Mientras
Bonanza, Big Valley y High Chaparral nos ofrecían diversidad y
feminismo estilo Far West, otras series de vaqueros experimentaban con el género.
Así a fines de los 60 y comienzos de los 70, tuvimos cowboys más modernos, o tecnológicamente más adelantados, y los protagonistas ya no fueron tan blancos.
La Tecnología
del Viejo Oeste
El primer y mayor
experimento fue combinar el género con elementos fantásticos que oscilaban
entre la ciencia ficción y el terror. La Guerra Fría y James Bond habían creado
un apetito por los agentes secretos y en la CBS se les ocurrió crear su Bond
del Oeste, un miembro del gabinete del presidente Ulysses Grant que viaja por
el Far West batallando contra villanos que pretenden atentar contra el
mandatario o contra los intereses estadounidenses.
En el rol de Jim
West, Robert Conrad ponía su físico de galán al servicio de la causa, pero el cerebro de la operación era el del
Capitán Artemio Gordon (Ross Martin), ex oficial del ejército, maestro del
disfraz y creador de todo tipo de máquinas y artilugios que ayudasen a sus
objetivos. Son estos artefactos, aunados
a los que los villanos usaban para sus siniestros planes, lo que le ha dado al show el aura de pionera del
steampunk. El dúo protagónico viajaba en su propio tren que contenía un
vagón-establo y otro que era el laboratorio de Gordon
Por cinco
temporadas, Jim West y Artemio Gordon en
The Wild, Wild West lucharon contra todo tipo de nefastos villanos,
algunos interpretados por glorias del viejo Hollywood como Ida Lupino, el rey
del terror Boris Karloff y el galán del cine silente, Ramon Novarro. El mayor
peligro lo imponía el Dr. Miguelito, un enano interpretado por el actor Janes
Duhn, que fue el Némesis de los agentes secretos
por diez episodios hasta que la frustración lo mató. Si, Jim West (como
se le conocía en Chile) era tongue in
cheek y no se tomaba mucho en serio.
Curiosamente, en 1975, William Shatner entre dos series
icónicas Star Trek y T.J. Hooker, interpretó a un personaje
parecido a Artemio Gordon en la breve Barbary Coast. Un agente del
servicio secreto, ex oficial de la
caballería, maestro del disfraz y
enviado por el Presidente Grant a vigilar conspiraciones criminales en California.
Sin embargo, la ausencia del humor, o
tal vez porque el género del Oeste estaba en decadencia, Barbary Coast no pasó de una temporada.
The Wild Wild West no fue el único experimento del género en
los finales de Los 60. La desmitificación del Western alcanzaba a la televisión
en lo que respecta los protagonistas, que ya no eran vigorosos, industriosos y empeñados
en mantener la ley y crear una civilización donde no la había. 1965 vio en
canales diferente a un nuevo tipo de héroe.
Héroes Sin Honor ni Memoria
Chuck Connors
tendría su tercer protagónico en su segunda serie de vaqueros. Marcado (Branded)
de la NBC narra la historia de Jason McCord, un oficial de Caballería acusado
injustamente de deserción . Tras una vergonzosa degradación, es expulsado del ejército. Convertido en un
paria, McCord debe vagar como Caín por un Oeste inclemente buscando pruebas que
puedan rehabilitarlo.
Otro vagabundo de
las praderas apareció en A Man Called Shenandoah que abrió sus puertas
en la ABC en 1965. Robert Horton era Shenandoah, un hombre sin memoria. Herido y dejado por
muerto, sobrevive, pero amnésico, y se la pasa una veintena de capítulos vagando
de pueblo en pueblo tratando de averiguar su identidad. Yo vi ambas, Marcado
y Shenandoah, y me gustaron
por novedosas, pero no pasó lo mismo con la teleaudiencia estadounidense y
fueron canceladas tras solo una temporada.
