En 1982, Lord Richard
Attenborough nos traía otra de sus largas épicas. Gandhi desataría una obsesión
con el Raj Británico, tantoen la pantalla grande como en la chica. Esta fascinación
muchas veces tuvo dejos de nostalgia― a la par de denuncia― del colonialismo. Aun así, no se deja de admirar a hombres, y
sobre todo mujeres, que dedicaron su vida, a crear y mantener un imperio.
El Breve Auge
de la Indomanía
Hace un tiempo
que hay conciencia entre historiadores del cine de que en Los 80 hubo un ciclo
de filmes enfocados en el Raj británico, lo que yo llamo “ Indomanía”. Aunque
solo duró un par de años suscitó memorias y artículos sobre la India. Ahí entró
a Occidente la onda Bollywood.
Aunque reconozco
que el racismo y estrechez de mente de la administración británica (ni hablar
de la absurda Partición en dos países) tuvo efectos muy negativos en la vida de
la población nativa, también reconozco el esfuerzo titánico de miles de
súbditos de su majestad que perdieron salud y hasta sus vidas en sus esfuerzos
de convertir a la India en una nación moderna. Sobre todo, recuerdo a las
mujeres que, siguiendo a sus maridos, buscando esposo, o como maestras y
misioneras, vinieron a un universo alejado
de Europa y de su tierra natal. El tema de la inglesa atrapada por prejuicios,
o por carencia de ellos, es el núcleo de la trama de los productos de la Indomanía.
Es por eso que enfoco esta nota en ellas.
La belleza
turística de la India comenzó a ser explotada en dramas escapistas del
Hollywood Ochentero tales como Octopussy de la franquicia de James Bond,
e Indiana Jones and the Temple of Doom,
pero lo que caracterizaría a esta fascinación sería una especie de revisionismo
histórico que borrara la imagen heroica de la colonización de la India. El
primer ejemplo fue Gandhi en 1982, pero esta alabada obra pecó en varios
frentes. Fue extremadamente larga, aburrida, confusa y superficial en su retrato del gran
líder, de su patria y tiempos.
Calor y Polvo
La Indomanía reaparecería
al año siguiente en un filme menor llamado Heat and Dust. Ruth Prawer Jhabvala
era una refugiada judía cuya familia huyó de Hitler y se instaló en el Reino
Unido. Ruth se casaría con un arquitecto
parsi y se trasladaría a vivir en India . Ahí fue donde Ruth comenzó a escribir
novelas y guiones para el cine británico.
Su octava novela,
Heat and Dust había ganado el Premio Booker en 1975 y la adaptó a la
pantalla grande como parte de su sociedad con el dúo de productores Merchant y
Ivory. El filme inició la era dorada del dúo, fue nominada a una Palma de Oro
en Cannes y recibió dos BAFTAS, uno para Prawer Jhabvala.
Heat and Dust explora el conflicto de la mujer
occidental en el Raj Británico. La historia es narrada en primera persona por
Anne (Julie Christie) que ha venido a la India a descubrir por qué su tía
abuela, Olivia Rivers (Greta Scacchi) abandonó a su esposo para huir con el Nabab
de Satipur (Sashi Kapoor). Se trata de la historia de dos inglesas que, en
épocas diferentes, se embarazan de
nativos sin llegar a entender nunca lo que es la India.
A diferencia de
Anne, que viene a una India independiente en busca de un secreto y acaba un
poco como turista, Olivia llegó en Los 20, a un principado musulmán donde la
administración inglesa intentaba sacar del medio al Nabab . En Olivia tenemos el ejemplo de la mujer inglesa,
ingenua y llena de ilusiones preconcebidas sobre la India y el Raj, que al
desilusionarse cae fácilmente bajo el embrujo de un conocido casanova.
Los críticos
encontraron ciertas similitudes entre esa novela y A Pasage to India de
E.M. Foster. El personaje de Nicholas Grace en Heat and Dust se supone que fue inspirado por el escritor ya
que Foster, también gay, había
encontrado empleo como secretario de un príncipe hindú. Ambas novelas giraban
en torno a una joven inglesa que se ve atrapada por los prejuicios de una sociedad racista que solo ve en los indios a salvajes
paganos que quieren mancillar la virtud de la mujer blanca.
