A partir de Los
90, el Western televisivo no volvió a
decaer. Entró en el Tercer Milenio con vigor gracias a la proliferación de
canales y sistemas de cable, llegando hasta
las plataformas de streaming. Grandes maestros del cine como Steven Spielberg
probaron suerte en miniseries sobre el Oeste. Hace cinco años que el género tiene
un rey sin corona, Taylor Sheridan, creador del neo-western Yellowstone que
se ha convertido en el programa más visto del cable básico de USA.
Debido a la proliferación
de canales de cable y plataformas de streaming, la cantidad de series de
vaqueros hechas entre 1996 (año en que me rehabilité del hábito) y hoy, es inmensa. Imposible para mi verlas y reseñarlas
todas. Por eso he elegido las más características, y, según mi opinión, las mejores. Tengan en cuenta entonces que
este es un trabajo subjetivo. La explicación viene a raíz de que he dejado
afuera el considerado clásico del género: Deadwood.
Esta serie de HBO
dicen que tuvo mucho éxito. Dicen, porque pocos la recuerdan. No como se
recuerda Bonanza u otros verdaderos clásicos de la televisión. Duró tes
temporadas, comparémoslas con Hell on Wheels de cinco y Yellowstone
que cerrará tras cinco años y con promesas de secuelas y precuelas.
Lo que vi de Deadwood fue una ensalada
de violencia, música anacrónica y personajes legendarios que no se parecían a
los de su leyenda. En resumen, no me pareció novedosa ni que aportase nada
nuevo al género con su revisionismo chapucero.
Steven va al
Oeste
Aunque tampoco me
gustó, tengo que aceptar que Into the West (2005) es un inicio de la
nueva ola del género de cowboys, que deja atrás el mito del vaquero
independiente y se adentra en los oscuros recovecos de la conquista del Oeste. Después
de su exitazo de Band of Brothers, Steven Spielberg volvió los ojos
hacia la historia del Far West desde sus inicios hasta la masacre de Wounded
Knee . Para eso eligió dos héroes, uno blanco, Jacob , y su cuñado Cheyenne, Amado por los Búfalos . Me temo que, aunque
desde la Dra. Quinn que me fascinan los Cheyenne y su cultura, la saga del Búfalo (Zack McClarnon) me aburrió
un poco.
No que Jacob me
cayera bien. Su arco traía problemas. La necesidad de hacerlo participar en
casi todos los momentos históricos del Far West hizo la trama complicada e
inverosímil. El otro problema tiene que ver con el personaje. Tras interpretar
al siniestro, pero justo, Capitán Spiers en Band of Brothers, Matthew Settle
iba camino a ser estrella con filmes como La Profecía Celestina y su
interpretación de Warren Beatty en La historia de Natalie Wood. Ser el
protagonista de una serie de televisión dirigida por el gran Spielberg ya parecía
el trampolín que faltaba, lástima que el personaje le quedó estrecho.
La trama comienza
en Virginia en 1820. Jacob Wheeler es un adolescente que desprecia el negocio
familiar, a su familia y a la civilización de un país que todavía está en pañales.
No tiene razones para tanto desprecio solo el sueño de ir a meterse más allá de
La Frontera y ver lo que hay ahí. Cuando se entera que el legendario explorador
Jedediah Smith (Josh Brolin) prepara una expedición hacia la Costa Oeste,
decide unírsele en St. Louis.
Huye de su casa y
es perseguido por sus hermanos. Jacob convence a su hermano Nathan que lo siga,
pero al llegar a St. Louis, la partida
de Smith los rechaza por amateurs. Nathan juega en una mesa de póker y se gana
unos títulos de tierras en Texas. Jacob no quiere seguir al hermano y saca a
relucir razones infantiles y racistas como que en Texas nadie habla inglés y
son todos católicos.
Esta
animadversión por los mexicanos y los hispanoparlantes reaparecerá más tarde
cuando Jacob (que finalmente se ha unido a Jededla Smith) es arrestado junto
con la partida en California, por tropas mexicanas. La serie describe a los
californiano como injustos y crueles (¡hasta los franciscanos!) sin reparar en que los estadounidenses han
entrado en una California que es parte de México.
