Desde pequeña que
he sido fan incondicional del género Western . He caído y recaído en el hábito
. Rehabilitarme ha sido difícil. Llevaba más de veinte años sobria de la
embriaguez del Viejo Oeste, cuando el zeitgeist me ha precipitado nuevamente en
ese agujero oscuro, primero con The English y luego con el hechizo de
las precuelas de Yellowstone. Sedienta de más, me puse a revisar lo que
me había perdido desde el fin de siglo. De paso le eché una mirada a los viejos
cuentos del Far West y a su evolución desde que naciera la televisión
comercial. Este examen de un género que representa lo más neto del americanismo,
me ha llevado a ver como se ha diversificado en la pantalla chica. Esta es la
primera entrega de una exploración que cubre casi medio siglo de lo que mi
padre llamaba “Los Occidentales” en la televisión.
El Oeste y La
Identidad Americana
Razón tienen
historiadores, antropólogos y hasta
críticos de cine para decir que la conquista y exploración del Oeste de los Estados
Unidos fabricó la identidad nacional de los habitantes de la Unión Americana. En
manos de la cultura popular llegó a ser la mitología del país, aún más que otras
fuentes de leyenda como la cultura puritana de la Nueva Inglaterra o las nostalgias
confederadas del Viejo Sur. Es en la literatura, luego cine y finalmente televisión, donde se forjan cualidades natas del
estadunidense: el individualismo, la autonomía, y por supuesto la fe en el
famoso Manifest Destiny, la certeza de que es una obligación moral del
hombre blanco expandir el territorio, llevar progreso a áreas salvajes y
civilizar a los “salvajes”
Aunque ahora ese
concepto nos parezca reprobable, fue el Destino Manifiesto lo que empujó al gobierno
a enviar al ejército a combatir a los que hoy llamamos los Primeros Americanos.
Fue también lo que empujó un ejército de millares de civiles a buscar fortuna en
nuevos territorios. En el Este de la
nación y en zonas urbanas, alejadas de
ese mundo primitivo, nació un tipo de
literatura de bolsillo (Dime Novels) que
convertía en héroes a los hombres que se internaban en espacios
indómitos precisamente para domarlos.
Así se mitificaba
a personajes como el General Custer, a Buffalo Bill, a los que intentaban poner
ley donde no existía como Wyatt Earp y sus hermanos, que a rato eran más bandoleros que los desperados
que combatían. Fue esta literatura la que estimuló a más de un joven a vivir
sus propias aventuras en el Oeste . Go West Young Man! era una expresión
que se usaba para quien se sentía confinado en la monotonía de la civilización
o para el que no tenía futuro en ella.
De la Pulp Fiction
el Western pasaría a ser literatura de género. Aunque Mark Twain, O ‘Henry , Stephen Crane y otras luminarias de las letra
americanas decimonónicas habían escrito relatos sobre la vida en La Frontera
(un eufemismo para el Far West) fue el siglo XX el que vio un auge del género “vaquero”
gracias a nombres como Zane Grey, Louis L’Amour, Conrad Richter, Niven Busch, y a fines de siglo, Larry McMurtry,
autor de Lonesome Dove.
Las Películas del
Oeste han sido parte del cine desde su nacimiento., Édison produjo cortos sobre
La Frontera aun en el Siglo XIX, y El Robo del Tren es un cásico de
1903. Sin embargo, la Era Dorada del Western inicia en el 1939 con La
Diligencia que también es el principio de la mancuerna John Ford-John Wayne,
dos iconos de la mitología del Far West.
Son sus filmes los que crean estereotipos como el vaquero idealista, el bandido generoso, la prostituta con corazón de oro, y la mujer
vulnerable, pero que llegado el momento
sabe ponerse a la altura del héroe. Son las películas de Ford las primeras en
hacer uso del paisaje y de retratar a los indios como seres complejos y no
meros villanos acartonados.
Es esta mitología
la que llega a la televisión en la década de Los 50. Hay dos características
que llaman la atención de esos Westerns seminales: su proliferación, se hacían
series nuevas anuales; y como se busca
homenajear en ellos a toda leyenda del Far West.
