Aunque no me
arrepiento de no haber acabado de ver la primera temporada de “The Alienist”,
me alegro de haber visto la segunda. No necesito que me digan que esta es mejor
que la anterior. Con todas sus falencias, este relato de crímenes aberrantes en
la Nueva York de la Gilded Age (1873-1900) también ofrece suspenso, misterio y
entretenimiento a granel.
Mas “The Knick “que Edith Wharton
La segunda
temporada está basada en la secuela que Caleb Starr escribiera tras The
Alienist. En la adaptación de Angel of Darkness seguimos con los
mismos protagonistas y en la misma milieu de Fin de Siecle. Para todos
los fanáticos de Edith Wharton cualquier historia que tenga lugar en la Vieja
Nueva York es obligatoria, pero digamos que los tres capítulos iniciales están
muy alejados de La Edad de la Inocencia y sus intrigas románticas.
Volvemos a
acercarnos a la sordidez de “The Knick”, pero equilibrada esta vez con toques
de humor y muchas viñetas que tocan a la alta sociedad. Desde un punto de vista
histórico es un documento total que cubre la tensión en Estados Unidos en vísperas
de la Guerra del 98. Tenemos personajes
reales como la pintora Cecilia Beaux, William Randolph Hearst (Matt Letscher),
su hija… ¡ups! “ahijada” Violet Hayward (inspirada en Patricia van Cleef que
muchos supusieron hija de Hearst y Marion “Rosebud” Davies) y reaparece el
despreciable Thomas Byrne (Ted Levine) degradado de su puesto de comisionado y
convertido en fixer de Los Cuatrocientos, el jet set neoyorquino de entonces.
El trio de protagonistas
también ha evolucionado. Sarah Howard (Dakota
Fanning) ya no es secretaria de la policía. Ha abierto su propia agencia de detectives,
aunque sus únicas clientes sean las Karenes de entonces que vienen a acusar al
servicio de hurtarles la vajilla. John Schuyler Moore (Luke Evans) ahora es
reportero del New York Times y se ha comprometido con Violet (Emily
Barber) lo que lo coloca en la órbita de los periódicos Hearst.
John, Violet y Mrs. Bam Bam |
Comenzamos con
Lazlo Kreisler (Daniel Bruhl) en Sing Sing, pero no como preso. El alienista
consuela las horas finales de Martha Napps, su última paciente. Martha, madre
soltera de clase humilde, ha sido acusada de asesinar a su hijita. El que el
cadáver no haya aparecido no es impedimento para que condenen a la pobre chica
a muerte.
Aparentemente en
el juicio ha habido un enfrentamiento entre Kreisler y el Dr. Markoe (Michael
“Lord Bolton” McElhatton) director de un centro de maternidad para madres
solteras de donde desapareció la pequeña Napps. Markoe está en Sin Sing, junto
con otros vejetes importantes celebrando que, con Martha, debutará una nueva máquina
que proporcionará una muerte” humana”: la silla eléctrica.
La "humana"silla eléctrica |
Mientras el
patriarcado millonario celebra la nueva tecnología y el triunfo de una justicia
desigual, afuera el feminismo de entonces representado por el Movimiento
Sufragista protesta la ejecución. Lideradas
por Elizabeth Caddy Stanton (Alice Kierge), otro personaje real, se aglomeran en
la entrada de la cárcel. Se le agregan mujeres de todos los tipos desde Sarah
hasta afroamericanas. Llega la policía y les cae a palos. ¿Adivinan a quienes
les pega primero?
Sarah logra
inmiscuirse al interior de la cárcel. Está esperando que llegue un perdón
obtenido por su ex jefe y actual Subsecretario de la Marina, Theodore
Roosevelt, pero el indulto no llega. Tal vez T-Rex esté enojado con los
neoyorquinos. Tal vez vio en su bola de cristal que ciento y algo de años más
tarde retirarán su estatua de la entrada de un museo que él ayudó a fundar.
Martha Napps es
ejecutada, antes le suplica al Dr. Kreisler que encuentre a su bebé, viva o
muerta. Martha no se equivoca, su hija estaba viva cuando achicharraron a la
madre en la silla eléctrica. La niña aparece, unos días más tarde, en una de
las escenas más truculentas de una serie donde el gore abunda.
La aparición
tiene lugar en una gran tienda de juguetes probablemente la FAO Schwartz de la
época. Una niñita ‘privilegiada” se
acerca a un estante colmado de muñecas de porcelana. Toca una que la recompensa
con un vomito de sangre. Es la hija de Martha Napps y ha sido envenenada
recientemente.
