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jueves, 13 de julio de 2023

De Spielberg a Taylor Sheridan: El Western Televisivo en el Siglo XXI

 


A partir de Los 90,  el Western televisivo no volvió a decaer. Entró en el Tercer Milenio con vigor gracias a la proliferación de canales y sistemas de cable,  llegando hasta las plataformas de streaming. Grandes maestros del cine como Steven Spielberg probaron suerte en miniseries sobre el Oeste. Hace cinco años que el género tiene un rey sin corona, Taylor Sheridan,  creador del neo-western Yellowstone que se ha convertido en el programa más visto del cable básico de USA.

Debido a la proliferación de canales de cable y plataformas de streaming, la cantidad de series de vaqueros hechas entre 1996 (año en que me rehabilité del hábito) y hoy,  es inmensa. Imposible para mi verlas y reseñarlas todas. Por eso he elegido las más características, y,  según mi opinión,  las mejores. Tengan en cuenta entonces que este es un trabajo subjetivo. La explicación viene a raíz de que he dejado afuera el considerado clásico del género:  Deadwood.



Esta serie de HBO dicen que tuvo mucho éxito. Dicen, porque pocos la recuerdan. No como se recuerda Bonanza u otros verdaderos clásicos de la televisión. Duró tes temporadas, comparémoslas con Hell on Wheels de cinco y Yellowstone que cerrará tras cinco años y con promesas de secuelas y precuelas.

 Lo que vi de Deadwood fue una ensalada de violencia, música anacrónica y personajes legendarios que no se parecían a los de su leyenda. En resumen, no me pareció novedosa ni que aportase nada nuevo al género con su revisionismo chapucero.

Steven va al Oeste

Aunque tampoco me gustó, tengo que aceptar que Into the West (2005) es un inicio de la nueva ola del género de cowboys, que deja atrás el mito del vaquero independiente y se adentra en los oscuros recovecos de la conquista del Oeste. Después de su exitazo de Band of Brothers, Steven Spielberg volvió los ojos hacia la historia del Far West desde sus inicios hasta la masacre de Wounded Knee . Para eso eligió dos héroes, uno blanco, Jacob , y su cuñado Cheyenne,  Amado por los Búfalos . Me temo que, aunque desde la Dra. Quinn que me fascinan los Cheyenne y su cultura,  la saga del Búfalo (Zack McClarnon) me aburrió un poco.



No que Jacob me cayera bien. Su arco traía problemas. La necesidad de hacerlo participar en casi todos los momentos históricos del Far West hizo la trama complicada e inverosímil. El otro problema tiene que ver con el personaje. Tras interpretar al siniestro, pero justo, Capitán Spiers en Band of Brothers, Matthew Settle iba camino a ser estrella con filmes como La Profecía Celestina y su interpretación de Warren Beatty en La historia de Natalie Wood. Ser el protagonista de una serie de televisión dirigida por el gran Spielberg ya parecía el trampolín que faltaba, lástima que el personaje le quedó estrecho.

La trama comienza en Virginia en 1820. Jacob Wheeler es un adolescente que desprecia el negocio familiar, a su familia y a la civilización de un país que todavía está en pañales. No tiene razones para tanto desprecio solo el sueño de ir a meterse más allá de La Frontera y ver lo que hay ahí. Cuando se entera que el legendario explorador Jedediah Smith (Josh Brolin) prepara una expedición hacia la Costa Oeste, decide unírsele en St. Louis.

Huye de su casa y es perseguido por sus hermanos. Jacob convence a su hermano Nathan que lo siga, pero al llegar a St. Louis,  la partida de Smith los rechaza por amateurs. Nathan juega en una mesa de póker y se gana unos títulos de tierras en Texas. Jacob no quiere seguir al hermano y saca a relucir razones infantiles y racistas como que en Texas nadie habla inglés y son todos católicos.

Esta animadversión por los mexicanos y los hispanoparlantes reaparecerá más tarde cuando Jacob (que finalmente se ha unido a Jededla Smith) es arrestado junto con la partida en California, por tropas mexicanas. La serie describe a los californiano como injustos y crueles (¡hasta los franciscanos!) sin reparar en que los estadounidenses han entrado en una California que es parte de México.


                           El Padre Prior aprueba el asesinato de los gringos

Ese sesgo anti-latino fue lo que me alejó de la serie,  aparte de que el protagonista nunca me inspiró simpatía. Era tonto, torpe, lleno de prejuicios. Reitero que el ángulo indigenista tampoco me atrajo. La excepción fue Corazón de Trueno (Tonatzin Carmelo), hermana de Amado por los Búfalos. Después que su familia Lakota le permite casarse con Leveque, un comerciante de pieles, la joven india establece su familia en los bosques. Spielberg parece creer que, si los blancos hubiesen solo sido exploradores y comerciantes de pieles en territorio indio,  jamás hubiesen ocurrido masacres, expropiaciones de tierra y destrucción de estilos de vida nativos.

Sin embargo, esa existencia paradisiaca es interrumpida cuando unos bandidos asaltan la casa de Leveque, lo matan, le roban la hija y venden a Corazón de Trueno como esclava. Es así como la conoce Jacob quien por una vez tiene una genial idea:  salvarla. Con dinero prestado por un amigo negro, y tras matar a su rival en la compra de Thunder Heart, la adquiere, la libera,  y se casa con ella.



                       Corazón de Trueno en el mercado de esclavas

Jacob acompaña a su esposa a conocer a sus parientes políticos que lo reciben cordialmente. No así su gente en Virginia. Cansado de tanto prejuicio, Jacob se marcha de regreso a La Frontera ahora acompañado de su hermano Jethro. De ahí siguen cien aventuras que ponen a Jacob y los suyos en el centro de eventos importantes en la historia del Viejo Oeste desde la Fiebre del Oro hasta la masacre de Wounded Knee. En un momento creen a Jacob muerto. Su viuda se casa con Jethro y cuando Jacob retorna a lo Enoch Arden, debe alejarse para no hacer mal tercio.



La historia del Oeste la retoma su hija Margaret, una fotógrafa,  y sus primas Wheeler que protagonizan uno de esos convoyes infernales que iban rumbo a Oregón. Las peripecias que viven esos pioneros con gente ahogada en cruce de ríos,  y otros a los que les amputan piernas,  las pidió prestada Taylor Sheridan para su caravana a Oregón de 1883

Finalmente, Jethro estira la pata de puro borracho y Jacob recobra a su mujer. La saga acaba en un final dulzón donde Jacob cuenta su historia a sus nietos. A pesar de ser nominada como Mejor Miniserie a un Globo de Oro, y recibir muchas nominaciones al Emmy, a mí me pareció un esfuerzo mediocre de Spielberg.  Matthew Seattle se me cayó como actor y solo lo salvó su Rufus Humphrey de Gossip Girl.



Into the West cerró por un rato la producción de Westerns. En el 2008 debutaban en la televisión estadounidense dos series de culto , ambas con ribetes de neo-western. Me refiero a Breaking Bad y a Sons of Anarchy donde trabajaría un actor con ínfulas de escritor llamado Taylor Sheridan. Parecía que ese sería el nuevo trayecto al Oeste hasta que en el 2012 apareció otra gema sobre el Far West histórico.