Westerns
Infantiles
Más suerte tuvo la
ABC con otro Western ligero. F Troop (o Tropas de Asalto en
castellano) era una sátira de las películas
del Oeste. Se burlaba del mito de La Caballería , pero también de los
indígenas. En Chile, el canal 8 de Valparaíso la presentaba, auspiciada por las Galletas McKay , a las 6 de
la tarde todos los viernes. Pronto se convirtió en una de nuestras series
favoritas. En USA también le fue bien puesto que alcanzó una segunda temporada.
Otra serie que
iba dirigida a los más jóvenes de la familia fue Los Monroe, que la ABC— que
no se cansaba de las de cowboys— produjo en 1966. Viendo 1883, he recordado
mucho a Los Monroe que también trataba de una familia de pioneros que llegaba a
Montana en los 1880s. La diferencia es que en ese trayecto tan peligroso que
nos ha mostrado Taylor Sheridan, morían los adultos y quedaban los hijos
mayores (interpretados por Michael Anderson y una jovencísima Barbara Hersey) encargados
de los más pequeños y de cumplir el sueño de los padres de construir una nueva
vida.
Todavía recuerdo
el eslogan: “Los Monroe, a la conquista de un territorio indómito”. A
mi hermano y a mi nos encantaba porque nos ilustraba la conquista del Far West
desde la perspectiva de niños como nosotros. Aparentemente, los niños estadounidenses no pensaban lo mismo
y Los Monroe cerraron su puertas tras una única temporada.
Un Dúo Bicolor
ABC , no se
inmutaba y en 1968 volvió a la carga con un programa controversial. The
Outcasts (Los Rebeldes) nos traía a Don Murray y a Otis Young como
un dúo de cazadores de recompensa en el Oeste post Guerra de Secesión. A primera
vista parecían Christopher Waltz y Jamie Foxx en Django Unchained, pero
aparte de su trabajo y de ser una pareja bicolor, no había más similitudes.
Jemal Davis es un
ex esclavo lleno de amargura, pero también confuso con su nueva libertad. Don Murray
es el Capitán Earl Corey, ex oficial Confederado
y ex dueño de plantación de Virginia que lo ha perdido todo, por lo que vaga
por el Oeste buscando un nuevo espacio. A ambos se les ocurre dedicarse a la
caza de recompensas y que juntos tal vez puedan evitar peligros y hacer su tarea
más exitosa. Es una dinámica tensa, que a cada rato cae en peleas y rivalidades,
muy parecida la que existe en 1883 entre el ex Confederado James Dutton
y el ex oficial Yanqui Shea Brennan.
He hablado un
poco de esta serie en mi nota sobre Julia y los primeros protagónicos de afroamericanos. A mí
me encantó, pero el público tuvo problemas con Los Rebeldes. La consideraron
muy violenta. En comparación con antiguas series de vaqueros, lo era. En cambio, el auditorio de color veía
otro problema, no les gustaba el retrato de Jamal que les parecía muy sumiso.
The Outcasts
estrenó el año del asesinato del Dr. Martin Luther King. El país estaba en
medio de una crisis social en la que el racismo era la mecha de un polvorín. No
necesitaban de un programa que les recordase un pasado de conflictos raciales y
preferían en ese horario ver Rowan Laugh-In, un show cómico que se convirtió
en el más visto en la nación.
Aunque The
Outcasts no pasó de su primera temporada, la ABC tuvo más éxito con otro Western.
Yo que fui adicta a Las Novias (Here comes the Brides en inglés)
recién vengo a notar que estaba tremendamente inspirada en el Western musical 7
Novias para 7 Hermanos. Incluso hay escenas en que Jason Bolt marcha por
las calles del pueblecito (eso era entonces) de Seattle con toda la población siguiéndolo
como una turba de Bollywood. Ya solo falta que canten y bailen.
Las Novias de
Seattle
La trama también
gira en torno a tema parecido. Los Hermanos Bolt van en busca de pareja, para ellos y para sus leñadores. El modo en
que las consiguen y como se acostumbran ellas a su nuevo hogar adquiere ribetes
de comedia que recuerdan al mencionado musical.
