o princesa y ponerla como una eterna víctima de una monarquía absolutista y patriarcal. La vemos rebelarse contra un protocolo que aleja al soberano de sus súbditos y la vemos acercarse a su pueblo. En el proceso muchas veces la reina-mártir es sacrificada por un sistema monárquico que al impedir la libertad de sus gobernantes,  también impide la de la gente sobre la cual reinan. En suma, la formula, que hemos viso en una docena de series y filmes en los últimos cinco años corresponde a una cláusula de la no-escrita agenda woke.

Esta cláusula nace del republicanismo estadounidense que,  desde los días de Thomas Jefferson y Tom Paine,  ve a la monarquía como una aberración arbitraria. Hoy que hay un fuerte movimiento que busca abolir la monarquía en el Reino Unido y en España,  la agenda woke,  cuya bienintencionada norma es libertad y progreso (muy mal entendidos),  la ha hecho suya.

Como todo en lo woke,  al republicanismo se le han agregado otras ramas libertarias como el feminismo que ve en monarquías un ejemplo del patriarcado blanco ( no veo a nadie hablando de derrocar al Sultán de Brunéi, el Rey de Lesoto o el Emperador de Japón) que oprime a los miembros femeninos o LGTB de su entorno. Eso que,  si perduran las monarquías,  tendremos antes del medio siglo reinas por derecho propio en España, Suecia, Bélgica y Holanda.

                              Las futuras reinas europeas

Otra corriente afiliada al wokismo y que también ve con malos ojos que todavía existan reinos hereditarios son los que apoyan a la gente de color puesto que consideran que las monarquías son las causantes de colonialismo opresor. Aunque no andan errados, me hace gracia que no piensen ni se quejen de colonialismos nacidos en democracia o en dictaduras. Nadie habla del colonialismo soviético, por ejemplo.

No es mi intención hacer un panegírico de la monarquía. Con el zeitgeist imperante es imposible, pero no veo esa forma de gobierno más deficiente que mal llamadas democracias donde se elige al peor candidato o donde los “presidentes ”sufren deparafraseando a Pancho Villa un mal que los hace “pegar” el trasero al sillón presidencial.

Tampoco es que la Fórmula de las Reinas sea aplicable a cualquier obra que denuncie un mal rey o a uno incapaz de reinar. La Locura del Rey Jorge ilustra un episodio histórico, pero no es un ataque en contra de un mal gobernante. Alexandre Dumas criticó los excesos de Los Valois y de los Borbones, pero en El Caballero de la Casa Roja mostró los esfuerzos del protagonista (un persone real) por rescatar a Maria Antonieta.



Sin embargo, es Dumas quien crea este retrato de la reina mártir en su obra dedicada a Margarita de Valois,  La Reina Margot, en la cual la casquivana princesa es víctima de su madre, de sus hermanos y hasta de sus amantes.

 

Del Cine Silente a La Anglofilia de Los 80

Desde el advenimiento del cine , incluso en el silente, han existido cintas dedicadas a la tragedia de ser reinas. Cleopatra, Isabel I, Maria Estuardo, Maria Antonieta, y la Reina Victoria han sido temas de innumerables guiones de todas partes del mundo. Se han creado inclusive filmes sobre rivalidades de reinas como todo lo dedicado a Isabel I y a su díscola prima escocesa. Ana Bolena y Catalina de Aragón han provocado debates entre lo Tudormaniacos que dividen sus lealtades entre las esposas de Enrique VIII. Y si creemos que estas nuevas series sobre la competencia entre Diane de Poitiers y Catalina de Médicis son cosa de hoy,  deben ver el filme de Los Cincuenta,  Diane donde Marisa Pavan es la Reina de Francia y Lana Turner es la incómoda Poitiers.



Como todo en el cine, inclusive fuera de Hollywood, las reinas han tenido su encasillamiento: Cleopatra es la femme fatale; Isabel I y Victoria son grande estadistas, Toinette, Catita de Aragón y Maria Estuardo son reinas mártires. En Los 50, en Austria nació el mito de Sisi en pantalla y con ella esta idea de una joven rebelde que se niega a seguir al protocolo impuesto por la pesada de su suegra. Tato éxito tuvo el personaje que su actriz Romy Schneider fue llamada hacer algo parecido con la Reina Vicky en Victoria in Dover. Entretanto,  en Inglaterra,  Jean Simmons encarnaba a Isabel I en su etapa rebelde en Young Bess donde su casto romance con su padrastro no ameritó acusaciones de pedofilia o abuso sexual como ocurriera recientemente con Becoming Elizabeth.



