En unos días
entramos en el verano post-Covid19. Me imagino que pronto nos olvidaremos de
las cuarentenas y los miedos y limitaciones que nos trajo. Está IN eso de tener
memoria frágil. Por eso, antes de olvidarme, quiero rápidamente repasar cuatro
series que vi en el lockdown y no tuve tiempo de comentar. Se trata de dos
ejemplos de que el talento de Lord Julian Fellowes no se limita a “Downton
Abbey”, una excelente serie francesa y un cuento de hadas sobre el viejo
Hollywood que Netflix y Ryan Murphy confeccionaron y que, a pesar de su final
Disney y otros disparates, tiene un mensaje sobre el racismo que se aplica a
los eventos de estas últimas semanas.
¿Se acuerdan de
que no sabía que planeaba ofrecer el Masterpiece en marzo? Pues la PBS trató de
encontrar una solución salomónica, ofreciendo el primer episodio de “Beecham
House”, pero el domingo siguiente lanzó en ese horario tres capítulos de “Resistance”,
una serie francesa del 2014.
No me quejo. Me alegro mucho de haber visto este
recuento sobrio, casi documental, de la evolución de la lucha armada en contra
del invasor alemán. Para el que no sepa nada sobre la Resistencia Francesa,
este es un curso básico y, aunque a ratos simplista, es históricamente
fidedigno.
Desde pequeña me fascinó
la mitología de la Resistance, la idea de valientes maquisards, todos con
boina, cantando La Marseillese antes de entrar en batalla, o de nenas
sexis (como Brigitte Bardot en “Babette se va a la guerra”) que seducen
oficiales de la Wermacht y terminan en el paredón, todo pour la France.
Mi padre era gran admirador del General de Gaulle y promovió mi interés.
Ya en USA, con
ayuda de un excelente sistema de bibliotecas públicas, encontré más material
para poder desvincular estereotipos de realidades. En el invierno del 77,
estaba en cama con gripe cuando de la biblioteca mi Pa me trajo varios libros
para que no me aburriese. Uno de ellos, me explicó, trataba sobre el Grupo del
Musee de l’Homme, “los primeros en resistir en el Paris Ocupado”. Era un libro
muy sucinto, ni recuerdo el título, pero lo suficientemente atrapante para
interesarme en su contenido. “Resistance” inicia con ese movimiento.
Nunca se había
hecho nada sobre este grupo que creó el afamado antropólogo Paul Rivet en las entrañas
de su museo de antropología. Dedicado a socorrer aviadores aliados y distribuir
panfletos que animaban a la población a resistir (no de manera violenta) al invasor,
el grupo fue desbaratado a fines de 1941 sin haber llegado al segundo año de
actividad. En la primavera de 1942, los principales líderes fueron fusilados (Rivet
alcanzó a huir a Colombia). Solo quedaron algunos allegados, como Jean Cassou y
Pierre Brosolette, que cosecharían celebridad y martirio en otros grupos de
resistentes.
Nunca se había
valorizado la aportación del Grupo Vilde y es un placer ver a actores darles
rostro a personajes de los que solo se conocían por fotos borrosas. Así el espectador
reconoce a Boris Vilde “Monsieur Jacques” (Robert Plagnol) el carismático líder
y lo acompaña hasta su arresto, cautiverio y ejecución. En el paredón se le une
el más joven miembro de la organización, Rene Seneschal (Cesar Domboy), alias
“El Chico”, que se ve mucho más guapo y adulto que el verdadero. Me costó
reconocer en The Kid al Fergus de “Outlander”.
El Chico tiene un
rol importante como el primer amor de Lily, (Pauline Burlet la joven Edith Piaf
en “La Vie en Rose”) la heroína de esta historia. Lily, más que un personaje ficticio,
es una alegoría de la Resistencia. Así la vemos al comienzo, todavía una adolescente
trabajando de secretaria en El Musee de L’Homme, uniéndose a los comunistas del
Coronel Fabien y tras el fusilamiento de su amante Seneschal, huyendo a Lyon
donde hace amistad on Henri Frenay (Guillaume Dollmans) y Victoria “Berty” Albrecht
(Pascale Arbillot) fundadores del grupo Combate.