El setting es el hoy estado de Washington postguerra,
de Secesión. En una zona boscosa, Los
Hermanos Bolt explotan el bosque que les dejó su padre en un monte llamado el
Velo de la Novia. Al pie del monte se ha establecido un asentamiento maderero
donde las únicas mujeres solteras son la tabernera Lottie (Joan Blondell, otra refugiada del viejo Hollywood) y la poco
agraciada Miss Essie, la maestra de escuela.
Miss Essie
Cuando,
El Sueco, uno de los leñadores, besa a la maestra a la fuerza, todos se dan
cuenta que tienen un problema entre manos. Únicamente la falta de mujeres puede
llevar a un hombre a acosar a una solterona feúcha. Hoy nos parecerá un
argumento sexista y ofensivo, a pesar de que finalmente el leñador y la maestra
se casan. En su época todos lo aceptamos y nos condolimos por estos hombres sin
mujeres.
Boda del Sueco y la maestra
Temiendo un
abandono de parte de sus empleados, Jasón solicita de Lottie que ponga un
burdel. Ella se niega y le dice que lo único que anclará a los leñadores será
conocer mujeres decentes con las que puedan establecer sus propias familias. Le recuerda que La Guerra de Secesión ha diezmado
a la población masculina de La Nueva Inglaterra. Alla hay mujeres respetables
que no tienen marido. y le aconseja ir a buscarlas.
Esta premisa se
basaba en un incidente histórico. En esa época, Asa Mercer, un habitante del
territorio de Washington organizó un viaje a la Costa Este del país y retornó
con cincuenta mujeres a una zona casi despoblada. Estas “madres del estado” o
“chicas Mercer” se casaron con leñadores o se establecieron en la región como
maestra o dueñas de sus propios negocios.
La serie añade un
toque dramático. Los Bolt no tienen los medios para emprender tamaño viaje. El
hombre más rico del pueblo, Aaron Stemple, les ofrece un préstamo con una condición: deberán
traer mujeres decentes e irreprochables, y ellas deberán permanecer en Seattle
por un año. Si una sola de esas “Novias” se marcha antes de esa fecha, Los Bolt
perderán su aserradero de Velo de Novia. Esa sería la multa exigida por el
codicioso Stemple.
Tras debatirlo
con sus hermanos, Jason acepta. Embarcados en la carcomida nave del borrachín capitán
Clancy, los hermanos parten en un viaje largo y peligroso (antes de la
construcción del Canal de Panamá, había que bajar por el Pacifico hasta el Cabo
de Hornos y de ahí subir por el Atlántico hasta la Costa Este). En New Bedford,
una isla de la costa de Massachusetts, Los Bolt encuentran una mini comunidad
totalmente compuesta por mujeres que cumplen con las labores que les dejaron sus
hombres, muertos en la guerra.
Jason que tiene
una labia muy ladina, les vende la idea de una tierra paradisiaca donde las
esperan caballeros ansiosos de una buena esposa. Así consigue embarcar a 50 jóvenes,
capitaneadas por la avispada ex bombera, Candy Pruitt. Ya en el barco, Candy inicia un
romance con Jeremy Bolt, el benjamín de la familia, pero también se percata de
que Jasón es un gran mentiroso.
La serie girara
en torno de como las novias se acoplan a una tierra extraña e inhóspita, como
civilizan a los leñadores y como luchan contra el deseo de marcharse. Jason es
quien siempre salva la situación con sus mentiras, con mucho gasliting,
incluso con agresividad verbal. Viéndola ahora, me doy cuenta de que en plena
era de la liberación femenina, la actitud de Jason era un atropello a los
derechos de la mujer. Sin embargo, al público le encantaba.
Here Comes the
Brides se convirtió en un
éxito gracias a la combinación de drama, humor y lucha de los sexos que recordaba
a las screwball comedies, siempre tan admiradas en el cine
americano. También resultaban fascinante, los esfuerzos de los Bolt por proteger su
patrimonio ante las inesperadas razones de Las Novias para querer marcharse.
