miércoles, 25 de junio de 2025

¿Quién manda aquí? The Gilded Age T3x01

 


En medio de una ola de calor y con guerras y rumores de guerras que me imponen insomnio, les traigo la primera entrada de la Tercera Temporada de La Edad Dorada.  En un artículo que no pude encontrar anunciaban que esta temporada los personajes cambiarían magistralmente y nos sorprenderían. Ya en este primer episodio lo notamos. Los criados están más respondones. Los jóvenes más bobos. Los ricos más agresivos.

Hombres que Trabajan

Comenzamos en un sitio bastante alejado de Park Avenue. George Russell se ha encaramado en una diligencia del Pony Express para viajar a Arizona. Quiere expandir su línea ferrocarrilera hasta Nuestra Señora de Los Ángeles y para eso necesita quitar del camino las minas de cobre de la zona. Los dueños, aunque las minas estas arruinadas, se huelen que el capitán de la industria planea hacerlas resurgir y quieren compartir esa empresa.George está en su peor faceta de Jay Gould hasta que llega un cable de que otro banco neoyorquino se ha ido a pique. Abandona este negocio, dejando a Clay a cargo, y parte a Nueva York

                           Será George el nuevo Bad Hombre de Arizona?


Alla, en medio de una nevada imprevista en marzo, Larry Russel planea hacerse rico y hacer rico a Jack, el camarero-inventor. El problema es que Larry no parece haber heredado ni el sentido común ni la astucia de sus padres. En la cena en casa de Agnes y Adamientras hace manitas con Marian por debajo de la mesaLarry habla de negocio con Jack sin percatarse que este anda sirviendo la cena.



Siempre atolondrada, Marian le pide a Ada que le de permiso al lacayo para que acompañe a Larry a reuniones de negocios. Su novio secreto la interrumpe, va a ir a las negociaciones solito. Agnes interrumpe y solicita que dejen a Jack traer la salsa. En la cocina, Mrs. Bauer aconseja a Jack que trate a Larry como su socio y que insista en estar presente en la venta de su reloj mágico. Después de todo él fue quien lo armó.

Jack visita a Larry en la Mansión Russel y se da cuenta que su socio no está preparado para hacer una presentación sobre el reloj despertador. Para colmo, un criado no quiere servirle café y Larry debe ordenarle hacerlo. Cuando Jack se retira se encuentra con Adelheid, la doncella alemana, que le reprocha haber humillado al lacayo. Lo acusa de que se le han subido los humos a la cabeza y que Larry lo maneja. ¡Qué osados son estos criados!

Toca hablar de uno de mis personajes favoritos: Oscar van Rhijn. Como recordarán, nuestro gay en residencia perdió toda su fortuna y la de su familia por culpa de una estafadora. Ahora, tal como Agnes,  vive de la caridad de la Tía Ada quien está dispuesta a proveerlo de casa, ropa y comida pero nada más. Agnes también insiste en que su hijo se ponga a trabajar para saldar su deuda, pero Oscar no sabe por dónde comenzar y sufre ya que desde que perdió su piso debe hacer fila para usar el único baño de la Mansión van Rhijn.

Ada le pone a su sobrino el ejemplo de Larry que tan joven y ya es un empresario y le recuerda que Jay Gould comenzó con un dólar en el bolsillo. Ada peca de ingenua, algo que hace a través del episodio. Demos gracias al cielo de que Oscar no es un Robber Baron inescrupuloso. En cuanto a Larry es un hijo de Papi que ,sin quererlo, se está aprovechando de un invento ajeno que ni entiende.

                       Oscar no es ni roba-ideas ni Robber Baron

La Que No Quiere casarse, La Que No Quiere Divorciarse

La pobre Aurora está a la espera de su marido para ir a la ópera cuando Charles llega muy alterado y le lanza una bomba. Hace un rato que tiene una amante y ahora quiere cambiar de estatus y convertirla en su esposa. Así nos enteramos de la dinámica de los divorcios entre los knickerbockers.

                             "Y yo que me puse tan bonita para ti"

Debe Aurora solicitar el divorcio, puesto que la única causal en ese litigio sería el adulterio del marido. Luego deberá trasladarse a Newport para evitar que el juicio esté expuesto a la prensa neoyorquina. Más tarde deberá evitar encuentros cercanos con su ex y la nueva Mrs. Fane. Cuando Aurora se entera por sus tías que ni ellas podrán recibirla si se divorcia, decide no concederle el divorcio a su marido.



Parecerá horrible, pero yo lo vi en casa en los 60s, cuando mis padres se separaron (no existía divorcio en Chile en ese entonces). Mi madre no era invitada por muchas familias tradicionales en cambio a mi padre no se le cerró ninguna puerta.

Pasamos a la Mansión Russell, Bertha corriendo como ardilla preparándolo todo para una visita de su futuro yerno. Medio Manhattan sabe que La Russell quiere que su hija sea Duquesa de Buckingham. Gladys lo sabe, pero todos se ríen por lo bajo. Bertha ignora que Gladys se ha comprometido con un chico de buena familia llamado Billy Carlton. Mrs. Carlton está tan segura del enlace que le anuncia a Bertha que pronto brindarán por los novios.

Mrs. Russel logra evitar un soponcio y,  por separado, intenta convencer a sus hijos de que ser la Duquesa de Buckingham es un nirvana personal. Sucede que Gladys ya no se traga los cuentos de su madre. Anuncia que no se casará con el aristócrata, que no hay nada peor que un mal matrimonio ni le interesa influir sobre moda o política. En realidad quien quisiera ser duquesa es Bertha. Su hija es consciente de ello. Gladys hace las maletas y se marcha en una noche nevada.



Ada vs Agnes

En la Mansión van Rhijn también hay alboroto y rebeldía. Agnes no soporta que sea su hermana ahora quien lleve las riendas del hogar. Ada está empeñada en usar su herencia para causas benéficas como la Liga de Temperancia. Agnes encuentra que es una causa ridícula. Nadie en la familia realmente apoya esta campaña de abstinencia, pero asisten a una reunión justo el día de la nevada.

