jueves, 7 de agosto de 2025

Excluidos: Gilded Age 3x07

 


Aunque el título en inglés significa una persona cuya herejía ha llevado a que la Iglesia Católica le niegue la comunión, he preferido usar otra acepción, Según el Diccionario Collins “excomunicated” también se refiere a quienes son excluidos de un grupo como la alta sociedad neoyorquina que excluye a Ward Mcallister, o Marian que incluso hace que impidan la entrada de Larry de casa de sus tías. ¿Qué pasó en este penúltimo episodio? Falta solo un capítulo y vemos que a Lord Fellowes le están gustando los finales violentos.

Peggy a Punto de Ser Excluida

Provoca tristeza ver a Peggy tan ocupada y contenta y saber que ese estado de cosas no va a durar. Todo parece salirle bien. Después de un picnic con su Dr. Kirkland, y una invitación para acompañarlo a un baile, tiene la felicidad de recibir a Frances Ellen Watkins Harper en la Mansión van Rhijn que Ada le ha prestado para un mitin sufragista.



No sabe que una amiga chismosa ha informado a su suegrita de que Miss Scott parece que estuvo casada, tuvo un hijo al que dio en adopción y asistió , junto a sus padres, al funeral del niño. A Mrs. Kirkland se le hacen pocos los pies para correr al consultorio de su hijo y despellejar a la nuera que no desea.



William está alterado. Cuando dijo que no quería saber del pasado de su casi novia no esperaba esto. Su madre empeora el chisme, como suele ocurrir con los chismes. Le dice que tal vez Peggy sigue casada o nunca estuvo casada. Lo importante es que regaló a su hijo. El Dr. Kirkland no aguanta más y parte a la Mansión van Rhijn ,a pesar de que ya es noche, y pide al sorprendido Bannister que llame a Peggy.

Ward Mcallister, Predecesor de Truman Capote

En la vida real, Ward Mcallister protegé de Mrs. Astor, y gran arbitro social de Nueva York cometió un gafe fatal. En 1890 publicó un libro titulado  Society as I Have Found It. En ese volumen el sureño sacaba los trapitos al sol de quienes él había bautizado como  los “400”, la creme de la creme de la sociedad neoyorquina.



Ese actoque más de medio siglo después emulara Truman Capote le ameritó a Mcallister  ser excluido y exiliado de ese entorno social tan amado. También fue excomulgado, convertido en un paria criminal que no merecía la gracia de un conglomerado que se consideraba tan sagrado como la iglesia.

Lord Fellowes eligió adelantar la caída de Mcallisteruna caída de la que nunca se recuperaríaunos seis años. Comenzamos el episodio, con los personajes, incluyendo a Miss Armstrong, leyendo el famoso libro. Lo próximo es que en el salón de la Mansión van Rhijn, Lina Astor, flanqueada por Mrs. Fish y Mrs. Russell, da las ordenes: Ward Mcallister debe ser excluido, nadie debe recibirlo, nadie debe dirigirle la palabra. Son órdenes fáciles de seguir porque no hay familia importante en la ciudad cuyos secretos no hayan sido ventilados en el escandaloso librito.





Mc Callister actúa como si nada. ¿Realmente fue tan ingenuo? Pronto cae en que ha pisado el rabo del león. Las puertas se le cierran, hasta Bertha no le responde el saludo, finalmente irrumpe en la Mansión Astor y se enfrenta a Lina.



En vez de reparar en su error, o darse cuenta del daño que le ha hecho a quien se consideraba su amiga, se vuelve osado. Grita que él inventó esa sociedad, que sin él no existirían, que tenía todo el derecho a exponerlos como lo que eran, codiciosos y arrogantes. Termina ofendiendo a Lina quien no aguanta más y hace que el mayordomo lo escolte hasta la puerta con ordenes de no volver a dejar entrar a Mr. Mcallister de nuevo.



¿Podría Oscar Ser Excluido?

Ada está preocupada por su sobrino que parece no sentir la muerte de su amigo, John Adams. Agnes le dice que a los hombres no los afectan las mismas cosas que a las mujeres. Nosotros sabemos lo que sufre Oscar.

Mrs. Bell, hermana del difunto, invita a Oscar su casa. La reconozco, es una de las amigas de Aurora Fane. A solas, la mujer enlutada confiesa haber sido muy unida a su hermano, saber lo que fue y reconocer la importancia de Oscar en la vida de John. Le dice que John, para evitar escándalo, no pudo incluirlo en su testamento, pero, en secreto, le pidió a la hermana que le cediera a Oscar su casa de veraneo.


Muy conmovido y alterado, Oscar retorna a su hogar y cuando es cuestionado por su madre, tía y prima les cuenta con amargo sarcasmo que John Adams le ha sido más útil muerto que vivo. Agnes se escandaliza, no entiende porque Adams le legó a su hijo una propiedad. Esto es demasiado para Oscar que estalla recordando como se sentó en la parte trasera de la iglesia como si fuese un extraño guareciéndose de la lluvia. Een vez de sentarme al frente, como…”

El llanto gana a Oscar y es su prima quien toma el control de la situación. Explica a las presentes que John Adams rescató a Oscar de la pobreza, resucitó su carrera y por eso su primo le estaba profundamente agradecido. La cámara se enfoca en el rostro de las mujeres, principalmente Agnes, y nos damos cuenta de que saben lo que ocurre, pero Oscar Wilde bien lo explicó cuando acuñó el término “el amor que no puede ser nombrado”.