Por ejemplo, en
el segundo episodio muere de parto una perrita mascota de Las Novias. A Candy
se le ocurre que lo mismo sucederá con ellas puesto que no hay médico en Seattle.
Jason pone en un aviso y la única que lo responde es una doctora. Esta
precursora de la Dra. Quinn tiene que enfrentar los mismos recelos y prejuicios
que el personaje de Jane Seymour.
A pesar de ser ofensiva para las feminazis de entonces y de hoy, La Novias traía mensajes sociales importantes sobre todo en el terreno racial. En “Un judío llamado Sullivan”, Rachel Miller una Novia con conocimientos de enfermería revela que es judía. Esto provoca una ola de racismo de parte de…¡Las Novias!
Rachel quiere marcharse porque no cree encontrar un esposo judío en Seattle.
Los Bolt se lo encuentran. Entonces otras “novias” quieren marcharse porque no
soportan compartir espacio con una pareja judía. En un discurso humillante y
ofensivo (pero efectivo) Jason convence a la cabecilla de las racistas de
quedarse.
Para mí fue un
episodio trascendental. Había pasado poco tiempo desde que mi madre nos había
dejado caer una bomba a mi hermano y a mi anunciándonos que éramos judíos. Andábamos
buscando información (en un Chile
entonces homogéneamente católico) que nos ayudará a construir una identidad. Las
Novias nos ofreció un curso acelerado en religión y cultura judía: desde el
vino kosher hasta rituales matrimoniales como el Mikvah.
Otro episodio
importante en la contribución social de Here Comes the Brides fue “Marriage
Chinese Style”. En Tacoma, Jeremy Bolt rescata a una chinita a la que quieren
vender a un burdel. La jovencita entonces dice que le pertenece al menor de los
Bolt y lo sigue hasta Seattle, lo que
causa conflicto con Candy, novia de Jeremy.
Es el menor de los problemas. Toy Quand ha venido a America a casarse. Su novio
es miembro de la infame y letal sociedad de los Tongs, adema lo interpreta nada menos que la leyenda
de la artes marciales, Bruce Lee.
En su primera
temporada, Las Novias tuvo un buen rating, y muchas fans entre el
auditorio adolescente. La razón eran los guapos actores que la protagonizaban.
A las jovencitas les gustaban los enredos románticos de Las Novias ( y su vestuario),
pero babeaban por Robert Brown y David Soul (años antes de Starsky y Hutch)
que daban vida a Jason y Joshua Bolt respectivamente.
Sin embargo, la
gran estrella que emergíó de la serie fue Bobby Sherman. Antes de iniciar las
filmaciones, ya se estaba abriendo camino en el mundo de la música. Here
Comes the Brides no solo ayudó a catapultar su carrera de cantante, lo convirtió
en todo un Teen Idol. Su personaje, bajito, tímido, pero dotado de un compás
moral más grande que el de sus hermanos, lo hacían identificable para muchos en
su audiencia. Además, tenía una
característica que hoy lo haría diverso. Sufría de un trastorno de lenguaje. En
lenguaje llano, era tartamudo. La serie, en vez de burlarse, intentaba explicar las causas de esa
tartamudez, lo que la hace una precursora en lo de la inclusividad de
minusválidos.
Con todo este
atractivo bagaje, Here Comes the Brides no tardó en anunciar una segunda
temporada, pero en esta se cometieron varios errores. Se le bajó el tono jocoso
y comenzó a ser más seria y más dramática. Le metieron subtramas que se
alejaban de las Novias volviéndose una serie de vaqueros cualquiera, en un
momento en que el género estaba en decadencia. Más encima, la cambiaron de
horario poniéndola en el fatídico espacio del viernes por la noche. La serie no
fue renovada.
Experimentos
Fracasados
Conscientes de su
error, los de la ABC iniciaron la siguiente década con una comedia del Oeste.