                       Las abstemias toman por asalto el salón de Agnes

Las hermanas recurren a gestos mezquinos para imponer su poderío . Agnes se niega a prestar su vajilla para servir a los miembros de la Liga y Ada le niega a su hermana permio de servirle un coñac a Peggy quien ha cruzado desde Brooklyn en medio de la tormenta para ayudar en la reunión Quienes más sufren son los del servicio que ya no saben quién manda en esa casa.

Cuando No Se Vale el Juramento de Hipócrates

Tal vez Ada debió permitir que sirviesen un brandy a Peggy. La pobre cogió un frio que se le fue a los pulmones y de un resfriado pasó a pulmonía. Agnes inmediatamente mandó llamar a su médico de cabecera. Ante la sorpresa de la parte alta de la casa, el Dr. Philips muy incómodo se negó a atender a Peggy por ser ella negra. A pesar de que Ada invocó el Juramento de Hipócrates,  el medico se marchó sin escucharla.

                                     El Dr. Philips es un medico racista

Agnes no tuvo más remedio que llamar a los Scott para que trajesen un médico de Brooklyn. Me dio pena la sorpresa y frustración de Agnes, pero me asombró que en la cocina, donde consideran a Peggy como parte de su club, se molestaran ante la ingenuidad de la patrona y su demora en buscar auxilio donde realmente podría encontrarlo.

Me imagino que alguno de ustedes querrá saber de Larry y Marian. Pues el parcito ya no está tan ardoroso como los dejamos el año pasado. Ni un beso se dieron. ¿Tendrá que ver con la reciente salida del closet de Louisa Jacobson? El caso es que Miss Brooks insiste en mantener el romance en secreto puesto que ya ha fracasado dos veces en el amor y no quiere hacer las cosas apresuradamente.

                                     Como que se enfrió el amor

El Retrato de Gladys

Otra manía de Berta es insistir que Gladys pose para un retrato dizque que para capturar el momento en que la niña se vuelve mujer (WTF?) Nada pecaminoso, Gladys de blanco con unos guantes verdes hasta el codo que hacen juego con su cinturón , modela para John Singer Sargent. Aunque JSS había hecho algunos retratos de damas de sociedad (Bertha menciona el de la suiza Charlotte Burckhard y yo recuerdo el de mi compatriota Amelia Urmeneta ,casada con el pintor y diplomático porteño Ramón Subercaseaux) la fama de Singer Sargent se debía al retrato de Madame X.


Retratos de Carlota Burckhard y Madame Suberscasaux


Usando como modelo a la bella creole Madame Gautreau (Virginia Avegno de soltera) Singer Sargent creo una pintura controversial puesto que se enfoca en una mujer conocida, ni cortesana ni prostituta, y se las arregla, a punta de vestuario, maquillaje y actitud, de dotarla de un erotismo oscuro como el vestido que lleva puesto. Bertha y el pintor comentan el escándalo de lo que hoy conocemos como “Retrato de Madame X” y como Singer Sargent debió tratar de civilizar el retrato subiéndole un bretel caído a la modelo, lo que no disminuyó las habladurías que constituirían una plataforma para el lanzamiento del artista.



Se ha dicho que Gladys es una “adaptación”  de Consuelo Vanderbilt. A fines del Siglo XIX, Singer Sargent pintó a Consuelo, ahora Duquesa de Marlborough, junto a toda su familia en un cuadro grupal que le acarreó el epíteto de un “Van Dyck moderno”.

                                La Familia del Duque de Marlborough

Temperancia y Feminismo

En este episodio, descubrimos que Ada Forte se ha unido a la Temperance League y que comparte sus ideas de que el alcohol debe prohibirse en los Estados Unidos. Este deseo de imponer la templanza viene de los puritanos. Las primeras organizaciones en contra del vil licor nacieron en el siglo XVIII y se esparcieron por el mundo angloparlante hasta culminar en la Ley Seca de 1921.

Fue un movimiento semi religioso ya que desde católicos hasta mormones se adherían a una prohibición nacional de la fabricación, venta y consumo del alcohol. A pesar de que participaron ambos sexos, fueron las mujeres las más activas comenzando por las madres del feminismo estadounidense: Susan B. Anthony y Elizabeth Cady Stanton.

                      Susan B. Anthony y Elizabeth Cady Stanton

Hay varias razones por las cuales muchos veían las organizaciones femeninas/feministas con recelo y no todas eran económicas. Las militantes se portaban como bacantes armando escándalos, amenazando (lo vemos en este primer capítulo) a los consumidores con las llamas del infierno. En un discurso antes de ser presidente, Abraham Lincoln pidió que las damas de la Liga se portasen de manera más comedida y menos violenta. El peor caso era el de Carrie Nation que entraba a la fuerza en los bares y la emprendía a hachazos contra las botellas y el mobiliario.

                                     Caricatura de Carrie Nation

A mitad de este primer episodio, durante una cena, Marian anuncia que ha conseguido empleo en una escuela progresista que se adhiere a NAWSA. Todos se sorprenden al saber que Agnes no solo sabe que esa es la gran sociedad de sufragistas estadounidenses. Lo más increíble es que las apoya. Ada, incomoda, dice que mas importante es aliviar el sufrimiento que solicitar el voto para las mujeres.

Esto sonó raro, puesto que ambos objetivos eran parte del canon feminista de la época. La Liga de Temperancia militaba a favor del sufragio para las mujeres, y las sufragistas también estaban en contra del alcohol que como vicio era el eje de la violencia familiar. Como campeonas de los derechos de la mujer, las feministas eran también contrarias al consumo de las bebidas espiritosas. 

Factor Moda: Lo más llamativo es el abrigo de brocado verde agua y blanco que Gladys viste para su cita secreta con Billy en una calle nevada. Como recordatorio de la ventisca carga un manguito de armiño,  que hace juego con su capelina, pero para no olvidar que es primavera se cubre la cabeza con un cruce entre boater y sombrero isabelino, orlado de rosas blancas.



El peor vestido es este. Ya parece que Bertha se colgó una langosta en el hombro.