Ninguno de estos filmes atacaba la institución monárquica. Algo que solo ha venido a imponer esta extraña guerra cultural que vivimos hoy. Se hablaba de malos soberanos y reyes tiranos como Enrique VIII o Juan sin Tierra, pero el pueblo estadounidense siempre ha pasado por épocas anglófilas inspiradas por cine y televisión. Nada más conducente a esa admiración que el Masterpiece Theater que desde sus inicios nos llevó a conocer a los reyes y reinas que convirtieron al Reino Unido en la monarquía más característica de nuestro universo.

La primera temporada del Masterpiece fue ocupada por The First Churchills que presentaba un retrato cálido, respetuoso y verídico de la Reina Ana que nada tenía que ver con la calumniadora e indecente obra de Deborah Davis,  La Favorita. Dame Glenda Jackson,  en su insuperable tour de forcé Elizabeth R, inició la pasión obsesiva con Los Tudor que yo califico como Tudormania.  Y a mi llegada a USA,  en 1974, me vi en medio de una fascinación con la Era Edwardiana con programas clásicos como Lilie, Jennie, y Upstairs Downstairs, todas incluyendo entre sus personajes al incorregible Eduardo VII. Hasta le hicieron su propia miniserie en la BBC.



Que este rey travieso, parrandero y mujeriego gozase de tanta aceptación como el que su época resultase tan fascinante para los republicanos yanquis, indicaba una tolerancia por una forma de gobierno que al final era parlamentaria y semi demócrata. Para 1982, la anglofilia estadounidense estaba en su cúspide con programas de televisión como la soberbia Retorno a Brideshead, la segunda invasión del rock inglés y,  gracias a una tal Diana Spencer, la anglofilia se tornó casi en una adoración por la monarquía.

Entre Diana-Víctima y Maria Antonieta-Parasito

Si las bodas reales de Los 80 nos fascinaron con el glamur de la monarquía,  una década más tarde el divorcio y las declaraciones públicas de la ex Princesa de Gales hicieron que,  aun los poco interesados en política,  cuestionasen la existencia de una institución que podía destruir a una joven inocente que entraba en ella. Por algo, el año de la muerte de Diana, se puso en pantalla Mrs. Brown, donde Dame Judi Dench nos muestra a una Victoria enlutada a la que su rol de gobernante y las reglas del protocolo impiden ser feliz. Pero también este filme nos muestra como acercarse demasiado a estos entes de sangre azul puede destruir al simple plebeyo, en este caso John Brown, y como Vicky egoístamente deja que su dolor personal la aleje de sus deberes de reina.



Aunque Mrs. Brown y La Locura del Rey George pueden verse como ejemplos negativos de la monarquía, el fin de siglo nos trajo una apoteosis del reinado de Isabel I,  Ia que abrió la puerta a una nueva era de Tudormania. Elizabeth y The Golden Age ponían en alto la labor de un monarca en construir un imperio. No recuerdo haber oído ningún furor antimonárquico en ese entonces, a pesar de que en filmes como The Affair of the Necklace (2001) se mostrase a Maria Antonieta como una mujer egoísta e injusta que al despreciar la solicitud de la Condesa de La Motte labró su propio infortunio.

                        Joely Ricardson como María Antonieta en La intriga del collar

Por el contrario, se alababa la importancia de los deberes de una reina/princesa aun en la literatura juvenil llevada a la pantalla. Mia Thermopolis en Los Diarios de la Princesa podría encontrar ridículas algunas reglas del protocolo, pero a último minuto cuando se dispone a huir de su herencia real, decide regresar y aceptar ser la heredera de un mítico reino con todas las obligaciones que esto conlleva.



Si tuviese que escoger un año para definir el comienzo de la guerra en contra de la monarquía ese fue el 2006,  el año de Marie Antoinette y The Queen. Acabo de ver por enésima vez la producción de Sophia Coppola. Me encanta, bien actuada, lujosísima, un regalo para la vista,  personajes adorables, ect. ect.. ¿Qué más se puede pedir?  Sin embargo, por primera vez percibo el descredito del personaje de la archiduquesa austriaca.

En vez de ofrecernos lo mejor de María Antonieta nos la muestran como una frívola consumista, glotona, despilfarradora, jugadora, borracha e inconsciente. No se mencionan sus logros:  su mecenazgo de artistas como Madame Vigee Lebrun, y Gluck;  de cómo ayudó a transformar la escena musical francesa; de cómo inició dos industrias galas, la moda y la peluquería. No mencionan su buen corazón, su gran lealtad, y el amor que prodigó a sus hijos (pocos saben que adoptó tres niños, uno de ellos de color).