Inspirada en el éxito de Butch Cassidy and the Sundance Kid, Alias Smith and
Jones trataba sobre una famosa pareja de asaltantes de banco, Hannibal Hayes y Kid Curry, que deseaban regenerarse. Para eso adoptaban
una nueva identidad, pero el no alejarse de su milieu hacia que muchos reconociesen
a quienes intentaban ocultarse bajo los humiles apellidos “Smith” y “Jones”.
El argumento alternaba
entre el dúo esquivando a cazadores de recompensas, y el intentar hacer el bien protegiendo
inocentes de bandidos irredimibles. Para darle el toque femenino ingresaron a
una antigua socia de la pareja. Esta bandolera era interpretada por Sally Field.
todavía no una estrella de Hollywood, pero conocida por comedias como Gidget
y La Novicia Voladora.
El público compró
ese coctel, la serie tuvo buenos ratings y se encargó una segunda temporada.
Ahí ocurrió el desastre. Peter Duel, quien interpretaba a Hannibal Hayes, falleció. Aunque se intentó poner otro actor como
Smith, no consiguió convencer a la teleaudiencia y Alias Smith and Jones
fue cancelada.
No todas las
comedias del Oeste funcionaban. En 1971, James Garner protagonizó Nichols. Descendiente
de los fundadores de un pueblito homónimo, el Sherif Nichols estaba ahora a
cargo de protegerlo. A pesar de los esfuerzos cómicos de Garner, apoyado por Margot
Kidder y Stuart Margolin, Nichols tuvo una vida corta.
James Garner ha
dicho que ha sido su serie favorita, pero
el escaso éxito de Nichols puede adjudicarse a que tenía lugar en 1912
en un Oeste sin indios ni grandes forajidos. Debieron aprender de Bearcats,
protagonizada por Rod Taylor y Dennis Cole. El situarla en los años de la
Revolución Mexicana y poner a los agentes secretos en los lomos de un automóvil
no ayudó a que esa serie de la NBC durase más allá del piloto.
Los productores
de televisión y las cadenas se enfrentaban a una dura realidad: el Western ya
no enganchaba al público. lo IN eran las series policiales. Uno de los
programas más vistos en la televisión estadounidense (y el favorito de mi padre)
era la NBC Mystery Movie en la cual rotaban series hoy legendarias como Columbo
y MacMillan y Esposa.
Aprovechando el
éxito de la antología, en 1974 le embutieron un huésped . Aunque Hec Ramsey
estuviese protagonizada por Richard Boone, quien se había hecho famoso por su Western
psicológico Have Gun, Will Travel, el Sheriff Ramsey colgó sus pistolas después
de la segunda temporada.
Que el gusto por
los Westerns había cambiado lo refleja la más longeva de las series de la NBC
Mystery Movie, un primer conato de lo que hoy conocemos como neo-Western. Inspirada
en el filme de Clint Eastwood, Coogan’s
Bluff, McLeod describía como un sheriff de un pueblo de Nuevo México encontraba
su nuevo hogar entre los rascacielos neoyorquinos de Los 70. Se volvió una
imagen icónica la de Dennis Weaver cabalgando por las calles de Manhattan, lo
que haría entre 1970 hasta 1977.
Eso no quiere
decir que el neo-Western estuviese triunfando en la televisión. Lo atestigua el
fracaso de Cade’s County que aun teniendo una figura famosa de Hollywood
como Glenn Ford en el papel principal cerró sus puertas tras solo una
temporada. A nadie le interesaron las aventuras de un sheriff moderno de Arizona
y el neo-Western tendría que esperar a los 80 donde se fusionaría con la soap-opera
para crear el mega éxito de Dallas.
Cuando el Kung
Fu se Puso de Moda
El ultimo experimento
del Western— y el más memorable— llegaría en 1972. Aunque en Las 7 Caras del
Dr. Lao, Disney había tenido un protagonista chino en el Oeste, a nadie se
le hubiera ocurrido que una serie cuyo héroe era un monje Shaolin, experto en artes marciales , se convirtiese en
la más vista de los Estados Unidos.