A través de todas
estas aventuras, Lili cuenta siempre con la amistad de su “hermano” Jeannot
(Tom Hudson) hoy el millonario de las telecomunicaciones y activista Jean
Frydman. En un momento, Lili es arrestada y casi torturada por Klaus Barbie
(Stefan Konarske), pero logra huir y retornar a Paris. Con Jeannot se une a los
Franc Tireur, pero en vísperas de la Liberación vuelve a ser arrestada y torturada
junto a su amigo quien está involucrado en el asesinato del ministro de propaganda
de Vichy, Philippe Henriot. Pero tal como en la vida real, Lily y Jeannot
logran escapar de un tren camino a Buchenwald.
La serie es
sobria y bien actuada. A pesar de que tiene un estilo semi documental, los
personajes atrapan. La fotografía es excelente, los actores atractivos, el vestuario
aun en época de racionamiento es elegante y llamativo. Para quien no sepa nada
de la resistencia, es un curso rápido y memorable. Incluso yo me enteré de un
par de cosas que no sabía cómo que Bertie Albrecht se había suicidado y que
Barbie usaba un perro en sus sesiones de tortura.
Su único defecto
es cierto maniqueísmo. Los alemanes son todos perversos. Ni mención del decente
abogado de la Wehrmacht encargado de la defensa de Vilde y sus compañeros.
Mucho énfasis en que Frenay era de derecha. Por otro lado, mucho enaltecimiento
de los comunistas sin mencionar que durante el primer año de la ocupación
estuvieron muy amigos de los alemanes. Recomiendo
esta serie que se puede ver en Thirteen Passport y en Amazon Prime Video.
El Juego Inglés
Debe ser porque
soy la única chilena la que no le gusta el fútbol que “The English Game” me dejó
fría. Aun así, no llego al nivel de toxicidad de la periodista de The Guardian que parece que se las tiene tan juradas a
Lord Julian Fellowes que hasta lo compara con el coronavirus
En tres palabras,
la serie de Netflix cuenta como a fines del siglo XIX el futbol (soccer) inglés
cambia su fisonomía y reglamentos gracias una infusión de buen sentido común
escoces. Al parecer en Escocia se llevaba tiempo corriendo tras la pelota.
En 1879, el
futbol estaba en las manos de un elitista equipo formado por ex estudiantes de
Eton (no se puede ser más elite) y capitaneados por Arthur Kinneard (Edward
Holcroft), el David Beckham de su día. Cansado de esa desigualdad social
deportiva, un molinero de Lancashire (Craig Parkinson) que subvenciona un
equipo de raquíticos jugadores obreros, se compra un par de profesionales escoceses
(Kevin Guthrie y James Harness) para que les bajen los humos a los Old
Etonians.
Mas allá de un
dato histórico para los fans del deporte más jugado en el mundo, Lord Fellowes
lo transforma en una fábula de desigualdad social y clasismo en donde la clase
acomodada británica veía el futbol como un juego de caballeros y como se les
enseñó que también podía ser un deporte de las masas. Si les gusta el futbol,
se las regalo. Está en Netflix.
Belgravia
Considero lo de
arriba, un tropiezo, un capricho fellowiano que no me impide seguir amando su
obra. Por eso, entre verme (como tres veces) el filme de “Downton Abbey” y
rezar de que a pesar del Covid 19, se pueda rodar “The Gilded Age”, mi apetito
por la obra de Lord Fellowes aumentaba cuando llegó “Belgravia” a satisfacerlo.
Si recordarán que yo no creía poder verla puesto que la presentaba Starz, el
único canal premium que no poseo.