La Televisión
Marcha Rumbo al Oeste
Tal como Los 50 serían
La Era Dorada del Western en el cine, lo serían también en la televisión. Se
hicieron entre 1949 y 1959 más series de cowboys que de ningún otro género. Un trend
que continuó en la década posterior. Entre 1960 y 1970 se hicieron 64 series
sobre el Lejano Oeste . Si bien muchas duraban una temporada, otras durarían décadas como Gunsmoke
que nació en versión televisiva en 1955 y cerró filmación en 1975, convirtiéndose— hasta este siglo— en el
show más longevo de la televisión estadounidense.
Elenco de La Ley del Revolver
Gunsmoke (La
ley del revolver), que retrataba los quehaceres de Mat Dillon
(James Arness), un ficticio Marshall de La Frontera, había nacido en la radio como otros Westerns
de la época incluyendo El Llanero Solitario y Hopalong Cassidy que, de serial radial y películas ‘B”, abriera la
era del Western televisivo en 1949. Este tipo de programa se dirigía a
diferentes audiencias . Había desde dramatizados como Tales of the Wells
Fargo o Death Valley Days a programas infantiles como las sagas de
caballos Mi Amiga Flicka y Furia y una del famoso perro mascota
de La Caballería, Rin-Tin-Tin. Hubo hasta caricaturas como Tiro Loco McGraw
y su alter ego El Kabong (el Kabazorro en castellano).
Los productores
buscaban revivir en pantalla chica la gloria de la epopeya del Lejano Oeste y
para eso se apoyaban en algún tipo de biopia de personajes legendarios fuesen exploradores
como Daniel Boone, Davy Crockett, y Kit Carson o servidores de la ley como Wyatt
Earp y Bat Masterson, sin olvidar a nombres míticos del Far West como Buffalo
Bill, Bill Hicock y hasta un Western para mujeres centrado en la famosa
tiradora Annie Oakley.
Hasta las grandes aventureras como Lola Montes
tuvieron entrada en estas crónicas. Lola Montes entró al imaginario de los fans
de las series de cowboys gracias a dramatizados como Death Valley Days.
Su “discípula” Lotta Crabtree apareció
en dos episodios de Bonanza. También se le dio espacio a celebres visitantes
como Oscar Wilde que tuvo su encuentro con Paladín el protagonista de Have Gun Will Travel.
Inclusive la famosa soprano sueca Jenni Lind aceptó cantar para leñadores de
Washington en Here Comes the Brides.
Aunque esos
programas eran totalmente blancos, no eran totalmente ajenos a la diversidad
racial del territorio abarcado. En 1957, Guy Madison se puso el antifaz del
Zorro y luchó por la verdad y la justicia en la California donde se hablaba español
y donde los Anglos todavía no tenían preponderancia. Walt Disney—que no
andaba de diverso por moda como sus herederos— creó el primer seriado
latino con su hoy olvidada Las 9 Vidas de Elfego Baca que describía las
aventuras de un famoso guardián de la ley de origen totalmente Tex-Mex. Aunque
era interpretado por un anglo, Baca se hizo tan popular que los estudios Disney
lo llevaron a la pantalla grande..
De la pantalla grande
muchos actores estaban llegando al Viejo Oeste televisivo. Algunos porque
encontraban mayor aceptación que en Hollywood como ocurría con Richard Boone en
Have Gun Will Travel y en los 70 con Hec Ramsey. Otros hallarían
en los Western un trampolín a la fama como Steve McQueen en Wanted Dead or
Alive y un tal Clint Eastwood en Rawhide.
Sin embargo, el Western
televisivo seria otra oportunidad para grandes luminarias de Hollywood, algunas
ya reconocidas por su carrera en películas de vaqueros como Joel McCrea que
protagonizó en 1957, Wichita Trail.
Dick Powell, famoso por musicales,
reanudó su carrera en la pantalla chica siendo el anfitrión de la serie de
dramatizados The Zane Gray Theater, e incluso Henry Fonda tuvo su
paseíto por el Oeste con The Deputy. Hasta de Inglaterra llegó Sir John
Mills para protagonizar Dundee and the Culhane.
Muchas de estas
series pioneras han pasado al olvido (aunque se las puede hallar en Tubi), pero
tres destacan. Uno de los actores que alternaba entre Hollywood y los estudios
de televisión era James Garner y más gente lo conocía por su retrato de un jugador
profesional—personaje arquetipo en leyendas del del Oeste— que por sus filmes.