Fue un capitulo muy dinámico, lleno de novedades. ¿Les gustó? ¿Qué es lo que esperan de la próxima entrega de The Gilded Age?



jueves, 19 de junio de 2025

Un Casanova Cocinero: La historia alternativa que nos presenta Careme

 


En una entrevista, Benjamin Voisin, el intérprete del famoso cocinero, dijo que la intención de la producción de Apple tv era convertir a Careme en un ídolo de masas, tipo estrella de rock. Aparte, la producción eligió involucrarlo con los hechos políticos de su tiempo y lo dotaron de un apetito sexual desmedido más un gancho de seducción que atrapa a criadas y reinas. Mas allá de que nada de esto corresponde a la biografía conocida de Careme, el gran signo de interrogación es . ¿Funciona? ¿Es creíble?





El Look Voisin

Pues ya el primer capítulo me tenía atrapada, aunque me era obvio que esta ensalada de episodios históricos, sacados de contexto y cronología, no correspondía a la realidad. Mi gran reparo era que el protagonista fuese un mocoso insufrible. O sea, Voisin tiene su encanto, aunque es demasiado joven para alborotar mis vetustas hormonas, pero su personaje es antipatiquísimo.

En la entrevista, él dijo que lo habían tratado de convertir en un Mick Jagger napoleónico para acercarlo a los jóvenes. Me dio risa, Los Z ni saben quién es Sir Mick, algo parecido ocurre con los Millenial que a lo más dirán: “Es el dude que canta el tema de Slow Horses

Pues en esa onda han caracterizado a Voisin como un rockero de la New Wave ochentera con pintura de ojos, arete en una sola oreja y un peinado cruce del de Simon Le Bon y el de los nenes de Tears for Fear. Su vestuario es característico semi punk, semi chef de programa de cocina, y a veces, anda disfrazado de Pirata del Caribe. Toque maestro del efecto es que se droga con un combinado propio de alcohol, opio y azafrán que debe saber a rayos.



Careme y Napoleón

Estamos en 1801, Napoleón Bonaparte es quien manda en Francia y Marie Antoine Careme de 18 años está teniendo sexo con Henriette en su cuarto. Llega su padre adoptivo, el pastelero Sylvestre Bailly, a pedirle que lo ayude a preparar un banquete para los soldados de Bonaparte. A Careme no le parece que deban cocinar para un tirano que además es culpable de la muerte de hija del pastelero. Esta aseveración que nunca es corroborada y no tiene equivalente en la vida real de Bailly es una de las muchas pistas falsas ( red herrings) del libreto.

Esa noche llega a la cocina un moro con turbante que exige que Careme lo siga. Atraviesan calles ribeteadas de tiendas en cuyos escaparates las prostitutas ofrecen “sus mercancías” . ¿Qué es eso?  ¿Hamburgo en la Era de Weimar? En un burdel, el pastelero se encuentra con una prostituta llorosa y un cliente con un ataque de epilepsia que Antonín cura con una cataplasma de tilo y espino.  Parece que nuestro futuro chef es un experto en herbolaria.

A ver, como yerbatera, yo diría que mejor le hubiese quedado esa mezcla convertida en tisana. Agregaría que aunque la prostitución fue legalizada por la Revolución Francesa, no era tan descaradamente abierta, que en su juventud Napo habría visitado más de un lupanar, pero ahora se había vuelto un señor muy circunspecto que si le pintaba el cuerno a su Josefina, lo hacía con alguna dama respetable, no rameras.

Por último,  Napoleón sufría de dolencias estomacales no de epilepsia. Se confundieron con Julio Cesar. Eso no le importa a Careme que sufre de remordimientos por no haber matado al tirano. Para compensar, se droga y va a buscarles camorra a los soldados bonapartistas quienes le atizan una buena paliza. El pastelero se ríe porque como le explicará a Henriette en su segunda sesión de sexo en un mismo capítulo la droga le evita el dolor. Ay, yo quiero de esa. ¿Pero qué dolor aqueja a Antonin?



 A la mañana siguiente, Careme está con su padre en la pastelería, cuando se presenta el moro del turbante (su nombre en la vida real era Rustam Raza). En agradecimiento por su atención médica y discreción, el Primer Cónsul le ofrece al joven pastelero, un puesto en su cocina de Las Tullerías.  Antonin declina amablemente, pero envía al futuro emperador una confección propia, una pirámide de nougat.

                              Un regalito para Napo

Careme y Talleyrand

Unos días después, Bailly es arrestado y acusado de haber hablado mal de Napoleón. Antes de que se lo lleven, le susurra a su hijo que vaya al Hotel de Galliffet a hablar con Talleyrand . Pasamos al Hotel, Talleyrand está jugando a las cartas con su ex amante, la famosa Baronesa de Stael, y su concubina actual, Catherine. Presentes también están el Conde Charles de Flahut, hijo adulterino de Talleyrand y …¡Henriette! Parece ser doncella de Catherine.

Talleyrand recibe aviso de la visita del joven Careme y lo recibe en su despacho. Antonin teme que su padre haya sido arrestado debido a su rechazo de trabajar para Bonaparte. Talleyrand  le aconseja aceptar esa oferta. De esa manera, Careme acaba en el sótano de las Tullerías bajo las órdenes de Laguipere quien le ordena picar kilos de cebolla. Lo unico bueno es que conoce a Agathe, la mano derecha de Laguipere. 



Una noche en que el jefe de la cocina está desaparecido, la dueña de casa pide un bocadillo. Es Careme quien lo prepara y sube al cuarto conociendo a Leonore, una dama de Josefina. Esta noticia llega a oídos de Talleyrand que se da cuenta de que el joven Careme tiene buena mano ya que la futura emperatriz ha gustado del bocadillo.

                          Careme seduce a Leonore con su comida.


El criado de Talleyrand pone fuera de combate a Laguipere. Careme queda a cargo de la cocina del Primer Consulado y se le encarga una cena especial para agasajar al embajador inglés, Lord Jenkinson. Toda marcha viento en popa. Careme ha preparado uno de sus famosos croquembouches para postre: un bergantín de azúcar que homenajea a la marina británica.

En eso entra Rustam con una orden. Bonaparte quiere que el postre sea una pirámide. Talleyrand le ha dicho a su protegido que el éxito de la cena cimentará la paz entre el Reino Unido y Francia. Una pirámide es una ofensa, un recordatorio de la victoria de Napoleón sobre los británicos en Egipto (donde Bonaparte ejecutó cientos de prisioneros lanzándolos a los tiburones). Antonín se niega, aduciendo que no hay tiempo. Rustam le responde destrozando el bergantín a sablazos.

