miércoles, 26 de agosto de 2020

Ángeles y Demonios en el Viejo Manhattan: Segunda Temporada de The Alienist

 

Aunque no me arrepiento de no haber acabado de ver la primera temporada de “The Alienist”, me alegro de haber visto la segunda. No necesito que me digan que esta es mejor que la anterior. Con todas sus falencias, este relato de crímenes aberrantes en la Nueva York de la Gilded Age (1873-1900) también ofrece suspenso, misterio y entretenimiento a granel.

Mas “The Knick “que Edith Wharton

La segunda temporada está basada en la secuela que Caleb Starr escribiera tras The Alienist. En la adaptación de Angel of Darkness seguimos con los mismos protagonistas y en la misma milieu de Fin de Siecle. Para todos los fanáticos de Edith Wharton cualquier historia que tenga lugar en la Vieja Nueva York es obligatoria, pero digamos que los tres capítulos iniciales están muy alejados de La Edad de la Inocencia y sus intrigas románticas.

Volvemos a acercarnos a la sordidez de “The Knick”, pero equilibrada esta vez con toques de humor y muchas viñetas que tocan a la alta sociedad. Desde un punto de vista histórico es un documento total que cubre la tensión en Estados Unidos en vísperas de la Guerra del 98.  Tenemos personajes reales como la pintora Cecilia Beaux, William Randolph Hearst (Matt Letscher), su hija… ¡ups! “ahijada” Violet Hayward (inspirada en Patricia van Cleef que muchos supusieron hija de Hearst y Marion “Rosebud” Davies) y reaparece el despreciable Thomas Byrne (Ted Levine) degradado de su puesto de comisionado y convertido en fixer de Los Cuatrocientos, el jet set neoyorquino de entonces.


El trio de protagonistas también ha evolucionado.  Sarah Howard (Dakota Fanning) ya no es secretaria de la policía. Ha abierto su propia agencia de detectives, aunque sus únicas clientes sean las Karenes de entonces que vienen a acusar al servicio de hurtarles la vajilla. John Schuyler Moore (Luke Evans) ahora es reportero del New York Times y se ha comprometido con Violet (Emily Barber) lo que lo coloca en la órbita de los periódicos Hearst.

John, Violet y Mrs. Bam Bam

Comenzamos con Lazlo Kreisler (Daniel Bruhl) en Sing Sing, pero no como preso. El alienista consuela las horas finales de Martha Napps, su última paciente. Martha, madre soltera de clase humilde, ha sido acusada de asesinar a su hijita. El que el cadáver no haya aparecido no es impedimento para que condenen a la pobre chica a muerte.


Aparentemente en el juicio ha habido un enfrentamiento entre Kreisler y el Dr. Markoe (Michael “Lord Bolton” McElhatton) director de un centro de maternidad para madres solteras de donde desapareció la pequeña Napps. Markoe está en Sin Sing, junto con otros vejetes importantes celebrando que, con Martha, debutará una nueva máquina que proporcionará una muerte” humana”: la silla eléctrica.

La "humana"silla eléctrica

Mientras el patriarcado millonario celebra la nueva tecnología y el triunfo de una justicia desigual, afuera el feminismo de entonces representado por el Movimiento Sufragista protesta la ejecución.  Lideradas por Elizabeth Caddy Stanton (Alice Kierge), otro personaje real, se aglomeran en la entrada de la cárcel. Se le agregan mujeres de todos los tipos desde Sarah hasta afroamericanas. Llega la policía y les cae a palos. ¿Adivinan a quienes les pega primero?

Sarah logra inmiscuirse al interior de la cárcel. Está esperando que llegue un perdón obtenido por su ex jefe y actual Subsecretario de la Marina, Theodore Roosevelt, pero el indulto no llega. Tal vez T-Rex esté enojado con los neoyorquinos. Tal vez vio en su bola de cristal que ciento y algo de años más tarde retirarán su estatua de la entrada de un museo que él ayudó a fundar.

Martha Napps es ejecutada, antes le suplica al Dr. Kreisler que encuentre a su bebé, viva o muerta. Martha no se equivoca, su hija estaba viva cuando achicharraron a la madre en la silla eléctrica. La niña aparece, unos días más tarde, en una de las escenas más truculentas de una serie donde el gore abunda.