Garner comenzó a dar vida a Bret Maverick
encantador, mujeriego y un as del póker, en 1957. Llegó como compañía de Jack Webb que
interpretaba a Bart su hermano mayor, más sereno y reposado, pero igualmente diestro
con las cartas. Tiempo después ingresaron a un tercer pariente, un primo
inglés, Beau Maverick, encarnado por Sir Roger Moore que se había hecho famoso
en la televisión estadounidense por ser Simón Templar en El Santo.
Los Cartwright
de la Ponderosa
Maverick duraría casi siete años. Más legendaria— y casi
tan longeva como Gunsmoke— fue Bonanza que debutó en 1959 en
la NBC. La historia de la familia Cartwright en su rancho La Ponderosa en medio
de la Nevada de 1860s , se ha convertido en un referente del Oeste, real y ficticio, para sus innumerables fans que todavía pueden
verla en muchas partes del mundo.
Aunque yo siempre
he sido devota de La Familia Cartwright y enamorada de Michael Landon (alav-ha-shalom)
que dio vida al Pequeño Joe , siempre resentí la falta de personajes femeninos
importantes. Esta ausencia era una característica de las series de cowboys. Los protagonistas eran o
mujeriegos (Los Cartwright, Los Maverick) o lobos solitarios ( Richard Boone en
Have Gun Will Travel, James Arness en Gunsmoke). L os personajes
femeninos eran accidentales aparecían como complemento de una historia o como amoríos
pasajeros de los protagonistas. Ningún show hacia esto tan evidente como Bonanza.
La mayor
característica de Bonanza era la ausencia de mujeres en la Ponderosa.
Hasta la comida la preparaba un cocinero chino, Hop Sing. Ben Cartwright había
estado casado tres veces y tenía hijos de cada una de sus difuntas esposas. Eso
no les impedía a él y a su prole sostener intensos romances que solo duraban un
episodio. Un factor que continuaría por los 14 años en los que la serie estuvo
al aire.
Bonanza fue un
mega-exito y hoy es una serie de culto y gran icono de la historia del Western televisivo.
Sin embargo, a final de Los 60, los cambios sociales estaban exigiendo más
colaboración femenina en las series, aun
las de vaqueros. Conscientes de ello, en septiembre de 1965, la ABC presentaba Big
Valley (Valle de Pasiones) y dos años más tarde nos abría las
puertas el Gran Chaparral (NBC).
La Diversidad
de Bonanza
Para 1970,
teníamos mi hermano y yo permiso para ver televisión-los días de semana-hasta
las diez de la noche así que nos familiarizamos con estas seriales “de
grandes”. Entonces noté tres vínculos en común y que las separaban de otros
relatos del Far West a los que estabamos acostumbrados. En vez de cifrarse en
individuos o valerosas familias pioneras camino al Oeste, se centraba en
familias ya asentadas y en sus ranchos. En vez de dedicarse a exaltar la lucha
de un hombre para prevalecer por sobre otros machos de su especie, ahora había
un enfoque en los miembros femeninos de una familia. A través de su perspectiva,
teníamos una visión diferente de la
conquista del Oeste.
Debemos agregar a
estos cambios otros en los que influían preocupaciones contemporáneas . Así comenzábamos
a entender que los indios no eran todos malos y que la construcción de una
sociedad en tierra silvestres no había sido solo un esfuerzo blanco. Además, había
un repaso semi revisionista por La Guerra de Secesión y su impacto en la
sociedad del Lejano Oeste. Vale recordar que el final de la década Sesentera encontró
a los estadounidenses involucrados en Vietnam, un conflicto que los tenía
perplejos a la par que cobraba la vida de sus seres queridos.
Desde el comienzo,
Bonanza destacó por su visión objetiva y justa de los pueblos nativos. A
pesar de que Ben Cartwright había perdido una esposa por una flecha Comanche,
ni él y sus hijos tenían prejuicios y mucha veces sirvieron de árbitros entre
indios y sus racistas vecinos. La serie también tocaba el tema de otras etnias
despreciada como los chinos y los afroamericanos y fue una de las primeras en incluir personajes judíos (tanto Ben como
Little Joe eran interpretados por actores judíos).
