El título suena
un poco burlesco, pero es que la serie está contada en dos notas. La seria y
humana que se enfoca en James Garfield, vigésimo presidente de los Estados
Unidos. En cambio adquiere aires bufonescos cuando cubre los quehaceres de
Charles Guiteau, su asesino. Con buena atmosfera de época, ayudada por un buen
reparto, esta serie proporciona una adecuada y necesaria lección de historia.
El mayor mérito
de la serie recae en sus actores, Michael Shannon demuestra su poder
histriónico brindándonos un Garfield muy justo, muy humano y muy doméstico.
Matthew McFadyen deja atrás a su Darcy y a su Tom Wambsgans de Sucesión
(sus roles más conocidos) para dar vida a un narcisista con tintes esquizoides
que llega hasta el magnicidio empujado por ilusiones fantasiosas.
Betty Gilpin me
ha recordado por qué la amé como la monjita de Mrs. Davis y
porque la odié en American Primeval. Su retrato de Lucrecia Garfield,
una mujer que fue un gran soporte en la larga carrera de su marido, es un
trabajo actoral muy fino.
Un Ejemplo de
la Movilidad Social Decimonónica
La trama es
básica. Las desdichas y logros de Garfield son, al comienzo de la serie, cosa
del pasado. Hay atisbos en flashbacks de su gloriosa actuación en la Guerra de Secesión.
Otros detalles de su vida anterior emergen de conversaciones. Una lástima
porque fue todo un personaje.
James Garfield es
el epitome de la movilidad social en el siglo XIX que no era fácil aun en
Estados Unidos. La serie usa como refrán
todo lo que puede alcanzar un hombre sin recursos en este país. Garfield es ese
hombre para su futuro asesino, pero Guiteau―en su mente enferma―no se
da cuenta que sus métodos y personalidades son muy distintas y que no puede
emularlo.
James Garfield nació
en un hogar de clase media baja en Ohio cuando este estado recién dejaba de
despegarse del membrete “frontera”. La muerte del padre y el segundo matrimonio
de su madre marcaron su infancia. Superó la pobreza y soledad apoyándose en la
religión y la lectura. A los 16 años abandonó la escuela y trabajó en empleos
duros. Su madre lo convenció de volver a sus estudios, ahora en el Seminario
Geauga.
Para su época, este
sitio, era bastante progresista ya que admitía mujeres y tenía clases
coeducaciones Fue ahí que Garfield conoció a su futura esposa (en la serie dice
que se conocieron en la universidad). Después de su graduación y gracias a sus
buenas notas, Garfield fue admitido en Hiram College a pesar de que tuvo que pagar
sus estudios limpiando pisos, como recuerda su mujer en la serie.
Garfield acabó
sus estudios superiores en Williams College en Massachussets. Volvió a Ohio, se casó con Lucrecia y ejerció como maestro en
varias instituciones. Mientras construía
una familia (Lucrecia y él tuvieron siete hijos), James Garfield decidió hacer
lo que se hacía entonces “leer la ley”, o sea entrenarse en la carrera de
abogado bajo la guía de un juez. Un año
antes de sacar su licencia entró en la política.
En ese entonces
la postura política de Garfield manifestaba dos influencias: su rectitud que nacía
de su fe religiosa y su adhesión a la causa abolicionista. Eso lo llevaría,
cuando ya estaba en el congreso, a abandonar la política y a su familia para
enrolarse en el ejército. A pesar de no poseer experiencia militar, Garfield se
desempeñó admirablemente llegando al rango de brigadier general.
Fue el presidente
Lincoln quien lo sacaría del campo de batalla, alegando que ya tenía bastantes
generales, pero pocos políticos confiables. Así Garfield retomó su labor en el Congreso.
Seria representante de su estado Ohio por varias décadas, sirviendo en los
últimos días de Lincoln, en el vergonzoso gobierno de Andrew Johnson y a través
de las dos estadías en la Casa Blanca de Ulises S. Grant.
Tanto serie como
realidad hacen hincapié en las extrañas similitudes entre James Garfield y su
asesino. Ambos venían de la zona rural de Ohio, de familias de bajos recursos,