Un Pasaje a la
India
En la novela de
Foster nos encontramos en Chandrapore, una ciudad bajo el control británico. Hasta
allá llega Mrs. Moore en compañía de Adela Quested, su futura nuera. Ambas van
en busca de Ronnie Heaslop que ha encontrado una provechosa carrera como
magistrado en el sistema legal del Raj. En esta novela, Foster por primera vez presentaba el tropo de
la inglesa moderna y un poco liberal que choca con los prejuicios del Raj Británico
que muchos creen fue el gran error de la administración colonial.
Tanto Mrs. Moore
como Adela ven con desagrado como Ronnie se ha vuelto parte de ese ambiente: “ a proper sahib”. Adela y su suegra hacen
amistad con el Dr. Aziz, un joven e ingenuo doctor indio que desea establecer
nexos con los ingleses quienes, con una sola excepción, lo miran con desprecio.
El clímax es en un paseo organizado por Aziz que los lleva a él y a Miss Quested
a las misteriosas Cavernas de Marabar. En ellas, Adela, cuyos nervios están
alterados, sufre de una crisis que la empuja a huir de Aziz y buscar refugio
entre sus congéneres blancos. Como está semi catatónica, todos creen que ha
sido víctima de un asalto sexual. Aziz es arrestado, encarcelado y enjuiciado.
Esta fue la
novela que Sir David Lean escogió para entrarle a la Indomanía en 1984. Yo
recuerdo que mi hermano fue a ver el filme primero y me dijo que no le había
gustado. Yo fui a verla, sola ese otoño, en el Utopía de Queens, y quedé muy
impresionada. Pronto estaba leyendo el libro y vi que el libreto se le acercaba
mucho.
Este último filme
de Sir David recibió un aluvión de premios y excelentes críticas. Sobre todo,
se elogió el trabajo de Dame Peggy Ashcroft como Mrs. Moore. A la septuagenaria
le costó aceptar el papel puesto que se consideraba ya muy anciana para andar trotando
por la India en un rol que no le parecía tan importante. Por suerte se equivocó
y ganó un BAFTA y un Oscar como Mejor Actriz Secundaria.
La australiana
Judy Davis no llegó a ganar el Oscar al que fue nominada, pero se le abrieron
las puertas de Hollywood. Lo cierto es que su interpretación de Miss Quested
clarifica muchas cosas que Foster solo insinúa en el libro. La mayor es como su
sexualidad se desboca en contacto con la India y como la atemoriza hasta el
punto de culpar del shock cultural a los
indios, uno en particular.
El modo en que
Lean, quien escribió el libreto, expresa
el conflicto de Adela es gracias a una fascinante escena en la cual ella,
deambulando en bicicleta por un descampado, descubre las ruinas de un templo hindú
con estatuas que representan escenas del Kama Sutra. Las está observando
sobrecogida cuando una manada de monos la ataca. Es una metáfora impresionante.
El problema de Miss
Quested no es que se sienta atraída por el D. Aziz, es que ha descubierto un
pozo de pasiones interior que le confirman que nunca será feliz intentando ser
la esposa que Ronnie espera, una memsahib conformista. Mas grave aún, ya no
siente atracción física por Ronnie y eso se nota en el modo muy flemático en
que ambos rompen su compromiso.
Me pasé la peli
babeando por James Fox quien daba vida al decente y tolerante maestro Fielding,
el único amigo blanco de Aziz, y por Nigel Havers quien me hacía dudar que
Adela pudiera tan fácilmente dejar un novio tan guapo. Sobre todo, porque
Victor Bannerjee no era ningún galán, ningún despertador de pasiones, lo que hacia
su caso más patético.
Sin embargo, el
filme tuvo esa ventaja, presentar en Occidente a actores hindúes en roles
reconocibles. Bannerjee; Roshan Seth, quien había encarnado a Nehru en Gandhi
ahora sería el abogado defensor de Aziz,
y el pakistaní Art Malik como Ali, el amigo del doctor . Malik cobraría
importancia como el protagonista de La Joya de la Corona que se estaba
creando paralelamente al Pasaje a la India.