El Padre Prior aprueba el asesinato de los gringos
Ese sesgo anti-latino fue lo que me alejó de la serie, aparte de que el protagonista nunca me inspiró simpatía. Era tonto, torpe, lleno de prejuicios. Reitero que el ángulo indigenista tampoco me atrajo. La excepción fue Corazón de Trueno (Tonatzin Carmelo), hermana de Amado por los Búfalos. Después que su familia Lakota le permite casarse con Leveque, un comerciante de pieles, la joven india establece su familia en los bosques. Spielberg parece creer que, si los blancos hubiesen solo sido exploradores y comerciantes de pieles en territorio indio, jamás hubiesen ocurrido masacres, expropiaciones de tierra y destrucción de estilos de vida nativos.
Sin embargo, esa
existencia paradisiaca es interrumpida cuando unos bandidos asaltan la casa de Leveque,
lo matan, le roban la hija y venden a Corazón de Trueno como esclava. Es así
como la conoce Jacob quien por una vez tiene una genial idea: salvarla. Con dinero prestado por un amigo
negro, y tras matar a su rival en la compra de Thunder Heart, la adquiere, la
libera, y se casa con ella.
Jacob acompaña a su
esposa a conocer a sus parientes políticos que lo reciben cordialmente. No así
su gente en Virginia. Cansado de tanto prejuicio, Jacob se marcha de regreso a
La Frontera ahora acompañado de su hermano Jethro. De ahí siguen cien aventuras
que ponen a Jacob y los suyos en el centro de eventos importantes en la
historia del Viejo Oeste desde la Fiebre del Oro hasta la masacre de Wounded Knee.
En un momento creen a Jacob muerto. Su viuda se casa con Jethro y cuando Jacob
retorna a lo Enoch Arden, debe alejarse para no hacer mal tercio.
La historia del Oeste
la retoma su hija Margaret, una fotógrafa, y sus primas Wheeler que protagonizan uno de
esos convoyes infernales que iban rumbo a Oregón. Las peripecias que viven esos
pioneros con gente ahogada en cruce de ríos, y otros a los que les amputan piernas, las pidió prestada Taylor Sheridan para su caravana
a Oregón de 1883
Finalmente,
Jethro estira la pata de puro borracho y Jacob recobra a su mujer. La saga
acaba en un final dulzón donde Jacob cuenta su historia a sus nietos. A pesar
de ser nominada como Mejor Miniserie a un Globo de Oro, y recibir muchas
nominaciones al Emmy, a mí me pareció un esfuerzo mediocre de Spielberg. Matthew Seattle se me cayó como actor y solo
lo salvó su Rufus Humphrey de Gossip Girl.
Into the West cerró por un rato la producción de Westerns.
En el 2008 debutaban en la televisión estadounidense dos series de culto ,
ambas con ribetes de neo-western. Me refiero a Breaking Bad y a Sons
of Anarchy donde trabajaría un actor con ínfulas de escritor llamado Taylor
Sheridan. Parecía que ese sería el nuevo trayecto al Oeste hasta que en el 2012
apareció otra gema sobre el Far West histórico.
Y Llegó El
Ferrocarril
Yo no quise ver Hell
on Wheels en su momento cuando la pasaba Cinemax en Chile. Tenía miedo de
recaer en la fiebre del Western. Tenía razón, es lo único en este siglo que
rivaliza con — y a ratos supera— las precuelas de Yellowstone.
Infierno sobre
ruedas narra la epopeya
de la construcción del Unión Pacific , el tren que uniría a ambas costas de los
Estados Unidos. El hombre detrás de ese proyecto es el soñador, pero
inescrupuloso, médico-empresario Thomas “Doc” Durant (Colm Meaney). La serie
cubre el trayecto de construcción del ferrocarril desde 1866 hasta su
culminación en California en 1869.
Son tres años en los que vemos como la nación responde al progreso mientras sus heridas de guerra todavía no sanan. Vemos como el Oeste va entrando en una era de adelantos y como eso afecta la vida de inmigrantes, esclavos recién manumitidos, y mujeres que buscan nuevas oportunidades en este universo ferrocarrilero sean laborales o matrimoniales. En la última temporada, nos encontramos con los coolies asiáticos y el racismo que los recibe, y por supuesto, un tema obligatorio es como los rieles atravesaron territorio indio y como los nativos reaccionaron a esta invasión .