Kwang Chang Caine
era un niño eurasiático criado en un milenario monasterio de la China.
Fallecidos sus padres, el pequeño es entrenado en el secreto arte del Kung Fu ,
un tipo de arte marcial, pero también en filosofías taoístas que le enseñan a
usar ese don solo como último recurso, como una forma de autodefensa y para
defender a los más vulnerables.
La infancia y
adolescencia de Caine nos eran presentadas vía flashbacks que interrumpían cada
episodio para explicarnos los motivos de acción del protagonista. Estos diálogos
filosóficos del joven con sus tutores, el invidente Maestro Po (Keye Luke), y
el severo, pero humano, Maestro Kan
(Philip Ahn) eran parte del encanto de la serie. Sobre todo, en una época en
que las religiones orientales habían sido adoptadas por los hippies y otros
grupos psicodélicos.
La serie comienza
con Caine cruzando el Pacifico con un precio en su cabeza. Tras haber matado a
un pariente del emperador que a su vez había matado al Maestro Po, el “pequeño saltamontes” como lo apodaban sus
maestros no tenía más remedio que huir de la China. Se embarcaba a California
en busca de su familia blanca. Esta búsqueda por el Far West comprendía el
argumento de Kung Fu.
La serie gustó
tanto que ya para la segunda temporada se había convertido en el programa más
visto de la Unión Americana. Se habían matado dos pájaros de un tiro: la serie mantenía
vigente el Lejano Oeste y provocaba un interés masivo en las artes marciales
del Lejano Oriente. Se abrieron academias de Kung Fu y ese estilo de lucha
libre llegó hasta la música. Y no nos olvidemos de los sketch comicos de Los Polivoces.
Ese fue un gran
logro de la serie, integrar un aspecto de la cultura china al pop culture
estadounidense. Otra virtud de Kung Fu fue darle empleo a cuanto actor
asiático anduviera cerca. Mucho se ha criticado que un caucásico como David
Carradine interpretase al monje nómada. Lo cierto es que por tres temporadas
Kung Fu fungió de agencia de empleos para actores asiáticos del viejo
Hollywood como Benson Fong, Richard Loo,
Victor Sen Young, , James Shigeta, Mako, France Nuyen y Pat Morita.
También fue un
espacio para cameos de grandes luminarias como Patricia Neal y Rhonda Fleming,
y un trampolín para futuras estrellas como Harrison Ford y Jodie Foster. Sin
mencionar que fue un show para talento latino como el de Bárbara Luna, Roxanna
de Soto, Gilbert Roland, y Alejandro Rey. Si hasta José Feliciano y El Indio Fernández
aparecieron en algunos episodios.
Una anécdota es
que en un episodio veíamos a una niña euroasiática que postulaba al monasterio
del Maestro Po. Era interpretada por Barbara Hershey que, en la vida real, era madre de un hijo de David Carradine. El
romance Carradine-Hershey acabó durante la serie cuando el Pequeño Saltamontes
se involucró con Season Hubley a la que también conoció en el set.
Hoy Kung Fu
es una serie de culto,, pero lo que muchos no saben es porque solo duró tres
temporadas. En su día, corrieron muchos rumores todos centrados en un hecho: el
protagonista no quería seguir. Se dijo entonces que había recibido amenazas de
las fuentes de su conocimiento del Kung Fu que lo acusaban de revelar secretos relacionados
con el arte marcial.
La verdadera
razón es un poco más triste y sórdida. Los productores de Kung Fu
intentaron crearle una imagen a David Carradine desde su sitial de “nene de
Hollywood”, hijo del famoso actor de carácter, John Carradine. El que David hubiese crecido
en una familia totalmente disfuncional no era importante, puesto que no impidió que los Carradine en
masa participasen en Kung Fu.