Y Llegó El Ferrocarril

Yo no quise ver Hell on Wheels en su momento cuando la pasaba Cinemax en Chile. Tenía miedo de recaer en la fiebre del Western. Tenía razón, es lo único en este siglo que rivaliza con y a ratos supera las precuelas de Yellowstone.

Infierno sobre ruedas narra la epopeya de la construcción del Unión Pacific , el tren que uniría a ambas costas de los Estados Unidos. El hombre detrás de ese proyecto es el soñador, pero inescrupuloso, médico-empresario Thomas “Doc” Durant (Colm Meaney). La serie cubre el trayecto de construcción del ferrocarril desde 1866 hasta su culminación en California en 1869.

Son tres años en los que vemos como la nación responde al progreso mientras sus heridas de guerra todavía no sanan. Vemos como el Oeste va entrando en una era de adelantos y como eso afecta la vida de inmigrantes,  esclavos recién manumitidos,  y mujeres que buscan nuevas oportunidades en este universo ferrocarrilero sean laborales o matrimoniales. En la última temporada,  nos encontramos con los coolies asiáticos y el racismo que los recibe,  y por supuesto, un tema obligatorio es como los rieles atravesaron territorio indio y como los nativos reaccionaron a esta invasión .

El protagonista es Cullen Bohannon (Anson Mount) un ex coronel del Ejército Confederado. Acabada la guerra,  retorna a su plantación de tabaco en Mississippi y descubre que los yanquis asesinaron a su mujer y a su hijo. El ex oficial se embarca entonces en una misión de venganza, rastreando y ejecutando a cada uno de los hombres que le quitaron a su familia. Así llega hasta el asentamiento ferrocarrilero en Colorado. Ahí acaba su misión ya que cae bajo el embrujo del sueño de Durant y el de otra mujer.

Lily Bell (Dominique McElligott) es una aristócrata inglesa que ha seguido a su esposo hasta el Oeste. Robert Bell es un ingeniero que cree fervientemente que un tren transcontinental. Mientras la pareja está delineando el terreno en La Pradera,  son atacados por indios que matan a Robert. Lily,  malherida, logra huir con los mapas. Para cuando es rescatada por Joseph (Eddie Spears)  , un joven indio cristiano, y Bohannon,  Lily se ha convertido en una heroína de la prensa: “La Doncella Rubia del Oeste”.

                            Joseph Luna Negra ecuentra a La Doncella Rubia  del Oeste

Lily no quiere ser una imagen idealizada ni volver a su mundo de privilegios. Quiere cumplir con el sueño de su marido y chantajea a Durant para que la deje ocupar el puesto de Robert y ayudar en la construcción del Unión Pacific. ¿Pero qué sucederá cuando tanto Doc como Cullen Bohannen se enamoren de ella?



Pequeño spoiler, Lily será una más de las mujeres a las que el ex coronel ame durante estos tres años en los que vivirá cien aventuras en la compañía de personajes muy diversos. Como Elam Ferguson (el rapero Common), ex esclavo, con el que Bohannon sostendrá una relación amor y odio parecida a la de Corey y Jamal en The Outcasts. El sureño también protegerá a los hermanos McGinnes unos chico irlandeses que han venido a hacerse la America, aunque eso les cueste el alma. Sobre ellos revolotea un buitre, El Sueco (Christopher Heyerdahl) , ex prisionero de Andersonville que odia a Bohannon por ser Confederado,  y busca destruirlo mientras hace una fortuna robándole a Durant.

Se trata de una serie diversa que se apoya en el crisol de raza que construyó el ferrocarril, pero la narrativa de Los Hermanos Gayston no tiene remilgos woke. Por eso los personajes son más reales. vemos a los Dog Soldiers, Cheyennes renegados,  poner bombas en el rieles y a Cullen ir en su busca en una expedición punitiva que lo pondrá hombro con hombro con los soldados norteños que una vez combatió. Un shock para el oficial de caballería es tener que cabalgar junto a un” Espalda Gris”(mote despectivo para los Confederados), un negro (Elam) y un indio.

                                 Un trio diverso de cazadores de indios

El indio es Joseph Luna Negra, un personaje trágico. Hijo de un jefe Cheyenne cae bajo el embrujo de un predicador borrachín, se convierte al cristianismo, se corta el cabello y termina matando a su hermano que se ha convertido en un líder de Dog Soldiers. Joseph descubre que no tiene cabida en ningún mundo y tras un trágico romance con una blanca,  se marcha del “Infierno sobre ruedas”, apodo del mundo rodante de los constructores del ferrocarril.

La serie es clarísima en describir el racismo que impera en el Oeste de la postguerra, pero sus personajes aun los villanos son muy humanos (los asesinos de Mary Bohannon expresan su arrepentimiento antes de que Cullen los mate). Incluso el gran villano de este cuento, “El Sueco”(que es noruego) arrastra un trauma de su estadía en Andersonville que lo obligó a cometer actos que los deshumanizaron totalmente.



Un interesante caso de racismo aparece en el personaje de Eva (Robin McLeavey), una niña mormona secuestrada por los indios quienes le tatuaron en el rostro su precio (“un caballo y tres cobijas”) . Retornada al mundo blanco, pero marcada de por vida, Eva solo tiene un camino para sobrevivir: la prostitución. Ahí sigue experimentando malos tratos y burlas. El mundo blanco no la acepta, pero cuando inicia un romance con Elam,  serán los irlandeses quienes pongan el grito en el cielo ante este acto de contaminación racial.



Una ironía es que Toole (Damian O’Hara) , líder de los obreros irlandeses,  le dice a Elam “Para los ingleses, los irlandeses somos como negros”.  Otra ironía es que tras sobrevivir una bala de Elam en su nuca, Toole tiene una epifanía y se convertirá en protector y apoyo de Eva.

                                   El Señor y la Señora Toole

Podría seguir llenando páginas con elogios sobre una serie que por cinco temporadas se las arregló para narrar la epopeya ferrocarrilera insertando en ella todos los aspectos de la vida del Oeste incluyendo los conflictos con los indios y la inmigración china. Tomó años antes que surgiese otro Western que le llegase a la altura.

Pueblos de Amazonas

La Dra. Quinn dejó un par de botines decimonónicos que llenar y muchos westerns han querido enfocarse en personajes femeninos. Dos de los mejores ejemplos son miniseries limitadas que giran en torno a pueblos de mujeres.

En Tubi he encontrado una gema desconocida. Strange Empire  (2013comienza en 1870 en Montana con una travesía de vagones que van como un tren dejando pasajeros a diferentes estaciones. El destino final es Toronto a donde van el Dr. Bleigh,  de regreso a su práctica médica,  y su joven esposa Rebecca estudiante de medicina y dotada de una mente brillante y de gran capacidad para el dibujo. Los Bleigh hacen amistad con los Loving una pareja de recién casados camino a su rancho en la frontera canadiense.