La aparición tiene lugar en una gran tienda de juguetes probablemente la FAO Schwartz de la época.  Una niñita ‘privilegiada” se acerca a un estante colmado de muñecas de porcelana. Toca una que la recompensa con un vomito de sangre. Es la hija de Martha Napps y ha sido envenenada recientemente.

La situación se agrava, porque otra niña ha desaparecido. Se trata de Ana, hija del General Narciso Linares (Diego Martin), el cónsul español. La serie explorará el clima antihispano que invadía Nueva York en vísperas de esa guerra anunciada. Hearst se entera del secuestro y lo explota para sus nefarios fines. Cuando la peor banda criminal de La Gran Manzana, Los Heat Dusters eliminan a un enemigo y lo despedazan lanzándolo a la bahía, circula el rumor que se trata de “pobres cubanos” descuartizados por españoles.

Ana Linares fue robada de su cunita y en su lugar aparece una muñeca. Elizabeth C. Stanton solicita la discreta ayuda de Sarah para contactar a Kreisler, pero Sarah las convence que lo que  lo que Isabel  necesita es una mujer detective. Eventualmente Sarah recurre a Lazlo, pero solo en calidad de asesor. Todo indica que ambos casos han sido cometidos por la misma persona. Todo indica que el caso está vinculado con el hospital del siniestro Dr. Markoe.


OK, si Roose Bolton estuviera a cargo de una clínica de maternidad, obvio que el sería mi primer sospechoso. Sin embargo, aunque se trate de un médico corrupto, que se dedica a esterilizar a las amiguitas de los millonarios (sin permiso de ellas) y que evita escándalos con abortos y otras operaciones clandestinas, no es el plagiador. Kreisler y Sarah comparten la opinión de que es una mujer la que comete los crímenes, y esa clínica está llena de mujeres peligrosas entre las que hay que encontrar a la peor, a la más enajenada.

Buenos Personajes, Malos Dialogos

Dejo ahí el contenido y paso a la parte técnica. Las actuaciones siguen siendo irreprochables, aunque hay mejores que otras. Este año, el personaje de Sarah Howard destaca más lo que ha sido un acierto. Dakota hace un papel no solo fascinante, sino bastante creíble y querible. Me encanta su vestuario que es mejor que el de la adinerada Violet, un personaje artificial interpretado por una actriz que ni es muy guapa ni se ve todo lo joven que exige el rol.


Cinematográficamente, encuentro el look de “The Alenist” un poco artificial. Algo que se puede adjudicar a que la serie no es filmada en Nueva York, sino en Budapest. En la Europa Oriental ahora se graban casi todos los period pieces. Una acertada decisión debido a que todavía conservan espacios históricos. Algo que en America va desapareciendo y desaparecerá aún más.

Mi gran problema con la serie son los diálogos. Aparte de estar rellenos de lenguaje moderno y expresiones que no se usarían entre gente de determinada clase entonces, son pobres, ralos, carentes del ingenio de los de “Perry Mason” por ejemplo. Para los Edith Wharton fans, la serie es una antítesis de las novelas de esa autora y es más fácil encontrar paralelos entre esas novelas y “Gossip Girl” que con “The Alienist”

Una excepción ha sido el mejor capítulo, el compromiso de John y Violet que fue una gran combinación entre “Gossip Girl” y la visión Scorsese de “La Edad de la Inocencia”.  La escena en las que las amigas de la novia hurgan en un gigantesco pastel en busca de una sortija de brillantes me recordó que Serena van de Woodsen inventó un juego parecido para la fiesta de compromiso de Blair Waldorf y del Príncipe de Mónaco, solo que las sortijas venían en elegantes paquetitos.


Es en ese baile, interrumpido por todo tipo de inesperados sucesos, en que Sarah se convierte en un personaje de Wharton al nivel de Ellen Olenska o Lily Barth. Es la única en darse cuenta de que Violet humilla al novio y que John detesta todo lo de su futura esposa hasta su perrita “Mrs. Bam Bam”. 

En un intenso y romántico discurso, Sarah suplica a John que rompa el compromiso. Aunque dice hacerlo por él, por no amar ni ser amado por Violet como merece, es obvio para Moore y para nosotros que habla desde su corazón de mujer enamorada. Para alguien tan contenida y discreta como es la detective, este es un gesto audaz que presenta otro matiz de tan gran personaje.