Marian acompaña a su primo a su cuarto. Le dice que sabe lo que le pasa. Oscar dice que si en verdadsupiera lo rechazaría. Marian dice que, aunque la sorprende, entiende lo que había entre él y John. Que jamás lo rechazaría y que solo quiere ayudar. Oscar la abraza y agrega que ya lo está ayudando.



Para todos los que he visto en redes sociales aborreciendo a Oscar por cobarde y no salir del closet parece que ignoran que hasta 1965, la homosexualidad, sodomía o “crímenes contra natura” eran eso un crimen penado por la ley estadounidense. Gatos Seriéfilos desde el Siglo XVII, ese tipo de felonía era castigado con la pena de muerte.  En 1873, la pena capital fue abolida en Carolina del Sur, ultimo sitio donde todavía se empleaba para los sodomitas. En la Nueva York de 1884, la época de la serie, el castigo eran 20 años de cárcel y trabajos forzados. Por eso, Oscar no anda. enarbolando banderas de Orgullo Gay por la calle.

Marian y Larry

Increíble que Marian sea tan comprensiva con Oscar y tan tajante con su novio. Larry ha retornado de Arizona para encontrarse con una carta criptica. Cuando va a la Mansión van Rhijn Ada lo recibe en la puerta. Viene a devolverle el anillo. ¡Qué vergüenza, hasta para eso Marian usa a la tía! El pobre Larry no entiende nada. “No soy tu enemiga” dice la avergonzada Mrs. Forte, pero no le puede explicar porque Marian cambió de opinión.

A solas con su tía, Marian se queja dramáticamente de que todos los hombres de su vida le han fallado y que prefiere quedarse solterona y así no sufrir. Ante tal burrada, Ada pierde la paciencia. Le dice que ni se imagina la soledad de una solterona, que ella agradece el poquito de amor que tuvo y espera que su sobrina nunca sienta esa soledad.



Como no lo dejan entrar a la Mansión van Rhijn, Larry va a buscar a Marian a su trabajo. Ahí por fin se entera del motivo de la ruptura. Pide perdón y dice que no hizo nada malo y si mintió fue para evitar justamente lo que está pasando.



Marian, burlesca, dice que si acaso en el futuro deberá esperar  más mentiras cada vez que Larry quiera evitar un tema desagradable y que solo se disculpa porque lo han descubierto. Llegan las alumnas de Marian y Larry debe marcharse.



Marian sigue en onda generosa y lleva a Jack a ver una casa para rentar. El ex lacayo aprovecha para narrarle lo que realmente hicieron en el Haymarket. Así Marian se entera que Jack nunca dejó solo a su ex prometido y que solo se bebieron unas copas. Pone cara contrita. A ver si aprende a no ser tan rápida en sacar conclusiones erradas…



Bertha Excluida por su Propia Familia

Bertha y Andree han regresado de Europa. El trio de la cocina le pone una trampa a la francesa. Le dan una falsa noticia. Un día después ese chisme circula en los periódicos. Al ser enfrentada por Church y Co. la doncella responde con cinismo que le caen bien los criados y la patrona, pero $40 ($400 de hoy en día) por chisme fueron más importantes.

Unos días después de su regreso, Bertha se encuentra con su marido que ha venido a recoger unos papeles. Corre a contarle las ultimas noticias (el libro de Mcallister). Casi grosero, George le dice que no tiene tiempo para chismes. Bertha insiste. Lo que pasa en la alta sociedad los afecta. George ahora alza la voz y le anuncia que están al borde de la ruina. Asustada, Bertha indaga sobre la situación, pero Mr. Russell ha llegado a despreciarla tanto que ni siquiera quiere compartir su información con ella.

Todo parece arreglarse con la llegada de Larry y sus buenas nuevas de Morenci. Ha comprado las minas. George está encantado, planea usar la promesa millonaria de esas minas para convencer a los Merrick que le vendan las acciones.  Sin embargo, Larry no ha podido ver a Marian. Vuelve muy confundido a su casa y le cuenta sus padres que su novia rompió con el y desconoce la razón. Por una vez estoy de acuerdo con Bertha en que esa actitud habla más mal de Marian que de Larry.



Su hijo estalla y le acusa de haber intervenido en su romance. Bertha se escandaliza como la cree capaz... Su esposo la interrumpe “sabemos de lo que eres capaz”. Larry acusa su madre de no importarle nadie. Para ella los humanos son meros peones que la ayudan en sus planes de dominar el mundo. Se niega a vivir bajo el mismo techo y también se marcha al club. Bertha queda sola en una inmensa mansión. Pero Bertha siempre cae parada.



