jueves, 14 de noviembre de 2024

De Brideshead a Mayapore: La televisión inglesa de Los 80

 


Es extraordinario que, en los primeros cinco años de una sola década, en Inglaterra se hayan hecho dos de las 20 mejores miniseries de la historia de la televisión. Casi tanto como que los cinco años siguientes haya comenzado una paulatina decadencia que se acentuaría en Los 90,  dejando de ser la BBC (y la ITV y la ITC) la mejor fábrica de programas televisivos del mundo.

Un motivo de la decadencia puede haber sido el surgimiento de canales de cable que ofrecían más distribución y dividendos que la BBC. No sé cómo sería en el resto del mundo. En USA ya para el final de Los 80, la PBS, que había sido la principal distribuidora de los programas británicos,  tenía fuerte competencia. Las compañías de cable ahora traían canales como A&E, Discovery y a partir de 1994, History Channel,  que acaparaban documentales y hasta series. Cuando llegué a Chile descubrí que si quería ver algún programa ingles tenía que recurrir (tal como hoy) a Film&Arts. Eso me hizo perderme casi veinte años de series inglesas.

Donde más sufriría la programación de la PBS seria en documentales, ya que ahora no solo los ingleses los hacían y aun estos tenían más canales para su distribución. Eso aun no sucedía en 1980 cuando el gran éxito de la televisión inglesa fue un documental sobre arte moderno llamado The Shock of the New. El crítico de arte australiano, Robert Hughes  era el host de este programa tan exitoso que llevó a la publicación de un libro que The Guardian incluye en su lista de los mejores cien libros que no son novelas.



Brideshead y la nueva Anglofilia

Al año siguiente, debutaba en pantalla la mejor serie de ficción hecha en Inglaterra. En ocho episodios, esta adaptación de la novela de Evelyn Waugh cambió la fisonomía del seriado limitado, otorgándole más respetabilidad que la obtenida por exitosas series como La Saga de los Forsyte y Upstairs Downstairs. Tanto así que la PBS no la presentó en su Masterpiece Theatre sino en su espacio Great Performances, dedicado a las artes,  y que normalmente ofrecía teatro, opera, ballet y otros programas musicales de categoría.



Aunque ya he hablado de Brideshead Revisited en otras entradas, hay que agregar al elenco monumental (Sir Laurence Olivier, Sir John Gielgud y  Claire Bloom en roles importantes), a un libreto muy apegado a la obra de Waugh que mantiene el equilibrio entre su espiritualidad y el sutilmente tratado tema de la homosexualidad. No olvidemos una escenografía esplendorosa que nos llevaba desde la Oxford de Los 20 a Venecia, desde el Castillo de Brideshead (Castle Howard) hasta Marruecos (en realidad Malta).




Junto a los personajes, viajábamos en Rolls Royce y tren por la campiña inglés, en buses y burros por Centro América y el Norte de África y cruzábamos el Atlántico en trasatlántico (el Queen Elizabeth 2). De hecho, se filmó la travesía durante una tormenta de verdad. Todo detalle fue cuidadosamente fabricado incluyendo vestuarios que evolucionaban desde 1922 hasta 1939. La serie dejó a público y críticos, en ambos lados del Atlántico, boquiabiertos. Recuerdo haberla visto durante las vacaciones invernales de 1982 y quedar estupefacta,  totalmente consciente de que presenciaba algo extraordinario.



La crítica se hizo presente a la hora de las premiaciones. Nominaciones para el BAFTA, los Emmy y Los Globos de Oro se apilaron sobre la miniserie que recibió innumerables premios incluyendo tres para Anthony Andrews en su rol del trágico y romántico Lord Sebastian Flyte.



Mas interesante aun, se desató en Estados Unidos una anglofilia que no se había visto desde la Beatlemanía. Hubo hasta una resurrección de salones de té en Nueva York donde la tienda de departamento Barney’s (cuyos dueños eran ingleses) vendía copias de Aloysius, el oso de peluche de Lord Sebastian. Hubo también, a nivel intelectual, un renacimiento de la obra de Waugh, un interés en su vida y la de sus contemporáneos que fueron apodados “La Generación Brideshead”.