La Joya de la
Corona
Es interesante
ver como dos épicas necesitaron del mismo espacio del tiempo antes de hacer su
aparición pública, una en el cine, otra
en la televisión. Ambas compartieron varias cosas incluyendo a miembros del
elenco como Art Malik y Dame Peggy Ashcroft quien, al interpretar a la desdichada
solterona Barbie Batchelor, volvería a ganar un BAFTA.
Ambas historias
son escritas por forasteros, no por anglo-indios nacidos en el subcontinente
como Kipling, M.M. Kayes y John Masters. Foster llegó como turista a la India
donde encontró empleo como secretario del Maharajá de Dewas. En su breve
estadía confeccionó un libro breve, pero contundente.
Paul Scott estuvo
acantonado en la India durante la guerra. Retornó a Inglaterra al final del
conflicto, para volver dos décadas más tarde y viajar por el extenso territorio
que cubriría su monumental obra, El Cuarteto del Raj. Como ocurriese con
Louis Bromfield, el distanciamiento emocional de su tema, permitió a Foster y a
Scott involucrarse más profundamente en los problemas del colonialismo
británico y sus adversos efectos en los
nativos y en los colonizadores.
Tanto Un
Pasaje a la India como La Joya tienen por protagonistas a ingenuas
inglesas que creen poder entender India a través de amistad con nativos. En ambos
casos hay preocupación de parte de la sociedad del Raj hacia esa amistad al
igual que por el rechazo de parte de la chica inglesa hacia un inglés que la
pretende. En ambos casos existe la sospecha de un ataque sexual que lleva al encarcelamiento
del joven indio. Ahí paran los parecidos. El libro de Foster cubre solo un espacio
geográfico, y un par de meses, tomándole
menos de trecientas paginas relatar la historia.
Scott necesita de
cuatro libros, de una veintena de personajes, y de toda la India para relatar
una historia que cubre seis años desde 1942 hasta 1948. El primer tomo describe el trágico romance entre la inglesa Daphne
Manners (Susan Woolbridge) y el indio que se siente inglés, Hari Kumar (A.
Malik). La trama gira en torno a los
prejuicios que llevan a la muerte de Daphne y encarcelamiento de Hari.
Aunque el libro
comienza años después con un periodista que visita a Lady Chatterjee para
explorar los detalles de la tragedia y conoce a Parvati, hija de Daphne (y
posiblemente de Hari), el Cuarteto va mucho más allá de ese episodio. El
autor dice en las primeras páginas “esta es la historia de una violación”, pero
explica que no es solo el ultraje a Daphne sino también del subcontinente indio
a manos de un poder colonizador.
Es en el segundo
tomo (El día del escorpión)que Sarah Layton (Geraldine James) visita, en
Cachemira, la casa bote de Lady Manners (Rachel Kempson), tía de Daphne y
conoce a la niña que le costó la vida a esta última. Mas adelante, en el
principado de Mirat, Sarah conoce a Ronald Merrick (Tim Piggot-Smith), el
villano de la novela y que eventualmente se convertirá en su cuñado. Finalmente,
en Bombay, conoce al Sargento Guy Perron (Charles Dance)que fue compañero de
Hari en la escuela. Así Scott entreteje la historia de Hari Kumar en la vida de
otros personajes de manera que su tragedia siempre esté presente.
El cuarteto cubre
un momento de crisis en la India Británica. A comienzos de 1942, los japoneses
han invadido Birmania y están a las puertas de la India. Ahí se le ocurre a
Gandhi hacer una convocación a los amos ingleses para que abandonen India “a
manos de D-s” y no conviertan el subcontinente en un campo de batalla. A pesar
de que el Congreso Indio, compuesto por hindúes, musulmanes y sijes, apoya al Mahatma, todos acaban en prisión, incluyendo a Gandhi.
Es un momento de disturbios y gran tensión entre ingleses y nativos y es ahí cuando Hari y Daphne se enamoran. De hecho, Hai no es encarcelado por violar a una inglesa puesto que Daphne niega los cargos. Merrick debe inventar una conexión entre Kumar y los nacionalistas indios para lograr su encierro sin pasar por juicio. La Ley de Defensa de la India lo permitía en esos casos.