Careme está desolado, pero Agathe le da alientos. Al cocinero se le ocurre una idea. Hace la pirámide de finas hojas de oblea a las que baña en licor. Cuando se aparece en el salón del banquete con su creación, hay escándalo total y Lord Jenkinson se siente ultrajado, pero Antoine lo tranquiliza. Enciende la pirámide y del flambee aparecen bandeja de pastelillos ocultas en un símbolo del pasado. Todos quedan contentos, pero Talleyrand descubre que ahora su protegido más detesta a Bonaparte.



Le dice que Napoleón va a salir en unos días más y que necesita el mapa del itinerario de su carruaje  que  está en poder de Josefina en sus aposentos. Careme seduce a Leonore quien le consigue una invitación para que cocine en privado para la futura Emperatriz. Llega Careme al boudoir de Josefina y encuentra que ella ya ha seleccionado los ingredientes. El cocinero reconoce que estos incluyen afrodisiacos y productos que promueven la fertilidad. Madame Bonaparte confía en Careme que su poder existe solo mientras pueda darle un hijo a Napoleón.

Antonin le prepara un coctel (el uso de esa palabra ya demuestra el presentismo del lenguaje) que seguramente tiene algún narcótico. Mientras Josefina ronca, Careme encuentra el mapa , lo copia y se lo hace llegar a Talleyrand. Días más tarde, Antonín sigue a la comitiva y cuando el carruaje está a punto de entrar a la calle San Nicasio, vira sorpresivamente. Aparece un carruaje lleno de barriles de pólvora (“la maquina infernal”) que estalla y mata gente, pero no a los que Careme quería ver muertos.

Aquí vemos la terrible inconsistencia moral de un héroe que ni siquiera califica de antihéroe porque es muy arrogante y desconoce sus flaquezas. Se da cuenta que Napoleón fue advertido de no seguir esa ruta. Se le ocurre que quien advirtió al General Bonaparte fue el mismo Talleyrand. Se presenta enfurecido al Hotel Galliffet y se tropieza con Henriette. La furia del cocinero es porque murieron inocentes en el atentado. No repara en que la misma cantidad hubiese muerto si Napoleón no hubiese desviado camino.

Talleyrand con dos palabras voltea a Careme que se va a trabajar con el nuevo Ministro de Relaciones Exteriores. Entretanto nos enteramos de lo que hace Henriette en Gallifette. Parece ser doncella de confianza de Catherine. Hay una escena medio lésbica entre ambas cuando Catherine se baña y un intercambio de miradas entre Henriette y Talleyrand que da la impresión que harán tríos de vez en cuando.



Careme y los Niños

Sin embargo, el mayor oficio de Henriette es cuidar y ocultar a Charlotte, la hijita de Talleyrand y Catherine. Los historiadores reconocen la existencia de quien apodan “la misteriosa Charlotte” y asumen que era hija de la pareja. Sin embargo poco se sabe de ella. Talleyrand nunca la reconoció , pero la educó, la mantuvo con lujo y en cuanto la niña tuvo edad, la casó con su sobrino para que adquiriera su apellido y parte de la fortuna familiar.

Es en ese segundo capítulo que Careme presenta su peor rostro y me lo mata como personaje. El que haya a su alrededor monstruos brutales como Fouché o sutiles como Talleyrand, no lo exonera y solo una mente tupida de nacidos después del ’85 puede encontrarle disculpa o admirar sus actos.

El episodio inicia con el cocinero presentándose ante el patrón y exigiendo una solución al problema de Bailly. Cuando Talleyrand da una respuesta displicente,  Antonin lo amenaza con buscar ayuda en otro sitio, obviamente se refiere a contrarios del ministro. Talleyrand le responde que no se rinde ante chantajes.



Careme conoce a Charlotte, usa sus hierbas para curarla y sabe que la existencia de la criatura es un secreto que solo beneficiará a los enemigos de Talleyrand. Lo próximo es el generoso cocinero dándoles las sobras a los niños pobres de París. Uno de ellos, Étienne, le cuenta que el gran enemigo de Talleyrand es Fouché. Antonin envía una carta a Fouché con Étienne. En ella revela la existencia de Charlotte.

                             La misteriosa Charlotte

El niño mete la carta en el bolsillo del policía quien ordena su arresto. A pesar de la tortura, Étienne no delata a su amigo. Fouché lo suelta y hace que lo sigan hasta el Hotel de Galliffet. Careme le pone un emplasto en la mano a Étienne, pero no le pide disculpas. No es consciente de que ha utilizado a criaturas inocentes: Étienne y Charlotte.



Fouché visita a Talleyrand, entre risitas le dice que sabiendo que el “obispo” no acepta chantajes, ha preferido ir donde Napoleón. Bonaparte está indignado. No solo su ministro vive en concubinato con una cortesana, además ha nacido una hija de ese pecado. El Primer Cónsul exige que Talleyrand o se case o despida a su amante. Es un dilema que Catherine soluciona con chantaje: o Talleyrand se casa con ella o su concubina hará público todos sus manejos políticos. Por una vez, el ministro debe aceptar ser chantajeado.

Careme Y josefina

Talleyrand descarga su ira sobre su imprudente cocinero. Lo único que ha conseguido Antonin es arruinarle la vida a su patrón. Talleyrand se casa a regañadientes justo ahora que, por presión de Josefina, Napoleón va a prohibir el divorcio en Francia. Despide a Careme, le dice que no solo no ayudará a Bailly, además se asegurará que el cocinero no consiga trabajo en ninguna parte. Mas encima le canta una verdad, Careme es tonto.

Asustado, Antonin ofrece una salida: chantajear a Josefina para convencer al marido que deje el divorcio en el Código Napoleón. Talleyrand se ríe de la vanidad de su cocinero que se cree capaz de seducir y extorsionar a la mujer más poderosa de Francia, pero ya que todos chantajean...



Talleyrand decide celebrar su compromiso con una fiesta e invita a Josefina. Careme convence a Agathe que venga a cocinar con él en el hotel de Gallifette. Entre ambos confeccionan un menú compuesto de platos cocinados con alcohol. Le echan licor a todo, la idea es emborrachar a los invitados y despojarlos de sus inhibiciones.