En el viaje, ambas esposas se hacen amigas de un par de huerfanitas preadolescentes, y se horrorizan al saber que han sido compradas por un tal Capitán Slotter , dueño de una mina cercana y que las quiere para su burdel de mineros. Kat Loving Y Rebecca, ocultan a las niñas al llegar a una estación y quieren hacer creer a Slotter que sus presas huyeron. Él no les cree y fragua una terrible venganza.

Una noche en que los hombres de la caravana andan de cacería, los viajeros son atacados por una banda de indios. Todos los hombres mueren con excepción del Dr. Bleight que queda malherido. Slotter ofrece amparo a las mujeres, que son llevadas a Jane Town. Ahí la prostituta,   Mrs. Fox,  les canta lee la cartilla. Ese es un pueblo de rameras, se quedan practicando la profesión más antigua del mundo o se van por donde vinieron.

Algunas aceptan y encuentran independencia en su nuevo empleo.Ootras se quedan, pero estableciendo sus propios negocios desde una destilería de whisky hasta una agencia matrimonial. Rebecca se queda ya que su esposo no puede viajar y se convierte en el médico de su comunidad. Kat debe rescatar a las que ya considera sus hijas que han sido incorporadas al burdel de Slotter. Gracias a la generosidad de Rebecca, y con ayuda e Isabelle, la esposa de Slotter, recupera a las niñas, pero insiste en quedarse y exponer al asesino de su esposo. Solo Rebecca la apoya, pero para ese entonces ya nos hemos dado cuenta de que Mrs. Bleight es lo que hoy llamaríamos autista.



En cambio, las mujeres “cuerdas” prefieren estar en la buena con Slotter y ser parte de su dilapidado imperio. Su desconfianza aumenta cuando descubren que Kat es una metis , mitad blanca mitad Cree. ¿Podrán estas mujeres superar sus prejuicios raciales, sus intereses mezquinos para unirse en contra de Slotter? Era es la pregunta que los 13 episodios de Strange Empire quiere responder y lo hace de manera magistral.

Revisando el historial de Netflix de los últimos seis años encuentro solo dos producciones recomendables, bien hechas, y exentas de propaganda panfletaria. Una fue la galardonada Gambito de Dama (2020) y la otra es el Western Godless (2018) que, como Strange Empire gira en torno a un pueblo de mujeres.

Roy Goode (Jack Lowden) ha sido criado como un hijo por el famoso bandido Frank Griffin (Jeff Daniels). Harto de las brutalidades de su padre adoptivo, Roy decide huir llevándose el botín del último asalto, Frank lo persigue,  hay un duelo y ambos resultan heridos. Roy logra llegar a una parte del oeste de Nuevo Mexico,  al rancho de la viuda Alice Fletcher (Michele Dockery) donde es curado de sus heridas y donde consigue un empleo domando caballos a cambio de lecciones por parte de la viuda.



El Pancho Fletcher queda en las afueras del pueblo de Labelle una aldea que tiene la particularidad de que sus habitantesaparte de un par de viejos y del sheriff son solo mujeres. Hace un par de años un derrumbe en la mina (propiedad de Alice) mató a todos los hombres del pueblo. Desdé entonces las mujeres odian y aíslan a Alice mientras se reinventan para mantener a Labelle a flote, aunque signifique cambiar de empleo (la prostituta se vuelve maestra) o como la viuda del alcalde, ponerse los pantalones del marido, ocupar el puesto del difunto e incluso cambiar su orientación sexual.

                                   Las mujeres de Labelle

Scott Frank (quien adaptara Queen’s Gambit para la pantalla chica) ha creado un universo en Godless que, aunque revisionista conserva muchas de las características del Western tradicional. Aquí en un Nuevo México de 1883, ha recreado el espectáculo del bandidaje, los indios buenos y malos, la importancia de la minería en la economía del Far West y la lucha de la mujer para sobrevivir una vez que su hombre desaparece. Alice ha enterrado a dos maridos y puede entender el luto y la desorientación de las mujeres de Labelle que creen poder vivir sin hombres,  pero enloquecen cuando sienten en el aire el olor a la testosterona.



Godless es una fábula que invita a muchas lecturas, la primera es sobre diversidad y segregación. Labelle, poblado de mujeres solas,  está encuadrado por otras poblaciones marginales. Por un lado, tenemos la Reserva Paiute de donde ha venido Alice con su suegra y su hijo mestizo. Al otro lado está la muy cerrada villa  de ex Buffalo Soldier y sus familias. Las tres comunidades de diferentes colores viven con mínima interactuación entre ellas. Es solo cuando viene la amenaza de Frank Griffin que descubren que es mejor unirse para sobrevivir.

En Labelle existe una aparente armonía entre mujeres que han encontrado libertad para andar desnudas como una pintora alemana, o para encontrar amor en su mismo sexo como la alcaldesa Mary Agnes. La realidad es que son un polvorín,   riñen entre ellas, y dirigen su mayor toxicidad a su congénere Alice. Aparte que su frágil tranquilidad es constantemente amenazada por grupos de hombres sean la partida de bandidos o una compañía de ambiciosos oportunistas que quieren volver a abrir la mina y de paso estafar y dominar a las mujeres.

Godless también abarca otras metáforas como la falta de visión que nace de la autocompasión reflejada en la incipiente ceguera física del Sheriff Bill que lo hace ciego a las necesidades de su familia y a las posibilidades de apoyarse en otros. Otra metáfora es el analfabetismo de Roy que lo ha llevado a irse por el mal camino y es solo cuando Alice le enseña a leer que descubre el verdadero sentido de ser humano y vivir con dignidad.



Godless fue nominada varios Emmies ganando en las ternas de música, mejor actor (Jeff Daniels) y Mejor Actriz (Merrit Weaver como Mary Agnes). El Washington Post y Variety la nombraron una de las diez mejores miniseries del año. Mi gran sorpresa es que esta joya sea un original de Netflix. Es lo que la hace un clásico del pasado, pero también un referente de futuras visiones del Oeste. Su final con el protagonista en una playa californiana recuerda al final de 1883, solo que en Godless es un símbolo de esperanza.



El Hijo Ilustre de Texas

Hell on Wheels hoy se consideraría políticamente incorrecta. Solo Taylor Sheridan se ha atrevido a rebasar sus límites. Lo más cercano en este revisionismo descarnado,  y que no busca excusas,  del Oeste y de los hombres que lo explotaron nos llegó con The Son. En dos temporadas , AMC intentó llevar a la pantalla la obra bestseller de Mike Myers. Pierce Brosnan es el “hijo ilustre” de Texas, un poderoso señor del ganado que a comienzos del siglo XX transfiere su negocio a la industria petrolera lo que lo coloca en pugna con rancheros Tex-Mex.

Implacable, ambicioso y cruel hasta con los suyos, Eli representa una perseverancia que ha escalado por siete décadas hasta llegar a la cúspide del poder. A través de flashbacks descubrimos que Eli presenció en 1849, la masacre de su familia por parte de los Comanches que lo criaron. A punta de golpes, Eli aprende a vivir de acuerdo a la ley indígena, a ser duro, persistente y a creer que solo el más fuerte sobrevive.