Los miembros del
Raj, principalmente sus esposas (las omnipresentes memsahibs) están
aterrorizados. No pueden huir, están rodeadas de enemigos que acechan a sus
familias. Se habla de un segundo Motín y como ocurriera en 1857, la mayor sospecha recae en soldados de color
que están sirviendo al Imperio en África y en Malasia.
Como explica el
Superintendente Merrick, cuando se
convierte en el Capitán Merrick del Servicio de Inteligencia, todo se cifra en Chandra
Bose, un extremista indio que ha llegado hasta Berlín con una propuesta que
Hitler acepta: formar un ejército para la liberación de la India: The Indian Nacionalist Army o INA que peleará
junto a los japoneses.Esto es historia real tal como que los soldados fueron
reclutados entre prisioneros indios que vestían uniforme británico.
En la novela, esto
altera a Teddie Bingham, cuñado de Sarah Layton, y amigo de Merrick. Como
segunda generación al servicio del Raj, y como oficial comisionado del rey, se niega a creer que otros oficiales, del
color que sean, puedan traicionar a la Corona. Convencido de que los soldados
de la INA han aceptado pelear por el enemigo como un modo de regresar a sus
batallones, Teddie intenta llegar hasta ellos, perdiendo su vida. Merrick, que
trata de salvarlo, pierde un brazo, queda desfigurado y convencido de que no se
puede confiar en los nativos.
Esa desconfianza
se manifiesta en el Cuarteto entre muchos servidores del Raj,
principalmente memsahibs como la madre y la tía de las Layton y es un
resabio del miedo decimonónico que la India podía devorar el espíritu británico
por lo que debía este fortalecerse manteniendo a los nativos a distancia. La
jefa de enfermeras del Hospital de Mayapore al recibir a Daphne, se sorprende y no gratamente, cuando se entera
que la nueva empleada está viviendo con Lady Chaterjee, una princesa rajput que,
aunque viuda de un “Sir”, está rodeada
de amigos de todo tipo incluyendo a nacionalistas indios.
A diferencia de
los filmes del Hollywood de Los Treinta y de los relatos de Kipling, The Raj
Quartet no es un panegírico de la ocupación inglesa. Estamos en una India a
punto de independizarse que ni aprecia ni siente lealtad por sus opresores
ingleses que vuelven a temer a un país gigante que se traga al extranjero tal
como Kaa se tragó a los Bandar Logs en El libro de la Jungla de Kipling.
El mayor peligro
lo corren las mujeres. A través de las páginas de la novela, y debidamente
traducido a la pantalla, es la sensación de que la India puede cobrar un precio
a las mujeres que llegan hasta allá, sea su vida como ocurre con Daphne y la misionera
Edwina Crane, o la razón como ocurre con Susan Layton y Barbie Batchelor.
Pabellones
Lejanos
La Joya de la
Corona fue un éxito
monumental que ameritó premios y elogios―otro BAFTA para Dame Peggie
Ashcroft―en un año en que la India británica parecía no querer despegarse de las
pantallas. La televisión británica hizo una adaptación del Kim de
Rudyard Kipling y, en el recién nacido canal de cable HBO, se les ocurrió
producir su primera miniserie. El libro que decidieron adaptar fue Far
Pavillions de otra noble hija del Raj, M.M. Kayes.
En mi entrada
anterior hablé de esta novela que (como Kim) cuenta de un niño ingles
que debe hacerse pasar por indio. En el caso de Ashok (Ben Cross) es un subterfugio
que inventa su ayah después que los padres del pequeño son masacrados
durante el infame Motín. Ashton Pelham-Martyn se cría en la corte del Príncipe
de Gulkote, y hace amistad con Anjuli (Juli), la hija del príncipe. Antes de
morir, el ayah envía a Ashton a buscar a su tío un oficial británico, armado de papeles que certifican que es
blanco.