A comienzos de la
serie, Hoss hace amistad con Albert , un
joven genio que acabada la educación primaria quiere postular a la Academia Naval
de Annapolis. Su sueño es obstaculizado por un maestro que tiene prejuicios en
contra de los judíos. Albert logra su objetivo gracias a la intervención Cartwright
y así llega a convertirse en Albert MIchaelson , ganador del Premio Nobel de Física.
En ese episodio, Albert es definido como “un Israelita”, pero en otro más
moderno, el personaje de Rebeca Kauffman con quien Adam quiere casarse es
descrita como” judía”, tal como su padre que se opone al matrimonio, es
definido como “un judío ortodoxo”.
El tema de la
Guerra Civil también jugó parte en una serie que tuvo la particularidad de
iniciar la trama durante el conflicto. En ese entonces, Nevada no era todavía estado
y un episodio de 1964 tiene a Joe apoyando a un senador que quiere integrar a Nevada
a la Unión Americana. Sucede que el senador secretamente busca atraer a Nevada
a los Estados Confederados lo que no molesta a Little Joe, pero si a su padre, lo que los lleva a reñir entre ellos.
En otras
temporadas el fantasma de la Guerra Civil sigue rebotando en los argumentos. En
una ocasión Los Cartwright vuelven a enfrentarse a un dilema cuando dan refugio
a un amigo de la familia que descubren dirigió un campo de prisioneros Yanquis,
tipo Andersonville.
En uno de los
episodios más fuertes, Richard Thomas (antes
de convertirse en John-Boy Walton) interpretó a un joven veterano afectados por
un trauma bélico, que le provoca ataques temporales. En uno de ellos descarga su
violencia contra una jovencita a la que golpea y viola. Ese episodio sirvió
para dar una lección sobre los horrores de la guerra y como repercuten en la
psiquis de los soldados y fue un texto de lo que sentían muchos televidentes fuesen
veteranos de “Nam” o parientes de uno de ellos.
Sin embargo, uno
de mis episodios favoritos (“Ä Place to Hide”) concierne a un coronel confederado que ha estado
en México y que ha regresado a Estados Unidos a reunirse con su familia y a
entregarse a las autoridades de un gobierno contra el que luchó. El oficial es
tratado por la trama con un respeto que incluso alcanza a los soldados que los
sirvieron (lo que hoy se vería como un dejo de admiración por la Causa
Confederada).
La Mujeres
Barkley
Valle de Pasiones nunca sufrió de esa dualidad. Todos los
hijos de Tom Barkley (hasta el bastardo Heath) pelearon por el Norte. Desde un
comienzo se sabe que los Barkley han sido abolicionistas y que contratan tanto a
cowboys de color como que dejan el manejo de su casa en manos de Silas que en un
episodio revela su triste pasado de esclavo (no de Los Barkley). En otro
episodio, descubrimos que Jared el hijo mayor,
comandó un batallón de soldados negros que han venido al Oeste ahora como los
afamados “Buffalo Sodiers”.
Yaphet Kotto como un Soldado Bufalo
Los Barkley no
solo son abolicionistas también abren sus puertas a gente de todos los colores
y razas. Los vemos alternar con indios, defender chinos, socorrer a un pionero
judío (interpretado por el comediante Milton Berle) y en una ocasión Nick tiene
un romance con una gitana y viaja con una caravana romaní disfrazado de uno de
ellos. Una experiencia que lo libera de sus prejuicios contra los Roma.
Sin embargo, el
gran giro que BIg Valley dio al Western televisivo fue el protagonismo
de sus mujeres. La serie giraba en torno de una familia tal como Bonanza,
de cuatro hermanos—cinco a partir del primer episodio—pero
con algunas diferencias. Entre los cuatro hijos legítimos de Tom Barkley, había
una hembra, algo inconcebible en el
universo de los cuentos de vaqueros. A diferencia de otros personajes femeninos
que en las series no pasaban de ser elementos de decoración, Audra Barkley tenía
una personalidad definida y no solo por la gran belleza de su interprete,
aunque hay que reconocer que Linda Evans explotaba la sensualidad de su personaje
vistiéndola con escotes y jeans ultra ceñidos.