Sucede que, como
un acto de solidaridad por nuestro aislamiento, Starz estuvo gratis por un mes,
lo que me permitió ver un par de capítulos de “Belgravia”. Después las ratas me
lo quitaron, pero tres capítulos fueron suficientes para darme cuenta de que
Lord Fellowes siempre ha sido un individuo muy talentoso.
Escrita durante
el rodaje de “Downton Abbey”, en esta serie Fellowes sigue con su interés por
las clases altas y sus sirvientes, pero en un escenario muy diferente. Belgravia,
que por casi dos siglos ha sido el barrio de los aristócratas londinenses, es
visto desde su nacimiento y uno de sus protagonistas el humilde James Trenchard
(Philip Gleinard, siempre excelente) tiene que ver con la construcción y
desarrollo del barrio.
La novela que es
un homenaje a varios autores victorianos comienza en un escenario que combina a
Jane Austen y a Thackeray. Estamos en Bélgica, en 1818, la víspera de la
Batalla de Waterloo. Históricamente, los Duques de Richmond dieron un baile
para celebrar la supuesta victoria sobre Napoleón que tendría lugar al día
siguiente. Trenchard ha conseguido invitación a ese baile porque está encargado
de aprovisionar al ejército. Aun así, Trenchard, al que el Duque de Wellington
apoda “El Mago”, sigue siendo un almacenero y la verdadera razón para incluirlo
en este baile jet-set es porque su hija Sophie (Emily Reid) tiene un romance,
que es un secreto a voces, con Lord Edmund Bellasis (Jeremy Neuark Jones),
sobrino de los anfitriones.
Para el ingenuo
James nada es imposible y ya ve a su hija casada con un noble. La que no opina
lo mismo es Anne (Tamsin Grieg), su discreta y sensata esposa que no comparte
las ilusiones arribistas de su marido. La batalla es cruenta, las mujeres deben
huir a Inglaterra abandonando a sus hombres. Trenchant regresa a casa, pero
trae malas noticias, Lord Edmund murió. Es entonces que la desolada Sophie anuncia
que va a ser madre.
No se trata de
una mera seducción. Apoyada por su padre, Sophie contrajo matrimonio con Edmund
un poco antes del baile, pero al despedirse del marido reconoció a uno de sus
compañeros de armas. Era el mismo pastor que los casó. Todo fue un horrible
engaño y Sophie ha quedado marcada de por vida.
Pegamos un salto
de un cuarto de siglo. Los Trenchard son muy ricos, pero muy infelices. Sophie murió,
ya nos imaginamos como. Su hermano menor, Oliver (Richard Goulding), está
casado con la odiosa Susan (Alice Eve) (, tan estéril como ambiciosa. El una
vez cariñoso matrimonio Trenchard ha ido adquiriendo estatus social, pero
perdiendo amor. Anne solo encuentra afecto en su perrita Agnes.
Empujada, como
siempre, por el arribismo del marido, Anne asiste a un té de damas encopetadas
en el que se reencuentra con la Duquesa de Richmond. Este reencuentro abre
viejas heridas que empeoran cuando una dama (Dame Harriet Walter) se acerca a Anne
y se presenta. Es la Condesa de Brockenhurst, madre de Lord Edmund.
Margaret vuelve a
casa muy alterada y consulta con su marido si debería contarle a Caroline
Brockenhurst que comparten un nieto en común. James se indigna, le prohíbe a su
mujer que hable de un secreto que han guardado por tantos años.
Por suerte, Anne
es una mujer independiente y desobedece al marido. Resulta que Caroline es aún más
independiente, ni siquiera consulta con su esposo. Se va a conocer al formal y
luchador Charles Pope (Jack Bardoe), lo único que le queda de su único hijo. De
pronto Charles se convierte en el protegido de esta gran dama que le consigue
clientes, que lo presenta en sociedad. Es como en Grandes Esperanzas
solo que Charles es un muchacho serio y trabajador que quiere abrirse paso en
el negocio del algodón (muy lucrativo si se tienen buenas conexiones).
