Me hizo mucha
gracia que Netflix tuviera que vender una serie aludiendo al producto, de Apple
tv Las Azules. The
New Force muestra lo difícil que fue para las suecas ser las primeras
mujeres en entrar al cuerpo del país. Ahí paran las similitudes. Aparte de las
diferencias cronológicas y culturales, este producto es inferior en casi todo a
la serie de Bárbara Mori.
Tres Chicas de
Azul
Comenzamos con
una de estas azules o “policía con faldas” . Su nombre es Carin y es
interpretada por Josefin Asplund, la Astrid de Vikingos. Aquí es una
chica muy modosita que está cenando con su novio y unos amigos. ¿El
tema de mesa? El que haya egresado de la academia de policía y sea una de las
primeras azules de Estocolmo.
Los comentarios
van desde que la policía es infame por su mal salario hasta el que Carin debe
pensar en que se empleará una vez que la aburra ser representante de la
ley. Carin tiene suerte ya que es apoyada por Arne, un estudiante de economía
que también la ayuda a entrenar en el arte del jiujitsu.
Cuando no pasa la
noche con Arne, Carin comparte piso con Sivi e Ingrid, dos compañeras de
academia y que, como ella, han sido asignadas al peligroso barrio de Klara. El que vivan juntas crea un grado de intimidad
entre las tres novatas.
Un Pésimo Dia
de Trabajo
El primer día de
trabajo es el típico en estas series: un desastre total. Es obvio por el
chismorreo entre policías que las nuevas no son bien recibidas y eso que su
superior inmediata es hembra. Al final del día es un milagro que el trio no
renuncie.
Las han enviado a
patrullar, cada una asignada a un policía veterano. La pareja de Ingrid no le
dirige la palabra en toda la jornada. El compañero de Sivi parece más simpático.
Entre los dos arrestan a un borracho. Cuando la novata pregunta si no deberían
registrarlo, su pareja se encoge de hombros. Descubrimos que esa comisaria solo
tiene un vehículo, ¡por lo que Sivi y su colega deben llevar al
borracho en taxi!
Al llegar a la
comisaria, el detenido despierta y saca unas contraplumas. Sivi rápidamente lo
desarma obteniendo la admiración de Charlie, el más guapo de los detectives.
Entonces el compañero de Sivi le grita que él le ordenó que revisara al
borracho y ella no lo hizo. Sivi recibe una reprimenda de su superiora que no
quiere escuchar la versión de la nueva.
El peor día lo
tiene Carin. Aunque tiene un compañero más o menos decente, es obvio que no está
contento de tenerla en su flanco. Ambos son testigos de cómo una mujer con ropa
desordenada huye de un auto tras robarle su cartera al chofer. El policía le explica
a su ingenua pareja que se trata de una prostituta que ha robado a su cliente.
El hombre no quiere presentar cargos. Posiblemente por ser casado deduce el
policía , así que él y Carin van en persecución de la ratera que responde al
nombre de “Mónica”.
La encuentran en
un callejón. Carin comete el error de solicitar ser ella la del arresto y su
compañero comete el error de dejarla a cargo. La policía se acerca a Mónica y
ve que la prostituta se siente mal. Se distrae y Mónica aprovecha de aventarla
al suelo y huir.
Carin, La
Tonta
Esa noche, Carin
descubre algo terrible. Ha perdido su flamante chapa. Parte de la base que Mónica
se la ha robado y en un acto de gran imbecilidad, va―vestida de civil―a los
bajos fondos en busca de la prostituta. La encuentra, la sigue y la ve entrar
en un edificio usando como contraseña algo como “soy una chica de Jack”. La
policía usa la misma estratagema le dice al de la puerta que viene a una “entrevista
de trabajo” con Jack y logra entrar.
Adentro vemos que
es un antro con camareras topless, clientes borrachos y libidinosos y una
bailarina exótica encuerada en el escenario. Carin está en el bar tratando de
ver donde está Mónica cuando se le acerca el propio Jack. Quiere saber si
realmente lo conoce o si quiere trabajar para él.