Aun interpretado por Pierce Brosnan, Eli cae mal,  sobre todo por su deslealtad con viejos amigos y su opresión de sus hijos, aun así, logra criar una nieta que es su estampa. Vemos muchas de las características más oscuras de Elí en Jacob Dutton, sin tener el personaje de Harrison Ford en 1923,  las excusas ni traumas que carga el personaje de Pierce Brosnan. Y ya es hora de hablar de Taylor Sheridan.



El Wunderkind de la Paramount

Con Sheridan nos encontramos ante el caso de un wunderkind (“niño maravilla “), una especie perdida en días de billonarios que se hacen ricos por no crear nada realmente beneficioso o de gran calidad artística. Taylor Sheridan va camino a hacerse un espacio en la historia del arte televisivo y de ser billonario (hoy por hoy recibe 500 mil dólares mensuales). Eso si detiene su hubris.

El creador del universo Yellowstone es una de esas avis raras, tipo Al Ruddy y Bob Evans, que Paramount deja anidar en su tejado y que han hecho grande a la firma. Como los mencionados, es un autodidacta en lo que hace. Aún más increíble, ni siquiera tiene un título universitario. Abandonó la universidad cuando como Mark Zuckerberg,  descubrió que se podía llegar alto sin un título.

Se dedicó a actuar llegando a tener un rol reconocible en series como Sons of Anarchy y por entonces se le ocurrió que podía escribir guiones, al menos sobre un mundo que el conocía,  el de los cowboys modernos y la vida en un rancho del Tercer Milenio. Su primer gran éxito fue Sicario en el 2013. Dos años más tarde arrasaba con la crítica y taquilla con Hell or High Water que recibió muchas nominaciones entre ellas una al Oscar por Mejor Guion.



Taylor Sheridan se había hecho de un nombre en la industria. Fue entonces que tuvo la audacia de presentar un proyecto de serie a HBO. Esta compañía miró con desprecio la historia de un rancho en la moderna Montana donde el patriarca sigue experimentando los mismos problemas del Lejano Oeste (bandidos codiciosos, políticos corruptos, indios descontentos etc..) pero en un marco del Siglo XXI.

Fue en Paramount donde aceptaron el cuento de Sheridan y salieron ganadores. Para la segunda temporada, Yellowstone tenía una aceptación de más de 9 puntos en audiencia y la serie había revitalizado la carrera de Kevin Costner que llevaba el rol protagónico. John Dutton III encarnaba los valores de Taylor Sheridan: nostalgia por un Lejano Oeste del pasado donde había menos corrupción y más libertad; tribalismo, exaltación de lo rural por sobre lo urbano, y desconfianza del progreso.

Estas virtudes harían que muchos críticos clasificarán al neo western como “conservador” Con tal membrete lo descalificaran para siempre en las ternas de galardones. Tan obvio era ese desprecio que en el New York Times  insinuaron que la razón por la cual no se premiaba Yellowstone era su anti-wokismo_.  Más claro lo dijo Nola Ojomu en el Daily Mail. Artículo que mereció un disclaimer de parte de Daniel Feinberg en The Hollywood Reporter argumentando que tal acusación era falsa.



No sé qué me da más risa,  que si los progres usen un término que dicen les han colgado los conservadores, o que tanto articulo reafirme la conciencia de que para la critica el producto ya trae olor a republicano y por lo tanto no merece premio (finalmente en el 2022, Kevin Costner recibió un Globo de Oro como Mejor Actor en una Serie Dramática).

Aunque Taylor Sheridan niegue calurosamente ser republicano o cercano a las políticas del Trompo, lo cierto es que sus tesis e ideas esbozadas por el protagonista de Yellowstone pueden resultar incomodas para la cultura imperante. El desprecio hacia a la autoridad, la importancia del clan por sobre las leyes y convencionalismos que aporta la civilización, y el miedo de como el progreso destruye la magnificencia del Oeste son más patentes en las secuelas de Yellowstone.

En 1921,  debutaba en la plataforma Paramount + 1883, una historia de origen que explicaría los motivos para que el primer Dutton arrastrase a su familia desde Tennessee hasta Montana. En una macabra travesía que sale de Fort Worth Texas, Los Dutton se unen a una caravana rumbo a Oregón. A lo largo del camino van dejando tumbas, pero también cambian su piel de civilizados por la de vaqueros curtidos.



Aunque la serie limitada acabó en el sitio donde se establecerá Yellowstone, la serie-madre, a través de la Cuarta Temporada introdujo flashbacks sobre la vida de Los Dutton ya establecidos en una especie de choza muy alejada la mansión donde viven Kevin Coster y su familia. Ahí sabemos cómo muere James en 1894.

La próxima secuela pega un salto de casi 30 años y se sitúa en una Montana que coquetea con el progreso mientras los nuevos Dutton encabezados por otro patriarcarol que atrajo a Harrison Ford a la pantalla chica luchan por mantener un estilo de vida que no corresponde en la era de refrigeradores, donde los automóviles reemplazan al caballo, donde la Prohibición cierra saloons y donde corruptos dueños de minería y ovejeros rencorosos quieren apoderarse del Rancho Hutton (que aunque más grande todavía no es el Yellowstone).



Situadas en los años que indican sus títulos, ambas miniseries evocan una época en que la conquista del Oeste ofrecía peligros impensables para los incautos, pero también una sensación exhilarante de libertad sobre todo para las mujeres. Si en 1883, Sheridan tiene como heroína y portavoz a Elsa Dutton, una adolescente que se desprende tanto de ropa como de convencionalismos sociales en La Pradera, en 1923, la matriarca Cara (Dame Helen Mirren)aconseja a una nueva adición a la familia de que debe olvidar sus sueños femeninos, recordar que las mujeres en el universo ranchero vienen después de las vacas, pero que a cambio poseerá una libertad insospechada por sus congéneres civilizadas. 



Aunque este año cierra sus puertas la etapa Kevin Costner de Yellowstone, la saga continua. Taylor Sheridan entre su trabajo otros neo-western como The Mayor of Kingstown y la comedia de gánsteres The Tulsa King con Sylvester Stallone,  está desarrollando otra precuela del diario vivir de Los Dutton con 1944;  una serie sobre los sheriffs del Far West, y se rumora fuertemente que el universo Yellowstone continuara, pero ahora con Matthew McConaughey (o Josh Lucas)  al timón.

En este momento el western está de moda y no solo en la Paramount, pero si el universo Yellowstone se cifra en un mundo de machos donde las mujeres son cómplices o víctimas ¿no hay perspectivas femeninas de La Frontera que sean feministas? ¿Qué pasa con la diversidad racial en este revisionismo del Far West? De eso se tratarán nuestras próximas entradas.

martes, 20 de junio de 2023

1883, Una Historia de Origen: ¿Como llegaron Los Dutton a Yellowstone?

 


Por fin llego al comienzo, al origen de mi renovado interés en el Western televisivo. Escribo estas líneas justamente cuando se ha anunciado el abandono de Kevin Costner de su serie icónica Yellowstone y el anuncio de sus productores de que, sin su estrella, el rancho cierra sus puertas. Eso no significa que se acabe el universo de Los Dutton o que Taylor Sheridan haya perdido vigencia.