Anne es llevada
por su marido a una soirée de Caroline y ahí por fin conoce a su nieto. Es un
momento de perplejidad seguido por ira. Caroline si tiene derechos sobre Charles,
si puede disfrutar de su compañía En cambio, ella Anne ha sido separada del
hijo de Sophia por las arbitrarias exigencias de James quien ahora se revela
como traidor. Resulta que ha sido el hado padrino del nieto, guiando a Charles
en su madurez.
¡Pobre Anne!
Hasta sus criados prefieren intrigar con su nuera Susan. No tiene aliados. Eso
la llevará a unir fuerzas con Caroline, aunque es una relación tipo Cora/Lady
Violet, basada en un interés común, la protección de Charles.
La situación se
complica cuando Charles conoce y se enamora de Lady Maria Gray (la Tess de
“Sweetbitter”) e incurre en la ira de John Bellasis (Adam James), sobrino de Caroline
y aparentemente heredero del título que dejó Edmund. Como todo villano, John es
muy sagaz y deduce que la aparición del intruso tiene que ver con los
advenedizos Trenchard. Su estrategia es comprar los servicios de espionaje del
Equipo Downstairs.
El servicio doméstico
de los Trenchard es lo opuesto a los nobles lacayos de la Familia Crowley. La
mitad apoya las ambiciones de Susan, la otra se deja sobornar por John y cuando
este y Susan se hacen amantes, se crea un tremendo conflicto de interés debajo
de la escalera.
A pesar de que Pope
es un poco acartonado y su innamorata es sosa, el poder lo llevan sus
abuelas. Como han notado los críticos, Fellowes es un maestro en el arte de
crear ancianas o mujeres maduras fuertes e interesantes y eso es lo que
convierte a “Belgravia” en un serie digna de verse. Está completa en EPIX.
Hollywood
Finalmente
llegamos a “Hollywood” que me he visto completa, la semana pasada. Esta
historia alternativa de La Meca de las Estrellas de la posguerra tiene mucho
que ofrecer. Lo principal es su gran fondo de verdad. Hollywood siempre fue un
burdel blanqueado por la hipocresía de quienes lo regentan. Una cloaca de abuso
sexual y discriminación donde, mucho antes de Harvey Weinstein, se pasaba por
la cama y genitales de los poderosos para llegar al estrellato.
La trama sigue a un
singular grupo de personajes en pos de esa estrella en el Paseo de la Fama.
Ellos son Raymond Ainsley (Darren Criss), que a pesar de que es muy vocal en su
confesión de que es hijo de una filipina, se ve más blanco que un huevo; Archie
(Jeremy Pope) negro y gay; y Jack Castello (David Corenswet), blanco y
heterosexual. Agreguémosle a Camille Washington
(Laura Harrier) la novia afroamericana de Raymond y el amante de Archie, Roy
Fitzgerald (Jack Picking,) y tenemos Una Liga de Diversos.
Roy es un
aspirante a actor cuya homosexualidad debe ser ocultada y explotada de maneras
humillantes. Jack, un veterano de Anzio que sueña con ser actor, debe mantener
una esposa embarazada. Por eso cae en un trabajo en la gasolinera de Ernie (Dylan
McDermott) que en realidad es un burdel que provee servicios heterosexuales y
homosexuales a la corrupta comunidad hollywoodense. Ahí entra a trabajar Archie
quien está luchando por abrirse paso en la industria como libretista y a la vez
mantener un perfil bajo para que no se enteren de su color de piel u
orientación sexual.
Una ironía es que Roy Fitzgerald tiene más
posibilidades que Archie y la talentosa Camille, otra afroamericana condenada a
interpretar mucamas. Roy tiene suerte, a pesar de su escaso talento, sus bíceps
atraen la atención de Henry Wilson (Jim Parsons en una actuación de que merece
una ovación de pie) quien explota y humilla sexualmente a su protegido a quien
cambia el nombre por el más llamativo de Rock Hudson.