Efectivamente la fiesta degenera en una orgia con unos pocos invitados sobrios y tranquilos. También han llegado Luis Bonaparte, en representación de su hermano, y su esposa Hortensia, hija de Josefina. Hortensia coquetea desde la distancia con su amante, Charles, hijo de Talleyrand.

Con ayuda de Henriette y del famoso coctel, Careme trae a Josefina al frigorífico donde tienen sexo hasta que los interrumpen las voces de Hortensia y su marido que se acercan. Talleyrand los conduce por el corredor, después de vendarles los ojos, con la excusa de tenerles preparada una sorpresa.



El ladino cocinero le pone un ultimátum a Josefina o convence al marido de no abolir el divorcio o la expone al escarnio público. Sin opciones, la futura emperatriz huye.  Careme la sigue y muy descaradamente, se muestra contrito y le dice que no fue idea suya. ¡Más encima mentiroso! Josefina le responde con una retahíla de obscenidades.

El tonto de Careme ni se entera de lo que pasa a su alrededor. Cuando fue a espiar el atentado de la Calle San Nicasio, llevaba encima el mapa con anotaciones hechas en su puño y letra. Fouché lo compara con la carta anónima y descubre que vienen de la misma mano. También descubre que Careme que es hijo adoptivo de Bailly. Nada bueno augura al pobre prisionero tanta información, pero Careme sigue encolumne. Protegido por Talleyrand, por su padre y hasta por Henriette que al final del tercer episodio descubrimos.. trabaja para Fouché!



Un Culebrón Erótico para Bobos

De aquí parte un cambio en el guion. Aparte del episodio 4, la serie degenera en historia alternativa sin coherencia con un protagonista insoportable, con soluciones Deus ex machina, y con twists argumentales dignos de telenovela. En un momento nos cuentan que Careme es hijo de un hombre importante. Ni que hubiese sido escrita por Doña Delia Fiallo que en la gloria esté.



A pesar de eso, Careme es entretenida y dinámica, pero sufre del mismo mal que otras series de Apple, es muy simple, parece escrita (a pesar del alto contenido sexual), para niños de ocho años. El suspenso y el drama son de culebrón, los personajes, comenzando con el prota, son bobos. Fouché es más inteligente que todos, no por ser un genio sino porque los demás son escasos de sesera.

Las actuaciones son pasables, destacando Jeremie Renier muy por encima del resto del reparto. La cinematografía sería buena sino fuese tan oscura. Me ha sorprendido que toda la serie ha utilizado locaciones cercanas a París. A ratos se siente como si fuésemos a otro mundo, como es el caso del viaje a Varsovia. El vestuario es vulgar y feo, sobre todo el de Josefina que siempre da la impresión de haberse vestido (o desvestido a la carrera), pero destaca el de Catherine, sobre todo después de su boda.


                   Modas de la Princesa de Talleyrand

Martin Bourbolon es un excelente director. En este momento muy In,  gracias a su nueva versión de Los Tres Mosqueteros. Yo lo recuerdo más por su labor como asistente de dirección en la deliciosa Bon Voyage y sobre todo en Vattel donde supo combinar comida, romance y política en el retrato del verdadero primer gran cocinero francés. Lástima que olvidó lo aprendido y no lo impuso en su Careme que a propósito no ha gustado. En IMDB tiene un misero 6.6 de rating, inferior a La Cocinera de Castamar y muy por debajo del 8.3 de Julia.

En Rotten Tomatoes solo 19 críticos la han reseñado. Como siempre, el único valiente ha sido James Delingpole, en The Spectator, imponiéndole un tomate podrido y argumentando que es una serie hecha para los fans de Bridgerton. Oh, eso duele. Los otros 18 le han otorgado un tomate fresco y maduro, pero sutilmente recuentan las fallas de la serie.

Jackson McHenry la ha descrío en Vulture como “entretenimiento ligero” y usa varias veces en su nota el adjetivo “ridículo” tanto para la vanidad de Careme como para el show. Otros se han quejado de que es “confusa”, que su narrativa no es lo suficientemente robusta para atrapar el interés del público y otros la acusan de irreal, y en The Guardian Rebecca Nicholson es mi eco al decir que nos alegraría ver a Careme en las garras de Fouché puesto que el chef es obnoxious (odioso).



Contenido Violento y Gory: Las torturas en las mazmorras de Fouché, el caballo decapitado en el atentado de San Nicasio son algunos ejemplos. ¿Quién quiere comer después de ver eso?

Contenido Sexual y Desnudos: La serie está inspirada en el libro de Ian Kelly: Careme: The First Celebrity Chef. El mismo Kelly es uno de los productores y parece que no le importa que hayan transformado su biopia en un drama erótico en donde el sexo supera la buena mesa. Es por eso que Careme más se acerca a La Cocinera de Castamar que a Julia.



Talleyrand suelta una sabia máxima cuando dice que al ser humano lo mueven el miedo y el placer y que hay dos clases de placer: el sexual y el que produce una buena comida. Sin embargo no son iguales y el rey XVIII se lo explica a Careme. Ha probado todo tipo de relación sexual, pero el sexo lo aburre. En cambio, la comida…

A pesar de todos los revolcones no vemos mucha carne. Toma obligada de las nalgas de Voisin en el tercer episodio. Ninguna de las escenas me resulta muy sensual, menos la seducción de Josefina en el frigorífico, con la futura emperatriz apoyada en bloques de hielo mientras el cocinero la penetra por la retaguardia. En la vida real, la mujer o hubiese sufrido hipotermia o se hubiese quedado pegada al hielo.

Factor Feminista: Aquí no hay mujer poderosa, ni Josefina, ni Madame de Stael con sus panfletitos, ni Catherine que consigue un marido a punto de chantaje. El caso más cercano al empoderamiento es Agathe. Es una gran cocinera y una buena amiga, pero ella también sucumbe al sex appal de Careme.



El mayor desprecio que me inspiran los personajes femeninos de esta serie es como caen tan fácilmente en la cama de un mocoso petulante y patán. Incluso la más decente, Agathe, anda de ofrecida y eso que Careme la humilla. Por un lado Careme es repelente (hasta maltrata animales) por otro las mujeres de la serie son traidoras, zorras y dependen de los hombres ¿pero qué hombre querría tenerlas solo para usarlas como muñecas inflables?