Cuando mi hermano me compartió su suscripción a Paramount + yo no sabía qué ver. Todo lo había visto antes en Showtime o en Paramount de la cual Paramount+ es plataforma de streaming. A pesar de ser la favorita de mi Beta Lorena, no me latía ver Yellowstone. Los neo-western no son mi platillo predilecto.

Sin embargo, decidí hacer una excepción con su secuela 1883. La sorpresa fue mayúscula. Un western prístino, casi impoluto de wokismos y presentismos,  una historia bien contada y actuada con personajes memorables. Me enamoró en el primer capítulo y la recomiendo sin reparos.



Una Gema Imperfecta

Cuando recomiendo “sin reparos” no es que afirme que lo recomendado sea perfecto. Como toda obra humana, 1883 tiene fallas. Saber de antemano cuales son ayuda a no llevarse chascos que hagan al espectador dejar sin terminar una joya del género Western. Sin caer en spoilers,  les aviso que los bemoles residen en la tesis del cuento, tesis compartida por otros westerns televisivos modernos (léase Godless y The English) ,  el Oeste destruyó al blanco tal como este destruyó al nativo.  Y la destrucción vino con la imposición de reglas y limitaciones de autoridades que no entendían en donde se estaban metiendo.





La visión de Taylor Sheridan abarca esta tesis, pero para probarla cae en un exagerado dramatismo y cierto anarquismo que se magnifica en la secuela 1923. Por otro lado, aunque sea un genio,  Sheridan fracasa en su presentación de temas que no maneja bien ( e.g. el romance). Si tienen claro esto desde el comienzo, no habrá escollos que les impidan disfrutar de lo mejor del Universo Yellowstone    

1883 cubre la historia de los bisabuelos de John Dutton III.  Aunque James y Margaret Dutton (interpretados por las estrellas de música country,  y pareja en la vida real, Tim McGraw y Faith Hill) han aparecido en flashbacks en Yellowstone, es sumamente interesante verlos en su éxodo desde Tennessee hasta Las Grandes Llanuras arrastrando con ellos a su familia compuesta por Elsa (Isobel May) , su hija adolescente quien funge como narradora de la historia, y su hijo pequeño John que podría ser el bisabuelo del personaje de Kevin Costner. Vienen con ellos la estirada tía Claire, cuñada de Margaret,  que enviudó recientemente y su igualmente estirada hija, Mary Abel.



Han pasado casi veinte años desde el final de la Guerra de Secesión que ha dejado marcas en los protagonistas de 1883. Dutton sirvió en el ejercito Confederado y se pasó un par de años en una prisión Yanqui casi tan horrible como Andersonville. Un flashback, lo presenta después de la Batalla de Antietam (episodio que sirve para un excelente cameo de Tom Hanks).



Shea Brennan (Sam Elliott)  el agente Pinkerton con el que se alía Dutton para cruzar el Lejano Oeste, peleó por El Norte y alcanzó el rango de capitán, título que todavía es usado por su colega el afroamericano Thomas (LaMonica Garret) . Alan Pinkerton era tan visionario que desde el inicio (y como muestra la serie de Crackle Los Pinkerton) contrató mujeres y afroamericanos.

El primer episodio no inicia con los Dutton sino con Shea quien, tras incinerar su casa y los cuerpos de esposa e hija,  víctimas de la viruela, pretende suicidarse. Así lo encuentra Thomas que medio lo convence de un último trabajo,  servir de guía de una caravana de vagones de inmigrantes alemanes que van rumbo a Oregón.



En el camino a Fort Worth donde encontrarán a los inmigrantes, los agentes Pinkerton presencian como un hombre solo se defiende,  y acaba con una piara,  de bandidos que pretenden robarle su carromato. Mas tarde, en Forth Word, típica ciudad del Oeste donde no hay ley ni D-s, los Pinkerton vuelven a ver al extrañolo apodan ”el Granjero” defenderse de un carterista que una vez identificado es colgado de un árbol,  puesto que la justicia en esos pueblos era rápida para algunas cosas.

Shea y Thomas enfrentan otro problema. Los inmigrantes son un ensayo en ingenuidad: han venido con bueyes en vez de caballos, no portan armas,  cargan un equipaje imposible de transportar al destino que buscan y solo uno de cincuenta pasajeros habla inglés. Aunque Shea es duro,  y casi cruel,  al decirles que se vuelvan de donde vinieron, se apiada de ellos. Consigue hacer un trueque y cambiar los bueyes por caballos y empieza a buscar más hombres para la expedición que lo ayuden a proteger a los frágiles germanos, un grupo que incluye mujeres y niños.

Se acercan al Granjero, que dice llamarse James Dutton,  para que se una a ellos, pero Dutton tiene su propio plan para internarse en la pradera y solo espera la llegada de su familia para llevarlo a cabo. Vemos a los Dutton en el tren que los trae del Sur, la más importante es Elsa,  la hija mayor. Aun sin tenerla de narradora, aun sin el hecho de que es la primera Dutton que aparece en este relato, es Elsa quien ha dominado la escena inicial que nos revela más de un spoiler y que indica que todo lo que sigue es un largo flashback.



Elsa, The Hoyden

Elsa es típica adolescente llena de energía,  con ansias de aventura, tozuda,  y que se rebela ante convencionalismos. Al conocerla me irritó, pensé que se trataba de un cliché presentista. Tal vez porque yo fui tan diferente. Lo cierto es que Elsa es un personaje típico de la literatura pretérita sea del siglo XIX (Jo March) o de comienzos del XX (Laura Ingalls), si hasta parece una Scarlett O’Hara con ese irrespeto por las reglas de urbanidad..

Ya en el primer episodio aparece en un vagón de primera clase devorando el paisaje por la ventana. Atrae la atención de un hombre que se sorprende que una jovencita viaje sola. Con voz tímida, Elsa explica que su familia está en el vagón de segunda. Entablan conversación que es interrumpida por la madre de la chica. Margaret agarra a paraguazos al atrevido y se lleva a Elsa de una oreja a reunirse con el resto de la familia.



Ya en segunda clase, Elsa recibe una serie de sopapos por parte de su tía cuando se muestra altanera con su madre. La reacción de Elsa no es la típica de una chica de hoy. Llora, se muestra humilde y pide perdón a Margaret. Eso no le quita el espíritu osado que en el siglo XIX hacia que las llamasen hoydens.  Me imagino que ese término estará hoy cancelado como su sinónimo Tomboy. Eso no quita que Jo March fuese una hoyden, también lo fue Ana de las Tejas Verdes,  y hasta Scarlett O’Hara andaba ya en edad casadera brincando cercas a pesar de sus muchos refajos.



Eso mismo hace Elsa cuando salta de la góndola de un tren para abrazar a su padre. Según Margaret, las rebeldías de su primogénita son culpa de los mimos de su marido. Es cierto que Elsa es la niña de los ojos de “El Granjero”. Sin embargo, cuando James mata a un borracho que intenta violar a su hija, son las faldas de Margaret tras las cuales Elsa busca refugio.