Efectivamente,
Rock Hudson es una de las figuras de la vida real que aparece en
“Hollywood”. La serie nos muestra el
lado oscuro de las estrellas. George Cukor tenía fiestas queer, Vivien
Leigh estaba más loca que una cabra y Tallulah Bankhead era pansexual. Lo que
pongo en dudas es su affaire lésbico con Hattie McDaniel porque nunca se ha confirmado.
Queen Latifah retrata a la intérprete de Mammie en “Lo que el viento se llevó”
como una BBW (Big Beautiful Woman) sexy y malhablada, pero en la vida real
Hattie, que tuvo cuatro maridos, era una mujer muy diferente. En fin.
El mejor retrato
y el más fidedigno es el de Anna May Wong (Michelle Krusiec), la primera gran
estrella oriental de Hollywood. Curiosamente, si se habló mucho y con más base
de su lesbianismo (los fuertes rumores de su affaire con Marlene Dietrich la
pusieron mal tanto con su familia como con la comunidad china), pero aquí eso
no se menciona.
Lo que importa es
como se desperdició su talento por no ser blanca. La escena en que hace casting
para “La Buena Tierra” me hizo llorar. Lo que la serie no nos cuenta es que La Señora
Wong no solo fue discriminada por Tinseltown también fue atacada por su gente—incluso
en un viaje a la China—que la acusaba de retratar estereotipos negativos
en la pantalla grande.
Aun sin
“Hollywood”, Anna May Wong tuvo un final semi feliz. En 1951, se convirtió en
la primera figura asiática en tener su propio show de televisión. Aunque duró
solo una temporada, la serie detectivesca “La Galería de Madame Liu-Tsong”, marcó un hito en la televisión que no vería a
otro actor asiático en su propio show hasta Pat Morita en los 80. Madame Wong
falleció de un ataque al corazón en 1961 cuando se preparaba para trabajar en
otro gran espectáculo (uno de los pocos) del cine sino-hollywoodense “The
Flower Drum Song”. Tenía solo 56 años.
Ahora a hablar de
le piece de resistance de la serie, lo que la hace una ucronía. Los
personajes ficticios trabajan para el estudio ACE propiedad del repugnante gran
mogol (judío por supuesto) Ace Amberg (Rob Reiner). En realidad, el estudio es
manejado por gente como Ellen (Holland Taylor) la intuitiva y visionaria
encargada de los elencos, y su jefe Dick Samuels (Joe Mantello), de quien ella
está secretamente enamorada. A pesar de su insistencia en permanecer en el
closet, Samuels es, parafraseando a Rock Hudson, el único “hombre bueno” de Hollywood
y el personaje más bello de la historia.
Entre Dick y Ellen
se decide que se hará un filme con una actriz y un escritor afroamericanos y
sobre la tragedia de una chica de color que quiere abrirse paso en Hollywood.
Ace se niega a tal abominación, pero un oportuno infarto (en brazos de su
sufrida amante interpretada por Mira Sorvino) lo ponen fuera de combate. Él ha
dispuesto que en tal eventualidad su esposa Avis (Patty Lupone) se haga cargo
de todo esperando que como ella sabe cero sobre el negocio deje el poder en
manos de su abogado y Dick Samuels.
Ocurre lo contrario,
entre Dick y Ellen, más un fuerte empujón por parte de Eleanor Roosevelt, Avis
es convencida de que debe producir un filme “Meg” en el que trabajarán todos
los personajes mencionados (incluyendo Anna May Wong). Al final de la serie, Rock
Hudson desfila por la alfombra roja del brazo de su amante negro y Camille
(casi medio siglo antes que Halle Berry) se convierte en la primera
afroamericana en ganar un Oscar como Mejor Actriz.