El protagonista es Cullen Bohannon (Anson Mount) un ex coronel del Ejército Confederado. Acabada la guerra, retorna a su plantación de tabaco en Mississippi y descubre que los yanquis asesinaron a su mujer y a su hijo. El ex oficial se embarca entonces en una misión de venganza, rastreando y ejecutando a cada uno de los hombres que le quitaron a su familia. Así llega hasta el asentamiento ferrocarrilero en Colorado. Ahí acaba su misión ya que cae bajo el embrujo del sueño de Durant y el de otra mujer.
Lily Bell (Dominique
McElligott) es una aristócrata inglesa que ha seguido a su esposo hasta el Oeste.
Robert Bell es un ingeniero que cree fervientemente que un tren
transcontinental. Mientras la pareja está delineando el terreno en La Pradera, son atacados por indios que matan a Robert.
Lily, malherida, logra huir con los
mapas. Para cuando es rescatada por Joseph (Eddie Spears) , un joven indio cristiano, y Bohannon, Lily se ha convertido en una heroína de la
prensa: “La Doncella Rubia del Oeste”.
Lily no quiere
ser una imagen idealizada ni volver a su mundo de privilegios. Quiere cumplir
con el sueño de su marido y chantajea a Durant para que la deje ocupar el
puesto de Robert y ayudar en la construcción del Unión Pacific. ¿Pero qué
sucederá cuando tanto Doc como Cullen Bohannen se enamoren de ella?
Pequeño spoiler, Lily
será una más de las mujeres a las que el ex coronel ame durante estos tres años
en los que vivirá cien aventuras en la compañía de personajes muy diversos. Como
Elam Ferguson (el rapero Common), ex esclavo, con el que Bohannon sostendrá una
relación amor y odio parecida a la de Corey y Jamal en The Outcasts. El
sureño también protegerá a los hermanos McGinnes unos chico irlandeses que han
venido a hacerse la America, aunque eso les cueste el alma. Sobre ellos
revolotea un buitre, El Sueco (Christopher Heyerdahl) , ex prisionero de Andersonville
que odia a Bohannon por ser Confederado, y busca destruirlo mientras hace una fortuna
robándole a Durant.
Se trata de una
serie diversa que se apoya en el crisol de raza que construyó el ferrocarril,
pero la narrativa de Los Hermanos Gayston no tiene remilgos woke. Por eso los
personajes son más reales. vemos a los Dog Soldiers, Cheyennes renegados, poner bombas en el rieles y a Cullen ir en su
busca en una expedición punitiva que lo pondrá hombro con hombro con los
soldados norteños que una vez combatió. Un shock para el oficial de caballería es
tener que cabalgar junto a un” Espalda Gris”(mote despectivo para los
Confederados), un negro (Elam) y un indio.
El indio es
Joseph Luna Negra, un personaje trágico. Hijo de un jefe Cheyenne cae bajo el
embrujo de un predicador borrachín, se convierte al cristianismo, se corta el
cabello y termina matando a su hermano que se ha convertido en un líder de Dog
Soldiers. Joseph descubre que no tiene cabida en ningún mundo y tras un trágico
romance con una blanca, se marcha del “Infierno
sobre ruedas”, apodo del mundo rodante de los constructores del ferrocarril.
La serie es
clarísima en describir el racismo que impera en el Oeste de la postguerra, pero
sus personajes aun los villanos son muy humanos (los asesinos de Mary Bohannon
expresan su arrepentimiento antes de que Cullen los mate). Incluso el gran
villano de este cuento, “El Sueco”(que es noruego) arrastra un trauma de su
estadía en Andersonville que lo obligó a cometer actos que los deshumanizaron
totalmente.
Un interesante
caso de racismo aparece en el personaje de Eva (Robin McLeavey), una niña
mormona secuestrada por los indios quienes le tatuaron en el rostro su precio (“un
caballo y tres cobijas”) . Retornada al mundo blanco, pero marcada de por vida,
Eva solo tiene un camino para sobrevivir: la prostitución. Ahí sigue
experimentando malos tratos y burlas. El mundo blanco no la acepta, pero cuando
inicia un romance con Elam, serán los
irlandeses quienes pongan el grito en el cielo ante este acto de contaminación
racial.