eran cercanos en edad, ambos habían sido maestros, incluso en la misma escuela
(aunque en diferentes épocas) y ambos optaron por ser abogados. Ahí paran las
similitudes.
Un Fracasado Total
Charles Guiteau
nunca fue tan aplicado como su víctima, no terminó sus estudios y en todo lo
que intentó hacer en su vida adulta fue un perfecto fracaso. Las razones serian
comprensibles hoy en día ya que se reconocerían en él síntomas de varios
trastornos psicológicos. Se culpa al padre que lo golpeaba, pero ese mismo
padre vivía preocupado por el hijo , tratando de encontrarle un sitio en el
mundo.
Un falso de la
serie es decir que el padre desheredó a Guiteau tras saberlo viviendo en
Oneida. Al contrario, Guiteau senior era muy cercano a John Humphrey Noye,
el fundador de esa comunidad y consiguió que admitieran a Charles en ella. La
serie no miente al decir que los aires de superioridad del futuro magnicida le
valieron el desprecio de los miembros de la comuna y que lo llevaron a
marcharse, volver y finalmente marcharse para siempre de Oneida. Para entonces
Noyes consideraba a Charles Guiteau como un loco de atar. Estos sucesos
abochornaron a Papá Guiteau quien decidió entonces olvidarse de que tenía un
hijo.
La serie
concuerda con Noyes de que Charles Guiteau era un enfermo mental y ese concepto
fue aceptado por los mismos que lo condenaron a la horca, pero guardaron su
cerebro. La serie comienza en 1969, cuando unos cargadores que están limpiando
los sótanos de la Casa Blanca descubren el cerebro del asesino en un frasco de
vidrio. La escena sirve para empezar con un actor de color diciendo el primer
‘F…ck” de la noche. El verbo es utilizado en la serie por ricos y pobres,
blancos y negros, mujeres y varones, demostrando la fascinación de Netflix por
el lenguaje soez.
El mayor exponente
del verbo “To F…” es Roscoe Conkling interpretado por mi querido Shea Wigham.
En la vida real, Conkling era pintoresco, deslenguado y escandaloso, pero no
creo que tuviese esa boquita de alcantarilla que le han puesto en Netflix y que
lo tiene escupiendo palabrotas no inventadas (“motherf… no existía en el
vocabulario de entonces).
Tampoco el pobre
Chester Arthur era tan parrandero y corrupto como lo interpreta Nick Offermann.
En esa época la gran máquina de corrupción policía del país era el Tammany Hall
manejado por los demócratas neoyorquinos así que no creo que los Rep. (los
“buenos” de entonces) fueran tan mafiosos.
Aun así, es
interesante ver como operaba la política estadounidense y los paralelos con la
de hoy. Como drama político Death by Lightning es excelente y recuerda a
The West Wing. Es comprensible entonces que uno de los principales de la
serie icónica de Aaron Sorkin, Bradley Whitford, venga a darle aquí vida a
James Blaine. La serie ha convertido el secretario de estado de Garfield en un
viejito amable, en la vida real era un paranoico que llenó la Casa Blanca de espías.
La atmosfera de época
es impecable en esta adaptación del libro de Candice Millard: Destiny of the
Republic. Filmada en Budapest, no posee una gran cinematografía. A ratos se
nota la presencia de la pantalla verde. En cambio, no tengo quejas de la
música. Un detalle respetuoso es que , a diferencia de otros period pieces
netflixianos, no se han incluido estridencias pop-rock. Aunque todavía no
entiendo el motivo de escoger para trasfondo musical a “You, Rascal You” (en
castizo “Raska Yu!”) en versión moderna de Hanni El Khatib.
Contenido
Violento o Gory: A
Guiteau le dan un par de palizas, Guiteau mata a Garfield, pero lo más violento
y Gory de la serie es la medicina que acaba de rematar al presidente. El libro
de Candice Millard lleva de subtitulo “A
Tale of Madness , Medicine and the Death of a President”. Un detalle que desconocía
es que Garfield sobrevivió al atentado pero tuvo una larga agonía debido a que
una bala no le pudo ser extraída.
El último
episodio se dedica a los esfuerzos de salvar al presidente y como, por