La BBC (no sé con
qué atribuciones con los bodrios que fabrica), se ha quejado de esta serie y la
ha llamado “un desastre”. Hugh Montgomery ha atacado el “idealismo
liberal” de Ryan Murphy y tachado el final Disney de ser un insulto y una
culpabilización de las victimas ya que hace parecer como muy fácil el destruir
las reglas discriminatorias que regulaban Hollywood. Mas o menos lo que ha
dicho Lucy Montgomery en The Guardian quien aconseja que hubiese sido mejor si hubiese
seguido un enfoque MeToo (WTF?)
Se olvida que
esto no es historia, ni siquiera es historia alternativa. Es una ucronía que,
como el cuento de hadas, siempre debe tener un final feliz por inverosímil que
sea. En la vida real, no solo una salida del closet de Rock Hudson hubiese
acabado con su carrera, también él hubiese acabado en la cárcel o torturado en
un psiquiátrico donde los tratamientos para “curar” la homosexualidad iban
desde electroshock hasta castración con rayos X.
En honor a la
verdad, la misma serie nos explica por qué hubiese sido imposible filmar “Meg”
en ese entonces. Un periodista misógino y antisemita chantajea a Avis; le
incendian la casa; hay protestas racistas fuera del estudio; el KuKlux Klan
enciende una cruz delante de la casa de Camille y lanza por la ventana de Archie
una bomba Molotov. Lo peor es el boicot de los teatros del país y no solo en el
Sur.
En un país donde
el racismo incluso impedía el matrimonio entre personas de diferentes razas (en
California esa prohibición duró hasta los 50) no iban a aceptar fácilmente una
protagonista negra emparejada con un blanco. Lo prueba está en la primera
estrella de color de USA, Dorothy Dandridge, a la que solo se le permitió besar
en la boca a su coprotagonista (el alemán Curt Jurgens) en el filme frances
“Tamango”. Solo en los 60 se derogaron las reglas y Uhura y el Capitán Kirk se
besaron en “Viaje a las estrellas” mientras que Sídney Poitier y Katherine
Houghton hacían lo propio en “Adivina quién viene a cenar?”
Dorothy Dandridge y John Justin en" Ïsland of the Sun"Noten como no pueden besarse.
“Hollywood” tiene
bemoles. Por empezar su combinación de drama y sátira que a rato deshumaniza a los
personajes que debemos querer. Incluso la cámara los enfoca desde ángulos
caricaturescos, y ya sé que lo que pasa por blancos en este momento está en la
perrera, ¿pero es necesario que todos los actores caucásicos se vean bobos? Yo
no recuerdo que Rock Hudson fuese tan mal actor y tampoco tan ingenuo. Es como
Raymond que aun en medio de la fiesta de George Cukor no entiende por qué Dick
insiste en que se vaya a casa antes que comience el pandemónium.
Un comentario
sobre los judíos en “Hollywood”. En la serie tenemos judíos malos (Ace),
ambiguos (Avis) y buenos (Dick Samuels), por lo que me parece un retrato
equilibrado, pero yo pospuse ver “Hollywood” porque algo en el primer episodio
me dejó marcando ocupado.
En su primer cita
laboral, Jack Castello atiende a una elegante madurona que resulta ser Avis.
Siendo un personaje positivo, Avis, antes de usar sexualmente a Jack, intenta
establecer un rapport y cuenta un poco de sí misma. Fue actriz de cine
silente, pero la llegada del sonido mató su carrera. Cuando se la rechazó, algo
que ocurrió con muchas estrellas del cine mudo, se la humilló aún más
diciéndole que una judía como ella y con esa voz nunca podría ser estrella.