Sin embargo,
Audra ocupaba el mimo sitial que sus hermanos. Quien estaba por encima de todos
los Barkley era la matriarca, Victoria. Barbara Stanwyck fue una de esas
luminarias de Hollywood que se reinventó en el Western televisivo, pero al
hacerlo cambió as reglas. Hasta Gran Chaparral en 1967, Victoria Barkley
fue el epitome de la dama del Far West que sabia aportar refinamiento al rudo
mundo de los vaqueros, pero también podía empuñar un azadón o un rifle.
En Bonanza,
la Ponderosa era una cabaña grande hecha de leños y diseñada por Adam
Cartwright que era arquitecto. En Big Valley, el Rancho Barkley era una estructura sólida y
grande con columnas griegas que recordaba a la Tara de Lo que el viento se
llevó. Ver a Victoria perfectamente peinada arrastrar sus largas faldas por
escalinatas y salones de esa mansión representaba un Oeste glamoroso casi inesperado
en el género.
Aun así, Victoria
no se cansaba de recordarles a sus hijos y amigos que ella y su esposo habían
llegado al Valle de San Joaquín como pobres pioneros. El Matrimonio Barkley había
alzado su casa desde los cimientos tal como había elevado a los suyos a un
rango de gran familia californiana que dictaba leyes, recibía senadores y altos
oficiales del ejército, y representaba a
la aristocracia lugareña.
No se quedaba ahí
Victoria que era multifacética. Tal como su hija, a veces dejaba atrás su traje de montar con
falda pantalón y enfundaba jeans ajustados que más parecían diseñados por Jordache
que la prenda de trabajo inventada por Levy Strauss. La serie buscaba explotar
la belleza de Ms. Stanwyck y combinar en ella su imagen de diosa madre sin
dejar de ser mujer. Victoria es quien da la bienvenida a su familia al bastardo
de su difunto esposo, pero también es la que investiga como llegó él a ser concebido
ya que no puede olvidar que Heath—a quien ha llegado a querer— es la
encarnación de la infidelidad de su gran amor.
Victoria Barkley
es un personaje de armas tomar que tanto atiende el parto de una indígena
cuando ambas están atrapadas en una caverna, como mata a su ahijado que intenta violar a Audra.
Lo más importante en esa década de liberación femenina, es que Victoria no solo
maneja un rancho, también colabora en
obras sociales con las misiones católicas que todavía residían en California y
hasta se da el tiempo de infiltrarse en una cárcel de mujeres para exponer las
malas condiciones del recinto.
Victoria
Montoya Cannon: La Reina Latina de Arizona
Creíamos que
Victoria Barkley era la más badass del Oeste, cuando en 1967 llegó su tocaya, Victoria
Montoya Cannon. No voy a repetir lo que dije en mi semblanza de Linda Cristal. Nada más remachar que High Chaparral fue
una de las pocas series en enfatizar el rol hispano parlante del Far West. En Bonanza
y Big Valley aparecían esporádicamente personajes mexicanos: pioneros,
algún refugiado perseguido por Porfirio Diaz, y hasta Joaquín Murrieta., pero Gran
Chaparral nos daba otra visión. Nos recordaba de cuando el Suroeste hablaba
español.
Don Sebastián
Montoya era un riquísimo hacendado del sur de Arizona cuya familia había vivido
en la región por más de cien años. Los Cannon habían llegado como pioneros a Tucson
a fines de los 1860. La esposa de John Cannon había muerto asesinada por los
indios, el rancho que habían levantado los Cannon era una estructura de adobe
típica de la zona, ni comparada al
palacete de los Montoya.
Para no perder
parte de sus tierras, reclamadas por los Anglos , Don Sebastián Montoya casaba a
John con su hija. Lo que comenzó siendo un matrimonio de conveniencia terminó siendo
un matrimonio de amor. Sin embargo, Victoria nunca dejaba de recordarnos que
era una dama de alcurnia, educada,
poliglota, viajada, y que había estado
comprometida con un lord inglés.
Gran Chaparral no solo nos ofreció un retrato de una
mujer latina en el Oeste. Fue la primera serie en integrar actores latinos en
roles importantes y secundarios. Alejandro Rey y Fernando Lamas hicieron
apariciones especiales en la primera temporada y Ricardo Montalbán apareció dos
veces, una como bandido y otra como
sacerdote.