El problema del drama erótico es que no deja espacio para el amor verdadero ni para la amistad ni para la ternura, y eso se siente en la historia. A pesar de que en algún momento, Serino quiera arreglar ese entuerto poniendo a Talleyrand de culpable de todo, quienes prestamos atención sabemos que eso no disculpa el egocentrismo de Careme ni su poca inteligencia.



Factor Diversidad: Los amigos de la inclusividad racial no pueden quejarse, la serie es un buen ejemplo de colour-blindness. Sorprende que no hayan puesto una actriz hindú a interpretar a Catherine que era nacida en Pondicherry. Aunque en el episodio final Catherine trae una comadrona india, con sari y todo, para atender a Hortensia.

 Hay actores negros dando vida a Étienne y a Rustam. Este último da un poco de risa. Durante su campaña en Egipto, Napoleón recibió del sultán, como regalo, un esclavo que se convertiría en su ayuda de cámara. En búsqueda de diversidad racial, los guionistas encontraron este personaje y cometieron el error común de los cineastas contemporáneos de  que egipcio=negro. El problema es que el verdadero  era georgiano y de origen armenio. En la miniserie Napoleón (2010) es interpretado por un actor georgiano, Jacky Nercessian. Como ven en el retrato del verdadero Rustam, era blanco.



                                                 Los muchos rostros de Rustam Raza

Lyna Khoudry es muy bella y como ya había trabajado para Bourboulon en Los Tres Mosqueteros él se la trajo para interpretar a Henriette. Sabemos que Careme desposó a Henriette-Sophie Mahy de Chitenay, hija de un almirante y sobrina de un conde guillotinado, pero nada en su biografía nos indica que tuviese esa belleza árabe de la actriz argelina.

El caso de Agathe es igualmente complejo. Se sabe que Careme tuvo una hija con una mujer llamada Agathe Guichardet. Si hubiese sido su colega, los sabríamos. Si hubiese sido de origen africano también se sabría. Y ciertamente no hubo una mujer de raza negra que se pasease por las cocinas de las Tullerías en pantalones y ladrando órdenes.



El que Alice da Luz, una actriz cuyos padres viene del Cabo Verde, interprete a Agathe, tal como la imagen que nos da la serie, son manifestaciones de la inclusividad forzada del cuento de hadas erótico en que han convertido la historia de Marie Antoine Careme. Después del capítulo final, me sentiría culpable de recomendarla y espero que no haya segunda parte.

lunes, 16 de junio de 2025

¿Cómo era el verdadero Careme?: un poco de historia antes de ver la serie de Apple

 


Buscaba excusas para no ver el primer capítulo, no le tenía confianza, pero ni me di cuenta de cómo pasó la hora. Así de enganchada estaba. Alerta: cero semejanzas con la realidad; cero veracidades históricas; mucho sexo y mucho pastelito; entretenida, pero tan enredada que los mismos críticos no entendieron que pasaba. En resumen, esta producción de Apple tv+ tiene un protagonista que es cocinero y se llama Careme, pero es un mero alcance de nombres. Paso a carear al verdadero gran chef con el inventado y explicar el motivo por el que el libretista Davide Serino se volcó hacia la ficción en vez de la historia.

El Arquitecto de la Pastelería

Esta es la biografía genuina de Marie Antoine Careme, conocido como “Antonín”. Nacido en París en 1783 (6 años antes de la Revolución), su familia era tan pobre que su padre lo colocó de aprendiz de cocinero cuando el crio tenía diez años. Al menos ahí tenía algo que comer. El chico tenía buena mano para la cocina y fue trabajando en diferentes establecimientos, subiendo de categoría, hasta llegar donde Silvestre Bailly, uno de los mejores pasteleros del país.

Bailly notó que Careme tenía talento e ideas tales como convertir los pasteles en obras arquitectónicas, le fomentó ese habito y le daba permiso dos tardes semanales para que fuese a la biblioteca a examinar libros de arquitectura. Ya durante el Imperio, Careme se había trasladado a otra pastelería, la de Gendron y era famoso por sus postres en forma de pagodas y pirámides.


                         Careme y su croquenbouche


Es posible que en aquella época, el joven pastelero atrajese el interés de Talleyrand-Perigord, Ministro de Asuntos Exteriores. Una de las pocas verdades de la serie, es que a Napoleón la cocina le importaba poco (tal vez por sus ulceras), pero le dejaba todas las tareas diplomáticas a su ministro que consolidaba buenas relaciones exteriores usando la buena mesa como aliada. Napoleón permitió que Talleyrand adquiriese una mansión en las afueras de Paris donde agasajaba a altos dignatarios extranjeros y Careme se hacía cargo de esos banquetes.

Paso a proporcionar algunos detalles, porque los críticos no parecen entender el trasfondo de la serie. Se dice que están en el Consulado, periodo que inicio en 1799. En 1804, Napoleón se coronó emperador, por lo tanto la serie inicia a fines de 1801, cuando Careme tenía 18 años. El año clave de la vida del joven pastelero fue 1803 cuando puso su propia pastelería. Todo esto indica que para entonces Careme gozaba de una sólida posición económica y del mecenazgo de alguien importante ,en este caso Talleyrand.

La realidad desmiente a la serie, Careme nunca fue parte del servicio doméstico del ministro. Sus servicios en aquel entonces, eran estrictamente free-lance, aunque su mayor empleador era Talleyrand y es posible que haya cocinado para el Emperador. Se sabe que fue el encargado del catering de la boda de Jerónimo Bonaparte, y de las segundas nupcias de Napoleón en 1810. En sus memorias, Careme recuerda con mucho cariño haber trabajado en conjunto con Laguipere, el cocinero oficial de las Tullerías.

                        El verdadero Marie-Antoine

Un Cojo que Caía Parado

La caída de Bonaparte no hizo mella en el cocinero porque Talleyrand seguía siendo poderoso. Como decía mi padre: “Para ser cojo, Talleyrand caía siempre parado”. Hora de hablar un poco del personaje de Jeremie Renier que es mi favorito en la serie, a pesar de que a ratos lo calumnian para que parezca villano. Hasta lo ponen detrás del atentado de la Calle San Nicasio y del asesinato del Duque de Enghien.