Hoy Brideshead puede ser encontrada en Britbox, Tubi y YT. No se siente vieja y la aconsejo para los ingenuos que habrán visto el filme del 2008 que entendió mal la obra de Waugh, concentrándose en un anticlericalismo que hubiese repugnado al autor.  Lo importante es que aun los más esnobs del mundo intelectual, ya no se avergonzaban de ver miniseries, sobre todo las inglesas. Así el público estuvo preparado para otra “joya” del Masterpiece Theatre. Me refiero a The Jewel of the Crown.

La ironía es que esta miniserie, de la que tengo mucho que decir, fue el canto del cisne para ese programa de la PBS. Hasta Downton Abbey en el 2010, ese espacio dominical se dedicaría a adaptaciones literarias sin gran importancia. Una razón es que ya en Los 80, la televisión inglesa se caracterizaba por series policiales que habían reemplazado a las de espionaje y que en USA eran presentadas en un espacio diferente al del Masterpiece Theatre.

Los Misterios de Mystery

Mystery! con su particular introducción de dibujos animados y presentada por Dame Diana Rigg,  había iniciado,  en 1981,  en las noches sabatinas de la PBS. Sin embargo, su primer mega éxito no fue un misterio detectivesco sino la biopia de un impresionante espía. Ya la BBC se había anotado un par de goles al convencer a Sir Alec Guinness de entrar en el mundo de la televisión, dando vida a Smiley, el super espía de las novelas de John Le Carre. Tinker, Tailor Soldier Spy y Smiley’s People le ameritaron BAFTAS al intérprete de Obi Ben-Kenobi, pero no merecieron entrar en el exclusivo mundo del Masterpiece Theatre siendo presentadas en otros horarios por la PBS.



Por eso resultó curioso que fuese Mystery la que ofreciese Reilly, Ace of Spies en 1983, pero es que esta biopia de uno de los espías más famosos de la historia lo merecía. Aun antes de Parque Jurásico, Sir Sam Neill se estaba haciendo de un nombre en el cine australiano y en Hollywood. Era su segunda aparición en la televisión británica después de crear el mejor Brian de Bois Gilbert que he visto en Ivanhoe (1981).



Reilly estaba filmada con una escenografía y un tecnicolor digno de pantalla grande. Tenía lugar en diferentes partes del mundo para centrarse al final en la recién nacida Unión Soviética y cubría un espacio cronológico desde 1901 hasta 1925 en que Sídney Reilly es ejecutado por la OGPU. No sigo porque prefiero que lean la nota que hice sobre la serie.



Sin ser tan épica como Reilly, pero igualmente vistosa y bien actuada, fue The Casebook of Sherlock Holmes que inició en Mystery en 1983. Ya sé que para las generaciones más jóvenes, Sherlock luce como Robert Downey o mi Zarigüeya Cumberbacht (tal como la generación de mi padre se lo imaginaba con el rostro de Basil Rathbone o el de Peter Cushing), pero para mí no hay mejor Holmes que Jeremy Brett que lo interpretaría desde 1983 hasta su muerte una década más tarde.



Mystery no solo presentaría a la creación de Sir Arthur Conan Doyle. A partir de 1984,  comenzó a serializar los misterios de Miss Marple y en 1989, llegó a las pantallas Sir David Suchet a interpretar a Hercule Poirot.  Estas adaptaciones de la obra de Dame Agatha Christie eran más caras, ya que tenían lugar en espacios exóticos y servían para hacer famosos a muchos actores. Ni parecidas a las basuras que ha hecho Britbox en los últimos años.

Otra exitosa adaptación fue la serie del Inspector Morse, basada en los libros de Colin Dexter, y que inició en Mystery en 1987. Aunque en tiempos modernos, la belleza de Oxford daba un toque novedoso a esta historia de un gruñón policía con muy buen ojo para descifrar crímenes. El éxito de Morse trajo un spin off, Lewis, y en este siglo la maravillosa Endeavour, una de las últimas producciones decentes de la BBC.



Recordando el Imperio

Y hemos llegado a 1984, el año de La Joya de la Corona, la última miniserie épica de la televisión británica y su última producción (antes de Downton Abbey y esta era una serie) en capturar la imaginación de espectadores en todo el mundo. Sobre su puesto en la ola de la “ Indomanía”  que afectaría la cultura popular británica de Los 80 , hablaré en otra nota. Aquí me limito a decir que fue un curso acelerado de la historia del Raj Británico en los años que llevaron a la independencia de la India.