Este ataque a Elsa hace recapacitar a James. No se las va a poder solo para defender a cuatro mujeres y un niño. Acepta la oferta de Shea Brennan, y ambos emprenden un viaje que acabará con algunos en la Costa del Pacifico y con Los Dutton en Montana. Lo que provoca este cambio de planes y dirección se los dejo de tarea. Ahora prefiero enfocarme en aspectos más técnicos.



Me asombra que Taylor Sheridan escriba todo el guion solo y que le quede tan bien, al menos en los primeros cuatro episodios. Sus personajes son poderosos, se las arregla para crear varios arcos sin disminuir ni opacar a ninguno, todos tienen su lugar.  El tiempo de la narrativa fluye cuando podría ser monótono como debe haber sido el verdadero viaje a Oregón,  y la mayoría de los detalles históricos y culturales son verídicos.

La America que nos presenta 1883 es posterior a los sucesos de The Gilded Age y sin embargo nos presenta un mundo rural y salvaje muy alejado de los adelantos neoyorquinos de la serie de Lord Julian Fellowes. Se nota cuando James debe cargar baldes de agua caliente para poder tomar un baño con su esposa en el mejor Hotel de Fort Worth.  Margaret menciona haber leído que en los hoteles de Nueva York hay agua de cañerías que llega directo al baño.

El comportamiento de los personajes es también adecuado a la época. Aun con rebeldías, al comienzo Elsa es obediente de sus padres y su relación con ellos es la apropiada, lo que no le impide ser independiente y tomar decisiones propias, algunas que van en contra de toda convención social. Sin embargo, tengo reparos en el idioma utilizado. Aunque es mas que posible que el lenguaje de cowboys y soldados estuviesen plagados de palabrotas, el abuso del verbo “to fuck”,  en frente de damas , me parece exagerado. Recordemos que hasta los 50 vocablos semi inocentes como “bastard” y “damn” eran impronunciables en buena compañía.

La estética de la serie es exquisita, el uso del paisaje del Oeste es impresionante, la iluminación es menos sombría que en otros period pieces contemporáneos,  y la banda sonora es más que adecuada. El vestuario también corresponde a los 1880. Un solo detalle equivocado. En la escena inicial vemos a Elsa con pantaletas hasta el tobillo. Los Windies (GWTW frikis)  recordarán cuando Rhett Butler le dice a Scarlett (1862) que ya esas prendas han quedado obsoletas. Entre 1865 y 1920, la ropa interior femenina llegaba hasta la rodilla. Eso incomoda a mi purista interior más que la dentadura Pepsodent de Elsa o el mal acento sureño y pelo teñido de Isabel May..



¿Violenta o Sentimental?

Aunque 1883 tiene un sólido rating de 8,7 en IMDB y otro parecido en Rotten Tomatoes, no ha gustado a todo el mundo. Hay quejas de que es muy sentimental y que enfocarse tanto en el personaje de Elsa lo hace novela de adolescente. A pesar de que Elsa es la protagonista femenina, la serie se enfoca en los dos lideres de la expedición y en lo que respecta a romances, no es solo la vida amorosa de Elsa la que refleja el amor en el viejo Oeste. Lo vemos en el corazón roto de Shea Brennan, en el noviazgo interracial entre Thomas y la gitana Noemi, en la devoción del alemán Josef por su mujer y,  por supuesto,  en el matrimonio de James y Margaret.



Otra queja es que es este western es muy crudo y violento. ¿Se creían que el Far West era zona de picnic familiares? No me parece menos violento que muchos clásicos,  desde los de John Ford hasta el revisionismo Peckimpah. Cuando James mata a un hombre que intenta violar a Elsa, me recordó a Joel McCrea y Randolph Scott rescatando a Mariette Hartley en Guns of the Afternoon de Peckinpah. La expedición a Oregón no es muy diferente, en términos de peligros y enfrentamientos, a clásicos del tema donde Fred McMurray, Kirk Douglas o Rod Taylor enfrentaban situaciones similares. Incluso lo hemos visto en miniseries como Centennial, basada en el superventas de James Michener,  y en series de televisión como The Chisholms y Wagon Train.

La diferencia no está en la violencia que siempre ha estado presente en el Western sino en lo grafica de la misma y en la justicia o falta de ella. Para vengar la muerte de Mary Abel, James y Shea,  capitaneados por Billy Bob Thornton encarnando al sheriff (de la vida real) Jim Courthright, van al Elefante Banco y matan a los perpetradores. “Los asesinamos” dice James a su mujer de regreso al campamento. La sensación de que la magia del Oeste es sofocada por su violencia queda expresada por las rumiaciones de Elsa de que la exhilarante libertad que experimenta en la campiña tejana acaba cuando entra la violencia en ella.

1883 es la crónica de un viaje. Aunque Shea, James y su hija siguen el mismo sendero, sus objetivos y experiencias son diferentes, tal como el modo en que reaccionan ante la belleza y violencia de este mudo. Elsa es casi una niña,  todo le parece estupendo hasta que deja de serlo. Su padre y el Capitán Brennan son hombres marcados por experiencias bélicas que los han dejado traumatizados y explica su comportamiento, pero si para James este viaje es un futuro de redención, para Shea es una última oportunidad de hacer algo bueno,.



James dice que lo único que le importa es su familia. Shea,  que ha perdido la suya,  busca ayudar a otras familias a permanecer unidas y encontrar un destino mejor. Algo difícil ,ya que aun antes de salir de Texas,   los inmigrantes experimentan ataques de bandidos, enfermedades y otras maneras de morir en el Oeste. Elsa llega al punto de querer preguntarle a D-s porque crea flores para ocultar serpientes bajo de ellas.

En la tercera entrega, vemos la pericia de Taylor Sheridan en un episodio que de pronto se abre como un tridente en tres encuentros diferente. Elsa y Margaret cuidan el ganado lo que le da la oportunidad a la joven de admirar la pericia de su madre y esta de notar que su hija está coqueteando con un cowboy. Mientras Shea trata de recobrar su liderazgo sobre los levantiscos emigrantes, James comparte un momento,  tipo John Walton-John Boy,  enseñando a cazar a su hijito.



Sheridan Rompe Reglas e Impone las Suyas

A medida que la serie y la caravana avanzan comienzan a ocurrir cosas terribles y los personajes comienzan a cambiar. Se ha dicho que Sheridan es melodramático por lo que apila desdichas sobre sus personajes. Por peligroso que fuese el trayecto, no solían ocurrir más que uno o dos de los percances descritos. Aun así, el tremendismo sheridiano exige castigos constantes para quienes han venido a apoderarse de un mundo que desconocen. Hay énfasis en dos cosas, la tierra exige un precio por disfrutarla. Eso es algo que los nativos ya sabían. El temerario que desconozca la sinergia entre tierra y hombre lo pagará caro, tal como Elsa descubre que la sensación exhilarante de libertad de la pradera también tiene un alto precio.