Carlos Mauricio, Príncipe de Talleyrand-Perigord nació en el seno de una antigua familia de la nobleza, pero la deformidad de su pie le cerró las puertas a las oportunidades abiertas para esa clase, solo el clero lo aceptó. En poco tiempo,  Talleyrand ascendía a la mitra de obispo, no por mérito de su virtud, ya que era librepensador y mujeriego. La Revolución lo liberó de sus cadenas eclesiásticas.

Pronto ponía su sagacidad al servicio de los mandamases revolucionarios, destacando en labor diplomática. Ser excomulgado por el Papa le valió madre, más preocupación le daba el inicio de las masacres que caracterizarían la caída de Luis XVI. Huyó a Inglaterra de donde fue expulsado. Cruzó el Atlántico hasta la nueva nación americana donde hizo amistad con Alexander Hamilton y con Aaron Burr.

                                     El verdadero Talleyrand

Acabado El Terror, Talleyrand retorna a Francia. El Directorio lo nombra encargado de relaciones extranjeras. Notando las habilidades militares del joven General Bonaparte, Talleyrand lo apoya para que, tras el golpe de estado de Fructidor, Napoleón se erija en Primer Cónsul de la nación gala. En agradecimiento, Bonaparte nombra al ex obispo su ministro de relaciones exteriores, cargo que Talleyrand seguirá ocupando durante el imperio. Eso de andar congraciándose con Bonaparte porque quiere ese puesto, como aparece en Careme, es falso.

Lo que si es cierto, es que Napoleón permite que su ministro adquiera el Chateau de Valenҫay para agasajar a los diplomáticos extranjeros. Es ahí donde creará su fama el joven Careme. Eso ayuda a su patrón a hacer buenas migas fuera de Francia lo que le acarrea suerte cuando le llega su Waterloo a Napoleón.  Talleyrand Perigord, rápidamente, cambia de acera política. Colabora activa y eficazmente en el Congreso de Viena y recibe triunfalmente al Zar Alejandro a su llegada a París, por supuesto con un banquete de Careme.

Los Patrones de Antonin

El Emperador de todas las Rusias se enamora de la comida del joven chef hasta el punto de que querrá llevárselo a San Petersburgo, pero Careme acepta antes ser el cocinero oficial del Príncipe Regente de Gran Bretaña . Ha sido un error, el clima londinense no va con los pulmones ya maltrechos de Antonin. Marie Antoine preferirá irse a cocinar para Lord Stewart, embajador británico en Viena. Desde Rusia lo llama el Zar, pero a Careme le disgusta el clima ruso. Vuelve a París donde se ocupará de las cocinas de la Princesa Bagration, una adinerada aristócrata georgiana.



Sus últimos años de vida, los pasará Antonín como chef del hombre más rico de Francia, el banquero James de Rothschild. Para entonces, Careme era un hombre muy rico y famoso gracias a su excelsa clientela y a sus numerosos libros de cocina que influirían por más de un siglo la cocina de reconocidos cocineros como James Beard y Julia Child.

Antoine Careme es acreditado con haber impuesto en Francia el servicio “ a la rusa” . Bajo la influencia de su patrono Zar Alejandro, Careme desterró la costumbre de apilar platillos sobre la mesa de un banquete virándola por la más cómoda de tener camareros acercando bandejas de vituallas a los comensales. Él fue quien inventó el sombrero blanco alto de los cocineros y también el título “chef” (jefe) para ellos.

En la pastelería, Careme no solo impuso sus croquembouches, las fantásticas obras arquitectónicas construidas con obleas y nougat. También creó los repollitos (choux), los famosos vol-au-vents, las mil hojas, e incluso platillos salados como los Tournedós Rossini.



Pasados los cuarenta años era obvio para el cocinero y para sus íntimos que su salud era precaria. Rothschild le ofreció trasladarlo a su mansión para ser atendido por buenos médicos, pero Antonín prefería la independencia de su propia casa. Murió a los 49 años. Incluso la causa de su muerte es desconocida.

Se cree que sus pulmones fueron afectados por el carbón de sus hornos. Otros creen que fue una sinusitis que se unió a una enfermedad de su maxilar provocada por la ingesta de azúcar, obligación de un buen pastelero. O sea murió de una infección a los dientes que alcanzó sus sinus, letal en días pre-antibioticos. De cualquier forma, se puede decir que la gastronomía lo mató

Se sabe poco de los últimos días del gran chef, solo que vivía con su única hija Marie-Agathe. Fue ella quien, por razones personales, quemó las ultimas notas y diarios de su padre. Se cree que hubo un desacuerdo entre el chef y su hija, pero no se conocen detalles.



Como verán, la vida de Marie-Antoine  Careme fue rica en creatividad, en viajes, en tener importantes patronos, pero no hubo grandes escándalos. Por eso Apple+ ha decidido crearle una biografía alternativa convirtiéndolosiendo apenas un adolescente en espía, casanova y maestro de la intriga. Tengan eso en mente cuando vean y disfruten la serie.

Algunos datos antes de pasar a reseñar Careme.  Como ya dije inicia en 1801 y acaba en 1804 con la llegada del Imperio. Los episodios 3 y 4 ocurren en 1802 gracias a la mención de fechas claves: matrimonio de Hortensia de Beauharnais y consecuente primer embarazo, y matrimonio de Talleyrand-Perigord y su querida Catherine. Ambos hechos son parte de la trama.

                                          La verdadera Catherine

El Atentado de la Calle Sainte Nicaise

Este suceso tuvo lugar en Nochebuena de 1800, pero la serie lo traslada un año más tarde, en otra fecha y de día. El episodio de ese atentado es otro aspecto de la historia alternativa confeccionada por David Serino. En la vida real fue parte de varios complots de la chouannerie, los rebeldes bretones que eran partidarios de un regreso a la monarquía y al catolicismo en Francia.

En vísperas de Navidad, y creyendo a sus enemigos neutralizados, Bonaparte accedió asistir a un oratorio de Haydn en la Opera. Estaba cansado y se quedó dormido despertando con la explosión. No hubo ni un cambio de ruta, ni la escolta militar fue advertida, ni Careme ni Talleyrand fueron parte del complot. Si este fracasó fue por un atraso al encender las mechas.