La situación se
agrava, porque otra niña ha desaparecido. Se trata de Ana, hija del General
Narciso Linares (Diego Martin), el cónsul español. La serie explorará el clima antihispano
que invadía Nueva York en vísperas de esa guerra anunciada. Hearst se entera
del secuestro y lo explota para sus nefarios fines. Cuando la peor banda
criminal de La Gran Manzana, Los Heat Dusters eliminan a un enemigo y lo
despedazan lanzándolo a la bahía, circula el rumor que se trata de “pobres cubanos”
descuartizados por españoles.
Ana Linares fue
robada de su cunita y en su lugar aparece una muñeca. Elizabeth C. Stanton
solicita la discreta ayuda de Sarah para contactar a Kreisler, pero Sarah las
convence que lo que lo que Isabel necesita es una mujer detective.
Eventualmente Sarah recurre a Lazlo, pero solo en calidad de asesor. Todo
indica que ambos casos han sido cometidos por la misma persona. Todo indica que
el caso está vinculado con el hospital del siniestro Dr. Markoe.
OK, si Roose Bolton
estuviera a cargo de una clínica de maternidad, obvio que el sería mi primer
sospechoso. Sin embargo, aunque se trate de un médico corrupto, que se dedica a
esterilizar a las amiguitas de los millonarios (sin permiso de ellas) y que
evita escándalos con abortos y otras operaciones clandestinas, no es el
plagiador. Kreisler y Sarah comparten la opinión de que es una mujer la que
comete los crímenes, y esa clínica está llena de mujeres peligrosas entre las
que hay que encontrar a la peor, a la más enajenada.
Buenos
Personajes, Malos Dialogos
Dejo ahí el
contenido y paso a la parte técnica. Las actuaciones siguen siendo
irreprochables, aunque hay mejores que otras. Este año, el personaje de Sarah
Howard destaca más lo que ha sido un acierto. Dakota hace un papel no solo fascinante,
sino bastante creíble y querible. Me encanta su vestuario que es mejor que el
de la adinerada Violet, un personaje artificial interpretado por una actriz que
ni es muy guapa ni se ve todo lo joven que exige el rol.
Cinematográficamente,
encuentro el look de “The Alenist” un poco artificial. Algo que se puede
adjudicar a que la serie no es filmada en Nueva York, sino en Budapest. En la
Europa Oriental ahora se graban casi todos los period pieces. Una
acertada decisión debido a que todavía conservan espacios históricos. Algo que
en America va desapareciendo y desaparecerá aún más.
Mi gran problema
con la serie son los diálogos. Aparte de estar rellenos de lenguaje moderno y
expresiones que no se usarían entre gente de determinada clase entonces, son
pobres, ralos, carentes del ingenio de los de “Perry Mason” por ejemplo. Para
los Edith Wharton fans, la serie es una antítesis de las novelas de esa autora
y es más fácil encontrar paralelos entre esas novelas y “Gossip Girl” que con
“The Alienist”
Una excepción ha
sido el mejor capítulo, el compromiso de John y Violet que fue una gran combinación
entre “Gossip Girl” y la visión Scorsese de “La Edad de la Inocencia”. La escena en las que las amigas de la novia
hurgan en un gigantesco pastel en busca de una sortija de brillantes me recordó
que Serena van de Woodsen inventó un juego parecido para la fiesta de
compromiso de Blair Waldorf y del Príncipe de Mónaco, solo que las sortijas
venían en elegantes paquetitos.
Es en ese baile,
interrumpido por todo tipo de inesperados sucesos, en que Sarah se convierte en
un personaje de Wharton al nivel de Ellen Olenska o Lily Barth. Es la única en
darse cuenta de que Violet humilla al novio y que John detesta todo lo de su
futura esposa hasta su perrita “Mrs. Bam Bam”.
En un intenso y
romántico discurso, Sarah suplica a John que rompa el compromiso. Aunque dice
hacerlo por él, por no amar ni ser amado por Violet como merece, es obvio para
Moore y para nosotros que habla desde su corazón de mujer enamorada. Para
alguien tan contenida y discreta como es la detective, este es un gesto audaz
que presenta otro matiz de tan gran personaje.