Sucede que Taylor Sheridan, un genio autodidacta,  no teme romper reglas al narrar su saga. Aquí ha roto más de una incluso creando un universo en el que cronología e historia desaparecen. Si1883 se hubiese llamado 1855 o incluso 1869 se hubiese entendido ese trayecto tan peligroso y azaroso. Para 1883, ya había trenes a Oregón. El autor nos hace un guiño cundo Thomas le dice al cocinero al contratarlo ”Y te regresas (de Oregón) en tren”.

Me dicen que los inmigrantes no tenían dinero para pagarse el boleto (ya vimos que las Dutton fueron de Tennessee a Texas en una incómoda segunda clase). Igual, las últimas caravanas de vagones hacia la Costa del Pacifico se hacían siguiendo los rieles porque eran más seguros. A lo largo de ese trayecto habían establecido asentamientos para proveerse de provisiones, y la Caballería andaba cerca para proteger de bandidos e indios levantiscos (Rogue Indians).

En cuanto al cruce de ríos, para 1883 la mayoría de los ríos por cruzar o ya tenían puentes o había servicio de ferry, me imagino que existían también para el cruce del Brazos, aunque es imposible pensar por qué una caravana a Oregón, aun desde Texas,  seguiría ese caprichoso sendero. Tal como es inexplicable que Las Dutton gastasen en pasaje hasta Texas cuando desde Tennessee era más rápido llegar a Independence, Missouri, desde donde salían los vagones hacia Oregón. Lo que pasa es que Sheridan estaba empeñado en meter en el cuento a Fort Worth, su ciudad adoptiva.



Lo que no tiene explicación es el desorden cronológico que rodea la edad de Elsa. Al comienzo,  la niña Dutton nos cuenta que nació un año después de haber salido James del campo de prisioneros. Ella misma nos cuenta que su cumpleaños cae al comienzo del trayecto a Oregón. Asumimos entonces que tiene 17 años recién cumplidos, pero pasados unos capítulos anuncia que tiene 18 años. ¿Ha pasado un año en que han estado vagando por la pradera?

Cuando Elsa anuncia que va a casarse, Margaret le recuerda que cuando tenía su edad era ya una matrona embarazada que manejaba sola la granja mientras su marido era prisionero de los Yanquis. A ver, si Margaret estaba en estado cuando James fue tomado prisionero después de la Batalla de Antietam, Elsa habría nacido en 1863 y ahora tendría 20 años.

Para colmo, cae Sheridan en un estúpido presentismo. Cuando Elsa decide casarse con Sam le grita a la madre que la ley la ampara ya que tiene 18 años. Aparte que casarse con un indio no fue amparado por ninguna ley ni hasta fines del siglo XX, la mayoría de edad para ambos sexos fue,  hasta Los Setentas, los 21 años.

Las Quejas de Fienberg

Tanto 1883 como su secuela 1923 han tenido muy buena acogida por parte de la prensa. Una excepción ha sido Daniel Fienberg en The Hollywood Repórter quien cataloga la serie como hecha para machos y a Taylor Sheridan de añorar un tipo de justicia fronteriza cruel pero rápida. Ambas aseveraciones son ciertas, pero no por las razones que el autor esgrime.

Fienberg se interna en la contradicción de tener una protagonista hembra en un cuento de varones, pero se va por el sendero equivocado. Soy de las pocas que ama a Elsa-narradora, aunque la irrite el personaje. No encuentro el voice over ni banal ni tan lleno de filigranas que confunda al espectador.



El problema de Fienberg es que solo ha visto tres episodios, lo que no es suficiente para comprender la serie. Así que sus quejas de que la historia comienza poniendo a los indios como villanos (desconociendo totalmente el contexto del ataque)  o que no haya suficientes mujeres escribiendo o dirigiendo episodios de 1883, no tienen base No son esos los mayores problemas de 1883 y ciertamente no son motivos para no ver este diamante en bruto.

Contenido Violento y Gory: Es una serie ruda y brutal, pero aparte de la escena inicial con los Lakota arrancándole la cabellera a Alina no hay mucho lujo de Gore. Consejo, no se encariñen mucho con los personajes. Taylor Sheridan es peor que Ser George R.R. Martin y mata sin piedad.

Contenido Sexual y Desnudos: Los Dutton en una tina de hotel, Elsa con un posible futuro marido y luego con un marido. Curiosamente una escena en que nos muestran desnudos frontales femeninos no tiene connotaciones sexuales Se trata de un examen físico efectuado por la Tía Claire a las mujeres de la expedición para saber si tienen enfermedades contagiosas.



Contenido Feminista: Algo en que concuerdo con Daniel Fienberg es que es falso empoderamiento el creer que una mujer es poderosa solo porque sabe hacer cosas de hombres. Evidentemente, Elsa Dutton es la protagonista de este cuento, pero porque sabe montar, lacear ganado y disparar tan bien o mejor que los hombres. Es una mujer de pantalones y la serie inicia con ella disparándole a los indios. Pero si nos fijamos o escuchamos su narrativa, la independencia que le da ser diferente y comportarse como los hombres,  no la hace feliz. Es un ente solitario, no se lleva con las mujeres y tampoco con los hombres al menos que sean sus amantes.





Es como si Elsa fuera (lo vemos con Alexandra en “1923”) una fantasía de Sheridan: rubia desinhibida que sirve de compañía al héroe. El autor ha hecho comentarios de que conocer a Isabel May le quitó el bloqueo de escritor que sufría cuando recién escribió el libreto. Por eso insistió en que se la contratase ya que la apariencia física de la actriz lo inspiró a crear un western desde la perspectiva de una adolescente inexperta. O sea, una Laura Ingalls adulta.

El problema es que Elsa no es una mujer, no da voz a las jóvenes como ella que se internaron en el Oeste. Es creación masculina y no solo de Taylor Sheridan. En 1883, Elsa es la obra y espejo de James quien la ha criado como si fuera varón y es en la pradera donde la deja suelta. Notemos que le presta el triple de atención que a John, desoye los consejos y advertencias de su esposa y solo cuando Elsa reacciona como mujer,  es que James intenta ponerle un freno tardío.



Elsa no es un ser empoderado, es un monstruo de Frankenstein, ingenua y peligrosa. Posee una energía desbocada a la que solo la naturaleza podrá imponer un trágico limite. Por eso, yo a diferencia de otros fans de 1883 ni la idolatro ni la condeno, solo la observo. En cambio, en su madre si reconozco el drama y empoderamiento que vivieron las pioneras y que han dejado plasmados en cartas y diarios que son las verdaderas crónicas del mundo domestico del Far West.

A pesar del desprecio de Elsa, Margaret se nos va revelando como una sobreviviente nata través de sus palabras. A los 17 años se hizo cargo de la granja del marido y de la crianza de Elsa mientras James languidecía en una prisión en el Norte. Sirvió de enfermera de campaña y supo tragarse su independencia para anteponer las necesidades de sus hijos y los deseos del marido antes que sus sueños. A medida que ve a Elsa hacer lo que le place sin medir consecuencias, Margaret hablará de sus sueños perdidos y del último que James ha destruido, el desear una vida mejor para su hija.  Porque Elsa la de los vestidos bonitos,  la que toca a Beethoven en el piano,  no es la misma bacante que anda por la pradera medio desnuda, matando o seduciendo hombres.