La idea fue mostrarla como una alocada niña rica no muy alejada de los príncipes actuales que se la pasan gastando el dinero del pueblo en excesos y francachelas. En suma, Kirnst Dunst nos dio la imagen más atractiva de un parásito de la realeza. En cambio, en The Queen del mismo año,  Peter Morgan puso la primera piedra al mausoleo de la monarquía con su descarnado retrato de la fría crueldad de Isabel II ante la muerte de una nuera que era una realidad incómoda para la familia real o lo que ellos llaman “La Firma”.



La pregunta que eleva el magnífico personaje de Dame Helen Mirren es si Isabel ha creado un ambiente tan toxico que empujó a Diana a huir y a cometer locuras. O es la monarquía y sus reglas insufribles las culpables de la indiferencia de la Reina y de la histérica desesperación que ha llevado a su nuera a una muerte prematura.

Conscientes del daño hecho, los cineastas intentaron borrar esa imagen nefasta con filmes que exaltaban a buenos gobernantes como Young Victoria; Bertie y Elizabeth y por supuesto, la magnífica El Discurso del Rey. En general , incluso en The Crown hay una visión amable de Jorge VI, no así de su esposa, pero déjenme seguir en orden cronológico.



Amor y Muerte en Dinamarca

Fue en el 2011 que nos llegó un sutil ataque a la monarquía y a su celo misógino que destruye a las mujeres que no se someten a sus reglas. Vino de Dinamarca y convirtió a sus protagonistas, Alicia Vikander y Mads Mikkelsen,  en estrellas. Se trata de la triste historia de amor entre la princesa inglesa Carolina Matilde y el medico Johann Friederich Streussen consejero de su esposo, el príncipe luego rey Cristián VI.

A mitad del siglo XVIII. Carolina recién llegada a la corte danesa, descubre que su marido es un enfermo mental que solo busca degradarla. Atraída por las ideas progresistas del Dr. Streussen, Carolina inicia amistad con el hombre de confianza del príncipe. Acaban en la cama, tienen una hija, se descubre todo, escándalo mayúsculo. Streussen pierde la cabeza, Carolina es separada de su hijos y enviada al exilio. Una historia para llorar océanos y que sin embargo es totalmente cierta, solo que el modo de relatarla crea una nueva guía para los  anti monarquías. La lección de A Royal Affaire es que no solo la monarquía destruye a las mujeres inteligentes e independiente, también permite que asciendan al trono monarcas retrógrados y dementes.





El que Dinamarca sea hoy una monarquía parlamentaria, bien lejos del absolutismo oscurantista dieciochesco , no le importa a una generación de espectadores semi educados que todavía no entienden que los reyes europeos modernos  (y el Emperador del Japón) no gobiernan. Los que si saben eso esgrimen el argumento que el pueblo no necesita mantener a parásitos de sangre azul.

Así llegamos al 2016 el año en que Peter Morgan por fin pudo dar de hachazos a una institución que detesta y a una reina que despreciaba (¡y el desvergonzado dijo, a raíz del fallecimiento de Su Majestad,  que su serie de mentiras era “una carta de amor” a la reina. ¡Carta de amor enviada en bomba Molotov!

En sus primeras dos temporadas,  y en las excelentes manos de Claire Foy, Isabel II fue descrita como una mártir, una mujer que debe sacrificar su derecho a ser esposa y madre para poder gobernar, aunque también Morgan nos deja claro que Isabel no estaba preparada, que era ignorante e ingenua. Como ese tratamiento sería el que recibiría Victoria ese mismo año, nadie se percató de lo ofensiva que era The Crown.



Las primeras quejas surgieron en la tercera temporada cuando Olivia Colman fue horriblemente miscast en un rol que le quedaba grande. Esta Isabel era torpe, ineficaz, perezosa, e insensible, incapaz de ofrecer consuelo a la desdichada Diana. ¡Incapaz de derramar una lagrima por niños muertos! ¿Hasta dónde llegaba la imaginación diabólica de Peter Morgan?

No solo la reina era blanco del vituperio. Su madre, hasta entonces un icono sagrado de la cultura británica, era descrita como una vieja ordinaria, borracha y malévola que interfería en los asuntos familiares como si fuese un padrino de la mafia. El pobre Carlos quedaba como un manipulador pelele y su padre como el posible autor intelectual de la muerte de Diana. Esas falsedades eran cobardes puesto que La Familia Real no podía defenderse de tanta calumnia.