Carin alcanza a divisar
a Mónica que ha dejado a un cliente descontento. La pobre prostituta está
sufriendo una hemorragia. Lo menos que quiere es ver una policía cerca. Le grita
que no tiene su chapa. Aparece Jack. Quiere saber lo que pasa. Carin le aplica
una llave de jiujitsu y sale huyendo.
A la mañana
siguiente, descubre que la chapa se le cayó en la calle y que fue su compañero
quien la recogió. El problema no acaba ahí. Poco después llaman a la pareja
porque han encontrado un cadáver florando en el rio. Se trata de Mónica. Aunque
la policía archiva el caso como suicidio, por las marcas en el rostro de la
prostituta, Carin sabe que fue un asesinato.
De ahí ,y
obviamente sin permiso, Carin se embarca en una pesquisa personal que acaba en
una redada del burdel/cabaret de Jack y el arresto y pérdida de confianza del
único contacto que la policía ha hecho en ese antro. Conclusión: Carin es
tonta.
Miss Suecia
sin Cerebro
La guapa Sivi
hace buenas migas con el guapo Oscar al que confía sus ambiciones de llegar a
ser, una anomalía en esa época, una mujer detective. Oscar se ofrece a
ayudarla, pero el compañero de Sivi le dice que lo hace solo por ser ella
bonita. Cuando Sivi descubre que en la comisaria la apodan “Miss Suecia” decide
demostrar que es más que una candidata a reina de belleza.
Es ella quien le
da a Oscar la pista para que hagan una batida en el cabaret de Jack,
adjudicándose todo el crédito por la chambona investigación de su compañera de
cuarto. Por supuesto que toma poco tiempo para que Oscar descubra la mentira.
Sivi pierde la confianza y respeto del único policía que se lo ha brindado. Conclusión:
Sivi es una tonta.
Ingrid en
Problemas
Ingrid, en
cambio, enfrenta un problema diferente. Descubre que el comisario gusta
torturar prisioneros e incluso abusar sexualmente de las arrestadas. Cuando
Ingrid intenta informar a sus superiores, se tropieza con ese muro de silencio
y complicidad que acompaña estas denuncias en este tipo de serie.
El Comisario
tiene mucho poder y sostiene una competencia con el otro jefe que es el único
en el plantel que apoya a las policías con faldas. Lástima que sea un corrupto
y que está en el bolsillo de Jack, el Padrote. Ingrid no es tonta, pero al
intentar cumplir con su deber ha pisado callos y se ha hecho visible de una
manera negativa.
Si hice hincapié
en la poca sesera de las policías es porque estoy harta de ver protagonistas
bobas. Ya para eso me pasé cuarenta años viendo telenovelas y ahí encontré
heroínas más inteligentes que muchas de estas hembras empoderadas que las
producciones progres nos ofrecen hoy en día.
El Subgénero
de las Policías Novatas
Este cuento de la
primera falda que cargó chapa y como sus colegas más estaban interesados en meterle
mano debajo de dicha falda, ya ha sido tratado en series como Las Azules,
la británica WPC56 y la rusa Neófita. Ya podemos hablar de un subgénero, por lo tanto
se espera que no se apoye en clichés.
Masha, la
protagonista de Neófita era ingenua como corresponde a la virginal hija de una
familia acomodada de Leningrado, pero era abogado y criminóloga recién egresada.
Más experta en teoría que en la práctica, pero versada de conocimientos nuevos
para los policías machistas con los que debía trabajar. ( En castellano y en ruso la serie se titula La Estudiante Ejemplar .)Lo importante es que
sus métodos eran apreciados por la jefa de la comisaria que apoyaba en lo que podía
a la novata. En eso difiere con The New Force donde tener jefa hembra es
más desventaja que respaldo.
En Las Azules,
hubo momentos en que hubiese ahorcado al menos a cuatro de las patrulleras,
pero en general, no eran tontas. La Mori será muy desempantane, pero su
personaje era una ex universitaria obsesionada con novelas de detectives que la
ayudaban a investigar el caso del Estrangulador de Tlalpan. Su hermana, por
pesada que fuera, era una reportera con conexiones.