Control de Diversidad

Llegado el momento del control de la diversidad consideremos como la serie examina a las mujeres. Es obvio que Sarah Howard es la gran protagonista. El personaje más logrado y como dice mi hermano, “el más competente”.  En esta temporada se nos vuelve una Diana Prince, Mujer Maravilla, reina del multitasking. Desarma una asesina en serie, pierde su virginidad, manipula nada menos que al Comodoro Vanderbilt, pero es en el rescate de una bebé que vemos su intenso (anatema para las mituteras) sentido maternal.


Sarah no está sola. Lasmujeres ocupan un buen sitial en esa Gilded Age donde el sexo mal llamado débil comenzaba a despuntar. Nos muestran pioneras reales como Elizabeth Cady Stanton y la pintora Cecilia Beaux (Carolina Mann) y otras ficticias, pero creativas, como la fotógrafa que retrata bebés muertos y la psiquiatra Karen Stratton (Lara Pulver), nuevo interés romántico de Lazlo.

Cecilia Beaux, su alumna española y El Alienista

En un relato donde los roles de villano y asesino serial son otorgados a una mujer, es difícil hablar de víctima en relación a ella. La secuestradora, a la par de estar loca como cabra, es muy astuta, muy decidida, muy independiente. Por otro lado, si existe en su pasado, en su trabajo en esa clínica/Gabinete del Dr. Caligari, y las mujeres con las que se codea, un resabio de victimización por parte del patriarcado. Lo que nos lleva al siguiente grupo

Los Ricos También Joden

Yo no sé lo que les enseñarán a los chicos de USA en la clase de historia hoy, pero en mi escuela judía me hablaron hasta la náusea de The Gilded Age, hasta la náusea de los Robber Barons y de las cosas buenas que hicieron y de las malas también. Por eso, yo estaba preparada para fuertes denuncias sociales y un retrato poco favorecedor de los millonarios. Aun así, el Comodoro Vanderbilt se ve como un abuelo preocupado por el secuestro del nieto y lo suficientemente sagaz para reconocer los méritos detectivescos de Miss Howard.


Que pongan a Hearst como villano no me sorprende, fue el fundador del universo mediático que provoca o magnifica las tragedias del mundo moderno. Tanto así que su estrategia para doblegar a Sarahun impedimento para la felicidad de su hija es totalmente moderna.  “Cancela” a la detective con retratos negativos y calumniosos en su prensa. Pero Hearst no es totalmente malo. Lo vemos como padre consentidor de su hija ilegítima, y eso lo separa de los peores villanos del cuento.

William Randolph Hearts

La única vez que Violet me ha caído bien es cuando ha hablado francamente con su padre sobre su condición de paria social, sobre la situación irregular de su madre y la de ella misma. Cuando en otro emotivo momento le dice al novio que quiere casarse porque al fin, como Mrs. John Schuyler Moore, tendrá un nombre legítimo, revela que está harta de entrar a un salón provocando cuchicheos sobre su origen. Estas escenas muy bien describen la gran tragedia de la historia y a sus víctimas y verdugos.

Un tema recurrente esta temporada es la vileza e hipocresía de esos grandes capitanes de la industria que se reúnen a celebrar la ejecución de una mujer que sufre doble castigo por el supuesto asesinato de su hija y por su condición de madre soltera. Estos mismos hombres seducen a obreritas y otras marginales como Martha Napps y las abandonan cuando ellas más los necesitan.

El siniestro Dr. Markoe es cómplice tanto en la desaparición de las molestas criaturas como en el impedir que las madres vuelvan a interrumpir su labor de objetos sexuales con inesperados embarazos. Sin ser cínica, pero hemos evolucionado un poco. Hoy los millonarios convierten a sus amantes en esposas trofeo y hasta en Primeras Damas.

Sin embargo, la serie muestra una familia feliz en esa alta sociedad neoyorquina. Me refiero a la armonía que existe en el Matrimonio Linares y el amor y respeto que permiten a Isabel Linares (Bruna Cusi) seguir pintando aun siendo esposa y madre. Otra ironía es mostrar la ausencia de amor en las relaciones de los ricos, los amoríos ilícitos y el compromiso de John y Violet, y contrastarlos con el disfuncional romance entre la asesina y un gánster que parece estar sinceramente enamorado de ella.

Afroamericanos en la Vieja Nueva York

Ya mencioné la agresividad de la policía en contra de los manifestantes de color, no es la única evidencia de racismo en la serie. Volvemos a ver a Cyrus Montrose (Robert Wisdom) que sigue regentando su bar de Hell’s Kitchen donde su musculatura y gravitas lo hace ser respetado aun por los bestiales Heat Dusters. Lo mismo no puede decirse de su sobrina. Tras perder su empleo en un periódico de Filadelfia, Joanna (Britanny Marie Batchelder) ha vuelto a Manhattan a ayudar a su tío en el bar.