Control de
Diversidad
Llegado el
momento del control de la diversidad consideremos como la serie examina a las
mujeres. Es obvio que Sarah Howard es la gran protagonista. El personaje más
logrado y como dice mi hermano, “el más competente”. En esta temporada se nos vuelve una Diana Prince,
Mujer Maravilla, reina del multitasking. Desarma una asesina en serie, pierde
su virginidad, manipula nada menos que al Comodoro Vanderbilt, pero es en el rescate
de una bebé que vemos su intenso (anatema para las mituteras) sentido maternal.
Sarah no está sola. Lasmujeres ocupan un buen sitial en esa Gilded Age donde el sexo mal llamado débil comenzaba a despuntar. Nos muestran pioneras reales como Elizabeth Cady Stanton y la pintora Cecilia Beaux (Carolina Mann) y otras ficticias, pero creativas, como la fotógrafa que retrata bebés muertos y la psiquiatra Karen Stratton (Lara Pulver), nuevo interés romántico de Lazlo.
Cecilia Beaux, su alumna española y El Alienista |
En un relato
donde los roles de villano y asesino serial son otorgados a una mujer, es
difícil hablar de víctima en relación a ella. La secuestradora, a la par de
estar loca como cabra, es muy astuta, muy decidida, muy independiente. Por otro
lado, si existe en su pasado, en su trabajo en esa clínica/Gabinete del Dr. Caligari,
y las mujeres con las que se codea, un resabio de victimización por parte del
patriarcado. Lo que nos lleva al siguiente grupo
Los Ricos También
Joden
Yo no sé lo que
les enseñarán a los chicos de USA en la clase de historia hoy, pero en mi
escuela judía me hablaron hasta la náusea de The Gilded Age, hasta la náusea de
los Robber Barons y de las cosas buenas que hicieron y de las malas también.
Por eso, yo estaba preparada para fuertes denuncias sociales y un retrato poco
favorecedor de los millonarios. Aun así, el Comodoro Vanderbilt se ve como un
abuelo preocupado por el secuestro del nieto y lo suficientemente sagaz para
reconocer los méritos detectivescos de Miss Howard.
Que pongan a Hearst
como villano no me sorprende, fue el fundador del universo mediático que
provoca o magnifica las tragedias del mundo moderno. Tanto así que su
estrategia para doblegar a Sarah—un impedimento para la felicidad de su
hija— es totalmente moderna. “Cancela” a
la detective con retratos negativos y calumniosos en su prensa. Pero Hearst no
es totalmente malo. Lo vemos como padre consentidor de su hija ilegítima, y eso
lo separa de los peores villanos del cuento.
William Randolph Hearts |
La única vez que
Violet me ha caído bien es cuando ha hablado francamente con su padre sobre su
condición de paria social, sobre la situación irregular de su madre y la de
ella misma. Cuando en otro emotivo momento le dice al novio que quiere casarse
porque al fin, como Mrs. John Schuyler Moore, tendrá un nombre legítimo, revela
que está harta de entrar a un salón provocando cuchicheos sobre su origen.
Estas escenas muy bien describen la gran tragedia de la historia y a sus víctimas
y verdugos.
Un tema recurrente
esta temporada es la vileza e hipocresía de esos grandes capitanes de la
industria que se reúnen a celebrar la ejecución de una mujer que sufre doble castigo
por el supuesto asesinato de su hija y por su condición de madre soltera. Estos
mismos hombres seducen a obreritas y otras marginales como Martha Napps y las
abandonan cuando ellas más los necesitan.
El siniestro Dr.
Markoe es cómplice tanto en la desaparición de las molestas criaturas como en
el impedir que las madres vuelvan a interrumpir su labor de objetos sexuales
con inesperados embarazos. Sin ser cínica, pero hemos evolucionado un poco. Hoy
los millonarios convierten a sus amantes en esposas trofeo y hasta en Primeras
Damas.
Sin embargo, la serie muestra una familia feliz en esa alta sociedad neoyorquina. Me refiero a la armonía que existe en el Matrimonio Linares y el amor y respeto que permiten a Isabel Linares (Bruna Cusi) seguir pintando aun siendo esposa y madre. Otra ironía es mostrar la ausencia de amor en las relaciones de los ricos, los amoríos ilícitos y el compromiso de John y Violet, y contrastarlos con el disfuncional romance entre la asesina y un gánster que parece estar sinceramente enamorado de ella.
Afroamericanos
en la Vieja Nueva York
Ya mencioné la
agresividad de la policía en contra de los manifestantes de color, no es la
única evidencia de racismo en la serie. Volvemos a ver a Cyrus Montrose (Robert
Wisdom) que sigue regentando su bar de Hell’s Kitchen donde su musculatura y
gravitas lo hace ser respetado aun por los bestiales Heat Dusters. Lo mismo no
puede decirse de su sobrina. Tras perder su empleo en un periódico de
Filadelfia, Joanna (Britanny Marie Batchelder) ha vuelto a Manhattan a ayudar a
su tío en el bar.