A pesar de (o
gracias a) su Asperger, Angeles era brillante. La más bobita del grupo era Gabina,
porque aunque hija y hermana de policías, también era niña de su casa, incapaz
de reconocer la maldad del mundo. Muy diferente de la Annie Taylor de la tercera
Temporada de WPC56, que apoyada por la experiencia de su padre, un
detective retirado, desde el primer día enseñaba en su machista comisaria que
con ella no se jugaba.
Annie tuvo que
llegar a salvar esa serie inglesa, puesto que las primeras temporadas, esa comisaria
de pueblo ingles de los 50 se rio a costillas de la novata Gina Dawson quien,
como las policías suecas, caía en las trampas de ser mujer. En la primera
temporada, cometía el error de enamorarse de su jefe casado. Aunque él pedía su
traslado, y su relación no pasaba de lo platónico, la oficial Dawson quedaba
marcada para siempre entre sus colegas.
En la segunda
temporada, casi por desesperación, Gina perdía su virginidad con un sospechoso
y terminaba matándolo. Con eso mató la serie y aunque la deportaron a otra comisaria
y la reemplazaron por una oficial más seria, WPC56 permaneció como
ejemplo de que pocas mujeres pueden sobrevivir a la carrera policial.
Es que Gina, María
de Las Azules, y hasta Masha de Neófita piensan con los ovarios y
no la cabeza. Las policías suecas tampoco pueden huirle a su condición
femenina. Ingrid es tímida y sumisa, como corresponde a una mujer que oculta su
judaísmo del mundo. Lo que dice mucho de la sociedad sueca de entonces y de
hoy.
Sivi es tan
manipuladora que se vende a Oscar como una víctima de las acechanzas masculinas
y luego cuestiona sus motivos para ayudarla. Aun así, acaba con el detective en la cama sin
preocuparse si es casado. ¡Ayayay! Tanto descaro me hace meditar
sobre si Gretita Thurnberg debe algo de la desvergonzada manipulación de su
imagen al hecho de ser sueca.
En cuanto a
Carin, no tengo ni para empezar ni terminar. Es tan tonta y atolondrada que
vive metiéndose en líos y poniendo en peligro a otros. A la mitad de la serie,
Carin está siendo chantajeada por Jack. Eso lo dice todo de la supuesta heroína
de este relato.
El no poder
identificarme con los personajes, el no poder admirarlos o temerles, me hace indiferente
a sus circunstancias. También encuentro que para ser una serie de solo seis
episodios se siente lenta lo que la hace aburrida. Se nota que se ha gastado
poco por lo que tanto vestuario como cinematografía son ralos y ramplones. Ni
hablar de la anacrónica banda sonora.
En suma, tanto The
New Force como House of Guinness me hace sentir que los dramas de época de
Netflix son…bueno, que podrían haberse ahorrado hacerlos. Una lástima puesto
que Gattocito Miroslav me dice que esa plataforma tiene el monopolio de los
period pieces ya que puede costearlos, pues el producto se siente barato y
tosco, peor aún, sosísimo.
Contenido
Violento y Gory: Redadas,
brutalidad policiaca, mucha violencia verbal.
Contenido
Sexual y Desnudos: Un par
de escenas de sexo. Desnudos en el bar/burdel de Jack.
Factor
Feminista: Francamente,
un espectáculo absurdo de victimización, sin explorar contexto o hacer notar
las flaquezas de las “víctimas”, no puede ser catalogado de feminista. Lo único
interesante que aprendí es que la razón por la cual la policía de Estocolmo contrató
mujeres es que pagaban tan poco que ningún hombre quería el empleo. Así que no
es como en WPO56 donde se contrata a Gina para trabajar con víctimas de
violación o niños; o Neófita donde se contrata a Masha por su excelente currículo
o que la creación de un escuadrón femenino mexicano sea una movida política
como con Las Azules.
Factor
Diversidad: Es una serie
muy “blanca” como lo era Suecia en los 50, apenas vemos que Ingrid es judía y
debe ocultarlo. Al final en una clínica de abortos disfrazada de peluquería,
aparece una actriz de color.





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