Una ironía es que
Toole (Damian O’Hara) , líder de los obreros irlandeses, le dice a Elam “Para los ingleses, los
irlandeses somos como negros”. Otra
ironía es que tras sobrevivir una bala de Elam en su nuca, Toole tiene una epifanía
y se convertirá en protector y apoyo de Eva.
Podría seguir
llenando páginas con elogios sobre una serie que por cinco temporadas se las
arregló para narrar la epopeya ferrocarrilera insertando en ella todos los
aspectos de la vida del Oeste incluyendo los conflictos con los indios y la
inmigración china. Tomó años antes que surgiese otro Western que le llegase a
la altura.
Pueblos de
Amazonas
La Dra. Quinn
dejó un par de botines decimonónicos que llenar y muchos westerns han querido
enfocarse en personajes femeninos. Dos de los mejores ejemplos son miniseries
limitadas que giran en torno a pueblos de mujeres.
En Tubi he
encontrado una gema desconocida. Strange Empire (2013) comienza en 1870 en Montana con
una travesía de vagones que van como un tren dejando pasajeros a diferentes
estaciones. El destino final es Toronto a donde van el Dr. Bleigh, de regreso a su práctica médica, y su joven esposa Rebecca estudiante de
medicina y dotada de una mente brillante y de gran capacidad para el dibujo. Los
Bleigh hacen amistad con los Loving una pareja de recién casados camino a su
rancho en la frontera canadiense.
En el viaje,
ambas esposas se hacen amigas de un par de huerfanitas preadolescentes, y se
horrorizan al saber que han sido compradas por un tal Capitán Slotter , dueño
de una mina cercana y que las quiere para su burdel de mineros. Kat Loving Y
Rebecca, ocultan a las niñas al llegar a una estación y quieren hacer creer a
Slotter que sus presas huyeron. Él no les cree y fragua una terrible venganza.
Una noche en que
los hombres de la caravana andan de cacería, los viajeros son atacados por una
banda de indios. Todos los hombres mueren con excepción del Dr. Bleight que
queda malherido. Slotter ofrece amparo a las mujeres, que son llevadas a Jane
Town. Ahí la prostituta, Mrs. Fox, les canta lee la cartilla. Ese es un pueblo de
rameras, se quedan practicando la profesión más antigua del mundo o se van por
donde vinieron.
Algunas aceptan y
encuentran independencia en su nuevo empleo.Ootras se quedan, pero
estableciendo sus propios negocios desde una destilería de whisky hasta una
agencia matrimonial. Rebecca se queda ya que su esposo no puede viajar y se
convierte en el médico de su comunidad. Kat debe rescatar a las que ya
considera sus hijas que han sido incorporadas al burdel de Slotter. Gracias a
la generosidad de Rebecca, y con ayuda e Isabelle, la esposa de Slotter, recupera
a las niñas, pero insiste en quedarse y exponer al asesino de su esposo. Solo
Rebecca la apoya, pero para ese entonces ya nos hemos dado cuenta de que Mrs.
Bleight es lo que hoy llamaríamos autista.
En cambio, las
mujeres “cuerdas” prefieren estar en la buena con Slotter y ser parte de su
dilapidado imperio. Su desconfianza aumenta cuando descubren que Kat es una
metis , mitad blanca mitad Cree. ¿Podrán estas mujeres superar sus
prejuicios raciales, sus intereses mezquinos para unirse en contra de Slotter?
Era es la pregunta que los 13 episodios de Strange Empire quiere responder y lo
hace de manera magistral.
Revisando el
historial de Netflix de los últimos seis años encuentro solo dos producciones
recomendables, bien hechas, y exentas de propaganda panfletaria. Una fue la
galardonada Gambito de Dama (2020) y la otra es el Western Godless (2018) que, como Strange Empire gira en torno a un pueblo de mujeres.
Roy Goode (Jack
Lowden) ha sido criado como un hijo por el famoso bandido Frank Griffin (Jeff
Daniels). Harto de las brutalidades de su padre adoptivo, Roy decide huir llevándose
el botín del último asalto, Frank lo persigue, hay un duelo y ambos resultan heridos. Roy
logra llegar a una parte del oeste de Nuevo Mexico, al rancho de la viuda Alice Fletcher (Michele
Dockery) donde es curado de sus heridas y donde consigue un empleo domando
caballos a cambio de lecciones por parte de la viuda.