Por otro lado, se habló del intérprete de Caine como alguien
que despreciaba el estilo de vida hollywoodense, que llevaba una vida apartada
cercana a la naturaleza en una casita en la playa, de acorde a la máximas taoístas. Aunque es
cierto que Carradine había llevado una vida interesante, tanto en el ejército y
como un seguidor del movimiento beatnik, antes de llegar a la serie ya traía un
prontuario policial.
En 1972 se publicitó
mucho un incidente chocante que destruyo la imagen “sana “del protagonista de Kung
Fu. Bajo efecto del peyote, David había salido desnudo de su casa en Laurel
Canyon Después de haber saltado la barda del vecino, había roto un vidrio y
entrado en casa ajena. Tras tumbar varios muebles y dejar una poza de sangre
(se había cortado el brazo con los cristales) había regresado por donde venido.
La policía siguió
el rastro de sangre y arrestó al actor, pero el juez, luego de determinar que no habían ocurrido ni
robo ni grandes daños, dejó a Carradine
en libertad, exigiendo solamente una
gran multa. El público no fue tan comprensivo. Aun en épocas pre-Internet, hubo
un proceso de reproche y semi cancelación que afectó emocionalmente a David
Carradine y lo llevó a no querer seguir con la serie.
David Carradine
se recuperó e hizo luego una buena carrera en el cine. Su imagen de Kung Fu
ayudó a su ascenso a estatus de estrella y se le aceptaron futuros escándalos y
excentricidades hasta su trágica y bochornosa muerte en Bangkok en el 2009.
Para muchos, David Carradine será siempre el lacónico y
justiciero Caine que emite aforismos filosóficos seguidos por patadas cuando no
se le comprende. En 1992, David Carradine volvió a vagar por el Oeste en un
breve revival de la saga de Caine en Kung Fu: The Legend Continues. No
duró mucho ya que no poseía esa magia ingenua de la primera serie. Durante la
pandemia se ha hecho un Reboot . Situada en tiempos modernos, y a pesar de ser su protagonista una actriz
china bona fide, la historia de una descendiente de Caine que intenta
curar su angst adolescente con artes marciales no me ha gustado y me
alegra saber que la han cancelado. Mucho más cercana al concepto es la fabulosa
Warrior de la que hablaré más adelante.
En su época, Kung Fu demostró que se podía enseñar
la historia del Far West alejándose de violencia de machos y enfocándose más en
aspectos domésticos y perspectivas de minorías. Eso llevaría a expandir el rol
femenino en la conquista de La Frontera, enfocándose en el punto de vista de
una niña. De eso hablaré en mi próxima entrega,
si D-s me da vida.
For some reason Caradine was one of those actors that scared the hell out of me when I was a child. He, Michael York and Tina Turner LOL There were also Turkish westerns, they were particularly obsessed with Winetu the Indian, and they shot a lot of those in my Vojvodina as we have a lot of prairies.
ResponderEliminarTina T (may she rest in peace), I understand since you probably saw her in the Mad Max franchise, but Carradine? And Dear Sir Michael? Why were frightened by them? I remember some Winetu films but they were German, and were adaptation of Karl May's classic wrestern novels. Karl May, a liberal humanist, was Hitler's favorite writer
EliminarCaradine because he always played nasty villains and York probably because he was just fugly LOL
EliminarI will miss Tina so much, I did post RIPs on our social network pages. She had so many lovely hits, for me the biggest singer ever with Celine Dion and Nicole Scherzinger, nobody ever sung better than those three. Tina did scare me as the bandit queen in Mad Max! I loved her 80s hits, but also Goldeneye which is my fave Bond song ever, unbeatable.
She was the voice of the 80s, so sad she had such a sad life. Funny, in the 60's and 70s Sir Michael was considered hot. i iked him although I don't go for blondes, , because he played nice characters like Dartagnan, the lead in Cabaret and John the Baptist in Jesus of Nazareth. True, for yor generation David Carradine had an evil face. Fom North and South to Bill in the Tarantino franchise, he played dastardly characters. To me he would always be The Little Grasshopper
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