Ashton es enviado
a estudiar a Inglaterra, ingresa en el ejército y regresa a la India en
vísperas de la segunda guerra Anglo-Afgana (1879). Su reencuentro con Juli (Amy
Irving) es el inicio de un gran romance, pero ahora los separan razones
políticas y raciales. Los Pabellones Lejanos fue un gran éxito que demostró
a HBO que habían invertido bien su dinero y los impulsó a seguir haciendo miniseries,
aunque no en la India.
Este año tan
colmado de filmes y programas sobre la India británica motivaría un kilo de
libros y documentales. Mi favorito y que recomiendo es The Golden Oriole,
una combinación de libro de viajes, autobiografía e historia. Raleigh Trevelyan,
escritor publicado y nacido en la India, emprendió una serie de viajes en Los
70 en los que intentaba recuperar su historia de hijo del Raj, la de su padre,
inspector de impuestos en Gilgit, y de otros miembros de la familia Trevelyan
conectados con el subcontinente.
En su creación
literaria, Trevelyan sigue los pasos de parientes y allegados, además de sus
vivencias junto a su hermano menor en un mundo de animales salvajes, nativos,
mascotas y aventureros fascinantes que llegaban al pie de los Himalayas. Con
mucho amor, pero también con mucha investigación, entrelaza realidad y ficción extraída
de la literatura escrita sobre ese mundo misterioso desde Kipling hasta Paul
Scott. Aunque conservando respeto por hombres y mujeres que abandonaron el
Reino Unido para servir al imperio, Trevelyan no es ciego a los errores
imperialistas. Algo desconocido en la visión rosácea del Hollywood de Los 30.
Esta explosión de
Indomanía acabaría a fines de Los 80 con una adaptación de The Deceivers,
una de las novelas sobre la ficticia Familia Savage de John Masters. En esta
ocasión, Pierce Brosnan da vida a Edward Savage que en los 1820s intenta
erradicar el culto de Los Thugs. Para lograrlo se infiltra en sus filas,
fingiendo ser nativo, pero termina volviéndose un asesino como los mismos que
combate. A pesar de ser producita por la dupla Merchant&Ivory y de que nuestro querido Michael Hirst la adaptó, el filme de 1988 no tuvo mucha aceptación, lo que Indica que la Indomanía
estaba pasada de moda. Resurgiría nuevamente en la segunda década de un nuevo
siglo.
La Generación
Millenial tendría una visión de la India casi tan exótica como la de los filmes
del Hollywood de los 40 protagonizados por a la dominicana María Montez y Sabu,
el primer actor indio en alcanzar la fama en Occidente. La visión del Tercer Milenio vendría del cine
Bollywood que ofrecería su propia versión de escapismo. Entretanto, los
historiadores, en India y en Europa habían destapado los verdaderos males de la
colonización del subcontinente indio y la visión era exageradamente negativa.
Sobre como afectó esta visión a la nueva Indomanía, hablaremos en nuestra
próxima entrega.
Bibliografía
Consultada
Bromfield, Louis:
The Rains Came (traducida como Vinieron las lluvias)
Foster: E.M. A
Passage to India (traducida como Un Pasaje a la India)
Godden, Rumer: Black
Narcissus (Traducida como Narciso Negro)
The River
(traducida como El Rio)
Kaye, M.M.: Far
Pavillions (Traducida como Pabellones Lejanos)
Lapierre, Dominique y Larry Collins: Freedom at
Midnight (traducida como Libertad a Medianoche)
MacMillan, Margaret: Women of the Raj.
John Masters: Nightrunners of Bengal
The Deceivers
The Lotus and the Wind
Bhojwani Junction
Bugles and a Tiger
The Road Past Mandalay
Prawer Jhabvala,
Ruth: Heat and Dust (traducida como Calor y Polvo)
Scott, Paul: The Raj Quartet: The Jewel in the Crown (traducida
com La joya de la corona)
The Day of the Scorpion (Traducida como El dia del
scorpion)
The Towers of Silence ( traducida como Las Torres del silencio)
The Division of the Spoils (El rparto del botin)
Trevelyan, Raleigh: The Golden Oriole
They wanted to shoot a new $100 million FAR PAVILIONS series but it did not happen in the end. I wanted to read the book but it is so terribly translated here that I gave up after the first sentence. I do have the book in English, though.
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