John le consigue un
empleo en su periódico, pero ni el muy liberal New York Times puede
ostentar públicamente a una periodista negra. Para cubrir el compromiso de
Violet, Joanna debe asistir al baile más disfrazada y enmascarada que enfermera
en pandemia. Aún peor, cuando va en busca de John, el mayordomo se refiere a
ella como “una persona” sin atreverse a especificar el género ni la raza de tal
“persona”.
Las críticas,
como era de esperarse, siguen girando en torno al trio principal que sigue estando
invariablemente conformado por blancos privilegiados. ¿Que querían? ¿Que los
reemplazaran actores de olor o que Dakota, Luke y Danielito hicieran un full
blackface? El tema de la diversidad no está tan bien representado como en
“Perry Mason” o en “City of Angels (ups, pero ahí nunca vimos afroamericanos).
Diplomáticos
Inmigrantes
Aunque espérense…
¡Algún ingenuo por ahí se ha referido a Los Linares como una” familia de inmigrantes
latinos”! Y en Indiewire se refieren a Isabel Linares como “una inmigrante recién llegada”.
Oy veh zmir!
Ya sé que la
Cultura de la Ignorancia está de moda en este año pandémico, pero permítanme
iluminarlos. España no queda al lado de Belice, ni es una isla caribeña, es un país
europeo. Y no creo que una familia de diplomáticos califique como pobrecitos
inmigrantes. La razón por la cual Isabel Linares es atropellada e injuriada es
porque USA está a punto de irse a la guerra con España, no por ser ella miembro
de una casta despreciada por su color de piel.
En general, “Angel
of Darkness” me ha encantado. Principalmente por Dakota Fanning y su capacidad
de crear una mujer encorsetada por sus valores puritanos e idealistas que aun
así desecha el corsé cuando deja que su humanidad la supere.
Aunque me imagino
que TNT la ha pasado en America Latina, me dicen que Netflix ofrecerá también
“The Alienist” para el mundo hispanoparlante. En USA pueden encontrarla en
Hulu. Se las recomiendo.
ALERTA: La Reina
Estelwen me hizo notar que muchas de estas series tienen contenido que afecta a
personas de alta sensibilidad. Aunque el texto puede ser fuerte, he evitado
fotografías perturbadoras u ofensivas. Sin embargo, con tristeza porque es una
gran serie, no se las recomiendo si las afectan escenas de violencia gráfica,
aun mas ya que en la serie se manifiestan en contra de criaturas de pecho.
Desde FB
ResponderEliminarHola. No puedo decir mucho de esta serie, porque no he leído la novela. Fíjate en mi ignoroncia, que dudaba entre sí la había escrito John Katzenbach o Caleb Carr y lo he tenido que mirar. Lo de la mujer negra me parece un pelín presentista, pero la violencia, las bandas. Eso sí me lo creo. Podemos contar con el libro de Herbert Ashbury, que inspiró la película Gangs of New York. Eso ha sido así y no debería sorprendernos que la policía de aquel tiempo fuera tan violenta y corrupta como las bandas a las que combatía, incluso no me sorprendería que muchos de los casos los provocase la policía misma, pero sería un error cebarnos con la policía. No creo que todo fuera malo.
Alfonso Velasco Sendra JiJi, te confundiste con El Analista de Katzenbach. Aunque hay periódicos manejados por afroamericanos desde 1827 en USA, el New York Times no vino a contratar un reportero negro sino hasta 1945. No he leído la novela, pero concuerdo contigo que el rol de Joanna es presentista y fue ampliado para la serie. Tampoco me parece realista esa mixtura de sufragistas blancas y negras, y que a las negritas les caigan los primeros palos policiales…
EliminarA partir de los últimos caps. La policía es vista con menos recelo. Thomas Byrne (quien en la vida real inventó el tercer grado) se redime en el velorio de un personaje y finalmente cree en Sarah que contrata a una de las cinco hijas de Byrne para su agencia de detectives. Nada de esto aparece en la novela, entonces da alguna esperanza al retrato de los policías históricos o presentes . Aunque ya en las nuevas reglas de La Era de la Ignorancia se estipula que nunca mas un policía ha de ser descrito de manera heroica.
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