Esta adaptación del Raj Quartet de Paul Scott tenía lugar en diferentes locaciones de la India y narraba la odisea de docenas de personajes de todas las nacionalidades y colores, destacando el conflicto entre dos hombres: el superintendente de policía, Ronald Merrick (Tim Pigott Smith) y el joven anglo-indio Hari Kumar (Art Malik). Ninguno de los dos entendía la cultura india, ambos la detestaban y,  de alguna manera,  pasaban a ser víctimas de ella.



Aunque Hari desaparece en los primeros capítulos, encerrado en una cárcel purgando un crimen que no cometió, su presencia y recuerdo reaparecen esporádicamente como recordatorio de las injusticias del Raj y de los peligros de sentirse europeo en una civilización incomprensible para la mentalidad occidental. The Jewel in the Crown no sería el único recordatorio del imperialismo colonial en la televisión de ese entonces.



En 1981, Masterpiece Theatre nos presentaba una adaptación de The Flame Trees of Thika de Elspeth Huxley. Estas eran las memorias de Huxley de su infancia y adolescencia en Kenia antes de la Gran Guerra. The Flame Trees, abrió la puerta para otra manía impuesta por la ficción inglesa, un renovado interés en esta ex colonia británica. Aunque la “keniomania”  se destacó más en el cine y no volvería a la televisión hasta Heat of the Sun (1997), había en el zeitgeist un renovado interés, levemente nostálgico, por un imperio perdido.

Por algo en 1981, debutaba Tenko, un crudo retrato del cautiverio de europeas a manos de los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Basada en la compilación de experiencias reales hecha por Lavinia Warner, Women Behind Barbed Wire, esta coproducción anglo-australiana iba más allá que hasta donde llegaría Paradise Road de Bruce Beresford que tocaría el mismo tema. Tenko duró tres temporadas, más un capítulo de reunión de las sobrevivientes que duró dos horas. Se convirtió a la trama en una novela y el 2012 se publicó un libro sobre la creación del programa. Increíble que esta emotiva serie no se encuentre en ninguna plataforma.



Una novedad era que en los primeros capítulos de la serie cubrían la vida de europeos en Singapur, otro gran bastión del Imperio Británico.  Algo no visto sino hasta la penosa adaptación de The Singapore Grip, de J. G. Farrell, tan mala que ninguna plataforma, ni la PBS, han querido comprarla.

Tenko sería el inicio de una obsesiva creación de historias sobre la Segunda Guerra Mundial en la televisión angloparlante de los 80. La contribución británica seria anual. En 1982 tendremos la casi olvidada We’ll Meet Again, sobre la presencia e influencia de soldados americanos en una villa inglesa.1984 nos traería La joya de la corona que retrata la vida cotidiana en la India durante el conflicto, aparte de incluir un episodio sobre las batallas en la frontera birmana (Arrakan) para impedir la invasión japonesa .

Menos grandiosa fue la coproducción anglo-americana Jenny’s War de 1985. Basada en la novela de Jack Stoneley, tenía a Dyann Cannon como una americana, divorciada de un alemán y madre de un piloto (un jovencísimo Hugh Grant) de la Real Fuerza Aérea. Cuando el avión de su hijo es derribado en territorio alemán, Jenny gasta toda su energía hasta que la OSS la contrata y entrena como agente secreta.



Es enviada a Alemania donde se infiltra en un stalag donde está el hijo, y permanece ahí disfrazada de hombre. La situación es tan absurda (tal como su escape) que llega a ser risible. Solo la vi porque Christopher Cazenovemi chongo de entonces interpretaba a un oficial inglés prisionero.



1987 vio hasta Mystery involucrarse en la Segunda Guerra Mundial. En la adaptación de The Charmer de Patrick Hamilton,  el psicópata asesino serial (Nigel Havers) utiliza el Blitz para matar a un oficial de la RAF y adoptar su personalidad, lo que le permite seguir seduciendo y explotando mujeres. Sin embargo, la gran serie sobre el conflicto llegó a América vía Masterpiece Theatre y nos presentó una pareja de actores, entonces desconocidos, llamados Kenneth Branagh y Emma Thompson.