El 2018, a la par de este ataque frontal contra la monarquía, vino un desdichado retrato de Maria Estuardo en un filme que de lo único que puede apreciarse es de ser inclusivo. Al menos no  pusieron a Saoirse Ronan como una tarada arrogante como la interpretase Samantha Morton en Elizabeth, o como tan puta que hasta le quita lo gay a David Rizzio en la malhadada Reinas. Al final que Reign,  con todo su fantasioso script, es el retrato que más honra a la Reina de los Escoceses.

Olivia Colman, Asesina de Reinas

El 2018 no solo fue el año en que Olivia Coleman se las arregló para hacer picadillo a Su Soberana, también fue cuando la Academia la honró por una obra en la que queda claro cuan despótica, vil y privilegiada puede ser una reina.

La última de los Estuardo hoy es más recordada por muebles que se hicieron en su época. A pesar de que filmes como Soldier in Love donde fue magníficamente interpretada por Dame Claire Bloom o The First Churchills donde Margaret Tyzak la encarnó como una mujer devota de su religión y esposo,  The Favorite destruye esa imagen reemplazándola for embustes salidas de la mente caprichosa de la David.



Ingenua tal vez demasiado para reinar, ha sido el veredicto de la historia sobre Ana I. The First Churchills cubría casi toda la vida de esta desdichada reina con énfasis en  la relación entre Ana y su amiga de la infancia,  Sarah Churchill y de cómo esta relación empañó el reinado de la primera. El  argumento se basaba en  documentos oficiales, memorias y correspondencia.

Los Churchill tuvieron una tremenda influencia sobre la Reina Ana y sus decisiones políticas. Eventualmente Ana se sacudió a estos amigos y tomó como confidente a Abigail Masham , prima de Sarah. Como la serie está narrada por la anciana Duquesa de Marlborough, la tenemos en su vejez preguntándose qué la hizo perder el favor de Su Majestad.



En la vida real, Los Churchill (principalmente Sarah) no fueron mansos corderos. En su empeño en dominar la voluntad real y privilegiar a familia y amigos, Sarah se volvió imprudente e insolente. La muerte de su único hijo varón la alejó de la corte. En su luto ni siquiera respondía las cartas de Ana quien también sufriría la muerte de su único hijo (y único sobreviviente de 17 embarazos). La Duquesa añadió insulto a la injuria, negándose a llevar luto por el principito. Es normal que Ana haya buscado otra confidente. La enfurecida Sarah comenzó a hacer circular unos poemas satíricos que insinuaban una relación lésbica entre Abigail y su reina.

Hasta hoy, ningún historiador ha encontrado evidencia de lesbianismo entre Ana y sus favoritas. Ni siquiera las cartas juveniles con las que la Duquesa quería chantajear a su soberana, donde Ana expresaba su amistad y cariño con mucha pasión son vistas como evidencia de una relación erótica. Por un lado, ese lenguaje era común entre las amistades del siglo XVII. Por otro es imposible que una señora que se la pasaba en la cama haciendo hijos con su marido, y que era también muy religiosa, tuviese tiempo para escarceos de lo que entonces era considerado Contra Natura.

Solo en la cabeza de una periodista mediocre como Débora Davis podía nacer la idea de convertir una intriga palaciega en un triángulo gay. Le tomaría casi dos décadas a Davis “colocar” su aberrante libreto en manos de algún productor. El rechazo nacía de que nadie quería meterse con falsedades históricas que además estaban muy mal escritas. De hecho, durante los veinte años antes que La Favorita fuese llevada a la pantalla, Davis tomó cursos de redacción de libretos por correspondencia y sacó un posgrado en el tema. Aun así, se dice que el australiano Tony McNamara fue quien rescribió todo el pastiche.



En el nuevo liberto y subsecuente filme,  Ana, una mujer enferma e infeliz, es degradada hasta convertirla en una demente,  sucia, despótica, aquejada por enfermedades repugnantes que abusa,  incluso sexualmente,  de sus damas. El que los ingleses vieran en la pantalla a Olivia Colman haciendo de Ana y luego en la pantalla pequeña encarnando a la actual Reina de Inglaterra, reforzaba una imagen negativa de la monarquía.