El Pancho Fletcher
queda en las afueras del pueblo de Labelle una aldea que tiene la particularidad
de que sus habitantes—aparte de un par de viejos y del sheriff— son
solo mujeres. Hace un par de años un derrumbe en la mina (propiedad de Alice)
mató a todos los hombres del pueblo. Desdé entonces las mujeres odian y aíslan
a Alice mientras se reinventan para mantener a Labelle a flote, aunque
signifique cambiar de empleo (la prostituta se vuelve maestra) o como la viuda
del alcalde, ponerse los pantalones del marido, ocupar el puesto del difunto e
incluso cambiar su orientación sexual.
Scott Frank
(quien adaptara Queen’s Gambit para la pantalla chica) ha creado un
universo en Godless que, aunque revisionista conserva muchas de las
características del Western tradicional. Aquí en un Nuevo México de 1883, ha
recreado el espectáculo del bandidaje, los indios buenos y malos, la
importancia de la minería en la economía del Far West y la lucha de la mujer
para sobrevivir una vez que su hombre desaparece. Alice ha enterrado a dos
maridos y puede entender el luto y la desorientación de las mujeres de Labelle
que creen poder vivir sin hombres, pero
enloquecen cuando sienten en el aire el olor a la testosterona.
Godless es una fábula que invita a muchas lecturas,
la primera es sobre diversidad y segregación. Labelle, poblado de mujeres solas,
está encuadrado por otras poblaciones
marginales. Por un lado, tenemos la Reserva Paiute de donde ha venido Alice con
su suegra y su hijo mestizo. Al otro lado está la muy cerrada villa de ex Buffalo Soldier y sus familias. Las tres
comunidades de diferentes colores viven con mínima interactuación entre ellas.
Es solo cuando viene la amenaza de Frank Griffin que descubren que es mejor
unirse para sobrevivir.
En Labelle existe
una aparente armonía entre mujeres que han encontrado libertad para andar
desnudas como una pintora alemana, o para encontrar amor en su mismo sexo como la
alcaldesa Mary Agnes. La realidad es que son un polvorín, riñen
entre ellas, y dirigen su mayor toxicidad a su congénere Alice. Aparte que su
frágil tranquilidad es constantemente amenazada por grupos de hombres sean la
partida de bandidos o una compañía de ambiciosos oportunistas que quieren
volver a abrir la mina y de paso estafar y dominar a las mujeres.
Godless también abarca otras metáforas como la
falta de visión que nace de la autocompasión reflejada en la incipiente ceguera
física del Sheriff Bill que lo hace ciego a las necesidades de su familia y a
las posibilidades de apoyarse en otros. Otra metáfora es el analfabetismo de
Roy que lo ha llevado a irse por el mal camino y es solo cuando Alice le enseña
a leer que descubre el verdadero sentido de ser humano y vivir con dignidad.
Godless fue nominada varios Emmies ganando en las
ternas de música, mejor actor (Jeff Daniels) y Mejor Actriz (Merrit Weaver como
Mary Agnes). El Washington Post y Variety la nombraron una de las
diez mejores miniseries del año. Mi gran sorpresa es que esta joya sea un
original de Netflix. Es lo que la hace un clásico del pasado, pero también un
referente de futuras visiones del Oeste. Su final con el protagonista en una
playa californiana recuerda al final de 1883, solo que en Godless
es un símbolo de esperanza.
El Hijo Ilustre
de Texas
Hell on Wheels hoy se consideraría políticamente
incorrecta. Solo Taylor Sheridan se ha atrevido a rebasar sus límites. Lo más
cercano en este revisionismo descarnado, y que no busca excusas, del Oeste y de los hombres que lo explotaron
nos llegó con The Son. En dos temporadas , AMC intentó llevar a la
pantalla la obra bestseller de Mike Myers. Pierce Brosnan es el “hijo ilustre”
de Texas, un poderoso señor del ganado que a comienzos del siglo XX transfiere
su negocio a la industria petrolera lo que lo coloca en pugna con rancheros Tex-Mex.
Implacable,
ambicioso y cruel hasta con los suyos, Eli representa una perseverancia que ha
escalado por siete décadas hasta llegar a la cúspide del poder. A través de
flashbacks descubrimos que Eli presenció en 1849, la masacre de su familia por
parte de los Comanches que lo criaron. A punta de golpes, Eli aprende a vivir
de acuerdo a la ley indígena, a ser duro, persistente y a creer que solo el más
fuerte sobrevive.