Basada en La Trilogía de Los Balcanes de Olivia Manning, Fortunes of War describía las andanzas de un profesor de idiomas (Sir Kenneth) y de su devota esposa (Dame Emma), entre 1939 y 1942,  por Rumania, Grecia y el Medio Oriente y Egipto . Aunque novedosa y llena de personajes curiosos, la serie (que recibió dos BAFTAS) no tuvo la celebridad de las miniseries de la BBC, me refiero a las de esa magnitud.



La televisión inglesa no escarmentaba. En 1988 produjo Wish Me Luck, una competente narración sobre agentes de OSS infiltrados en la Francia Ocupada. También adaptaron la novela de Derek Robinson,  Piece of Cake sobe un escuadrón de la RAF durante la Batalla de Inglaterra. Masterpiece Theatre tuvo a Elizabeth Hurleyentonces considerada la mujer más bella de Inglaterra en Christabel.



Inspirada en la biografía de Christabel Bielenberg, sobrina de los magnates mediáticos Lord Northclieff y Lord Rothmere, cuenta como ella abandona la alta sociedad londinense en Los 30 para hacerse ciudadana del Tercer Reich al casarse con el abogado Peter Bielenberg (Stephen “Stannis” Dillane). La serie describe el shock cultural de Christabel y como ella y su marido se desilusionan con los nazis y se incorporan a grupos de resistentes al régimen.



En 1989 se redujo la producción de miniseries bélicas contentándose con la adaptación de The Ginger Tree escrita por Oswald Wynd. Esta triste historia de una esposa militar inglesa que es seducida por un noble japones durante la guerra ruso-japonesa y que decide seguirlo hasta el Japón al quedar embarazada, tenía la novedad de cubrir varias décadas de historia japonesa acabando cuando la protagonista retorna a Inglaterra en 1942. A pesar de que en las últimas décadas nos han traído ejemplos de series y miniseries bélicas del Reino Unido, ninguna ha superado los esfuerzos de otros países sean la trilogía de Hanks-Spielberg o series europeas.



Los 80 fueron la cúspide y canto de cisne de la televisión británica. No solo la BBC y la ITV no han podido recuperar su sitial, además han caído en franca decadencia. A pesar del fenómeno Downton Abbey y del fandom seguidor de series detectivescas inglesas, las dichas producciones no se pueden igualar al impacto que esas tres décadas de programas británicos tuvieron sobre la historia de la televisión mundial.

 

 

4 comentarios:

  1. Again Blogger went cuckoo and it is not publishing te comments:
    DEZMOND ha comentado "De Brideshead a Mayapore: La televisión inglesa de Los 80"
    Hace 5 horas
    Jewel in the Crown was a massive hit here as well, still remember some of the scenes from it even though I was just a gattokitten then. I even recall that it aired on Tuesday night 20h prime time spot.

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    1. I’m so glad that even as a Gattokitten you could tell the Jewel was a masterpiece. It was a hit all over the world and a landmark of British TV. I’m watching it for the fourth time, but there are still scenes so harrowing that I had to skip them. You know they try to make something similar about a decade ago? It was called Indian Summers. I’m watching it too and I’ll be writing about it soon, G-d willing. This month I am into India (in period pieces of course). Gattocito have you ever watched Brideshead Revisited? It’s so lovely!

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    2. Indian Summer was so boring although I had high expectations of it. Also Beecham House, not even Leolicious could keep me entertained in that one. I started Valhalla, he is delish in it, but my oh my each scene with Freydis makes me doze off.... Also the ones in Kategat with the bitch queen. Laura Berlin and David Oakes are a balm for the eyes. Also started Nautilus, the first episode was deadly boring and so agenda filled that there is not a single interesting actor in the cast and Shazad Latif is one of the worst leads I have ever seen. No, never seen Brideshead, it was before my time.

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    3. Let’s start from the bottom. I have access to so many places where I can stream the old that I imagined you could too. Now only Britbox (pigs) has access to Brideshead, but I’’ ll get you a good decent version. watch it before they pull it down.
      I simply clicked “forward” to all Frejdis scenes. Don’t give a fig, not even Goran Visnic was enough bait to get me to watch the Greenland scenes.
      I know Nautilus will be Soros Agenda totally, sad. Leolicius looked delicious in Beecham, but Tom Bateman was dull and dense as pea soup. Indian Summers was not boring but its attempts to be The Jewel in the Crown were infuriating, and the lead couple was exasperating (and bad actors to boot), but both series had a lot to offer, we’ll talk about them in the Thanksgiving week I hope.

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