A través de
Hollywood se dice que Avis es vulnerable por ser judía y mujer. Aun hoy (y lo sabré
yo) eso es aplicable, pero no para ser una estrella de Hollywood. El primer
símbolo sexual femenino de Hollywood fue Theda Bara, una chica judía de
Cincinnati llamada Theodosia Goodman. En la época en que Avis rememora ese
consejillo hollywoodense, en la pantalla reinan tres bellezas judías: Paulette Goddard, Hedy Lamarr y Lauren Bacall.
A Anna May Wong,
le quitó el protagónico de “La Buena Tierra”, la judía vienesa Luise Rainer
que no era muy guapa, pero era tan buena actriz que se ganó dos Oscares
consecutivos en los Años 30 (uno por La Buena Tierra). Si hablamos de judías de
voces chillonas, las hubo entre comediantes desde Joan Blondell hasta Judy Holliday
que ganaría un Oscar en 1950. Los judíos hemos sufrido discriminación y
prejuicios, pero no en Hollywood. Inventarnos obstáculos (algo que también se
ha hecho en “World on Fire”) disminuye nuestra tragedia y resulta
contraproducente para nuestra causa.
Rainer como Olan en La Buena Tierra |
Otra cosa que me puso nerviosa. Se habla mal
de la policía angelina, como incapaz de poder ayudar a proteger a los actores
amenazados o a Avis extorsionada. Es cierto, la policía de entonces y de hoy
era racista y como vemos en “City of Angels”, corrupta. Pero la solución de
Henry Wilson es acudir al gánster Mickey Cohen.
Lo que me hiela
la sangre es que es el tercer period piece de esta cuarentena que dice
que la única protección contra ataques antisemitas es apoyarse en gánsteres
judíos. En “The Plot Against America” cuando la policía se vuelve en contra de
la población judía, el barrio de los Levine recibe protección de parte del ganster
Longy Zwillman quien envía a sus matones los Hermanos Apfelbaum, pero la
policía los mata.
En “City of
Angels”, la secuela de “Penny Dreadful”, en 1938, el policía judío Lewis
Michener (Nathan Lane) busca ayuda del gánster Benny Berman (muchos creen que
se trata de Bugsy Siegel) para detener a los nazis que quieren robar un secreto
de energía nuclear de Cal Tech. Mas allá del poder del crimen organizado y de
la corrupción de la policía de los Angeles en esa época, ¿qué mensaje ocultan
estos ejemplos?
¿Se trata de
decir que los judíos son tan corruptos que siempre se apoyarán en elementos
criminales? ¿O es una advertencia profética que cuando no se puede confiar en
la policía, los grupos étnicos deben acudir a otras fuerzas, aunque operen
fuera de la ley? En estos tiempos en que se pone en duda la utilidad de la
fuerza policiaca, es un mensaje potente y escalofriantemente actual.
La fuerza de
Hollywood reside en que, aunque no lo parezca, los problemas que presenta
siguen en pie. La comunidad actoral afroamericana periódicamente protesta su
escasa presencia en las nominaciones del Oscar; yo agregaría que menos
presencia tienen los actores asiáticos que siguen siendo discriminados; las
mujeres todavía no son reconocidas como directoras, productoras y camarógrafas,
y estoy segura de que el sistema del casting couch no ha sido
erradicado, que los abusos sexuales de todos los géneros continúan en el
infierno hollywoodense y que lo de Harvey Weinstein fue solo la punta del
iceberg.
¿Vieron algunas
de estas series? ¿Qué opinan de ellas?