Aun interpretado
por Pierce Brosnan, Eli cae mal, sobre
todo por su deslealtad con viejos amigos y su opresión de sus hijos, aun así,
logra criar una nieta que es su estampa. Vemos muchas de las características más
oscuras de Elí en Jacob Dutton, sin tener el personaje de Harrison Ford en 1923,
las excusas ni traumas que carga el
personaje de Pierce Brosnan. Y ya es hora de hablar de Taylor Sheridan.
El Wunderkind
de la Paramount
Con Sheridan nos
encontramos ante el caso de un wunderkind (“niño maravilla “), una
especie perdida en días de billonarios que se hacen ricos por no crear nada
realmente beneficioso o de gran calidad artística. Taylor Sheridan va camino a
hacerse un espacio en la historia del arte televisivo y de ser billonario (hoy
por hoy recibe 500 mil dólares mensuales). Eso si detiene su hubris.
El creador del
universo Yellowstone es una de esas avis raras, tipo Al Ruddy y Bob
Evans, que Paramount deja anidar en su tejado y que han hecho grande a la
firma. Como los mencionados, es un autodidacta en lo que hace. Aún más increíble,
ni siquiera tiene un título universitario. Abandonó la universidad cuando como
Mark Zuckerberg, descubrió que se podía
llegar alto sin un título.
Se dedicó a
actuar llegando a tener un rol reconocible en series como Sons of Anarchy
y por entonces se le ocurrió que podía escribir guiones, al menos sobre un
mundo que el conocía, el de los cowboys
modernos y la vida en un rancho del Tercer Milenio. Su primer gran éxito fue Sicario
en el 2013. Dos años más tarde arrasaba con la crítica y taquilla con Hell
or High Water que recibió muchas nominaciones entre ellas una al Oscar por Mejor
Guion.
Taylor Sheridan
se había hecho de un nombre en la industria. Fue entonces que tuvo la audacia
de presentar un proyecto de serie a HBO. Esta compañía miró con desprecio la
historia de un rancho en la moderna Montana donde el patriarca sigue
experimentando los mismos problemas del Lejano Oeste (bandidos codiciosos, políticos
corruptos, indios descontentos etc..) pero en un marco del Siglo XXI.
Fue en Paramount donde
aceptaron el cuento de Sheridan y salieron ganadores. Para la segunda temporada,
Yellowstone tenía una aceptación de más de 9 puntos en audiencia y la
serie había revitalizado la carrera de Kevin Costner que llevaba el rol
protagónico. John Dutton III encarnaba los valores de Taylor Sheridan: nostalgia
por un Lejano Oeste del pasado donde había menos corrupción y más libertad; tribalismo,
exaltación de lo rural por sobre lo urbano, y desconfianza del progreso.
Estas virtudes
harían que muchos críticos clasificarán al neo western como “conservador” Con
tal membrete lo descalificaran para siempre en las ternas de galardones. Tan
obvio era ese desprecio que en el New York Times insinuaron
que la razón por la cual no se premiaba Yellowstone era su anti-wokismo_. Más claro lo dijo Nola Ojomu en el Daily Mail. Artículo que mereció un disclaimer de parte de Daniel
Feinberg en The Hollywood Reporter argumentando que tal acusación era falsa.
No sé qué me da más
risa, que si los progres usen un término
que dicen les han colgado los conservadores, o que tanto articulo reafirme la
conciencia de que para la critica el producto ya trae olor a republicano y por
lo tanto no merece premio (finalmente en el 2022, Kevin Costner recibió un Globo
de Oro como Mejor Actor en una Serie Dramática).
Aunque Taylor Sheridan niegue calurosamente ser republicano o cercano a las políticas del Trompo, lo cierto es que sus tesis e ideas esbozadas por el protagonista de Yellowstone pueden resultar incomodas para la cultura imperante. El desprecio hacia a la autoridad, la importancia del clan por sobre las leyes y convencionalismos que aporta la civilización, y el miedo de como el progreso destruye la magnificencia del Oeste son más patentes en las secuelas de Yellowstone.