John le consigue un empleo en su periódico, pero ni el muy liberal New York Times puede ostentar públicamente a una periodista negra. Para cubrir el compromiso de Violet, Joanna debe asistir al baile más disfrazada y enmascarada que enfermera en pandemia. Aún peor, cuando va en busca de John, el mayordomo se refiere a ella como “una persona” sin atreverse a especificar el género ni la raza de tal “persona”.

Las críticas, como era de esperarse, siguen girando en torno al trio principal que sigue estando invariablemente conformado por blancos privilegiados. ¿Que querían? ¿Que los reemplazaran actores de olor o que Dakota, Luke y Danielito hicieran un full blackface? El tema de la diversidad no está tan bien representado como en “Perry Mason” o en “City of Angels (ups, pero ahí nunca vimos afroamericanos).

Diplomáticos Inmigrantes

Aunque espérense… ¡Algún ingenuo por ahí se ha referido a Los Linares como una” familia de inmigrantes latinos”!  Y en Indiewire se refieren a Isabel  Linares como “una inmigrante recién llegada”. Oy veh zmir!


Ya sé que la Cultura de la Ignorancia está de moda en este año pandémico, pero permítanme iluminarlos. España no queda al lado de Belice, ni es una isla caribeña, es un país europeo. Y no creo que una familia de diplomáticos califique como pobrecitos inmigrantes. La razón por la cual Isabel Linares es atropellada e injuriada es porque USA está a punto de irse a la guerra con España, no por ser ella miembro de una casta despreciada por su color de piel.

En general, “Angel of Darkness” me ha encantado. Principalmente por Dakota Fanning y su capacidad de crear una mujer encorsetada por sus valores puritanos e idealistas que aun así desecha el corsé cuando deja que su humanidad la supere.   


Aunque me imagino que TNT la ha pasado en America Latina, me dicen que Netflix ofrecerá también “The Alienist” para el mundo hispanoparlante. En USA pueden encontrarla en Hulu. Se las recomiendo.

ALERTA: La Reina Estelwen me hizo notar que muchas de estas series tienen contenido que afecta a personas de alta sensibilidad. Aunque el texto puede ser fuerte, he evitado fotografías perturbadoras u ofensivas. Sin embargo, con tristeza porque es una gran serie, no se las recomiendo si las afectan escenas de violencia gráfica, aun mas ya que en la serie se manifiestan en contra de criaturas de pecho.

2 comentarios:

  1. Desde FB
    Hola. No puedo decir mucho de esta serie, porque no he leído la novela. Fíjate en mi ignoroncia, que dudaba entre sí la había escrito John Katzenbach o Caleb Carr y lo he tenido que mirar. Lo de la mujer negra me parece un pelín presentista, pero la violencia, las bandas. Eso sí me lo creo. Podemos contar con el libro de Herbert Ashbury, que inspiró la película Gangs of New York. Eso ha sido así y no debería sorprendernos que la policía de aquel tiempo fuera tan violenta y corrupta como las bandas a las que combatía, incluso no me sorprendería que muchos de los casos los provocase la policía misma, pero sería un error cebarnos con la policía. No creo que todo fuera malo.

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    1. Alfonso Velasco Sendra JiJi, te confundiste con El Analista de Katzenbach. Aunque hay periódicos manejados por afroamericanos desde 1827 en USA, el New York Times no vino a contratar un reportero negro sino hasta 1945. No he leído la novela, pero concuerdo contigo que el rol de Joanna es presentista y fue ampliado para la serie. Tampoco me parece realista esa mixtura de sufragistas blancas y negras, y que a las negritas les caigan los primeros palos policiales…
      A partir de los últimos caps. La policía es vista con menos recelo. Thomas Byrne (quien en la vida real inventó el tercer grado) se redime en el velorio de un personaje y finalmente cree en Sarah que contrata a una de las cinco hijas de Byrne para su agencia de detectives. Nada de esto aparece en la novela, entonces da alguna esperanza al retrato de los policías históricos o presentes . Aunque ya en las nuevas reglas de La Era de la Ignorancia se estipula que nunca mas un policía ha de ser descrito de manera heroica.
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