ignorancia o falta de recursos, los médicos fueron los culpables no solo de su
muerte pero si también de su doloroso calvario. La serie hace hincapié―y yo
le creo―que hoy en día con mejor instrumental, antisépticos, y más conocimientos
sobre higiene, James Garfield hubiese sobrevivido.
Contenido
Sexual y Desnudos: Es
Netflix, pero un detalle que me incomodó fue la descripción de la Comunidad
Oneida. Como en muchas de estas comunas utópicas que aderezaron el paisaje
americano a través del siglo XIX, sus seguidores creían en el “amor libre”. El
problema es que la ignorancia del Siglo XXI no entiende que el concepto era
amor fuera del matrimonio, relaciones sin papeles y para nada exclusivas. Eso
era todo. La serie, en cambio, cree que free love era follar
indiscriminadamente, como conejos, al aire libre y enfrente de todo el mundo.
Factor
Feminista: Extraordinaria
la ausencia de mujeres en este cuento. Incluso la importancia de Lucrecia en la
vida de su marido es opacada, tal como el que siendo hija de un humilde carpintero
hubiese recibido una educación superior a las mujeres de su época y clase, o el
que en sus primeros años de casada siguió desempeñándose como maestra. Como que
lo más importante que hizo en la serie fue enfermarse de malaria ya en la Casa
Blanca (ocurrió así en la realidad).
Tampoco vemos a
las otras mujeres que jugaron roles importantes en la política de entonces aun
sin tener el derecho al voto. Únicamente Kate Chase (Tuppence Middleton) que
solo aparece como amante de Roscoe. En la vida real, la esposa del Gobernador Sprague
fue “infamosa” por sus amantes (no sabía yo que Garfield fue uno), pero también
por su tremenda influencia política.
El único detalle
de poder femenino, y ultra modernista, es subirle la edad a Mollie Garfield.
Aunque es cierto que se casaría con el secretario de su padre, lo haría años más
tarde. Cuando Garfield llego a la Casa Blanca, Molly era una tomboy de
trece años todavía en la primaria. No era muy normal entonces que una chica tan
joven tuviese posturas políticas o que las defendiera en contra de su padre,
pero de eso hablaremos enseguida.
Factor
Diversidad: Death
by Lightning recalca el abolicionismo de James Garfield, su desilusión con
el que más de quince años de acabada la Guerra de Secesión, los hombres de
color no han sido totalmente emancipados. Vemos a Garfield recibir y hacer
promesas a un grupo de ex soldados y vemos al legendario Frederick Douglas
apoyar su campaña. Garfield fue reconocido por su deseo de proteger y mejorar
las condiciones de vida de los americanos más vulnerables, fuesen blancos o ex
esclavos.
Debido a esto hubo
de oponerse a la inmigración china que restaba posibilidades de trabajo a
obreros blancos y negros. Sabiendo esto, sus enemigos hicieron circular una
copia falsa de una carta del presidente donde pretendía apoyar la inmigración asiática.
En la serie han mal usado ese incidente.
Cuando Los
Garfield y Blaine―-en medio de la campaña presidencial― están
debatiendo el modo de contrarrestar este golpe bajo son interrumpidos por una
airada Molly. La chica acusa al padre de
racismo e hipocresía ya que ha prometido proteger a los grupos vulnerables como
lo son los chinos. Lo acusa de condenar a “todo un pueblo”. ¡Epa! Acaba hablando casi con desprecio de los
afroamericanos que su padre apoya.
Otra vez, Netflix,
en su esfuerzo por parecer woke, termina insultando a algún que otro grupo
étnico. Aparte de exagerada, toda esa escena es inverosímil. A sus trece años, Molly
no hubiese tenido posturas tan firmes sobre la cuestión asiática ni hubiese
conocido a muchos chinos ni en su internado ni en la zona rural de Ohio.
Incluso el que le hayan subido la edad no excusa una impertinencia ni enojo
inadmisible en presencia de sus padres y de un invitado. Un ejemplo de
modernismo innecesario que afea la serie.


.jpg)





.jpg)


.jpg)





.jpg)





.jpg)