Sin embargo, lo
que distingue a la serie en la historia de los latinos en la televisión
estadounidense, es que la protagonista femenina era argentina y Henry Darrow, quien daba vida a su hermano Manolito, era en
realidad el Newyorican Enrique Delgado. No se detenía ahí la diversidad de esta
serie que duró cinco temporadas.
Hace algunos años
descubrí que Frank Silvera, quien interpretó
a Don Sebastián Montoya, era jamaiquino,
mixto, y uno de los primeros actores de raza negra en tener un rol recurrente
en una serie de televisión (a fines de los 60 solo Bill Cosby y Diahann Carroll
tenían protagónicos televisivos). Ahora vengo a enterarme que el Silvera, un
conocido apellido sefardita, se debe a
que el padre del actor era un judío de origen portugués. Aunque entonces la
diversidad no era obligatoria, High Chaparral pasó a ser considerada una
de las series más inclusivas de su é[oca.
¿Como reaccionaba
el público americano a estos relatos tan variados del género? Hora es de mirar
ratings. En 1957 Gunsmoke era la serie más vista en la Unión Americana,
puesto que ocuparía hasta 1961 en que fue reemplazada por El Camino a Oregón
(Wagon Train) . En 1957, siete de las diez más vistas en USA eran
ocupadas por series de vaqueros. En 1963,
Bonanza escaló hasta el segundo
lugar de la lista, para llegar al primero en 1963 y quedarse ahí hasta 1967.
Sin embargo, siguió siendo uno de los cinco programas más vistos hasta 1969,
año en que compartió ese honor con Gunsmoke que tuvo su renacimiento a
fines de Los 60.
Gran Chaparral y Valle de Pasiones cambiaron el rostro
del Western televisivo, pero no fueron las únicas. A fines de Los 60, coincidiendo con una ola de cambios
socioculturales en Estados Unidos, el Far West tuvo representantes muy curiosos
en las series de televisión. De eso hablaremos en mi próxima entrega.
Voy a dar una
bibliografía muy básica. Son demasiados libros y artículos que he leído desde
que tengo uso de razón sobre el tema de la conquista y exploración del Far
West, pero esto es un principio.
Beck, Warren Historical Atlas of the West. OUP, 1992
McLaughlin, Dennis: Wild and Wooly, An Encyclopedia of
the Wild West. Barnes &Noble, 1996
Treuer, Anton. Atlas of Indian Nations. National
Geographic, 2014
Viola, Herman J: Exploring the West. Harry N. Abrams.
1988
Wheeler, Keith Time-Life Books: The Old West Series.
1965
Admittedly I have only heard of Bonanza and Lonesome Dove, but those never aired here. We usually connect Western Movies with Spaghetti Westerns made in Italy, especially Bud Spencer and Terence Hill ones which aired when I was little.
ResponderEliminarI think that my fave western is still in a comic book shape LOL - Porn Adventures of Lucky Luke, the naughty version of famous Lucky Luke comic series LOL In it he and Calamity Jane do a lot of banging and I don't mean with guns LOL
PS stared SAS Rogue Heroes last night, the first episode was really good, will see if it remains like that, but I absolutely adore the actors in it, they are all so convincing and brilliant.
Thank you, Gattocito for dropping by. I didn't tag you because I know you are not a particular western fan. I understand it now since your only encounter with them was via spaghettinis. I'm surprised about Bonanza. I was under the impression that it had been shown all over the world. HaHa, my brother was laughing, because his first inkling of the Far West came though Lucky Luke cartoons (much more innocent that your version.)
EliminarDesde FB de Norah Frias Muñoz
ResponderEliminarLas adoro!
Para Norah Frías-Muñoz No te puedo creer! Y eso que dicen que solo son para machos, como si las mujeres no hubiesen conquistado el Oeste también.
EliminarDesde FB de Norah Frías-Muñoz
EliminarFanatica! Jajaja. Mi hija los llama "los vaquerazos" de mami. Jajajaja
Para Norah Frías-Muñoz Bueno espero entonces poder compartirte series modernas y antiguas que se pueden encontrar en muchas plataformas.
Eliminar