Lina Astor ha decidido que con tanto escandalo debe cancelar el Baile de Newport, pero es imposible hacerlo, casi tan imposible como para Mrs. Astor ser la anfitriona. Le cede el puesto a Bertha. Mrs. Russell vuelve a su casa y se encuentra a su hijo y a su esposo hablando de negocios.

Les cuenta que ha sido elegida para conducir el baile de Newport y que Gladys y su marido vendrán a Rhode Island para ese evento. “Vuelves a tener tus peones en el tablero” le dice su hijo en tono sarcástico. Bertha, un poco perpleja ante la falta de interes,  les cuenta que la espía era Andree. “Siempre sospeché de ella” comenta George sin levantar la cabeza de los papeles que examina. Acto seguido, los hombres le dan vuelta la espalda, la ignoran, la excluyen



En un acto de generosidad, Bertha se digna a recibir a Ward Mcallister. Le cuenta la buena nueva y anuncia que a cargo del baile abolirá la prohibición de recibir divorciadas. Mcallister pregunta si su magnanimidad lo alcanza a él. Sabiamente, Bertha le recuerda que el escritor actuó por iniciativa propia, consciente de las consecuencias de sus actos. En cambio Aurora y Charlotte son victimas de un sistema patriarcal. Mcallister le pregunta si puede ayudarlo, pero Bertha, con tristeza, dice que ha aprendido a no sobrestimar su propio poder.



Lady Sarah Pasa a Ser Excluida

George le escribe a su yerno contándole sus problemas financieros. Hector le dice a su hermana que no cuenten con dinero Russell ese mes y tal vez nunca más. Lady Sarah exige que devuelva a Gladys (como si fuera un vestido que le quedara grande) y se altera cuando su hermano se niega a devolver a su esposa.

Hector saca a pasear a su duquesa por un jardín en su propiedad. Le señala los irises y le dice que el color le recuerda el vestido que Gladys usó en la ópera. Su mujer se conmueve de que él la recuerde. El Duque le cuenta de la carta recibida de su padre. Gladys se preocupa. ¿Qué sucederá si ya no llegan remesas? .”Cruzaremos ese puente cuando lleguemos a el”, le dice Hector.



Esa noche, antes de la cena, el duque va al cuarto de su esposa y la tranquiliza. Nada cambiará aunque ya no tengan dote que esperar. Gladys se atreve a decirle que hay un hombre dentro de Hector mejor que su exterior y debe dejarlo aflorar.



Casi al final del episodio, Los Buckingham reciben buenas noticias de América. La fortuna familiar está intacta, Mami Bertha va a ser la chambelana del Baile Anual en Newport y los quiere a los Duques de Buckingham ahí. Hector y Gladys lo anuncian a Sarah. Como Lady Sarah no está invitada, esperan que vaya a divertirse a Londres en vez de seguir esclavizada al cuidado de Sidmouth.

Sarah pregunta si deberá abrir la casona familiar en Londres, pero Hector suavemente le dice que ya es hora que se compre su propia casa. Sarah observa las manos de su hermano cogidas a las de su cuñada. Se da cuenta que Hector se ha enamorado de la “heredera yanqui” y ella ha quedado excluida.



Un Disparo en La Noche

George convence a los Merrick (off camera) de venderle sus acciones poniendo como colateral las minas de cobre. Se da el gusto de llamar a Sage y humillar a Clay ante el ferrocarrilero. No supo investigar y se le pasó el verdadero valor de las minas. El indignado Sage se marcha, pero antes despide a Clay. Este queda ahí, sibilante lleno de veneno, y le dice a George que no crea que no se enfrentarán de nuevo. “Soy como las cucarachas” dice Clay, no es fácil destruirlo.

Esa misma noche, en su oficina, George discute negocios con sus secretarios. Alguien golpea la puerta. Es un mensajero su mensaje está dentro de un revolver, les dispara a los secretarios y luego a George…

Factor Moda; El vestuario no estuvo tan feo porque Bertha y Marian usaron trajes ya vistos. El peor traje fue este de Mrs. Astor,  una tela pesada y un color que uno asocia con pañales usados.



Quien estuvo de estreno fue la Duquesa de Buckingham. No está mal este vestido, pero lo afean estas charreteras de plumas que parecen ligas de corista.




En cambio este si me gusto. Muselina y tul blancos con un toque de color de parte de un bustier en terciopelo verde almendra.




2 comentarios:

  1. Desde FB de Andrés Paredes Sotomayor
    Disfrutando esta temporada como chanchito en el barro, como en los mejores días de Downton. Pero sí, Marian debería tener una historia potente aunque la actúe regular. Tal vez si la hubiesen dejado brunette resultaba algo distinto

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    1. Para Andrés Paredes Sotomayor Yo creo que ni con pelo oscuro se salva el personaje. ES que es incoherente ya tiene un team que te muerde si dices algo sobre ella. No habria problema si fuera un pesonaje terciario, como Daisy en DA que era parecida en sus reacciones erraticas y tan mamerta como la Brooks, pero que te la vendan como la heroina...Nica! Un abrazo hasta tierras gelidas, Amado Accolon.

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