                           El atentado de la Rue Saint Nicasie

Fouché, el siniestro ministro de la Policía,  ahora temía que en su odio por los jacobinos Napoleón cargase contra él así que se empeñó en descubrir a los verdaderos culpables de la muerte de no se sabe cuántas personas ya que los historiadores discrepan sobre la cifra. Aunque Fouché eventualmente descubriría el plan de los chuanes, Napoleón exigió una redada de jacobinos que, por una vez, eran inocentes.

Cuatro fueron guillotinados, 130 fueron deportados, algunos a la Guayana Francesa. A Fouché, Napoleón lo despidió por andar contradiciéndolo y de esa manera acabó con el poder jacobino. El grupo no levantaría cabeza sino hasta 1873 con la Comunne.

Detesto a los jacobinos como detesto a toda la izquierda desbocada. Hegel y Marx los llamaron “los primeros comunistas”. Fueron los jacobinos los que convirtieron a la Revolución en un baño de sangre, torturando y matando de maneras horribles no solo a la nobleza y la realeza, sino también a campesinos, artesanos e intelectuales. De eso he hablado ya en otra entrada. Me incomoda que pongan a Careme de jacobino porque se supone que debemos admirarlos ya que el cocinero los sigue.

La serie muestra a los franceses odiando a Napoleón. Falso. La noche del atentado, el público de la Opera lo recibió con ovación de pie. Madame de Stael si escribía panfletos, pero era moderada, la serie nos quiere hacer creer que era jacobina. Falso. Ella se exilió, al igual que Talleyrand al comienzo del Terror. Después de todo, era baronesa. La lucha en contra de Bonaparte, a quien Germaine veía como un futuro tirano, se volvió casi personal y el cónsul exilió a la Baronesa de Stael de Francia. Fouché nunca fue a arrestarla en su propia fiesta.

                                Talleyrand  y Madame de Stael
                                    La verdadera Germaine de Stael


Hablando de Fouché, realmente era un jacobino de lo peor. Lo vemos torturar al pastelero Bailly y a Étienne y no miente cuando recuerda que fue el “Carnicero de Lyon”. Se ganó esa fama cuando, para ahorrar municiones, despedazó a sus prisioneros con balas de cañón. Aunque enemigo de Talleyrand, en más de una ocasión se unieron en contra de Napoleón.

                                     El verdadero  Fouché 

Sobre Napoleón y el Divorcio.

El Código Napoleón deja abierta la posibilidad de que el marido pueda solicitar el divorcio por varias razones, y de común acuerdo. También hay causales que permiten el fin del vínculo matrimonial, pero la esposa solo puede pedir el divorcio si el marido le ha metido a una concubina en casa (aunque sorprenda esto ocurría mucho en ese entonces, sobre todo si la amante era una criada).

Napoleón nunca se opuso al divorcio puesto que Josefina le fue infiel desde su primer día de casados. La relación de La Beauharnais con el joven oficial (menor que ella) Hyppolite Charles trascendía la cama, ya que ambos se enriquecieron con unos negocios turbios. En varias ocasiones, Napoleón intentó divorciarse de una mujer que no solo le pintaba el cuerno además era más manirrota que María Antonieta.  No fue la infertilidad de Josefina, la única ni la mayor causa del divorcio (1809).

Careme en Varsovia

No quiero meterme en esa divertida escapada de Careme a Polonia a tratar de convencer a Luis XVIII de renunciar al trono francés, aunque fue chistoso ver al cocinero dándoles órdenes a sus pinches de cocina (Henriette, Catherine de Talleyrand y Charles de Flahut). El espacio lúgubre y medieval donde cocinan no se parece ni al Castillo de Jelgava en Letonia, ni al Palacio Lazinski en Varsovia donde el Conde de Provenza (como lo conocemos en María Antonieta) y su corte se trasladaron a fines de 1801.

                                    El Palacio Lazinski

Interesante que nos ponen a Madame Royal (María Teresa) como una demente que juega con guillotinas como si fuera Wednesday Adams. En 1802, María Teresa, única hija sobreviviente de María Antonieta, ya estaba casada con su primo el Duque de Angulema y era muy devota de su tío Luis XVIII.  Incluso fue quien consiguió que la Reina Luisa de Prusia les proporsionara alojo en Varsovia luego que el Zar Pablo hizo salir a la corte francesa del territorio ruso.



                              Madame Royale, la Duquesa de Angulema




La presencia de Giuseppina de Saboya (muy joven para tener 60 años)tampoco es verosímil. Ella vivía en Alemania-separada de su esposo y junto a su amante Marguerite de Grebillon. Catherine no miente cuando dice que a la  Condesa de Provenza solo le interesa el vino y una mujer. La relación lésbica de Giuseppina con su lectora, una mujer de clase humilde, había causado escandalo aun antes de la Revolución.

                      Maria Josefina de Saboya, Condesa de Provenza

El Gran Bake-Off del Hotel Galliffet

No puedo terminar sin reírme del absurdo concurso de cocina que ocupa el capitulo cinco. Grimod de la Reyniere era un abogado de clase alta y amigo de la buena mesa que antes de la Revolución invitaba a cenar a sus amigos a su casa. Mandaba traer platillos de diferentes restaurantes y hacía que sus comensales los juzgasen y escogiesen el mejor. Pues la serie lo ha convertido en el inventor de un concurso de cocina anual. Todo el episodio se convierte en el Great Bakeoff en el cual los jueces son todos abogados, Josefina, a medio vestir,  llega a chantajear a los jueces y bueno... tienen que ver para creerlo.

Las competencias de cocina son una invención del siglo XX. Las famosas cenas de La Reyniere acabaron antes de la Revolución. El abogado, que no era ni afeminado, ni esnob, ni sarcástico, al retornar del exilio siguió ejerciendo un poco más profesionalmente sus facetas de gourmet y gourmand. En 1803 publicó la primera edición del Almanach des Gourmandsuna guía gastronómicalo que lo convierte en el primer critico de cocina de la historia.



Esa es entonces la verdad detrás del “drama erótico”  que la televisión francesa y Apple tv han creado para que conozcamos a un hombre que más se la pasó en la cocina que en intrigas políticas y románticas. ¡Ahora a ver Careme!