En 1921, debutaba en la plataforma Paramount + 1883, una historia de origen que explicaría
los motivos para que el primer Dutton arrastrase a su familia desde Tennessee
hasta Montana. En una macabra travesía que sale de Fort Worth Texas, Los Dutton
se unen a una caravana rumbo a Oregón. A lo largo del camino van dejando
tumbas, pero también cambian su piel de civilizados por la de vaqueros
curtidos.
Aunque la serie
limitada acabó en el sitio donde se establecerá Yellowstone, la serie-madre, a
través de la Cuarta Temporada introdujo flashbacks sobre la vida de Los Dutton
ya establecidos en una especie de choza muy alejada la mansión donde viven
Kevin Coster y su familia. Ahí sabemos cómo muere James en 1894.
La próxima
secuela pega un salto de casi 30 años y se sitúa en una Montana que coquetea
con el progreso mientras los nuevos Dutton encabezados por otro patriarca—rol
que atrajo a Harrison Ford a la pantalla chica— luchan por mantener un
estilo de vida que no corresponde en la era de refrigeradores, donde los
automóviles reemplazan al caballo, donde la Prohibición cierra saloons y
donde corruptos dueños de minería y ovejeros rencorosos quieren apoderarse del Rancho
Hutton (que aunque más grande todavía no es el Yellowstone).
Situadas en los años
que indican sus títulos, ambas miniseries evocan una época en que la conquista
del Oeste ofrecía peligros impensables para los incautos, pero también una sensación
exhilarante de libertad sobre todo para las mujeres. Si en 1883,
Sheridan tiene como heroína y portavoz a Elsa Dutton, una adolescente que se
desprende tanto de ropa como de convencionalismos sociales en La Pradera, en 1923,
la matriarca Cara (Dame Helen Mirren)aconseja a una nueva adición a la familia
de que debe olvidar sus sueños femeninos, recordar que las mujeres en el
universo ranchero vienen después de las vacas, pero que a cambio poseerá una libertad
insospechada por sus congéneres civilizadas.
Aunque este año
cierra sus puertas la etapa Kevin Costner de Yellowstone, la saga
continua. Taylor Sheridan entre su trabajo otros neo-western como The Mayor
of Kingstown y la comedia de gánsteres The Tulsa King con Sylvester
Stallone, está desarrollando otra
precuela del diario vivir de Los Dutton con 1944; una serie sobre los sheriffs del Far West, y
se rumora fuertemente que el universo Yellowstone continuara, pero ahora con Matthew
McConaughey (o Josh Lucas) al timón.
En este momento
el western está de moda y no solo en la Paramount, pero si el universo
Yellowstone se cifra en un mundo de machos donde las mujeres son cómplices o víctimas
¿no hay perspectivas femeninas de La Frontera que sean feministas? ¿Qué pasa
con la diversidad racial en este revisionismo del Far West? De eso se tratarán
nuestras próximas entradas.
Amiga, yo nunca he sido muy fanática del western aunque como te he comentado, me encantó Lonesome Dove y quiero volver a verla. De chica vi un poco de westerns con mi papá y he comenzado algunas series con el coronel como Hell on Wheels (pero no me atrapó, ya ni me acuerdo porqué). Estas de las mujeres Amazonas que cuentas me interesan más. A la actriz de Godless la vi en Anatomy of a Scandal y Defending Jacob, pero ambas son contemporáneas.
ResponderEliminarLeyendo sobre esas dos series de pueblos de mujeres recordé con nostalgia Aquelarre. Esa si que volvería a ver! (Junto con Pampa Ilusión son mis teleseries chilenas favoritas!) Por cierto, el otro día me sorprendiste diciendo que Pampa Ilusión era un western, pero como sabes, hubieron tantas cosas que me gustaron de esa novela: la trama, los personajes, el humor, la ambientación, que no se "sentía" un western. :)
Sabes que yo si noté algunos detalles woke o al menos PC en Yellowstone? Por ejemplo, tienen muchas mujeres en posiciones de poder, los hombres blancos son los más malos de todos, mientras que los nativo-americanos de ser antagonistas al principio pasan a un lugar de consejeros y guías espirituales en la cuarta temporada. Además la esposa de uno de los hijos de Dutton, que es de esa tribu, se pasa quejando en la universidad donde da clases de la opresión a su gente y bla, bla, bla. A pesar que John Dutton, su suegro, la trata super bien y tiene a toda la familia de KC viviendo en Yellowstone (además de ser mentor del hijo de ellos) ella se la pasa con cara de asco todo el día y con actitud de víctima. INSOPORTABLE! Pasaba tan poco con esos personajes que yo estaba rogando que KC la traicione con otra indiecita guapa que hay por ahi. Mi conclusión es que si creo que presionaron a Sheridan porque hubo un cambio medio obvio de las primeras temporadas a las últimas.