Desde FB
ResponderEliminarAlfonso Velasco Sendra Hola gracias por invitarme a participar en este interesante debate. Respecto a Resistance por supuesto estoy a favor de la liberación de Francia, pero quiero ponerle un pero y es que un defecto de ella es que estaba compuesta en su mayoría aunque hay excepciones por comunistas y hay que contar la historia desde el principio. Los comunistas debido al pacto Molotov-Ribbentrop con sus huelgas y boicots ayudaron a que Francia cayese bajo la bota Nazi y hasta que Hitler no traicionó a Stalin esta gente no movió un solo dedo y cuando liberaron París solo se dedicaron a vengarse de la gente, mientras que muchos que habían colaborado con el (en un principio había puesto racismo en lugar de nazismo, bueno es casi lo mismo) se fueron de rositas. Sobre este tema esta la maravillosa novela de Juan Manuel de Prada "El séptimo velo" que trata de esto. Volviendo al tema Thorez líder del Partido Comunista no pudo volver a Francia de inmediato porque se le acusó de haber colaborado con el nazismo. Sobre Fellowes llevo algún tiempo deseando leerlo me han hablado muy bien de Dowton Abbey. En cuanto a las cuotas yo recuerdo un debate en un programa de Julia Otero en el que debatieron la podemita Elisa Beni y Juan Manuel de Prada. La primera defendió las cuotas. Yo apoyó a De Prada en que cada cual decida de quien quiere rodearse. Para mí las cuotas quitan libertad y machacan el talento y condicionan al director. Yo prefería lo anterior en lugar de meter ideología hay que hacer buenos guiones y películas con valores. En cuanto al cine asiático lo de Parásitos lo veía venir no habría sido la película que yo habría premiado, pero el cine asiático estaba contando historias que ya no se cuentan en Hollywood. Sino existiera la Mafia de la Disney-Pixar en animación ganarían las japonesas porque toca temas universales de las que ya no se habla en occidente.
María Elena Venant Alfonso Velasco Sendra Efectivamente, a pesar de la existencia de Combat (que era demócrata cristiano no derechista como nos muestra la serie), el Arca de Noe el único grupo de la resistencia dirigido por una mujer) y el Grupo Vilde, todos los demás eran izquierdistas y si se inclinaron ante De Gaulle fue porque él tenía el apoyo de los Aliados. Los comunistas comenzaron la lucha armada porque tenían experiencia en trabajo clandestino y muchos eran veteranos de la Guerra Civil Española, pero eso no quita que antes de la ocupación nazi, estuvieran fuera de la ley y que hasta la invasión de Rusia estuvieran muy amigos de los nazis. Yo me quedo con lo que dijeron los alemanes después de la guerra, que los únicos grupos resistentes que los tuvieron en jaque fueron el Armija Krajowa polaca y los partisanos de Tito. De la resistencia francesa…al parecer no les hizo ni cosquillas.
EliminarNo voy a hablar de cuotas de actores negros, ni de color blindness, porque en estos tiempos eso sería racismo, quería hablar de la comunidad asiaticoamericana y de actores. Nunca han ganado un premio. Una japonesa Miyoshi Umeki ganó en los 50 como actriz secundaria, y un vietnamita por The Killing Fields como actor secundario. El aluvión de premios que recibió Parasito fue provocado por el besaculismo de Hollywood que cuando lo atacan, exagera sus disculpas. Pero el problema persiste. Parasito no es estadounidense, los ganadores ni hablaban inglés. ¿Por qué no ha habido en la historia de los oscares, ningún premio para la comunidad de actores cuyos orígenes étnicos son del Lejano Oriente? Y ha habido estrellas orientales en Hollywood desde el Cine Silente: Sessue Hayakawa (que fue nominado por El Puente sobre el Rio Kwai); Anna May Wong, James Shigeta, Nancy Kwan, France Nuyen, John Lone, Pat Morita (nominado por The Karate Kid), Joan Chen, Awkwafina, etc..
¡"Hollywood" es excelente! Muy buena en todos los aspectos. Obviamente NO se podía esperar más de uno de sus creadores, Ryan Murphy, a quién en las últimas dos temporadas han dejado muchísimo que desear... Qué pena que haya sido tan corta.
ResponderEliminarGatito Rafa, en tu apuro por responder dejaste afuera "American Horror Story" Yo diria que Hollywood le hace mas credito a Murphy. Es una l'astima que no tenga segunda temporada porque hay muchas hiatorias del Viejo Hollywood que contar.
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