Poco a poco desaparecía la imagen de las reinas que por casi una década había sido dictada por Juego de Tronos donde las malas reinas eran tipo Cersei y las buenas eran como Daenerys, justicieras, generosas, pero sacando energía para dejar el espacio de víctimas y convertirse en poderosas monarcas. Así se las retrató en la británica Victoria, la rusa Ekaterina y la austriaca Maria Teresa, pero esas imágenes fueron disipadas por víctimas de la monarquía que se rebelan contra ella como la actual iconografía de Lady Diana y su sucesora Meghan Markle,  y estos nuevos retratos de Sissi.

Reinas empoderadas VS Príncesas víctimas


Por otro lado,  tenemos sátiras de la institución con reinas que aunque dotadas de buenas intenciones pronto adquieren gusto por el poder y son capaces de todo tipo de actos criminales para conseguirlo. Es lo que hemos visto en sátiras antihistóricas como The Great que hace reír y The Serpent Queen que no saca ni una carcajada y que es tan alejada de la historia que obligan a  criticarla  porque ya traspasa los límites de la suspensión de la credibilidad o de licencias dramáticas.

Quitándole el Halo a Reinas Santas

Por otro lado, está la destrucción de reinas consideradas mártires como Catalina de Aragón que Lionsgate y Emma Frost arrastraron por los suelos en The Spanish Princess. No solo la convirtieron en ambiciosa y perjura, sino que le inventaron todo tipo de ideas que nunca tuvo la pobre señora. En la Primera Parte la encuentran abierta al Islam y a las costumbres moras,  y en la Segunda la ponen quemando libros de herejes y rechazando a la hija que Doña Catita tanto amó.



Otra víctima ha sido la icónica Queen Mum, hasta hace poco un personaje intocable. Hoy no solo Peter Morgan se encarga de faenar a la vaca sagrada de La Casa Windsor. En la noruega Atlantic Crossing, se burlan de la Reina Madre en su momento más glorioso , la Segunda Guerra Mundial y de paso hacen befa de la tartamudez de su esposo. Todo para lapidar a la valerosa monarquía noruega en un cuento Me Too de como el Rey Haakon y su heredero Olaf (que calumnian describiéndolo como un borracho y padre ausente) intentaron opacar a la única que valía en esa familia:  la Princesa Heredera Martha.


Otra manera de denigrar a los reyes, convertirlos en borrachos


A pesar de que hay conciencia de que fue la autocracia del Zar Nicolas la que destruyó su imperio, la Zarina Alejandra siempre ha sido vista como esposa y madre mártir. Eso hasta que el docudrama The Last Czars la puso como drogadicta, calentona con Rasputín,  y tan metiche en la política que destruyó al imperio.



Una ironía es que los rusos que hicieron una revolución para deshacerse del Zar y de su familia son los primeros en blanquear a monstruos históricos como Iván el Terrible o zares usurpadores como Boris Godunov. En sendas miniseries sobre estos señores le echan la culpa a los boyardos y a ambiciosas mujeres de la nobleza de todas las maquinaciones y masacres perpetradas en estos reinados de Iván y de su cuñado Godunov.

En cuanto al personaje de Catalina la Grande, la ponen un poco como Daenerys, un peón en el tablero político sometida a su suegra, a una corte intrigante y a su condición femenina, pero que luego se las arregla para encontrar vías de empoderamiento. Aunque nos la muestran como una gran gobernante no esconden sus flaquezas e implacabilidad para lidiar con los que veía como sus enemigos. Sin embargo, estos relatos no culpan a la monarquía de las fallas de sus emperadores.



E solo en Occidente  donde se aferran a una formula agotadora y falsa. Eso es lo que esperamos de la María Antonieta producción franco-inglesa que ya por ser creación de Deborah Davis trae tufo.

Otra ironía es que España, donde existe un fuerte movimiento antimonárquico, no hacen este tipo de series. Durante el último gobierno de derechas (2011-2018) se hicieron verdaderas loas a reyes del pasado como Isabel la Católica y su nieto Carlos . Incluso  en Tiempos de Guerra, retrataron admirablemente a la reina Victoria Eugenia como una mujer enérgica y decidida que crea un equipo de enfermeras para que vayan a curar heridos en Marruecos.



En cambio, no se ha hecho nada sobre reinas casquivanas y escandalosas como la reina consorte Maria Luisa de Parma, o la reina regente Maria Cristina de las Dos Sicilias o de su extraordinaria hija Isabel II que tuvo doce hijos,  ninguno de su marido que era gay. ¿Será porque la televisión española,  por woke que sea,  no necesita recurrir a escándalos históricos o  imitar una fórmula que ya huele a añeja?  Basta ver los abucheos que ha recibido Peter Morgan por sus ridículas mentiras en la última temporada de The Crown.