Lo otro que fue super PC en Yellowstone es que en la cuarta temporada DE LA NADA hay manifestaciones en el pueblito de gente tipo PETA y environmentalists liderados por una mujer insoportable que John Dutton saca de la cárcel y lleva a su rancho para luego acostarse con ella (fue un total WTF moment, ja ja). Claro que antes él le da buenos razonamientos para la ganadería y ella ve como salvan a un corderito que esta atrapado en una cerca.
ResponderEliminarAmiguis, disculpa la demora. Ayer hizo tanto calor que casi no prendí el lap. El western no esta dirigido a un público femenino. Eso no impide que muchas hayamos sido fans desde chicas, pero ahora prefiero los que se enfocan en personajes femeninos. Hell on Wheels me encantó porque tenía mujeres tan fabulosas. Mi lata es que las mataban a cada rato. Michelle Dockery se hizo famosa por interpretar a Lady Mary en “Downton Abbey”. Su rol en Godless es totalmente diferente. Tienes que verla ya que está en Netflix. “Strange Empire” está totalmente gratis en Tubi y en Amazon Prime.
EliminarVoy a revisar a ver si alguien subió Aquelarre a YT. Raro que las dos mejores telenovelas de TVN, Pampa y Aquelarre, nunca hayan sido refriteadas. Pampa pertenece a un subgénero de western que es el western-minero como Copper Canyon o The Hanging Tree. El truco es tomar la trama y situarla en el siglo XIX en el Southwest, incluso los peruanos podrían ser mexicanos o chinos. Si funciona entonces es western
Es así de simple, vivimos en una era en que toda narrativa (serie , filme, libro, obra de teatro) debe ser diversa. El problema es cuando se embuten a la fuerza muchas diversidades, mucha ideología y la trama decae. Seria inadmisible de acuerdo a los cánones imperantes que una productora tuviese una serie totalmente un-woke. Aun así, ya te he dicho tres aspectos de las series de Paramount que me sorprenden porque They get Away with Murder.
Concuerdo en la presión a la que sometieron a TS y eso ayudó a acabar con la serie. Pero si ves en 1883 no tenemos ese problema, a pesar del falso empoderamiento de Elsa, pero reitero, los que hemos visto entera la serie lo entendemos al final. En cambio 1923 es la acabose de truculencia. mi impresión es que TS buscó alguna causa que abrazar y eligió la de los nativo americanos. yo, a mi manera, lo secundo, pero como narra su historia la gente queda mas saturada y agotada que con ganas de militar. Aparte que, como el personaje de Harrison Ford, no es buena persona, necesita de tener más blancos malos para contrarrestar su negatividad.
Hay algo que no entiendo, en los filmes del Holocausto siempre hay algún alemán bueno, incluso algún nazi con rasgos humanos. No sé porque entonces cuando se denuncia el racismo (y en contexto histórico) la población caucásica siempre tiene que ser inalterablemente perversa.
Solo nos faltan tres capítulos para terminar 1883! Ayer casi convencí al coronel pero prefirió ver otra cosa. Hasta ofrecí fast-forward las escenas aburridas... Tal vez la termine yo sola, al menos para comentar contigo, ja ja.
EliminarEntre Godless y Strange Empire cual crees que me guste más?
Yo dichosa que nunca refritearan Aquelarre ni Pampa Ilusión porque ya sabes la rabia que me da cuando se meten con algo bueno :)
ResponderEliminarSi ya la compraron deberían verla entera 1883. O tu sola. A lo mejor no te gusta este consejo, pero fue la única manera de ver Trasatlantic, la vi de atrás hacia adelante, los últimos tres capítulos. Fue un poco menos violento que sufrirla en orden.
EliminarDebes ver Godless. Si te gusta puedes ver Strange Empire, después pero Godless is a must. Una de las ultimas cosas decentes que hizo Netflix y tan buenas actuaciones, se mereció todos los premios. Avísame y la vuelvo a ver contigo.
Aquelarre está en YT.