Margaret, a diferencia de su hija, está dispuesta a ayudar , a preparar infusiones para los inmigrantes enfermos, la que llora cuando ve mujeres ahogándose en la cruzada del rio, la que se siente maldita cuando mata a un hombre en autodefensa. Margaret es la que con acciones grita lo que Raiza, la esposa de Josef,  cuando se ve obligada a matar a un bandido “¿A qué lugar me has traído?” Es la que le dice a James “Nunca podré perdonarte…”y la que le suelta un sopapo cuando se da cuenta que los sueños de su marido han provocado la destrucción de su familia.



Espero hablar más de esto cuando escriba sobre la representación de los veteranos confederados en las series del Oeste, pero si se ha acusado a Taylor Sheridan de maltratar mujeres, James Dutton es su brazo ejecutor. Desde la muerte de Mary Abel, y el suicidio de Claire,  que James con sus delirios nacidos de su trauma bélico está arrastrando a su familia a un final inexorable y trágico. Para quienes hayan visto los flashbacks de la cuarta temporada de Yellowstone y el inicio de 1923 sabrán que Margaret nunca llegó a tener la gran casa prometida por su marido. 



Tampoco tuvo una muerte digna, no más de las que tuvieron las inmigrantes que conocimos por nombre, lo que nos lleva a hablar de…

Factor Diversidad: A ver,  tenemos americanos que pelearon en diferentes bandos de la Guerra Civil, inmigrantes alemanes, rusos y gitanos. Tenemos cowboys y prostitutas de color, y Thomas es casi protagonista. Tenemos Lakotas,  y Elsa se casa con un Comanche. ¿Ya qué faltan? ¿Chinos tal vez?



Sin embargo, es en el elemento inmigrante donde surge mi mayor queja sobre la serie. Puedo perdonar un par de presentismos, un trayecto tan truculento que pasa a ser imposible, y hasta el empoderamiento falso de Elsa, pero me disgusta lo hecho con los inmigrantes. La serie los convierte en una manga de inútiles, llorosos e infantiles. ¿Se olvida que este país fue construido por inmigrantes y no todos angloparlantes?

En el primer episodio, Shea y Thomas se encuentran a cargo de un grupo de supuestos alemanes donde solo uno habla inglés (después se descubre que hay más angloparlantes),  que no portan armas, no saben nadar, cabalgar ni disparar y que en vez de caballos traen bueyes para arrastrar sus carromatos.

Apiadado de ellos, Shea  servirá de niñera de un grupo de lastimeros e ingenuos tarados. En el camino se le morirán muchos de sus protegidos:  ahogados, de colera,  de mordedura de cascabel, por balas de bandidos, flechas de indios o aplastados por sus propios vagones. Algunos son tan cerdos que les roban a los más débiles que no nos inspiran lástima. En cambio, admiramos y compadecemos a Shea que se ha echado al hombro una tarea titánica e ingrata. En su afán de elevar a Shea a altares heroicos, Sheridan deshonra y desvaloriza al conglomerado inmigrante. Sobre todo, teniendo en cuenta que lo hace a punta de inexactitudes.



¿Qué pasa si les cuento que los vagones a Oregón eran tirados por bueyes y no caballos?  ¿Que estos últimos eran para montar ya que solo los niños y los viejos viajaban en los carromatos?  Los demás los seguían en lomos equinos o mulas, o simplemente caminaban. Como deberán hacerlo al final de la serie cuando un tornado les hace añicos los vagones.

Solo un motivo más poderoso que una promesa de tierra gratis hubiese hecho que alguien desprovisto de montura, idioma y otros aditamentos y conocimientos obligatorios,  hubiese emprendido un viaje tan azaroso. Lo normal es que, si se tratase de inmigrantes alemanes,  desembarcados en Galveston, se quedasen en alguna parte de Texas donde ya había comunidades germanas establecidas.

Por otro lado, parecen originarios de Ruritania más que del Imperio Prusiano. En 1883, Alemania llevaba dos décadas de unificación y se estaba convirtiendo en el país más progresista de Europa, con tranvías por sus calles, con un nivel alto de vida,  con profesionales y universitarios consiguiendo grandes adelantos tecnológicos y científicos,  y mucha prosperidad. Incluso el campesinado estaba organizándose en cooperativas. No estaba prohibido para los campesinos nadar ni aprender a hacerlo, nadie les prohibía tener armas y todos estaban obligados a vacunarse contra la viruela.



No parece el país que describía Josef. Luego , la ropa que viste el líder de los inmigrantes no se ve muy germánica, parece eslava. Se me ocurrió que los inmigrantes que arrean Shea, Thomas y James Dutton, son alemanes del Volga que llegaron a Oregón en los 1880s. Así se entiende que entre ellos haya gitanos y gente que hable idiomas eslavos,  ”slavic languages” como dicen las close captions. ¿No hubiese sido mejor que se explicase esa diferencia?

¿Será porque los alemanes del Volga llegaron a Oregón en 1882 en barco desde el Pacífico y no por la imposible pradera?  ¿O porque ese grupo lo hizo tras haberse asentado un par de años en Kansas y haber aprendido el idioma?  Mi teoría acaba en el último capítulo cuando Josef relata haber peleado en la Guerra Franco-Prusiana (1872). Al final parece que evitar explicaciones y apoyarse en la ignorancia del publico ayuda al propósito de Sheridan de mostrar a los inmigrantes como una manga de inútiles una masa que solo sirve para ser masacrada.  



No es único en esa visión.  En The English, tenemos un matrimonio de menonitas rusos (pero germanoparlantes) que mueren violentamente en su trayecto a Wyoming. En la serie de Amazon, la muerte de los menonitas es vista como un castigo y advertencia a los europeos de no meterse en tierras robadas a los indios. Tal como Thomas Trafford y Lady Cornelia, los menonitas están cortejando el peligro al adentrarse en un terreno prohibido que no les pertenece.

En Godless, vemos un par de familias noruegas expuestas a ataques de bandidos violadores. El mismo bandido Frank Griffin recuerda que él también llegó en un vagón en un convoy que fue asaltado por mormones que masacraron a toda su familia.

Sin embargo, es Frank Griffin quien llega a la misma conclusión que Elsa. No tiene nada que ver con los derechos de los indígenas ni con ínfulas colonizadoras. El bandido les revela a sus víctimas que el mismo D-s que creó al hombre creó a la víbora ponzoñosa. Esa contradicción divina explica la crueldad del Oeste, “A Godless Country”(un país sin D-s). La grandeza de 1883 es mostrarnos que si con todos sus problemas iniciales, Los Dutton siguen en Yellowstone con pie firme dentro de Montana, es que o trajeron a D-s al Oeste, o tal vez al Diablo…





1883 puede verse en Europa y el continente americano por Paramount + Si no hay acceso a esa plataforma, quienes tienen en su cable el Canal Paramount podrán ver la saga completa, todos los domingos, a partir del 18 de junio.